[A la muerte de Villa] el pueblo lo lloró porque veía en aquella vida una metáfora de la suya propia. La más compleja de las metáforas, hecha de ignorancia y aspiración, de coraje y piedad, de violencia y de luz. Metáfora justiciera.. Enrique Krauze
1. Introducción
En 2023 se conmemora el centenario de la muerte de Pancho Villa (su nombre real era Doroteo Arango Arámbula, Durango, México, 1878-1923), caudillo emblemático del periodo conocido como la Revolución Mexicana. Sin duda, este personaje guerrillero destacó por su participación militar y su carisma. Su legado en el patrimonio histórico y cultural de México es invaluable, porque representa la dualidad del revolucionario: por un lado, el que luchó por los derechos del pueblo y salió de las masas para representarlas; por otro lado, el revolucionario que sin trayectoria política ni militar se integró a la lucha y llegó a la silla presidencial al menos para posar en ella en una de las fotos más recordadas.
El corrido, con sus antecedentes de romance y canción lírica (González, 2015), ha sido “reinventado” (Lira, 2013, p. 42) en cada periodo histórico. Particularmente, en la Revolución Mexicana fue un vehículo para difundir las noticias de los caudillos más populares: entre ellos, Villa conocido como el “Centauro del Norte”.
Como destaca González (2010), el corrido revolucionario representa especial interés a la investigación interdisciplinaria, porque “en ese momento el género literario está estrechamente entreverado con los avatares políticos y el acontecer histórico en general” (p. 34). En asuntos políticos, el corrido representó funciones muy específicas como “desmentir la propaganda revolucionaria” (Perales, 2018, p. 9), lo que generó una esgrima muy interesante en la tradición oral de ese periodo que puede seguirse con la concatenación entre corridos de emisión por parte de un bando y de respuesta por parte del bando enemigo.
Con el paso del tiempo, el corrido se ha convertido en parte del patrimonio histórico y cultural que registró una visión heroica de dicho caudillo revolucionario. El valor del corrido, visto como patrimonio cultural, ha sido poco estudiado debido, quizá, a que la tradición oral en México no ha recibido la atención que merece. Si bien la figura de Villa como personaje histórico está ampliamente documentada (Katz, 2000), son contados los estudios desde la perspectiva de la tradición oral (Parra, 2007).
El corrido mexicano presenta una clasificación que atiende a uno de los momentos históricos más importantes para este país: la Revolución Mexicana. Leopoldo González (2010) calificó como un “doloroso nacimiento” el origen del corrido revolucionario (p. 648), pues se gestó en medio de la ilusión y la esperanza de un cambio. El proceso revolucionario iniciado en 1910 dio un fuerte impulso al corrido en cuanto a su función principal, que en ese tiempo fue difundir cómo sucedieron los hechos bélicos para enaltecer la figura de un líder, ya sea por sus hazañas o por sus victorias en batalla.
Dicha función noticiosa, informativa y épica fue la esencia del romance en los orígenes de la literatura. Así, el corrido preserva este valor social de la literatura, adaptándose a los procesos históricosociales. Ante tal complejidad, se ha dispuesto un campo de estudio que propone un método de análisis para la tradición oral. En esta área se tiene como objetivo principal la descripción y el análisis de los procesos lírico-narrativos para la valoración estética de composiciones literarias transmitidas por la voz.
En las páginas siguientes se presenta un análisis literario y lingüístico de corridos revolucionarios que tienen como personaje principal a Pancho Villa. En un primer momento, se exponen las características principales del corrido tradicional; posteriormente, se presenta el análisis del corpus de una decena de corridos1, en los cuales se han seleccionado fragmentos que se analizan de acuerdo con los elementos del género épico-narrativo.
