SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 número1Situación de estilo de vida y enfermedades no transmisibles de trabajadores chilenos atendidos en mutual de seguridad (Estudio Piloto)Repercusión del ejercicio físico moderado sobre los trastornos del sueño en pacientes con fibromialgia índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista de la Facultad de Medicina Humana

versión impresa ISSN 1814-5469versión On-line ISSN 2308-0531

Rev. Fac. Med. Hum. vol.22 no.1 Lima ene./mar 2022  Epub 31-Dic-2021

http://dx.doi.org/10.25176/rfmh.v22i1.3616 

Artículo de revisión

Alimentación basada en plantas: Sus mecanismos en la prevención y tratamiento de la obesidad

Francisca Soto-Aguilar B1  , Médico Cirujano, Nutrióloga

Javier Webar2  , Médico Cirujano, Anestesiólogo

Ismael Palacios3  4  5  , PhD en Neurociencias cognitivas. Pontificia Universidad Católica de Chile

1Investigadora independiente. Shanghai, China

2Department of Anesthesia & Pain Management, University of Manitoba, Health Science Centre, Winnipeg, Canada.

3Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.

4Centro de Estudios en Neurociencia Humana y Neuropsicología, Facultad de Psicología, Universidad Diego Portales. Santiago, Chile.

5Universidad de Chile. Santiago, Chile.

RESUMEN

La obesidad es una condición metabólica que se encuentra en constante crecimiento, siendo considerada incluso una “pandemia” en la actualidad. Debido a esto y al gran número de enfermedades a las que se asocia, surge la necesidad de un manejo de esta condición que sea efectivo y saludable a nivel integral. En este contexto, entran a la medicina e investigación científica los conceptos de medicina de estilos de vida y de alimentaciones basadas en plantas, habiendo estas últimas demostrado beneficios en todas estas áreas de la salud, y están siendo parte de varias de las recomendaciones de sociedades científicas actuales. En este artículo, se explicará brevemente qué es la alimentación basada en plantas, explorando los distintos estudios observacionales e intervenciones que fundamentan su uso, y se propondrán algunos mecanismos a través de los cuales provee beneficios en el control del peso corporal, entre los cuales destacan: la saciedad que genera y la baja densidad calórica que la caracteriza, el mayor efecto térmico de las comidas, la modulación favorable de la microbiota intestinal, sus efectos sobre la sensibilidad a la insulina, la ausencia de proteína animal y cómo esto afecta el control de peso corporal, y los efectos que produce sobre la hormona leptina. La alimentación basada en plantas se posiciona como una gran alternativa para la prevención y tratamiento de la obesidad, siendo además un patrón alimentario seguro y saludable. Se espera que en el futuro cada vez más profesionales de la salud consideren estas evidencias y lo incorporen como parte de sus herramientas terapéuticas.

Palabras Clave: Obesidad; Vegetarianas; Dieta; Estilo de vida (Fuente: DeCS BIREME).

INTRODUCCIÓN

La obesidad y el sobrepeso son condiciones que han aumentado colosalmente en las últimas décadas; considerándose hoy como una pandemia mundial y una de las enfermedades no transmisibles más prevalentes1. Latinoamérica es de las regiones con mayores tasas de obesidad del mundo; más de la mitad de las mujeres tienen sobrepeso u obesidad, y en muchos países de Latinoamérica como Chile o Mexico, alcanzan los dos tercios y más de la mitad de los hombres2. A su vez, la obesidad es un factor de riesgo de un sinnúmero de patologías, entre ellas cardiopatía coronaria, enfermedad cerebrovascular, diabetes mellitus tipo 2 y algunos tipos de cáncer, además de asociarse a un aumento de mortalidad por cualquier causa3.

Si bien la obesidad se genera por mecanismos numerosos, complejos y multifactoriales, la principal causa en su desarrollo radica en la alimentación4. Sin embargo, existe limitado conocimiento de parte de los profesionales de la salud sobre cómo implementar buenos hábitos alimenticios eficientemente, lo que se suma al limitado tiempo en el trabajo clínico rutinario, impidiendo muchas veces una discusión extensa al respecto. Esto culmina en una subutilización de este recurso terapéutico y de los beneficios potenciales que tiene una nutrición saludable sobre la salud de nuestros pacientes5. En este contexto, hemos sido testigos del nacimiento de la “Medicina de estilos de vida” (Lifestyle Medicine, en inglés), definida por el Journal of the American Medical Association como “la práctica basada en evidencia con el fin de ayudar a los individuos y a sus familias a adoptar y mantener conductas que pueden mejorar su salud y su calidad de vida”5.

Uno de los pilares fundamentales de la “Medicina de estilos de vida” es la nutrición, y específicamente, la alimentación basada en plantas (Plant-based nutrition, en inglés)6, que ha demostrado tener beneficios importantes sobre otras patologías como la hipertensión, diabetes tipo 2 y dislipidemia, y deriva en una menor mortalidad cardiovascular; posicionándose progresivamente como uno de los patrones de alimentación más beneficiosos para la salud general del ser humano7,8.

En este artículo, se ofrece una descripción de los mecanismos y la evidencia científica relevante que validan la consideración de la alimentación basada en plantas como una intervención efectiva en la prevención y tratamiento de la obesidad. De esta forma, se intenta avanzar la comprensión y difusión de este régimen alimentario en la práctica médica.

ALIMENTACIÓN BASADA EN PLANTAS

La alimentación basada en plantas se define como un patrón alimentario que prioriza en cantidad y variedad los alimentos de origen vegetal como la base de la alimentación, y que carece completa o casi completamente de alimentos de origen animal (carnes de todo tipo, lácteos y huevo), así como de alimentos procesados. “El plato poderoso” (Figura 1), creado por la organización “Comité de médicos por una medicina responsable”, representa conceptualmente este formato de alimentación9.

