1. Introducción
El español de Nicaragua tiene como característica principal, a nivel léxico, el sustrato náhuatl. La herencia lingüística que dejaron los grupos nahuas en la cultura nicaragüense se encuentra en diversas áreas de la cotidianidad como en los términos de la gastronomía, los nombres de plantas y animales, y los topónimos. Esta herencia lingüística continúa vigente a pesar de la absorción del español estándar, cuyo proceso de estandarización gráfica comenzó en el siglo XVIII (Ramírez, 2014). En la actualidad, este proceso es más acelerado debido a los cambios tecnológicos e intercambios comunicativos más fluidos, lo que amenaza la preferencia de uso de los sustratos indígenas. Así se evidencia en las investigaciones de vitalidad léxica realizadas en Nicaragua (Jara y Orozco, 2015; Rostrán y Quintanilla, 2015; Largaespada y Delgado, 2016; Luna y Luna, 2016; Martínez y Flores, 2017). El desplazamiento de los nahuatlismos es cada vez más fuerte. Así, palabras como pacha ‘biberón’, niste ‘ desteñido’, celeque ‘tierno’, zacate ‘hierba’, entre otras, son menos usadas o reemplazadas a causa de la estandarización idiomática.
Nicaragua tiene herencia cultural y lingüística de distintas lenguas indígenas, entre las que se encuentran el náhuatl, el mangue, la chorotega, matagalpa -hoy extintas-; y miskito y sumo (también llamada mayagna) -lenguas aún vivas en la Costa Caribe nicaragüense-. Herranz (2017) afirma que el español de Nicaragua sienta sus bases, principalmente, en el náhuatl, lengua que proviene de la rama uto-azteca. Los pobladores que hablaban esta lengua llegaron a Nicaragua, específicamente a la costa del Pacífico, entre los años 1250 y 1200 a. C., debido a que se separaron de los pipiles -quienes se habían establecido en El Salvador-.
Los náhuatl fueron una de las poblaciones más extendidas en Nicaragua antes de la colonia española. Como resultado de la invasión, su lengua fue absorbida por el castellano, de modo que el náhuatl quedó como un sustrato. Dubois (1979) define el sustrato como "la sustitución de una lengua dominante hacia una lengua dominada" (p. 594). La evidencia náhuatl en Nicaragua se aprecia desde el nombre del país, que, según Mántica (2008), proviene de las voces nic ‘aquí’ y atlnahuac ‘junto al agua’. Así, Nicaragua significa ‘aquí, junto al agua’.
Actualmente, la conciencia lingüística sobre el sustrato náhuatl en los hablantes nicaragüenses es casi nula. Mántica (2008) afirma que existe un náhuatl oculto, es decir, los hablantes utilizan las palabras náhuatl en la cotidianidad, pero no tienen conciencia de que provienen de la lengua indígena. Vale destacar que el empleo de este sustrato está restringido mayormente a contextos familiares o coloquiales y que, algunas veces, estas voces son estigmatizadas debido a su procedencia. Esto coincide con lo señalado por Falcón y Esquivel (2020), quienes argumentan que la preferencia hacia la lengua castellana o el español estándar representa valores positivos imperantes, debido al estatus y prestigio del que goza frente a las lenguas indígenas.
La constante evolución de las culturas y los pueblos a causa de los avances tecnológicos -las redes sociales, la televisión, la radio, el cine y la música- incide en los cambios y giros de una lengua. Esos cambios culturales han influido en los dialectos e idiolectos de los hablantes, sobre todo de los jóvenes, quienes son la población más innovadora en virtud de su inclinación a aceptar neologismos con más facilidad. Al respecto, Castellano (2008) manifiesta que todo lo nuevo adquiere valor, mientras que lo pasado es rechazado. El lenguaje juvenil combina expresiones de la lengua estándar con giros propios de las clases bajas y de los espacios marginados de la sociedad; esto explica la gran capacidad lexicogenésica de los hablantes más jóvenes. En el caso de Nicaragua, los jóvenes tienden cada vez más a utilizar palabras del español estándar, en lugar de aquellas con sustrato náhuatl (Zamora, 2020).
