Introducción
La vida familiar en torno a la pandemia por SARS-CoV-2 o covid-19 ha girado vertiginosamente en su sana socialización, por cuanto este virus llegó de forma inesperada, sin conocerse mayores detalles científicos de cómo abordarlo eficazmente para evitar su contagio. El contagio puede ser mortal y origina tensión emocional en la población (Chung et al., 2021), con mayor énfasis en el personal sanitario, que ha debido lidiar en el primer frente con la enfermedad, y de modo extensivo pone en riesgo a su familia (Ozamiz-Etxebarria et al., 2020). Asimismo, se trata de un periodo conflictivo para la sociedad (Castro-Pérez, 2020).
Además, la pandemia ha trastocado el desenvolvimiento social. Las familias llevan sus tareas cotidianas al hogar, lo que ha promovido el teletrabajo, la teleeducación, los confinamientos, entre otras estrategias de aislamiento en procura de evitar la propagación del virus. Este nuevo desenvolvimiento es necesario por segmentos poblacionales como un nuevo control social-económico (Ayala-Colqui, 2020) que genera mayor tensión, por cuanto se deben compartir diversos roles al mismo tiempo. Por otro lado, es un cultivo propicio para la generación del estrés mental, sobre todo si en ese núcleo habita un profesional de la salud que atiende en el primer frente a los enfermos por covid-19 (Danet-Danet, 2021).
Los familiares se ven expuestos a un doble estrés. El primero se vincula con el que normalmente viven todas las personas en este periodo de pandemia, y el segundo, con la tensión generada por el peligro de contagio (Urzúa et al., 2020). Destaca la existencia de cuadros vulnerables, como los adultos mayores, enfermedades como la diabetes o la hipertensión, o situaciones como el embarazo, que pueden profundizar en mayor proporción el peligro de la covid-19 a niveles de mortalidad (Caparros-González y Luque-Fernández, 2020).
Se ha evidenciado que antes de la pandemia por covid-19 el personal médico era uno de los más vulnerables en padecer desgaste emocional y profesional (Lázaro-Partidas y Guanipa-García, 2020), lo cual se profundiza debido al abordaje clínico a pacientes con covid-19 (Lozano-Vargas, 2020). No solo el personal médico se ve sometido a un proceso de permanente estrés, sino también su núcleo familiar. Por tal razón, se debe conocer cómo reaccionan los familiares frente a un cuadro de tensión que solo desaparecerá con la erradicación o control del virus, lo cual aún es incierto. Este factor es esencial, porque la incertidumbre de una persona insegura o sometida a altos niveles de tensión puede ocasionar ansiedad, depresión, estrés, y proyectar un cuadro clínico, que debe ser abordado por profesionales del área de la salud mental (Nicolini, 2020).
Desde las políticas públicas del Perú, es necesario generar estrategias asertivas para el control de la pandemia y su manejo emocional (Chocano-Davis, 2013), con la finalidad de resguardar la salud mental de las familias, con mayor énfasis en el núcleo cercano al personal médico, sobre todo cuando en el estudio de Macassi (2020) se deja en evidencia que se aplicaron procedimientos equivocados para procurar un comportamiento social en prevención de la pandemia, basados en propiciar mayor tensión y miedo.
Esta posición es acompañada por Mejía et al. (2020), quienes indican que "el 86% de los encuestados en el Perú percibían que infectarían a sus familiares y amigos". Esta cifra es producto de un mal manejo emocional de la pandemia, con una visión fatalista y no esperanzadora, en lugar de percibirla como una oportunidad para generar un aprendizaje social basado en cambios de conductas no asertivas entre las personas y en su interrelación con el medioambiente. En todo caso, la pandemia ha generado mitos mentales incidentes en producir ansiedad, estrés y otras enfermedades mentales como depresión. Por ello, es necesario estudiar cómo se encuentran las familias del personal médico frente al estrés ocasionado por la pandemia por covid-19.
Se tiene como objetivo analizar la depresión, la ansiedad y el estrés en familiares del personal médico que asiste a pacientes por covid-19 en el Hospital de Emergencias de Villa El Salvador en Lima, Perú.
Método
Se configuró el orden metodológico, de acuerdo con lo siguiente:
Tipo y diseño de investigación
Descriptiva con diseño observacional no experimental, con la finalidad de analizar depresión, ansiedad y estrés en los sujetos de estudio.
Muestra poblacional
Estuvo conformada por 325 familiares del personal médico que atiende en primera línea a pacientes por covid-19 en el Hospital de Emergencias de Villa El Salvador, provincia de Lima, departamento de Lima, Perú, distribuida en 176 mujeres y 149 hombres, mayores de edad.
Instrumento de recolección de datos
Se trabajó con el instrumento estandarizado DASS-21 (Wang et al., 2020), constituido por 21 ítems de cuatro opciones de respuesta cada uno, con la finalidad de medir depresión, ansiedad y estrés, conformadas por los siguientes indicadores e ítems: i) depresión (ítems: 3, 5, 10, 13, 16, 17 y 21); ii) ansiedad (ítems: 2, 4, 7, 9, 15, 19 y 20); iii) estrés (ítems: 1, 6, 8, 11, 12, 14 y 18); a mayor puntuación promedio es mayor el grado de sintomatología que padece la persona.
Técnica para la recolección de datos
Se trabajó con la encuesta online a través del formulario Google, lo cual posibilitó la recopilación de información sin tener contacto físico con las personas, en procura de contar con medidas preventivas de la covid-19.