2. El corrido épico-revolucionario
El corrido es considerado un documento histórico (Avitia, 1997, p. 47) y una pieza literaria, creada y recreada en la tradición oral. En él puede predominar el lirismo o la narración de acontecimientos; aunque en su mayoría se trate de una construcción que reúne las dos características. Su valor estético y literario está fundamentado en la fusión de los recursos narrativos y líricos que emplea el autor para plantear su punto de vista. No obstante, en algunos casos de autor anónimo o de canciones icónicas, el corrido también representa la identidad de un colectivo que puede considerarse desde todo un país hasta una zona específica, lo que da pie a fenómenos como la apropiación2.
En cuanto a la forma, el corrido no siempre presenta una estructura tradicional3 (Zavala, 2006); aunque conserva con regularidad los cuartetos octosilábicos y la rima cruzada consonante. En el contenido, el corrido tiene dos intenciones principales: la exaltación de las hazañas de un personaje o la narración de una batalla. Aquellos corridos que se encargan de contar las proezas de un personaje son denominados épico-históricos; los que tienen como protagonistas a caudillos de la Revolución, son conocidos como épico-revolucionarios (Zavala, 2006, p. 139)4. La perspectiva va a depender de las preferencias del autor, pues la configuración del personaje puede tener manifestaciones diversas; por ejemplo, encontramos corridos que exaltan las hazañas de Venustiano Carranza, en oposición a las de Villa y viceversa5 (Avitia, 1997, p. 49).
El corrido de la Revolución Mexicana “es un cuadro en el que aparecen, como en un juego de luces y sombras, la gloria y la miseria de los caudillos, así como el pueblo anónimo” (Esparza, 1976, p. 51). A pesar de que, en ocasiones, el autor configure una imagen idealizada del caudillo, la ambigüedad propia de la literatura enriquece las posibilidades de configuración del personaje; por esta razón, podemos encontrar corridos que muestran a Villa como un bandido y otros que lo perfilan como un revolucionario íntegro, leal a su causa, lo que da pie a caracterizaciones duales (García y Provencio, 1993, p. 46).
En este sentido, Óscar Paz sostiene que la literatura se fundamenta en la variedad léxico-semántica de conceptos que tienen arraigo social (Paz, 2022, p. 578). Para fines de la tradición popular, se observa este aspecto en el registro de elementos léxicos que tienen distintas connotaciones según el contexto lingüístico. Por ejemplo, la palabra “bandido” no sería una opción viable para configurar a un héroe porque no es una cualidad; sin embargo, en el caso del corrido épico-revolucionario, el bandidaje es visto como una hazaña o parte de la trayectoria de un líder que, por sus habilidades para escabullirse, le funcionó como una habilidad en el campo de batalla.
Como apunta Khemais Jouini (2008):
El texto literario, con su riqueza lingüística, constituye un modelo de uso de estructuras sintácticas y variaciones estilísticas, al tiempo que otro tipo de textos puede ser exponente de las formas y las funciones del habla cotidiana y de los diferentes registros, estilos y variaciones regionales de la lengua.
En este orden de ideas, la literatura de tradición oral preserva rasgos estilísticos presentes en el habla cotidiana que representan a una colectividad. En particular, en el caso del corrido la selección de los atributos del héroe es cuidadosa; para generar un arraigo en la memoria de quienes lo escuchan y para configurar la manera en la que será recordado.
El corrido, como acto creativo, nace de la selección que el autor realiza de los hechos, acciones o hazañas que formarán parte de la narración. Esta “recuperación de los hechos que acontecieron y que fueron […] trascendentales para el sujeto” (Colín, 2022, p. 100) es la base para que el corrido logre transmitir una imagen idealizada del personaje: sus hazañas, sus anécdotas singulares o la manera en que otros personajes lo perciben. Un estudio de cada uno de estos elementos se presenta a continuación.
El personaje es configurado por el autor a través de la voz narrativa, por otros personajes o por sí mismo. El acto de configurar es un término general de la creación artística, que permite el análisis del personaje tanto en su caracterización como en su función6 (Beristáin, 2004, p. 78). Dentro del corrido épico-revolucionario, existe una condensación (Zavala, 2006, p. 139) descriptiva y narrativa en cada estrofa o en cada secuencia, lo que da como resultado que la configuración del personaje no sea totalmente explícita y detallada. Visto así, el lindero entre la narrativa y la lírica es visible cuando la primera se apoya en la segunda para capturar la esencia del personaje, dejando al lector la oportunidad de deducir algunas características del personaje mediante referentes comunes en la cultura popular.
