Señor Editor El perfil del profesional que decida seguir alguna carrera científica, puede verse enriquecido por medio del desarrollo de investigación. Pero, este ejercicio, demanda voluntad, tiempo y en ocasiones recursos. Debido a ello, quién decida investigar, debe considerar los sacrificios y beneficios que implica esta labor. Debido a ello, el bienestar emocional es una variable importante a tener en cuenta a la hora de tomar esta decisión.

Aproximadamente el 50,6% de los estudiantes de Medicina en el Perú, manifiestan querer dedicarse a la investigación en el futuro¹. Sin embargo, el porcentaje de médicos peruanos que publican artículos científicos es menor comparado con otros países. Por citar un ejemplo, en la ciudad del Cusco, solo el 17,2% de los médicos que laboran ahí, han realizado alguna publicación².

La razón por la cual los médicos no transmitan sus conocimientos en las diversas plataformas de comunicación científica, a pesar del interés que estos tengan o hayan tenido por investigar, puede deberse tanto, a factores internos como podrían ser la escasez de tiempo o conocimientos metodológicos, y/o a factores externos, como quizá la falta de financiamiento o apoyo de las autoridades. Estos factores u obstáculos pueden generar un nivel de estrés en el profesional que impida la realización de una correcta investigación. Pero, a largo plazo, esto mismo puede originar frustración. Este sentimiento, al no ser correctamente manejado, y sumado esto a otros factores, puede propiciar en esta comunidad científica la aparición de problemas de salud mental tales como síntomas depresivos o síndrome de Burnout.

A grandes rasgos, en numerosas ocasiones la labor del médico asistencial se acompaña de docencia, y si a ello le sumamos una tercera actividad, el desarrollo de la investigación, esto podrían ocasionar una sobrecarga de trabajo que afecte a su salud mental. Sin embargo, evidencia reporta que un mayor número de horas de estudio no necesariamente se asocia con algún problema de salud mental (como el síndrome de Burnout)³, por lo que la actividad científica se podría considerar dentro de este concepto. Además, se ha observado que investigar mejora las posibilidades de tener éxito en el ámbito académico y profesional⁴. Por esta razón, la investigación podría reducir el riesgo de sentir insatisfacción con los logros profesionales y/o académicos, evitándose así el impacto negativo que implica la no realización de los objetivos.

Por otra parte, un estudio transversal realizado en médicos residentes demuestra que la presencia de síntomas depresivos está inversamente asociada a la posibilidad de publicar artículos científicos⁵. No obstante, la direccionalidad temporal con que estas variables interactúan permanece indeterminada. Si bien, presentar síntomas depresivos puede reducir la participación en actividades como la investigación; también es factible que el hábito de investigar permita adquirir conductas o aptitudes (como habilidades sociales, resiliencia, perseverancia, etc.) que disminuyan el riesgo de sufrir síntomas depresivos.

En suma, la investigación es una variable pertinente de ser evaluada como factor protector para la aparición de algunos problemas de salud mental en los médicos y estudiantes de Medicina en el Perú. Las intervenciones destinadas a incrementar la producción científica de esta población, como algunos talleres de investigación aplicada, aquellos destinado a la elaboración de tesis⁶ o pasantías en investigación, pueden servir de herramientas útiles para indagar sobre esta posible relación. Asimismo, se podría estudiar y evaluar cómo interactúan estas variables en personas que sigan otras carreras profesionales.