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Desde el Sur

versão impressa ISSN 2076-2674versão On-line ISSN 2415-0959

Desde el Sur vol.13 no.1 Lima ene./jun 2021

http://dx.doi.org/10.21142/des-1301-2021-0015 

Reseñas bibliográficas

Poder y subjetivación en Michel Foucault

1Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla de Zaragoza, México. elsa.mendieta@alumno.buap.mx.

Existen extensos y diversos estudios sobre la obra de Michel Foucault y, en especial, sobre el tema del poder; no obstante, las investigaciones en torno a la subjetivación son todavía muy recientes. Jesús Ayala-Colqui, Mauricio Lugo Vázquez y Luis Daniel Soto Núñez, compiladores, coordinan la publicación del libro Poder y subjetivación en Michel Foucault (UNMSM, 2020), que recoge trabajos de dos dimensiones sustanciales para la comprehensión del pensamiento de Foucault: el poder y la subjetivación. Ambas fueron desarrolladas en los últimos dos periodos en los que se desarrolló el pensamiento de Foucault. Cada uno de los articulistas realiza un magnífico trabajo de investigación de la obra foucaultina. Así, el libro consta de 20 ensayos, de los cuales 11 están dedicados al tema del poder y nueve al de la subjetivación, en un total de 448 páginas.

I. Poder

En el primer artículo, "El nacimiento del animal: una relectura de Las palabras y las cosas", Armando Villegas Contreras hace una reflexión sobre la "invención del animal" partiendo de una pregunta fundamental: "¿Cómo volvió el hombre la vista hacia el animal para preocuparse por sí mismo?", interrogante que lo conduce a problematizar la relación del hombre con el animal. Siguiendo una de las hipótesis de Foucault en Las palabras y las cosas, Villegas explica que con el surgimiento de la biología se logró la objetivación de la naturaleza y de los animales, y señala, a la vez, que "el animal fue construido con las mismas categorías que las de lo humano moderno", hecho que desencadena una indistinción ("separación" y "continuidad") entre lo humano y lo animal. Para Villegas esta indeterminación da lugar al concepto de biopolítica de Foucault, que refiere a la "gestión de la vida" no solo la humana, sino -como advierte Villegas- incluye la vida animal. El escrito de Villegas es una invitación reflexiva para "un cambio en la relación compasiva hacia los animales" que el hombre debe considerar.

Quincy Stemmler, en su escrito "Discurso y poder: Una fusión de Michel Foucault y Jürgen Habermas", retoma el conocido antagonismo entre Foucault y Habermas surgido en los años 80 y 90. Stemmler sostiene que es posible hacer "una fusión de los conceptos de poder de las teorías foucauldianas y habermasianas", teniendo de soporte teórico y crítico el discurso y el análisis de la "posición del observador como actor dentro del discurso". Para ello, Stemmler elabora las tesis fundamentales para la conjunción de ambas posturas filosóficas; asimismo, analiza los alcances y las limitaciones que los conceptos de poder y de discurso contienen según la definición de cada pensador. Hace hincapié en que es posible superar dicha tensión si "partimos el discurso en dos niveles, un nivel empírico y un nivel de la estructura básica", pues solo así -comenta- "se muestra que si con Foucault conceptualizamos el primero, y con Habermas, el segundo, veremos que, en vez de contradecirse, se pueden complementar ambos enfoques". En definitiva, Stemmler busca crear "un método híbrido para analizar y criticar estructuras del poder dentro de un discurso".

Arianna Sforzini, autora del artículo "Poder risible, poder de la risa. Lo grotesco y lo ubuesco según Michel Foucault", presenta una veta poco abordada dentro de los análisis de poder de Foucault: "el escándalo de la risa" a la manera "de lo cómico, de lo ubuesco o de lo obsceno", que el juego del poder también entraña. Sforzini se adentra en el curso de Los anormales de Foucault para "repensar la fuerza crítica de la palabra foucaultiana". Así, destaca el lado "ubuesco" y, a veces, "teatral", que guardan los "peritajes psiquiátricos" y los "procedimientos penales" que Foucault analizó en dicho curso, con el fin de mostrar los "efectos específicos de poder" cuya fuerza puede adquirir "las formas más bufonescas e infames", explica la autora. Asimismo, sugiere que "lo grotesco como categoría "histórico-política" se aplica perfectamente también a las sociedades modernas"; por ello, sitúa a "los regímenes totalitarios" como un ejemplo vívido, pues, para Sforzini, "el poder más absoluto se ha vuelto a menudo un personaje farsante, cómico y caricatural".