Figura 1: “El plato poderoso”, Comité de médicos por una medicina responsable(9) 

En comparación con las dietas no vegetarianas, una alimentación basada en plantas tiene un perfil nutritivo favorable porque prioriza carbohidratos complejos, fibra, vitaminas y minerales, por sobre grasas totales y saturadas. La incorporación abundante de proteínas de origen vegetal en desmedro del animal es una diferencia primordial de este régimen alimentario10.

MÉTODOS

Esta revisión no-sistemática se centró en los mecanismos relacionados con diferentes patrones dietéticos, y los nutrientes y alimentos que contienen, y su impacto en el control del peso corporal a corto y al largo plazo. La investigación se centró en la pregunta: ¿por qué una alimentación basada en plantas es eficaz en mantener y promover un peso corporal saludable en el humano? Ante lo cual se planteó el objetivo de buscar y analizar la literatura relevante en la determinación de estos mecanismos, centrado en la alimentación basado en plantas y usando otros patrones dietéticos para comparación y contraste. La búsqueda de la literatura se realizó mediante las bases de datos de Pubmed y Scielo.

MECANISMOS DE LA ALIMENTACIÓN BASADA EN PLANTAS EN EL MANEJO DE LA OBESIDAD

Se incluyó toda la literatura publicada que proporcionara casos confirmados de Hantavirus en nuestro país; asimismo, se añadió reportes epidemiológicos que confirmaron casos de Hantavirus, no se aplicaron restricciones de idioma, tipo ni diseño de estudio y se excluyeron aquellos estudios de seroprevalencia sobre Hantavirus, ya que no se pudo corroborar el momento del diagnóstico de la enfermedad.

Saciedad

En comparación con los alimentos de origen animal, los vegetales contienen mayor cantidad de fibra y agua, y menor cantidad de grasas, resultando en una menor “densidad calórica”, es decir, a igual volumen contienen menos calorías. Esto se traduce en una mayor inducción de saciedad con una ingesta calórica neta menor11. De hecho, la indicación de una alimentación basada en plantas incluso sin restricción calórica ni de porciones de las comidas, ha demostrado producir una disminución de peso corporal y buena adherencia al largo plazo en múltiples estudios, y el aumento en la saciedad con cada comida es clave en estos resultados12,13.

Uno de los ejemplos más importantes apoyando esta hipótesis fue el “BROAD study”12, un ensayo controlado aleatorizado en el cual un grupo de 65 individuos con obesidad o sobrepeso y al menos una enfermedad asociada adoptó o bien una dieta basada en plantas sin restricción energética (Grupo Intervención), o bien indicaciones médicas estándar (grupo control). Los participantes que adoptaron la alimentación basada en plantas disminuyeron significativa del Índice de Masa Corporal (IMC) en comparación al grupo control (4,4 versus 0,4 puntos de IMC), además de disminuciones significativas en su colesterolemia y otros factores medidos como hemoglobina glicosilada, calidad de vida y uso de medicamentos, entre otros, los que se mantuvieron incluso durante los 12 meses de seguimiento.

Si bien la densidad calórica baja de los alimentos vegetales es un factor importante en la sensación de saciedad, otros mecanismos podrían estar involucrados en este efecto. Klementova M. y cols14realizaron un estudio en el cual compararon la concentración posprandial de hormonas gastrointestinales que promueven saciedad, después de la ingesta de dos comidas equivalentes en calorías y volumen: una hamburguesa en base a productos de origen vegetal y otra compuesta por carne animal y queso. Varios marcadores postprandiales relacionados con la sensación de saciedad se vieron aumentados tras la ingesta de la hamburguesa vegetal en comparación a la de origen animal (corrobora que esto sea así), como el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), amilina y péptido YY (PYY). Así, ciertos componentes bioactivos presentes en los vegetales producirían saciedad por sí mismos, como polifenoles o almidón resistente14.

Efecto térmico de las comidas

El efecto térmico de las comidas, definido como el aumento en el metabolismo luego de la ingesta de alimentos15, puede ser una parte significativa del gasto energético diario. Una línea reciente de investigación ha postulado que una mayor presencia de carbohidratos complejos y menor de grasas (como en el caso de la alimentación basada en plantas), se asocian a una activación postprandial del sistema nervioso simpático y con un aumento del gasto energético15,16, lo que podría explicar en parte la eficacia en la disminución del peso corporal asociado a este patrón alimentario.

Modulación del microbioma intestinal

La microbiota es un conjunto de más de 48 billones de microorganismos que habitan en el tracto gastrointestinal, principalmente en el colon. La obesidad ha sido una de las condiciones más estudiadas desde su vínculo con la microbiota. En uno de los trabajos pioneros en el área, se demostró que la microbiota de humanos obesos era diferente a las de sus controles sin obesidad17. Interesantemente, ratones sin microbiota que recibieron trasplante de ‘microbiota obesa’ mostraron un aumento significativo de la grasa corporal en comparación a aquellos que habían sido colonizados con ‘microbiota no obesa’.

El principal mecanismo por el cual la microbiota se vincula con la obesidad es a través de la regulación de la ingesta de alimentos: la microbiota regula vías gastrointestinales-neurales directas mediadas por el nervio vago, a través de la liberación de señales anorexigénicas/orexigénicas. Adicionalmente, la microbiota regula el metabolismo energético mediante la modulación de la sensibilidad a la insulina, regulación de procesos de lipólisis y termogénesis18.

