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Lengua y Sociedad

Print version ISSN 1729-9721On-line version ISSN 2413-2659

Leng. Soc. vol.22 no.2 Lima July/Dec. 2023  Epub Sep 27, 2023

http://dx.doi.org/10.15381/lengsoc.v22i2.25993 

Artículos académicos

La polisemia en el marco de la lingüística cognitiva

Polysemy in the framework of cognitive linguistic

A polissemia no âmbito da linguística cognitiva

1 Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú. maira.magela@unmsm.edu.pe

Resumen

El fenómeno de la polisemia es una preocupación constante de los estudios cognitivos, ya que esta ciencia entiende que los significados de la palabra son típicamente polisémicos y se pueden representar mediante categorías conceptuales que se estructuran a partir de un prototipo central. Por tanto, la lingüística cognitiva explica la polisemia de las palabras a partir de los mecanismos cognitivos que la motivan. En este artículo, presentamos las maneras en que la polisemia se inserta en el paradigma de la lingüística cognitiva y los avances que esta corriente lingüística ha presentado para mostrar que la polisemia es una condición natural del lenguaje que está anclada en la experiencia corporal y social. En este trabajo, reafirmamos nuestra propuesta de investigar la polisemia como un fenómeno cognitivo en que se basa el procesamiento del lenguaje.

Palabras clave: lingüística cognitiva; lenguaje; polisemia; metáforas; significado

Abstract

The phenomenon of polysemy is a constant concern of cognitive studies, since this science understands that word meanings are typically polysemic and can be represented by conceptual categories that are structured from a central prototype. Therefore, cognitive linguistics explains the polysemy of words on the basis of the cognitive mechanisms that motivate it. In this paper, we present the ways in which polysemy is embedded in the paradigm of cognitive linguistics and the advances that this linguistic current has presented to show that polysemy is a natural condition of language that is anchored in bodily and social experience. In this paper, we reaffirm our proposal to investigate polysemy as a cognitive phenomenon underlying language processing.

Keywords: cognitive linguistics; language; polysemy; metaphors; meaning

Resumo

O fenômeno da polissemia é uma preocupação constante dos estudos cognitivos, pois essa ciência entende que os significados das palavras são tipicamente polissêmicos e podem ser representados por categorias conceituais que se estruturam em torno de um protótipo central. Assim, a linguística cognitiva explica a polissemia das palavras com base nos mecanismos cognitivos que a motivam. Neste artigo, apresentamos as maneiras pelas quais a polissemia está inserida no paradigma da linguística cognitiva e os avanços que essa corrente linguística tem apresentado para mostrar que a polissemia é uma condição natural da linguagem que está ancorada na experiência corporal e social. Neste artigo, reafirmamos nossa proposta de investigar a polissemia como um fenômeno cognitivo subjacente ao processamento da linguagem.

Palavras-chave: linguística cognitiva; linguagem; polissemia; metáforas; significado

1. Introducción

Según Langacker (2008), el concepto de lenguaje es simbólico y se entiende como una estructura compleja altamente motivada por la interacción de todas las áreas del sistema cognitivo. Para él, la gramática es la simbolización y la estructuración del contenido semántico. Y, además, señala que el significado está en el centro del análisis lingüístico y, como tal, es la clave para comprender el lenguaje.

Considerando que el lenguaje se construye mediante la cognición y las experiencias extralingüísticas, su función no solo se limita a la comunicación, sino también a la introspección en nuestra comprensión del universo extralingüístico. La forma en que percibimos, comprendemos y categorizamos el mundo se aplica al lenguaje, creando estructuras complejas y polisémicas.

Tras la aparición de la lingüística cognitiva en la década de ochenta, a partir del libro de "Metaphors We Live By", de Lakoff & Johnson, los estudios de semántica cognitiva han contribuido enormemente al estudio de la polisemia, la metáfora (uno de los procesos cognitivos de aquella) y otras estructuras semasiológicas del léxico y la gramática. Así, los prototipos, la metáfora conceptual y los modelos de red radial y esquemática de las categorías lingüísticas han sido fundamentales para describir y representar mentalmente las categorías polisémicas y teorizar la naturaleza conceptual, experiencial y dinámica del significado lingüístico.

Sobre la polisemia se ha confirmado, con las indagaciones de la lingüística, que permite el uso racional de la lengua a través de las unidades léxicas existentes. De esta manera, si cada nueva manifestación se nombrara con una nueva expresión, se perdería la economía del lenguaje y este se sobrecargaría. En este sentido, la polisemia puede interpretarse de varias maneras, pero lo que las une es la interpretación de la estructura de los lexemas polisémicos.

Desde la lingüística cognitiva, cabe señalar que la polisemia de los lexemas se construye a partir de metáforas y metonimias que sustentan la producción de significados variados. Esto sucede porque hacemos uso de estos procesos para expresar nuestras experiencias somáticas y extralingüísticas a través del lenguaje. La teoría de la mente corpórea sostiene que el pensamiento, o más exactamente todos los aspectos cognitivos, están altamente determinados a través de aspectos corporales. Esta teoría ya fue introducida por Kant y Merleau-Ponty, y se ha incorporado a los estudios de Johnson, Lakoff, entre otros (Johnson, 2005).

Dado que la semántica cognitiva necesita explorar sistemáticamente nuevas implicaciones de su perspectiva experiencial, enciclopédica y centrada en el uso del significado. En esta investigación, defenderemos una perspectiva cognitiva práctica, dinámica y contextualizada para el estudio de la polisemia. Así, este artículo se centra en explicar la polisemia desde la lingüística cognitiva e, incluso, que los múltiples significados atribuidos a un lexema se basan en procesos cognitivos, metafóricos y metonímicos. Antes, se describirán los fundamentos principales de la lingüística cognitiva para dar cuenta de este paradigma que comprende a la polisemia; después, se presentan los procesos cognitivos de metáfora y metonimia vinculados con el fenómeno tratado; posteriormente, se inserta el estudio de la polisemia en su tratamiento y avances indagatorios.

