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Lengua y Sociedad

Print version ISSN 1729-9721On-line version ISSN 2413-2659

Leng. Soc. vol.22 no.2 Lima July/Dec. 2023  Epub Sep 27, 2023

http://dx.doi.org/10.15381/lengsoc.v22i2.25249 

Artículos académicos

El caso beneficiario en quechua y en castellano

The Beneficiary’s case in Quechua and Spanish

O caso do Beneficiário em quíchua e em español

1 Universitat de València, Valencia, España. julio.calvo@uv.es

Resumen

En este artículo se discute el papel del sufijo interno pragmático -pudel quechua, en correlato con -mu-, y su compleja relación con el sufijo periférico casual -paq, con el fin de advertir sobre su disfuncionalidad sintáctico-pragmática, pese a cubrir semánticamente ambos el campo del Beneficiario. Se analizará también si existe un paralelismo semejante entre los pronombres átonos (me, te, se, lo…), el sufijo -ario y la preposición para en la lengua española. El contraste de ambas lenguas permitirá asegurar que la proyección pragmática es semejante en ambas, aunque morfológica y sintácticamente sean tan dispares.

Palabras clave: morfología española; morfología quechua; pragmática espacial; deixis; lingüística contrastiva

Abstract

This article discusses the role of the pragmatic internal suffix -puof Quechua, correlated with -mu-, and its complex relationship with the casual peripheral suffix -paq, in order to warn about its syntactic-pragmatic dysfunctionality despite covering semantically both the Recipient field. It will also be analyzed if there is a similar parallelism between the unstressed pronouns (me, te, se, lo...), the suffix -ario and the preposition para in the Spanish language. The Quechua-Spanish contrast will make it possible to ensure that the pragmatic projection is similar in the two languages, although morphologically and syntactically they are so different.

Keywords: Spanish morphology; Quechua morphology; spatial pragmatics; deixis; contrastive linguistics

Resumo

Este artigo discute o papel do sufixo interno pragmático -pudo quíchua, em correlação com -mu-, e sua complexa relação com o sufixo periférico casual -paq, a fim de alertar sobre sua disfuncionalidade sintático-pragmática, apesar de abranger semanticamente todos os três da área do Destinatário. Também será analisado se existe um paralelismo semelhante entre os pronomes átonos (me, te, se, lo...), o sufixo -ario e a preposição para na língua espanhola. O contraste quéchua-espanhol permitirá assegurar que a projeção pragmática é semelhante nas duas línguas, embora sejam morfológica e sintaticamente tão diferentes.

Palavras-chave: morfologia espanhola; morfologia quéchua; pragmática espacial; dêixis; lingüística contrastive

1. Presupuestos teóricos

La Escuela de Praga, con el fin de comprender mejor la estructura del lenguaje, ideó el par de conceptos complementarios entre sí "centro" y "periferia" y los aplicó entre otros enfoques a la sincronía lingüística, aunque el proceder tuviera más bien que ver con la diacronía. En la lengua conviven estructuras nucleares con otras que ya son residuos del pasado o bien tendencias que pueden cuajar en el futuro; estos dos extremos constituyen la periferia (Daneš et al., 1966). Sirviéndonos de los principios praguenses, estos conceptos pueden aplicarse directamente a las propuestas del cognitivismo y la teoría de los prototipos (Rosch, 1973) y extenderse, como par conceptual, a todo el sistema de la lengua (cf. por ejemplo, Taylor, 1995).

El análisis que sigue sobre el caso Beneficiario en español y en quechua no pretende ser inicialmente contrastivo ni señalar convergencias debidas al contacto entre ellas, sino establecer un criterio lingüístico de carácter tipológico que pueda explicar los fenómenos en las dos lenguas.

La aplicación tendrá que ver no solo con la morfología o la sintaxis, sino también con la semántica y, en último término, con la pragmática, tal y como fue formulada en quechua (Calvo, 1993) y en español (Calvo, 1994). Las consecuencias lexicográficas podrían muy bien analizarse aparte.

2. Objetivos concretos

Particularmente se tratará de demostrar que el sufijo nominal y verbal del quechua -pu-, al igual que su complementario -mu-, tiene un reflejo semántico en el caso nominal (o verbal nominalizado) -paq para marcar ciertos tipos de Beneficiarios; así como que el llamado dativo ético español, formalizado con me, te, se, le (y lo), lo tiene con la preposición para y ciertos sufijos verbales como -ivo o -ario. La cuestión es interpretar cómo.

Igualmente recaba el interés de este artículo el conocimiento de que hay rasgos continuos que impiden de hecho una separación nítida entre los rasgos nucleares y periféricos en su manifestación lingüística, algo que cuadra tanto con la teoría praguense como con la cognitiva.

3. El caso de -PUen quechua

En Calvo (2009), se planteaba la relación pragmática existente entre los sufijos pragmáticos quechuas -mu(Cislocativo o del lado del Emisor/Receptor) y -pu(Translocativo o al otro lado, o en otro ámbito, del Emisor/Receptor), a partir del programa pragmático de Calvo (1993).1 En base a un conjunto nutrido de muestras léxicas, se insistía en que la idea de espacio lingüístico en relación con los hablantes en el contexto del habla era prioritaria y, por tanto, central, respecto a la idea periférica de lo que se considera el complemento conocido como Beneficiario u otros. Resumiendo, los aspectos semánticos que recubren a -pu-, en el artículo citado, son los siguientes:

  • a. Sentido de desplazamiento (ajeno en principio a la órbita del par tú-yo, representado en el sufijo -mu-). Se produce con verbos de movimiento, los prototípicos para valorar el espacio deíctico. Y, en general, con los verbos de acción. Ejemplos: lluqsiy ‘salir’ alcanza la idea de ‘fugarse’ o ‘segregar’, ya transitivizado, en lluqsipuy; o bien pakay ‘esconder’ deriva en pakapuy, que significa ‘secuestrar’, intensificando la ruptura del espacio simbólico.

  • b. Sentido de definitivo, el cual implica la creación de un espacio nuevo (ajeno en parte al par tú-yo). Riy ‘ir’ deriva en ripuy ‘irse; trasladarse’, que sirve fundamentalmente para conceptos como "mudarse de casa; ausentarse, largarse de un sitio; emigrar; desterrarse". Se crea un espacio diferente, ajeno en principio a la deixis central. Semánticamente, el resultado es muy rico: waqray ‘cornear’ es también ‘embestir’; en cambio waqrapuy implica directamente ‘clavar el cuerno’, sin posible reversibilidad.

