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Desde el Sur

versão impressa ISSN 2076-2674versão On-line ISSN 2415-0959

Desde el Sur vol.13 no.1 Lima ene./jun 2021

http://dx.doi.org/10.21142/des-1301-2021-0002 

Artículos

La perspectiva de la matriz sociopolítica y sus transformaciones previas al estallido social: una proximidad al norte chileno (2016-2018)1

The perspective of the sociopolitical matrix and its transformations prior to the Chilean protests: a look at northern Chile (2016-2018)

Ricardo Jiménez Palacios1  2
http://orcid.org/0000-0001-9741-8689

1Universidad de Chile. Santiago de Chile, Chile. ricardojimenez@ug.uchile.cl.

RESUMEN

El presente material evidencia las características políticas de la sociedad chilena durante los tres años previos al estallido de octubre de 2019. Para dar cuenta de esta situación hemos considerado un aporte teórico y metodológico. En el aspecto teórico, hemos considerado el concepto de matriz sociopolítica (MSP) y su proceso de desestructuración desde las últimas décadas del siglo XX. Como elemento metodológico hemos considerado el "Estudio longitudinal social de Chile" (ELSOC) y las evidencias que nos permiten dar cuenta de la desestructuración de la MSP durante los años previos al estallido. Así, lejos de considerarlo una situación no previsible, el estallido fue resultado de los procesos de desregulación de la MSP y los procesos de subjetivación en el marco del neoliberalismo. Finalmente, con el presente material pretendemos dar cuenta que los procesos de desestructuración de la MSP, así como los de subjetivación neoliberal, deben ser sustancialmente situados en un marco territorial, por lo que exponemos las particularidades de este fenómeno en la región norte de Chile.

PALABRAS CLAVE: Norte de Chile; matriz sociopolítica; estallido social; subjetividades neoliberales

ABSTRACT

This study addresses the political characteristics of Chilean society during the three years prior to the outbreak of social unrest that began in October 2019. To account for this situation, we have adopted a theoretical and methodological approach. In the theoretical aspect, we have considered the concept of the sociopolitical matrix (MSP, in Spanish), and the de-structuring process that began in the final decades of the 20th century. As a methodological element, we have considered the longitudinal social study of Chile and the evidence for the de-structuring of the MSP during the years prior to the social unrest. Thus, far from being an unforeseeable situation, the outbreak of social unrest was the result of the MSP's deregulation processes and the processes of subjectivation within the neoliberal framework. Finally, through this study we aim to demonstrate that the processes for the de-structuring of the MSP, as well as those of neoliberal subjectivation, must be firmly rooted in a territorial framework, to which end we evidence the particularities of this phenomenon in northern Chile.

KEYWORDS: Northern Chile; sociopolitical matrix; social explosion; neoliberal subjectivities

I. Introducción

A la fecha, el estallido social, el plebiscito y el proceso constituyente chileno han llamado la atención de la academia en un contexto donde, previsiblemente, no había un escenario esperanzador (Calderón y Castells, 2019). Así, el estallido social de octubre de 2019 fue percibido como una sorpresa o como un escenario que no se veía venir. Lejos de esa perspectiva, el presente material se propone dar cuenta de la característica de estallido en las protestas de octubre de 2019, y describir la situación política de la sociedad chilena en los tres años previos.

Para desarrollar el análisis de la sociedad chilena previa al estallido tomamos en cuenta dos materiales relevantes: uno teórico y otro metodológico. El elemento teórico viene dado por el concepto que el sociólogo chileno Manuel Antonio Garretón ha llamado MSP, el cual trabajaremos en la primera sección de materiales y métodos. El elemento metodológico corresponde a un importante insumo generado por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, a saber, el ELSOC, en sus tres primeras versiones. Así, sobre la base del concepto de MSP, observaremos la forma en que esta se ha desestructurado en las últimas décadas, pero además evidenciaremos cuantitativamente la forma en que esta desestructuración se ha comportado durante los últimos años, a través del ELSOC.

Ahora bien, el presente material no solamente pretende evidenciar cuantitativamente el proceso de desestructuración de la MSP en la sociedad chilena de los últimos años; aparte de ello, anotamos la relevancia de un enfoque territorial en estos procesos. Es así que el proceso de desestructuración de la MSP, como un proceso social, político, económico y cultural, presentará particularidades territoriales propias de procesos de subjetivación situados, los cuales determinarán los niveles de confianza hacia la democracia, el Estado, el gobierno y los partidos políticos, pero además en torno a los niveles y las percepciones de la desigualdad, las formas organizativas y la movilización de las demandas sociales.