Bajo el título "Foucault y las lettres de cachet: Una biografía de los hombres infames", Mauricio Lugo Vázquez reseña un texto que impresionó profundamente a Michel Foucault: La vida de los hombres infames, libro que compendia una antología de la vida de hombres calificados como "infames" cuyos actos -señala Lugo- "se caracterizaron por cierta cantidad de violencia, por una buena dosis de energía y exceso de maldad, de mezquindad, de abyección, de terquedad y desgracia". El autor profundiza en el tema para destacar la importancia que Foucault le otorgó a una serie de documentos históricos (archivos policiales, órdenes reales) mediante los cuales pudo describir "la organización y el funcionamiento de una institución o una determinada práctica política" a la luz de "la relación entre el saber y el poder". Así, Lugo relata la constitución de las lettres de cachet como principal fuente de poder no sólo del rey, sino también de aparatos administrativos, policiales, judiciales, confesionales, incluso, de la institución familiar. Las lettres de cachet -explica Lugo- penetraron hasta las entrañas de la vida de ciertos hombres que sufrieron la iniquidad del poder.

En "Los mecanismos del poder en la planificación urbana de la gran ciudad capitalista del siglo XXI", Víctor Novoa hace un análisis de las conformaciones históricas que han dado surgimiento a la ciudad y, en específico, a la urbe del siglo XXI. Así, distingue históricamente entre la ciudad soberana, la disciplinaria y la de seguridad, de las que Foucault hablaba. A diferencia de estas, para Novoa, "la gran ciudad capitalista del siglo XXI se construye vinculada a distintos procesos interconectados que le brindan un carácter singular que interrelaciona sus elementos estéticos, económicos y relacionales". Categorías como "la globalización", "lo financiero", "la información", "lo sustentable", "el cosmopolitismo", "la aglomeración" o la "planetarización", entre otras, son "funciones estratégicas" estructurales de la "Ciudad Global", que tiene como rasgo la reconfiguración de las fronteras, pues es imprescindible "que esté conectada con otras ciudades del mismo tipo". En síntesis, el autor plantea un reajuste categorial y pragmático específicos del siglo XXI: "la ciudad global, construida sobre esos principios será el espacio del bienestar generalizado: la ciudad global se convierte en el nuevo gran final teleológico".

A través de la mirada de Génesis Portillo se abre una ventana a la crítica política en la que las caricaturas de corte político-satírico son una herramienta para denunciar el poder. En "Suplicios en papel: caricatura y prensa político-satírica en Lima, 1892-1895", Portillo nos adentra en la historia política de un periodo en Lima en que la "prensa político-satírica constituye una memoria alternativa" para la crítica al poder militar de la época. La autora, retomando las propuestas de Edward Rosenheim y de Michel Foucault, presenta un escenario del papel político de la caricatura: "El objetivo principal de esta prensa político-satírica es el ataque contra las figuras de los personajes políticos -en el imaginario popular- involucrados en la Guerra Civil Peruana de 1895". Asimismo, señala que las distintas publicaciones surgidas durante el militarismo peruano fueron definitivas en "la construcción de una identidad colectiva" y que sirven, además, para señalar "como agente causante del desorden y de la enfermedad del sistema político" a determinados personajes políticos. Resalta, por último, la importancia del "reclamo popular" en el que la caricatura es una forma alterna de resistencia.