Mediante la fermentación de la fibra presente en frutas, verduras, legumbres y granos enteros, se liberan como subproducto los ácidos grasos de cadena corta (AGCC)19. Estos metabolitos tienen como parte de sus funciones: ser sustrato energético para los colonocitos, ser sustrato e inductores de gluconeogénesis local y hepática (protegiendo contra la obesidad inducida por la dieta y la intolerancia a la glucosa asociada), y regular tanto la lipólisis como la termogénesis a partir de tejido adiposo, entre otras18. Interesantemente, se ha descrito que una mayor ingesta de fibra trae consigo un aumento en los niveles AGCC, que a su vez inducen un aumento de señales anorexigénicas hipotalámicas, favoreciendo así estados de saciedad18,20. Adicionalmente, la microbiota participa en la regulación de otras moléculas que son relevantes en la ingesta de alimentos y metabolismo energético, como los ácidos biliares20. Estos son particularmente relevantes ya que dietas altas en grasas y productos cárnicos favorecen la formación de ácidos biliares secundarios por medio de acción microbiana, promoviendo desregulaciones del metabolismo energético19. Por último, otro factor relevante para entender la relación entre la microbiota y la obesidad es la estabilización de la barrera intestinal, cuya integridad es fundamental para la mantención y regulación de procesos inflamatorios en el cuerpo21. Dietas altas en procesados, aceites hidrogenados y productos animales (dieta occidental), dietas bajas en carbohidratos (dieta cetogénica) o dietas altas en glucosa, pueden inducir permeabilidad del intestino, endotoxemia, resistencia a la insulina, baja liberación de AGCC y un estado inflamatorio generalizado21. Por el contrario, dietas basadas en frutas, verduras y granos enteros, ricas en fibra y polifenoles (dieta mediterránea o dietas basadas en plantas) favorecen la integridad de la barrera intestinal, protegiendo al sistema de las patologías antes mencionadas21.

En conjunto, la evidencia disponible sugiere que dietas basadas en plantas, ricas en granos enteros y fibra inducen un efecto protector para la obesidad de manera microbiota-dependiente.

Insulina

La obesidad está fuertemente asociada al desarrollo de resistencia a la insulina22, un requisito para el desarrollo de Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2). Dentro de los alimentos responsables de esta asociación, los carbohidratos refinados y azúcares (conocidos por su alto índice glicémico) ocupan el primer lugar. Por el contrario, el consumo de granos integrales, ricos en carbohidratos de bajo índice glicémico y fibra, aumentan la sensibilidad a la insulina, disminuyendo el riego de DM2, lo que se ha demostrado en estudios prospectivos con dietas principalmente basadas en plantas23.

Otro macronutriente importante en el riesgo de desarrollar DM2 son las grasas. Los ácidos grasos saturados reducen la sensibilidad a la insulina al acumular intermediarios de ácidos grasos libres en las células musculares24, alterando su respuesta a esta hormona. De esta forma, un aumento en los niveles de ácidos grasos libres secundarios a una dieta rica en grasas saturadas suele asociarse al desarrollo de obesidad, resistencia a la insulina y DM28.

El funcionamiento adecuado de la insulina misma es a su vez importante para el metabolismo de los carbohidratos, mejorando la utilización de energía en general, lo que sería beneficioso en el manejo del peso corporal15. Así, un patrón alimentario que limita no sólo los carbohidratos simples si no también las grasas saturadas, y que prioriza la ingesta de fibra, se asocia a un estado de mayor sensibilidada la insulina, con menor riesgo de obesidad y DM225.

Proteína animal versus proteína vegetal

La composición y origen de las proteínas dietéticas tienen efectos diferenciados sobre el metabolismo. Un ejemplo relevante es la modulación de la secreción de glucagón e insulina en respuesta a la ingesta de ciertos aminoácidos26,27. La proteína vegetal tiene una proporción menor de aminoácidos esenciales y mayor de aminoácidos no esenciales, en comparación con las proteínas de origen animal26,28, lo que previamente era considerado una desventaja. Sin embargo, ahora sabemos que las proteínas de alimentos vegetales favorecen una mayor actividad neta de glucagón y una regulación negativa en la secreción de insulina, lo que resulta entre otras cosas en una reducción de la lipogénesis de novo y disminución del almacenamiento de grasa26. Por el contrario, los aminoácidos esenciales que son abundantes en los alimentos de origen animal, inducen adipogénesis con aumento de la grasa corporal total28. Esta hipótesis ha sido puesta a prueba usando dietas con restricción específica de Metionina, un aminoácido esencial, como alternativa terapéutica para mejorar la salud metabólica. Estas dietas han sido capaces de revertir la obesidad en animales, a través de mecanismos como la promoción en la oxidación de grasas, glicolisis y metabolismo del ciclo de los ácidos tricarboxílicos29.

En conclusión, habrían diversas vías metabólicas a través de las cuales una mayor ingesta de aminoácidos esenciales (que se encuentran en abundancia en las proteínas animales) producirían efectos obesogénicos, los que a su vez, explicarían los efectos protectores de la proteína vegetal en el tratamiento de la obesidad.

Leptina

La leptina es una hormona que ha recibido gran atención en la última década debido a su rol en la obesidad y síndrome metabólico. Sintetizada principalmente en el tejido adiposo blanco, esta hormona actúa como regulador de la homeostasis energética, disminuye la ingesta alimentaria, además de estar involucrada en el metabolismo tanto de lípidos como de carbohidratos, aumentando la sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos30. Los niveles de leptina suelen estar asociados a la cantidad de grasa corporal; a mayor obesidad, mayor concentración de leptina sanguínea30. Sin embargo, se ha visto que algunos individuos desarrollan resistencia a la leptina, condición que resulta en la producción de efectos antagónicos en el control de peso, contribuyendo a la obesidad31. La resistencia a la leptina es secundaria a niveles muy altos de la misma como consecuencia del aumento del tejido adiposo corporal y la ingesta excesiva de grasas saturadas y de azúcares32. Así, la alimentación basada en plantas, siento un patrón dietético que promueve la pérdida de peso y minimiza la ingesta de grasas saturadas y de azúcares simples, puede resultar en un aumento de la sensibilidad a la leptina, que a su vez lleva a un aumento en la sensibilidad a la insulina además de favorecer el metabolismo lipídico32.