El presente artículo se compone de tres secciones: la primera de ellas describe los alcances teóricos de la MSP, entendida como una relación estructurada entre Estado, sistema de representación política y actores sociales. En segundo lugar, se da cuenta de la desarticulación de la MSP y el proceso de subjetivismo biográfico consolidado desde la década de 1990. En tercer lugar, se relatan las vicisitudes de la MSP entre la etapa posneoliberal y el estallido social. Posteriormente, en la sección resultados nos referimos a la desarticulación de la MSP por medio del análisis de la data generada en el ELSOC, con especial énfasis en el norte chileno. Finalmente, las discusiones nos permitirán indagar sobre la necesidad de explicar los procesos de subjetivación neoliberal situados en norte chileno, que permitirán dar cuenta de los procesos de demandas sociales y movilización que deben ser abordados por la futura Convención Constitucional.

II. Materiales y métodos

2.1. La perspectiva de la matriz sociopolítica: Estado, estructuras de representación política y actores sociales

La producción científico-social latinoamericana se ha caracterizado por la interpretación de las sociedades históricas basándose en teorías sociales, frente a una débil preocupación por la construcción de teorías que trasciendan su sola aplicación. En sintonía con lo referido por Esteban Torres (2020), consideramos que la dependencia intelectual es una de las debilidades más arraigadas en América Latina desde las primeras experiencias de imposición colonial. En esta línea, el trabajo del sociólogo chileno Manuel Antonio Garretón y su propuesta de la MSP implica un valioso aporte intelectual para la teoría social latinoamericana.

A saber de Aldo Mascareño (2009), el concepto de la MSP tiene su origen en 1983, cuando Garretón intentaba dar cuenta del "proceso de transición democrática y de los cambios que el autoritarismo introdujo en las relaciones sociales en Chile" (p. 68). Para aquel entonces, bajo la metáfora de la columna vertebral de la sociedad chilena, Garretón (1983) explicaba la articulación "de los sujetos y actores sociales en referencia al Estado, a partir de un tejido de relaciones entre organizaciones de la sociedad civil y [una] estructura política partidaria" (p. 32). A partir de dicha referencia, a lo largo de los años, el concepto de Garretón (1983) fue adquiriendo "una reflexión inductiva referida específicamente a la transición chilena [...], [para] abrirse hacia la construcción de un modelo de análisis de la evolución sociopolítica latinoamericana del siglo XX" (Mascareño, 2009, p. 68). Este tránsito interpretativo significaba también el paso de una terminología propia de la explicación del proceso histórico de la transición chilena, hacia una reflexión teórica parcial de la sociedad. Ya para inicios del siglo XXI, Garretón define la MSP como la relación

entre Estado, una estructura de representación o sistema de partidos políticos (para agrupar demandas globales e implicar políticamente a sujetos) y una base socioeconómica de actores sociales con orientaciones y relaciones culturales (lo que incluye la participación y diversidad de la sociedad civil fuera de estructuras estatales formales); y todo ello mediado institucionalmente por el régimen político (Garretón, Cavarozzi, Cleaves, Gereffi y Hatlyn, 2004, p. 16).

Históricamente, diversos factores han determinado la relación que van a guardar los diversos componentes de la MSP en el desarrollo latinoamericano. A fin de dar cuenta del carácter histórico de la MSP chilena y latinoamericana, consideraremos tres momentos clave: en primer lugar, la consolidación de la MSP clásica; en segundo lugar, el neoliberalismo y la desarticulación de la MSP clásica; y en tercer lugar, el posneoliberalismo y el estallido social latinoamericano.

Para el caso latinoamericano, el comportamiento de la MSP clásica empieza a forjarse a inicios del siglo XX y decae desde fines de las décadas de 1950 y 1960. La MSP clásica, en el caso latinoamericano, ha estado definida por "una relación de fusión, imbricación, subordinación o eliminación de algunos de los elementos de esta relación entre Estado, sistema de representación y actores sociales" (Garretón, 2000, p. 116).

En lo que respecta al caso chileno, la matriz clásica se caracterizó por ser político-partidocéntrica, con una superposición entre la política y la sociedad civil por sobre el elemento económico. Así, en el contexto del triunfo del Frente Popular de 1938, Aníbal Pinto (1971) consideraba que "a propósito de esta realidad, en ese entonces, como después en otras coyunturas, fue muy corriente decir que la izquierda había ganado el poder político, pero no el económico" (p. 651)3. Sin embargo, como refiere el propio autor, puede sostenerse que la izquierda no llegó a administrar el efectivo poder político en tanto mandos de decisión, a pesar de los resultados electorales y la conquista de las posiciones burocráticas, realidad que se condice con el "dominio de la derecha sobre el sistema privado de producción, esto es, su poder económico" (Pinto, 1971, p. 652).

