Introducción
El Streptococcus agalactiae, actualmente conocido como estreptococo del grupo B (EGB), según la clasificación de Lancefield1 es un coco grampositivo, β-hemolítico, anaerobio facultativo y catalasa negativo2, el cual suele ser parte de la microbiota humana que coloniza el tracto gastrointestinal y genitourinario. Se considera de gran importancia por ser el principal factor de riesgo de infecciones importantes en los neonatos 3,4.
La colonización materna es asintomática y con prevalencia entre 10 y 30%5). Las gestantes colonizadas pueden transmitir este microorganismo vía vertical a un 50% de los recién nacidos durante el parto y se informa que 1 a 2% de ellos desarrolla enfermedades invasivas de inicio temprano como sepsis, neumonía o meningitis. En la madre, el EGB puede causar aborto, parto pretérmino o corioamnionitis6-9. La susceptibilidad a este microorganismo ha sido de difícil correlación clínica. Algunos estudios han asociado ciertos factores de riesgo que predisponen la colonización por EGB como la edad materna ≤20 años10, rotura prematura de membranas, infección del tracto urinario, el haber tenido un parto previo con recién nacido sintomático o diagnóstico confirmado de EGB11,12.
En países desarrollados, la infección por EGB es causa principal de morbimortalidad neonatal9. Según la OMS, el EGB causa 150,000 partos pretérmino y muertes infantiles en todo el mundo13. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomiendan usar medios de cultivo selectivos y específicos para aumentar las tasas de detección de EGB. Dada la patogenicidad de este microorganismo, se vuelve necesario implementar estrategias de cribado entre las 35 y 37 semanas de gestación para la detección del microorganismo y posterior administración de profilaxis antibiótica, siendo esta una estrategia eficaz que ha logrado disminuir la infección neonatal temprana por EGB9. Países en vías de desarrollo, como Honduras, no cuentan con tamizajes para detección temprana de EGB de cumplimiento obligatorio a nivel público, dificultando la correlación clínica en los recién nacidos que cursan con fiebre de origen desconocido al nacimiento y que posteriormente desarrollan enfermedades invasivas de inicio temprano.
La prevalencia de EGB en mujeres gestantes varía dependiendo de variables como la edad, el país, la etnicidad y los métodos utilizados para la detección8. Globalmente, la cifra es de 18%, con el porcentaje más alto en el Caribe (33%) y el más bajo en Melanesia (2%)2. A nivel latinoamericano, las publicaciones de prevalencia han sido limitadas; se informa en Brasil una prevalencia de 23,3%14, en México del 4 al 10%, en Guatemala 17,3%15, Colombia comunica una tasa de 20,66%9, Cuba 21,1%8 y Perú 23,1%12. En Honduras no se cuenta con informes de colonización por EGB actuales en la región, desconociendo el comportamiento clínico y presencia de factores de riesgo en gestantes colonizadas. En este sentido, dada la ausencia de datos, el objetivo del presente estudio es determinar la prevalencia del EGB en una población de gestantes de un hospital de segundo nivel como el Hospital Nacional Dr. Mario Catarino Rivas (HNMCR).
Materiales y métodos
Se realizó una investigación de tipo descriptivo, transversal, prospectivo con toda paciente embarazada entre las semanas gestacionales 34 y 40 ingresada al servicio de ginecología y obstetricia del Hospital Nacional Mario Catarino Rivas, entre el 1 de enero del 2020 y 30 de junio del año 2021. La prevalencia es desconocida, por lo que se aplicó un muestreo no probabilístico por conveniencia oportunista o disponibilidad a un total de 143 gestantes. Se tomó como criterios de inclusión a pacientes embarazadas con 34 a 40 semanas de gestación ingresadas al servicio de ginecología y obstetricia del HNMCR. Se excluyeron pacientes que habían recibido antibioticoterapia en los 8 días previos a la toma del hisopado, pacientes con corioamnionitis, en trabajo de parto pretérmino, antecedente de cesárea, evidente infección vaginal, utilización de productos de higiene personal femenina previo a la toma de la muestra, que no gozara plenamente de sus facultades mentales o que después de firmado el documento de consentimiento informado desistió de participar en la investigación.
Los datos fueron procesados en el programa estadístico Statistical Package for the Social Scien-ce-SPSS versión 25.0. Se analizó la información utilizando estadística descriptiva basada en el análisis de frecuencias y valores porcentuales de variables. Para las variables cuantitativas se utilizaron medidas de tendencia central y dispersión con un intervalo de confianza del 95%. Para las variables cualitativas se realizó un análisis descriptivo.
El estudio fue remitido al comité de ética de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Honduras. La investigación cumple con las normativas de Buenas Prácticas Clínicas e investigación en seres humanos de la declaración de Helsinki y lo dispuesto en la ley general de salud en materia de investigación. Se protegió la confidencialidad de la información y se obtuvo el con sentimiento firmado de todas las participantes.
Resultados
De las 143 gestantes estudiadas, la edad promedio fue de 26 ± 7,4 años (IC95%: 18 a 33), el rango oscilaba entre 13 años y 45 años, siendo la edad de 18 años la más incidente. La raza mestiza predominó en un 97,2% (n=139), la raza negra representó el 2,8% (n=4) de la muestra (Tabla 1). El 76,2% (n=109) de las pacientes se encontraba entre las 34 y 36 semanas de gestación e iniciaron su vida sexual a una edad promedio de 17,3 ± 3,1 años (IC95%: 11 a 26) (Tabla 2).