  • c. Sentido de regresivo, el cual implica hacer que algo vaya a otro lugar, de donde procedía, un espacio B, frente al espacio A, constituido por -mu(paray ‘llover’, como en paramuy ‘venir lloviendo; llover donde está el hablante’). Se da por ejemplo en quy ‘dar’, que deriva a qupuy ‘dar a otro, restituir’, o en kutipuy ‘restablecer a alguien en su puesto’.

  • d. Sentido de otredad. Es el que se recoge en los autores clásicos como Santo Thomás (1560), Valera (1586) o Gonçález Holguín (1607). Por ejemplo, apay denota ‘llevar’, pero apapuy denota ‘llevarse lo ajeno’. Según el significado del verbo, el complemento puede ser de Benefactivo o Malefactivo (apachi-pu-y ‘depositar ante alguien, encomendar’, pero asta-pu-y ‘desmantelar, llevarse los muebles a otro sitio’), o bien indiferente (en forma de espín; Calvo, 2011): rimapuy es ‘delatar’, pero también ‘interceder’. Se da este con verbos periféricos, donde el espacio aparece más o menos imaginado. En este sentido de máxima desconexión, -pupodría calificarse de Enajenativo: hunt’apuy ‘restituir’.

  • e. Prototípicamente, el Beneficiario se concibe en el espacio simbólico de la sintaxis de una lengua como una forma periférica del núcleo espacial constituido por el Cisy el TransLocativo, de modo que tanto con -mucomo con -pu-y aquí radica la gran novedad sobre las descripciones clásicasse puede acceder por igual al sentido de Beneficiario. Por su parte, en la periferia absoluta del sistema, -putoma otros sentidos:

  • f. Sentido de deprecativo. Comentado en primer lugar por Santo Thomás (1560, cap. 7, f. 39v.), este sentido bifurca la órbita de los hablantes entre el tú y el yo, y ello lleva al sentido de "ruego, petición": quy ‘dame’, se potencia pragmáticamente en qu-pu-way ‘dame <te lo suplico>’, lo que psicológicamente implica que algo regrese a su lugar correspondiente: llank’asqaymanta quway ‘dame el fruto de mi trabajo, por favor’, donde la labor recompensable de uno debe entenderse finalmente como recompensada, motivando la igualdad en el espacio dramáticamente concebido.

En estos valores, se cumple a grandes rasgos el programa gramatical de Cusihuamán (1976, pp. 215-216), que distingue:

  • 1. "que la acción se dirige al lugar de procedencia [que es un lugar ajeno al 2. emisor del lenguaje, según se entiende]"

  • "que la acción… permanece en dicho estado por mucho tiempo [equivalente a que crea un espacio opositivo, según se entiende]"

  • 3. "que la acción se realiza en beneficio de la persona que pide o de la persona que se designa como beneficiaria [que puede ser cualquiera, incluso alguno de los hablantes por separado, según se entiende también]"

Sea cual sea la situación, -puno parece ser un caso propio actancial del verbo, a diferencia de lo que ocurre con la persona del sujeto y con los objetos personales convertidos en paradigmáticos en el verbo quechua -ni, -nki, -yki, -sunki, -wa, etc. Ello es así incluso en los casos en que parece que el incremento valencial existe: Chunka-y-pi suk qutu-∅ lloqsi-[w]a-n ‘me salió un bulto en la pierna’, en que -wa(Objeto de 1.ª) es un simple Afectado; es decir, un Maleficiario en toda regla, al producirse el daño (qutu ‘hinchazón’) en un lugar (-pi) del cuerpo de la persona, que lo posee inalienablemente (Myler, 2018). Estamos, sin lugar a duda, en la periferia del sistema, allí donde el incremento de valencia, en caso de producirse, ofrece apenas una transitividad débil en el sistema como lo hacen otros sufijos (Calvo, 2005), pero generalmente solo a nivel virtual, aunque de naturaleza íntima; es decir, como caso interno. De este modo, un verbo como apa-pu-y (< apay ‘llevar’) podría derivar apenas en un refuerzo del actante real afectado: Apapun t’antata ‘se lo ha llevado el pan [todo]’, lo que se ha caracterizado como definitivo.

4. Peculiaridades de -MU-

El aparente sufijo flexivo -mu-, al igual que -pu-, no consume plaza, con lo que su supuesta flexión, como de 3.ª persona, supone la invasión de un espacio en que el objeto no personal se manifiesta habitualmente en quechua con -∅-. Ello implica que se ubique igualmente en la periferia del sistema sintáctico, mientras cobra especial relevancia en el sistema pragmático. Cusihuamán (1976, pp. 213-215) le adjudica las siguientes propiedades semánticas:

  • 1. "que la acción comienza en otro sitio (cercano o distante) y se dirige hacia el hablante, o hacia el objeto de la oración". Sucede que el hablante siempre es tenido en cuenta en un espacio propio A, aunque se proyecte lejos o devenga cerca. De ahí que sea considerado como un Cislocativo, siempre, por supuesto, en el plano pragmático.

  • 2. "… que la acción se realiza en un lugar (cercano o distante) diferente al sitio donde hablan el hablante y el interlocutor)". Esto implicaría una enajenación impropia del Cislocativo si no fuera porque representa un espacio simbólico a invadir por los hablantes, en sentido contrario al del Translocativo, lo que supone que hay un beneficio o daño derivado para los hablantes de ese movimiento a otro lugar; en otras palabras, es también un Beneficiario. Sea el ejemplo del autor citado Haku, tusuqta qhawaraka-mu-sunchis ‘vamos a mirar a los bailarines’, en el cual los hablantes se benefician del espectáculo de la danza en el nuevo espacio conquistado (espacio A).

  • 3. "… que se refiere a las acciones del clima" (Para-mu-shanmi ‘Está lloviendo’).

  • 4. "… con la indicación de que algo va del interior de un objeto, cuerpo o la misma tierra, al espacio del hablante" (Chay wiqiyki sut’uri-mu-shan ‘están brotando tus lágrimas’). Esta y la característica anterior nos lleva a un caso que podemos considerar como Afectado, donde el hablante y el oyente se benefician (o perjudican) de la acción verbal por la incursión en su espacio de los efectos de un movimiento natural o un suceso determinado.