El objetivo de este estudio es evidenciar la forma de tratamiento lexicográfico que da el Diccionario de la lengua española a las voces de procedencia náhuatl. En particular, se busca advertir las acepciones desusadas, las palabras que carecen de marca diatópica, los errores presentes en las marcas etimológicas, la falta de información etimológica y los campos semánticos a los que pertenecen los lemas de origen náhuatl.
2. Metodología
El presente estudio es una investigación cualitativa en la que se emplea el método contrastivo desde un enfoque lexicográfico. La unidad de análisis corresponde a las palabras de procedencia náhuatl recopiladas en el DLE en su versión impresa (2014), así como en su versión digital (2021). En adelante, se referirá a ambas fuentes bajo una sola denominación, DLE. Como referencia para un acercamiento a los datos, se revisó el estudio de Mántica (2008), quien afirma que existen alrededor de 600 voces de origen náhuatl que tienen vigencia aún en el habla popular nicaragüense. Sin embargo, en la muestra obtenida del DLE para este estudio, solo se encontraron 131 voces de origen náhuatl que tienen la marca nicaragüense. Para el análisis, se consideran 5 aspectos: problemas etimológicos - falta de etimologías, información errónea o incompleta y falta de significado en el español-, lemas de procedencia náhuatl usados en Nicaragua y que no están registrados en el DLE, nahuatlismos que no presentan marca de Nicaragua (Nic.), palabras que están en desuso y los campos semánticos a los que pertenecen las voces náhuatl.
Para la obtención del corpus constituido por 956 entradas, se procedió a identificar en el DLE voces con las siguientes características:
a. Léxico náhuatl que tuviera la marca diatópica de Nicaragua, aunque esta fuera incluida junto a la de otras variantes del español americano.
b. Palabras que tienen exclusivamente la marca diatópica de Nicaragua.
c. Léxico náhuatl con o sin etimología que forma parte de la variante dialectal nicaragüense. Esta información etimológica fue contrastada con tres diccionarios de etimología náhuatl: el de Simeón (1996), el de Montero (2016) y la obra lexicográfica de Herranz (2017).
d. Nahuatlismos incorporados en el español general que no presentan marca diatópica y cuya procedencia náhuatl se verifica en los diccionarios etimológicos señalados en c.
3. Análisis
3.1. Nahuatlismos en el DLE
En esta primera parte se presentan, de manera generalizada, los nahuatlismos que se encontraron en el Diccionario de la lengua española. Se observó que los nahuatlismos no son exclusivos de América Central y México (país donde habitaron los grupos náhuatl), puesto que también están presentes en los dialectos del español de otros países americanos, tales como Cuba, República Dominicana, Perú y Colombia. La distribución de voces náhuatl por país se aprecia en la siguiente Figura 1:
De la Figura 1, se observa que la mayoría de nahuatlismos presentes en el DLE se usa en México (24 %, 231 voces). Este hecho se explica porque es el país de donde son nativos los náhuatl y donde la lengua aún sigue viva. Los países donde se registran la segunda y tercera mayor cantidad de nahuatlismos son Honduras (23 %, 226) y El Salvador (15 %, 146), respectivamente. En esta última región, la lengua náhuatl está en proceso de revitalización. A este respecto, Lemus (2012) afirma que "de los tres pueblos indígenas reconocidos en El Salvador, únicamente los pipiles [es decir, los nahuas] han mantenido su lengua, aunque hablada por un grupo muy pequeño de ancianos […] en el departamento de Sonsonate. Las posibilidades de revitalización de esta lengua son reales" (p. 30).