Sin embargo, si los inicios del siglo XX se caracterizaban por un sistema político sólido y desarrollado frente a una economía atrofiada, para fines del siglo XX ocurrirá todo lo contrario. Y es que la MSP partidocéntrica clásica que se consolidó desde las primeras décadas del siglo XX encontrará en la dictadura de Pinochet una manera sistemática de eliminar esta matriz, al demoler el sistema de partidos (Garretón, 2000). Es así que el Estado se reducirá a asumir la tarea de procurar las instituciones políticas de coerción, así como de representación e integración para el adecuado funcionamiento de la economía, de manera tal que las lógicas del capital no sean interferidas ni por el Estado ni por las presiones laborales, lo que permitió un adecuado flujo de mercancías en el mercado globalizado (Moulian, 1997). De esta manera, a diferencia de la caracterización de la MSP clásica y la dirección política de la economía desde inicios del siglo XX, hacia fines del mismo siglo será la economía la que determine el régimen político.

La reducción de la política y el Estado somete sus mandatos en seguridad, salud, educación y otros derechos sociales a intereses asumidos por el mercado como servicios, el cual "define los rumbos y los rubros del intercambio de bienes y de sus exportaciones e importaciones" (Floriani, 2015, p. 4). Queda en un segundo plano si la sociedad desarrolla valores y relaciones democráticas en dicho contexto de consumo. Es así que la cultura del sujeto político ciudadano virará hacia estrategias individuales de meritocracia y la privatización de servicios básicos como la educación, los planes de salud y la seguridad social4. En ese marco, contamos con una MSP debilitada donde "la política se separa de la sociedad, incluidos los partidos políticos y los procesos electorales que parecen no responder más a los proyectos históricos" (Garretón, 2019b, p. 364). De esta manera, la constancia de apelación al Estado ocurre más frecuentemente para solucionar problemas privados que los relacionados estrictamente con un interés común. Hasta esta parte se concluye que la propuesta de la MSP (Garretón, 2000) se posiciona como un aporte teórico que nos permite explicar el proceso de transformación del contexto sociopolítico latinoamericano de las últimas décadas del siglo XX e inicios del siglo XXI. Asimismo, nos permite generar un marco interpretativo para explicar el proceso de transformación de la relación entre los actores sociales, las estructuras de representación política y el Estado, en el marco de un proceso de debilitamiento producto de las reformas neoliberales.

2.2. La desarticulación de MSP clásica y el subjetivismo biográfico

La transformación del Estado y la relación que guarda con los otros elementos de la MSP repercutirán especialmente en la manera en que se relaciona la sociedad civil con las estructuras de representación, lo cual desencadena formas de desigualdad política. En referencia a ello, un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2017b) constató que existe una profunda desigualdad "en la capacidad de los ciudadanos de distintos estratos y grupos de expresar efectivamente sus posiciones frente a la autoridad" (p. 395), así como en contar con una representación efectiva para la toma de decisiones políticas y, finalmente, con la obtención de respuestas por parte de las instituciones. En la misma línea de las repercusiones del desmontaje de la MSP clásica sobre el comportamiento de la sociedad civil, otro documento del PNUD (1998) manifestaba que "las personas confían más en estrategias individuales de éxito que en el progreso generalizado del país. Dicho en otros términos, el futuro suele ser visualizado más como un horizonte personal que como un horizonte compartido" (p. 48).

Así, pasamos de la transformación del sujeto político ciudadano, propio de la MSP clásica, al sujeto político ciudadano bajo el neoliberalismo. Esto es un reflejo de los cambios en la relación entre las estructuras de representación política y los actores de la sociedad civil. En La sociedad en la que vivi(re)mos (Garretón, 2000) se indican cuatro profundas transformaciones de la sociedad latinoamericana. De manera particular, lo comentado guarda relación con el proceso tercero, donde se indica un proceso de transformación de la base social, además del "aumento de la pobreza y la marginalidad y la precariedad creciente de los sistemas educativos y laborales" (Garretón, 2000, p. 109), lo cual produjo una recomposición del sistema de actores, de la mano con el cuestionamiento de las formas tradicionales de acción colectiva.

