Introducción
El 30 de enero del 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a la salud pública en emergencia de índole internacional por la presencia del nuevo coronavirus y el 11 de marzo del mismo año la declaró pandemia global. En ese sentido, surge la recomendación del aislamiento social obligatorio como una medida para frenar el contagio (OMS, 2020).
En el Perú, el Ministerio de Salud (MINSA) informa el 06 de marzo del 2020 su primer caso de coronavirus y para detener el contagio el 15 de marzo el Gobierno declara el estado de emergencia nacional por 90 días y aislamiento social obligatorio (MINSA, 2020)
El aislamiento social, implica condiciones de distanciamiento social, aislamiento en el propio domicilio, limitaciones drásticas de la libertad de circulación de los ciudadanos, y suspensiones de la actividades comerciales y educativas; autorizándose únicamente las actividades relacionadas con los bienes de primera necesidad, como las relacionadas con adquisición de alimentos y medicinas, y la asistencia a centros sanitarios o laborales (Sandín, et al., 2020).
El aislamiento social, puede funcionar como una medida para frenar el coronavirus, sin embargo, los estudios de Sandín y Chorot (2017) mencionan que es posible experimentar efectos psicológicos negativos debidos directamente a las condiciones del propio confinamiento o a las propias características de la pandemia y a sus múltiples factores asociados. En ese sentido, el impacto psicológico que genera es a nivel social y pueden conducir a trastornos psicológicos y psiquiátricos como estrés postraumático, depresión, ansiedad, frustración, trastornos de pánico y de conducta, por factores como separación de la familia, dolor, duelo, soledad, vergüenza, culpa, ira, miedo, xenofobia, histeria colectiva, desinformación en las redes sociales, inseguridad financiera, la estigmatización y otros problemas de salud mental. (Egan et al ,2008; Choi et al. ,2017; Sood ,2020; Zhu et al. 2020).
La Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2006) señala que, desde la perspectiva de la salud mental, una pandemia de gran magnitud puede ocasionar una perturbación psicosocial que puede exceder la capacidad de manejo de la población afectada, donde la población puede experimentar tensiones y angustias en mayor o menor medida, como también, originar el incremento de conductas violentas y un consumo excesivo de alcohol.
Por su parte estudios realizados por Reynolds, et al. (2008) describen el impacto psicológico en la experiencia de la cuarentena a un grupo de personas durante el brote del SARS de 2003 en Canadá. De dicho estudio encontraron que los indicadores del impacto psicológico asociado a la cuarentena con mayor frecuencia fueron los sentimientos de aburrimiento, aislamiento y frustración. Como también, preocupaciones psicológicas, incluidos los temores de infectar a otros, infectarse ellos mismos y / o conductas de evitación a personas y lugares después de la cuarentena.
Wang et al.(2020) estudió el afecto positivo y negativo en estudiantes universitarios y de educación secundaria durante el brote de COVID-19 en 31 provincias de China continental, en una encuesta virtual difundida por las redes sociales, siendo el afecto positivo de los estudiantes un nivel moderado, mientras que el afecto negativo fue moderadamente bajo, recomendando fortalecer la orientación y regulación de las emociones negativas y al mismo tiempo, prestar atención a mejorar las emociones positivas de los estudiantes.
Sandín, et al. (2020) realizaron una investigación que tenía como objetivo examinar el impacto psicológico de la pandemia y el confinamiento social en universitarios y profesionales españoles, en la que encontraron que los miedos más comunes que experimentaban correspondían a las categorías de: contagio/enfermedad/muerte, aislamiento social, y problemas de trabajo/ingresos. Asimismo, encontraron niveles elevados de impacto emocional reflejado en los miedos al coronavirus, problemas de sueño, y síntomas emocionales como: preocupación, estrés, desesperanza, depresión, ansiedad, nerviosismo, e inquietud.