En Nicaragua la presencia de nahuatlismos está representada por un 14 % (131 palabras) y, en Guatemala -que tiene frontera con México-, por el 8 % (79). También se encontraron nahuatlismos que han influido en el español estándar (7 %, 73); estos son lemas que no tienen marcas de ningún país y que, por tanto, se entiende que se han incorporado en el idiolecto de los hispanohablantes en general. Algunas de ellas son chocolate, aguacate, alaste, coyote, elote, mapache y tomate.
El 5 % (48) son entradas que tienen la marca de Costa Rica, único país centroamericano en el que no se establecieron grupos náhuatl. A pesar de esto, su léxico tiene influencia de la lengua náhuatl, la cual data de la época de la colonia. Al respecto Quesada (2009) afirma lo siguiente:
la conquista del Valle Central fue organizada por grupos de exploradores y colonos provenientes de América Central, en cuya habla ya estaban arraigadas muchísimas palabras de origen azteca. Gran cantidad de esas voces lograron pasar a Costa Rica; algunas de estas son achote, agüizote, atol, ayote, caite, camote, chapulín, chayote, chile, entre otras. (p. 453)
Los nahuatlismos no solo existen en una región debido a la presencia de nahuahablantes, sino también debido al desplazamiento lingüístico por parte de los colonos. En 1570, el nahua fue reconocido como lengua de evangelización para la Nueva España - la extensión geográfica de la Nueva España comprendió algunos territorios de América del Norte y Centro América- (Herranz, 2017); por tanto, se podría decir que esta lengua sobrepasó las fronteras de donde estuvieron establecidos los nahuas.
Los porcentajes minoritarios de nahuatlismos presentes en el DLE corresponden a países que no son de la región mesoamericana -región donde habitaron los grupos náhuatl, aztecas o pipiles-. Estos son los siguientes: Cuba (cuajilote, guachinango), Perú (achiote, camote, camagua), República Dominicana (chichigua, jícama, motete), Colombia (chapulín, guatusa, tamal), Ecuador (chichigua, chancaca1, jícama) y Argentina (chiche, chancaca). Sería importante realizar un estudio más profundo y extenso para conocer desde cuándo y cómo llegaron esas voces a estos países.
3.2. Análisis etimológico
En este acápite se analizan los lemas que, a pesar de que son voces procedentes del náhuatl, no presentan etimología de la lengua indígena. Seguidamente, se da cuenta de información errónea e incompleta de la etimología y la ausencia de glosa; para esto último, se consultaron algunos diccionarios de etimología náhuatl: Simeón (1996), Montero (2016) y Herranz (2017). A continuación, se presenta la etimología de 59 voces usadas en Nicaragua según el DLE.
La Tabla 1 muestra que 39 nahuatlismos presentan su respectiva etimología, pero no tienen significado en español. Esto se aprecia en el artículo lexicográfico de cacalote, por ejemplo:
Aspectos | Lemas | Etimología | n.o | Porcentaje |
---|---|---|---|---|
Ausencia de glosa del nahuatlismo en el español | cacalote | cacálotl | 39 | 66% |
cacastle | cacaxtli | |||
cacomite | cacómitl | |||
camagua | camahuac | |||
camote | camotli celic | |||
celeque | chapolín | |||
chayote | chayutli | |||
chichicaste | tzitzicastli | |||
chichigua | chichihua | |||
chicle | tzictli | |||
chile | chilli | |||
cipe | tzipitl | |||
comal | comalli | |||
coyol | coyolli | |||
elote | élotl | |||
guacamol | ahuacamulli | |||
guaje | uaxin | |||
jicote | xicotli | |||
jiote | xiotl | |||
macuelizo | maquilishuat | |||
mastate | maxtlatl | |||
nacascolo | nacazcolotl | |||
nance | nantzi | |||
pacho, cha | pach | |||
pizote | pitzotl | |||
pochote | pochotl | |||
tacotal | tlacotl | |||
tacuacín | tlacuatzin | |||
tamal | tamalli | |||
tanate | tanatli | |||
tapesco | tlapechtli | |||
tecolote | tecolotl | |||
tecomate | tecomatl | |||
tenamaste | tenamaxtli | |||
tiza | tizatl | |||
zacate | zacatl | |||
zanate | tzanatl | |||
zopilote | tzopílotl | |||
Información errónea o incompleta | achiote | 11 | 19% | |
camanance | ||||
champa2 | ||||
chiche colocho | ||||
guacal | ||||
huipil | ||||
hule | ||||
jacal | ||||
tehúl | ||||
tempisque | 9 | 15% | ||
Ausencia de etimología | chilillo | |||
cusuco | ||||
guanacaste | ||||
mapachín | ||||
molote motete | ||||
mozote | ||||
pachuco | ||||
tectiteca |
Nota. Elaboración propia
cacalote (Del náhuatl cacálotl.) 1. m. Guat., Méx. y Nic. Palomita de maíz. // 2. m. Hond. y Méx. Nombre genérico de varias especies de cuervo americano con plumaje en gran parte negro, y de 50 a 70 cm de longitud.