La recomposición del sistema de actores sociales bajo un proceso de transformación del sujeto político se enraizará por medio de un modelo centrado en la autorregulación del mercado, el cual ha colocado un énfasis desmedido en la figura del consumidor por sobre la figura del ciudadano (Cepal, 2010). Así, durante más de tres décadas se desmontará la MSP clásica y, como parte de ella, el relacionamiento de los actores sociales. Simultáneamente, la lejanía entre la política y su incidencia sobre el proceso de transformación del sujeto político y la vida de las personas evidenciará el fenómeno del subjetivismo biográfico, sintetizado en la imagen

de un sujeto solo [...] [con] una especie de desesperanza adaptativa que revela un aprendizaje doloroso: el único sostén de la propia vida es el esfuerzo personal, el trabajo cotidiano, el sacrificio diario. No hay deudas ni reciprocidad hacia la política, precisamente porque esta no es una aliada en la vida (PNUD, 2015, p. 118).

La relación que guarda la sociedad civil, en su versión de subjetivismo biográfico, con las estructuras de representación política conlleva a nuevas formas de involucramiento social y político, que ya dejaban notarse previamente al estallido social de 2019. Así, por ejemplo, en el plano social es clave resaltar las diversas estrategias de sobrevivencia económica en el escenario urbano; mientras que en plano político esta situación se traduce en una sociedad fragmentada que no se identifica con partidos políticos ni ideologías; sin dejar de participar, necesariamente, de acciones políticas. Al decir del PNUD (2019), el fenómeno de la politización fragmentada, como un cambio profundo de la sociedad chilena, se caracteriza por dos fenómenos contrapuestos: el primero se vincula con la antipatía frente a la política institucional, ya sea frente al desinterés frente a la política formal, así como a la pérdida de identidad frente a los partidos y posiciones políticas; por otro lado, se cuenta con un aumento "de quienes participan en diversos tipos de acciones políticas, y del apoyo normativo a estas acciones, incluidas las más disruptivas, como tomas, bloqueos de calles o huelgas de hambre" (PNUD, 2019, p. 140).

De esa manera, históricamente los gobiernos de la Concertación5 recibieron como legado de la dictadura a actores sociales "debilitados tanto en su capacidad de expresión propia como en sus vínculos con la política y el Estado" (Garretón, 2012, p. 182). Así, la instalación del neoliberalismo en Chile se sostuvo en dos condiciones: la abolición de la democracia, junto "a la eliminación de actores sociales y políticos y de espacios y mecanismos de deliberación y acciones que lo contradijeran" (Garretón, 2012, p. 72); y, por otro lado, la consolidación de un núcleo hegemónico que conduzca el aparato del Estado "que le diera al poder militar un proyecto del que carecía" (Garretón, 2012, p. 72).

Sin embargo, el proceso de desarticulación de la MSP clásica, enmarcado en la búsqueda de nuevos patrones de articulación, no solo trasmutará la relación entre la sociedad civil y el Estado, sino que además resignificará la ciudadanía y la práctica de los actores sociales. Así, no solamente la acción colectiva, sino además el concepto clásico de ciudadanía, empiezan a debilitarse ante la no consideración de sujetos reales y sus diferencias, como las de origen étnico, género, nacionalidad, edad, entre otras. "La no consideración de esas diferencias en nombre de una igualdad abstracta y genérica [concebida en la ciudadanía clásica] oculta que los seres y grupos humanos tienen diversas maneras de ser sujetos de su historia" (Garretón, 2014, p. 99).

Podemos condensar lo dicho hasta aquí resaltando la desarticulación de la coherencia estructurada entre Estado, representación política y sociedad civil, la cual, ante el auge del neoliberalismo, generará estrategias de subjetivismo biográfico que propendan a la separación entre política y vida cotidiana, individuo y colectivo, así como la generación de estrategias de sobrevivencia económica. A pesar de la emergencia de un ciudadano autónomo (Calderón y Castells, 2019) desde inicios del presente milenio6, estas décadas significarán también la resignificación de la ciudadanía como una igualdad abstracta, genérica y homogénea, que será criticada desde los sujetos reales y sus diferencias.

2.3. Las vicisitudes de la MSP: entre el posneoliberalismo y el estallido social

Si bien los autoritarismos militares y los posteriores procesos de democratización de las décadas de 1980 y 1990 terminaron por desarticular la MSP clásica, el periodo de las dos primeras décadas del siglo XXI resulta incierto y sin un sendero visible (Calderón y Castells, 2020), y manifiesta el fin de una era de legitimidad de la democracia delegativa y representativa (Castro, 2020). Respecto a esta situación, como sugiere Manuel A. Garretón (2000), es probable que los países latinoamericanos sigan diversos caminos frente a esta situación. Así, tendremos ciertos países que "sufrirán un largo proceso de descomposición sin el surgimiento de una nueva matriz. Otros ensayarán la recomposición de la matriz clásica, privilegiando la tecnocracia estatal o el partidismo o las fórmulas basadas en la idealización de la sociedad civil" (p. 119).

