INTRODUCCIÓN
La ciudad de Wuhan, ubicada en la provincia china de Hubei, experimentó en diciembre de 2019 un brote epidémico que inicialmente se caracterizó como una neumonia atípica1,2. Esta enfermedad se originó en el Mercado Mayorista de Mariscos Huanan, establecimiento comercial húmedo en el cual se comercializan diversos animales vivos y muertos1,2. El agente patógeno causante se identificó como un virus de la familia de los coronavirus, el cual originalmente fue denominado como 2019-nCoV3, recibiendo finalmente el nombre de Coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS-CoV-2), mientras que la enfermedad que provoca se conoce como Enfermedad por Coronavirus - 2019 (COVID-19), considerada una zoonosis viral4,5. COVID-19 se caracteriza por fiebre, tos, disnea y mialgias o fatiga6. Algunos pacientes también presentan síntomas digestivos7, neurológicos8y cardiovasculares9. Cerca de un 20 % de los pacientes presenta complicaciones graves, siendo las más frecuentes la neumonía y el síndrome de distress respiratorio del adulto6. De los casos que presentan complicaciones, un 80 % corresponde a adultos mayores de 60 años6.
El 30 de diciembre de 2019 el Dr. Li Wenliang (1986-2020) alertó a un grupo de colegas de Wuhan sobre el brote de COVID-19, enfermedad que posteriormente le costó la vida a este médico10. Las autoridades chinas notificaron el brote epidémico recién el 31 de diciembre de 2019 y el Mercado Huanan fue cerrado el 01 de enero de 20201,2. El 11 de enero de 2020 se produjo la primera muerte en China y durante mediados de dicho mes las migraciones masivas para celebrar el Año Nuevo Chino (Año Nuevo Lunar)11aceleraron los contagios; además, se comenzaron a presentar casos en Tailandia, Japón y Corea del Sur. Para el 30 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había declarado emergencia de salud pública de interés internacional12. Desde esa fecha se han presentado casos de COVID-19 en todo el mundo13, el mayor número de muertes se ha trasladado desde China a Europa y, ahora, a Estados Unidos. Todo lo anterior llevó a que la OMS declarase pandemia el 11 de marzo de 202014. A la fecha (principios de enero de 2021), la COVID-19 ha producido cerca de dos millones de muertos y alrededor de noventa millones de contagiados; todo esto ha llevado a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haya declarado que esta enfermedad constituye la prueba más grande que enfrenta la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial15.
Debido a que COVID-19 es una enfermedad cuyo origen está en animales, el objetivo de este artículo es destacar la importancia de estar alerta ante este tipo de zoonosis, con especial referencia a COVID-19.
CARACTERÍSTICAS DE LOS CORONAVIRUS
Los coronavirus (CoVs) son parásitos intracelulares obligados que toman el control de la maquinaria celular del hospedero para hacer copias virales y luego esparcirse16. Los CoVs son agentes patógenos que han amenazado a los seres humanos durante miles de años17. Se denominan de esta manera debido a la forma de corona que poseen estos virus al ser observados a la microfotografía electrónica18. En los años ‘30 se identificaron los primeros CoVs en animales y décadas más tarde se identificaron otros causantes de infecciones en humanos17. Los CoVs pertenecen al orden Nidovirales, familia Coronaviridae, subfamilia Coronavirinae19. Existen cuatro géneros de coronavirus, a saber: Alfacoronavirus, Betacoronavirus, Gammacoronavirus y Deltacoronavirus19,20.
Desde un punto de vista estructural, los CoVs tienen un diámetro entre los 60 nm a los 140 nm y poseen proyecciones similares a espículas sobre su superficie18. Los CoVs poseen genomas no segmentados que comparten una organización similar17, consistiendo de un ARN de sentido positivo monocatenario (+ ssRNA) (~ 30 knt) con estructura 5’-cap y cola 3’-poli-A20. Cerca de dos tercios de su genoma contiene dos grandes marcos de lectura abiertos superpuestos (ORF1a y ORF1b), los cuales se traducen en las poliproteínas replicasa pp1a y pp1ab17. Las poliproteínas se procesan adicionalmente para generar 16 proteínas no estructurales, designadas nsp1 ~ 16. La porción restante del genoma contiene marcos de lectura abiertos para las proteínas estructurales, incluyendo la glicoproteína de la espícula (S), la proteína de envoltura (E), la proteína de membrana (M) y la nucleoproteína (N)17. También se codifican varias proteínas accesorias específicas de linaje según los diferentes linajes existentes de CoVs17.
En el caso de SARS-CoV-2, originalmente fue identificado como un virus esférico con cierto pleiomorfismo3. Las partículas de virus poseen espículas bastante distintivas, de aproximadamente 9 a 12 nm, otorgando a los viriones la apariencia de una corona solar3, típica de los CoVs. Los análisis filogenéticos derminaron que este agente patógeno pertenece al género Betacoronavirus, subgénero Sarbecovirus (grupo 2B)3. Las investigaciones muestran que la secuencia de ARN de SARS-CoV-2 consiste de unos 29 870 nucleótidos de longitud (unos 9744 aminoácidos)21. Su secuencia genética es casi idéntica al de SARS-CoV (causante de la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Grave del año 2003), compartiendo un 79,6 % de la identidad de secuencia con él22.