En este ejemplo, se observa que no se presenta el significado de cacálotl entre paréntesis. Sin embargo, al consultar los diccionarios etimológicos de Simeón (1996) y Montero (2016), se constató que esa palabra presenta equivalente en el español: cacalote, del náhuatl cacálotl que significa ‘cuervo’. Lo mismo sucede en el caso de celeque.
celeque (Del náhuatl celic.) 1. adj. C. Rica, El Salv., Hond. y Nic. Dicho de la fruta: Tierna o en leche. En los diccionarios señalados, se indica que celeque proviene del náhuatl celic ‘tierno, verde, sin madurar’, mientras que en la obra de Herranz (2017) se señala que chichicaste proviene de tzitzicastli ‘ortiga’ y camagua, de camahuac ‘próximo a madurar’.
En el DLE también se advierte información etimológica imprecisa, como en los siguientes dos artículos lexicográficos.
cusuco (De or. náhuatl.) 1. m. C. Rica, El Salv., Guat., Hond. y Nic. armadillo.
tectiteca (De or. náhuatl.) 1. adj. Dicho de una persona: De un pueblo amerindio de la familia maya de Guatemala. U. t. c. s.
Como se aprecia en los paréntesis de estos ejemplos, se presenta la información del origen de la palabra; sin embargo, no se brinda la información completa, no se refleja de manera cabal el significado de la palabra náhuatl. Lo mismo sucede con los artículos de guanacaste (voz náhuatl) y pachuco, ca (voz náhuatl), en los que solo se especifica la información de procedencia, no el étimo. Finalmente, se identificaron cinco lemas (chilillo, mapachín, molote, motete y mozote ) que no presentan información etimológica, pese a que, según las obras de Simeón (1996), Montero (2016) y Herranz (2017), esas voces proceden de la lengua náhuatl.
En lo que respecta al contraste etimológico, se observó ambigüedad en la etimología de algunos indigenismos debido a que no se presentan adecuadamente sus grafías. Un ejemplo es la palabra achiote:
achiote (Del náhuatl achiyotl, de achi‘grano, semilla’.) 1. m. Am. Cen., Ec., Méx., Perú y P. Rico. bija.
La grafía achiyotl aparece distinta en los diccionarios etimológicos consultados. Simeón (1996) afirma que puede escribirse "achiyotl o achiotl " (p. 10). La segunda forma (achiotl), que Montero (2016) también utiliza, puede ser considerada la más apropiada, ya que representa mejor la transcripción fonológica del lema. Baldoceda (2018) señala que, en el DLE, achiyotl se deriva de achi y que esta última palabra significa ‘grano, semilla’. Según Simeón (1996), achi es un adverbio que significa ‘poco, algo, bastante’ y ‘casi’. En las obras lexicográficas consultadas, no aparece alguna referencia de achi con el significado de ‘grano o semilla’.
