Sr. Editor:
Las revistas y editoriales predadoras son aquellas que no siguen criterios, ni revisión por pares para la selección de los artículos que publican; además, mienten sobre sus factores de impacto y sobre su indización, constituyéndose así en un timo con fines de lucro antes que ser un órgano de difusión científica, haciendo uso de modelos antiguos como: las galerías de vanidad en el mundo del arte y los “Pay Drivers” en el automovilismo para su comparación y caracterización.
¿Qué tienen en común una galería de arte, un piloto de carreras y una editorial o revista depredadora y pseudocientífica? Y ¿cuáles podrían ser los efectos de aplicar estos modelos en la comunidad científica? Las galerías de arte de manera habitual tienen rigurosos procedimientos para la selección de los artistas a quienes exhibirán, al fin y al cabo, sus ganancias dependen de cuánta atracción pueda tener el artista y cuántas de sus obras se venderán al final de cada exposición, así muchos artistas terminan siendo rechazados en el proceso1.
¿Qué sucedería si se invirtiera el modelo de negocio como en el caso de las galerías de vanidad?, en este nuevo modelo, es el artista quien paga para que exhiban sus obras, en consecuencia, al galerista no le preocupa si las obras son de calidad, poseen valor estético o si van a ser o no vendidas, él ya obtuvo su ganancia y el “artista” ya consiguió una exposición en una galería de arte1. En el mercado de la vanidad y del ego, es improbable que el “artista” recupere su inversión o que consiga fama y prestigio, y peor aún, si se conoce que ha presentado una exposición en una galería de vanidad, su imagen se verá denigrada ante sus pares artistas.
El automovilismo es innegablemente un deporte opulento, en donde costosas proezas de la ingeniería son llevadas al máximo por sus experimentados pilotos. En las grandes categorías de este deporte se espera que los pilotos sean las personas más talentosas y aptas posibles para esta labor y generalmente es así, existen numerosos circuitos y competencias en donde estos pilotos desde niños compiten desarrollando estas habilidades. Sin embargo, el talento no es lo único que puede llevar a conducir estos bólidos. Las escuderías, en ocasiones permiten que pilotos adinerados, aunque inexpertos, conduzcan en sus equipos a cambio de copiosas cantidades de dinero. Es así como surge el concepto del “Pay Driver”, resultando ser la oportunidad para que algunos cumplan su sueño de tocar la cúspide de un costoso pasatiempo. Esto provoca que grandes categorías del automovilismo luzcan menos profesionales y que se conviertan en un peligro para sus vidas y para las de los demás pilotos2.
Estos modelos de autopromoción, alejados del mundo científico y biomédico, son un peligro que acecha en la actualidad. Las llamadas editoriales y revistas predadoras o depredadoras buscan explotar el ego y la búsqueda de prestigio de muchos investigadores a partir de ofertas de publicación rápida y acompañamiento en un inexistente proceso editorial y de revisión por pares a cambio de las llamadas tarifas de procesamiento de artículos (TPA) que son justificadas, en su gran mayoría, como un monto para el mantenimiento digital de las revistas a fin de permanecer accesibles y gratuitas para sus lectores. Estas tarifas varían según el tipo de artículo y oscilan entre 100 hasta más de 900 dólares americanos2.
Estos depredadores buscan atrapar a sus presas usando correos electrónicos altisonantes enviados a las direcciones de correspondencia que los autores han hecho públicas en artículos previamente publicados en revistas legítimas. En estas correspondencias se ofrece la publicación rápida de cualquier tipo de artículo con el pretexto de que usted es un experto y que sus publicaciones previas lo respaldan; además, incluyen factores de impacto falsos sin mencionar las TPA, ni cómo usted perderá los derechos de autor de su trabajo de investigación (Figura 1).3
No obstante, el comportamiento depredador no solamente se da por parte de la editorial o revista hacia los autores, algunos autores facinerosos buscan este tipo de revistas a propósito para publicar obras y artículos que no tienen la calidad suficiente para ser publicadas si fueran sometidos a un riguroso proceso editorial. Esta es la otra cara de la moneda del mercado de la vanidad y posee un riesgo muy alto, ya no es solo el prestigio del autor que como el “artista” corre el riesgo de ser descubierto en su engaño, sino que además pone en riesgo a toda la comunidad científica biomédica ya que al publicar su investigación irrelevante y potencialmente sesgada o falsa, afecta la credibilidad de la comunidad científica y socaba la confianza del público general en la literatura científica4, asemejándose al ”Pay Driver”, el cual no solo se pone en riesgo a sí mismo. sino también a quienes corren junto a él y han ganado ese privilegio por mérito.
El modelo en el que el autor paga, no es necesariamente una señal inequívoca de que se está frente a una editorial o revista depredadora; algunas revistas legitimas solicitan la realización de algún pago a los investigadores durante el proceso editorial a fin de compensar el costoso espacio de publicación de las que disponen algunas revistas científicas, permitiendo que artículos no tan novedosos, pero de calidad puedan ser publicados5. Esto tiene un efecto positivo ya que incrementa el número de ideas a partir de los cuales podrían surgir artículos novedosos(4).
Finalmente, es importante examinar los motivos por los cuales se hacen publicaciones en investigación biomédica: si se hace por razones egoístas como autopromoción académica o laboral, o por razones altruistas con el objetivo de divulgar conocimiento e información de calidad que pueda ayudar a los demás6. Tal vez encontrando esta respuesta podamos evitar caer y/o promover el mercado de la vanidad.