El estudio de Hasan, et al. (2020) tuvo como objetivo explorar el impacto de COVID-19 en la salud mental y el bienestar de los estudiantes de Bangladesh. Los datos que obtuvieron señalan que el 28.5% de los encuestados tenían estrés, 33.3% ansiedad, 46.92% depresión de leve a extremadamente severa, un 69.31% tenían angustia específica de evento de leve a severa en términos de severidad. Además, el miedo a la infección, la incertidumbre financiera, el suministro inadecuado de alimentos, la ausencia de ejercicio físico y la actividad recreativa limitada o nula tuvieron una asociación significativa con el estrés, la ansiedad, la depresión y los síntomas postraumáticos.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020) subrayó que la amenaza del COVID-19 y las necesarias medidas de confinamiento contra la pandemia están causando un fuerte impacto psicológico en las sociedades que no debe ser olvidado en la actual crisis y ha de ser atendido con medidas "imaginativas". En ese sentido el aislamiento, el distanciamiento físico, el cierre de escuelas y lugares de trabajo, son desafíos que nos afectan, y es natural sentir estrés, ansiedad, miedo y soledad en contextos de la pandemia.
La población joven universitaria peruana, no está exenta que su salud mental se vea afectada, siendo las emociones de ira y miedo con respecto al Covid-19 las que experimentan con mayor frecuencia (Rodríguez, et al., 2020). De la misma manera, el estudio de Zárate, Amaya y Valdivia (2020) encontraron que el 85% de jóvenes y adultos peruanos encuestados experimentaban mucho temor por el riesgo de contagio de sus familiares, un 80% por uno mismo y 75% por la posibilidad de contagiar a otros. Por su parte el estudio de Apaza, Seminario y Santa-Cruz (2020) da cuenta de la presencia de estrés, depresión y ansiedad en tiempos de confinamiento en una muestra de 296 estudiantes de una universidad pública de Perú, donde el estrés estuvo presente en el 37,8% de los estudiantes; la depresión leve se localizó en el 45,9%, la depresión moderada en un 48 % y la depresión grave en un 4, 1 %, asimismo, un 65, 2% refirió tener ansiedad moderada y un 26, 4 % expresó tener ansiedad con intensidad grave. En ese, sentido La familia es un pilar fundamental de apoyo en medio de las crisis, en la que la funcionalidad familiar cumple su papel como agente desarrollador de valores, actitudes y habilidades que permiten a los miembros del hogar adaptarse, afrontar y resolver conflictos (Oscarsita & Uribe, 2010).
Bajo este contexto se buscó caracterizar el impacto psicológico del aislamiento social en estudiantes de una universidad pública de Lima, identificando las emociones positivas y negativas, además, describir el funcionamiento familiar, en el escenario de haber experimentado 30 días el aislamiento social.
Método
La investigación fue de enfoque cuantitativo, tipo no experimental transversal y diseño descriptivo-correlacional.
Participantes
Se encuesto a una muestra no probabilística de 3, 960 estudiantes universitarios de una Universidad Pública de Lima. El rango de edad de los participantes fue de 16 a 40 años, de los cuales 1, 591 (40,2 %) fueron hombres y 2,369 (59, 8%) mujeres. El estudio contó con la participación de 916 (23, 1 %) adolescentes y 3, 044 (76, 9 %) estudiantes en la etapa de adultez temprana.
Instrumentos
Escala de emociones positivas y negativas (PANAS): Fue diseñado por Watson et al. (1988). Consta de 20 ítems, de los cuales diez evalúan el afecto negativo y los otros 10 el afecto positivo, en la que cada ítem se puntúa según una escala de intensidad de 1 («Nada o casi nada») a 5 («Muchísimo») y la aplicación puede darse de forma individual o grupal, recogiendo los adjetivos específicos experimentados en las últimas semanas (Sandín & Chorot, 2017). En el Perú, lo ha estudiado Grimaldo (2007), efectuando la validez de contenido y la validez de constructo por medio del análisis factorial por el método de ejes principales y con rotación várimax. La extracción del número de factores se circunscribió a dos factores que explicaron el 85% de la varianza siendo la consistencia Interna Alfa de Cronbach de .71 para las emociones positivas y .74 para las emociones negativas.