La configuración de Pancho Villa en el corrido épico-revolucionario es manifestada a través del personaje como caudillo, aunque en algunos se haga referencia a su vida personal7.. Por tratarse de una composición épica, el corrido tiene dos elementos principales: la función noticiera y el valor de verdad (Zavala, 2006, p. 139). El corrido exalta la buena ventura de un personaje, propicia -más allá de la información sobre una batalla o hecho específicola empatía de su personaje con el público. Se apoya en la “autoridad esencialmente tradicional en la que entran a formar parte los elementos del carisma” (García y Provencio, 1993, p. 47), por lo que el protagonista del corrido es un personaje popular que se presenta como héroe.
3. Análisis literario
Una de las primeras alusiones a Pancho Villa en un corrido es el caso de “La perra valiente”, un corrido compilado por Vicente T. Mendoza en su libro El romance español y el corrido mexicano (1937). En este corrido, Villa no es configurado como protagonista quizá porque su popularidad estaba en ciernes; no obstante, llama la atención que es nombrado hacia el final de la composición como un elemento de valentía que es viable seguir ante la muerte de otro líder guerrillero:
Salió don Pedro Zamora
con rumbo a La Lagunilla
con diecinueve soldados
Gritándoles: ¡Viva Villa!
(Fragmento del corrido “La perra valiente”, recuperado de Mendoza, 1937, p. 509)
Si atendemos al contexto de este corrido, el año en el que se registró fue 1916 cuando la popularidad de Villa comenzaba a fraguarse. Según Avitia (1922), fue a partir de 1916 cuando comenzó una década de esplendor para el corrido villista que fue de tal impacto que abarcó hasta tres años después de su muerte en 1923.
Desde niño, Villa buscó el sustento de su familia por la ausencia de su padre. Al no encontrar un trabajo redituable, decidió formar parte de un grupo de salteadores en los años cercanos a 1910, año del estallido de la Revolución Mexicana:
En Durango comenzó
su carrera de bandido
y cada golpe que daba
se hacía el desaparecido.
(Fragmento de “Corrido de Durango”, recuperado de Olmos, 1983, p. 45. La cursiva es del autor)
Para ocultar su identidad a raíz de sus actos ilícitos, Doroteo Arango se hizo pasar por Pancho Villa y se mudó a Chihuahua, en donde realizó diferentes oficios; este acto de ocultarse es destacado en el “Corrido de Durango” como una hazaña. Katz (2000) sostiene que Villa “por lo menos hasta 1915, sincera y genuinamente creyó en la redistribución del ingreso de los ricos a los pobres” (p. 410). Al respecto, se ha apuntado que existió la comparación de Villa con Robin Hood, porque se asumió que Villa robaba a los ricos para hacer justicia con los pobres; sin embargo, esta relación no se encuentra representada en los corridos consultados.
Al respecto, García y Provencio (1993) destacan el caso de Emiliano Zapata (1879-1919), otro caudillo revolucionario que se regía bajo la idea de que el pueblo mexicano de la época revolucionaria podía perdonar que sus cabecillas fueran ladrones o matarifes, pero no perdonaba a los traidores (p. 54). Esto le atribuyó a Villa una serie de valores morales que lo convertían en un ejemplo a seguir dentro del contexto revolucionario:
Aquí está Francisco Villa
con sus jefes y oficiales,
es el que viene a ensillar
a las mulas federales.
