Introducción
El estudio de microrestos vegetales en sarro dental representa un campo de estudio de mucha importancia para las investigaciones asociadas con la dieta, paleoambientes y economía de los pueblos del pasado (Afonso, 2006; Gil, 2011; Tromp & Dudgeon, 2015; Wesolowski, 2006; Wesolowski et al., 2007, 2010; Zucol & Loponte, 2008). En los Andes Centrales, las investigaciones de este tipo cada vez toman mayor importancia dentro de los contextos arqueológicos, como las investigaciones realizadas en el sitio moche de Huaca Cao Viejo (Vásquez et al., 2014) o en la urbe Chimú de Chan Chan (Correa et al., 2018), lugares donde fue posible reconstruir parte de la dieta de los individuos que habitaron estos importantes asentamientos prehispánicos.
Comprendiendo la importancia de estos estudios para la reconstrucción de la identidad en los restos humanos prehispánicos es que en mayo de 2019 se contacta con el Museo de Historia Natural y Cultural de la Universidad Privada Antenor Orrego, Trujillo, Perú para realizar un análisis de microrestos a las dos momias en exhibición, asociadas con la cultura Chancay. La investigación tuvo como objetivo identificar taxonómicamente los granos de almidón, silicofitolitos y restos vegetales presentes en el sarro dental de los individuos. Los problemas de investigación se encuentran asociado con identificar cuáles fueron los vegetales consumidos por las dos momias Chancay y entender cuáles son las implicancias sociales del uso de estas plantas.
La cultura Chancay
La cultura Chancay se encuentra ubicada cronológicamente entre 900 d.C. - 1475 d.C. y políticamente estuvo constituida por organizaciones políticas independientes en cada valle pero que compartían la misma organización económica e ideológica (Ruiz, 1999). La cronología de esta sociedad presenta tres fases: La fase temprana entre los 900 d.C.-1200 d.C., la clásica alrededor de los 1200 d.C. - 1475 d.C. y Chancay-Inca entre 1475 d.C. y 1533 d.C. (Cortez, 1998). En su máximo desarrollo se extendieron desde el valle de Supe hasta el de Chillón (Figura 1), ocupando básicamente un área desértica, pero con fértiles valles como puntos de concentración de la población. Los ejes económicos de esta cultura estuvieron asociados con diferentes actividades extractivas, como la agricultura, la pesca y el comercio de productos con los grupos de la región amazónica (Van Dalen, 2017). También, la textilería, alfarería y metalurgia reflejaron un elevado desarrollo tecnológico (Gálvez, 2017). Existieron distintas categorías de asentamientos, considerando la complejidad arquitectónica y la mayor magnitud, como Lauri (valle bajo), Pisquillo Chico y Pancha la Huaca (valle medio) y Lumbra (inicio del valle alto); los de mediana complejidad, como Macatón (valle bajo), Tronconal, Portillo y Cuyo (valle medio); y los sitios especializados como Caqui 1 (La Bandurria), Caqui 2, Matucana o Cerro Andoma (valle medio) (Guzmán, 2011).
Materiales y métodos
Se han analizado dos muestras de cálculo dental provenientes de dos individuos momificados en exposición que pertenecen al Museo de Historia Natural y Cultural de la Universidad Privada Antenor Orrego. Los dos individuos se encuentran asociados a la cultural Chancay, no obstante, datos referidos al lugar de procedencia son limitados ya que el donante del material cultural solo indicó que provienen de la costa central del Perú.
Las dos muestras fueron recolectadas mediante el raspado con una hoja de bisturí (una por muestra) del cálculo dental en la superficie del segundo premolar superior izquierdo (individuo 1) y primer molar inferior izquierdo (individuo 2), los cuales presentaron mayor concentración de cálculo dental, con un peso de 0,055 gr y 0,020 gr, respectivamente (Figura 2). Cada muestra de material orgánico extraído se transfirió directamente a un tubo Eppendorf de 1,5 ml y los protocolos empleados para su análisis fueron adaptados de otras investigaciones (Afonso, 2006; Wesolowski et al., 2007, 2010; Boyadjian et al., 2007), mediante el uso de ácido clorhídrico (HCl) al 10% (Scott-Cumings y Magennis, 1997) y peróxido de hidrógeno H2O2 (Juan-Tresserras, 2003).