Pelayo Guijarro, en "Discusión en torno a la modernidad: genealogía de la dominación como ejercicio de gobierno en Max Weber y Michel Foucault", hace un análisis de la teoría de dominación de Weber y la noción de poder de Foucault. Guijarro traza el puente entre economía y religión, cuyo arribo es la reforma protestante, lo que generó una reconfiguración religiosa, política y ética, que para Weber determina el sendero del capitalismo: el ""espíritu del capitalismo" está directamente vinculado con los cambios en la forma de organización de la existencia humana". Guijarro señala que el protestantismo, a la vez, produce subjetivaciones "propias del sistema capitalista", por ejemplo, la "profesión". Asimismo, comenta que la subjetividad en Foucault está, al igual que con Weber, vinculada a un modelo de poder de la Edad Media: "el poder pastoral", el cual "tiene la capacidad de influir y alterar su conducta en base a ciertos mandamientos o guías de comportamiento basadas en las promesas de salvación de sus almas". El Estado moderno surge del entrecruzamiento de religión y política, y es la instancia de dominación del "sujeto ciudadano"

En el artículo "Canguilhem y Foucault: los inicios de la biopolítica", Soto Núñez sobrevuela el pensamiento de estos dos filósofos para tejer las relaciones y dar "cuenta de la influencia que tiene Canguilhem para el desarrollo de la biopolítica", noción que Foucault analizará en los años 70. Para Soto Núñez los estudios sobre "las relaciones sociales y vitales" de Canguilhem son el fondo teórico de Foucault para sus análisis sobre la biopolítica: "El aporte de Canguilhem a la biopolítica es algo que se puede ver en su propia obra, una ontología política de vida". Asimismo, explica que "Foucault ve en los procesos de normalización que plantea Canguilhem el germen para el estudio sobre el poder que se ejerce sobre la vida"; por tanto, los trabajos de Foucault emanan de la fuente teórica de Canguilhem, pues "la biopolítica considera que las instituciones que hacen posible la regulación de la población son las mismas que plantea Canguilhem". Para Soto Núñez, el "tema de la normalización y regulación de la población que plantea Canguilhem causa gran interés en Foucault" y, sobre todo, sustenta sus investigaciones futuras.

El ensayo de Orazio Irrera, "La ideología y la prehistoria del dispositivo", analiza "una de las nociones más importantes para entender cómo Foucault concibe la inmanencia de las relaciones de poder", esto es, el "dispositivo". Fundamentalmente, Irrera muestra que este término remplazó a la noción de ideología empleada por Foucault durante los años 70. La aportación de Irrera traza la proximidad metodológica y el "campo de problematización" en que se inscriben las respectivas nociones. La red de conexiones y "la función positiva que la ideología habría podido tener en el "espacio de juego" entre ciencia y saber" hace viable afirmar que, para Foucault, según señala Irrea, "parece posible usarla de otra manera, a saber, como práctica discursiva". El desplazamiento que va de la ideología al dispositivo se establece en el texto La voluntad de saber, pues ahí el dispositivo "cumpliría un campo de problematización metodológica previamente ocupado por la noción de ideología", y básicamente -explica- ambos términos "se caracterizan por operar conexiones entre elementos dispares". La sexualidad concreta esta remoción: "la ideología, constituye, de hecho, aquello que se podía llamar la prehistoria del dispositivo".

Cuauhtémoc Hernández, en "Diagrama, dispositivo y estrategia. A propósito del poder como relación de fuerzas en la lectura deleuziana de la microfísica foucaultiana", despliega tres conceptos centrales: diagrama, dispositivo y estrategia para la comprensión de los ejes de pensamiento foucaultiano: saber-poder-subjetividad. Hernández, siguiendo la interpretación deleuziana, distingue metodológica y funcionalmente cada noción para demostrar que "fue Gilles Deleuze quien desarrolló este carácter estratégico del funcionamiento del poder" en la forma "de una diagramática de poder". Hernández recorre "el mapeado topológico" foucaultiano para captar "de forma abstracta los planos, las relaciones, las figuras, las líneas, las curvas y los ángulos" que entretejen las relaciones y prácticas de poder. Explica que el "carácter diagramático del poder" es "una emisión y una distribución estratégica de singularidades a nivel microfísico" y, por ende, "todo diagrama es estratégico". Y lo estratégico, según comenta, es "una multiplicidad de fuerzas puestas en relación de forma tensa, desequilibrada e inestable", así, los diagramas dan lugar a los "dispositivos", pues estos "son actualizaciones del diagrama". Por último, Hernández aborda los "procesos de subjetivación-sujeción" que entraman al sujeto con el poder.