EFICACIA

La población vegetariana tiene significativamente menor peso e IMC que las poblaciones que consumen dietas ricas en carnes33. De hecho, estudios prospectivos han observado los efectos negativos en el peso asociado con la ingesta de distintas cantidades de carne, demostrando una relación directa y dosis-dependiente entre la ingesta de proteína animal (en la forma de cualquier tipo de carne) y ganancia de peso34.

Intervencionalmente, al comparar distintas dietas para el tratamiento de la obesidad, si bien se ha visto que se pueden obtener buenos resultados con diferentes tipos de alimentación35,36, con dietas vegetarianas se pierde igual o más peso que con dietas no vegetarianas, obteniéndose aún mejores resultados con dietas totalmente basadas en plantas en comparación con dietas ovo-lacto vegetarianas37. Además, la disminución de peso y adherencia al tipo de alimentación persiste en el tiempo12.

Es importante considerar, además, que la alimentación basada en plantas tiene resultados positivos en otros parámetros metabólicos asociados a la obesidad, como son la hipertensión, diabetes mellitus tipo 2 y dislipidemia, derivando también en una menor mortalidad cardiovascular en sujetos que siguen este tipo de alimentación8,25.

SEGURIDAD

En la última década, hemos visto de forma creciente la incorporación de dietas basadas en plantas en recomendaciones de múltiples sociedades científicas y opinión de expertos, por sus variados beneficios y excelente perfil de seguridad38-40. Actualmente, esta dieta se ha establecido en guías de referencia internacional como segura y saludable para todas las etapas de la vida, incluyendo embarazo, lactancia, infancia, niñez y adolescencia41. Sin embargo, resulta fundamental tener responsabilidad frente a ciertos nutrientes que podrían ser críticos o requerir suplementación en dietas basadas en plantas. A continuación, se describen estos nutrientes, sus requerimientos y cómo aportarlos:

Vitamina B12

La vitamina B12 no es un componente de los alimentos vegetales, por lo que se recomienda que vegetarianos, veganos y todos quienes sigan alimentaciones basadas en plantas, consuman una fuente segura y confiable de esta vitamina, a través de suplementos, para prevenir su déficit42. Cabe destacar que también se ha pesquisado una prevalencia significativa de déficit de esta vitamina en poblaciones omnívoras (sobre un 20% en adultos)43, por lo que recomendamos que su medición, y suplementación sea evaluada y considerada en individuos que siguen cualquier patrón dietético, sobre todo poblaciones de más riesgo de déficit como adultos mayores, pacientes con anemia perniciosa, desórdenes gastrointestinales, usuarios crónicos de Metformina, usuarios crónicos de medicamentos antiácidos y cirugía bariátrica44.

La suplementación de vitamina B12 puede realizarse por vía oral o por vía intramuscular, aunque algunos autores recomiendan iniciar el tratamiento por vía intramuscular en caso de déficit. En caso de no tener déficit, la dosis de mantención para suplementación oral, según edad, se describe en laTabla 1 45.

Tabla 1.  Dosis de vitamina B12 para mantención, vía oral, con Cianocobalamina(45) 

  Dosis diaria múltiple Dosis diaria Dosis bisemanal Dosis semanal
Embarazo y lactancia 2 ug c/8 hrs 50 ug 1000 ug / dosis 2000-2500 ug
6 meses - 3 años 1 ug c/12 hrs 5 ug - -
4 - 10 años 2 ug c/12 hrs 25 ug 500-1000 ug / dosis 1000-2500 ug
≥ 11 años 2 ug c/8 hrs 50 ug 1000 ug / dosis 2000-2500 ug

Ácidos grasos esenciales Omega-3

Los ácidos grasos omega-3 son esenciales; deben ser obtenidos de la dieta. En la dieta humana existen principalmente en forma de Acido Alfa Linolénico (ALA), Ácido Eicosapentaenoico (EPA) y Ácido Docosahexaenboico (DHA). Estos últimos dos están casi exclusivamente en alimentos de origen animal (peces grasos, huevos y mariscos), mientras que el ALA se encuentra en abundancia en alimentos de origen vegetal. El ser humano tiene la capacidad de metabolizar este último para formar EPA y DHA, por lo que una alimentación basada en plantas con aporte diario suficiente de ALA (1,6 gr en hombres y de 1,1 gr en mujeres), sería suficiente para obtener los requerimientos de DHA45,46.

La adaptabilidad hepática ante bajos niveles de EPA y DHA sería un mecanismo por el cual poblaciones vegetarianas pueden alcanzar niveles adecuados de estos ácidos grasos47,48. Por otro lado, hay factores que pueden perjudicar la tasa de esta conversión, como son una ingesta muy alta de Ácido Linoleico (AL), más conocido como omega-6; por lo que se recomienda una proporción dietética de LA:ALA entre 4:1 y 2:1; evitando alimentos ricos en omega-6, grasas trans, y grasas saturadas (como margarina y aceites tropicales de coco y palma, además de los alimentos de origen animal)45.

Para satisfacer e incluso superar los requerimientos de ALA (a 2 gr al día, según las recomendaciones de algunos autores para individuos veganos)42, se recomienda el consumo diario de vegetales ricos en este nutriente como semillas de chía molidas (713 mg de ALA por cada cucharadita), semillas de linaza molidas (570 mg de ALA por cada cucharadita), aceite de linaza (608 mg de ALA en ¼ cucharadita) y nueces (515 mg de ALA en 3 mitades de unidad)49.

En caso de no alcanzar los niveles apropiados a través de la alimentación, se puede recurrir a suplementos en base a algas, que son una alternativa vegetariana viable para aportar Omega-350.

Calcio y Salud Ósea

Las recomendaciones de ingesta diaria de Calcio varían, dependiendo del país y de la organización; pero suelen encontrarse entre 600 y 1000 mg al día para adultos51-53.