2. Los fundamentos de la lingüística cognitiva: un repaso general

El marco teórico de la lingüística cognitiva exige múltiples perspectivas y procedimientos metodológicos, así como líneas de investigación que aborden los estudios del lenguaje. Por lo tanto, es en el ámbito de la lingüística cognitiva donde se hace sentir la aportación de conocimientos y perspectivas de otras áreas científicas y la interdisciplinariedad entre ellas. Según Silva (1997, p. 1), estos son temas esenciales de los estudios cognitivos del lenguaje.

Son de interés de las investigaciones en lingüística cognitiva los aspectos estructurales de la categorización lingüística (como la prototipicidad, la polisemia, los modelos cognitivos idealizados, la metáfora), los elementos responsables por la función y organización de la lengua (iconicidad y naturalidad), la interfaz conceptual que existe entre sintaxis y semántica, la base pragmática y relacionada con la experiencia del uso, y la dependencia entre lenguaje y pensamiento (incluidas las cuestiones sobre relativismo y universales conceptuales).

Para la lingüística cognitiva, el lenguaje es una actividad cognitiva. Se interesa por el conocimiento por medio del lenguaje y busca saber cómo el lenguaje aporta al conocimiento del mundo. Para esta perspectiva, los procesos cognitivos no están aislados de los aspectos sociales y culturales. Son importantes para su estudio: la interacción, el lenguaje en uso, la conceptualización, el procesamiento mental y el experiencialismo. El experiencialismo es la perspectiva en la cual la cognición (y el lenguaje) está determinada por nuestra experiencia corporal, el "cuerpo en la mente" (Johnson, 1987) y por la experiencia individual y colectiva (citado en Silva, 1997, p. 6).

Para comprender el surgimiento de esa corriente lingüística, Ibarretxe y Valenzuela (2012) destacan que es preciso valorar la aportación de las corrientes lingüísticas que dominaron la segunda mitad del siglo XX, en particular el generativismo de Chomsky, quien criticó duramente la posición hasta entonces dominante de los conductistas y quien "pudo demostrar de manera concluyente que es imposible explicar un comportamiento humano tan complejo como el lenguaje humano sin recurrir a construcciones mentales" (p. 14). Al darse cuenta de esto, Chomsky no solo abrió la puerta al mentalismo en relación con el concepto y la comprensión del lenguaje, sino que también adoptó las nociones de nativismo y universalismo.

Sin embargo, los postulados del paradigma de Chomsky -por ejemplo, el pronunciado énfasis en formalismo, modularidad, sub-molaridad, carácter abstracto y generalización de alto nivelreemplazaron los aspectos pertinentes a la función de la lengua, y la atención de ellos se centró particularmente en los aspectos formales del lenguaje. Es decir, no es la función, es lo formal.

Además, la teoría modularista del lenguaje ignoró la posibilidad de considerar la integración relacional heterónoma desde la perspectiva del lenguaje y el cerebro, y en principio afirma la existencia de módulos cerebrales autónomos específicamente especializados para procesar la información del lenguaje. Además de lo dicho hasta ahora, la tradición filosófica objetivista o atomista lógica, por ser frágil el pensamiento mismo, separa los procesos de percepción sensorial de las tareas de pensar, conceptualizar, clasificar la realidad y el propio lenguaje. En ese sentido, la existencia se formalizaba, pero el hecho de ser mencionado lo impedía. De acuerdo con Ibarretexe y Valenzuela (2012), la corriente generativa facilitó un modelo de lenguaje formal y riguroso. Sin embargo, esto ignoró "aspectos del lenguaje que algunos consideran esenciales para el estudio del lenguaje, como aspectos culturales, históricos, psicológicos, sociales o estilísticos" (p. 15). La negativa de los lingüistas a aceptar el significado en el estudio y análisis de la lengua ha llevado a varios a oponerse a esta posición, lo que lleva a una teoría tipo paradigma que comienza con suposiciones que contradicen otras hechas anteriormente.

Luego, en la mitad de los años setenta, algunos lingüistas comenzaron a pensar la lengua enfatizando su lado semántico, porque explicar el lenguaje sin significado era difícil y, por lo tanto, suprimirlo sería eliminar un análisis lingüístico importante. Así, el paradigma del lenguaje cognitivo fue inaugurado por figuras como "George Lakoff, Charles Fillmore, Ronald Langacker, Leonard Talmy", entre otros, el cual inicialmente se apoyó en los enfoques evolutivos, así como en los avances de los estudios cognitivos, en especial de la psicología y en las ideas anti-generacionales.

Así, Women, Fire and Dangerous Things, escrito por Lakoff en 1980 y publicado en español en 1986, es el fundamento de la gramática cognitiva. En 1987, se inicia una nueva corriente lingüística a partir del trabajo de Dixon, quien registra el proceso experiencial y la categorización lingüística de las unidades típicas del mundo para el dyirbali, una lengua aborigen australiana, en que se revelan estas categorías. Desde la organización de la mente hasta probar la existencia de una correspondencia entre lenguaje, mundo y cognición, se enlistan unos principios potencialmente comunes a los sistemas clasificatorios humanos. Pero no fue hasta la celebración del primer evento internacional en Duisburg (Alemania) -en 1989que se abrió un nuevo paradigma de la lingüística como tal.

Desde entonces, la lingüística cognitiva se caracteriza por concentrarse en estudiar la relación entre el lenguaje y otras facultades cognitivas, como pensamiento, memoria, percepción e inteligencia. En este contexto, disciplinas como psicología, neurociencia y inteligencia artificial se presentan como candidatos naturales para establecer un diálogo con una lingüística cognitiva referencial. Es debido a esta posibilidad de interfaz entre los enfoques lingüísticos referenciales cognitivos que los estudios de psicología cognitiva privilegian la teoría de la metáfora de Lakoff y Johnson publicada en la década de ochenta.

