Introducción
Los cambios fisiológicos, psicológicos y físicos propios del primer embarazo están determinados en buena medida, además de la edad materna, por el estado físico y la situación nutricional previa a la gestación1-5. En particular el estado nutricional previo y durante el embarazo se ha asociado con el incremento de la morbimortalidad materna, lo cual no es un tema menor dadas las características de la población. Al respecto se ha publicado que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en mujeres en etapa reproductiva es 42,5%, condición que se torna crítica al identificar que aproximadamente la mitad de las embarazadas con peso superior al normal al inicio del embarazo lo incrementan en valores superiores a lo aceptado. La implicación se refleja en la respuesta inmunológica secundaria al proceso inflamatorio crónico propio de la obesidad, así como a la activación de la cascada de citocinas proinflamatorias (TNF-α, IL-1β, IL-6, IL-12 e IFN-γ), con repercusión en la respuesta inmunitaria y su relación con la presencia de infección2,6-8.
La obesidad materna ha sido identificada como factor de riesgo para la infección de las vías urinarias durante el embarazo3,4,6,8. En este escenario, el pH urinario desciende, el oxalato urinario se incrementa, así como la excreción de ácido úrico, sodio y fosfato. Aunado a ello, el estado hormonal propio del embarazo favorece la infección de vías urinarias9-11.
El objetivo de la presente investigación fue determinar la relación del incremento del índice de masa corporal y la presencia de infección de las vías urinarias en primigestas.
Métodos
Se realizó un diseño de casos y controles con expedientes de primigestas atendidas en una institución de la seguridad social en la ciudad de Oaxaca, México, en el periodo de enero de 2019 a diciembre de 2020.
Se identificó como casos a los expedientes de primigestas que presentaron en una ocasión o más infección de las vías urinarias durante el embarazo, y como controles, los expedientes de primigestas que durante el embarazo no presentaron infección de las vías urinarias. El diagnóstico se realizó mediante examen general de la orina (pH mayor a 6, densidad mayor a 1,020, leucocituria mayor a 8 leucocitos/mL y bacteriuria mayor a 100,000 unidades formadoras de colonias (UFC)/mL), con signos y síntomas urinarios (urgencia, frecuencia, disuria, piuria y hematuria), así como urocultivo (100,000 o más UFC por mL).
Se incluyeron expedientes de primigestas mayores de 18 años que tuvieron la primera consulta prenatal en el primer trimestre de gestación y que concluyeron la atención prenatal en la unidad médica con 7 o más visitas de control prenatal.
Se excluyeron expedientes de primigestas que durante el control prenatal presentaron diagnóstico de amenaza de aborto, parto pretérmino, diabetes gestacional o hipertensión gestacional. Fueron eliminados los expedientes con información incompleta y en los que se informó antecedente de infección de vías urinarias o cervicovaginitis previa al embarazo.
El tamaño de muestra se calculó con la fórmula de casos y controles con nivel de confianza para una zona de rechazo del 95% (Zα=1,64), poder de la prueba de 80% (Zβ=0,84), asumiendo que en el grupo con infección de las vías urinarias el 60% tuvo incremento de más de 5 kg/m2 de índice de masa corporal (p 0=0,60) y en el grupo sin infección de vías urinarias el 25% tuvo incremento de más de 5 kg/m2 de índice de masa corporal (p 1=0,25). El tamaño calculado correspondió a 28 primigestas; sin embargo, se trabajó con 266 casos y 27 controles.
La técnica muestral fue no aleatoria por casos consecutivos, empleando como marco muestral el listado de expedientes de primigestas atendidas en el periodo de estudio.
Se estudiaron variables sociodemográficas (edad, escolaridad, vida en pareja y ocupación), condiciones obstétricas (riesgo obstétrico, semanas de inicio del control prenatal, semanas de resolución del embarazo y número de consultas prenatales), antropometría al inicio y al final del embarazo (peso, talla, índice de masa corporal y condición nutricional -peso bajo, peso normal, sobrepeso y obesidad-, ganancia de peso y ganancia de índice de masa corporal) y modificación de la condición nutricional al inicio y al final del embarazo.
El plan de análisis estadístico incluyó porcentajes, promedios, intervalos de confianza para promedios, prueba de chi2, razón de momios, intervalos de confianza para razón de momios, regresión lineal simple y proyección de la ocurrencia del evento.
Resultados
En el grupo con infección de vías urinarias, el promedio de edad fue 27,9 años (IC 95%: 27,2 a 28,6) y en el grupo sin infección de vías urinarias la edad fue 28,6 años (IC 95%: 26,3 a 30,9). En la Tabla 1 se presentan las características sociodemográficas para cada uno de los grupos.
En los grupos con y sin infección de las vías urinarias, el riesgo obstétrico fue bajo en todos los trimestres de gestación, como lo revela la calificación menor a 3 puntos. En la Tabla 2 se presenta por grupo las características gineco-obstétricas.
En el grupo con infección de las vías urinarias la talla fue 1,54 metros (IC 95%: 1,53 a 1,55) y en el grupo sin infección de vías urinarias fue 1,55 metros (IC 95%: 1,52 a 1,57). El índice de masa corporal en el primer trimestre en el grupo con infección de las vías urinarias fue 25,00 kg/m2 (IC 95%: 24,51 a 25,49) y en el grupo sin infección de vías urinarias fue 25,39 kg/m2 (IC 95%: 23,70 a 27,09). En la Tabla 3 se presenta el comportamiento del índice de masa corporal y el peso en el primer y tercer trimestre de gestación.