Del total de 143 muestras analizadas en bacteriología se aislaron 5 casos positivos para EGB de gestantes entre las 34 y 38 semanas de gestación que acudieron a control prenatal, representando una prevalencia del 3,5% del total de pacientes enroladas. Las pacientes fueron notificadas, pero dada su proximidad a la fecha de parto no recibieron antibióticos profilácticos, ya que el nacimiento ocurría mientras se esperaban los resultados de bacteriología (3 días promedio). Se dio seguimiento al binomio madre-hijo y no se halló anormalidades en ninguno de los neonatos. Sin embargo, una de las pacientes presentó endometritis puerperal. El perfil de las gestantes positivas según edad y semana gestacional correspondió de la siguiente manera: 1. Gestante de 14 años (37,0 SG); 2. Gestante de 18 años (37,6 SG); 3. Gestante de 20 años (34,0 SG); 4. Gestante de 22 años (35,0 SG); 5. Gestante de 30 años (35,0 SG), provenientes de la zona urbana (2,8%) (n=4) y de la zona rural (0,7%) (n=1).
Dos de las 5 gestantes con resultado positivo para EGB sufrían de diabetes, una con antecedente de diabetes mellitus tipo 2 y la segunda con diabetes gestacional. Ninguna de las 5 gestantes colonizadas tenía antecedentes de infecciones urinarias, rotura prematura de membranas o parto previo con recién nacido sintomático o con cultivo positivo para EGB. Por lo tanto, no se constató una relación significativa entre los factores de riesgo para la colonización por EGB y las pacientes colonizadas, lo cual confirma lo estipulado en la guía de los CDC que refiere que la mayoría de las mujeres colonizadas no tiene factores de riesgo. El perfil ginecobstétrico de las mujeres gestantes con cultivo positivo o negativo se resumen en la Tabla 2.
Discusión
La prevalencia de colonización por EGB en nuestro estudio fue del 3,5%, siendo inferior al 18% encontrada a nivel mundial y 1,1% más alta que la publicada por Sosa y Vallecillo y col. (2006) en el estudio precedente más reciente en Honduras, realizado en el Instituto Hondureño de Seguridad Social de Tegucigalpa17. En otras partes del mundo se han encontrado prevalencias muy variables. En Latinoamérica, Rick y col. (2017) hallaron en Guatemala una prevalencia de 17,3%15, Bobadilla y col. (2021) 9,09% en Argentina18 y entre 4,2 y 28,4% en Brasil14. Asimismo, en países de África del Sur se evidenció un 37% y Namibia 13,6%19, en Irán 6,79%20 y Japón, 5,721.
La variabilidad en la prevalencia de colonizaciones en distintas zonas geográficas se ve afectada por la etnia, diferentes métodos para la recolección de muestras (como la utilización de hisopos y únicamente vaginales), los métodos utilizados para detectar la bacteria, la no disponibilidad de medios selectivos y cromogénicos, lo cual representa una de las limitantes fundamentales para el aislamiento de EGB8,15. También, la ubicación geográfica, tal y como lo demuestran estudios en Argentina, donde en la zona rural se ha encontrado una prevalencia del 2,5% y en zonas urbanas del 14,4%15, en similitud a los datos recolectados en nuestro estudio, donde el 2,8% de las pacientes con resultado positivo procedían del área urbana.
Con respecto a la edad, se ha hallado que una edad materna mayor a 30 años está asociada a un incremento del riesgo de colonización por EGB, en concordancia con los datos presentados por Nauto Ccorihuaman (2019), quien indica un porcentaje mayor de colonización en pacientes con edad entre 31 y 42 años (66,7%)12. Asimismo, Rick y col. (2017) muestran un aumento global del 5% en las probabilidades de colonización por EGB por cada año de aumento en la edad materna15, en contraste con nuestro estudio en el que se encontró que, de 5 pacientes con muestras positivas para EGB, 4 de ellas estaban en el rango de edad entre 13 y 25 años (2,8%).
La literatura menciona que la colonización puede ser un importante factor de riesgo para el desarrollo de sepsis neonatal, dejando en manifiesto la necesidad de que las unidades de salud apliquen medidas estandarizadas de cribado para detectar la colonización por estreptococos del grupo B y la vigilancia epidemiológica constante para detectar cambios en la sensibilidad de los aislamientos para la prevención de la infección neonatal3,4. Por otro lado, el estudio de Campo y col. (2019) no observó relación importante entre pacientes con antecedentes ginecobstétricos de riesgo de colonización y pacientes colonizadas9, en concordancia con nuestro estudio donde no se encontró relación entre factores de riesgo estudiados y positividad para EGB. De 5 pacientes positivas, ninguna presentó rotura prematura de membranas, infección urinaria o infección neonatal previa. Una de las cinco pacientes con cultivo positivo padecía de diabetes mellitus tipo 2, en similitud al estudio de Rick y col. (2017) que, de 155 pacientes con resultado positivo, 2 padecían diabetes15, Estos datos están en concordancia con la guía de los CDC, donde se describe que, en su mayoría, las pacientes colonizadas no tienen factores de riesgo significativos9.
Conclusión
Los resultados obtenidos mostraron una prevalencia del 3,5% de colonización por EGB en gestantes en una población aislada de un hospital de segundo nivel de atención en Honduras. Finalmente, se recomienda la realización de estudios que cuenten con una población de mayor número para evaluar la correlación entre los diferentes factores de riesgo y la colonización materna por EGB durante el embarazo en distintas zonas geográficas.