En seres humanos SARS-CoV-2 puede infectar neumocitos tipo 2 y células epiteliales bronquiales ciliadas4, las cuales expresan la proteína enzima convertidora de angiotensina (ACE2). Se ha reportado que SARS-CoV-2 ingresa a estas células del sistema respiratorio gracias a un dominio de unión a receptor que se ubica en la glicoproteína de la espícula (S)23, dominio que es reconocido y se une al dominio peptidasa extracelular de ACE2 principalmente a través de residuos polares23. Se sabe que ACE2 se expresa a nivel de epitelio digestivo7y en tejido cerebral (habiéndose detectado específicamente en células gliales y neuronas)8, por lo cual estos tejidos constituyen un objetivo potencial para SARS-CoV-2.
COVID-19 COMO UNA ZOONOSIS
Una Zoonosis es un tipo de enfermedad infecciosa en la cual los agentes patógenos causantes poseen, en general, un reservorio animal silvestre24y, desde este reservorio animal, que es generalmente asintomático, el patógeno puede ser transmitido directamente a los seres humanos o a los animales domésticos, los que a su vez también pueden transmitirlo a los seres humanos24. Se ha demostrado que los siete CoVs humanos son de origen zoonótico y, dependiendo del virus, existen distintos reservorios e intermediarios17. Respecto a lo anterior, varios estudios han advertido previamente el gran potencial zoonótico y el permanente riesgo de epidemia que constituyen los CoV presentes en algunas especies de murciélagos25-27.
Se considera a SARS-CoV-2 como zoonótico4,13,28,29. Se sabe que este coronavirus es 96 % idéntico a nivel de genoma completo en comparación a un coronavirus del murciélago de herradura (Rhinolophus affinis), que habita algunas regiones de China y que ha sido propuesto como su reservorio22,30(Figura 1). Respecto al hospedero intermediario existe gran interés en indentificarlo30. Se ha encontrado que los pangolines malayos (Manis javanica) poseen un coronavirus cuyo genoma tiene entre 85,5 % a 92,4 % de similitud de secuencia con SARS-CoV-2, lo cual ha llevado a proponer que podría ser el intermediario31.
Recientes investigaciones plantean la posibilidad de que los hurones y gatos puedan contagiarse con SARS-CoV-2 y que éstos lo transmitan nuevamente a los humanos32,33, continuando un ciclo zoonótico con la mayor dificultad de controlar la expansión de COVID-19 en estos animales33. Lo anterior debe ser tomado en cuenta, especialmente respecto a mascotas tan comunes como los gatos; no obstante, se requieren más estudios para determinar efectivamente esta posibilidad de contagio.
La importancia del enfoque Salud Única ante las zoonosis
La Salud debiese ser vista como un concepto holístico integrador. El enfoque Salud Única (Una Sola Salud o One Health) surgió varios años atrás como una aproximación holística al concepto de Salud, enfoque en el cual se asocian de manera colaborativa algunos ámbitos que originalmente se veían separados o, incluso, en esferas diferentes: la salud humana, la salud animal y la salud ambiental34. El enfoque Salud Única, desde su perspectiva actualizada, integradora, multidisciplinaria y mutifactorial, es muy útil en la comprensión de la transmisión así como en la prevención de agentes patógenos zoonóticos emergentes o reemergentes34, como lo son SARS-CoV-2 y coronavirus relacionados. La aproximación Salud Única es capaz de implementar mejor, y con conocimientos actualizados, las permanentes medidas de prevención y de respuesta oportuna que requieren brotes epidémicos localizados que pueden convertirse en pandemias13, como ha sucedido con COVID-19 y como podría suceder con otras epidemias de origen zoonótico en el futuro. Es necesario que el enfoque Salud única sea conocido por médicos y otros profesionales de la salud29,35,36, tales como médicos veterinarios, biólogos, bioquímicos, biotecnólogos, químicos farmacéuticos, ingenieros zootecnistas, ingenieros en alimentos, profesionales en medioambiente, psicólogos así como educadores en salud, entre muchos otros(4). Para asegurar una formación actualizada sobre este tema entre los profesionales que trabajan en salud, las universidades debiesen integrar prontamente en sus innovaciones curriculares el concepto de Una Sola Salud en los contenidos que tributan al perfil de egreso de dichas profesiones35,37.
CONCLUSIONES Y PROYECCIONES FUTURAS
Actualmente varias organizaciones públicas y privadas desarrollan una verdadera carrera para desarrollar vacunas efectivas contra SARS-CoV-2 así como fármacos que ayuden en el tratamiento de COVID-1938. Es importante que la comunidad biomédica internacional reconozca que COVID-19 es una zoonosis; y la determinación inequívoca de cuáles especies son su reservorio natural y su intermediario es extremadamente relevante tanto para obtener futuras vacunas así como para desarrollar fármacos para esta enfermedad. En este sentido, la determinación del intermediario es útil para conocer en mayor profundidad cómo se comportan los coronavirus en los hospederos y cómo éstos se transmiten, pues no estamos exentos de que vuelva a producirse en el futuro un brote pandémico de agentes patógenos zoonóticos de similares características26,30.
En consideración a todo lo expuesto en este artículo, se concluye que es importante que el enfoque de Salud Única sea conocido, difundido e integrado por todos los centros de salud y los profesionales sanitarios ya que, ante la gravedad de zoonosis como COVID-19, no debemos olvidar que la salud humana está vinculada con la salud animal, y estas dos, con la salud ambiental.
Recientemente, se ha comenzado a inmunizar mediante vacunas a ciertos grupos de riesgo; sin embargo, éstas estarán disponibles para la población general en varios meses más. Ante estas proyecciones, los organismos de salud tanto públicos como privados así como las instituciones educativas deben poner estricto énfasis en las medidas que eviten más contagios5,13. Mientras tanto, a fin de evitar la propagación acelerada del coronavirus, es importante mantener efectivas medidas higiénicas y de distanciamiento personal preventivo38.