Sr. Editor: Tuve la oportunidad de revisar un artículo publicado en la primera edición de la Revista De La Facultad De Medicina Humana De La Universidad Ricardo Palma del presente año, el cual se titula consumo de alimentos ricos en antioxidantes en pacientes ambulatorios con retinopatía diabética del hospital la carlota durante el 20211, identificado con DOI n° disponible en: 10.25176/rfmh.v22i1.4121 y escrito por Raquel Martínez-Kurata, et al., donde buscaban hallar la cantidad de consumo de antioxidantes centrándose en las vitaminas c, e y selenio en pacientes con retinopatía diabética (RD), el cual logró captar mi atención y despertó mi curiosidad, motivándome a buscar mayor información al respecto. Permítanme comentar algunos puntos de vista en común con los autores.
En la publicación científica a analizar1, se señala que, el consumo de estas sustancias, brinda resultados prometedores en literatura médica previa, donde se plantea una disminución del estrés oxidativo y el ambiente proinflamatorio característico de la diabetes, que favorece la aparición de microangiopatías y, por ende, el desarrollo de RD, siendo este uno de los panoramas menos deseados para las personas que lo padecen. En un artículo de revisión publicado en el año 2018, se hace énfasis en el tratamiento con antioxidantes como medida preventiva a este posible contexto. Los más aplicados y preferidos por profesionales de la salud en la actualidad, incluyen el uso de antioxidantes como sustratos y la síntesis de estos en laboratorios, obteniéndose nuevas combinaciones de drogas con una gran capacidad de respuesta a agentes estresores inducidos por mecanismos apoptóticos y garantizándose el mantenimiento de las células beta y sus funciones2. Otras terapias incluyen el uso de fitoquímicos, al ser efectivos y más accesibles económicamente3.
Sin embargo, a pesar de los grandes éxitos en la práctica médica, algunos estudios analizados en el artículo de revisión “The Roles Of Vitamins In Diabetic Retinopathy: A Narrative Review”4, exponen una variación en el dosaje sérico de vitaminas específicas en pacientes diagnosticados con diabetes, como la vitamina a, la vitamina d, el complejo b e incluso, las vitaminas c, e y el selenio, que fueron las principales macromoléculas en las que se enfocaron como recalqué al inicio de la presente carta. Cada una de estas sustancias suelen encontrarse disminuidas o elevadas según sea el estudio4, lo que produce dificultades para encontrar algún resultado definitivo y confirmar una asociación entre el desarrollo de la retinopatía diabética y el déficit de antioxidantes en la dieta, ratificando la conclusión propuesta en el artículo de Martinez-Kurata et al.1.
El interesante estudio publicado en la Revista RFMH De La Universidad Ricardo Palma, representa un llamado a futuros colegas médicos a realizar una investigación más exhaustiva y profunda, encaminándose a una población de mayor tamaño y menos indagada durante un tiempo más prolongado. A modo de sugerencia, podría considerarse a mujeres diabéticas postmenopáusicas en un periodo no mayor de diez años como una alternativa a posteriores análisis. Se hace evidente que aún hay mucho por investigar en este tema, pero mantengo la esperanza que tendremos excelentes novedades para pacientes diagnosticados con diabetes y tratamientos alternativos como los previamente mencionados en un porvenir cercano.