Gran parte de los estudios en lingüística cognitiva se centran en la semántica, pero también hay investigaciones que se centran en la sintaxis y la morfología, así como investigaciones en lingüística cognitiva que se centran en la adquisición del lenguaje. Inicialmente, debe acotarse que la teoría generativa proclamó que la diversidad gramatical de los idiomas es superficial y que los idiomas comienzan a ser más similares a medida que conocemos sus estructuras más profundas. Para este paradigma, es en la estructura profunda en que encontraremos universales lingüísticos, mientras que desde la gramática cognitiva se postula que la estructura gramatical es casi completamente abierta. La forma gramatical ofrece los medios convencionales para estructurar y simbolizar contenidos semánticos. Los universales gramaticales deben ser limitados y flexibles para hacer frente a la variabilidad encontrada. Ciertas propiedades del modelo, por ejemplo, las nociones de esquematización y prototipos, son compatibles con la declaración de tendencias universales (Langacker, 1987); es decir, un mayor grado de prototipicidad significa una mayor probabilidad de que una estructura se introduzca en las convenciones de un lenguaje dado.

En ese orden, la gramática cognitiva se basa en diferentes fundamentos conceptuales y, debido a esta característica, difiere de otros marcos teóricos. Croft y Cruse (2004) afirman que concurren tres hipótesis principales que describen un enfoque cognitivo del lenguaje: I) el lenguaje no es una facultad cognitiva autónoma; II) la gramática es conceptualización; III) el conocimiento del lenguaje surge del uso del lenguaje. La primera hipótesis se opone a la gramática generativa de que el lenguaje es autónoma aislada de las habilidades cognitivas no lingüísticas. Los generativistas consideran la metáfora, cuyo estudio está estrechamente relacionado con la lingüística cognitiva, como una desorientación del lenguaje actual que pertenece al dominio de la retórica o la pragmática. Sin embargo, según el enfoque cognitivo, la mente es corpórea y los objetos e ideas existentes en el mundo adquieren su significado a través del pensamiento y de la experiencia corporal (Lakoff y Johnson, 1980). Desde esta perspectiva, el sistema metafórico no es arbitrario sino motivado por la corporeidad. Con relación a la segunda hipótesis, se sostiene que los conceptos adquiridos de manera directa están constituidos por conceptos de nivel básico, ideas espaciales, acciones corporales, así como por la estructura general de acciones y eventos, colores y otros. Los conceptos abstractos surgen a través de proyecciones entre dominios constituyendo metáforas más directamente relacionadas con la experiencia corpórea, como los conceptos relacionados con la percepción y el funcionamiento sensoriomotor. Con respecto a la tercera hipótesis, según la lingüística cognitiva, no solo la representación semántica, sino también la representación sintáctica, morfológica y fonológica son básicamente conceptuales, ya que todos estos procesos están relacionados con la mente humana (Croft y Cruse, 2004), y los lingüistas cognitivos buscan evidencia convergente, de investigación empírica. Muchos hallazgos de investigación en lingüística cognitiva han reunido evidencia suficiente para señalar que los significados y el pensamiento metafórico parten de la experiencia corporal.

Asimismo, el lingüista Lakoff (1990) afirma que los estudios cognitivos se adhieren a dos compromisos definidos: a) el compromiso con la generalización, que investiga los principios generales que rigen el lenguaje, y b) el compromiso cognitivo, un compromiso para hacer que sus descripciones del lenguaje sean consistentes con lo que se sabe sobre la cognición humana. Esto explica por qué los estudios de metáforas están vinculados al estudio de la polisemia, así como a aspectos más generales de la cognición, como la categorización. Al ser un dominio de la cognición humana, el lenguaje está relacionado con otros dominios y refleja la interrelación de los aspectos psicológicos, culturales y sociales.

Actualmente, la lingüística cognitiva ocupa un lugar de destaque en la lingüística, pues presenta un objeto de estudio definido, fundamentos teóricos claros y una metodología coherente, aparte presenta tendencias de estudios establecidas y plantea investigaciones promisorias, valorando como punto principal el lenguaje como una habilidad cognitiva del hombre.

3. Hacia la aparición de los procesos cognitivos metáfora y metonimia

Frente a las controversias en torno al estudio del significado y al surgimiento de teorías basadas en la cognición y en la interacción, esta segunda parte de este artículo expone la centralidad que cobran dos conceptos fundamentales y centrales para la semántica y también para los estudios en lenguaje e interacción: la metáfora y la metonimia. Estos conceptos serán posteriormente importantes para entender la polisemia.

En términos históricos, el estudio de la semántica se concentra tradicionalmente en lo declarativo y lo literal, y la tradición aristotélica apuesta por la viabilidad de distinguir entre el terreno de lo propio y el de lo transpuesto. Sin embargo, esta división presentó problemas en cuanto a la cuestión del poder figurativo del lenguaje, ya que existe una dificultad para separar lo literal de lo metafórico (figurativo).

Platón afirma que la vocación del lenguaje es representar que las cosas tienen una esencia permanente. Podríamos decir que, en ese momento, nació el primer paradigma disponible para tratar cuestiones relacionadas con el significado: el realismo. Para el autor, la vocación del nombre -es decir, lo real y la funcionalidadpresupone la racionalidad. Platón distingue esencias (habitan fuera del sujeto) y apariencias. Para la semántica formal, el interés general es la referencia y la condición de verdad del lenguaje declarativo y literal (relación lenguaje-mundo) y la unidad básica es la oración.

Aristóteles estaba totalmente en contra de esta dualidad. Para él, las esencias habitan en el sujeto y el logos es la facultad de la razón que nos equipa para hacer distinciones y, por tanto, podemos inferir los rasgos recurrentes, a través de la cognición.