No obstante la descomposición de la matriz, la ausencia de un correlato sólido desde la política7 y la desarticulación de la sociedad civil, sigue presente la convivencia con un ethos republicano. La situación del ethos republicano se manifiesta en tanto que las movilizaciones que ocurren en Chile durante las dos primeras décadas del siglo XXI demuestran que la demanda ciudadana opta por contar con mejores instituciones en lugar de demandar otras instituciones o preferir la extinción de las actuales (PNUD, 2019). A decir de Carlos Ruiz y Giorgio Boccardo (2014), en la experiencia neoliberal chilena las fuerzas sociales han relativizado una hegemonía sociopolítica que "avasalló de forma incontestada al resto de la sociedad" (p. 781). En ese contexto, las movilizaciones desarrolladas de 2011 a 2019 evidencian una reestructuración de la sociedad civil y sus orientaciones como actores sociales. Alberto Mayol (2019) explica que

el aumento de la temperatura social suele estar asociado a un aumento de la estructuración de aquellos que lideran el proceso de impugnación. Y es que los desequilibrios sociales suelen manifestarse a través de conflictos politizados, cuando no directamente políticos. Sin embargo, el ciclo de crisis en Chile manifiesta un rasgo muy importante: se evoluciona hacia la desestructuración y debilidad de los liderazgos impugnadores desde el inicio del ciclo (donde sí se detecta fuerza y estructura), [y se avanza] así hacia formas de impugnación a manera de estallido y no de movilización social (Mayol, 2019, p. 50).

Al analizar la protesta del movimiento estudiantil en 2011, la de los movimientos en regiones en 2012, las protestas contra las AFP en 2016, del movimiento feminista en 2018 y las propios del estallido social en 2019, se considera el paso de liderazgos fuertes en 2011 y 2012 a liderazgos más débiles en las movilizaciones posteriores (Mayol, 2019). Estos constantes hitos de movilización ciudadana manifiestan un nuevo proceso de transformación social y, por ende, transformación de la MSP, tanto en lo que respecta al Estado, al sistema de partidos y a los actores sociales. El informe de la PNUD La democracia en América Latina (2004) considera que, pese a una importante institucionalización de la democracia en América Latina, asistimos a una crisis de la sociedad política y al desprestigio de las estructuras de representación política. Así, aunque existe una alta voluntad de participación y control político, existe "un rechazo bastante generalizado de los partidos como canales de participación, y un traslado de la participación y el ejercicio de controles hacia otros tipos de organizaciones, en general pertenecientes a la sociedad civil" (PNUD, 2004, p. 172).

En el contexto del posneoliberalismo encontramos a una MSP clásica desarticulada, donde los actores sociales se organizan, demandan e interpelan de una manera diferente. El sentido de las demandas, fundamentalmente colectivas (como la nueva Constitución, los sueldos, las pensiones, la salud y las jornadas laborales), presentan un reflejo subjetivo en la individualización de cada temática, como producto de un sostenido proceso de subjetivación neoliberal (Soto y Fardella, 2019). A su vez, la organización de los actores sociales se encuentra lejana a una estructura de representación política partidaria, y se asume la presencia de colectivos ciudadanos u organización espontánea. Finalmente, las formas de lucha, impugnación y movilización dejan atrás formas tradicionales para expresarse en formas de estallido y violencia (Mayol, 2019).

2.4. Metodología

La desintegración de la MSP chilena y el proceso de subjetivación de los actores sociales permiten ser evidenciados en el ELSOC de 2016 (COES, 2018), 2017 (COES, 2019a) y 2018 (COES, 2020). Para profundizar en esta situación y explorar de manera específica algunas dinámicas propias del norte de Chile, hemos establecido algunos comparativos entre la realidad nacional chilena y la realidad del norte.

El ELSOC consiste en una "encuesta panel y representativa de la población nacional urbana, que analiza la estabilidad y cambio de las creencias, actitudes y percepciones que tenemos los chilenos respecto de la convivencia y del conflicto en nuestra sociedad a lo largo del tiempo" (COES, 2019b, p. 12), que será aplicada de 2016 a 2024. La muestra es de 3000 entrevistados, con un diseño muestral "probabilístico, estratificado (por tamaño de ciudades), por conglomerados y multietápico" (COES, 2019b, p. 17). Su unidad de análisis son individuos, hombres y mujeres de 18 a 75 años residentes en zonas urbanas.

