En el libro La Primavera Silenciosa escrito en 1962 por Rachel Carson, muestra el vigor de su postura ética ambiental cuando pregunta ¿cómo es posible que los seres humanos intenten dominar a algunas especies por medio del uso de agrotóxicos de manera voluntaria o involuntaria?, si sus consecuencias serían contraproducentes para la humanidad. En la búsqueda de respuestas, recomendó cuatro aspectos éticos: vivir en armonía con la naturaleza; preservar y aprender de los lugares naturales del mundo; minimizar el impacto de los productos químicos hechos por el hombre en los sistemas naturales; y considerar las implicaciones de todas las acciones humanas en la red global de la vida (DeMarco, 2017).
De ellos se desprende que la acción humana sobre la naturaleza, como el reciente derrame de petróleo, no es solo perjudicial para la flora, la fauna silvestre y los recursos hidrobiológicos sino contra la misma humanidad; por lo que, las acciones que se emprendan deben ser siempre compatibles con la conservación de la diversidad biológica y cultural, en pro de la sustentabilidad ecológica (Escobar-Mamani y Pulido Capurro, 2021).
No obstante, la narrativa de una mirada en retrospectiva trae a la memoria que la historia de los derrames de petróleo está llena de lamentables escenarios de muerte, contaminación y desolación. El 15 de enero del 2022, el mar de Ventanilla, en Lima, Perú, se teñía de negro como consecuencia del derrame de petróleo ocurrido cuando la embarcación Mare Dorium, de origen italiano, desarrollaba sus actividades de carga y descarga del crudo, en el terminal de boyas 2 de la Refinería la Pampilla, en Ventanilla, Provincia Constitucional del Callao (Ministerio del Ambiente, 2022a). La editorial a consideración responde al análisis documental o contenido caracterizado por su orientación fundamentalmente empírica, exploratoria, vinculada a fenómenos reales y predictiva de relevancia coyuntura, en el periodo comprendido entre el 15 de enero y el 10 de febrero. Se analizó la información de documentos de organismos públicos nacionales e internacionales, normas legales, así como artículos científicos de bases indexadas.
El derrame de petróleo ha generado impactos ambientales, sociales y económicos en la población residente y sobre la flora y la fauna silvestre, que habita en el litoral costero de Ventanilla y otras localidades cercanas. Se sabe que son 11,900 barriles de petróleo los que han ido al mar por lo que es considerado un derrame de gran magnitud ya que supera las 700 toneladas (ITOPF, 2020); sin embargo, Repsol indica que fueron 10 396 barriles. El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) señaló que el área afectada por el derrame de petróleo fue de 1 800 490 metros cuadrados de suelo y 7 139 571 m2 de mar y comprenden Ventanilla, la Zona Reservada de Ancón en 1758.1 ha, la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras en 512 hectáreas aproximadamente y las playas de Chancayllo y Chancay (Ministerio del Ambiente, 2022c).
Además de los efectos ambientales y biológicos hay que tener en cuenta los sociales y económicos. Un importante sector que reside en el litoral marino depende para su subsistencia de los ingresos obtenidos por la pesca artesanal y el turismo (Quispe-Villanueva, 2022) que fue paralizado debido al bloqueo y declaración de emergencia de las playas afectadas. Pasaron siete días después de conocerse el derrame de petróleo en la costa peruana, para que, el Ministerio del Ambiente declare la emergencia ambiental, el 22 de enero de 2022, a través de la Resolución Ministerial 021-2022-MINAM, la cual señala que el derrame “constituye un evento súbito y de impacto significativo sobre el ecosistema marino costero de alta diversidad biológica, y un alto riesgo para la salud pública”, a fin de “garantizar el manejo sostenible de la zona afectada, realizando los correspondientes trabajos de recuperación y remediación para mitigar la contaminación ambiental, a fin de proteger la salud de la población”; y aprobar el Plan de Acción Inmediato y de Corto Plazo para remediar el área afectada (Ministerio del Ambiente, 2022b).
El Grupo Repsol del Perú tiene a su cargo desde 1996, la administración de la Refinería la Pampilla y las operaciones de desembarque de petróleo. En tal caso la responsabilidad directa del derrame petrolero es de la Empresa Repsol que actuó con negligencia porque no activó la alerta temprana ante la fuga de petróleo y no corrigió el hecho de inmediato. Repsol señala que la ruptura de los ductos de descarga se debió al oleaje anómalo que se produjo por la erupción de un volcán submarino en Tonga. En estas circunstancias, intervinieron varios factores; uno de ellos la poca capacidad que hubo para detectar una fuga de petróleo a fin de adoptar las medidas correctivas. En ese sentido los sistemas de control no han estado funcionando apropiadamente, ya que usualmente el sistema tiene válvulas que miden la presión en la hidrostática lo que permite detectar si hubo fuga. Sensu stricto se desconoce la cantidad de petróleo que se ha derramado en el mar, probablemente porque el sistema de control de flujo no habría estado funcionando. También posiblemente hubo una ruptura, posteriormente se cierra la válvula y mientras el barco se aparta, la manguera queda flotando y arrojando petróleo al mar. Ahora bien, estos sistemas de resguardo se cierran de forma automática, ante cualquier circunstancia. Un factor adicional es que el personal no habría estaba debidamente capacitado en situaciones de riesgo y por tanto no han seguido los protocolos que les hubiera permitido responder con eficacia.