(Fragmento del corrido “A Francisco Villa”, recuperado de María, 1962, p. 343)
Por su don de gentes y sus aptitudes físicas de resistencia, Villa comienza a ser uno de los caudillos más recurrentes en los corridos. Entre los revolucionarios y las soldaderas, Villa fue considerado un dirigente estratégico dentro y fuera de combate. Su rango militar era “general” y era temido por quienes lo tenían como contrincante:
Dónde estás Francisco Villa,
general tan afamado,
que los hiciste correr
a todos como venados.
(Fragmento de “Corrido de Durango”, recuperado de Olmos, 1983, p. 45)
La invocación de la figura de Villa tiene relación con lo que la sociedad de la época revolucionaria quería ver en el campo de batalla: un general audaz y valiente, que hiciera temblar al enemigo. La valentía es un valor del arquetipo del héroe retomado en el siguiente corrido revolucionario. Zavala (2010) contrasta este aspecto en Francisco I. Madero, quien a diferencia de Villa era considerado un revolucionario civil: “si Madero representaba al héroe ‘no guerrero’ pero valiente, justo y honrado, Francisco Villa encarna al héroe del campo de batalla” (p. 236).
En el caso de Villa, la valentía va de la mano con el temor que generaban sus actos despiadados, lo cual marcó respeto en sus adversarios:
Después Carranza les dijo afanoso:
-Si son valientes y lo quieren combatir,
concedido, les doy permiso,
para que así se enseñen a morir.
(Fragmento del corrido “De la persecución de Villa”, recuperado de Mendoza, 1954, p. 61)
La crueldad no solo se le atribuyó a Villa, sino también a su batallón innominado “los dorados” o “los villistas”; lo que representa otra forma de caracterizar al personaje a través del grupo al que pertenece o encabeza:
Horrible carnicería
hicieron nuestros villistas,
y de seiscientos cincuenta
quedaron solo las listas
[…]
Avanzan los batallones
de los valientes villistas,
y de los federales cain [sic]
sin tener quien los asista.
(Fragmento del corrido “La toma de Zacatecas”, recuperado de Esparza, 1976, p. 75)
La fama de Villa y sus dorados, como los enemigos más terribles, fue posible gracias a narraciones tremendistas, como el último verso de la estrofa siguiente:
Toda la gente de Chihuahua y Ciudad Juárez
muy asombrada y asustada quedó,
solo de ver tanto gringo y carrancista
que Pancho Villa sin orejas dejó.
(Fragmento del corrido “De la persecución de Villa”, recuperado de Esparza, 1976, p. 75)
Lo mismo se refleja en el “Corrido del General Francisco Villa”, que destaca la gallardía de los dorados de Villa, siempre alerta de la batalla:
Cuando ordenaba sus muchachitos
frente a la línea del pelotón,
ya sus dorados estaban listos
siempre atacando con decisión.
(Fragmento del corrido “Corrido del General Francisco Villa”, recuperado de José Alberto, 2010)
En la historia oficial, Villa es descrito con un carácter alegre la mayor parte del tiempo, pero explosivo cuando algo le molestaba: “sus ojos […] poseían rara expresión. Lo mismo demostraban firmeza e irritación, pero esto cuando se le enrojecían ligeramente” (María, 1962, p. 333). Salmerón (2010) señala que Villa era un hombre orgulloso y vengativo, que inició su participación en el movimiento revolucionario, porque deseaba vengarse de los ganaderos de Durango (p. 371). Villa también odiaba a los descendientes de españoles ricos, porque “los creía responsables de todas sus desgracias: destrucción del imperio indio, esclavización del pueblo, robo de sus tierras, artífices de la traición de Huerta, etc.” (García y Provencio, 1993, p. 44).
En 1914, Villa alcanzó el nivel más alto como guerrillero. Al año siguiente, La División del Norte, nombre de su grupo revolucionario, tuvo numerosas derrotas por parte de Obregón y el Ejército Constitucionalista. Estados Unidos reconoció a Carranza como presidente, por lo que Villa planeó una guerra contra el país del Norte para triunfar y deslindarse de todo posible pacto entre Carranza y Estados Unidos.
