Introducción
En América Latina, entre 1997 y 2007 se vivió "un ciclo de movilizaciones sociales y políticas que interpelaron a las democracias neoliberales latinoamericanas" (Gramaglia, 2018, p. 176) y que significaron la reaparición en el escenario público de distintos sectores sociales marginados. Una década después, desde 2018, una ola de protestas permitió la movilización de ciudadanos (principalmente de las capitales y las ciudades) en Colombia, Chile, Bolivia y Ecuador, quienes se manifestaban frente a las desigualdades sociales, políticas y económicas de sus países (Lustig, 2020).
En el caso peruano, las manifestaciones internacionales no consiguieron articular un movimiento social con los mismos motivos de lucha. No obstante, entre 2018 y 2019, los ciudadanos se manifestaron en las calles a favor de la continuidad de las investigaciones en el caso Lava Jato -el mayor caso de gran corrupción de América Latina-, y a favor de la disolución constitucional del Congreso de la República, ocurrida el 30 de setiembre de 2019 por el presidente Martín Vizcarra (Paredes y Encinas, 2020)3.
En este escenario, el contexto de la covid-19 agudizó los problemas sociales y políticos del país, lo que desató un conflicto social el 9 de noviembre de 2020 cuando ocurrió la vacancia presidencial de Martín Vizcarra. Así, se dio la entrada del breve gobierno de Manuel Merino, quien renunció a su cargo tras una semana de masivas manifestaciones en todo el Perú y en las cuales participó el 13% de la población del país (Ipsos, 2020)4:
Since Fujimori's fall, popular protest has become irregular and reactive, with very concrete agendas and almost always without underlying deeper political objectives. Removing Vizcarra by force just eight months before the upcoming presidential elections was as a catalyst for multiple popular claims, and it was that catalytic character that made the protests successful (Medina, 2020, s. p).
La literatura revisada reconoce que el alcance, la intensidad y la duración de los conflictos políticos y sociales están influenciados no solo por las relaciones entre los grupos de interés, sino también por el entorno social en el que acontecen (Vallacher y Nowak, 2007). De esa forma, existen contextos que permiten transformar los conflictos e inhiben su escalamiento, mientras en otros escenarios el conflicto aparece y con mayor probabilidad puede desatar una crisis. El periodismo, mayormente, le ha brindado más opciones a la segunda variante, por lo que se hace relevante identificar la presencia de los medios de comunicación en estos escenarios, los que se han convertido en "an essential component of today's conflict environment" (Peleg, 2018, p. 1).
En ese sentido, los medios de comunicación social ocupan un lugar central en la configuración de la cultura contemporánea a través del sistema de creencias con que estructuran nuestra percepción de la realidad. En todo aquello que validan y visibilizan se construye entonces una representación mediática (Ferguson, 2007; Hall, 2010). Esta constituye un canal fundamental no solo para la circulación de información, sino también en la producción y la transmisión de formas simbólicas, el delineamiento de nuevas subjetividades, la legitimación o desestimación de ideologías (Thompson, 1993). Tal y como señalaron Berger y Luckman (1968), los medios intervienen en la construcción social de la realidad; pero, específicamente, intervienen en la construcción de la realidad pública (Rodrigo, 1993; 2001), puesto que "definen para la mayoría de la población qué eventos significativos se llevan a cabo, pero, también, ofrecen una poderosa interpretación sobre cómo comprenderlos" (Hall et al., 1978, p. 57).
En el caso peruano, la Presidencia del Consejo de Ministros (2013, p. 14) señala que la presencia de los medios de comunicación es relevante en la constitución, el escalamiento y la transformación de los conflictos sociales, al entender que es en las dinámicas de la agenda pública y mediática en las que "se crean y recrean las relaciones de poder que subyacen a los conflictos".