Resultados
Se presenta:
Depresión | Fr sujetos |
---|---|
5-6 depresión leve | 45 |
7-10 depresión moderada | 79 |
11-13 depresión severa | 103 |
14 o más, depresión extremadamente severa | 98 |
Total población | 325 |
El rango de depresión leve representa el 14% de la muestra poblacional. En el rango depresión moderada se ubica el 24%. La depresión severa está conformada por el 32%. En el rango depresión extremadamente severa se ubica un 30% de la población total de investigación.
Ansiedad | Fr sujetos |
---|---|
4 ansiedad leve | 56 |
5-7 ansiedad moderada | 68 |
8-9 ansiedad severa | 96 |
10 o más, ansiedad extremadamente severa | 105 |
Total población | 325 |
En el rango de ansiedad leve se ubica el 17% de la muestra poblacional. En el rango ansiedad moderada se ubican 74 familiares que conforman el 21% de la muestra. La ansiedad severa es conformada por el 30%. En el rango ansiedad extremadamente severa se distingue un 32% de la población total de investigación.
Estrés | Fr sujetos |
---|---|
8-9 estrés leve | 73 |
10-12 estrés moderado | 45 |
13-16 estrés severo | 106 |
17 o más, estrés extremadamente severo. | 101 |
Total población | 325 |
En el rango de estrés leve se ubica el 22% de la muestra poblacional. En el rango estrés moderado, el 14% de la muestra poblacional. En estrés severo, el 33% de la muestra poblacional. En el rango estrés extremadamente severo, el 31% de la población total de investigación.
Discusión
La depresión puede tener diversos orígenes, entre los que destaca el consumo de sustancias tóxicas. En el caso severo se recurre al diagnóstico médico y tratamiento clínico (Tirado-Muñoz et al., 2018), lo que es una advertencia para la población estudiada, por cuanto el 62% se encuentra en las categorías de depresión severa y depresión extremadamente severa, según la escala DASS-21. Ello permite deducir que el cuadro familiar del personal médico, a causa de la covid-19, así como otros factores no abordados en la investigación, están en condición urgente de ser asistidos clínicamente para el tratado de la depresión, con la finalidad de evitar consecuencias nefastas para la salud y la vida de la persona depresiva.
Un cuadro depresivo no atendido clínicamente es un desencadenante de ideas suicidas, sobre todo si existe autoestima baja en la persona (Siabato-Macías et al., 2017), lo cual se relaciona con los rasgos de personalidad (Simkin y Pérez-Marín, 2018). Así, los familiares introvertidos tendrán mayor posibilidad de verse afectados por la depresión. Se debe tener en cuenta este aspecto en la generación de estrategias de control de la depresión para el abordaje asertivo de los familiares involucrados directamente con el personal médico que atienden a los enfermos por coronavirus.
En otro orden, la ansiedad es generada por incertidumbre o necesidades insatisfechas, en querer obtener algo que no se logra en el tiempo deseado o esperado, entre otros factores de riesgo, como la insatisfacción con el peso (Cruz-Sáez et al., 2016). A causa del confinamiento por covid-19, se genera una fusión de elementos predictores de ansiedad, como proyectos no desarrollados, frustrados o destruidos, sobrepeso, tensión por esperar a un familiar que labora al frente de enfermos por covid-19, que proyectan el recrudecimiento de la ansiedad.
El encierro genera una inestabilidad psicosocial que atenta contra la estabilidad emocional de la familia (Palacio-Ortiz et al., 2020). De este modo, se confirman los estudios de Ozamiz-Etxebarria et al. (2020) y Chung et al. (2021), en relación con la generación de ansiedad en familiares de personal médico que enfrenta en primera línea a la covid-19.
El estrés en las personas estudiadas se ubica en las categorías estrés severo y estrés extremadamente severo, lo que representa un 64%. Se requiere abordarlo asertivamente, con la finalidad de minimizar el impacto psicológico causado por la pandemia, por cuanto un prolongado estrés, asociado a ansiedad y depresión, se constituye en detonador adverso para la salud integral (Pérez-Cano et al., 2020), teniendo en cuenta que el personal médico y sus familiares están sometidos a un constante estado de tensión emocional, que profundiza el estrés (Danet-Danet, 2021, y Lázaro-Partidas y Guanipa-García, 2020).
El estudio confirma la postura de Mejía et al. (2020), referida a que ha existido una mala conducción informativa sobre el manejo de las emociones durante la pandemia por covid-19, lo que implica tomar una acción estratégica de atención psicológica al personal médico y su familia directa, proyectando asegurar salud en quienes se encargan de la salud en primera línea. Al ser asistida satisfactoriamente por las políticas de Estado, la familia brinda mayor confianza para laborar, sin generar mayor tensión por percibirse apoyada durante un periodo de dificultad para la sociedad peruana. Es necesario motivar, aportando el justo valor que cada profesional de la salud se merece al exponer su vida y la de su familia.
Conclusión
El 62% se encuentra en las categorías de depresión severa y depresión extremadamente severa, según la escala DASS-21. Por lo tanto, un cuadro depresivo no atendido clínicamente es un desencadenante de ideas suicidas, sobre todo si existe autoestima baja en la persona. En este sentido, a causa del confinamiento por covid-19 se produce una fusión de elementos predictores de ansiedad, depresión y estrés, entre los cuales se puede hacer mención de proyectos no desarrollados, frustrados o destruidos, sobrepeso, tensión por esperar a un familiar que labora al frente de enfermos por covid-19, lo que proyecta el recrudecimiento de la ansiedad. En esos casos es necesario atender el cuadro familiar, con la finalidad de contribuir a la salud integral de quienes se encargan de luchar por la salud de los enfermos en el primer frente clínico durante la pandemia.