El cuestionario está dividido en siete secciones: territorio, redes y actitudes sociales, ciudadanía y democracia, legitimidad y desigualdad, conflicto social, salud y bienestar y, por último, la sección sociodemográfica. Para el presente análisis hemos considerado la sección "Ciudadanía y democracia", compuesta de 35 preguntas. Asimismo, consideramos el norte de Chile como la sección geográfica de Chile compuesta por las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo.

III. Resultados

Durante los tres años del ELSOC, ha predominado una alta insatisfacción sobre la democracia en Chile. Del total de entrevistados, 42% manifestaron estar nada satisfechos con la democracia en 2016, porcentaje que se redujo a 35% en 2017 y a 28% en 2018. Aunque la situación ha mejorado durante estos últimos años, en 2018 el porcentaje mayor se sigue posicionado en la percepción nada satisfecho. Con seguridad, el 14% de diferencia de 2016 a 2018 ha transitado hacia mejores niveles de satisfacción; pese al mayor porcentaje, sigue ubicándose en los niveles de insatisfacción hacia la democracia chilena, incluso considerando que dicha percepción ha disminuido en estos años.

Para el caso del norte chileno la percepción negativa hacia la democracia era mayor que el porcentaje nacional; de esta manera, mientras que en 2016 en Chile un 42% manifestaba estar nada satisfecho con la democracia, en el norte de Chile este porcentaje ascendía a 53%, lo que establecía una gran diferencia de percepción entre la escala nacional y la escala regional norte. De manera similar al caso nacional, en el norte se redujo en 25% el porcentaje de percepción negativa sobre la democracia en Chile de 2016 a 2018. A pesar de que para 2018 el mayor porcentaje de percepción sigue siendo nada satisfecho (28%), se observa que ha aumentado la percepción de poco satisfecho (26%) y algo satisfecho (26%), en consonancia con la situación nacional. Sin embargo, la percepción sobre la democracia chilena presenta un interesante correlato en relación con el grado de confianza hacia el gobierno y los partidos políticos.

En cuanto al grado de confianza en el gobierno, existe una preponderancia de nada de confianza, la cual va desde un 46% en 2016 a un 30% en 2018, a nivel nacional; mientras que en el sector norte se transita de un 56% en 2016 a un 34% en 2018. Pese a que los niveles de confianza han mejorado en estos años, su percepción sigue siendo predominantemente negativa para 20188. Asimismo, aunque la diferencia porcentual no resulta significativa, existe una mayor desconfianza hacia el gobierno desde el norte del país, respecto a todo Chile en general. Además, se observa una reducción de la brecha entre nada de confianza y poca confianza, la cual para 2016 alcanzaba un 19% mientras que para 2018 se redujo a 2% a nivel nacional; por otro lado, a nivel norte, se redujo de un 34% en 2016 a 7% en 2018, lo que reafirma una menor confianza en el gobierno a nivel regional norte respecto al nivel nacional.

En lo que respecta a los partidos políticos, se replica una desconfianza a las estructuras de representación de los actores sociales, la cual se mantiene en nada de confianza en 2016, 2017 y 2019 para los niveles nacional y regional norte. Sin embargo, el comportamiento de los niveles de confianza es diferenciado territorialmente. Así, mientras que para 2016 la brecha entre nada de confianza y poca confianza es de 52%, para 2017 se reduce a 46% y a 40% para 2018. Aunque se vea una mejora en los niveles de confianza hacia los partidos políticos, a nivel nacional sigue siendo predominantemente negativo, con 62% con nada de confianza, 22% con poca confianza, 12% con algo de confianza, 1% con bastante confianza y un 0,2% con mucha confianza en los partidos políticos. A nivel regional las brechas entre nada de confianza y poca confianza resultan más amplias: para 2016 es de 69%, 64% para 2017 y 52% para 2018. De esta manera, al igual que los niveles respecto al gobierno, las brechas de los niveles de confianza en los partidos políticos resultan más negativas en el nivel regional norte que a nivel nacional.

Hasta aquí, la situación reflejada en los niveles de confianza hacia la democracia chilena, los gobiernos y los partidos políticos guarda relación con la desarticulación de la MSP clásica chilena consolidada durante la primera mitad del siglo XX. Asimismo, el proceso de subjetivismo biográfico de los actores sociales se vincula con la politización fragmentada manifiesta en el dislocamiento entre sociedad civil y estructuras de representación política.