Los sofistas, que darían origen al pragmatismo, afirman que el lenguaje construye la realidad. Para la semántica enunciativa, las circunstancias son importantes y el efecto se obtiene por el sentido; por tanto, se debe tener en cuenta el acto de enunciación y no la enunciación porque la concepción general del acto de enunciación es que es más un instrumento político (de persuasión) y un sistema de información menor.

Para la semántica cognitiva, el lenguaje está presidido por la racionalidad y toda organización lingüística es reflejo de una organización conceptual. Según Fillmore (1979), hay otra idealización tácita en funcionamiento en la lingüística, además de la idealización de Chomsky del hablante/ oyente ideal. La idealización que presenta Fillmore es la del hablante/oyente inocente. El hablante/ oyente inocente, según él, conoce los morfemas de una lengua y sus significados. El hablante también reconoce las estructuras y procesos gramaticales en los que intervienen los morfemas y conoce los efectos semánticos de estos procesos y estructuras.

Las teorías y los estudios lingüísticos en la posmodernidad estarán fuertemente influenciados por el multiculturalismo y la hibridación cultural, por las nuevas tecnologías y por la globalización. De todas las corrientes teóricas y paradigmas utilizados para los estudios lingüísticos, dos posiciones serán muy recursivas: Saussure (positivista) y Chomsky (cognitivista).

Para Jakobson, el proceso metafórico se da a través de la semejanza, la selección y la sustitución. Exactamente lo que colocaría a la metáfora dentro del ámbito de lo clásico transpuesto. También para él, la metonimia se produce a través de la contigüidad y la combinación. En 1980, favorecidos por el crecimiento e interés de las ciencias cognitivas, los autores George Lakoff y Mark Turner presentaron, a través del libro Metaphors we live by, su "Teoría de la Metáfora Conceptual", que se consideró como punto central para posteriores estudios sobre la forma en que vivimos, pensamos y expresamos nuestros pensamientos a través del lenguaje. En la década de 1970, ya se había iniciado un cambio sustancial en relación con los paradigmas y la investigación sobre la metáfora, y hoy, casi cuarenta años después, existen diversas teorías que abordan la metáfora dentro y fuera del campo de la psicología cognitiva.

La Teoría de la Metáfora Conceptual (TMC), que forma parte de la psicología cognitiva, sirvió de base para innumerables de estas investigaciones y estudios y representa, de manera definitiva, la ruptura con el enfoque objetivista de la metáfora. Lakoff y Johnson (1980) consideran que la idea restrita del objetivismo ha dominado la cultura occidental, y, específicamente, la filosofía occidental, desde los presocráticos hasta nuestros días. Es decir, la concepción de que tenemos acceso a verdades incondicionales y absolutas acerca del mundo es el pilar de nuestra tradición filosófica y se ha asociado con la idea igualmente tradicional de que este conocimiento "directo" está representado por el lenguaje literal, siendo el lenguaje figurado nada más que un "ornamento" de su forma. La concepción de la metáfora que aquí se presenta va en contra de la tradición objetivista, pues, como ya se mencionó, considera la metáfora esencial para el entendimiento humano, así como un componente para implantar nuevos significados y nuevas situaciones.

En cuanto a la metonimia, según Ferrari (2011, p. 102; Ullman, 1957; Lakoff y Johnson, 1980; Taylor, 2003), esta "se define tradicionalmente como un desplazamiento de sentido, en el que una palabra pasa a designar una entidad contigua". Sin embargo, al igual que en el caso de la metáfora, los estudios en semántica cognitiva sostienen que la metonimia no es un fenómeno puramente lingüístico, sino que ocupa un lugar central en nuestros procesos cognitivos y "la contigüidad, a su vez, se establece en términos de asociación en la experiencia". Esta posición también es contraria al proceso "estilístico" señalado por Jakobson (2001, p. 347).

Los autores Lakoff y Turner (1989) señalan que el fenómeno metafórico ocurre a través de la proyección entre dos dominios y la metonimia, entre uno. El primero involucra la proyección entre dos dominios que no son parte del mismo dominio matricial y el segundo involucra proyecciones que caracterizan subdominios del mismo dominio matricial. Goossens (1990) señala el proceso de metaftonimia, mencionado en la literatura cognitiva (citado en Ferrari, 2011). Propuestas recientes, sin embargo, argumentan que, aunque existen casos claros de metáfora y metonimia, no siempre existe una distinción lo suficientemente nítida como para identificar dónde termina una y comienza la otra.

De esta manera, los conceptos de metáfora y metonimia van consolidándose dentro del terreno de estudio de la lingüística cognitiva. Y las investigaciones persiguen vincular su estudio con la polisemia (Gonzales et al., 2022).

4. La conceptualización del significado y el rol de la polisemia en los estudios lingüísticos

Con los avances en el estudio de los procesos cognitivos, se va cedimentando la comprensión que ejerce la conceptualización en los seres humanos. Conceptualizar es imaginar, pensar, hacer inteligible la información a partir de conceptualizaciones predefinidas social, cultural y lingüísticamente. En palabras de Langacker, la semántica es conceptualización.

Conceptualizar la palabra cabeza, por ejemplo, no es solo enumerar los rasgos que involucran a este sustantivo y definirlo, por ejemplo, como parte del cuerpo. El concepto cabeza nos hace conceptualizar varios otros conceptos que forman el marco, tales como parte del cuerpo, pensamiento, líder, memoria, persona, idea, entre otros; analizándolos desde una perspectiva de la semántica tradicional, estos conceptos no están relacionados de frente por hiponimia, antonimia o cualquier otra relación semántica estructural. Se informan a través de nuestra experiencia. Por lo tanto, es difícil describir la semántica de los conceptos y es más complejo que la semántica estructural y condicional de verdad. Nuestra comprensión de una palabra dada es mayor que un paradigma de rasgos o atributos. El significado es un proceso (conjunto de operaciones) más que una "cosa" que puede ser "empaquetada" por el lenguaje. Por lo tanto, el significado para la semántica cognitiva es la conceptualización. Cabe anotar que Iraide Ibarretxe (2010) cuenta con un estudio específico del lexema cabeza en lengua española y con el que contribuye con el área de la lexicografía, de modo específico en la construcción de diccionarios.