Dentro de los antecedentes más destacados, se debe mencionar la investigación de Colvin et al. (2020) realizada en Australia. Esta investigación experimental aplicó una encuesta a 1147 personas en la cual se manipularon titulares ficticios referidos al cambio de uso de la tierra. Se buscó identificar si los encuestados identificaban en los titulares el conflicto, el no conflicto o la contraposición entre los actores. Los hallazgos más relevantes mostraron que "heightened conflict framing led to the strength of support or opposition for land usechanges to become weake" (p. 1).
Herfroy-Mischler y Friedman (2020) estudian la presencia de los frames de culpa y el posicionamiento ético de los medios de comunicación frente a las negociaciones de paz por el conflicto Israel-Palestina mediadas por Estados Unidos en 2013 y 2014. Se analizan 115 artículos de medios de comunicación de estos tres países. Los enfoques permitieron notar que los medios de comunicación israelíes culparon a los agentes palestinos; mientras los palestinos hicieron lo contrario: "the weaker side attempts to shake the self-confidence of the stronger party by references media actors of the adversary engaging in self-blame" (p. 16).
Valenzuela et al. (2017) estudian los enfoques, para lo cual realizan un análisis de contenido de una muestra de artículos aparecidos en seis diarios chilenos, además de entrevistar a periodistas digitales. Los investigadores concluyen que existe un "negative effect of conflict -the most popular frame among news professionals- and the positive effect of morality -a relatively infrequent journalistic frame- on Facebook and Twitter shares" (p. 821). En ese sentido, se identifica que los usuarios "are less likely to share conflict-framed news because they generally are conflict-avoidant and, thus, motivated to share what promotes social harmony" (p. 820).
En el caso peruano, es importante destacar el trabajo de Jocope-Gómez (2018), quien estudia la cobertura informativa acerca de la minería en El Comercio, La República y Perú 21, y concluye que el frame de conflicto político es con el que mayormente se tratan estos temas.
Por su parte, Hidalgo (2017) analiza los medios escritos Correo, El Comercio y La República para estudiar el conflicto de Conga (Cajamarca) e indica que los dos primeros diarios presentan una construcción polarizada del conflicto. Así, los actores opuestos al proyecto minero se catalogan como negativos y relacionados con "posturas radicales, violencia, extremismo, intransigencia, irracionalidad y atraso. Por otro lado, los actores a favor de Minas Conga ("Conga va") "son representados de una forma positiva que está relacionada [con el] diálogo y progreso del país" (p. 123).
Finalmente, Giraldo (2017) estudia los enfoques presentes en los artículos opinión que versan sobre el conflicto social del aimarazo (2011) en los dos diarios regionales de Puno (Correo y Los Andes) y consigue identificar una escasa presencia del enfoque de diálogo, así como una predominancia del enfoque de confrontación.
El conocimiento que se tiene respecto de los enfoques periodísticos en contextos de conflicto y movimientos sociales, sin embargo, todavía no ha sido estudiado en el contexto de la covid-19, dada la particularidad contextual de la crisis. En ese sentido, este estudio, centrado en el caso peruano acontecido entre el 20 de octubre y el 16 de noviembre, permitirá comprender si se cumplió la hipótesis de que los medios no fomentaron el diálogo. Por todo lo expuesto, el objetivo central de esta investigación está centrado en analizar los enfoques presentes en los medios peruanos más leídos (El Comercio, La República, Trome y El Popular) entre el 21 de octubre y el 16 de noviembre de 2020. De manera específica, el estudio busca reconocer los enfoques de definición del problema; de confrontación, pelea o disputa; de interés humano; de consecuencias; de diálogo; y de amenaza.
El conflicto social: una aproximación teórica
En relación con el marco teórico, esta investigación considera fundamental definir con claridad el conflicto social, los enfoques periodísticos y la relevancia de la construcción informativa en la sociedad.