A los efectos de su aporte semántico, se produce un desglose direccional del movimiento. Compárese:

Taqrusqata apa-mu-sqaku saratawan hawastawan ‘han traído la mezcla de maíz y habas’ / T’antata apa-pu-n ‘se lo ha llevado el pan [todo el que tenía que llevarse]’. La oferta en castellano viene con traer y llevar, con significados de "ir + X"2, en los cuales -muy -puse perciben en quechua como fosilizados lexicográficamente en el verbo al ser semánticamente necesarios.

En muchos casos, no obstante, el elemento pseudoflexivo, invariable para su corroboración, es prescindible: Triguta mamura-mu-y qhillinta ‘ciérnele la suciedad al trigo’. En este caso, el objeto, directo e indirecto, se representa con el caso Acusativo -ta (trigu-ta / qhillin-ta), como en el castellano con el empleo de la preposición ∅ / a (la suciedad / al trigo), de modo que -muy el índice correspondiente -le son ajenos a la sintaxis real y solo serían pleonásticos, como a veces se ha dicho, si no fuera porque aportan un Beneficiario virtual a la acción o afectan de algún modo al logro futuro del Emisor o el Receptor, pues ambos están involucrados. En Makilla michi-mu-nki wakata ‘Irás a pastear la vaca cuidadosamente’ el afectado es solo el Receptor. En Asindayuq llaqichan chayara-musqa ‘había llegado la niña del hacendado’, es el sentido de la frase el que da apoyo a la 3.ª persona, favorecida por la proximidad (chayay ‘llegar’,) que le afecta, sin que ello implique que el par Emisor/ Receptor, como trabajadores de la hacienda, no se sientan a su vez repercutidos. El Emisor también puede verse involucrado: Hawasta wikch’upayara-mu-ni sara saraq chawpinkunaman ‘he tirado habas en medio del maizal’, lo que afecta al hablante en cuanto actor, de ahí que la traducción que se hace al castellano sea muchas veces del tipo ‘he ido a + V’ (‘he ido a echar’, etc.). En otros casos, finalmente, los involucrados los marca el contexto: Lluphira-mu-y q’achuta ‘arráncanos [deshojando] el pasto’, en que los Beneficiados son, a falta de mayor precisión sintáctica, el Emisor y alguno de sus concernientes.

Como una premonición del Beneficiario, todo cuanto sea proximidad que afecte al espacio de los hablantes se construye con -mu-, como ya se adelantó: Manachu sipaskuna lluqsi-mu-nraq ‘quedan por salir [a nuestra vista] las chicas jóvenes <en la representación del Inti Raimi’>.

Como avance o cumplimentación de los argumentos que se despliegan en este artículo, obsérvese que -en el ejemplo que sigueuna cosa es la marca morfológica con -mu-, insertada junto al radical verbal e involucrada como Beneficiario directo (interno y virtual), y otra cosa es la que se constituye, al cierre de la palabra, en Bene/Maleficiario directo (externo y real) de la acción, con -paq, en el nicho en que se insertan los casos externos: Llat’ay sayari-mu-nan-paq ‘destápalo para que se levante [(lo que me atañe a mí como Emisor, a ti como como Receptor) y (lo que le afecta realmente a él como no hablante <pues se ha de poner a trabajar>)]’.

5. El caso de -PAQ en quechua

Al haber distinguido en -pu(y -mu-) una proyección desde el espacio pragmático al Beneficiario virtual, debe sentirse como próximo a él el sentido real de finalidad o destino externo de la acción sobre quien se favorece o se perjudica de la atribución promovida por el verbo. Para ello, el quechua cuenta con el caso nominal -paq ‘para’. En esta fase de la argumentación, pido que conste solamente la diferencia entre algo externo, la capacidad de encontrar un destinatario argumental de los enunciados gramaticales, aunque sea periférico, y el Beneficiario o Maleficiario promovido en el seno de los sentidos pragmáticos que pueden tener los sufijos -muy -pu-, como algo interno al sistema, al margen de su virtualidad actancial. Las diferencias son a veces difíciles de expresar; por ejemplo, Soto (1976, p. 107), pretendiendo valorar cierta diferencia, "indica [sobre -pu-] que alguien distinto al actor es el que se beneficia de la acción". Y añade que "el beneficiario se indica mediante -paq", lo que no aclara los valores descubiertos en ellos, ni cuál implica mayor virtualidad o mayor realidad en el espacio correspondiente.

Sean unos ejemplos con -paq en el sentido adelantado en el parágrafo anterior: Nuqanchis huñunakusun pukllana-paq ‘nosotras iremos en equipo para jugar’ / Masata ñup’uy puqunan-paq ‘empuña la masa para que fermente’ / Masillata apamushankichu t’uqupi churana-paq ‘¿traes masilla para poner en la ventana?’. En ellos, -paq señala la finalidad sin que ello afecte en nada a la calidad del verbo y sus actantes o argumentos sintácticos básicos. Podemos eludir el complemento sin más, sin que quede afectada su sintaxis ni su morfología, sin que el significado se altere o haya sentidos pragmáticos nuevos: Nuqanchis huñunakusun ‘nosotras iremos en equipo’, Masata ñup’uy ‘empuña la masa’, etc. De hecho, el complemento nominalizado con -paq, en futuro (acompañado de -na), puede tener sus propios argumentos incorporados cuando el sujeto difiere: Wallpata istupharuy mikhunankupaq ‘Haz estofado de gallina para que coman ellos’. De hecho -y con ello cierro este comentario-, los dos sistemas funcionan de manera independiente: así se aprecia en All[i]chara-pu-way hanpikunay-paq ‘házmelo para que me cure’, donde el sufijo -pude all[i]cha-pu-wa-y ‘hazme en mi beneficio’ se ve reforzado en el significado e incluso promovido, no constreñido, por el complemento sustantivado en futuro y primera persona de hanpikuy ‘curarse’; este complemento igual podría ser directamente un sustantivo nuclear, no periférico: Hatun chakratan sullkay-paq qu-pu-n ‘le ha devuelto [transferido/ adjudicado] al hijo menor la parcela grande’. Entonces, sullkay-paq ‘para el hijo menor’ es claramente un Beneficiario indirecto (directo en la traducción española con a). Más tarde se volverá sobre este asunto.

