Introducción
Aunque inicialmente las cámaras trampa se emplearon para el estudio de mamíferos terrestres, otros grupos faunísticos como reptiles y aves también quedaron registrados en las fotografías de esta herramienta de trabajo (Foresman y Pearson, 1999; Terrones et al., 2008; Moraes Tomas y Miranda, 2003; Torre et al., 2003; Bitetti et al., 2006; Mcca llum, 2013; García-Olaechea y Hurtado, 2020). Estos registros sugirieron que las cámaras trampa son útiles para estudiar grupos de fauna diferentes a los mamíferos (Zárate-Betzel et al., 2019). Uno de los grupos de fauna bien estudiado con el uso de cámaras trampa es el de aves terrestres (Brooks y Hurtado, 2022); sin embargo, las aves acuáticas todavía se estudian siguiendo métodos tradicionales de evaluación, que normalmente involucran a uno o más observadores desde un punto de observación, lo que a menudo presenta diferentes limitaciones al momento de registrar los datos (Thompson y Baldassarre, 1991; Houhamdi y Samraoui, 2008; Datta, 2014; Goodman et al., 2019).
Entre las aves acuáticas más estudiadas en su ecología y sus patrones de actividad se encuentran las de la familia Anatidae. Los estudios relacionados con estas aves han empleado métodos basados en individuos focales, que deben lidiar con el comportamiento atípico de algunos individuos perturbados por el observador y con individuos menos comunes y cautelosos (Goodman et al., 2019). Otro factor limitante en el estudio de los anátidos es el tiempo que se dedica a la observación y registro de datos, así como el número de investigadores involucrados. En este sentido, se puede citar ejemplos en la India, el noreste de Argelia, México y Puerto Rico, donde los resultados de los estudios de patrones de actividad de diferentes anátidos, que se realizaron mediante observaciones desde un punto particular, siempre dependieron del tiempo y número de observadores, que en los antecedentes revisados fueron de 452 horas en una temporada invernal en un caso, 24 horas de enero a abril en otro caso y 1551 horas en otro estudio que duró 11 meses (Thompson y Baldassarre, 1991; Houhamdi y Samraoui, 2008; Datta, 2014; Goodman et al., 2019). Otro tipo de estudio relacionado con la actividad de anátidos (Anas georgica específicamente) se realizó en Chile; en él se emplearon transmisores satelitales (Estades et al., 2020), los cuales, no obstante su eficacia, también presentaron limitaciones por que no permitieron determinar patrones de actividades como la natación, alimentación, acicalamiento y descanso de los individuos marcados.
Considerando las limitaciones experimentadas en el estudio de las actividades, principalmente de los anátidos, surge esta propuesta metodológica. La idea central consiste en el uso de cámaras trampa como un observador puntual, con la ventaja de realizar registros durante 24 horas continuas. Como modelo de estudio para poner a prueba la idea planteada, se escogió a A. georgica, especie de fácil observación y reconocimiento, que se distribuye geográficamente en diferentes humedales de América del Sur (Couve et al., 2016). Sobre esta especie, a pesar de estar ampliamente distribuida, ser abundante y fácil de observar, el conocimiento de su ecología aun es limitado (Estades et al., 2020).
En la comuna de Andacollo, región de Coquimbo (Chile), se ubica la quebrada El Runco, contigua a un embalse minero con presencia de aves acuáticas, entre ellas, A. georgica (Chávez-Villavicencio et al., 2018). Esta quebrada forma un pequeño estanque que se enmarca en la definición de humedal temporal, debido a que presenta agua poco profunda de manera intermitente en diferentes épocas del año, mientras que en otras épocas se encuentra completamente seca (Calhoun et al., 2017). En este estanque, observaciones previas registraron la presencia de A. georgica, entre otras especies. Con el antecedente de que algunas especies de anátidos presentan actividad diurna para descansar o alimentarse y actividad nocturna principalmente para alimentarse (Thompson y Baldassarre, 1991; Houhamdi y Samraoui, 2008; Datta, 2014; Goodman et al., 2019); y en el caso de A. georgica en Chile, de realizar vuelos nocturnos (Estades et al., 2020); se esperó encontrar que actividades como nadar, alimentarse, acicalarse y descansar también se realizan en horarios nocturnos. Por lo tanto, se planteó como objetivo determinar los patrones de actividad de A. georgica, comparando las temporadas primavera-verano y otoño-invierno, en un humedal temporal del centro norte de Chile, mediante una cámara trampa como observador puntual.
Materiales y métodos
El humedal temporal donde se realizó el estudio se ubica en la quebrada El Runco (30°16'52"S, 71° 7'6"W. Fig. 1), comuna de Andacollo, región de Coquimbo (Chile) a 1000 m. Cuando hubo presencia de agua la superficie del humedal fue de 500 m2. Las orillas presentaron una cobertura de árboles y arbustos entre uno y tres metros de altura dominado por Escallonia illinita, Schinus polígama y Baccharis pingraea, típicos de la gran provincia biogeográfica del Matorral y Bosque esclerófilo (Luebert y Pliscoff, 2009).