Sobre el conflicto social, entre los precursos teóricos que investigaron el tema destaca Dahrendorf (1966), para quien una clave a fin de entender este concepto es observar que toda sociedad se mantiene unida por una "constricción forzada" (p. 48), es decir, un consenso negociado endeble. En este marco, cuando uno de los grupos se siente menos favorecido buscará obtener una mayor satisfacción de sus intereses, por lo que apelará a distintas actividades. El conflicto nace cuando ello es llevado a una escala mayor, lo que implica una disputa pública, política y social entre los dominados y los dominantes. Esta oposición dual estará basada, así, en objetivos latentes (visibles) o subjetivos (manifiestos) que escalarán al espacio social, en la medida en que dicha disputa no sea transformada.
En la misma línea, Coser (1956) explica que el conflicto es "una forma de socialización" (p. 32), de manera que en la convivencia coexisten el disenso y el consenso en la construcción diaria: "Un cierto grado de conflicto está muy lejos de ser necesariamente antifuncional; es un elemento esencial de la formación del grupo y de la persistencia de la vida del grupo" (p. 34).
Un referente contemporáneo que aborda el conflicto social, Lederach (2007), refiere que este puede entenderse como una oportunidad que permite el cambio a partir de verlo como "el motor del cambio, lo que mantiene las relaciones y las estructuras sociales honestas, vivas y respondiendo dinámicamente a las necesidades, aspiraciones y crecimiento humanos" (p. 13).
En este estudio se sigue la propuesta de Tanaka et al. (2011, p. 17), para quienes el conflicto se define como "la acción colectiva por parte de cuando menos un grupo de ciudadanos [...] [entre estas destacan] aquellas formas de acción colectiva con mayor impacto y repercusión pública, que pueden ir desde los espacios locales, regionales, nacional e incluso hasta un nivel transnacional".
Cabe resaltar que, en el caso peruano, la Defensoría del Pueblo (2015) da cuenta de que existen fases dentro del desarrollo del conflicto. La primera de ellas es la fase temprana, en la cual los actores sociales establecen los límites de la disputa a enfrentar y expresan sus posiciones. La segunda fase es la de escalamiento, en la cual aumentan las acciones violentas hacia el grupo opositor; prosigue la fase de crisis, donde se presentan hechos de violencia física directos. La fase de desescalamiento y de diálogo son las que consiguen, al final del proceso, la comunicación entre las partes y los posteriores acuerdos o el recrudecimiento del conflicto. Para esta investigación se considera únicamente la presencia de dos fases: la fase de escalamiento (20/10-9/11) y la fase de crisis (10/11-16/11).
Los enfoques periodísticos
Es importante mencionar que el concepto de frame fue acuñado por Gregory Bateson en 1955 para referirse al contexto o marco de interpretación por el que las personas se detienen en ciertos aspectos de la realidad percibida y desestiman otros (Muñiz, 2007; Aruguete, 2011; López, 2010).
El framming se entiende como el proceso de encuadres o enmarcamientos que realizan los periodistas para establecer que los hechos son de determinada forma y ocurren bajo ciertas características. En esa línea, los frames son aquellos encuadres que permiten estructurar una noticia de cierta forma, en relación con sucesos anteriores de similares características al actual. En ese sentido, el frame se define como "la idea central organizadora del contenido de las noticias que aporta un contexto mediante un proceso de selección, de énfasis, exclusión y elaboración" (Sábada, 1998, p. 70).
Uno de los efectos más importantes que han sido observados es que el público adquiere "un conjunto de interpretaciones que permiten a los individuos percibir, organizar y dar sentido a la información que reciben" (Muñiz, 2007, pp. 185-186). De esta manera, se influye en el conocimiento individual y en la percepción de la realidad. En la misma línea, Aruguete (2011, p. 72) afirma que "el efecto de encuadres noticiosos [...] [surge] de invocar esquemas que influyen en la interpretación de la información recibida".