La severidad de los impactos generalmente depende de varios factores como la cantidad y el tipo de derrame de petróleo, condiciones ambientales, la fragilidad de los hábitats y la sensibilidad de los organismos vivos (Guerrero-Useda, 2021). Cuando se derrama petróleo en el mar, se forma una mancha que es una fina capa aceitosa que flota sobre la superficie del mar, donde se producen procesos advectivos a gran escala dominados por corrientes marinas, las olas y los vientos que transportan a la mancha a una velocidad de cientos de metros por día y también se producen lentos procesos de difusión de baja escala que remodelan la mancha, los mismos que pueden ser del orden de centímetros a metros por día y que son responsables de modificar la concentración de contaminantes (Ramírez, 2021). La mancha de petróleo actualmente sigue en dispersión debido a la tardía acción de la empresa responsable (Ministerio del Ambiente 2022c) y las entidades gubernamentales.
La dimensión de la catástrofe ecológica ocurrida por efecto del derrame petrolero es consecuencia de la implementación inadecuada de un Plan de Contingencia por parte de la empresa. OEFA, ha impuesto una multa a Repsol por incumplimiento en la identificación de las zonas afectadas que asciende a 100 UIT, equivalentes a S/ 460 000. Cada vez que ocurre un derrame de petróleo, el público pierde la fe en sus autoridades y en las compañías petroleras la capacidad de implementar respuestas efectivas para mitigar los impactos (Walker et al. 2015). El derrame ocurrido es altamente peligroso no solo para los organismos marinos, sino también para otros ecosistemas costeros como es el caso de los humedales (Aponte et al. 2022) y las Áreas Naturales Protegidas marinas.
Aunque no se tiene cifras exactas del número de especies, en la zona del derrame, la biodiversidad es altamente representativa. El Catálogo Ilustrado de Macroalgas de la Costa Central del Perú, reporta 87 especies, incluyendo 67 Rhodophyta, 10 Chlorophyta y 10 Phaeophyceae (Arakaki et al., 2018; Carbajal et al., 2018). Para el Callao se reporta 40 especies de macroalgas de las cuales 24 son de Rodophyta, 8 de Chlorophyta y 8 de Ochrophyta (Carbajal et al., 2019). El número de especies de algas para la zona del derrame es aproximadamente de 100 especies. En el litoral marino rocoso de Lima se han registrado 175 especies de invertebrados marinos, pertenecientes a 126 géneros, 76 familias, 39 órdenes y 11 Phyla; la mayoría fueron moluscos con 79 especies, crustáceos 44 especies y poliquetos 30. En el litoral marino rocoso de Ancón se han registrado 151 especies de invertebrados (Paredes et al., 1999).
En la orilla rocosa se ha registrado 87 especies, excluyendo los briozoos encostrantes y los nemátodos (Paredes y Tarazona, 1980). En la playa arenosa es frecuente encontrar a Emerita analoga muy muy, Occipode gaudichaudi el cangrejo carretero. Los mamíferos más representativos son Otarya byronia lobo chusco, Otarya flavescens lobo fino y Lontra felina, nutria de mar. Para las aves, tomando como referencia dos de los inventarios más cercanos a la zona de derrame, en los humedales y playa de Ventanilla se reportan 78 especies: 52 residentes, 18 migratorias neárticas, tres migratorias altoandinas, dos migratorias antárticas y tres ocasionales (Álvarez y Iannacone, 2008), mientras que en el Refugio de Vida Silvestre Pantanos de Villa se han registrado 211 especies de aves, de las cuales 97 son residentes, 82 migratorias y 32 visitantes ocasionales (Pulido et al., 2020). En cuanto a las aves migratorias el impacto debe ser mucho mayor debido a que esta es la época de migración (setiembre-marzo) y alrededor de 60 especies provenientes de la Región Neártica como los Scolopacidae, Charadriidae, Laridae, están sufriendo por la contaminación de los hábitats en el litoral marino. Se estima que en total cerca al medio millar de especies de la biodiversidad marina, sin contar a los peces, se han visto afectadas.