6. El caso de ME, TE, SE, LE, LO expletivos en español

Si se presta atención a una lengua tipológicamente tan dispar como el español, se observa que el sentido deíctico de -muy -puse pierde morfológicamente en el verbo, que crea nuevas raíces para los mismos efectos (ir / venir, llevar / traer…); pero afloran sentidos virtuales que de cierta manera pueden expresarse mediante los pronombres personales de la conjugación objetiva; estos son me, te, se, le y (especialmente en el castellano andino) lo, unidos ortográficamente al verbo cuando van pospuestos o en su inmediatez cuando van antepuestos.

En esta lengua es difícil distinguir sintácticamente ciertos usos periféricos de estos pronombres con los centrales, donde estos se involucran directamente como actantes. Veamos algún ejemplo. Sea el enunciado No te come, que puede ser entendido de dos modos: (1) <dicho por la madre a un niño que se asusta ante la presencia de un tigre al otro lado de la alambrada en el zoo> y (2) <dicho por un padre a otro padre que ve a su hijo desnutrido>. El análisis sintáctico está en función del contexto pragmático a través del cual se desambigua el sentido. La diferencia sintáctica es grande: en el primer caso, te es OD y en el segundo, un OI, muy especial, como se comprobaría al extender el primer sentido en la fase No te come el brazo, en el que te es también objeto indirecto. Es evidente que en el sentido de (2) el pronombre te no consume plaza; es decir, no es un actante, ya que el significado básico se ofrece igualmente con el simple: No come. ¿Qué sucede entonces? Que el pronombre te en cuestión tiene valor pragmático y se asienta en la proyección de los hablantes en el propio enunciado; es decir, a través de la enunciación: No come <y eso te afecta [porque te ves perjudicado por ello] = no TE come. El verbo comer, como genérico -sin indicar a qué comida concreta se refiere-, carece de OD explícito y tampoco tiene OI referencial en el sentido de constituir un todo sintáctico (como en No te come la mano). El complemento añadido, a ese verbo podado de argumentos explícitos, es un dativo de carácter Beneficiario o Maleficiario, en que el Receptor del mensaje se considera afectado por el significado de la oración en que se inserta.

Otro ejemplo es el que se presenta en verbos intransitivos reales como ir (no ficticios como comer), de modo que en No te vayas / No te me vayas, en comparación con No vayas, no hay implicación actancial, sino distintos modos de afectar con su enunciación expletiva al emisor del enunciado. La diferencia está en que me es doblemente expletivo y llega al límite de saturación que puede existir al enunciarlo.3 Así, No vayas puede entenderse como una orden / una advertencia / un ruego, mientras que No te vayas implica más directamente un ruego, en el que el Receptor dispone de su autonomía, casi como un reflexivo: eso le da carácter más definitivo. En No te me vayas, aparte de la herencia semántica reconocible, el pronombre que satura el enunciado implica afectación directa, enfática, sobre el Emisor del mensaje:

no vayas no TE come no TE ME vayas

La saturación sintáctica deja sin efecto la posibilidad de incorporar nuevos actantes a la oración, al dejar un hueco al par Emisor/Receptor en el enunciado, ubicado en otro plano simbólico. Por lo tanto, de pronombre superfluo o expletivo, como lo definen las gramáticas, no tiene nada cuando ponemos el foco de atención en la pragmática lingüística. Como señala el conocido principio de la iconicidad del lenguaje, a la adición de elementos en la cadena hablada le corresponde una sobreabundancia en el mensaje. Por un lado, hay un "dativo de interés", que afecta directamente al Beneficiario (como en Lea mandó al médicoa un obsequio) y le fuerza a repetirse, con la misma referencia externa, en el seno de la oración; es lo que se llama conjugación objetiva en español (Llorente y Mondéjar, 1974), la que, según las circunstancias pragmáticas a las que aludimos en este artículo, se suele materializar por conveniencia. Por otro lado, están los llamados "dativos éticos" (como en Me mimas mucho a nuestro hijo), mal llamados también "superfluos" y "expletivos", en los que no hay posibilidad de repetición argumental, pero que encierran también, como los anteriores, un sentido de Beneficiarios plenos.

7. Los sufijos -IVO y -ORIO (-ARIO) en castellano

En las lenguas flexivas, precisamente en ellas, los elementos derivacionales tienen significados más difusos de lo que tienen las lenguas aglutinantes y no digamos las aislantes, en que esos elementos operativos funcionan como unidades independientes. En las primeras, la posición de los prefijos hace posible, aunque no siempre, una comprensión mayor de su significado objetivo, pero no así la de los sufijos, en que la mayoría de las veces su significado es reflejo de las opciones generales de derivación de una palabra con las que recubrir los distintos matices aportados. Salvado este problema estructural, relacionado directamente con el significado de valor en Saussure, hay casos morfológicos que permiten estimar con cierta precisión una sintaxis interna y una semántica externa de la palabra (cf. Fillmore, 1968; Hudson, 1984; Sadock, 1991): -(d/t/…)or, por lo general, se vincula al Agente (diseñador = el que diseña) o al Instrumental (motor = el que mueve); -(a/e/ie)nte se vincula con bastante aproximación al Experimentador, unas veces cerca del Agente (gobernante), otras del Causativo (preocupante) y otras del Paciente, que es, al límite, meramente un Locativo (vacante, distante) (cf. Winther, 1975); -éfico, ígero o ígeno lo hacen al Factitivo y Causativo (maléfico = que causa el mal, flamígero = que despide llamas, cancerígeno = que provoca cáncer), de modo que se producen paulatinamente cruces y solapamientos en la semántica de los sufijos. No es cuestión de tratar este asunto en profundidad (cf. para ello, Calvo, 1985), sino de constatar también el lazo inextricable entre semántica y sintaxis a través de la morfología.