Como ya se mostró en los antecedentes, los enfoques han sido cruciales para estudiar la relevancia del tratamiento informativo. De manera específica, la tipología a seguir toma en cuenta el esquema sugerido por Macassi (2013), quien retoma la propuesta de Neumann et al. (1992) para clasificar los enfoques de los medios incidiendo principalmente en hallar "patrones de producción periodística [...] [y] la construcción de sentidos en el corto plazo" (p. 107).
Estos tipos de frames son: el enfoque de confrontación, entendido como la disputa textual o la oposición que se presenta entre dos actores o más; el enfoque de interés humano, cuyo énfasis se coloca en el testimonio personal y las condiciones sociales de los actores perjudicados por el suceso referido; el enfoque de problema, que incide en los contextos y las causas que ocasionan los hechos narrados; el enfoque de consecuencias económicas, sociales, políticas y legales; el enfoque de diálogo, cuya relevancia está en la sugerencia de propuestas para transformar el conflicto; y finalmente el enfoque de amenaza, que incide en la alerta o el peligro que el medio construye (Macassi, 2013, p. 204).
Para esta investigación, el framing se entiende como la "idea central organizadora del contenido informativo que brinda un contexto y sugiere cuál es el tema mediante el uso de la selección, el énfasis, la exclusión y la elaboración" (Sánchez y Mercado, 2013, p. 279).
Metodología
La presente investigación -observacional y descriptiva, transversal y no experimental- se inscribe metodológicamente en los estudios de enfoques y del discurso. Estos últimos estudios son un conjunto de propuestas teórico-metodológicas "que versa[n] sobre el lenguaje, y en un sentido más general, sobre la semiosis" (Fairclough, 2003, p. 179). La perspectiva que aquí seguimos es la desarrollada por Fairclough (1992, 2003), quien propone, por un lado, analizar la estructura sociocultural -los órdenes del discurso: esa hegemonía que algunos significados con mayor dominio establecen sobre otros- y, por otro lado, analizar la interacción discursiva concreta, las diversas maneras en que los textos desarrollan una productiva labor de creación de significado (Fairclough, 2003).
De esta manera, su propuesta, conocida como modelo tridimensional del discurso, establece analizar el texto, la práctica discursiva y la práctica social. Esto tiene la finalidad de "trazar conexiones explicativas entre las formas en las que los textos se producen, se distribuyen y se consumen, y la naturaleza de la práctica social en términos de su relación con las estructuras y los antagonismos sociales" (Zavala, 2012, p. 173). En primer lugar, el nivel de análisis textual examina las formas en que las proposiciones escritas o habladas se estructuran, se combinan y secuencian entre sí para su uso. En segundo lugar, la práctica discursiva examina los procesos de producción, distribución y consumo de los textos, otorgando contexto a lo textual, pues analiza cómo y cuál es la relación entre quienes producen los discursos, las formas en que se difunden y aquellos que los recepcionan. En tercer lugar, el discurso como práctica social implica que todo evento discursivo tiene efectos políticos e ideológicos, pues es parte constitutiva de las prácticas sociales que cotidianamente producen y sostienen (o transforman) las relaciones de poder (Fairclough, 1992; Richardson, 2007; Stecher, 2010; Zavala, 2012; Varela, 2020).
De estas tres dimensiones, esta investigación se vincula con la producción y el consumo de los textos. Es decir, al estudiar las portadas noticiosas de cuatro diarios de circulación nacional, se propone analizar los enfoques periodísticos (frame) presentes en la construcción y difusión de la información, debido a que, como explica Zorrilla (1996, p. 9), los titulares de las portadas periodísticas también pueden ser estudiados como textos, ya que poseen "cualidades propias, de las que resaltan su carácter imprescindible, su elaboración típicamente colectiva y su distinción iconica". Así, los enfoques que presentan los medios de comunicación son percibidos por los lectores y, a partir de ello, se contribuye a la percepción de la realidad que estos sujetos desarrollan.