En "La sociedad de los algoritmos" Alberto Constante expone una forma nueva de vigilancia y control social, político, ideológico, económico, incluso bélico, de los individuos mediante el uso de "las redes sociales". Abre un tema de poder que atañe directamente a nuestra subjetividad: "la interacción que tenemos a través de las redes sociales es una forma perversa de estar sometidos al juego de los algoritmos". Tras esta interacción con las redes se establece un control absoluto sobre la existencia humana. Constante plantea que "estamos en un capitalismo de vigilancia", aunque distinto al que describía Foucault y Deleuze. Ahora, "el control", "la normalización" y "disciplinarización" provienen del juego de los "algoritmos"; es "la inteligencia artificial (IA)" la encargada de conducir "los comportamientos humanos", lo grave -observa- es que estos son vendidos a modo de datos a distintas empresas capitalistas: "esos datos son los elementos con los que se hacen pronósticos de las actuaciones en el futuro", los cuales "se venden al mejor postor". Con base en la información que se obtiene de las redes sociales se toman "decisiones económicas, políticas, sociales y emocionales".

II. Subjetivación

Sonia Torres, en "Subjetividad y la experiencia desnuda del lenguaje", delinea "el espacio literario" percibido desde tres miradas seductoras: Foucault, Deleuze y Blanchot, para quienes el lenguaje, como expresa la autora, "es el murmullo de todo lo que se pronuncia, y al mismo tiempo el sistema transparente que hace posible la comprensión entre los hablantes". Pero también el lenguaje junto con la mirada constituye el "saber" que "se define como la forma que vincula formas, como una forma de formas que concierne a la percepción", señala Torres. Por otro lado, se encuentra el poder que "alcanza existencia en la relación de las fuerzas". Asimismo, Torres ahonda en lo que denomina "la teoría foucaultiana del afuera" para responder a una pregunta sustancial: "cómo devolver el pensamiento al lenguaje, y cómo devolver el lenguaje a su propia esencia? Tema que abre el espacio entre filosofía y literatura en cuya idea del Afuera "tiene lugar en la desnudez del lenguaje y en el despliegue del sujeto". Concluye Torres que "la experiencia desnuda del lenguaje acontece en y gracias al sujeto; en la desaparición del sujeto".

Juan Manuel Rodríguez reestablece un lazo entre dos pensadores cuyo quehacer filosófico marcó lo que se conoce, a mediados del siglo XX, como el "momento francés". Así, en "Genealogía y encuentro. Historia, poder y subjetivación en M. Foucault y L. Althusser", J. M. Rodríguez incursiona en el pensamiento de estos franceses para dejar ver las "coincidencias y diferencias teóricas" entre ambos. Rodríguez, a partir de una experiencia abrupta con el poder mismo, en la forma de un "aparato delincuencial" y bajo un nuevo paradigma de gobierno (la ecobiopolítica), halla en estos filósofos elementos conceptuales y teóricos (genealogía, encuentro, discontinuidad, ruptura epistemológica, formaciones históricas) para problematizar el presente, pues comenta: "sin su pensamiento sería imposible pensar nuestra actualidad". La visión que tienen dichos pensadores de la Historia, el poder y la subjetividad sirven de base a Rodríguez para desglosar la manera en que uno y otro "discuten las problemáticas que aquejan a su tiempo", y, dada la experiencia narrada por Rodríguez, concluye que la filosofía no tiende a una "ontología crítica" foucaultiana, sino más bien "puede tomar una dirección distinta": tornarse, ineludiblemente, althusseriana.

Rodrigo Maruy van den Broek, en su escrito "¿Foucault traiciona a Canguilhem? Sujeción y subjetivación en el seno de la genealogía", expone la discrepancia entre Canguilhem y Foucault a propósito de dos conceptos que marcaron los análisis genealógicos: "normatividad" y "normalización", que abren el problema del sujeto y la subjetividad: "¿en qué medida el énfasis genealógico de Foucault en la sujeción problematiza sus planteamientos ulteriores acerca de la subjetivación?". Para responder, Maruy van den Broek analiza la forma en que ambos definieron tales nociones explicitando que para Foucault los "procesos de normalización se expresan en dispositivos de sujeción del cuerpo", mientras que para Canguilhem son "una exigencia de racionalización", en cuyo caso "no representa un proceso de imposición o, más precisamente, de sujeción de las subjetividades individuales, sino [...] una tentativa de subjetivación social". Propone Maruy van den Broek que "sería más provechoso repensar las genealogías y los diagnósticos sociales de Foucault desde la propuesta normativa de Canguilhem", lo que evita "el dogmatismo en las lecturas de Foucault", para poder "ir más allá de los procesos de objetivación impuestos por las relaciones de poder".

