INTRODUCCIÓN
La obesidad y el sobrepeso son problemáticas de gran relevancia en el ámbito de la salud pública a nivel global1. Actualmente, se estima que más de 1 000 millones de personas en todo el mundo padecen sobrepeso según su índice de masa corporal (IMC), mientras que alrededor de 650 millones se encuentran diagnosticadas con obesidad2. En Chile, según datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017, el 31,2 % de los adultos presenta obesidad, mientras que el 3,2 % se clasifica como obesidad mórbida, y el 39,8 % se encuentra en condición de sobrepeso1.
Esta creciente epidemia de obesidad no solo acarrea complicaciones físicas, sino que también conlleva efectos psicológicos y sociales significativos, entre los cuales destaca el estigma de peso3. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el 54 % de los adultos con obesidad informan ser objeto de estigma por parte de sus compañeros de trabajo y que el 69 % de los adultos con obesidad informan experiencias de estigma por parte de profesionales de la salud3. El estigma de peso hace referencia a la discriminación, prejuicio y estigmatización social sufrida por individuos con malnutrición por exceso, con implicaciones severas para su bienestar mental y físico, incluyendo la disminución de la autoestima, la depresión, la ansiedad e incluso la exclusión social4.
En el contexto chileno, aunque existe legislación que prohíbe la discriminación, el estigma de peso no está contemplado como aspecto protegido5. La adopción de medidas que salvaguarden los derechos de las personas con sobrepeso y obesidad es crucial para prevenir la injusticia y el perjuicio derivados del estigma5-6.
Un aspecto destacado en el estudio del estigma de peso es la percepción que las personas tienen de su propio cuerpo y del de los demás. Se ha observado que las personas con IMC normal tienden a percibir a quienes tienen sobrepeso u obesidad como perezosas o sedentarias, con falta de voluntad o autodisciplina, lo que contribuye a estereotipos negativos7. Investigaciones previas sugieren que aquellos diagnosticados con obesidad suelen tener una visión más compasiva hacia individuos con su misma condición corporal, lo que se relaciona con un menor nivel de estigma de peso8.
El estigma de peso, además de impactar la calidad de vida de las personas con obesidad, involucra también a aquellos que trabajan o estudian en el ámbito de la salud. En Chile, la investigación sobre el estigma de peso en estudiantes de carreras de la salud aún es limitada. Algunos estudios han revelado altos niveles de estigma y discriminación hacia personas con obesidad entre estudiantes de Enfermería, Medicina y Nutrición y Dietética9-11. Estos hallazgos son preocupantes, dado que podrían influir negativamente en la calidad de atención y tratamiento que brinden los futuros profesionales de la salud a quienes padecen malnutrición por exceso.
Es por lo anterior que el objetivo de este estudio es examinar la asociación entre el estigma de peso y el estado nutricional en estudiantes de salud de una universidad privada en la región de Ñuble, Chile.
MÉTODOS
Diseño y área de estudio
Diseño observacional de corte transversal. La investigación se suscribe a la pauta de chequeo Strengthening the Reporting of Observational studies in Epidemiology, conocida como STROBE12. Se llevó a cabo en una universidad privada ubicada en la región de Ñuble, Chile.
Población y muestra
Se realizó un estudio con 156 participantes, que eran estudiantes de diversas carreras del área de la salud (Química y Farmacia, Nutrición y Dietética, Obstetricia y Puericultura, Enfermería y Terapia ocupacional) para evaluar una correlación estadísticamente significativa entre las variables estado nutricional y estigma de peso de al menos 0,334 según lo reportado por Bastías y cols., 202213; con un poder estadístico del 80% y un nivel de confianza del 95%. La selección de la muestra fue mediante un muestreo probabilístico por conglomerados, dado a las salas de clases teóricas de la facultad de ciencias de la salud, excluyendo laboratorios. Cada sala fue seleccionada por azar simple y fueron invitados a participar a todos los estudiantes que en ese momento se encontraban dentro de la sala de clases.
Se incluyeron alumnos regulares, de diferentes niveles académicos, de ambos sexos y de cualquier nacionalidad. Como criterios de exclusión se consideraron estudiantes en internado de práctica profesional, estudiantes con historial de cirugía bariátrica y con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) auto reportados, para evitar posibles sesgos en los resultados de este estudio7. Cada sujeto seleccionado que quiso participar del estudio firmó un consentimiento informado, el cual señalaba el carácter voluntario de su participación, el objetivo que persigue el estudio, los métodos de medición, herramientas de aplicación y los potenciales riesgos de las mediciones. Además, la posibilidad de contactar a los autores del estudio para reportar cualquier situación de interés, solicitar información e informar el abandono del estudio en cualquier etapa del trabajo de campo, sin dar justificación ni esperar pérdidas de beneficios de ningún tipo. Esta investigación fue autorizada por el Comité Ético Científico (CEC N° 2023-50, del 19.07.23) de la Universidad Adventista de Chile.