Escala de Funcionalidad Familiar (APGAR): Es una escala de autoaplicación desarrollada por Smilkstein (1978). Evalúa la percepción del funcionamiento familiar mediante la exploración de la satisfacción en las relaciones que hay con los familiares, evaluando cinco áreas, las cuales dieron origen a reactivos relacionados a: adaptabilidad, cooperación, desarrollo, afectividad y capacidad resolutiva (Gómez & Ponce ,2010). Dichos componentes son evaluados a través de 5 preguntas, construidas según una escala de tres alternativas, cuya valoración está entre 0 (nunca) 1(a veces) y 2 (siempre), con una puntuación máxima posible de 10. Un estudio psicométrico efectuado en Lima (Castilla, et al., 2014), analizo la asociación ítem-test encontrándose correlaciones entre .50 a .64, demostrándose una estructura unidimensional por medio del análisis de componentes principales y una consistencia interna de las puntuaciones Alfa de Cronbach de .72
Procedimiento
La recolección de datos se realizó durante el inicio de la crisis sanitaria del Covid-19, correspondiente a los meses de marzo y abril del 2020, dentro del cual se recomendó por parte del MINSA el aislamiento social obligatorio, incluyendo el cese temporal de las actividades académicas. Los cuestionarios fueron elaborados en Google forms y los enlaces fueron enviados por: correo electrónico, Facebook y WhatsApp, el que mismo que incluía el consentimiento informado. El conjunto de datos obtenidos se agrupo en una hoja de cálculo del programa Microsoft Excel y posteriormente se analizó la información en el programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 24 y en el programa G Power 3.1 (Mayr et al, 2009; Cárdenas y Castro, 2014)
Análisis de datos
Se efectuó un análisis descriptivo de los datos en términos de medias y desviaciones estándar, con la finalidad de caracterizar las emociones positivas y negativas, así como el funcionamiento familiar. El análisis inferencial permitió comparar las variables psicológicas investigadas en función al sexo, evaluándose a través de la prueba t de Student, así también los coeficientes de correlación de Pearson con el nivel de significación correspondiente, con la finalidad de observar el impacto del funcionamiento familiar en las emociones, unido al tamaño del efecto cuya exigencia es establecida por Wilkinson y the Task Force on Statistical Inference APA Board of Scientific Affairs (1999) y cuyos puntos de corte sugeridos son: 10: pequeña, .30: mediana, .50: grande para las correlaciones y 20: pequeña, .50: mediana, .80:grande para comparar medias (Cohen, 1992)
Resultados
Emociones positivas y negativas
En cuanto a las características de las emociones positivas se encontró que las emociones de mayor promedio fueron las de alerta, (M=3, 70), seguido de interesado(a) (M=3, 62) y atento(a) (M=3, 50), siendo las de menor media las de entusiasmado(a) (2, 84), orgulloso(a) (M=2, 86) e Inspirado(a) (3,01) (Véase Tabla 1). Con respecto a las características de las emociones negativas en estudiantes universitarios, se pudo observar que las de mayor promedio fueron las de asustado (a), (M=3, 09), molesto(a) (M=3, 03) e intranquilo/a (M=3, 02), siendo los de menor media: avergonzado (a) (1, 91), culpable (M=2, 00) y hostil (M=2,43). (Véase Tabla 2). Asimismo, se observó que la media de emociones positivas fue de: M=32.8; DT=7.3) y la de emociones negativas: M=26.8; DT=8.3), existiendo diferencias significativas, así como un tamaño del efecto mediano, t (7918)=34.03, < .001, d=.76, IC95% [0.72, 0.81] (Véase, tabla 3 y 4).