En esta línea, el lingüista cognitivo, para describir una conceptualización, puede utilizar algunos modelos teóricos. Lo importante para el semántico es que logra describir la "escena" que pretende transmitir el conceptualizador, señalando la forma en que se construyó la prominencia de una determinada idea, que se encarga de hacer una declaración, referencialmente idéntica a otra, conceptualizado de una manera diferente. Esta construcción de significado lingüístico conceptualizaciónse realizaría a través del lenguaje: el hablante accede a su conocimiento del mundo en la estructura conceptual a través del lenguaje. El significado descrito de esta manera más compleja, que asocia todas las imágenes mentales y los conceptos que involucran una cierta unidad de lenguaje, forma la estructura semántica. La estructura semántica es el sistema de significados de una lengua. No es un diccionario gigante de la lengua, sino todos los conocimientos susceptibles de ser expresados por la lengua. La conceptualización de las palabras permitirá entender fenómenos como la polisemia.

La polisemia es un fenómeno principal que abarca semánticamente las categorías lingüísticas; es decir, comprende la dimensión que parte del componente formal o significativo de la categoría hasta los significados y referencias que se pueden asociar a la figura de esa conciencia. Sin embargo, no se puede ignorar el aspecto opuesto, llamado onomasiológico, que parte del significado o concepto a diferentes formas de nombrarlos, porque la ambigüedad de la categoría se deriva de la relación de esta con otras categorías semánticamente cercanas.

A parte de eso, es preciso aclarar que la polisemia es obviamente un fenómeno sincrónico, pero representa el output sincrónico de cambios semánticos que han tenido lugar y se han establecido diacrónicamente. En tercer lugar, la polisemia se considera un fenómeno léxico, de palabras o partes de palabras, lexemas, pero también es un fenómeno gramatical, de morfemas y construcciones libres y ligadas. Por último, se acepta que la polisemia puede estar en la mente, pero también en la comunidad, tanto en la sociedad como en la cultura. Asimismo, lo más importante siempre está en la lengua en uso o en el discurso.

Paradójicamente, un fenómeno lingüístico tan esencial y evidente como la polisemia fue minimizado e, incluso, eliminado por las dos grandes corrientes lingüísticas del siglo pasado que dieron a la lingüística todos los créditos de cientificidad: el estructuralismo de Saussure o Bloomfield, y el generativismo de Chomsky. Solo con la perspectiva cognitiva se restableció la importancia de la polisemia y lo que había sido un obstáculo para la teoría lingüística se convirtió en una oportunidad para (re)contextualizar el lenguaje en la cognición y la cultura, para situar la categorización lingüística en el centro de atención; es decir, para centralizar el significado y la semántica en los estudios lingüísticos.

La semántica cognitiva redescubre y reenfoca así la polisemia, rompiendo con la posición antipolisémica de la semántica estructural y neo-estructural, de la semántica generativa, neo-generativa y de la semántica formal, volviendo a la posición de la semántica histórico-filológica del siglo XIX, que otorgaba a la polisemia y al cambio semántico un lugar central (Silva, 2006) para un análisis desarrollado del lugar de la polisemia en la historia de la semántica y de la lingüística.

El filólogo francés Michel Bréal, a finales del siglo XIX, imprimió el término polisemia y sentó las bases del estudio de la polisemia como fenómeno lingüístico, histórico, sociológico y cognitivo. Bréal (1924) afirmó que la lengua está influida por acontecimientos externos que escapan a toda clasificación. Para el filólogo, el nuevo significado no sustituye al antiguo, ya que ambos coexisten. En otras palabras, un mismo término puede utilizarse en sentido propio o metafórico, en sentido restringido o ampliado, y en sentido abstracto o concreto. A medida que se da un nuevo significado a la palabra, esta parece multiplicarse y producir nuevas copias, similares en su forma, pero diferentes en su valor. Este fenómeno de multiplicación se denomina polisemia. Todas las lenguas participan en este proceso: cuanto más acumula significados un término, más debemos suponer que representa diferentes elementos de la actividad intelectual y social.

El concepto de polisemia como una de las principales fuerzas del cambio lingüístico llevó a Bréal a explorar el ámbito en el que interactúan la lengua y la mente, y la lengua y la sociedad, en una época en la que el estudio del cambio lingüístico se centraba en los sonidos y las formas. Para Bréal, el significado es la verdadera fuerza de la evolución lingüística y la polisemia es un indicador del progreso intelectual y social.

Bréal y los demás semanticistas de las primeras décadas del sículo XX defendían que el cambio semántico evidencia la existencia de polisemia y esta es el resultado de procesos psicológicos expresados en procesos semántico-genéticos de formación de nuevos significados, como metáfora, metonimia, generalización y especialización.

Esta conceptualización psicológica y enciclopédica del significado -y, por tanto, de la polisemiaes retomada y desarrollada sistemáticamente casi un siglo después por la semántica cognitiva, ahora en el contexto de los enormes avances de la ciencia cognitiva. La polisemia recupera así su condición de fenómeno natural y central de las lenguas y de importante ventana para el estudio de las relaciones entre lenguaje y cognición. Si echamos la vista a tres décadas atrás de estudios de semántica cognitiva, podemos destacar tres etapas en el estudio de la polisemia y fenómenos afines.

La primera fase se remonta a las dos primeras décadas, los años ochenta y noventa, y se caracteriza por la enorme seducción de la polisemia y su popularidad en la agenda de la lingüística cognitiva, hasta el punto de trivializar la polisemia y promover el exceso de sentido o polisemia extrema. Los estudios pioneros de Langacker, Lakoff, Talmy y Brugman incluyen descripciones de categorías polisémicas, y existen numerosos trabajos cognitivistas sobre las palabras polisémicas.