Los registros se hicieron con una cámara trampa instalada estratégicamente en el centro del lado norte del estanque (observador puntual), apuntando en dirección suroriente, hacia la parte más ancha del humedal (Fig. 1). La cámara estuvo encendida 24 horas entre el 9 de abril 2017 y el 31 de marzo 2018 e hizo un total de 8544 horas-cámara. Las baterías se reemplazaron una vez al mes, antes de descargarse completamente (actividad que tomó máximo cinco minutos). Se consideraron seis periodos de tiempo basados en la duración de la luz, penumbra y oscuridad, de acuerdo a la tabla de inicio del crepúsculo civil matutino y fin del crepúsculo civil vespertino de la ciudad de La Serena (Dirección General de Aviación Civil, 2021). En la estación primavera-verano (21 de septiembre - 20 de marzo), la distribución horaria fue: amanecer (5.01-7.00 horas), mañana (7.01-12.00 horas), tarde (12.01-21.00 horas), crepúsculo (21.01-22.00 horas), noche (22.01-1.00, horas) y madrugada (1.01-5.00 horas). Para la estación otoño-invierno (21 de marzo - 20 de septiembre) fue: amanecer (6.01-8.00 horas), mañana (8.01-12.00 horas), tarde (12.01-18.00 horas), crepúsculo (18.01-20.00 horas), noche (20.01-1.00 horas) y madrugada (1.01-6.00 horas). La actividad realizada por la especie se registró de las fotografías captadas por la cámara trampa, dentro de un intervalo de tiempo de 30 minutos, para mantener la independencia del dato. La actividad se consideró como una, sin importar cuántas veces se registró durante los 30 minutos. Las actividades se clasificaron en natación (desplazamiento identificado por la estela que dejó el individuo en el agua), alimentación (cuando el individuo sumergió el pico en el agua), acicalamiento (cuando el individuo acomodó sus plumas con el pico) y descanso (cuando el individuo colocó la cabeza entre las plumas sin realizar movimientos) (Goodman et al., 2019).
Los datos se analizaron con el porcentaje de registros de actividad sobre el total de registros diarios, en todo el tiempo que duró el estudio. Además, se calculó el porcentaje de actividad comportamental en cada período de tiempo por estación (Crook et al., 2009). El patrón de actividad de la especie se obtuvo ajustando la función de densidad mediante el método Kernel, elaborado con el paquete «camtrapR» (Niedballa et al., 2016), corrido desde el programa R v4.0.4 (R Core Team, 2021).
Resultados
Se obtuvo registro fotográfico en 28 días distribuidos entre septiembre, octubre, enero y marzo (primavera - verano). En estos días, 796 fotografías registraron 96 actividades. El período de la tarde presentó mayor registro de actividades mientras que en el crepúsculo no hubo registro de actividad, (ningún individuo fue fotografiado. Fig. 2). En la estación otoño-invierno se obtuvo registros fotográficos en 27 días distribuidos entre julio y septiembre. 811 fotografías registraron 70 actividades. No se evidenció predominio de actividades en alguno de los períodos de tiempo. En todo el trabajo, ningún día registró actividad en los seis períodos (Fig. 2).
La actividad con mayor número de registros correspondió a la natación, la cual fue registrada en mayor cantidad durante la tarde tanto en primavera-verano como en otoño-invierno. La actividad natatoria no se registró en el ocaso de la primavera-verano y fue mínima en otoño-invierno (Figs. 3 y 4). La alimentación fue la segunda mayor actividad en primavera-verano y otoño-invierno, también en el período de la tarde. En primavera-verano la alimentación se dio en menor cantidad en la noche mientras que en otoño-invierno fue en el ocaso. La actividad de descanso tuvo mayor registro en la tarde de la primavera-verano y no se registró en otoño-invierno. El acicalamiento, se registró en mayor número en la tarde de la primavera-verano mientras que en el otoño-invierno solo se registró una vez en el ocaso (Figs. 3 y 4).
De acuerdo a la función de densidad, el patrón de actividad en la estación primavera-verano presentó mayor valor en la tarde entre las 12.00 y 18.00 horas, mientras que la actividad nocturna fue menor. En la estación otoño-invierno, el patrón de actividad presentó mayor valor en el período de la mañana entre las 9.00 y 12.00 horas, y disminuyó en la tarde, con actividad nocturna mayor que en primavera-verano (Fig.5).
Discusión
La cámara trampa empleada en un punto fijo, proporcionó suficiente cantidad de información sobre A. georgica para realizar el análisis del patrón de actividad. Su característica no invasiva y funcionamiento permanente proporcionaron los datos de las actividades realizadas por la especie, durante 24 horas y en diferentes estaciones del año. Si bien es cierto que entre las limitaciones de las cámaras trampa se considera que serán eficaces dependiendo del tamaño y otras características de la especie a fotografiar (Torre et al., 2003; Barrull y Mate, 2007), también entra en juego el alcance del lente de la cámara, lo que deja en claro que la herramienta funcionará dependiendo del tamaño de la especie, de manera tal que permita su identificación en la fotografía (Barrull y Mate, 2007). En cuanto al alcance (distancia y ángulo de captura), este detalle puede fácilmente resolverse con un diseño de muestreo que involucre un mayor número de cámaras distribuidas en el cuerpo de agua, conservando distancias adecuadas para mantener la independencia de los datos. En este estudio, con una sola cámara, registrar la actividad como una, dentro del intervalo de 30 minutos, aseguró la independencia de los datos; sin embargo, este intervalo de tiempo puede ser ajustado de acuerdo al investigador.