Unidad de análisis, universo y muestra
La unidad de análisis estuvo constituida por todas las portadas de los medios de comunicación La República, El Comercio, Trome y El Popular aparecidas entre el 21 de octubre de 2020 y el 16 de noviembre de 2020. Cada portada debía indicar en sus titulares (principales o secundarios) el contexto político del Perú. Se exceptuaron, así, todos los textos que hablaban de fútbol, espectáculos, economía, política internacional, entre otros5.
La elección de los diarios mencionados toma en cuenta dos características: primero, que pertenecen a los dos grupos empresariales que concentran la mayor cantidad de lectoría y producción periodística peruana (Grupo El Comercio y Grupo La República Publicaciones). Estos grupos informativos hegemónicos consiguen tener una mayor influencia mediática en la sociedad peruana, lo cual ocasiona una disputa informativa (Bautista, 2019, pp. 58-59). No obstante, la existencia de estos grupos de poder mediático ha generado que el periodismo se vuelva menos independiente y más ligado al poder empresarial (Mendoza, 2013, pp. 375-376).
Segundo, tanto El Comercio como La República son diarios de referencia, definidos así porque "nacen para producir más noticias para audiencias mayores. Más allá de lo cuantitativo, fueron publicaciones que cualitativamente apuntaron a la calidad, a la innovación a convertirse en organizaciones periodísticas independientes y modernas" (Mendoza, 2013, p. 90). Por su parte, El Popular (del Grupo La República Publicaciones) y Trome (del Grupo El Comercio) pertenecen a la prensa popular, es decir, aquella que "ha tomado la iniciativa de acercarse a una capa social muchas veces marginada" (Marouane, 2016, p. 4).
En cuanto a la delimitación temporal, la investigación toma en cuenta el proceso general desde el 21 de octubre -un día después de que 27 legisladores del Congreso de la República presentaron ante la mesa de partes de dicha entidad una segunda moción de vacancia contra el presidente del Perú, Martín Vizcarra-; y culmina el 16 de octubre de 2020, al día siguiente de la renuncia de Manuel Merino en el cargo desginado de presidente de la república y fecha en la que asume el actual presidente, Francisco Sagasti.
De esta forma, el universo total lo conforman 53 portadas, lo cual se considerará como la muestra, y que se divide de la siguiente forma: 20 de El Comercio, 17 de La República, 9 de Trome y 7 de El Popular [4]6. Esta elección del universo consideró los criterios indicados para la elección de la unidad de análisis. Fueron un total de 55 portadas que, pese a aparecer en el periodo de estudio, no presentaron el tema que se analiza.
Instrumento
El instrumento de análisis utilizado en este estudio se construyó a partir del análisis sugerido por Macassi (2013) para el análisis de los enfoques periodísticos en el contexto de conflictos sociales:
Resultados
Como se observa en la tabla 2, del total de portadas revisadas, el 67,9% refirió en su titular central el tema analizado. Esto ocurrió principalmente en La República (37%) y Trome (25%). En el caso de las portadas secundarias, un 32% de las veces el tema fue presentado sin ser la información más importante, y ocurrió sobre todo en El Comercio (71%) y La República (24%).
En relación con los actores que fueron mencionados en las portadas analizadas, se presentaron 114 personajes en las portadas: El Comercio y La República presentaron 40 actores cada uno; mientras que El Popular y Trome presentaron 17 actores cada uno. Aquellos que tuvieron más menciones se pueden ver en la tabla 3.
Sobre el enfoque de definición del problema, hubo 44 problemas distintos narrados, entre los cuales los de mayores menciones fueron: segunda vacancia presidencial (10 titulares), represión policial (3) y golpe de Estado (2). Los ejemplos se visualizan en la tabla 4 y las figuras 1, 2, 3 y 4.
Las valoraciones con las que los medios analizados presentaron sus titulares fueron mayormente neutrales (25) y negativas (21), con pocas positivas (6). El diario que más valoraciones negativas presentó fue La República (8); por ejemplo, en la edición del 22 de octubre de 2020 tituló: "Otra vez vacancia en marcha". En el caso de las pocas valoraciones positivas, estas aparecieron mayormente en Trome (2), el cual destacó positivamente la renuncia de Manuel Merino al titular "La calle botó a Merino" (Trome, 16 de noviembre de 2020).