En "Hacia la lectura deleuziana de Foucault", José Ezcurdia asume la postura de Deleuze para desarticular los vectores que configuran el pensamiento de Foucault: saber, poder y subjetividad. Adentrándose en el corazón de la filosofía deleuziana -cuyo pensamiento estuvo influenciado por Spinoza, Bergson y Nietzsche-, Ezcurdia expone la "lectura peculiar que Deleuze realiza sobre Foucault", que da forma arquitectónica al binomio saber-poder y a la subjetividad; tres coordenadas que se pueden entender como "lo visible y lo enunciable que efectúan el vector del saber; los diagramas que efectúan el vector del poder, y la producción de subjetividades que otorgan una línea de fuga al sujeto producido por la propia intersección y acoplamiento del saber poder". Fundamentalmente, explica Ezcurdia que "Deleuze lleva a cabo una caracterización del pensamiento de Foucault a partir de su determinación de la noción de a priori histórico", e integrando a esta interpretación nociones como episteme, dispositivo, diagrama, inmanencia, agenciamiento, memoria, entre otras. Tras un recorrido exegético, Ezcurdia considera que "Deleuze nos brinda un Foucault alquimista" en que "la cuestión de la libertad" es el amasijo intelectual que los une.

En el ensayo "El sujeto y el poder (de la verdad). La crítica: entre ética y política", Philippe Sabot aborda la relación entre subjetividad y verdad; tema que entronca con la cuestión del sujeto, el poder y la verdad. Sabot se pregunta: "¿cuál es el lugar del poder, de las relaciones de poder, en la relación de la subjetividad con la verdad? Para responder a ello, traza el recorrido teórico de Foucault "entre finales de 1970 y comienzos de 1980" para explicar el desplazamiento de "la problemática del gobierno, de la gubernamentalidad, hacia la problemática ética" que llevó a Foucault a una "recuperación ética de la problemática (política) del gobierno", y a "una recuperación política del problema ético de la parresía". Para Sabot, comprender "el pasaje de una interrogación sobre "el sujeto y el poder" hacia "la subjetividad y la verdad" es fundamental. Así, señala Sabot, "las formas de resistencia" explicitadas por Foucault en "contra la sumisión de la subjetividad" ponen en juego la verdad y su relación consigo mismo, pero también en su forma política y ética, es decir, como parresía.

En "La emergencia del deseo. Anotaciones hacia una historia política de la voluntad" Daniele Lorenzini realiza un análisis histórico para mostrar que el concepto de deseo, como lo concibe Foucault, "es la condición de posibilidad de la emergencia tanto de la experiencia moderna de la sexualidad, como de los mecanismos de poder que la producen, organizan y explotan". Para Lorenzini, la cuestión del "sujeto de la sexualidad" y el "sujeto del deseo" son "cruciales" para comprender "las formas de subjetivación y las prácticas del yo" rastreadas por Foucault. Así, plantea Lorenzini: "mi objetivo consiste tanto en reconstruir críticamente la manera en que Foucault da cuenta de la progresiva emergencia del deseo como un principio de subjetivación/objetivación de los actos sexuales". Para ello, se introduce en el mundo grecolatino (aphrodisia) pasando por el cristianismo (experiencia cristiana de la carne) y San Agustín (noción de libido), para exponer, tal como lo anunció Foucault, "la experiencia de lo que somos" con respecto a la sexualidad; experiencia entretejida con los hilos de una "historia política del cuerpo" y de una "historia política de la verdad".