En esta línea, y en un grado menor de agencia paulatina, se encuentra el sufijo -ivo, una clase muy regular y homogénea, según Fernández (1975), quien considera que forman siempre adjetivos activos, aunque esa afirmación requiera precisar más, pues su actividad suele ser indirecta, frente a la directa de -or, -nte o -ífico, etc. Así, contributivo y contribuyente se parafrasean ambos en el diccionario como ‘que contribuye’, pero no significan de la misma manera: la persona contribuyente lo hace de modo activo, pagando sus impuestos, por ejemplo; no sucede así con el hecho contributivo, cuya proyección nos lleva directamente al Beneficiario: régimen contributivo es ‘régimen para contribuir’, lo que equivale a un apoyo para la acción por parte de un Agente. Ello no quiere decir que el significado se detenga ahí; en Las verduras son mucho más digestivas que otros alimentos, el adjetivo digestivo es directamente pasivo: las verduras se digieren con facilidad, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en El pisco es muy digestivo, donde el célebre licor peruano se supone activo (como Instrumental o Causativo); es decir, ayuda a digerir los alimentos pesados según sus defensores… Ello cuadra con la doble orientación activo-pasiva, en definitiva espínica, del Benefactivo.4

En un cuarto grado de actividad, según la taxonomía a la que hacemos referencia (Calvo, 1985, pp. 1119-1122), nos encontramos con los adjetivos (y sustantivos) terminados en -orio (y algunos en -ario como en depositario, originario, innecesario o imaginario…). Estos parecen directamente relacionados con el Benefactivo, destacándose entre ellos, los de proyección Objetiva (frente a la Agentiva, Factitiva y Benefactiva o Experimentora, vistas arriba, y sus cruces semánticos). En los ejemplos documentos probatorios, problemas respiratorios o actitud intimidatoria, el sustantivo acompañante se aleja del rasgo /Humano/ y en general /Animado/, dejando de ser activo. Compárese, por ejemplo, persuasivo (‘persona que persuade’) con persuasorio (= entidad abstracta para persuadir, como en función persuasoria); esta misma situación semántica se produce en el par imaginativo/ imaginario, dándose el caso lógico, paradigmáticamente hablando, de que las máximas diferencias semánticas se producen en los pares o tripletes distribuidores del significado (mortuorio/mortífero, representante/representativo, receptor/recipiente/receptivo…). En este sentido, véase, para terminar, el trío competidor/competente/competitivo, donde competente, verdadero Experimentador, tiene menor grado de actividad que competidor (= el que compite, en un momento dado) y que competitivo (= el que es capaz de competir o está acostumbrado a competir, pero sin que necesariamente se contemple su actividad en un momento concreto vinculado al contexto), a los que se suma, se acepte o no académicamente, competitorio (aquello creado, o con facultades propias, para competir) como en Este es el pliego competitorio o en El comercio electrónico es altamente competitorio.

8. El caso de A/para en español: correlación con -PAQ y otros elementos quechuas

La ambigüedad es concomitante con la oración gramatical y puede serlo también con el enunciado pragmático, como se ha visto. Eso pasa, sin excepción, en el empleo de a y para. Para manifestar el od, el español dispone de ∅ y de a; para manifestar el ci (complemento indirecto), de a y de para, teniendo en cuenta que a se mantiene en el núcleo de los casos como oi y que para avanza hacia la periferia de los mismos como Benefactivo, donde el oi se convierte de inmediato en ci, de modo que se producen falsos objetos indirectos, llegándose incluso a transformar el sintagma afectado en simple complemento de finalidad, lo mismo que sucede, por cierto, con la terminación del caso en -paq en quechua cuzqueño:

Sullkaypaqpara el hijo menor’ Beneficiario

Mikhunankupaqpara que coman ellos’ Beneficiario Finalidad

La ambigüedad, que paradójicamente nos ayuda a explicar el problema, se produce en casos como Le compró flores a su madre, donde lo más probable es que la madre no fuera la florista (como destinataria de la compra), sino la destinataria del regalo (es decir, la beneficiaria de la representación actancial), de modo que puede darse cualquiera de los dos sentidos señalados: (1) <por su cumpleaños>, (2) <pero esta no se las quiso cobrar> (como sucedería en Le compro flores a su madre para su novia, donde el nuevo elemento referencial es claramente el beneficiario del regalo). Así:

Le compró flores (od) a su madre (oi = Destinatario).

Le compró flores (od) a su madre (ci, periférico, = Beneficiario).

Le compró flores (od) a su madre (oi) para su novia (ci).

Le compró flores (od) a su madre (od) para su novia (ci) para darle una sorpresa (cf = Complemento de Finalidad).

La representación casual de la oración en la Gramática, en combinación con las posibilidades de la pragmática, podría darnos las claves para entender el núcleo y la periferia semánticas. Sobre la oración Juan entregó un libro a Marisa, entendida como bitransitiva (con od y oi) y, por tanto, con elementos nucleares bien determinados, como el primero, un od más nuclear (sin preposición), y el segundo, un oi más periférico (pero aún nuclear con a), cabe añadir nuevos elementos referenciales; así tendríamos Juan entregó un libro a Marisa de parte de su amigo Luis, en que el Agente Directo o Actuante sigue siendo Juan, pero el Agente Indirecto (o remoto) o Controlador pasa a ser Luis, de quien emana la orden o petición previa, a la que accede Juan, que no ejerce el control. Hasta podríamos tener Juan entregó un libro a Marisa de parte de su amigo Luis para su hija pequeña, donde periféricamente tenemos no el oi que recibió directamente el regalo, sino el verdadero Destinatario de la acción, bien que indirecto (o remoto), que es el claro equivalente del Beneficiario nuclear.

En quechua, de parte de y para llegan a igualarse circunstancialmente como -paq: qhariy-paq, ‘para mi marido’ / ‘de parte de / en representación de / en nombre de mi marido’, aunque de parte de también puede proponerse mediante el Adlativo -man (el verdadero oi): pay-man churarqukunkipuni ‘es que siempre te pones de parte de él’, que resultaría ser también un Beneficiario, en paralelismo a lo que sucede con a/de (y también con a/para) en español.5

9. Representación periférica de las falsas relaciones casuales (morfológicas) y actanciales (sintácticas) en quechua y en español: una comparativa espacial

Vamos a revisar, a modo de síntesis y diferenciando los aspectos tratados, los modos que tienen el quechua y el castellano para producir el Beneficiario (caso Benefactivo de la teoría de los casos profundos de Fillmore y su escuela) y sus implicaciones sintácticas, semánticas y pragmáticas. Se partirá de la idea abstracta de que el Beneficiario (lo mismo que el Originario) tienen como base profunda el Locativo, orientado -en el caso que nos ocupahacia el término de la acción (o el Origen, en su opuesto). Ello tiene implicaciones semántico-sintácticas (y morfológicas, como resultado de que la morfología opera tanto en el significado como en el significante) y, finalmente, como recubriendo todo el espacio abstracto de la gramática, implicaciones pragmáticas.