Otro caso de inexactitud es la palabra champa2, que según el DLE proviene del náhuatl chamapan ‘en la casa’. Herranz (2017) afirma "champa, del náhuatl chamapan; de chantli, casa o vivienda y pan, significa ‘en’" (p. 162). Lo mismo sucede con la palabra chiche. Según el DLE, chichi ‘mama, teta’; sin embargo, Herranz (2017) señala que proviene del nahua chichi, apocópe de chichihualli ‘mama, teta, ubre’. Por su parte, Simeón (1996) sostiene que chiche proviene de ochichic: ni o nic - mama; oc chichi piltontli, ‘lactante, niño que todavía mama’. Se logra apreciar que la información en el DLE no es suficiente. Otra discrepancia en la etimología se presenta en la voz colocho, cha.
colocho, cha (Del náhuatl colotl ‘alacrán’.) 1. m. y f. C. Rica, El Salv., Hond. y Nic. Persona de pelo rizado. U. t. c. adj.
De acuerdo con el DLE, colocho, cha procede de colotl ‘alacrán’. Sin embargo, Herranz (2017) afirma que proviene de "colotli, ‘cuerno’ y tzin, diminutivo cariñoso" (p. 205). Por otra parte, para Simeón (1996) la palabra colotli significa ‘armadura, cuerno, ídolo’. Discrepancias parecidas se encuentran en las palabras nancite, guacal, huipil, hule, jacal, tehúl y tempisque.
3.3. Palabras de procedencia náhuatl usadas en Nicaragua que no están registradas en el DLE
Por otra parte, hay lemas que forman parte del dialecto de los nicaragüenses, pero que no se encuentran recogidos en el DLE en las versiones consultadas. Un ejemplo es la palabra cacaste, que se remite a cacastle, cuya segunda acepción se presenta con el significado de ‘esqueleto humano’. Esta voz no aparece con la marca de Nicaragua ni se incluye un fraseologismo que forma con ella ‘estar en el cacaste’ -‘estar en quiebra’ o ‘estar una persona flaca’- (Rosales y Zamora, 2016). Este y otros nahuatlismos que carecen de la marca diatópica de Nicaragua en el DLE se listan, a continuación, en la Tabla 2.
Nahuatlismo | Significado o referente |
cenzontle | ave |
chilamate | árbol |
chiltepe | árbol |
chinamo | casa |
chingaste | residuo de alimentos |
chunche | objeto |
cuajilote | árbol |
cuate | amigo |
epacina | hierba |
guapino | árbol |
ijillo | vaho del cuerpo |
jacal | casa |
jiote | enfermedad de la piel |
machigua | nisayo |
nesquizar | cocer maíz |
papalote | cometa |
pascón | colador |
petateada | muerte |
pichete | lagartija |
pisca | porción pequeña |
quelite | flor del ayote |
tapa | panela |
tecolote | búho |
tecuán | jaguar |
tetelque | sabor acre |
tile | hollín |
totoposte | persona o cosa grotesca |
Nota. Elaboración propia
En la Tabla 2 se recogen 27 voces de origen náhuatl que no se encuentran registradas en el DLE, pero sí en dos diccionarios locales: el Diccionario del español de Nicaragua (DEN ) de Arellano (2010) y el Diccionario de centroamericanismos (DICA) de Rosales y Zamora (2016). Por otro lado, algunas sí están presentes en el DLE, pero no reflejan la resemantización en el español de Nicaragua, como es el caso del artículo léxico camagüe, en el cual hace falta la acepción "Dicho del maíz o frijol: Que no ha madurado". Lo mismo sucede con celecón, que proviene de celeque y significa ‘aniñado’. Otras palabras de uso común que no se encuentran en las versiones consultadas del DLE son chiltoma (‘pimiento dulce’), chocoyo (‘tipo de ave’) y mayate (‘pálido’). Tampoco se registra la acepción de tiangue como mercado artesanal ni el significado de totoposte como algo grotesco.