Variables e instrumentos
Se recolectaron datos sobre diversas variables, siendo las principales el estado nutricional y el estigma de peso, mediante dos instrumentos:
Cuestionario de antecedentes personales: Este instrumento, elaborado por los investigadores, no fue validado en una muestra piloto. Recopiló información auto reportada sobre datos personales, académicos y antropométricos evaluados por los investigadores. El cuestionario contenía 10 preguntas de respuesta cerrada que permitieron obtener variables como sexo, presencia de TCA, antecedentes de cirugía bariátrica, edad, nacionalidad, carrera cursada, año de la carrera (primer año a cuarto año) y tipo de residencia universitaria. La evaluación del IMC incluyó la recolección de datos de peso en kilogramos (kg) y talla en metros (m).
Escala GAMS-27 Obesity Prejudice Scale (OPS): Desarrollada por Ercan et al.14, esta escala evaluó las actitudes negativas frente al exceso de peso, demostrando ser altamente confiable con un coeficiente α de Cronbach de 0,85. Las 27 preguntas del OPS utilizan una escala tipo Likert de cinco puntos, con opciones desde “muy de acuerdo” hasta “muy en desacuerdo”. Las puntuaciones van de 27 a 135, donde las puntuaciones más altas representan mayores actitudes negativas hacia la obesidad. Una puntuación entre 27 y 68 indica ausencia de prejuicio, entre 68,01 y 84,99 indica predisposición a prejuicio, y entre 85 y 135 indica sesgo de peso10. El instrumento está disponible en el Material Suplementario.
Procedimientos
El trabajo de campo se desarrolló en septiembre y octubre del año lectivo 2023, en jornadas de mañana y tarde durante cuatro semanas. Se contactó a los docentes de cada curso dictado en las aulas teóricas para coordinar las visitas a las salas elegidas. Al inicio de cada clase, se solicitó permiso al docente para explicar el objetivo del estudio a los estudiantes. Aquellos que aceptaron participar firmaron un consentimiento informado mediante un código QR, que los redirigió a un formulario de Google Forms con tres secciones: información sobre la investigación, datos personales y antropométricos (medidos por los investigadores) y un cuestionario de actitudes hacia la obesidad (GAMS-27 OPS). El formulario se completó de forma autoadministrada y todas las preguntas fueron obligatorias. El procedimiento de evaluación del IMC incluyó la recolección de datos de peso en kg y talla en m usando instrumentos de medición marca SECA proporcionados por la universidad. Los participantes se pesaron descalzos y con ropa ligera en una balanza digital SECA calibrada correctamente. La talla se midió con un estadiómetro SECA, con los participantes descalzos, de pie y con la espalda recta contra el dispositivo, asegurando que la cabeza estuviera en el plano de Frankfort.
En caso de problemas técnicos con el código QR, el enlace, la conexión a internet o el dispositivo smartphone de los estudiantes, se dispusieron alternativas como la entrega de smartphones temporales o cuestionarios impresos, pero no fue necesario utilizarlas.
Análisis estadístico
Se realizó un análisis descriptivo de las variables cualitativas como sexo, nacionalidad, carrera, lugar de residencia y generación; y variables cuantitativas como peso, talla, IMC y edad. Para variables cualitativas se hicieron tablas de frecuencia y porcentajes y para las variables cuantitativas el cálculo de proporciones. Para el análisis de la asociación entre las variables primarias y secundarias, se utilizó la prueba de independencia de Ji2 con simulación de MonteCarlo y la prueba de proporciones. El programa estadístico que se usó para el análisis fue el software R 4.3.0. Para evaluar la asociación entre estigma de peso con estado nutricional y sexo, se utilizó la prueba de regresión logística.
Aspectos éticos
Esta investigación fue aprobada por el Comité Ético Científico (CEC N° 2023-50, del 19.07.23) de la Universidad Adventista de Chile. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado que detallaba la naturaleza voluntaria de su participación, los objetivos del estudio, los métodos de medición y los potenciales riesgos. Además, se les informó sobre la posibilidad de contactar a los autores del estudio para reportar cualquier situación de interés, solicitar información y abandonar el estudio en cualquier etapa sin justificación ni pérdida de beneficios.