El par -pu(como correlato de -mu-) del quechua y el conjunto de pronombres átonos del castellano como me/te/se y le-lo (junto a sus plurales y con las restricciones impuestas por cada dialecto) invocan un espacio sintáctico saturado. Actúan en un nivel distinto, en el que no constituyen actantes para el verbo, pero están al límite de hacerlo, ubicándose en la periferia del sistema central. Aunque -pusuele parafrasearse en castellano andino con lo, no por ello implica la presencia real de un actante; ambos se constituyen en beneficiarios abstractos o, en todo caso, inactanciales (por virtuales) de la acción que se describe en la escena pragmática correspondiente. Véanse ejemplos de lo como traducción de -pu(y también con -mu-, su correlato menos estudiado al respecto):

ñuqa qhawa-pu-ni yo se lo miro [o miro para él]

qan qhawa-pu-nki tú se lo miras [o miras para él]

mikhuchi-pu-nki se lo haces comer [a mi hijo, de parte mía]

p’aki-pu-wankimantaq mankayta, me lo vas a romper la olla,

kawallunta apayarpa-mu-yku lo trajimos su caballo

En este sentido, no es lo mismo este empleo que el propio del pronombre referencial y actancial de lo (le) en Yo lo encontré en la calle (donde lo es od). Esto mismo sucede, como se dijo atrás, con me/ te/se en Yo te lo doy (donde lo es od y te, oi). El prototipo del pronombre objeto le/lo, el que implica necesariamente una referencialidad pragmática en la escena semántico-perceptiva, pierde su rasgo actancial en la periferia del conjunto hasta convertirse en un pseudoobjeto sintáctico y lo mismo sucede, como se dijo también, con los clíticos me/te/se, etc.

En la lengua quechua, la implicación de -puen el verbo aboca a un espacio no deíctico-referencial de tercera persona. En esta lengua se materializa el sujeto concordante con el verbo, así como el objeto de 1.ª y 2.ª persona, pero no el de 3.ª que se encarga de los actantes externos, el cual, de aparecer, lo hace de la forma expletiva (supuestamente innecesaria) antedicha. Ello se traduce en un espacio ajeno a los actantes (Translocativo), que muchas veces, pero no siempre, se materializa como Beneficiario interno pero indirecto (qu-pu-y ‘dar para otro’, pero no ‘dar a otro’).

Albarracín y Alderetes (2014) hacen hincapié, cuando tratan sobre -pu-, en su carácter de sufijo propio del "orientador actancial, que desvía la orientación de la acción hacia el tercer actante (diferente al sujeto y al objeto del verbo), y permite indicar que la acción se realiza en provecho o en perjuicio de algún otro" (p. 23). Concuerdo con que presenta un carácter "orientador", pero matizo que no siempre se corresponde con la 3.ª persona, pues el Beneficiario de la acción también puede ser la 1.ª o la 2.ª, como ya se ha observado en ejemplos anteriores. Tampoco es absolutamente riguroso que su comportamiento tenga que ver solo con la valencia verbal (Albarracín, 2011, pp. 137-154) en el sentido de que esta se aumenta virtualmente sobre la real previa: llover (Ø), hablar (1), mirar (2) o dar (3), porque -pu(como lo) forma parte de un subsistema pragmático que se engendra sobre la escena dada. En el artículo últimamente citado ya se advierte sobre una posible irregularidad, la de que la capacidad combinatoria del sufijo pueda ser nula, de modo que "la función de -pues sumar, al sentido de destinatario, el de beneficiario o de perjudicado por la acción verbal" (Albarracín y Alderetes, 2014, p. 30). En efecto, en este caso el actante ya no es directo, sino indirecto, y hasta pueden darse los dos: Dius (noqata) compañerayt chaski-pu-a-n ‘Dios me la quitó a mi compañera’ (p. 30) aporta un Nominativo (Dius), un Acusativo (compañeray-t[a]), un Dativo de 1.ª persona (-[w]a= noqa-ta)) y un Benefactivo (-pu-), que es proyectivamente esa 1.ª persona, ahora espacialmente involucrada no en la repetición actancial, sino en la virtualidad del Translocativo. Esto sucede sea cual sea la valencia verbal, aunque siempre en función del contexto y la intención del hablante; por ejemplo, en Tanta-n-ta kani-pu-Ø-y-man ‘(yo) a su pan se lo mordería’ = ‘(yo a él) le mordería su pan’, junto al sujeto concordante de 1.ª condicional (-y), el objeto directo de 3.ª -ta (tanta-ta) y el indirecto (Ø) que no aparece pero podría estar representado actancialmente con -(man)/-ta (pay-ta), se halla el índice -pu(Beneficiario que no forma parte de la valencia verbal, sino de la proyección pragmática).

Otro ejemplo, en (Payta) chiri-pu-n ‘(a él) le hace frío’, -pu(y le) representa el perjudicado del verbo de sensación cerovalente (chiriy), con lo que es un Malefactivo que no forma parte de la valencia original. Por esa razón, Albarracín y Gómez (2021, 2022) se decantan en este caso -ahora con más aciertopor considerar que -pues un Aplicativo. Aunque habría que matizarlo también: un incremento real (no virtual) con -chi, por ejemplo, conduce a un Causativo, a un actante directo, controlador, que puede sentirse, aunque no necesariamente, como Agente directo (wañuy ‘morir’, wañu-chi-y ‘hacer morir de parte de alguien’ o bien ‘matar a alguien’, pero ‘dejar morir a alguien’). Sucede que en muchos más casos no hay actante real, sino solo virtual, conforme los huecos valenciales se mueven del Agente al Paciente, en cuyo caso un verbo incrementado morfológicamente puede tener el mismo número de argumentos que su base. Por esta razón, aparece, en virtud del índice dado -esto sucede no solo en quechua, sino en mapuche y en otras muchas lenguas del mundo-, un objeto periférico u oblicuo, en que predomina el papel pragmático (o semántico como prefieren algunos autores) y no el meramente sintáctico; es decir, que estaríamos ante un Aplicativo en toda regla, como orientado a un objeto, lugar o persona inerte en cuanto a la acción verbal. Analizado en términos cognitivos, el Aplicativo aumenta la valencia verbal en la periferia del sistema, como un quiero y no puedo, como al límite de las posibilidades sintácticas y semánticas de los verbos en que se plasma.