Emociones Positivas | M | D.E |
Interesado/a | 3,62 | 1,002 |
Entusiasmado/a | 2,84 | 1,046 |
Fuerte | 3,35 | ,993 |
Optimista | 3,41 | 1,063 |
Orgulloso/a | 2,86 | 1,133 |
Alerta | 3,70 | 1,036 |
Inspirado/a | 3,01 | 1,167 |
Decidido/a | 3,26 | 1,091 |
Atento/a | 3,50 | 1,038 |
Activo/a | 3,29 | 1,065 |
Nota. Media (M), desviación estándar (DE).
Emociones Negativas | M | D.E |
Molesto/a | 3,03 | 1,099 |
Enojado/a | 2,86 | 1,150 |
Culpable | 2,00 | 1,038 |
Asustado /a | 3,09 | 1,236 |
Hostil | 2,43 | 1,110 |
Irritable | 2,78 | 1,232 |
Avergonzado/a | 1,91 | 1,023 |
Nervioso/a | 2,93 | 1,239 |
Intranquilo/a | 3,02 | 1,274 |
Temeroso/a | 2,75 | 1,236 |
Nota. Media (M), desviación estándar (DE).
En relación a las características de las emociones positivas según sexo, en la Tabla 3 se puede observar que no hay diferencias significativas entre los hombres y las mujeres con respecto a las emociones positivas y de la misma manera se observa respecto de las emociones negativas en la tabla 4, por tanto se puede concluir que el sexo no establece diferencias en las emociones que están experimentando en el aislamiento social.
Emociones | Sexo | M | t | Sig. | d |
Interesado/a | Hombre | 3,64 | 1, 318 | , 188 | ,04 |
Mujer | 3,60 | ||||
Entusiasmado/a | Hombre | 2,84 | , 277 | , 782 | ,00 |
Mujer | 2,84 | ||||
Fuerte | Hombre | 3,33 | - 1, 126 | , 260 | ,03 |
Mujer | 3,37 | ||||
Optimista | Hombre | 3,41 | , 047 | , 962 | ,00 |
Mujer | 3,41 | ||||
Orgulloso/a | Hombre | 2,87 | , 337 | , 736 | ,01 |
Mujer | 2,85 | ||||
Alerta | Hombre | 3,71 | , 127 | , 899 | ,04 |
Mujer | 3,70 | ||||
Inspirado/a | Hombre | 3,02 | , 704 | , 481 | ,02 |
Mujer | 3,00 | ||||
Decidido/a | Hombre | 3,26 | , 273 | , 785 | ,00 |
Mujer | 3,25 | ||||
Atento/a | Hombre | 3,48 | - 1, 234 | , 217 | ,04 |
Mujer | 3,52 | ||||
Activo/a | Hombre | 3,28 | - , 536 | ,592 | ,01 |
Mujer | 3,30 | ||||
PANAS POSITIVO | Hombre | 32,8473 | , 43 | , 966 | ,00 |
Mujer | 32,8371 |
Nota. Media (M), t-Student (t), significancia (Sig.), tamaño del efecto (d).
Funcionalidad familiar
En la Tabla 5 se puede observar el promedio de las puntuaciones de los indicadores del funcionamiento familiar en los estudiantes universitarios en el contexto de aislamiento social, en la que la percepciones que obtuvieron mayor puntaje fueron: estamos conversando entre nosotros los problemas de la casa (M=1, 25) y estoy satisfecho/a con el tiempo que estoy pasando con mi familia (M=23), en cambio, las percepciones de menor puntuación fueron: Siento que mi familia me quiere (M=1,12) y estoy satisfecho/a con la ayuda que recibo de mi familia en esta situación de aislamiento social (M=1,18). De la misma manera, en la Tabla 6 se observa que no existen diferencias significativas y siendo el tamaño del efecto irrelevante en cuanto a la percepción del funcionamiento familiar según sexo en el contexto de aislamiento social.