La segunda fase es de discusión y revisión, en la que se cuestiona si existe la polisemia, dónde empieza y dónde acaba, e incluso si la polisemia es una realidad cognitiva, representada en la mente de los hablantes. La discusión de finales de los noventa, publicada en la revista Cognitive Linguistics entre Croft (1998), Sandra (1998) y Tuggy (1999), es paradigmática. Croft (1998) presenta cuatro posibles modelos de representaciones mentales de los significados, siendo la polisemia solo uno de ellos; Sandra (1998) clasifica como falacia de la polisemia la tendencia de la lingüística cognitiva hacia los análisis y representaciones mentales polisémicos. Tuggy (1999) presenta pruebas lingüísticas para justificar "una preferencia no sesgada o pre-expectativa por/de los análisis polisémicos" (p. 13). Por último, la tercera fase ofrece, en los últimos años, nuevos desarrollos de nuevos retos en el estudio de la polisemia, con énfasis en el enfoque sociocognitivo y la búsqueda de pruebas cuantitativas basadas en corpus y pruebas experimentales. Y es la versión cognitiva la que se busca destacar en este artículo.

Finalmente, es de subraya que la polisemia es un fenómeno común. Un ejemplo de investigación sobre polisemia es el trabajo realizado por Lovón (2010), quien se propuso a describir los significados de la palabra chancho "puerco". Los resultados de la investigación demostraron que la palabra chancho puede significar persona que come en exceso, lugar donde guarda el dinero ahorrado, recaudar dinero, la acción de dañar a alguien, volverse lento y otros significados más que podemos encontrar en refranes. Estudios como este muestran que se requiere pensar en el análisis que puede proyectar la lingüística cognitiva y explorar su organización en los hablantes.

5. El fenómeno de la polisemia según la semántica cognitiva

Como hemos expuesto, el concepto de polisemia se remonta a los estoicos de Aristóteles, pasando por la tradición semántico-retórica del siglo XVIII, recibiendo el debido nombre de polisemia a finales del siglo XIX y un poco más tarde, entre los siglos XIX y XX, reconocida por la tradición históricofilológica.

Sin embargo, es solo a principios de la década de 1980, con los estudios de la semántica cognitiva, que el concepto ya no se considera un problema para la teoría lingüística y se convierte en una oportunidad para (re)vincular el lenguaje con la cognición y la cultura, para poner la categorización lingüística en el centro de atención (y ofrecer una alternativa al enfoque "clásico", es decir, en condiciones necesarias y suficientes), para centralizar el significado y la semántica en los estudios lingüísticos y la arquitectura gramatical, y para recontextualizar el significado y el lenguaje (Silva, 2006).

La polisemia es la aparición de varios significados relacionados atribuidos a un solo elemento léxico. Por ejemplo, (A) " Minha mãe me ensinou a fazer as contas de cabeça", (B) "Eu não esquento a cabeça por qualquer coisa", y (C) "Use a cabeça para tomar decisões". De esta forma, estos tres ejemplos demuestran que un único ítem lexical cabeza en portugués puede asumir diferentes significados; en (A) está relacionado a la competencia matemática, en (B) a un estado psicológico y en (C), a la racionalidad.

Los sentidos que se relacionan con un ítem léxico y constituyen la red semántica polisémica forman un continuum; es decir, hay usos que son más salientes y otros más periféricos, pero no es posible hacer una separación precisa de estos sentidos. La red polisémica sincrónica sufrirá cambios, porque un sentido que hoy es más prominente puede perder protagonismo y ser reemplazado o puede aparecer un nuevo significado en la red. Además, los sentidos son flexibles, porque, según lo requiera el contexto, el conocimiento enciclopédico del hablante adapta el uso de la mejor manera.

Es válido agregar que, para Lakoff y Johnson (1999), dentro del paradigma de la personificación de la ciencia cognitiva, es fundamental contar con conceptos básicos caracterizados en términos gestálticos, como percepción, imágenes mentales e interacción motora. Para los autores, los conceptos son estructuras neuronales que nos permiten especificar categorías y razonarlas mentalmente. Las categorías se conceptualizan típicamente de múltiples formas en prototipos. Cada prototipo trata de una estructura neuronal que le hace posible realizar una tarea inferencial o imaginativa conectada con una categoría. De esta manera, los conceptos son conceptos solo cuando establecen relaciones con otros.

Para Silva (1997), la categorización es la función principal del lenguaje y el significado es el fenómeno lingüístico principal. La categorización comprende los siguientes puntos: i) efectos prototípicos (o centralidad de un significado lingüístico) entre los diversos significados de una palabra; ii) polisemia, o el significado múltiple de una expresión lingüística; iii) modelos cognitivos idealizados (como estructuras conceptuales y preconceptuales); iv) imágenes mentales (representaciones de conceptos en la mente de los sujetos), y v) los procesos de construcción metafórica y metonímica.

Son considerados como principales mecanismos conceptuales y generadores de polisemia, la generalización, la especificación, la metonimia, la metáfora y la metaftonimia. Estos mecanismos cognitivos permiten la asociación de un dominio objetivo a través de un dominio fuente de la experiencia humana. Sin embargo, la metáfora conceptual nos permite conceptualizar un dominio de experiencia en términos de otro, conservando la estructura inferencial del dominio fuente en el dominio objetivo. La teoría de la metáfora conceptual se complementa con la teoría de la integración conceptual; es decir, una extensión de los estudios iniciales de G. Fauconnier sobre espacios mentales busca explicar cómo hablantes y oyentes registran correspondencias conceptuales y construyen nuevas inferencias durante el proceso discursivo. La idea nueva y central es que, en la proyección conceptual, como ocurre en el discurso, los dominios de origen y destino (o espacios de entrada) se proyectan en un espacio integrado, cuya estructura conceptual no deriva enteramente de los espacios de entrada (Silva, 2006).