Llevado lo anterior al nivel falsamente pronominal en términos de actancia sintáctica, la semántica invoca un espacio virtual, de una entidad que no forma parte del significado previamente construido, sino que se proyecta a espacios ajenos más propios de la interpretación pragmática natural (Dervillez-Bastuji, 1982). Dicho en otros términos: el Sujeto canónico implica un punto espacial de origen y el Objeto Directo ya viene siendo considerado de un tiempo a esta parte como Meta por diversas escuelas lingüísticas y más allá está el lugar del término espacial, generalmente correspondiente al Objeto Indirecto. En quechua se representan sucesivamente como ∅ (Nominativo), -ta/∅ (Acusativo) y -man/-ta (Adlativo). Ahora bien, en las oraciones bitransitivas, el oi es directo -objeto directamente participante también-, de ahí que no sea aconsejable hablar de objetos indirectos de manera indiferenciada, sino de Adlativos. El espacio quechua de retorno al lugar de origen (Regresivo), por su parte, constituye un subsistema virtual del Translocativo, el cual toma carácter de vuelta total (Definitivo) al espacio citado (Calvo, 1993), lo que deriva frecuentemente a que sea tomado también como Recipiendario. Como segunda lectura de ese espacio abstracto, identificamos alguna entidad que se pueda beneficiar o perjudicar de la acción verbal, aunque no sea en sí misma actante, sino elemento virtual materializado en una entidad ubicada en el constructo espacial citado. Es decir, que el Beneficiario Directo o Indirecto (pero a posteriori) se proyecta al contenido solo en virtud del eje Cislocativo/Translocativo inicial. Esto es así pese a la ácida y destructiva crítica de Torero (2002, pp. 71-74), quien hacía oídos sordos a investigaciones en las que el eje locativo ya se constataba cognitivamente como prelativo (Calvo, 1996-1997). Precisamente, el hecho de que el par Cislocativo/Traslocativo sea prioritario, interpretativamente hablando, en los verbos de movimiento, es una causa directa del hecho de que el "movimiento" en otros verbos implica una virtualidad espacial pragmáticamente inobjetable. El cognitivismo abundó en argumentos sobre el tema a los que resulta fácil acogerse, incluso cuando estos se proyectan al campo de la evolución de la especie animal y, por extensión, a los humanos (cf., Talmy 1983, 2005; Langacker 1987; el clásico Lakoff y Johnson, 1980).

10. Proyección pragmática del beneficiario español y quechua

Mientras -pupuede encarnar la nuclearidad de la "otredad", la que implica la Enunciación, -paq estará siempre en la periferia absoluta del sistema por lo que a este concepto se refiere. En otras palabras, como argumento interno del verbo, -pues periférico, como un Aplicativo; sin embargo, como argumento externo del verbo, -paq está todavía más alejado en la periferia del sistema sintáctico, como mero Beneficiario o, más aún, al límite de la finalidad, aunque en calidad de entidad referencial del Enunciado. Esto mismo sucede con los pronombres me/te/se y le/lo en castellano, que pueden compartir ambiguamente casos actanciales reales e irreales (Aplicativo), según la semántica del verbo y la proyección pragmática de la construcción cognitiva humana, quedando los complementos con para al mismo nivel estructural que -paq.

Véanse unos ejemplos en quechua y castellano, en los que se comprueba estructuralmente la forma en que actúa la cobertura pragmática de la enunciación en la formación sintáctico-semántica de las oraciones tradicionales:

(1) Allchara-pu-∅-wa-y hanpiku-na-y-paq.

prepararapl-3.ª od -1.ª oi -2.ª suj imp curarsefut-1.ª-benef

‘Házmelo el preparado para mi curación’.

La interpretación que se da a la frase es la siguiente: un sujeto en imperativo (-y) prepara (all[i] cha-) algo, en calidad de od que no se refleja en índice morfológico en quechua por ser de 3.ª persona (-∅) a alguien, oi (wa), que es de 1.ª persona. Ello constituye el núcleo sintáctico básico de elementos reales de la oración. Luego, hay dos elementos morfológicos más: -r[q]U > ra, que es un sufijo aspectual que implica semánticamente acción brusca o inmediata y que constituye unidad semántica con el verbo, y -pu. En efecto, en lectura inversa, desde el final al radical, aparece -pu-, elemento que sirve de Beneficiario virtual (e interno) de la acción en tanto que es Aplicativo y que satura el sistema, donde -pu-wasignifica ‘en mi beneficio’. Ello no obsta para que exista además un complemento de finalidad (con -paq) en un nuevo verbo como hanpikuy ‘curar, curarse’ en 1.ª persona nominal (-y).

(2) Qunqa-pu-n [qullqi quyuy-ta aysaqkuna-man]

Olvidar-apl -3.ª suj [dinero + dar-od + transportista-pl-adl]

‘lo olvidó [darles dinero a los transportistas]’.

La interpretación que se da a esta oración transitiva es la siguiente: hay una oración canónica con Sujeto en 3.ª persona (-n) y od (marcado con -ta) en forma de una oración bitransitiva incrustada (donde qullqi-∅ es a su vez od en Acusativo y aysaqkuna-man, oi en Adlativo del verbo subordinado qu[yu]y ‘dar’). El esquema es el siguiente: alguien-olvida-algo [(que) alguien-da-algo]. El elemento Aplicativo -purige internamente solo para qunqay ‘olvidar’ lo que redundará periféricamente en perjuicio de otro, sea buena o mala la voluntad de la persona Sujeto (en-n), que ha olvidado sus obligaciones personales.

Lo dicho se correlaciona morfológicamente, por otro lado, en castellano a partir del significado, interpretado paradigmáticamente, con ciertos sufijos como -or, -nte, -ífico, -ivo, -orio… -en el caso que nos ocupa solo tiene sentido recurrir a -ivo y -orio (-ario) y sus ajustes morfosemánticosy las preposiciones destinadas a señalar con mayor claridad los actantes implicados, aunque entre -∅ y -a, a y para y para y a fin de que puedan producirse situaciones en que la interpretación deba derivarse al contexto y a la referencialidad de los participantes en la acción categorial (generalmente verbal). En el caso de la lengua indoeuropea, no es la morfología flexiva personal, sino la morfología derivativa, la implicada en la reproducción de una sintaxis interna que lleva también, paulatinamente, al Benefactivo, conforme el rasgo /Abstracto/ se apodera semánticamente del significado del sufijo y salvadas las diferencias de interpretación metalingüística a tenor del paradigma involucrado, ya que se trata en este caso de un Beneficiario directo (pero real).