Para la disgregación del cálculo dental se agregó 0,5 ml de una solución de ácido clorhídrico (HCl) al 10% a cada tubo Eppendorf durante 12 horas y para la eliminación de materia orgánica se adicionó peróxido de hidrógeno al 33% durante 24 horas. Posteriormente, se centrifugó cada muestra a 3500 rpm durante 10 minutos antes del montaje y observación microscópica del material nadante. Luego, se realizó montajes en fresco utilizando láminas cubreobjetos y portaobjetos. Se observaron en microscopio compuesto Olympus modelo CX31 las muestras montadas a 400x de aumento y fueron utilizadas diversas colecciones de microrestos vegetales, como la del Laboratorio Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Trujillo, el Código Internacional de Nomenclatura de Almidones (Henry & Perry, 2011), la Base de Datos de Fitolitos online de la Universidad de Missouri (Pearshall, 2015) y trabajos de arqueobotánica similares (Duncan et al., 2009; Hernández Medina et al., 2008; Lantos et al., 2014; Musaubach et al., 2013; Perry et al., 2007; Piperno & Dillehay, 2008; Poveda-Díaz et al., 2016). La identificación de los granos de almidón fue realizada en el Laboratorio de Morfología y Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Trujillo.
Resultados
En las muestras de sarro dental analizadas se lograron determinar 164 granos de almidón, 4 restos de silicofitolitos, un fragmento de tejido vegetal y un grano de polen; siendo la muestra 2 (asociado con el individuo 2) la que presentó mayores cantidades de microrestos y de variedad de especies identificadas (Tabla 1 y figura 3). Los granos de almidón fueron clasificados considerando un orden sistemático y taxonómico (APG, 2003), de tal forma se tiene registro de seis familias, diez géneros y ocho especies (Tabla 2, figura 4 y 5). Algunos restos no lograron ser determinados debido al estado de conservación, siendo clasificados como indeterminados. Las especies que presentaron mayor número de granos de almidón en las muestras analizadas fueron Zea mays (Poaceae) "maíz", Cucurbita ficifolia (Cucurbitaceae) "chiclayo" y Manihot esculenta (Euphorbiaceae) "yuca" con un total de 57, 19 y 16 unidades, respectivamente. Los restos vegetales se clasificaron según el hábito de crecimiento, teniendo: siete herbáceas, dos arbustivas y una arbórea (Mostacero et al., 2009) (Tabla 3).
Discusión
Mediante los resultados obtenidos de los microrestos vegetales presentes en el sarro dental de las muestras es posible generar aproximaciones relacionadas con las especies de plantas que fueron consumidas por estos antiguos pobladores Chancay. Se observa mayor presencia de granos de almidón de Zea mays "maíz", con una cantidad de 34 granos en el individuo 1 y 23 granos en el individuo 2, siendo esta especie ampliamente reportada para las sociedades de los Andes Centrales como el vegetal de mayor consumo y su presencia no se limita al Intermedio Tardío (1000-1470 d. C.) sino cubre desde los primeros periodos de ocupación humana, como en la Cerro Julia y El Calvario (4888 a. C.) (León, 2013), hasta el momento de la conquista española, pues según refieren los cronistas, fue uno de los principales cultivos de la sociedad inca presente tanto en colcas (almacenes) (Guamán Poma de Ayala, [1615] 1980) como en tierras de cultivo (Pizarro, [1571]2013). Seguido al "maíz", se evidencia en el primer individuo, que otro vegetal de mayor recurrencia es la Curcubita ficifola "chiclayo" (19 granos de almidón) y con relación al segundo individuo se tiene a la Manihot esculenta "yuca" (15 granos de almidón). El consumo de las curcubitáceas en las sociedades prehispánicas costeras fue muy alto, siendo considerado como uno de los tres alimentos básicos para la dieta del antiguo poblador costeño en conjunto con el maíz (Zea mays) y "frejol"/"pallar" (Phaseolus sp.). La Manihot esculenta "yuca" tiene una amplia presencia la costa central del Perú, según lo registrado en Sacachispa, cementerio de agricultores Chancay (Van Dalen, 2017), donde se determinó que formó parte de los alimentos consumidos durante las actividades ceremoniales de los pobladores de la parte baja del río Chancay.
Se debe resaltar la presencia de la Maranta arundinacea "maranta" en estos individuos Chancay, su origen es amazónico y actualmente es conocida como "arrurruz" o "shimipampana" (Vega, 2001), lo cual indicaría que posiblemente la sociedad Chancay tuvo relación con otros grupos culturales amazónicos con los que realizaban intercambios de productos. Otro punto asociado con esta planta es que presenta propiedades antiácidas, digestivas y antidiarreicas (Mejía & Rengifo, 2001), otorgándole un uso medicinal a este vegetal. Si bien, su presencia en el contexto arqueológico no es recurrente, pero se tiene evidencias de su uso en el sitio Precerámico (2460- 1980 aC.) de Buena Vista (Duncan et al., 2009) y en Chan Chan, (1100-1470 dC.) (Correa et al., 2018), esto demostraría su uso medicinal en diversos periodos culturales y que durante el desarrollo de la cultura Chancay ya estaba completamente difundido, en la costa central del Perú, los beneficios a la salud de esta planta, siendo posiblemente uno de los productos obtenidos por medio del intercambio con los grupos selváticos.