Si bien la relación entre actores sociales, estructura política de representación y Estado se mantiene desarticulada desde el ascenso del neoliberalismo, es importante considerar si la sociedad civil genera prácticas propias de organización. Para ello, se consideró la frecuencia en determinadas acciones políticas, como huelgas, marchas o manifestaciones pacíficas, así como la firma o petición de apoyo a determinada causa.

Respecto a la firma o petición de apoyo a una causa, la gran mayoría de entrevistados, tanto a nivel nacional como a nivel norte, durante los tres años de investigación, han manifestado que nunca han firmado o solicitado el apoyo a una causa en particular. Mientras que en 2016 el 66% de entrevistados a nivel nacional manifestaba que nunca había firmado o solicitado una petición de apoyo a una causa, para 2017 este porcentaje se elevó a 69% y para 2018 creció a 72%. En el norte de Chile, para 2016 el 65% de los entrevistados manifestó que nunca había firmado o solicitado una petición de apoyo a una causa, porcentaje que aumenta para 2017 a un 69% y a un 72% en 2018. Los niveles nacionales y del norte guardan una sincronía conjunta.

Otro fenómeno analizado es la asistencia a marcha o manifestación pacífica, que en 2016 alcanza un porcentaje nacional de 83% para aquellos que nunca han asistido a una marcha o manifestación pacífica, cifra que aumentó levemente en 2017 a 88% y a 87% en 2018. En el norte, en 2016 un 84% manifestó que nunca había asistido a una marcha o manifestación pacífica, 88% para 2017 y 86% para 2018. Finalmente, se consideró la frecuencia de participación en huelga, aspecto que guarda un comportamiento similar a la caracterización de los otros fenómenos. Para 2016 a nivel nacional un 87% manifestó que nunca ha participado de una huelga, cifra que se muestra en 92% para 2017 y en 90% para 2018. A nivel regional norte, para 2016 un 86% manifestó que nunca ha participado de una huelga, cifra que se muestra en 91% para 2017 y 88% para 2018.

Así, no solamente encontramos una MSP desarticulada, con niveles de confianza ciudadana mínimos de la sociedad civil hacia el gobierno y los partidos políticos, con mayor incidencia en el norte. A nivel de sociedad civil, para el periodo temporal de análisis, los niveles de subjetivación neoliberal se encuentran extremadamente agudizados, manifiestos en los niveles de acción política y colectiva de la ciudadanía. Respecto a esto último, la situación tanto de Chile como del norte del país resultan similares.

La situación percibida durante los últimos tres años previos a octubre de 2019 anunciaba una dinámica de estallido en las formas de protesta: un contexto de creciente desigualdad9, donde las estrategias tradicionales de organización de la sociedad civil -como huelgas, marchas o peticiones- ya no son utilizadas, y donde, además, las estructuras de representación política y el Estado se encuentran en una sostenida deslegitimación.

IV. Discusión

Como resultado se observa que en los años previos al estallido social se evidencia una desarticulación de la MSP clásica manifiesta en los niveles de desconfianza hacia la democracia, los gobiernos y los partidos políticos. A dicha situación se suma la no manifestación de prácticas organizativas tradicionales en la sociedad civil, como huelgas, marchas o peticiones de apoyo ciudadano.

Ahora bien, aunque los resultados del ELSOC nos permitan evidenciar que existen procesos diferenciados territorialmente, aún está pendiente profundizar en las caracterizaciones de estas diferencias. El hecho de que la MSP presente una mayor desarticulación en el norte de Chile, evidenciada en mayores niveles de desconfianza a nivel país, puede guardar relación con una mayor percepción de la desigualdad y una constante sensación de crisis (Díaz y Bustos, 2020).

La percepción de una creciente desigualdad tiene su explicación en el nuevo ciclo minero (Guerrero, 2007) y su condicionamiento sobre la desigualdad urbana en el norte de Chile (Valdebenito y Navarro, 2019). Las ciudades del norte de Chile, al dejar atrás la industria salitrera y pesquera, para impulsar la economía portuaria y el ciclo minero desde la década de 1980, desencadenarán un proceso de desplazamiento urbano traducido en las crecientes desigualdades "socioeconómicas de la población beneficiada por el estatus minero y [las] esperanzas fallidas de inmigrantes [nacionales y extranjeros] atraídos por ese mismo factor" (Guerrero Cossío, 2020, párr. 4). Así, se cuenta con un sector urbano desplazado tanto en materia urbana como de vivienda, pero además en aspectos laborales, de salud, movilidad, entre otras demandas que tienen su origen en la transformación urbana del norte de Chile durante las últimas décadas. Estas transformaciones presentarán particularidades en Arica (Valdebenito y Navarro, 2019), así como en Iquique/Tarapacá (Guerrero Cossío, 2014; Guerrero Jiménez, 2007).