RESULTADOS
Se analizó una muestra de 156 estudiantes. La Tabla 1 muestra que las mujeres presentaron una participación del 72,43%. El 43,58% refirió una edad entre 21-23 años; el 96,79% fueron chilenos; el 30,76% indicó estudiar la carrera de Terapia Ocupacional, y el 92,94% señaló no vivir en la residencia universitaria. La Tabla 2 señala que el 50,64% de los participantes fueron clasificados con estado nutricional normal.
Tabla 1 Distribución de la muestra según características sociodemográficas
Características sociodemográficas | n=156 | n=% | |
Sexo | |||
Femenino | 113 | 72.43% | |
Masculino | 43 | 27.56% | |
Edad | |||
18-20 | 65 | 41.66% | |
21-23 | 68 | 43.58% | |
24-26 | 16 | 10.25% | |
27-29 | 5 | 3.20% | |
≥30 | 2 | 1.28% | |
Nacionalidad | |||
Ecuatoriana | 1 | 0.64% | |
Peruana | 1 | 0.64% | |
Venezolana | 1 | 0.64% | |
Boliviana | 2 | 1.28% | |
Chilena | 151 | 96.79% | |
Carrera | |||
Nutrición y Dietética | 33 | 21.15% | |
Obstetricia y Puericultura | 26 | 16.66% | |
Química y Farmacia | 13 | 8.33% | |
Terapia Ocupacional | 48 | 30.76% | |
Enfermería | 36 | 23.07% | |
Lugar de residencia | |||
Interno* | 11 | 7.05% | |
Externo | 145 | 92.94% | |
Nivel cursado | |||
Primer año | 51 | 32.69% | |
Segundo año | 28 | 17.94% | |
Tercer año | 40 | 25.64% | |
Cuarto año | 37 | 23.71% |
Tabla 2 Distribución de la muestra según estado nutricional y sexo
Estado nutricional | Hombre | Mujer |
Bajo peso | 2 (1.27%) | 5 (3.18%) |
Normal | 22 (14.01%) | 57 (36.3%) |
Sobrepeso | 17 (10.83%) | 35 (22.30%) |
Obesidad * | 2 (1.28%) | 16 (10.25%) |
*Para este estado nutricional se reunieron las tres categorías (leve, moderada y severa)
Al estudiar la potencial asociación entre el estado nutricional (IMC) y el estigma de peso (Tabla 3) se encontró que fue estadísticamente significativa (p=0,0145). La prueba post hoc de diferencia de proporciones reveló que el estado nutricional normal se asoció significativamente con la presencia de sesgo de peso (p=0,016).
Tabla 3 Asociación entre estigma de peso y estado nutricional
Estado Nutricional | Estigma de peso | ||
Sin predisposición | Con predisposición | Sesgo de peso | |
Bajo peso | 0 | 3 | 4 |
Normal | 5 | 51 | 23a b |
Sobrepeso (ref 1) | 7 | 41 | 4a |
Obesidad (ref 2) | 3 | 10 | 5b |
Prueba de independencia. Ji2=15,67; p=0,0145 (p-valor obtenido con simulación MonteCarlo, 2000 réplicas) Prueba post hoc de diferencias de proporciones de sesgo de peso (referencia: sin predisposición). Grupos de referencia para la comparación del estado nutricional a: sobrepeso, y para la comparación b: obesidad (No se utilizó la categoría bajo peso por haber una celda con cero casos): a: p=0,016; b: p=0,4900
Tabla 4 Regresión logística del sesgo de peso versus estado nutricional normal y sexo
Variable | B | EE | p-valor | OR | IC 95% |
Estado nutricional | |||||
Normal | 1,84 | 0,76 | 0,0163 | 6,27 | 1,52 - 32,86 |
Sobrepeso+obesidad (Ref) | |||||
Sexo | |||||
Mujer | 2.04 | 0,84 | 0,0156 | 7.69 | 1,60 - 47.41 |
Hombre (Ref) |
B: coeficiente beta; EE: error estándar; OR: odds ratio; IC95%: intervalo de confianza del 95% para estimar la OR El grupo de referencia de la variable dependiente es “sin predisposición”
Con regresión logística (Tabla 4) se encontró que estudiantes con IMC normal se asocian significativamente con presentar sesgo de peso (p=0,0163); cuya magnitud fue de OR=6,27 (IC 95%: 1,52 - 32,86). Una vez ajustado por sexo y carrera universitaria, la asociación estadísticamente significativa entre estado nutricional normal y sesgo de peso se mantuvo, con p=0,0028 (Tabla 5).