La elucubración de Villa es declarada a través de un ataque a Columbus, el 9 de marzo de 1916; sin entrar Villa en batalla para no ser capturado. Como consecuencia, el gobierno norteamericano manda a su ejército a buscar a Villa con un número de soldados triplicado. Las tropas de EE. UU. no tuvieron éxito. Con esto, Villa se convierte en el vengador de la invasión estadounidense ocurrida en 1847 (Salmerón, 2010, p. 372). Muñoz ilustra que “en su desengaño se desarrollaron con intensidad espantosa el odio y la ira, la crueldad, el deseo de venganza. Y cuando toca, mata; cuando insulta, derriba; cuando mira, inmoviliza” (Muñoz, 1971, p. 736).
Sobre este hecho, el corrido épico-revolucionario se encargó de difundir la hazaña de Villa y de minimizar sus errores en el corrido “De la persecución de Villa”:
En nuestra patria, México querido,
gobernando Carranza en el país,
pasaron doce mil americanos
queriendo a Villa castigar por un desliz.
(Fragmento del corrido “De la persecución de Villa”, recuperado de María, 1962, p. 344)
La palabra “desliz” podría parecer un eufemismo cuando conocemos que se refiere a un acontecimiento histórico relevante antes descrito. Del mismo modo, las adulaciones respecto a su rendición y retirada como un bien para la nación fueron evidentes en el corrido “La rendición de Villa”:
Obedeció a su cariño
por nuestra Patria querida
y se rindió con su gente
cambiando luego de vida.
[…]
Tiene un gran corazón
el famoso guerrillero
y todo el Norte lo quiere
y lo cuidan con esmero.
(Fragmento del corrido “La rendición de Villa”, recuperado de María, 1962, p. 352)
Esta caracterización adulatoria fue persistente en los corridos sobre Villa hasta su muerte; no obstante, es llamado “pollito fino” y no gallo; lo que destaca su valor, mas no se le atribuye en este caso la gallardía asociada al gallo:
Villa era un pollito fino
y no había otro en la nación,
como le tuvieron miedo
lo mataron a traición.
(Fragmento del corrido “La muerte de Francisco Villa”, recuperado de María, 1962, p. 356).
Incluso, el corrido echa mano del dramatismo que genera el estilo directo para resaltar los ideales y los valores morales de Villa, tales como la lealtad y la prudencia:
En su último momento gritó Villa:
mis hermanos de raza me traicionaron ya;
mas nunca creerán que tuve codicia por la silla;
hacer grande a mi patria yo quise de verdad.
(Fragmento del corrido “Verdaderos detalles del asesinato del general Francisco Villa”, recuperado de María, 1962, p. 355)
Villa murió en Parral, Chihuahua, el 20 de julio de 1923. Salmerón (2010) enfatiza que “durante muchos años la historia oficial mostró a Villa como un bandolero inescrupuloso y un asesino despiadado. Su tumba fue profanada” (p. 373). Sin embargo, el corrido épico-revolucionario narra la defunción como una “pesadilla” que atañe a todo el país:
¡Ay, México está de luto,
tiene una gran pesadilla,
pues mataron en Parral
al valiente Pancho Villa!
(Fragmento del “Corrido de la Muerte de Pancho Villa”, recuperado de María, 1962, p. 358)
Algunos historiadores mencionan que Villa fue comparado a su muerte con personajes de la literatura medieval, aludido como “el nuevo Cid Campeador” (María, 1962, p. 339). Pero en el corpus recogido para este artículo no se ha identificado tal caso.
4. Análisis lingüístico
Este artículo se ha centrado en la caracterización de Pancho Villa como personaje en los corridos épico-revolucionarios. De la decena de corridos presentados en este artículo, la mitad presenta a Villa como un guerrillero temerario con frases como:
Fragmento | Corrido al que pertenece el fragmento |
---|---|
“Viene a ensillar a las mulas federales” | Fragmento del corrido “A Francisco Villa” |
“General tan afamado/ que los hiciste correr a todos como venados” | Fragmento de “Corrido de Durango” |
“Para que los carrancistas/ se enseñen a morir” | Fragmento del corrido “De la persecución de Villa” |
“Horrible carnicería” | Fragmento del corrido “La toma de Zacatecas” |
“[…] tanto gringo y carrancista/ que Pancho Villa sin orejas dejó” | Fragmento del corrido “De la persecución de Villa” |
Nota. Elaboración propia.