Las desigualdades urbanas generarán diversos procesos de subjetivación neoliberal (Soto y Fardella, 2019) que van de la mano con la desestructuración de la MSP clásica en el norte de Chile. A su vez, el norte de Chile no solamente cobra particularidad por las desigualdades urbanas y la subjetivación neoliberal producto del nuevo ciclo minero; la propia historia del norte encierra una memoria urbana que tiene en el movimiento obrero uno de sus principales elementos de identidad (Guerrero y Pérez, 2020). A estos elementos identitarios se suma una continua percepción de crisis del norte identificada en los conceptos de abandono y centralismo (Díaz y Bustos, 2020).

De esta manera concluimos que, en primer lugar, los procesos de desarticulación de la MSP clásica deben abordarse desde una necesaria perspectiva territorial, donde los procesos de subjetivación neoliberal presentarán particularidades en las formas organizativas de la sociedad civil, las estructuras de representación y las formas de ejercer el Estado. En segundo lugar, la necesaria conciencia del factor territorial para la desarticulación de la MSP clásica nos coloca en el reto de asumir las nuevas formas organizativas y los procesos de subjetivación que se vendrían consolidando en el norte de Chile, frente a escenarios metropolitanos y capitalinos. Por último, los procesos de subjetivación situados territorialmente guardarán una relación relevante con los procesos de demandas sociales y movilización que han de ser abordadas por la futura Convención Constitucional.

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Fuente de financiamiento: Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), a través del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, ANID/FONDAP/15130009.

Citar como: Jiménez, R. (2021). La perspectiva de la matriz sociopolítica y sus transformaciones previas al estallido social: una proximidad al norte chileno (20162018). Desde el Sur, 13(1), e0002

1Este artículo es parte de la investigación de doctorado financiada por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), a través del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, ANID/FONDAP/15130009.

2Maestro en Integración Contemporánea de América Latina por la Universidade Federal da Integraçao Latino Americana (Brasil). Becario doctoral del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES). Doctorando en Ciencias Sociales por la Universidad de Chile.

3Texto resaltado por Aníbal Pinto (1971).

4Sobre la transformación de la sociedad chilena con el neoliberalismo, Carlos Ruiz (2020) apunta que "la radicalidad, la hondura y extensión distintiva de la transformación neoliberal chilena arrastran una severa desarticulación de actores y los grupos sociales tradicionales, una alteración sustantiva de sus condiciones económicas, sociales y culturales de existencia" (p. 56).

5La Concertación de Partidos por la Democracia se constituyó el 2 de enero de 1988 bajo el nombre de Concertación de Partidos por el No, en el marco del plebiscito que decidiría la permanencia de Pinochet en el gobierno. Estuvo conformada por el Partido Radical Social Demócrata, el Partido Socialista, el Partido Demócrata Cristiano y el Partido por la Democracia. La Concertación se mantuvo consecutivamente en el poder de 1990 a 2010 (BCN, s. f.).

6"En esos momentos de inflexión emergió también una suerte de ciudadano autónomo cuya decisión política se fundamentaba en su reflexión analítica para conjugar distintas opciones en la construcción de su autonomía individual [...] [que dejaba] en evidencia una apatía creciente hacia el sistema político, tendencia que se viene constatando desde inicios del milenio" (Calderón y Castells, 2019, p. 331).

7Tanto a nivel de Estado como de estructuras de representación política.

8Para 2018 a nivel nacional un 30% manifiesta tener nada de confianza al gobierno; 28%, poca; 28%, algo; 9%, bastante, y 2%, mucha. Mientras tanto, en el norte de Chile este porcentaje va de 34% nada, 27% poca, 26% algo, 7% bastante y 4% mucha.

9Ante la pregunta "Actualmente en Chile ¿cuán importante es para surgir en la vida provenir de una familia rica o con muchos recursos?", el 28,2% manifiesta ser bastante importante, seguido de un 25,5% que lo considera muy importante.

Recibido: 25 de Mayo de 2020; Aprobado: 25 de Enero de 2021

Contribución de autoría:

Ricardo Jiménez Palacios es responsable del trabajo teórico y metodológico y del análisis de la información.

Potenciales conflictos de interés:

Ninguno.

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