Tabla 5 Regresión logística del sesgo de peso versus estado nutricional normal, ajustado por sexo y carrera
Estado nutricional | B | EE | p-valor | OR | IC 95% |
Normal | 3,23 | 1,08 | 0,0028 | 25,25 | 3,87 - 311,41 |
Sobrepeso+obesidad (Ref) |
B: coeficiente beta; EE: error estándar; OR: odds ratio; IC95%: intervalo de confianza del 95% para estimar la OR. El grupo de referencia de la variable dependiente es “sin predisposición”
DISCUSIÓN
Este estudio tuvo como objetivo principal comprobar la asociación entre estigma de peso y estado nutricional en una muestra de estudiantes universitarios que cursan carreras ligadas a ciencias de la salud. Se encontró una asociación estadísticamente significativa entre aquellos estudiantes con estado nutricional normal (IMC) y la presencia de estigma de peso, en comparación con aquellos estudiantes que presentaban malnutrición por exceso. Además, se observó que ser mujer se asoció con una mayor probabilidad de presentar sesgo de peso. Estos hallazgos están en línea con la evidencia existente sobre los niveles de estigmatización observados en otras profesiones dentro del ámbito de la salud7,9,10,15,16.
Una posible explicación para esta asociación podría ser que las personas con IMC normal suelen percibir la obesidad como una falla personal o un problema de comportamiento, lo que refleja un sesgo interno relacionado con el peso17. Además, factores asociados al sexo femenino, como normas sociales y culturales que promueven estándares de belleza más rigurosos que para los hombres, y la internalización del estigma, influyen en la percepción y la experiencia de las mujeres con respecto a su peso corporal18-20.
Un reciente estudio que evaluó las actitudes de sesgo relacionadas con el peso entre profesionales de la salud mostró que estos mantienen actitudes de sesgo tanto implícitas como explícitas hacia las personas con obesidad21. Lo anterior aumenta las desigualdades en la atención de salud, genera una menor utilización de los servicios sanitarios interfiriendo con su tratamiento21.
Que no se hayan encontrado asociaciones entre estigma de peso con sobrepeso u obesidad en esta población puede deberse a diferentes factores, como diferencias en la autopercepción del peso no valorándolo como algo negativo; la presencia de mecanismos de afrontamiento frente al estigma; la internalización del estigma como algo normal; y otros factores confusores, como un alto apoyo social o una elevada autoestima20,22,23.
Es importante destacar algunas limitaciones de esta investigación que deben ser consideradas al interpretar los resultados. Primero, el diseño transversal no permite inferir relaciones causales ni cambios longitudinales entre las variables. Segundo, los datos se basaron en auto reportes, lo que puede introducir posibles sesgos de información como el sesgo de selección y de confirmación. Tercero, hay una falta de consenso en la literatura internacional sobre cómo definir y medir el estigma de peso, lo que dificulta la comparación y la generalización de los hallazgos24-26. En particular, se debe distinguir entre el estigma de peso internalizado, que es una forma de autopercepción negativa que afecta la alimentación haciéndola más restrictiva y que puede generar síntomas depresivos; el estigma de peso experimentado, que puede actuar como un motivador o un inhibidor de las conductas alimentarias; y el estigma de peso causado, que implica que el estrés generado por la exposición a situaciones de estigmatización aumenta la ingesta alimentaria y los comportamientos no saludables en personas con malnutrición por exceso25,27,28. Estas diferencias conceptuales pueden generar confusión y desinformación entre el público interesado en este campo de investigación18.
A pesar de estas limitaciones, esta investigación permite abrir la discusión en el ámbito del capital humano que se forma en carreras ligadas a servir a la comunidad que busca profesionales empáticos en muchos ámbitos, inclusive con la percepción corporal. Implementar estrategias educativas y preventivas que promuevan una imagen corporal positiva y una actitud respetuosa hacia la diversidad de cuerpos. Asimismo, se sugiere profundizar en el estudio del estigma de peso internalizado, percibido y causado; conceptos que se suelen confundir o enmascarar en la literatura científica. De esta forma, se podrá aportar a la generación de conocimiento y evidencia sobre este fenómeno social que afecta a la población con malnutrición por exceso y a los futuros profesionales de la nutrición y dietética y de otras carreras de salud que trabajan directamente con pacientes.
CONCLUSIÓN
En conclusión, este estudio aporta evidencia sobre la asociación entre el estado nutricional (IMC) y el estigma de peso en estudiantes universitarios de áreas de la salud, destacando la importancia de abordar el estigma de peso con el fin de evitar prejuicios y mejorar el respeto hacia los usuarios. Futuros estudios deben considerar diseños longitudinales y metodologías diversas para profundizar en la comprensión del estigma de peso, sus factores asociados y sus efectos en la salud y bienestar psicológico.