Uno de los principales hallazgos es que, de los enfoques estudiados, los dos principales fueron el de identificación de amenazas (29 titulares) y el de confrontación (20 titulares). Un punto adicional es que el diálogo no fue un frame presente en la cobertura de los medios de comunicación.
Sobre el enfoque de confrontación, este fue usado en 20 titulares. Los hallazgos más importantes muestran que el principal confrontado -de quien se mostraron a favor los diarios- fue Martín Vizcarra (seis titulares en portadas), seguido del Congreso (cinco titulares) y de los ciudadanos y manifestantes (dos titulares cada uno). Por ejemplo, El Comercio destacó "Pleno debatirá hoy si admite nueva moción para vacar a Vizcarra" (2 de noviembre de 2020); La República, "Los planes de Antauro [...] vacar al presidente" (23 de octubre de 2020); Trome, "Golpean a Vizcarra" (3 de noviembre de 2020) (figura 6) y El Popular, "¡Golpe! y Vizcarra decide dejar el palacio" (10 de noviembre de 2020).
Los confrontados principales, es decir, de quienes se mostraron en contra de los diarios estudiados fueron los actores Manuel Merino y el Congreso. Por ejemplo, La República tituló "Congreso da golpe de Estado" (10 de noviembre de 2020) (figura 5), mientras Trome colocó "¡Exigen renuncia de Merino!" (15 de noviembre de 2020).
Al notar la presencia del frame de interés humano, esta investigación observó que solo 13 portadas tuvieron este enfoque. Los principales actores mencionados fueron los jóvenes con siete titulares y el Estado Peruano con cuatro titulares. De estos actores, los principales motivos de lucha fueron en su mayoría el "Rechazo a Manuel Merino" y el "Rechazo al golpe de Estado". Por ejemplo, La República tituló: "¡Ni un muerto más! Fuera, Merino" (15 de noviembre de 2020), y adicionó la imagen de Inti Sotelo y Bryan Pintado, asesinados durante las marchas (figura 7).
Al analizar el enfoque de causa, este apareció únicamente en siete portadas. Las causas más mencionadas fueron la "vacancia presidencial" y la "represión policial" con dos titulares cada una. De estas causas, los principales responsables fueron "Manuel Merino", "la Policía", "la división de bancadas" y "el Congreso". Por ejemplo, El Comercio destacó en el titular "División de las bancadas puede salvar a Vizcarra de la vacancia" (8 de noviembre de 2020) (figura 8).
Del total de portadas revisadas, el enfoque de consecuencias fue utilizado en 14 titulares. En este enfoque, las consecuencias políticas se mencionaron 12 veces; las consecuencias sociales, siete veces; las consecuencias económicas, cuatro veces; y las consecuencias legales, cinco veces. Por ejemplo, El Comercio destacó en el titular "El Congreso deja al país en la incertidumbre" (10 de noviembre de 2020).
Finalmente, el enfoque de amenaza fue utilizado en 29 titulares. En este frame las principales amenazas mencionadas fueron "la posible segunda vacancia presidencial" y "la incertidumbre que dejó la vacancia presidencial y el Congreso". Por ejemplo, El Comercio destacó en el titular "Congreso define hoy segunda moción de vacancia de Vizcarra" y La República presentó de titular "Golpistas quieren silenciar el TC" (11 de noviembre de 2020).