Se ha pesquisado un déficit en la ingesta de este nutriente con prácticamente cualquier tipo de patrón dietético, por lo que se considera un nutriente a considerar al planificar cualquier tipo de dieta43. Alimentos vegetales ricos en este mineral son la rúcula, hojas de nabo, berros, almendras, semillas de sésamo molidas y bebidas vegetales fortificadas con Calcio, entre otros54, por lo que se recomienda incorporarlos a diario, especialmente si se sigue una dieta basada en plantas.

No se recomienda la suplementación de Calcio a la población general sin una clara indicación, debido a los posibles efectos adversos observados ante la ingesta de Calcio en suplementos55. La suplementación a través de una dieta balanceada está exenta de estos riesgos, y parece ser la forma más segura y eficaz de prevenir el déficit de este mineral.

Proteínas

La ingesta diaria recomendada de proteínas es de 0,83 g/kg al día56. Debido a que la digestibilidad de la proteína vegetal sería menor que la de origen animal, algunos autores recomiendan que la ingesta diaria en vegetarianos y veganos sea 1,3 veces mayor (0,9-1 gr/kg)57. Estos valores suelen ser superados con creces en individuos que siguen dietas omnívoras58. Si bien los individuos que siguen dietas vegetarianas y veganas suelen consumir menos cantidad de proteínas, habitualmente superan estos requerimientos mínimos sin intervenciones adicionales58,59. Esto se debe a que muchos alimentos vegetales contienen cantidades significativas de diversas proteínas (legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas, etc)60, algunos incluso superando el contenido proteico de productos animales.

Por todo esto, se considera que cuando los requerimientos calóricos de una dieta vegetariana y vegana se cumplen, se obtienen suficientes proteínas y aminoácidos esenciales, sin importar la etapa de la vida en la que se encuentre la persona42. Así, incluyendo alimentos vegetales de todos los grupos a lo largo del día, se obtendrán todos los aminoácidos esenciales en cantidades adecuadas.

Hierro

El hierro dietético se presenta en dos formas; hemo (sólo en alimentos de origen animal) y no hemo (en alimentos de origen animal y vegetal). La forma hemo del hierro posee mayor biodisponibilidad61, dado que su absorción no se ve afectada por interacciones con otros alimentos o por el estado de hierro del organismo. En cambio, la absorción del hierro no hemo varía según las necesidades fisiológicas del individuo (en parte de las reservas de hierro), y de la composición de la comida que lo contiene (presencia de fitatos, polifenoles, vitamina C, etc), pudiendo variar su absorción entre 1% y 23%62.

La ingesta diaria recomendada de Hierro es de 8 mg al día en hombres adultos y de 18 mg al día en mujeres adultas63. La deficiencia de hierro (anemia) es la carencia nutricional más prevalente a nivel mundial, independiente del régimen dietario64, con prevalencia similar entre sujetos vegetarianas, veganos y sus pares omnívoros54. En contraste, el exceso de hierro hemo en el organismo se ha convertido en un área creciente de investigación, habiéndose observado una correlación con enfermedades como cirrosis, enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2, y cáncer65.

Para satisfacer los requerimientos de hierro en dietas basadas en plantas, se recomienda incluir diariamente alimentos ricos en el mismo (como las legumbres y los vegetales de hoja verde), al mismo tiempo que alimentos que mejoran la absorción de hierro no hemo (como los pimentones, frutos cítricos, y otros)42,66. A su vez, los fitatos de los alimentos son un elemento que puede inhibir la absorción de hierro no hemo, por lo que también se recomienda aplicar regularmente métodos culinarios como el remojo, molienda y germinación, para minimizar el contenido de estos últimos en los alimentos54.

CONCLUSIONES

La eficacia de una alimentación basada en plantas en el manejo de la obesidad y en la mantención de un peso corporal saludable ha sido demostrada tanto al observar las poblaciones que siguen estos patrones de alimentación como al ponerla a prueba en estudios prospectivos. Hay diversos mecanismos involucrados en su capacidad para promover un peso saludable, además de proveer múltiples beneficios a la salud metabólica y cardiovascular. Es por estos motivos que la alimentación basada en plantas se debe considerar como una excelente herramienta; un hábito saludable, para la prevención y tratamiento del sobrepeso y la obesidad.

REFERENCIAS

1. Blüher M. Obesity: global epidemiology and pathogenesis. Nat Rev Endocrinol 2019; 15 (5): 288-298. DOI: 10.1038 / s41574-019-0176-8 [ Links ]

2. Popkin BM, Reardon T. Obesity and the food system transformation in Latin America. Obes Rev 2018; 19(8): 1028-1064. DOI: 10.1111 / obr.12694 [ Links ]

3. Pi-Sunyer X. The Medical Risks of Obesity. Postgraduate med 2009; 121 (6): 21-33. DOI: 10.3810 / pgm.2009.11.2074 [ Links ]

4. Swinburne B, Sacks G, Ravussin E. Increased food energy supply is more than sufficient to explain in the US epidemic of obesity. Am J Clin Nutr 2009; 90 (6): 1453-6. DOI: 10.3945 / ajcn.2009.28595 [ Links ]

5. Lianov L, Johnson M. Physician competencies for prescribing lifestyle medicine. JAMA 2010; 304: 202-203. DOI: 10.1001 / jama.2010.903 [ Links ]

6. American college of lifestyle medicine announces dietary lifestyle position statement for treatment and potential reversal of disease [comunicado de prensa*. 2018. [ Links ]

7. Tai Le L, Sabate J. Beyond meatless, the health effects of vegan diets: findings from the adventist cohorts. Nutrients 2014; 6: 2131-2147. DOI: 10.3390 / nu6062131 [ Links ]