Ítems de funcionamiento familiar | Sexo | M | t | Sig | d |
Estoy satisfecho/a con la ayuda que recibo | Hombre | 1,18 | -,809 | ,419 | .01 |
de mi familia en esta situación de aislamiento social | Mujer | 1,19 | |||
Estamos conversando entre nosotros los | Hombre | 1,24 | -,509 | ,610 | .01 |
problemas de la casa | Mujer | 1,25 | |||
Las decisiones importantes las estamos | Hombre | 1,19 | -1,564 | ,118 | .05 |
tomando en conjunto en la casa | Mujer | 1,22 | |||
Estoy satisfecho/a con el tiempo que estoy | Hombre | 1,23 | ,464 | ,642 | .01 |
pasando con mi familia | Mujer | 1,23 | |||
Siento que mi familia me quiere | Hombre | 1,11 | -,477 | ,633 | .02 |
Mujer | 1,12 | ||||
Funcionamiento familiar | Hombre | 5,9560 | -,991 | ,322 | .06 |
Mujer | 6,0064 |
Nota. Media (M), t-Student (t), significancia (Sig.), tamaño del efecto (d).
Funcionamiento familiar y emociones positivas-negativas
El análisis de la matriz de correlaciones muestra en la Tabla 7 que las correlaciones son significativas, la correlación entre el funcionamiento familiar y las emociones positivas establece un coeficiente de correlación directa(r=.321; IC95% = .291 - .352), así como un tamaño del efecto grande, mientras que la correlación con las emociones negativas es indirecta (r= -.279; IC95% =-.309 - -.350) y un tamaño del efecto grande, siendo la correlación indirecta entre las emociones positivas y negativas (r= -.113; IC95%= -.07 - -.15) con un tamaño del efecto mediano.
Discusión
El estudio caracteriza el impacto psicológico del aislamiento social en estudiantes de una universidad pública de Lima, asimismo se describen las emociones positivas y negativas, así como el funcionamiento familiar producto del aislamiento social en estudiantes universitarios. En relación con el objetivo general, los resultados indican que el impacto se vio reflejado a través de emociones negativas que superaron la media de las puntuaciones en los ítems, los cuales fueron: asustado (a), molesto(a), intranquilo (a), nervioso (a), enojado(a), irritable y temeroso (a), datos que coinciden con los estudios de Reynolds, et al. (2008) donde encontró que el temor formaba parte del grupo de estudio, en la que las personas evitaban salir en el contexto de aislamiento por temor a contagiarse del virus o contagiar a otros; Rodríguez, et al. (2020) mencionaba que las emociones que experimentaban los jóvenes con mayor frecuencia eran irritabilidad y temor con respecto al covid-19; Apaza, Seminario y Santa-Cruz (2020) señalaban que el nerviosismo formaba parte de los indicadores de ansiedad en los universitarios y la Organización Panamericana de la Salud (2006) establece que las molestias y los temores son usuales en medio de una emergencia sanitaria por pandemia. Se ha indicado que las reacciones emocionales básicas son respuestas a una experiencia afectiva desagradable o negativa y una alta activación fisiológica (Piqueras, Ramos, Martínez & Oblitas, 2009) aspecto que se configura en una situación de pandemia.
Por otra parte, es bueno destacar que todas las emociones positivas superaron el promedio de las puntuaciones de respuesta que experimentaron los estudiantes como: alerta, interesado (a), atento(a), optimista, fuerte, activo(a), decidido(a), inspirado (a), orgulloso(a) y entusiasmado(a). Casi todas las emociones positivas superan a las emociones negativas, lo cual indicaría la capacidad de resiliencia de los estudiantes y la función adaptativa de las emociones.