Conclusiones y discusión
Respecto del objetivo central de esta investigación -analizar los enfoques presentes en los medios peruanos más leídos (El Comercio, La República, Trome y El Popular) entre el 21 de octubre y el 16 de noviembre de 2020-, este estudio consiguió determinar que los diarios La República, El Popular y Trome resaltaron positivamente las acciones tomadas por los ciudadanos en las marchas. Esta postura a favor de la ciudadanía que se expresaba en las calles implica que los medios de comunicación evidenciaban su posición hacia sus lectores. Sin embargo, El Comercio no evidenció una posición positiva sobre estas mismas acciones. Se identifican, así, al menos dos tendencias: diarios que expresaron directamente su posición a favor de las marchas y aquellos que tomaron una posición intermedia o neutral. Ninguno de los diarios, sin embargo, se mostró en contra de las movilizaciones.
Esta toma de posición frente a los sucesos acontecidos ha sido también evidenciada en otras experiencias internacionales. McLeod (2007) observa que durante las protestas por el Día sin Inmigrantes en Los Ángeles (2006), el diario Los Angeles Time presentó un conjunto de frames que resaltaron las ventajas de las movilizaciones, y se enfocaron en mostrarlo como una "national celebration of positive energy, devoid of violence, civil disobedience and visible conflict" (p. 189). Lo mismo ocurrió con las protestas acontecidas entre 1999 y 2011 en el mismo país con el movimiento de globalización democrática (Rauch, Chitrapu, Eastman, Evans, Paine y Mwesige, 2007).
Si bien es relevante la toma de posición política de los grupos empresariales que se estudian acá, es importante destacar que la responsabilidad de los medios de comunicación reside en proporcionar a la diversidad de posiciones políticas una plataforma para la promoción, de manera que se otorguen puntos de vistas distintos acerca del evento (Gurevitch y Blumler, 1990).
En esta línea, como incide la PREVCON-PCM (2011), el ejercicio central que tienen los medios de comunicación frente a los conflictos sociales no reside en posicionarse en uno de los lados y deslegitimar al otro, sino en permitir la expresión diversa. Además, los medios tienen la responsabilidad de presentar la diversidad de posturas y evitar caer en la espiral del silencio, es decir, inhibir "a cualquiera que pueda pensar distinto de expresar su verdadero punto de vista por el temor a ser rechazado" (p. 27).
En relación con la hipótesis de esta investigación, se comprobó la ausencia del enfoque de diálogo, el cual no estuvo presente en ninguna de las 53 portadas analizadas de los cuatro diarios (El Comercio, La República, Trome y El Popular). Esta ausencia debe entenderse en un contexto político que involucró la toma de posición política y empresarial ya mencionada líneas arriba. El Grupo La República Publicaciones evidenció su posición política frente a los sucesos ocurridos al deslegitimar el gobierno de Merino cuando denominó a su gobierno como un "golpe de Estado" (La República, 10 de noviembre de 2020; El Popular, 10 de noviembre de 2020). Así, para los dos diarios de este grupo, la presencia del enfoque de diálogo no era una forma de transformar el conflicto social; sino únicamente la acción política: la salida de Manuel Merino del cargo designado de presidente del Perú. Lo anterior se replicó en el diario Trome, el cual también tomó una posición política directa al considerar que el "Congreso dio golpe a Vizcarra" (Trome, 10 de noviembre de 2020), por lo cual tampoco buscó propiciar el diálogo. Por otro lado, el diario El Comercio (del mismo grupo empresarial que Trome) no tomó una posición política directa contra el gobierno, pero tampoco evidenció una posición que transforma el conflicto hacia el diálogo.
La posición política tomada por los diarios analizados y la ausencia del diálogo coincide con lo evidenciado por Acevedo (2011) -en el conflicto social de Conga a través de la prensa de Cajamarca-, Giraldo (2017) -en el caso del conflicto social del "aimarazo" a través de la prensa de Puno-, y Huamán (2013) -a partir del conflicto de Quellaveco estudiado a través de los medios de comunicación de Moquegua-. Estos tres estudios enfocados en medios regionales del Perú mostraron con anterioridad la posición política que toman las empresas de comunicación en los contextos regionales y la escasa presencia de posiciones que favorezcan el diálogo por parte de estos. Sin embargo, en contraste con la ausencia de enfoques propiciadores del diálogo en este estudio, es preciso destacar la investigación de Eto (2010), quien estudia el conflicto del Baguazo a partir de las portadas de El Comercio y La República y encuentra una amplia presencia de mensajes auspiciadores del diálogo en ambos.