Iraide Ibarretxe (2010), en su trabajo, esclarece la necesidad de tomar en cuenta conocimientos como red radial, significado prototípico y esquemático, y polisemia composicional. Así, la metáfora o la metonimia ofrece una organización conceptual motivada y estructurada de las diferentes acepciones de un mismo lexema. Así, es posible concluir que, a partir del enfoque de la lingüística cognitiva, la polisemia ha sido considerada como un proceso de categorización, por lo que comprende un elemento que es prototípico y una serie de elementos que no son prototípicos. Es decir, todo lexema polisémico presenta un significado central y un conjunto de significados más periféricos. En este contexto, como afirman Evans y Green (2006, p. 333, citado por Galvez et al., 2016), es posible hacer las siguientes observaciones: a) Las palabras y sus respectivos significados representan categorías conceptuales, dado que presentan parecidos comunes con las categorías conceptuales no lingüísticas. De esta manera, las categorías lingüísticas poseen una estructura prototípica. b) Los significados son polisémicos naturalmente; se conforman respecto de un prototipo céntrico. Las categorías léxicas se estructuran en categorías radiales, elaborando una red radial. c) Las categorías radiales resultan ser motivadas por mecanismos cognitivos, como metáforas y metonimias. d) Los significados que forman categorías radiales son configurados en una red esquemática.

Así, la polisemia se va constituyendo como una preocupación de la semántica cognitiva.

6. Resultados y avances de los estudios cognitivos acerca de la polisemia

La polisemia va siendo ampliamente estudiada en diferentes lenguas alrededor del mundo. A continuación, se detallan algunos trabajos.

De manera específica, Silva (1999), en su tesis doctoral, presenta el estudio de la polisemia del verbo tomar, en textos escritos de diferentes géneros, de los períodos arcaico, clásico y contemporáneo de la lengua portuguesa. Se trata de un estudio diacrónico, basado en el análisis experiencial del lenguaje y en los supuestos teóricos de la lingüística cognitiva. La discusión que se presenta busca mostrar que las modulaciones de significados detectadas en los contextos de uso analizados reflejan la forma en que el hablante categoriza el mundo y conceptualiza las realidades que lo rodean. Para ello, se señalan los probables dominios conceptuales, los marcos, los modelos cognitivos idealizados y los esquemas de imágenes que subyacen a los usos que, presuntamente, sirven de base conceptual para la formulación de significados de ese verbo. Se analizan los casos de especificaciones y extensiones metafóricas y metonímicas. En el trabajo de Silva (1999), los valores semánticos más prominentes y periféricos se destacan en cada sincronía estudiada, considerando las dimensiones semánticosintáctica, pragmático-discursiva y sociocultural que subyacen a ellos. Finalmente, se detectan posibles cambios, conservación y superposición de usos, a lo largo de la historia de la lengua portuguesa, representándolos a través de redes multidimensionales y radiales.

Siguiendo la misma línea de los estudios de los casos de la polisemia entre los verbos de la lengua portuguesa, Milanio y Ferrerira (2013) investigaron si la polisemia del verbo dar influye en la frecuencia de oraciones causativas (analíticas y semi-analíticas) construidas con este verbo, teniendo como soporte teórico los supuestos de la lingüística teórica. Los análisis estadísticos y lingüísticos han demostrado que existe una asociación mediana entre la polisemia del verbo dar y las oraciones causativas, aunque la polisemia reduce la probabilidad de construcciones causativas con este verbo.

Utilizando otro material lingüístico, Amaral (2014), en su tesis de maestría, presentó una propuesta para describir la polisemia de las preposiciones de y para en portugués brasileño, a través del enfoque localista de Jackendoff (1983, 1992). Según la investigación, tales preposiciones pueden ser consideradas como ítems polisémicos, ya que cada una de estas preposiciones, individualmente, puede asignar diferentes significados a su objeto de referencia, y estos significados pueden vincularse cognitivamente a través de una representación espacial conceptual de la trayectoria. En su trabajo, ha propuesto que, a través de la corporeización, el hablante es capaz de extender cognitivamente el significado de un ítem léxico a otros significados conceptuales; es decir, el uso espacial básico de una preposición puede extenderse a usos metafóricos, cuya interpretación, de carácter espacial, puede rescatarse a través de los campos semánticos propuestos por Jackendoff (1983, 1992). Los campos semánticos que fueron abordados en esta investigación son temporal, posesional, identificativo, circunstancial y existencial.

En su tesis de maestría, Carmo (2005) ha desarrollado, como campo de investigación, la morfología semiproductiva, centrándose en las formaciones denominacionales en portugués brasileño que siguen el patrón x-ista. Su investigación tuvo como objetivo describir y analizar la configuración de la red de construcción enfocada en las condiciones de licenciamiento, almacenamiento y recurrencia que influyen en tales formaciones. Integrando el enfoque constructivo con la perspectiva de la Hipótesis de la Arquitectura Paralela, se postula la existencia de un patrón abstracto agentivo genérico defectuoso que, almacenado en el léxico, abarca tanto expresiones agentivas sintácticas como morfológicas, instanciando la construcción agente morfológica denominativa genérica, responsable del establecimiento de la red polisémica x-ista en sus tres eslabones metafóricos: construcción de movimiento, construcción de resultado y construcción de adhesión.

Como se ve, en portugués, algunas investigaciones se han dedicado al tema de la polisemia, como Silva (1999), Milanio y Ferreira (2013), Amaral (2014) y Carmo (2005).

Esos trabajos mencionados evidencian que la polisemia es un efecto (y una prueba) de la categorización basada en prototipos, "parecidos de familia" y otros efectos de proto-tipicidad. La polisemia nos muestra lo siguiente: 1) cómo las categorías léxicas y gramaticales son redes radiales, esquemáticas y multidimensionales; 2) cómo, junto con su proto-tipicidad subyacente, son la mejor respuesta a tres directrices funcionales del sistema cognitivo, a saber, la densidad de contenido, la flexibilidad y la estabilidad estructural, y 3) cómo tienen la enorme ventaja de adaptarse fácilmente a la variación y el cambio inevitables, pero también la ventaja -no menos importantede funcionar como modelos interpretativos de esas nuevas condiciones, situaciones o necesidades.