El derrame petrolero ha traído consecuencias nefastas para la biodiversidad de esta zona del litoral marino y muchas especies probablemente lleguen a sus límites mínimos poblacionales (Villamizar, 2021). Por ello es importante la implementación de centros de rescate a cargo del Estado. SERFOR ha trasladado a las especies afectadas al Parque de las Leyendas, donde se ha acondicionado un Centro de Rescate, donde se han recuperado cerca de mil ejemplares de aves especialmente de Phalacrocorax brasilianus y Sula variegata.
Siguiendo la cronología de los acontecimientos el Ministerio del Ambiente no reaccionó oportuna ni apropiadamente ante el derrame petrolero. Efectivamente las autoridades del Gobierno reaccionaron después de dos a tres días, cuando el derrame ya era de conocimiento público a través de los medios de comunicación. Y los mensajes que trasmitían a la población denotaban el desconocimiento de la situación y la magnitud del derrame petrolero. También hay que considerar que los funcionarios de alto nivel en el tema ambiental, especialmente del Ministerio del Ambiente no son reconocidos por la sociedad civil como defensores del ambiente, ambientalistas o conservacionistas sino como burócratas cumpliendo una misión para lo cual académicamente no están preparados.
La recuperación del ecosistema costero marino dependerá de la cantidad de petróleo derramado y del trabajo de contención que viene haciendo los diversos actores; aunque la fase de limpieza podría demorar varios meses, mientras que muchos de los efectos secundarios y crónicos del derrame podrían durar decenas de años (Ainsworth et al. 2018; Fallon et al. 2021). En las fases finales del derrame, las bacterias marinas se encargan de procesar lo que queda del hidrocarburo; esta propiedad es la que permite utilizar a estos organismos en procesos de bioestimulación y bioaumentación (Sayed et al. 2021). De allí la necesidad de elaborar una metodología para la valorización del daño por la comisión de delitos ambientales, ya que su inexistencia impide la cuantificación de los daños ambientales y no permite el accionar del Ministerio del Ambiente.
Las escalas de tiempo y la importancia relativa de los procesos dependen de factores ambientales y específicos del derrame, como la cantidad de petróleo derramado, las características fisicoquímicas iniciales del petróleo y las condiciones meteorológicas y del estado del mar (Keramea et al. 2021). El derrame de petróleo producido en las costas marinas de la refinería de la Pampilla ha sido un acto de negligencia de la empresa Repsol que no adoptó las medidas correctivas correspondientes inmediatamente. Sumado a ello se ha escondido información a tal punto que no existe hasta ahora la certidumbre del total de barriles que han sido arrojados al mar. Las labores de limpieza continúan lentamente, sin la efectividad y rapidez requerida. La población local que depende de los recursos se ha visto perjudicada por el envenenamiento de las aguas.
La biodiversidad se ha visto afectada en cerca de medio millar de especies como los invertebrados marinos, las algas y el tiempo que transcurra para el proceso de remediación del ecosistema es incalculable. Para ello es necesaria la ejecución del Plan de Acción de Inmediato y Corto Plazo, en el marco de la Declaratoria de Emergencia Ambiental (DEA) en la zona marino costera. Es importante aprender de este terrible desastre para evitar futuras acciones inadecuadas por todos los componentes privados y estatales encargados de la industria petrolera. Recordemos que hay en el Perú varias regiones con alto riesgo ambiental, incluyendo una Planta de Fraccionamiento de Líquidos de Gas Natural cerca de la Reserva Nacional de Paracas en Pisco, Ica y el Oleoducto Norperuano que desde la Amazonia atraviesa los Andes para desembocar en el mar tropical del norte.
Dentro del contexto referido, la Revista de Investigaciones Altoandinas patrocinada por la Universidad Nacional del Altiplano, desea generar un espacio de debate y reflexión acerca del reciente derrame de petróleo acontecido en el litoral peruano y proveer de insumos para el debate académico, de tal manera que los científicos puedan relevar sus consecuencias a la luz de los acontecimientos; consecuencias y efectos del desastre ambiental ocurrido en las costas marinas de la Refinería la Pampilla en Ventanilla. Acciones, que deben poner en alerta procesos similares en otras regiones del Perú y del mundo sea en la Amazonia, en los Andes y sus valles interandinos.
La Revista de Investigaciones Altoandinas, está siempre atento a todo cuanto pueda ser perjudicial al ambiente y a la salud humana, sobre todo, inducir al equilibrio de “interacción entre el ser humano y el medio ambiente”, desde distintas disciplinas e instituciones del saber sobre su posible remediación transparente y estas no sean distorsionadas por algunos actores de coyuntura social, política, económica y ambiental, del que induzca a la conservación de la diversidad biológica y cultural, en pro de la sustentabilidad (Escobar-Mamani et al., 2020).