La recurrencia de construcciones lingüísticas que aluden a la valentía de Villa como guerrillero y a la presencia efectiva que tenía en el campo de batalla se considera el fundamento principal de la idealización del héroe en el corrido épico-revolucionario. Por lo que se puede afirmar que la heroicidad en el corpus analizado se construye principalmente con la focalización de las acciones del personaje, en estos casos, dentro del campo de batalla.
En los casos en los que el corrido atiende a la lucha entre villistas y carrancistas, se puede observar cierta focalización en el discurso que coloca a los villistas como vencedores o al propio Villa como un general que arrasó con sus enemigos. Esto debido a que “los patrones narrativos arquetípicos del héroe y del villano ofrecen puntos de identificación u oposición inmediatos con los dos actores centrales del conflicto. Esto permite un posicionamiento identitario” (Pfleger, 2022, p. 55). Lo que abona a la simpatía del caudillo con sus seguidores, en el caso del corrido épico-revolucionario.
Por otro lado, se ha observado la caracterización del personaje con dos atributos: el de bandidaje y el de animal distinguido.
Fragmento | Corrido al que pertenece el fragmento |
---|---|
“En Durango comenzó/su carrera de bandido” | Fragmento de “Corrido de Durango” |
“Villa era un pollito fino/y no había otro en la nación” | Fragmento del corrido “La muerte de Francisco Villa” |
Nota. Elaboración propia.
El recurso léxico-semántico del eufemismo se corresponde con la percepción social que tiene el bandidaje. Pues, como señalan Saldívar y Rodríguez (2018), los actos ilícitos atañen a distintos grupos sociales e impactan de diferente manera en cada uno. De ahí que el término “bandido” asociado al caudillo revolucionario se perciba ambivalente en el corrido épico-revolucionario: a veces como un acto de valentía o una hazaña; otras, como una forma de ganarse la vida en alguna parte del pasado del personaje; o bien, como una acción del personaje en modo justiciero.
Con lo anterior, “se produce la denominada dignificación, que es la recuperación o la elevación de la dignidad” (Canchari, 2021, p. 254), mediante la cuidadosa selección de palabras que maticen el impacto de un término como “bandido” asociado a un héroe revolucionario. De esta manera, se logra “que el contenido construya referencias agradables o menos desagradables en el receptor” (Canchari, 2021, p. 254); lo que en el caso del corrido épico-revolucionario constituye un recurso léxico-semántico para la idealización del protagonista.
La atenuación del bandidaje se sostiene en un “encuadre léxico” que, según Barranco, “se produce cuando las expresiones condicionan la representación de la realidad del destinatario situando en un primer plano atributos y supuestos contextuales favorables” (2017, p. 22). Por ello, el bandidaje es presentado como “carrera de bandido” para darle un realce en el sentido de trayectoria, que le agrega a Villa un rasgo de experiencia en la habilidad de escabullirse para no ser capturado; esto último se observa en los dos versos que cierran esa estrofa “En cada golpe que daba/Se hacía el desaparecido” (Fragmento de “Corrido de Durango”, recuperado de Olmos, 1983, p. 45).
El eufemismo, como figura retórica en el nivel semántico, también se presenta en el corpus analizado para narrar las acciones del héroe, cuando éstas se difundieron dando una mala imagen de Villa. Por ejemplo, en el corrido “De la persecución de Villa” se relata que los carrancistas persiguen a Villa para castigarlo “por un desliz”, lo que suaviza las acciones que Villa emprendió contra Carranza cuando ambos tuvieron diferencias posteriormente a la toma de Zacatecas. Por lo tanto, el eufemismo funciona en favor de la idealización del héroe en el corrido épico-revolucionario.