8. Sacks FM, Castelli WP, Donner A, Kass EH. Plasma lipids and lipoproteins in vegetarians and controls. N Engl J Med 1975; 292 (22): 1148-1151. DOI: 10.1056 / NEJM197505292922203 [ Links ]

9. Comité de médicos por una medicina responsable. El plato poderoso. Disponible https://www.pcrm.org/good-nutrition/healthy-communities/recursos . Accedido en Diciembre 2020. [ Links ]

10. Rizzo NS, Jaceldo-Siegl K, Sabate J, Fraser GE. Nutrient profiles of vegetarian and non vegetarian dietary patterns. J Acad Nutr Diet 2013; 113 (12): 1610-1619. DOI: 10.1016 /j.jand.2013.06.349 [ Links ]

11. Ello-Martin JA, Roe LS, Ledikwe JH, Beach AM, Rolls BJ. Dietary energy density in the treatment of obesity: a year-long trial comparing 2 weight-loss diets. Am J Clin Nutr 2007; 85: 1465-1477. DOI: 10.1093 / ajcn / 85.6.1465 [ Links ]

12. Wright N, Wilson L, Smith M, Duncan B, McHugh P. The BROAD study: a randomised controlled trial using a whole food plant-based diet in the community for obesity, ischaemic heart disease or diabetes. Nutr Diabetes 2017; 7 (3): e256. DOI: 10.1038 / nutd.2017.3 [ Links ]

13. Pasman WJ, Saris WH, Westerterp-Plantenga MS. Predictors of weight maintenance. Obes Res 1999; 7: 43-50. DOI: 10.1002 / j.1550-8528.1999.tb00389.x [ Links ]

14. Klementova M, Thieme L, Haluzik M, Pavlovicova R, Hill M, Pelikanova T, et al. A plant-based meal increases gastrointestinal hormones and satiety more than an energy-and macronutrient-matched processed-meat meal in T2D, obese, and healthy men: a three-group randomized crossover study. Nutrients 2019; 11: 157. DOI: 10.3390 / nu11010157 [ Links ]

15. Calcagno M, Kahleova H, Alwarith J, Burgess NN, Flores RA, Busta ML, et al. The thermic effect of food: a review. J Am Coll Nutr 2019; 38 (6): 547-551. DOI: 10.1080/07315724.2018.1552544 [ Links ]

16. Toth MJ. Sympathetic nervous system activity and resting metabolic rate in vegetarians. Metabolism 1994: 43 (5): 621-625. DOI: 10.1016/0026-0495(94)90205-4 [ Links ]

17. Turnbaugh, PJ, Ley RE, Mahowald MA, Magrini V, Mardis ER, Gordon JI. An obesity-associated gut microbiome with increased capacity for energy harvest. Nature 2006; 444: 1027-1031. DOI: 10.1038 / nature05414 [ Links ]

18. Cani PD, Van Hul M, Lefort C, Depommier C, Rastelli M, Everard A. Microbial regulation of organismal energy homeostasis. Nature metabolism 2019; 1: 34-46. DOI: https://doi.org/10.1038/s42255-018-0017-4 [ Links ]

19. Lin H, An Y, Tang H, Wang Y. Alterations of bile acids and gut microbiota in obesity induced by high fat diet in rat model. J Agric Food Chem 2019: 67 (13): 3624-3632. DOI: 10.1021 / acs.jafc.9b00249 [ Links ]

20. De Vadder F, Kovatcheva-Datchary P, Goncalves D, Vinera J, Zitoun C, Duchampt A, et al. Microbiota-generated metabolites promote metabolic benefits via gut-brain neural circuits. Cell 2014; 156 (1-2): 84-96. DOI: 10.1016 / j.cell.2013.12.016 [ Links ]

21. Rinninella E, Cintoni M, Raoul P, Lopetuso LR, Scaldaferri F, Pulcini G, et al. Food components and dietary habits: keys for a healthy gut microbiota composition. Nutrients 2019; 11 (10): 2393. DOI: 10.3390 / nu11102393 [ Links ]

22. Barazzoni R, Cappellari G, Ragni M, Nisoli E. Insulin resistance in obesity: an overview of fundamental alterations. Eat Weight Disord 2018; 23 (2): 149-157. DOI: 10.1007 / s40519-018-0481-6 [ Links ]

23. Della Pepa G, Vetrani C, Vitale M, Riccardi G. Wholegrain intake and risk of type 2 diabetes: evidence from epidemiological and intervention studies. Nutrients 2018; 10 (9): 1288. Doi: 10.3390 / nu10091288 [ Links ]

24. Rachek LI. Free fatty acids and skeletal muscle insulin resistance. Prog Mol Biol Transl Sci 2014; 121:267-92. DOI: 10.1016 / B978-0-12-800101-1.00008-9 [ Links ]

25. Kahleova H, Hlozkova A, Fleeman R, Fletcher K, Holubkov R, Barnard ND. Fat quantity and quality, as part o f a low-fat, vegan diet, are associated with changes in body composition, insulin resistance, and insulin secretion. A 16-week randomized controlled trial. Nutrients 2019;11 (3): 615. DOI: 10.3390 / nu11030615 [ Links ]

26. McCarty MF. Vegan proteins may reduce risk of cancer, obesity, and cardiovascular disease by promoting increased glucagon activity. Med Hypotheses 1999; 53 (6): 459-85. DOI: 10.1054 / mehy.1999.0784 [ Links ]

27. Fogarty C, Vassallo I, Di Cara A, Milone C, Comminetti O, Monnard I, et al. A 48-hour vegan diet challenge in healthy women and men induces a branck-chain amino acid related, health associated, metabolic signature. Mol Nutr Food Res 2018; 62 (3): doi: 10.1002/mnfr.201700703. [ Links ]

28. Melnik BC. Leucine signaling in the pathogenesis of type 2 diabetes and obesity. World J Diabetes 2012; 3 (3): 38-53. DOI: 10.4239 / wjd.v3.i3.38 [ Links ]