3.4. Lemas que están en desuso en el español de Nicaragua
En el DLE, también se encontró acepciones que no se usan en Nicaragua, pero que tienen la marca de este país. Algunas de ellas son las siguientes:
cacalote (Del náhuatl cacálotl.) m. Guat., Méx. y Nic. Palomita de maíz.
chichigua (Del náhuatl chichihua). f. El Salv., Guat., Méx. y Nic. Ama (mujer que amamanta a una criatura ajena).
chilaquila (Del náhuatl chilaquilli ‘metido en salsa de chile’). 1. f. Guat., Hond. y Nic. Tortilla de maíz.
ciguanaba (Del náhuatl cihuatl ‘mujer’ y nahual ‘espanto’). 1. f. El Salv., Hond. y Nic. En la tradición popular, fantasma en forma de mujer que se aparece de noche a los hombres para espantarlos.
pachuco, ca (Voz náhuatl) 2. adj. coloq. El Salv., Hond. y Nic. Dicho de la ropa, especialmente del pantalón: Muy ceñida al cuerpo.
quequesque (Del náhuatl quequextli) 1. m. Guat., Méx. y Nic. mafafa. 2. m. Guat., Méx. y Nic. Tubérculo del quequesque, comestible después de cocido.
Entre las palabras desusadas, también se encontraron aquellas consideradas arcaísmos debido a que tienen referencia histórica, como tehúl y zompantli:
tehúl (Quizá del náhuatl teotl ‘dios’.) 1. m. Entre los indígenas de habla náhuatl en el siglo XVI, conquistador español.
zompantli (Del náhuatl tzompantli ‘fila de cabelleras’.) 1. m. En los templos aztecas, lugar donde se colocaban en filas los cráneos de las víctimas.
3.5. Campos semánticos de los nahuatlismos en el DLE
Otro aspecto que se aborda en este estudio es la evaluación de los campos semánticos que predominan en los nahuatlismos usados en el español de Nicaragua. La Tabla 3 muestra los campos semánticos de los nahuatlismos que tienen marca de Nicaragua en el DLE, que son 104 en total. Las voces que pertenecen a estos campos se agrupan de acuerdo con sus definiciones proporcionadas por el Diccionario.
En la Tabla 3 se aprecia que los campos semánticos más predominantes en las palabras de origen náhuatl son los que refieren a nombres de plantas (33) y animales (21) Estas voces mantienen vitalidad léxica debido a que es difícil reemplazarlas por un equivalente del español estándar, pues son referentes propios de la flora, la fauna y la gastronomía nicaragüense. Sin embargo, las palabras que son nombres de objetos o cosas, partes del cuerpo humano y rasgos personales generalmente son menos usadas, ya que tienen equivalentes en el español estándar por los cuales se les reemplaza. Este es el caso de champa (casa provisional), chischil (sonaja), chunche (objeto), contil (hollín), guacal (vasija), pacha (biberón), papalote (cometa), pascón (mango), tile (hollín), colocho (rizos), niste (desteñido) y petateada (muerte).