Por su parte, el recurso semántico de animalización se localiza en el corpus analizado con el uso de metáforas. En primer lugar, el “Corrido de Durango” narra el comportamiento de los soldados vencidos por Villa, pues este último provocó que los adversarios huyeran “como venados”. El venado es un animal que se considera hábil, pero que corre a la defensiva; es decir, para huir de su depredador. De este modo, la animalización se basa en una “selección de rasgos” (Martínez et al., 2017) que son prototípicos (Sanz, 2015), con el fin de caracterizar a los sometidos por Villa por poner en marcha su instinto de supervivencia. Así, la comparación de los vencidos con venados busca subrayar la cobardía de los perdedores de la batalla, para destacar la valentía de Villa como caudillo revolucionario.
La otra metáfora que indica animalización se registra en el caso del corrido “La muerte de Francisco Villa”, en el que la atmósfera es de luto y solemnidad ante el asesinato del héroe. La estrofa analizada comienza con el verso “Villa era un pollito fino”, en donde el verbo copulativo ser o estar da pie a la metáfora con un predicativo que se compone del sustantivo faunístico en diminutivo “pollito” y de un adjetivo calificativo “fino”.
Desde la semántica cognitiva, Buenafuente (2017) afirma que:
Como se ha señalado, uno de los procesos semánticos más habituales en los compuestos que designan animales es la metonimia, a través de la cual se hace referencia a todo el animal a partir de una particularidad de este (LA PARTE POR EL TODO). (p. 1080)
Con el adjetivo “fino” se complementa la animalización con un calificativo que alude al héroe como destacado y de gran valía, frente a los que lo vulneraron. De esta manera, al igual que en el caso de la animalización con venados, se realiza una metonimia que sirve para poner de relieve los atributos que se quieren destacar en los vencidos o en los vencedores. Como precisa Buenafuente (2017), la relación entre el elemento animalizado y en animal al que se refiere es de semejanza, en donde el animal es el concepto origen y el personaje con el que se asocia es el destino. Esto siempre con una finalidad dentro de la estructura narrativa, que en particular dentro del corrido épicorevolucionario es la idealización del caudillo.
5. Conclusiones
Este artículo se ha centrado en la caracterización de Pancho Villa como personaje en los corridos épicorevolucionarios. Los fragmentos recuperados de los corridos a Villa muestran cómo fue construida la heroicidad de Pancho Villa durante su participación en la Revolución Mexicana y posterior a su muerte el 20 de julio de 1923, en Parral, Chihuahua, México. De este modo, el corrido como parte del género poético-narrativo proyecta la configuración de un personaje mitificado como emblema de la revolución: ya sea para difundir las noticias, para ponerlo como ejemplo del caudillismo o bien para plasmar en un producto artístico una visión heroica de este admirado personaje.
El análisis lingüístico propone una mirada a la configuración de los personajes desde los recursos semánticos del eufemismo y la animalización, de acuerdo con el corpus seleccionado. Se pudo observar que el eufemismo suaviza expresiones que pueden generar una impresión negativa del personaje en su caracterización; también, que la animalización puede funcionar para minimizar la fuerza del enemigo o para enaltecer al caudillo, dependiendo del marco lingüístico que presente el corrido.
Con lo anterior, se han estudiado las estrategias que la tradición oral pone en marcha para impactar en su audiencia y para generar un arraigo social significativo. Lo que nos conduce a pensar que, en buena medida, la memoria colectiva crea a los personajes, en una selección de los hechos que prefiere destacar tanto de la realidad histórica como de un acto creativo que combina rasgos de realidad con ficción. En este marco, el corrido se convierte en el vehículo ideal para transmitir la percepción del personaje mitificado que trasciende el hecho histórico para arraigarse en la cultura, a través de una voz colectiva que vive en la canción; pero también en el que la interpreta y en el que la escucha.