11. A modo de resumen

En la Figura 1 (de elaboración propia), se pueden apreciar sintéticamente los niveles descritos en este ensayo y sus modos de articulación y significación.

Figura 1 Estructura morfopragmática y sintáctica comparada de español y de quechua 

En el marco descrito, mientras el Beneficiario con -paq es real, pero externo a la estructura sintáctica básica, los sufijos pragmáticos -pu(y -mu-) son internos a la estructura, pero se perciben en un plano virtual. Esto último es producto de la relación entre el enunciado, externo y real, y la enunciación, interna pero virtual, en los esquemas de la sintaxis. La participación de distintas organizaciones morfológicas en las dos lenguas no impide que la misma sustancia del contenido, la del Beneficiario, tenga en español una misma proyección, externa y real en un caso, pero interna y virtual en otro. En ambos casos, la virtualidad no consume actancia, sino que satura la existente.

12. Consideraciones finales

Finalmente, mientras los pronombres átonos del español (me, te, se, lo…) cubren los dos planos, sintáctico y pragmático, como núcleo y periferia a la vez del sistema, la virtualidad semántica se instala en la derivación morfológica (-ario, etc.), a nivel lexicográfico, lo que sucede en quechua con -muy -pu-. Por otra parte, la ampliación sintáctica externa, fuera de los papeles nucleares (s, od, oi), se realiza en español mediante preposiciones (para, etc.) y, en quechua, mediante posposiciones (-paq, etc.).

Todos estos recursos en conjunto, como nuestra la Figura (1), cubren el campo subjetivo del caso llamado Benefactivo (y Malefactivo), para mostrar al Beneficiario de la acción en ambas lenguas y otros conceptos próximos señalados de paso (Translocativo, Definitivo, Deprecativo, Regresivo, Enajenativo).

Agradecimientos:

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Notas:

1Por su parte, el reversivo -sudel quechua cuzqueño tiene también funciones traslaticias respecto a la agencia (-nki ‘tú’, pero -su-nki ‘él te’), aunque en el caso concreto de la quichua santiagueña, -suimplica la existencia de un pseudocaso añadido, en particular de un Aplicativo (Albarracín y Alderetes, 2014).

2Donde IR es un verbo abstracto de movimiento y donde X representa un constructo profundo determinado por un causativo transitivizador (‘hacer ir’) que se desglosa deícticamente en dos direcciones: hacia el Emisor (‘hacer venir’, por traer) o hacia el Receptor (‘hacer ir’, por llevar).

3Se parte de la idea de saturación química, la que como sabemos crea isótopos más o menos inestables a partir de las formaciones de la materia básica. Imaginemos que los protones de un elemento químico constituyen, con un número dado de ellos, su entidad más esencial. Por ejemplo, el hidrógeno tiene 1 protón y ningún neutrón (protio o H-1). Por circunstancias especiales, el número de neutrones puede cambiar y saturar el elemento (como el deuterio que es hidrógeno con 1 protón y 1 neutrón =H-2; o el tritio, que es el hidrógeno con 1 + 2 de ellos: =H-3). Compárese con el verbo intransitivo ir, que solo tiene sujeto y ningún objeto (ir-1), pero que produce constructos como No te vayas (ir-1 +1) / No te me vayas (ir-1 +2).

4Benefactitivo o Benefactivo es el nombre del caso profundo de un elemento del enunciado. El Beneficiario, en cambio, es lo que ese mismo elemento representa materialmente.

5Véase Calvo (2011). Para evitar la ambigüedad, aunque ello provoca incurrir en otras nuevas, el quechua dispone del Ablativo -manta para el Agente Indirecto: Payqa panan-manta riman ‘él habla de parte de / por la boca de su hermana’) y en otros casos de -rayku, el Causativo Indirecto, que también puede confundirse con -paq (Ña Martinaqa siqayapunña, mana t’aqsanan-rayku ‘ya ha subido rápidamente Martina, para no / a causa de no lavar [la ropa]’) conformando un nuevo espín. No se entrará por ahora en esta casuística.

Financiamiento: Sin financiamiento

Anexo

adl Adlativo

apl Aplicativo

benef Benefactivo

cf Complemento de finalidad

ci Complemento indirecto

fut Futuro

imp Imperativo

nom Nominal

od Objeto directo

oi Objeto Indirecto

pl Plural

suj Sujeto

Recibido: 30 de Marzo de 2023; Aprobado: 30 de Junio de 2023; Aprobado: 26 de Septiembre de 2023

Correspondencia: julio.calvo@uv.es

Contribución del autor: Al autor se debe tanto la recogida de datos, como el sustento teórico (pragmática liminar y adaptación de la teoría de los casos) y la redacción final del artículo. Las aportaciones de base figuran, como es lógico, en la bibliografía final. El autor aprueba la versión que se publica en la revista.

Conflicto de interés: El autor no presenta conflicto de interés.

Trayectoria Académica: Julio Calvo estudió Filosofía y Psicología en la Universitat de València (España). Más tarde, se doctoró en Filología Hispánica, en la rama de la Lingüística General. En su tesis, Clasificación semántica de los adjetivos puros del español contemporáneo (1985), abordó el estudio estructural y cognitivo del léxico desde la perspectiva de la gramática liminar; ello le permitió abordar teóricamente los estudios de Pragmática, tanto del quechua (Pragmática y Gramática del Quechua Cuzqueño, 1993) como del español (Introducción a la Pragmática del Español, 1994). Por esta vía accedió también a la Lexicografía, especialidad en la que ha publicado varios tratados y diccionarios del español y del quechua. Igualmente, durante el triste bienio de la pandemia, elaboró una investigación titulada Historia de la Lengua Quechua (2021) en dos volúmenes, de la que parte la edición bilingüe posterior: Qhichwasimip Kawsasqanmanta. Historia de la Lengua Quechua (Calvo y Chuquimamani, 2022). Actualmente, investiga en el tema de la Extirpación de Idolatrías y la interpretación del léxico y el análisis crítico del discurso en la obra de Arriaga (1621). Ha trabajado en diversas especialidades de la lingüística tanto teóricas como prácticas: lingüística amerindia y misionera, política lingüística, español de América, teoría y práctica de la traducción, etnolingüística, morfosintaxis, semántica, etimología, tipología, entre otras. El Dr. Julio Calvo ha publicado medio centenar de libros y más de 150 artículos de especialidad.

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