29. Yang Y, Zhang J, Wu G, Sun J, Wang Y, Guo H, et al. Dietary methionine restriction regulated energy and protein homeostasis by improving thyroid function in high fat diet mice. Food Funct 2018; 9 (7): 3718-3731. DOI: 10.1039 / c8fo00685g [ Links ]

30. Gogga P, Sliwinska A, Aleksandrowicz-Wrona E, Malgorzewicz S. Association between different types of plant-based diets and leptin levels in healthy volunteers. Acta Biochim Pol 2019; 66 (1): 77-82. DOI: 10.18388 / abp.2018_2725 [ Links ]

31. Landecho MF, Tuero C, Valenti V, Bilbao I, De la Higuera M, Frühbeck G. Relevance of leptin and other adipokines in obesity-associated cardiovascular risk. Nutrients 2019; 11 (11): 2664. doi: 10.3390 / nu11112664 [ Links ]

32. Vasselli JR, Scarpace PJ, Harris RB, Banks WA. Dietary components in the development of leptin resistance. Adv Nutr 2013; 4 (2): 164-175. doi: 10.3945 / an.112.003152 [ Links ]

33. Singh PN, Jaceldo-Siegl K, Shih W, Collado N, Le LT, Silguero K, et al. Plant-based diets are associated with lower adiposity levels among hispanic/latino adults in the adventist Multi-Ethnic Nutrition (AMEN) study. Front Nutr 2019; 6: 34. DOI: https://doi.org/10.3389/fnut.2019.00034 [ Links ]

34. Vergnaud AC, Norat T, Romaguera D, et al. Meat consumption and prospective weight change in participants of the EPIC-PANACEA study. Am J Clin Nutr 2010; 92: 398-407. DOI: 10.3945 / ajcn.2009.28713 [ Links ]

35. Gardner CD, Trepanowski JF, Del Gobbo LC, Hauser ME, Rigdon J, A Loannidis JP, et al. Effect of Low-Fat vs Low-Carbohydrate Diet on 12-Month Weight Loss in Overweight Adults and the Association With Genotype Pattern or Insulin Secretion: The DIETFITS Randomized Clinical Trial. JAMA 2018; 20: 667-679. DOI: 10.1001 / jama.2018.0245 [ Links ]

36. Hall K, Guo J, Courville AB, et al. Effect of a plant-based, low-fat diet versus an animal-based, ketogenic diet on ad libitum energy intake. Nat Med 2021; 27(2): 344-353. DOI: 10.1038 / s41591-020-01209-1 [ Links ]

37. Turner-McGrievy GM, Davidson CR, Wingard EE. Comparative effectiveness of plant-based diets for weight loss: a randomied controlled trial of five different diets. Nutrition 2015; 31 (2): 350-8. DOI: 10.1016 / j.nut.2014.09.002 [ Links ]

38. Arnett DK, Blumenthal RS, Albert MA, Buroker AB, Goldberger ZD, Hahn EJ, et al. 2019 ACC/AHA guideline on the primary prevention of cardiovascular disease: a report of the american college of cardiology/american heart association task force on clinical practice guidelines. Circulation 2019; 140 (11): e596-e646. DOI: 10.1161 / CIR.0000000000000678 [ Links ]

39. Garber AJ, Handelsman Y, Grunberger G, Einhorn D, Abrahamson MJ, Barzilay JI, et al. Consensus statement by the american association of clinical endocrinologists and american college of endocrinology on the comprehensive type 2 diabetes management algorithm - 2020 summary. Endocr Pract 2020; 26 (1): 107-139. DOI: 10.4158 / CS-2019-0472 [ Links ]

40. Bodai BI, Nakata TE, Wong WT, Clark DR, Lawenda S, Tsou C, et al. Lifestyle medicine: a brief review of its dramatic impact on health and survival. Perm J 2018; 22: 17-025. Doi: 10.7812 / TPP / 17-025 [ Links ]

41. Cullum-Dugan D, Pawlak R. Position of the academy of nutrition and dietetics: vegetarian diets. J Acad Nutr Diet 2015; 115 (5): 801-810. DOI: 10.1016 / j.jand.2015.02.033 [ Links ]

42. Academy of Nutrition and Dietetics. Position of the academy of nutrition and dietetics: vegetarian diets. J Acad Nutr Diet 2065; 116: 1970-1980. DOI: 10.1016/j.jand.2016.09.025 [ Links ]

43. Universidad de Chile. Encuesta nacional de consumo alimentario (ENCA) 2010: Informe final. Disponible en https://www.minsal.cl/sites/default/files/ENCA-INFORME_FINAL.pdf [fecha de último acceso Julio 2021]. [ Links ]

44. National Institutes of Health: Office of dietary supplements. Vitamin B12: fact sheet for health professionals. Actualizado en Abril, 2021. Disponible en https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminB12-HealthProfessional/ [fecha de último acceso: Julio 2021] [ Links ]

45. Baroni L, Goggi S, Battaglino R. Vegan nutrition for mothers and children: practical tools for healthcare providers. Nutrients 2018; 11,5. DOI: 10.3390/nu11010005 [ Links ]

46. National Institutes of Health, office of dietary supplements. Omega-3 Fatty Acids: fact sheet for health professionals. Actualizado en Marzo 2021. Disponible en https://ods.od.nih.gov/factsheets/Omega3FattyAcids-HealthProfessional/ [fecha de último acceso Julio 2021]. [ Links ]

47. Joshi K, Gadgil M, Pandit A, et al. Dietary pattern regulates fatty acid desaturase 1 gene expression in Indian pregnant women to spare overall long chain polyunsaturated fatty acids levels. Mol Biol Rep 2019; 46: 687-693. DOI: 10.1007 / s11033-018-4524-x [ Links ]