La presencia de restos de tejido vegetal y granos de polen de Gossypium sp. "algodón" se encuentra asociado con dos posibles escenarios. El primero está vinculado con las costumbres funerarias propias de la cultura Chancay, ya que se tiene como patrón la colocación de fibras de algodón en la boca de los individuos enterrados (Ruiz, 1999; Van Dalen, 2017), posiblemente los microrestos se adhirieron al sarro aún húmedo del individuo recién fallecido. Este tipo de costumbre se registra en diferentes momentos culturales desde el Horizonte Medio (700-1200 d. C.) en la costa central del Perú, evidenciando un continuum cultural sobre el uso del "algodón" en los contextos funerarios. En el segundo individuo se registran evidencias sobre el uso de "algodón" en la boca, pero a nivel macroscópico los restos se encuentran ausentes; existe la posibilidad que esto se deba a la forma de cómo fue extraído el individuo; sin embargo, con el primer individuo ocurre lo contrario. En el primer cuerpo no fue posible identificar microrestos de "algodón", a pesar que este si lo presenta en la boca, esto quizás se relacione con dos escenarios, el primero está asociado con el tratamiento que tuvo la fibra antes de ser utilizada (lavado), que pudo eliminar la presencia de granos de polen y por eso su ausencia en el registro. El segundo se vincula con el uso de las fibras de algodón de forma directa, sin ningún tratamiento, y fueron colocadas en la boca del individuo luego de fallecer, aun cuando se mantenía humedad en los dientes, motivo por el cual fue posible que se impregnaran los granos de polen y fibras vegetales a la capa de sarro, ya que al ser expuesto a distintas superficies el polen puede adherirse fácilmente (Martínez, 2019).
Mediante el conteo de los microrestos identificados en las muestras se determinó que el individuo 1 presenta un total de 6 especies vegetales mientras que el segundo individuo evidencia nueve especies vegetales, lo cual es considerable ya que el individuo 1 presentó mayor concentración de sarro dental. Esta relación existente entre cantidad de sarro y variabilidad de especies vegetales se puede asociar con diversos factores, como son el tipo de plantas consumidas y la clase social de los individuos. Con relación a la ingesta de alimentos se observa que ambos individuos presentaron un consumo distinto, mientras que en el individuo con la mayor cantidad de sarro dental se observó una mayor presencia de granos de "maíz", en el segundo, con menor presencia de sarro, se observa una mayor variedad de especies, lo cual nos hace considerar que los vegetales consumidos tuvieron un valor diferente para ambas personas, posiblemente para el primero fue un alimento más recurrente, en comparación con el segundo que sirvió como complemento. El consumo de alimentos ricos en almidón, como el "maíz", tiene un rol importante en la formación del sarro dental, y considerando que para su formación debe transcurrir alrededor de dos semanas y puede llegar acumular hasta meses de consumo (Pérez, 2012), es probable que estos tengan relación al tipo de alimentos que estos individuos tenían acceso. En sociedades como la Chancay, que presentaban segmentación social con diferentes clases sociales (Van Dalen, 2012), la ubicación de los individuos dentro de la población determinaba el nivel de acceso a diferentes alimentos, por tal motivo los grupos asociados con las elites presentan una dieta más variadas que aquellos grupos menos favorecidos que solo pueden tener acceso a un limitado tipo de alimento. Prueba de ello son los restos de alimentos registrados en los asentamientos de importancia regional, como son las capitales o centros ceremoniales, como es la Huaca de la Luna (Vásquez & Rosales, 1998, 2004; Vásquez et al., 2003) o Caral (Shady, 2005, 2006) donde presenta una gran variedad de alimentos, como son vegetales, animales, moluscos y minerales. Caso contrario ocurre en asentamientos secundarios o productores, donde la mayor cantidad de alimentos a los que tienen acceso son los de su propia producción y la complementación con otros tipos son limitadas, como lo evidenciado en los asentamientos de Santa Rosa- Quirihuac y Ciudad de Dios (Gumerman & Briceño, 2003).
Conclusiones
Advirtiendo la importancia de los datos originados por el análisis de microrestos es que se considera este tipo de investigación como una herramienta de apoyo para generar identidad a las momias de las colecciones museográficas. Asociada a las dos momias Chancay fue posible determinar el tipo de vegetales que consumieron los dos individuos, la cual estuvo vinculada con una alta ingesta de Zea mays "maíz" y complementado con otros vegetales como Cucurbita ficifolia "chiclayo" y Manihot esculenta "yuca". También, se determinó el uso de una planta medicinal, como Maranta arundinacea "maranta", que fue un producto proveniente de la amazonía, obtenido por el contacto recurrente de la sociedad Chancay con grupos humanos orientales. Otro aspecto reconstruido fue la costumbre funeraria Chancay de colocar algodón en la boca de los individuos, si bien no fue posible el registro macroscópico de esta fibra en uno de los individuos, la presencia de polen y tejido vegetal nos confirma que fue colocado en la boca este tipo de material.