Los resultados de este estudio mostraron que hubo mayor actividad en el día tanto en primavera-verano como en otoño-invierno, resultado que puede coincidir o diferir con otros estudios mencionados en este artículo, pero que tiene la certeza que los registros se hicieron a lo largo de las 24 horas que tiene el día y no por visitas planificadas en tiempos acotados, lo que hace que esta herramienta se posicione como una buena opción, además de su característica no invasiva, como se demostró con aves terrestres ( Zárate-Betzel et al., 2019, Brooks y Hurtado, 2022). A mayor escala, el primer estudio de A. georgica en Chile, se trabajó empleando transmisores satelitales y revelaron que en la especie prevalecieron los vuelos nocturnos de distancias mayores a 50 km, tanto en verano como en invierno (Estades et al., 2020). Estos vuelos de largas distancias, difícilmente podrían ser registrados por una cámara trampa, sin embargo, los transmisores satelitales tampoco permitieron registros de actividades como nadar, acicalarse, alimentarse, descansar, menos en rangos horarios definidos. En definitiva, cada herramienta estará supeditada a los objetivos que se persiguen en cualquier estudio, sin descalificar ninguna de ellas.
En cuanto a lo registrado por la cámara trampa sobre A. georgica, nadar fue la actividad más observada, con prevalencia en el período de la tarde, tanto para primavera-verano (12: 01-21:00) como otoño-invierno (12:01-18:00), lo que coincidió con los resultados de Datta (2014) sobre Aythya nyroca en la India, donde se trabajó con animal focal desde un punto fijo de observación en un humedal de mayor tamaño. Adicionalmente, se observó diferencia en cuanto a la actividad de reposo (principal actividad diurna) de A. georgica y en la alimentación, que prevaleció en la noche. Estos resultados diferentes a los obtenidos por Datta (2014) fueron similares a los obtenidos por Houhamdi y Samraoui (2008) para A. nyroca en un humedal de Argelia, donde se trabajó durante cuatro años con observaciones semanales por un solo observador y desde los mismos puntos de observación, con telescopios y binoculares.
La natación es una actividad importante para la mayoría de los patos buceadores, porque está estrechamente asociada con la alimentación (Houhamdi y Samraoui, 2008). Spatula clyepata tuvo a la locomoción como la tercera actividad más efectuada en Yucatán, México (Thompson y Baldassarre, 1991); sin embargo, la locomoción puede referirse a natación, desplazamiento usando las patas o vuelo. La falta de una diferenciación entre locomoción y natación dificulta la comparación y análisis con respecto a la actividad natatoria de A. georgica registrada en este trabajo, la misma que presentó el mayor número de registros.
Los registros de alimentación en este trabajo fueron mayores en el período de la tarde durante la primavera-verano, que es cuando se registran las temperaturas más cálidas del día. Esta actividad también prevaleció en la tarde para el otoño-invierno pero en menor cantidad. Este hallazgo contrasta con lo observado en patos que invernan en el hemisferio norte, donde la alimentación es mayor en la noche y temprano en la mañana (Paulus, 1988; Bergan et al., 1989; Goodman et al., 2019). Alimentarse en el período de la tarde también difirió del postulado de Tamisier (1976) y Turnbull y Baldassarre (1987) quienes plantearon que alimentarse durante los períodos más fríos del día y, descansar y acicalarse durante los períodos más cálidos, probablemente logra una ventaja termodinámica porque los individuos obtienen y usan energía cuando las condiciones térmicas son más exigentes. El descanso y acicalamiento fueron actividades registradas en menor cantidad. Incluso el descanso no se registró en otoño-invierno. Datta (2014) consideró estas actividades como secundarias y variables en el transcurso del día.
Queda claro que, en cualquier metodología empleada para el estudio de las actividades de las aves acuáticas, siempre existirá ventajas y desventajas. La efectividad dependerá del diseño empleado y de los objetivos que se persiguen. Este trabajo demuestra que una cámara trampa puede funcionar igual que un observador puntual con la ventaja de realizar registros durante 24 horas, sin embargo, tiene la limitación del alcance y ángulo de captura de la fotografía. A pesar de esta limitación, el trabajo demostró de manera novedosa y por primera vez, que el uso de las cámaras trampa, para determinar los patrones de actividad diaria y estacional de aves acuáticas (específicamente de A. georgica), fue bastante efectivo y permitió encontrar diferencias entre los períodos establecidos, en cuanto a actividades como nadar, alimentarse, acicalarse o descansar. Estos hallazgos permiten incrementar el conocimiento de la biología de la especie y se convierten en un buen complemento del estudio realizado por Estades et al., (2020), quienes describen los movimientos de la especie en términos de la distancia recorrida en diferentes momentos del día.