En cuanto al sexo, tanto los hombres como mujeres universitarias, experimentaban en la misma medida las emociones negativas y positivas no habiendo diferencias de acuerdo al sexo. Las experimentaciones de emociones negativas por ambos sexos pueden deberse a un factor de vulnerabilidad, tal como lo señala Sandín, et al. (2020) los más jóvenes son más vulnerables que las personas mayores, en su estudio encontró, la emoción de miedo estaba presente en la población joven universitaria, especialmente los relacionados con el aislamiento social y al contagio/enfermedad/muerte. Respecto a las emociones positivas, refleja que los universitarios han desarrollado capacidad de afrontamiento al estrés, que podría estar asociado a factores sociales y familiares. Estos resultados coinciden con el estudio de Sandín, et al. (2020) donde encontraron que más de la mitad de los participantes informaron haber experimentado experiencias y emociones positivas debidas al confinamiento y a la situación generada por el coronavirus, en la que más de un tercio de la muestra mencionaba haberse interesado más por otras personas (36.8%) y un 33, 6 % se mostraba interesado por el futuro. Si bien es cierto que no hay diferencias significativas se puede observar un perfil ligeramente mayor de emociones experimentadas por las mujeres: fuerte, atenta, activa, molesta, enojada, hostil, irritable e intranquila: mientras que en los hombres el perfil que ligeramente predomina es: interesado, orgulloso, alerta, inspirado, decidido, avergonzado, nervioso y temeroso. Hay más emociones positivas en los varones que en las mujeres, aspecto que lo señalo Simon y Nath (2004), quienes establecen que son los varones que expresan emociones positivas, como calma y entusiasmo, más frecuentemente que las mujeres, que experimentan más las emociones negativas, como ansiedad y tristeza, pero no podemos ser contundentes en esta afirmación aspecto corroborado también por Alcalá, Camacho, Giner e Ibáñez (2006) quienes tampoco encuentran diferencias significativas.
Respecto a los factores protectores se analizó la funcionalidad familiar, en la que las percepciones que obtuvieron mayor puntuación fueron: Estamos conversando entre nosotros los problemas de la casa y estoy satisfecho/a con el tiempo que estoy pasando con mi familia; en cambio, las percepciones de menor puntuación fueron: Siento que mi familia me quiere. Eso quiere decir, que tener cerca a la familia, se convierte en un factor protector ante situaciones de impacto psicológico, tal como lo señala el estudio de Castilla, et al. (2014), en la que los estudiantes reaccionaron mayormente a la percepción de: Estoy satisfecho con la forma en que mi familia expresa afecto y responde a mis sentimientos de amor y tristeza. De la misma manera, las diferencias significativas en cuanto a la percepción del funcionamiento familiar según sexo, se encontró que no existen diferencias entre los hombres y las mujeres con respecto a la percepción de la funcionalidad familiar en el contexto de aislamiento social. Eso quiere decir que tanto hombres como mujeres perciben una adecuada funcionalidad familiar que funciono como un gran soporte de apoyo emocional. En ese sentido, Arias (2013) señala que la familia, se convierte, en uno de los ambientes más importantes, por excelencia, dado que es el principal entorno primario en el interactuamos y nos apoyamos unos con otros. A mayor funcionamiento familiar mayor puntaje en emociones positivas y menor puntaje en emociones negativas.
Conclusiones y recomendaciones
En conclusión, los estudiantes universitarios si han vivenciado emociones negativas a raíz del aislamiento social, en la que tener cerca a la familia fue un factor protector importante ante situaciones impacto psicológico. Otro aspecto importante fue que la experiencia de aislamiento social, por difícil que ha sido, ha generado emociones positivas, despertando esa calidad humana en los universitarios de la Universidad Pública. La investigación alienta a seguir investigando sobre el impacto psicológico en otros grupos etarios, pero debiendo tenerse en cuenta la validez externa de la investigación, en términos de la generalización de los resultados, dado las condiciones de una muestra no probabilística e incorporarse otras variables que permitan observar el impacto del aislamiento social, tales como los aspectos psicopatológicos.