La polisemia revela el poder cognitivo, la eficacia y la productividad de determinados procesos de conceptualización, como la metáfora, la metonimia, la especialización y la generalización. La metáfora y la metonimia son procesos de conceptualización figurativa; es decir, los fundamentales mecanismos cognitivos de generación de significado, cambio semántico y, en consecuencia, la polisemia.

La polisemia revela la naturaleza enciclopédica, dinámica y flexible del significado lingüístico. Cuantitativamente, la formación de nuevos significados es el resultado de nuevas experiencias y conceptualizaciones; es la respuesta a la variación y la innovación constantes. Cualitativamente, la posibilidad de asociar coherentemente los distintos usos de una categoría depende del propio uso del conocimiento enciclopédico y de los mecanismos cognitivos. El dinamismo y la flexibilidad del significado tienen diferentes manifestaciones: adaptabilidad y apertura al cambio, contextualidad intrínseca, naturaleza procesual, variabilidad, no linealidad, multidimensionalidad, indeterminación, negociabilidad, potencial de significado. La polisemia es una de las evidencias de que la lengua es un sistema dinámico complejo, tal y como sostiene la teoría de los sistemas dinámicos complejos (Thelen y Smith, 1994; Silva, 2012).

Por último, la polisemia es una ventana importante a algunos de los contenidos mentales que hacen posible el lenguaje: es una señal de que los significados no son objetos mentales estáticos e incorpóreos dados objetivamente y depositados en el cerebro/mente, sino actos de creación de significados construidos subjetiva e intersubjetivamente y situados en un amplio contexto de experiencia, tanto biológica como cultural; es un efecto cognitivo real de la forma con que categorizamos el mundo; nos revela importantes y diversos mecanismos cognitivos, y procesos y estrategias de conceptualización, como la metáfora y la metonimia.

7. Consideraciones finales

Como se ha expuesto, la semántica cognitiva aporta teórica, metodológica y descriptivamente al estudio de la polisemia tanto léxica como gramatical, siendo la teoría de la semántica léxica la que, sin duda, más y mejor la ha estudiado, pero esta necesita ser más coherente con sus presupuestos como un modelo centrado en el uso de la lengua y orientado al significado, desarrollando un enfoque cognitivo teórico y descriptivamente más re-contextualizador -la polisemia en contextos mentales, socioculturales y discursivosy metodológicamente más empírico, que la lingüística cognitiva parece ofrecer. En este artículo, se ha explicado que la polisemia es una condición natural que se encuentra anclada en la experiencia corporal y social. Desde nuestra perspectiva, se debe investigar la polisemia como un fenómeno cognitivo en que se basa el procesamiento del lenguaje. Por eso, hemos empezado realizando una descripción general de la lingüística cognitiva, considerado los procesos cognitivos de metáfora y metonimia principales relacionados con la polisemia, y abierto el tema de la conceptualización como paso hacia la comprensión del fenómeno polisémico. En este trabajo, asimismo, se han presentado estudios relacionados con la investigación polisémica.

Debe advertirse que el gran desafío actual de los estudios acerca de la polisemia es integrar la situación sociocultural, sociohistórica e interaccional del significado, e investigar la correlación entre los factores conceptuales y socioculturales de la variación del significado. La nueva conceptualización de la mente como mente colectiva y de la cognición, como cognición socioculturalmente situada o cognición social, así como las aportaciones de la sociolingüística cognitiva y la lingüística cultural, ofrecen medios para afrontar el reto.

Así, el estudio de la polisemia en el contexto de la mente pretende encontrar pruebas experimentales sobre la realidad cognitiva de la polisemia. El mayor reto es probar experimentalmente todas las hipótesis de la semántica cognitiva sobre la polisemia. Entre las cuestiones de investigación se incluyen el momento y el orden de activación de los sentidos, la importancia del contexto en la selección de los sentidos, y la importancia de la frecuencia o la dominancia en la selección de los sentidos; también cómo se arman los sentidos y cómo se adquieren los sentidos. Esta agenda requiere una fuerte interdisciplinariedad entre la semántica cognitiva, la psicología cognitiva y la psicolingüística.

Agradecimientos

La autora agradece los alcances brindados por los revisores del manuscrito, dado que sus observaciones y revisiones fueron relevantes para la confección del presente manuscrito.

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Notas:

1Este artículo se deriva de la investigación de la tesis de doctorado en Lingüística, que se presenta en la Unidad de Posgrado de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Financiamiento: La investigación se realizó sin financiamiento

Recibido: 31 de Marzo de 2023; Aprobado: 01 de Julio de 2023; : 26 de Septiembre de 2023

Correspondencia: mairamagela@gmail.com

Contribución del autor: Maíra Mendes Magela ha participado en la elaboración, el recojo de datos, el diseño de la investigación, la redacción y revisión crítica del artículo, y da aprobación a la versión que se publica en la revista.

Conflicto de intereses: No hay conflicto de intereses para la autora.

Trayectoria académica de la autora: Maíra Mendes Magela es doctoranda en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, magíster en Lingüística y licenciada en Letras y Literatura en Lengua Portuguesa, ambas carreras de la Universidad Federal de Espírito Santo. Investigadora durante más de 12 años en el campo de los estudios del lenguaje; sus investigaciones se han centrado en la lingüística textual y la lingüística cognitiva. Es profesora de Portugués y Literatura desde hace 12 años, con experiencia en la enseñanza del portugués como lengua materna para escuelas de los niveles primario y secundario en Espírito Santo, Brasil; asimismo, en portugués como lengua extranjera en la docencia universitaria en Lima, Perú. Actualmente, se desempeña como docente en tres universidades peruanas, como la UPC y la UNIFÉ, donde coordina la cátedra de Portugués.

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