En el grupo con infección de las vías urinarias al inicio del embarazo se encontraban en estado nutricional normal el 48,9% de las primigestas y al final del embarazo el porcentaje se modificó a 11,7%; en el grupo sin infección de las vías urinarias los valores fueron 59,3% y 14,8%, respectivamente. En el grupo con infección de las vías urinarias pasaron de peso normal a sobrepeso el 36,5% de las primigestas y en el grupo sin infección de las vías urinarias el porcentaje fue 48,1%. En la Tabla 4 se presenta esta información.
El promedio de infecciones de las vías urinarias durante el embarazo fue de 1,57 (IC 95%: 1,45 a 1,68) y durante el embarazo el 90,8% de las primigestas (IC 95%: 87,5 a 94,1) presentó 1 o más infecciones de las vías urinarias.
La ecuación de regresión para predecir el número de infección de las vías urinarias a partir del incremento del índice de masa corporal fue:
y = 1,111 + 0,102 (incremento del índice de masa corporal)
Cuando el incremento del índice de masa corporal fue de 5 kg/m2, el promedio de infección de las vías urinarias correspondió a 1,62 y, si el incremento del índice de masa corporal fue 10 kg/m2, el promedio de infección de las vías urinarias fue 2,3. En la Tabla 5 se presenta la relación del incremento del índice de masa corporal y el promedio de infección de las vías urinarias.
Discusión
En la actualidad, los retos de la salud pública son diversos. Los problemas crónicos degenerativos son motivo de especial atención por la permanencia en el largo plazo y las complicaciones asociadas. Entre ellos, la obesidad se ha considerado como una epidemia de difícil control y con implicaciones en la salud futura de la población. En particular, la obesidad en la etapa gestacional se ha relacionado con morbimortalidad materna; específicamente, la infección de las vías urinarias se ha identificado como un motivo frecuente de atención. Al respecto existen publicaciones. El tema del artículo que aquí se presenta estudia la embarazada primigesta y la relación entre aumento de peso e infección urinaria, en lo que radica su importancia12-14.
Los indicadores para evaluar el estado nutricional de la embarazada son diversos. Al respecto no existe consenso. No obstante, el índice de masa corporal parece ofrecer ventajas que permiten la comparación. Por ello, y asumiendo las debilidades que pudiera tener, en esta investigación fue el indicador empleado para realizar la evaluación.
En la literatura se identifica alta prevalencia de obesidad y sobrepeso en la población. La muestra estudiada revela la importancia de la obesidad como problema de salud desde dos perspectivas, primero, por tratarse de una población joven en la que cabría esperar un mejor estado de salud y, segundo, por tratarse de una población gestante en la que se esperaría que el embarazo se concibiera como un acto planificado, para el que la mujer se prepara desde el punto de vista psicológico y físico entre otros6,7,15.
La no diferencia estadística del peso y el índice de masa corporal en el primer trimestre entre embarazadas con y sin infección de las vías urinarias asegura la similitud de los grupos estudiados y permite hacer la comparación de la modificación del índice de masa corporal con la presencia de infección de las vías urinarias.
Es verdad que en el grupo sin infección de las vías urinarias la prevalencia de sobrepeso fue mayor al grupo con infección. Sin embargo, se debe tener claro que el incremento de peso esperado durante el embarazo normal es cercano a 10 kilogramos, condición que llevará a la mujer al final del embarazo a ubicarse en la categoría de sobrepeso, no por el incremento de células grasas, pero sí por el peso del producto y los elementos formados en torno a él. Esto podría sugerir que catalogar a una mujer gestante con sobrepeso al final del embarazo corresponde a un estado normal3-5.
Contrario a lo señalado, en el grupo con infección de las vías urinarias la prevalencia de obesidad al final del embarazo fue superior al grupo sin infección. Al respecto se puede señalar que los cambios inflamatorios propios de la obesidad durante el embarazo producen cambios funcionales y estructurales de la vía urinaria que favorecen la infección al aumentar el almacenamiento de residuos posmiccionales y productos de degradación hormonal que incrementan el pH urinario. Este hecho pone de manifiesto lo que muy pocos artículos comentan sobre el aumento del peso/índice de masa corporal y la asociación con la infección de las vías urinarias10,11.
Lo publicado en torno al promedio de infecciones de las vías urinarias durante el embarazo coincide con los resultados de este artículo, pero en él se demuestra la asociación entre el incremento del peso/índice de masa corporal y la infección de vías urinarias. Al respecto, ya se han señalado los cambios físicos propios del embarazo y los propios del incremento de grasa corporal como factores de riesgo10,11,14.
En conclusión, a mayor incremento del índice de masa corporal durante el embarazo de la primigesta, mayor fue la probabilidad de presentar infección de las vías urinarias. Ante esta afirmación adquiere importancia la preparación previa al embarazo mediante la disminución del peso corporal con intervenciones nutricionales y actividad física, así como acciones preventivas durante el control prenatal para disminuir la frecuencia de infección de vías urinarias.