Cabe resaltar que la relevancia del enfoque de diálogo desde los medios de comunicación es esencial en el ejercicio periodístico: "El periodista puede informar con veracidad y promover un proceso de diálogo y negociación colaborativa, no son cuestiones excluyentes" (PREVCON-PCM, 2011, p. 34).
Si bien esta investigación no encuentra el enfoque de diálogo durante este conflicto y, por el contrario, halla una posición política confrontacional en la mayoría de los casos; es preciso estudiar si los contenidos propios de los textos desarrollados en el diario o las editoriales expresaron una apertura hacia el diálogo.
Sobre el enfoque de amenaza (el más predominante en los titulares analizados), esta investigación concluye que, al presentar en primera plana los efectos negativos de las acciones del gobierno de Manuel Merino, así como de la vacancia presentada por las bancadas del Congreso contra el presidente Martín Vizcarra, los medios incidieron en la sensación de temor y pánico que tuvo la población frente a las acciones futuras.
Al alertar a la población de manera explícita, los medios no solo consideraron las consecuencias (enfoque que no tuvo mucha presencia), sino que especificaron que los efectos negativos serían mayores. Este llamado de alerta, en un contexto de conflicto, pudo incidir en el comportamiento de la ciudadanía frente a las acciones tomadas por los actores políticos, en muchos casos, en detrimento de las causas reales y motivaciones de los ciudadanos durante las movilizaciones (Donson, Chesters y Welsh, 2004; Gorringe y Rosie, 2008; Smith, McCarthy, McPhail y Augustyn, 2001; McCurdy, 2012).
Como observa Macassi (2013, p. 121), la función de los medios al construir este enfoque ocasiona que se incremente "la percepción de estar siendo amenazados y que todas las acciones que realizan quienes no están a su favor se constituyen en amenazas a sus objetivos y por tanto tiende a cohesionar los grupos y a radicalizar las posiciones" (Macassi (2013, p. 121). Los medios peruanos, durante este contexto, optaron por esta vía en su construcción narrativa, lo cual también puede verse reflejado en la escalada de violencia vivida en este conflicto.
Sobre la posición confrontacional mostrada en los titulares, es importante mencionar que la construcción de oposiciones textuales acentúa las diferencias entre los grupos sociales confrontados, de manera que se busca que los lectores tomen posición por uno de los bandos, sobre todo por aquel que se presenta como menos negativo (confrontado 1). Lo hallado coincide con los análisis que ubican al enfoque de confrontación como uno de los principales al abordar los conflictos sociales en el Perú (Jocope-Gómez, 2018; Eto, 2011; Macassi, 2013).
Al ahondar más las diferencias entre los actores políticos y construir brechas de entendimiento entre ambos, los medios evidencian que "aplican el criterio usual de la noticia política, sin tomar en cuenta las características propias de los procesos sociales, la potencialidad destructora o la afectación a la gobernabilidad" (Macassi, 2015, p. 91).
Finalmente, como observan Neuman et al. (1992, p. 62), los enfoques que presentan los medios de comunicación son percibidos por los lectores, de manera que estos ayudan "a los sujetos a determinar la relevancia personal de los asuntos, a establecer vínculos entre asuntos, y a formular argumentos con los cuales sus opiniones pueden expresarse". Por ello, la responsabilidad de los medios de comunicación en el contexto de conflictos sociales es vital para tender puentes y construir el diálogo entre los actores involucrados y la ciudadanía, desde la presentación de una pluralidad de opiniones y posiciones que inviten al consenso que posibilite la transformación del conflicto social y disminuya su agudización.