En "El arte de vivir, el cuidado de sí y la salvación: entre Platón y Foucault", Jorge Vélez analiza a profundidad la distinción entre dos conceptos históricamente antitéticos: filosofía y espiritualidad: "la primera como una búsqueda de conocimiento y a la segunda como el conjunto de ejercicios transformadores de sí mismo" en la que "a partir del ejercicio de la escritura" sea posible alcanzar "la salvación de la propia vida". En este ensayo, Vélez -siguiendo el pensamiento de Platón (Diálogos) y el análisis histórico de Foucault (La hermenéutica del sujeto)- propone una posible salida a dos cuestiones fundamentales: "poder cuidar de sí mismo" a partir de la espiritualidad, así como impulsar la práctica de sí en la forma de "escritura": "la escritura está completamente implicada con la salvación y con la educación, en la medida en que puede llegar a ser una técnica más en el arte de vivir", sobre todo para afrontar, políticamente, algunos de los problemas educativos actuales: la casi nula participación de la filosofía en los programas educativos; el "índice muy bajo en lectura" en México y una "vida laboral precaria".

Camilo Ríos analiza en su escrito "Michel Foucault y el problema de hacer de la vida una obra de arte: la noción de "estética" como vector de lectura de la estética de la existencia" el marco epistemológico en que se ha ubicado la noción foucaultiana "Estética de la Existencia (EE)" con el fin de redefinir, y resaltar su "potencia política". Ríos se propone responder a tres "críticas" a la EE, que "constituyen más bien posiciones reaccionarias, ataques descalificadores y obturaciones estratégicas antes que un diálogo propiamente crítico". Así, se centra en tres puntos elementales: "la conceptualización de "estética""; en la noción de "política" y en las implicaciones de "los usos" de tales términos. Ríos distingue epistemológicamente entre "estética" y "arte", así como entre "estética y política", mostrando "una noción de estética que se "independiza" de cualquier reflexión, ya sea sobre la "belleza" o sobre "lo formal-material", dentro del campo del arte. Para Ríos el análisis político de la EE implica acusar tres cuestiones: en primer lugar, calificándola de "elitista"; en segundo lugar, de "esteticista", y en tercer lugar de "solipsista".

La propuesta de Jesús Ayala-Colqui, en "Los conceptos de veridicción y subjetivación en el "último" Foucault. Acerca del advenimiento de una est-ética-política y su orientación crítica", gira en torno a dos conceptos fundamentales para la comprensión ética-política del "último" Foucault: veridicción y subjetivación. Ayala-Colqui presenta un recorrido cronológico-conceptual de estas nociones para una hallar en ellas una posibilidad "est-ética-política". Recorre los cinco cursos dictados por Foucault en el Colegio de Francia de 1980 a 1984, con el fin de encontrar las distintas relaciones entre "subjetividad, verdad y sujeto", según se manifiestan en cada curso. Ayala-Colqui devela el vínculo entre poder y verdad, una verdad que toma, por ejemplo, la forma de "aleturgia" vinculada siempre "al ejercicio de un poder" o también como "artes de vivir" en relación con las aphrodisias grecolatinas o, incluso, en su relación política como épiméleia heautoû (cuidado de sí). Asimismo, plantea que la veridicción y subjetivación "son conceptos est-ético-políticos, y nunca aislada o autónomamente uno de ellos". Este análisis tiene como trasfondo la noción de "crítica inventiva" a la manera de una lucha contra "las gubernamentalidades, veridicciones y subjetivaciones capitalísticas".

Poder y subjetivación en Michel Foucault es una exhortación a la reflexión y crítica filosófica, política, ética y social de diversas temáticas actuales, en donde las nociones de poder y subjetividad dan sustentación teórica y analítica a cada uno de los artículos contenidos. A su vez, el libro es una renovación de los conceptos y las categorías foucaultianas, como también constituye un punto de vista crítico al pensamiento de Foucault. Finalmente, Poder y subjetivación en Michel Foucault es una aportación filosófica cuyo dominio de la obra foucaultina, por parte de sus autores, evidencia la diversificación, el acrecentamiento y la vigencia del pensamiento de Foucault en las problemáticas sociales contemporáneas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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2Citar como: Mendieta, E. (2021). Poder y subjetivación en Michel Foucault. Desde el Sur, 13(1), e0015.

1Elsa Mendieta Parra es doctoranda en Filosofía Contemporánea por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, graduada con honores de la Maestría en Filosofía con la tesis Michel Foucault: La relación ética política en el cuidado de sí. Ha incursionado en el campo de la filosofía de la educación, especialmente, en el campo de la evaluación.

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