Campos semánticos | Lemas | n.o |
---|---|---|
Plantas y frutos | achiote, ahuate, ayote, camote, celeque, chagüite, chichicaste, chile, chiltepe, coyol, guachipilín, guaje, guanacaste, guapinol, guate, jilote, jocote, macuelizo, mozote, nacascolo, nance, ocote, olote, papaturro, paste, quequisque, tacotal, tapesco, tecomate, tempisque, telteque, tusa, zacate | 33 |
Animales | caucel, cenzontle, chachalaca, chapulín, chichicaste, chocoyo, cusuco, jicote, masacuata, moto, pichete, pijije, pizote, tacuacín, taltuza, tanate, tocolote, tecuán, zanate, zonchiche, zopilote | 21 |
Objetos/cosa | champa, chischil, chunche, comal, contil, guacal, mastate, matate, pacha, papalote, pascón, pisca, tenamaste, tile, tiza | 15 |
Alimentos | achiote, atole, chingaste, guacamol, machigüe, nacatamal, nesquisar, pinol, pupusa, quelite, tamal, tapa | 12 |
Cuerpo humano | cacaste, camanance, chele, chiche, colocho, niste, petateada | 7 |
Acciones | molote, molotera, pepenar, tapisca, tequio, tilinte | 6 |
Rasgos | personales chachalaca, ciguanaba, mayate, sonto | 4 |
Lugares y terrenos | milpa | 1 |
Oficios y actividades | macegual | 1 |
Seres mitológicos | cipe | 1 |
Vestimenta | huipil | 1 |
Golpes | chimar | 1 |
Nota. Elaboración propia
Las palabras correspondientes a los campos semánticos de plantas y frutos, animales y toponimias (nombres de ríos, montañas, lagos y lugares) pervivirán a través del tiempo debido a que están regidas y confirmadas por las políticas lingüísticas y geográficas del país; por consiguiente, es menos probable que los hablantes reemplacen los nombres de esos referentes. Para que una lengua o variante lingüística tenga vitalidad, es importante que los hablantes se identifiquen con esta. Los hablantes nicaragüenses consideran que utilizar los términos de origen náhuatl refleja un registro coloquial, no formal o inculto. Tal estigma hacia los nahuatlismos se debe al poco prestigio que tienen las lenguas minoritarias y los sustratos indígenas (Zamora, 2015).
4. Conclusiones
Mediante el estudio contrastivo de los nahuatlismos con marca de Nicaragua (Nic.) incluidos en el Diccionario de la lengua española (DLE), se demostró que este Diccionario presenta información etimológica imprecisa, como en el caso de los lemas cusuco, tectiteca, etc. Se pudo apreciar que en algunos casos sí se presenta el origen de los lemas, pero no se registra el significado o equivalente en el español (glosa). En los artículos lexicográficos de las palabras chilillo, mapachín, molote, motete y mozote, no aparece la información etimológica, solamente se señala su procedencia náhuatl. Asimismo, se encontraron 27 nahuatlismos que, a pesar de pertenecer a la variante léxica del español de Nicaragua, no están registrados con la marca del país (Nic.).
Por otro lado, algunos términos náhuatl que hacen referencia a hechos y realidades históricas - como tehúl (conquistador español) y zompantli (lugar donde se colocaban en filas los cráneos de las víctimas)- tienen referentes en desuso. Por esta razón, se sugiere su incorporación en el Diccionario histórico de la lengua española (DHLE), pues remiten a realidades o referentes que ya no forman parte del repertorio léxico de los nicaragüenses.
En cuanto a los campos semánticos de las voces náhuatl, los más predominantes son los referentes a nombres de plantas (34) y animales (21). Estas voces -que responden a realidades propias de la región centroamericana- mantienen vitalidad léxica, puesto que es difícil reemplazarlas al no contar con un equivalente del español estándar. Del mismo modo, las toponimias (nombres de ríos, montañas, lagos y localidades) pervivirá a través del tiempo, pues las toponimias son menos proclives al reemplazo porque denotan referentes geográficos del país. Por el contrario, se observó que los nombres de objetos, partes del cuerpo humano y rasgos personales son los lemas con tendencia al desuso permanente, pues cuentan con equivalentes en el español estándar y los hablantes prefieren tales formas debido al prestigio social. En síntesis, se evidenció que hay nahuatlismos más y menos propensos a la falta de uso a raíz de la existencia o ausencia de términos con significado similar en español.
Para mantener la vitalidad léxica de las palabras que caracterizan al español de Nicaragua, se precisa profundizar en el estudio del sustrato náhuatl en el sistema educativo de primaria y secundaria. Además, es precisamente en las aulas donde se debe aplicar la enseñanza de la variante nacional para reforzar la identidad lingüística de los hablantes, porque la pérdida de la identidad conlleva a la pérdida de aquello que nos identifica, la lengua (Zamora, 2020). Solo en la medida en que se reconozca al náhuatl como símbolo identitario, este podrá ser preservado.