48. Barceló-Coblijn G, Murphy EJ. Alpha-linolenic acid and its conversion to longer chain n-3 fatty acids: benefits for human health and a role in maintaining tissue n-3 fatty acid levels. Prog Lipid Res 2009; 48(6): 355-74. DOI: 10.1016 / j.plipres.2009.07.002 [ Links ]

49. US Department of Agriculture, Agricultural Research Service. FoodData Central. Disponible en https://fdc.nal.usda.gov/ . [fecha de ultimo acceso: Julio 2021] [ Links ]

50. Ryan L, Symington AM. Algal-oil supplements are a viable alternative to fish-oil supplements in terms of docosahexaenoic acid (22:6n-3; DH). J Funct Foods 2015; 19:852-858. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jff.2014.06.023 [ Links ]

51. Committee to Review Dietary Reference Intakes for Vitamin D and Calcium, Food and Nutrition Board, Institute of Medicine. Dietary Reference Intakes for Calcium and Vitamin D. Washington, DC: National Academy Press, 2010. [ Links ]

52. Theobald HE. Dietary calcium and health. BNF Nutrition bulletin 2005, 30, 237-277. DOI: https://doi.org/10.1111/j.1467-3010.2005.00514.x [ Links ]

53. Indian Council of Medical research, Dietary guidelines for Indians. Disponible en http:// www.ninindia.org/DietaryguidelinesforIndiansFinaldraft.pdf. [fecha de último acceso: Julio 2021] [ Links ]

54. Baroni L, Goggi S, Battino M. Vegplate: a Mediterranean-based food guide for Italian adult, pregnant, and lactating vegetarians. J Acad Nutr Diet 2018; 118(12): 2235-2243. DOI: 10.1016 / j.jand.2017.08.125 [ Links ]

55. Anderson J, Kruszka B, Delaney J, et al. Calcium intake from diet and supplements and the risk of coronary artery calcification and its progression among older adults: 10-year follow-up of the multi-ethnic study of atherosclerosis (MESA). JAHA 2016; 5(10): PMID: 27729333 [ Links ]

56. World health organization, Food and agriculture organization of the united nations 2004. Vitamin and mineral requirements in human nutrition, second edition. WHO library cataloguing-in-publication data. Disponible en https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/42716/9241546123.pdf?ua=1 [fecha de último acceso: Julio 2021]. [ Links ]

57. Van Winckel M, Vande S, De Bruyne R, et al. Clinical practice: vegetarian infant and child nutrition. Eur J Pediatr 211; 170(12): 1489-94. DOI: 10.1007 / s00431-011-1547-x [ Links ]

58. Mariotti F, D. Gardner C. Dietary protein and amino acids in vegetarian diets - a review. Nutrients 2019; 11, 2661. DOI: 10.3390 / nu11112661 [ Links ]

59. Schmidt JA, Rinaldi S, Scalbert A, et al. Plasma concentrations and intakes of amino acids in male meat-eaters, fish-eaters, vegetarians and vegans: a cross-sectional analysis in the EPIC-Oxford cohort. Eur J Clin Nutr 2016; 70: 306-312. DOI: 10.1038 / ejcn.2015.144 [ Links ]

60. Marsh KA, Munn EA, Baines SK. Protein and vegetarian diets. The Medical Journal of Australia 2013;199(4):S7-S10. DOI: 10.5694 / mja11.11492 [ Links ]

61. Blanco-Rojo R, Vaquero MP. Iron bioavailability from food fortification to precision nutrition. A review. Innovative food science & emerging technologies 2019 Jan; 51:126-138. DOI: 10.1016 / J.IFSET.2018.04.015 [ Links ]

62. Collings R, Harvey LJ, Hooper L, et al. The absorbption of iron from whole diets: a systematic review. Am J Clin Nutr 2013; 98(1): 65-81. DOI: 10.3945 / ajcn.112.050609 [ Links ]

63. National Institutes of Health, Office of dietary supplements. Hierro: hoja informativa para consumidores. Disponible en https://ods.od.nih.gov/factsheets/Iron-DatosEnEspanol/ [fecha de último acceso: Julio 2021] [ Links ]

64. World Health Organization & Centers for Disease Control and Prevention. Worldwide prevalence of anaemia 1993-2005: WHO global database on anaemia. Disponible en http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/43894/9789241596657_eng.pdf?sequence=1 [fecha de último acceso: Julio 2021] [ Links ]

65. Turner ND, Lloyd SK. Association between red meat consumption and colon cancer: A systematic review of experimental results. Experimental Biology and Medicine (Maywood, N.J.), 242 (8) (2017), pp. 813-839. DOI: 10.1177 / 1535370217693117 [ Links ]

66. Haider LM, SchwingshacklL, Hoffmann G, Ekmekcioglu C. The effect of vegetarian diets on iron status in adults. A systematic review and meta-analysis. Crit Rev Food Sci Nutr 2018 May 24; 58(8):1359-1374. DOI: 10.1080 / 10408398.2016.1259210 [ Links ]

Financiamiento: El presente trabajo fue parcialmente financiado por Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT, Chile), a través de FONDECYT postdoctorado número 3190491 otorgado a IPG.

Recibido: 29 de Enero de 2021; Aprobado: 12 de Julio de 2021

Correspondencia: Francisca Soto-Aguilar Bralic Dirección: Yan an dong lu 222, room 1809. Huangpu district. Shanghai, China. Teléfono: +8615821665706 (China) Correo:dra.francisca.sotoaguilar@gmail.com

Contribuciones de autoría: Los autores han participado en la concepción y diseño del artículo, la recolección de datos, su redacción, revisión crítica y aprobación de la versión final. Además, IP obtuvo financiamiento parcial.

Conflicto de intereses: Los autores declaran que el presente artículo fue realizado en ausencia de alguna relación comercial o financiera que pudiera ser interpretada como un conflicto de interés potencial.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons