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Desde el Sur

Print version ISSN 2076-2674On-line version ISSN 2415-0959

Desde el Sur vol.15 no.1 Lima Jan./Apr. 2023

http://dx.doi.org/10.21142/des-1501-2023-0009 

Artículos

Historia, memoria y enseñanza de la Historia: entre usos y abusos

History, memory and history teaching: between uses and abuses

* Universidad Federal de Pará (UFPA). Pará, Brasil. ericontadordehistorias@gmail.com.

RESUMEN

Las relaciones entre Historia y memoria son ampliamente analizadas desde diferentes perspectivas teóricas y metodológicas. El artículo se enmarca en ese movimiento de reflexión y analiza algunos significados atribuidos a la memoria para ampliar las discusiones sobre sus usos en la Historia y sobre la enseñanza de la Historia. Como procedimiento metodológico, primero he recurrido al análisis cualitativo a través del diálogo con algunas obras consideradas referencias en el tratamiento del tema. Luego, los análisis se encaminaron a problematizar el Cine Marrocos Marabá como un "lugar de memoria". A partir de las reflexiones desarrolladas y los documentos movilizados, se pudo evidenciar la importancia y la necesidad de deconstruir los significados cristalizados - que son presentados y representados por la memoria- para entenderlos como construcciones históricas y ampliar las posibilidades de sus usos en la investigación o en la enseñanza de la Historia.

Palabras clave: Historia; memoria; fuentes orales; Cine Marrocos; enseñanza de la Historia

ABSTRACT

The relations between History and memory are widely analyzed by different theoretical and methodological perspectives. The article is part of this movement of reflection and analyzes some meanings attributed to memory to expand the discussions about its uses for History and the teaching of History. As a methodological procedure, we resort to qualitative analysis, first through dialogue with some works considered references in the treatment of the theme. Then, the analyzes are directed to problematize the Cine Marrocos Marabá as a "sites of memory". From the reflections developed and the documents mobilized, it was possible to show the importance and the need to deconstruct the crystallized meanings -which are presented and represented- by memory to understand them as historical constructions and expand the possibilities of their uses in research and/ or in the teaching of history.

Keywords: History; memory; oral sources; Cine Marrocos; history teaching

Consideraciones iniciales

En el corazón de la historia hay una crítica que destruye la memoria espontánea. La memoria es siempre sospecha de la historia, cuya verdadera misión es destruirla y repelerla.

Pierre Nora (1993), traducción nuestra

Las reflexiones sobre la memoria, en el campo de la Historia, ya gozan de una densidad analítica amplia y consistente. En varios países, innumerables investigadores han contribuido a las reflexiones a partir de diferentes aportes teórico-metodológicos y objetos de investigación. Aquí, estableceremos algunos breves diálogos con parte de esos aportes -especialmente Le Goff (1996), Pollack (1992) y Nora (1993)-, ya que este no es un artículo de revisión.

Los análisis desarrollados han sido construidos en dos frentes de trabajo: a) las experiencias realizadas en la asignatura "Práctica Curricular Continua III - Enseñanza de la Historia: Patrimonio Material e Inmaterial"2, y b) la investigación que desarrollo con la memoria como objeto de reflexión y la historia oral como metodología de investigación3.

En el campo académico de Brasil, los análisis sobre la memoria son diversos. Hay reflexiones en las que se utiliza la memoria como objeto, y otras en las que la memoria resulta una adecuada fuente de investigación. Fuera de los muros académicos, también se utiliza como mecanismo de lucha en el proceso de construcción de políticas públicas orientadas a los intereses de diferentes grupos sociales. Hay situaciones en las que la memoria se moviliza como estrategia de lucha por la construcción y preservación de una determinada interpretación del pasado.

Es necesario ubicar geográficamente la investigación y explicarla de forma breve a públicos no nativos. Desde el punto de vista de la extensión territorial, la Amazonía brasileña es más grande que varios países. Según el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), la Amazonía brasileña "tiene un área aproximada de 5 015 067,749 km², que corresponde a cerca de 58,9 % del territorio brasileño" (IBGE, 2020). Esta pesquisa se enfoca en las experiencias de enseñanza e investigación llevadas a cabo en nuestra universidad, ubicada en Pará, en la Amazonia brasileña. La figura 1 muestra la ciudad en la que se realizó la investigación.

Desde esa región amazónica nos ubicamos y realizamos los estudios. En nuestros proyectos de investigación, la memoria ha sido problematizada en la intercesión con los diálogos establecidos con la Historia y su enseñanza4.

FIGURA 1 Mapa de ubicación de la ciudad de Marabá (Pará, Brasil) 

Procedimientos metodológicos

Cabe señalar que, en el campo historiográfico, la memoria se ha convertido en objeto o documento de análisis, y ha recibido diferentes tratamientos teóricos y metodológicos. El trabajo con relatos de memoria, por medio de la metodología de la historia oral, creció significativamente en cantidad, calidad y densidad analítica, como apunta Angela de Castro Gomes. La historiadora señala que "en el Brasil del siglo XXI, la metodología de la historia oral ha alcanzado su madurez" (2014, p. 164, traducción nuestra). Además, se ha incrementado el número de trabajos que se apropian de la memoria -a partir de la historia oral- sin hacer la crítica exigida y necesaria al tratamiento de cualquier fuente relacionada con la investigación o la enseñanza de la Historia. No necesitaríamos hacer mucho esfuerzo para percibir la cantidad significativa de trabajos (en Brasil) que se presenta en simposios temáticos de eventos académicos -no solo los promovidos por la Asociación Brasileña de Historia Oral (ABHO)- y en artículos publicados en revistas, en las que la memoria no muestra haber sido regada por el rigor del uso documental. En otras palabras, a menudo, el uso de la memoria se ha movilizado, predominantemente, como una estrategia para ratificar el punto de vista del maestro/historiador.

Uno de los desafíos que enfrentan quienes estudian la memoria, especialmente a partir de la metodología de la historia oral, se refiere al carácter "intencional" de la producción de la fuente. Esto no significa que otros documentos no contengan intencionalidades en su proceso de producción. Sin embargo, en la fuente oral, el docente/investigador ocupa un lugar central, al actuar como agente intencional en su proceso de producción. Esa situación es diferente, por ejemplo, de una fuente periodística, que no ha sido producida por el historiador para satisfacer sus intereses como investigador.

En otras palabras, el docente/investigador es también el autor de la fuente oral con la cual se produce el relato de memoria, y participa en su proceso de fabricación desde el momento en que selecciona a la persona a entrevistar. Por lo tanto, construye las condiciones para la entrevista y, en cierta medida, interfiere en la dirección de los relatos producidos cuando presenta los objetivos de investigación a los que serán entrevistados. Incluso en una "entrevista abierta" -o entrevista de vida- el profesor/ investigador, de alguna manera, influye en la dirección de los relatos de memoria cuando elabora una pregunta; cuando cuestiona qué recuerdos traen determinaos eventos y hechos en su trayectoria.

Es fundamental problematizar esa dimensión intencional para ampliar la crítica a los relatos de memoria. En el proceso de fabricación de la fuente, tener una idea clara de las implicaciones de esa dimensión de "agencia" del docente/investigador significa que los informes producidos no pueden ser apropiados como mecanismo para legitimar las hipótesis de investigación previamente establecidas. De hecho, ese tipo de uso no se puede prescindir de ninguna otra fuente. Es necesario (digamos hasta el cansancio) que la fuente oral reciba el mismo tratamiento crítico dado a cualquier otra fuente, como han señalado muchos investigadores. En palabras de Regina Beatriz Guimarães Neto:

es necesario dotar a las fuentes orales del mismo rigor crítico que se utiliza en el tratamiento de otras fuentes documentales. La crítica de los informes orales debe convertirse en un instrumento para investigar sus propias condiciones de producción -el lugar donde se circunscribe la investigación- como ocurre con otras fuentes (2006, p. 44, traducción nuestra).

No es una novedad que la memoria producida a partir de la historia oral necesita ser cuestionada en diferentes dimensiones. La memoria no puede ser mirada como copia del evento narrado, y su relato no puede ser comprendido como reflejo de las experiencias recordadas. No hay correspondencia ni relación de sincronía entre los eventos vividos en una experiencia pasada y los relatos producidos en el acto de la entrevista en que se produce la fuente oral. Según González y Pagès:

Para ellos [...] esto coloca a las fuentes orales al peligro de uso acrítico: los testimonios que hablan del horror y del dolor pueden quedar encerrados en una "cristalización" inabordable mientras que los que hablan de experiencias de vida puede producir la distorsión de ser considerados como reflejo "fiel" de la historia (2014, p. 396).

Los procedimientos teórico-metodológicos no pueden ser requisitos exigidos solo en el ámbito académico. Debe haber claridad sobre las diferentes formas de uso de la memoria, a través de la metodología de la historia oral, tanto en el ámbito académico como en la enseñanza.

También hace uso de los procedimientos metodológicos presentados por Michel de Certeau al defender que el análisis en la historia se da a través de un trabajo riguroso de recortar, desplazar y redefinir los registros encontrados y producidos en la investigación, transformándolos en documentos. Para él, "en la historia, todo comienza con el gesto de separar, reunir y transformar en "documentos" determinados objetos distribuidos de otra manera" (2007, p. 81, traducción nuestra). Los análisis de Michel Foucault (2007) sobre la construcción de archivos como lugar de saber-poder y espacio de producción de discursos y enunciados son valiosos y contribuyen a problematizar las fuentes utilizadas en la investigación desarrollada. Finalmente, siguen siendo valiosas las reflexiones promovidas por Paul Ricœur (2007) sobre los procedimientos constitutivos de la operación analítica que ha sido desarrollada por la ciencia histórica en su intención de representar el pasado. Para el autor, la tarea de representar el pasado debe movilizar de manera articulada las tres fases que ha defendido: la fase documental, la fase de explicación/ comprensión y la fase de representación.

Historia y memoria: revisión literaria

Cabe destacar las reservas que tuvo Circe Bittencourt (2009) al analizar la relación entre la enseñanza de la Historia, la historia local y la memoria. Para la autora, una parte de los estudios sobre ese tema es más una obra de "memoria" que de "Historia". En sus palabras:

la historia local, por otra parte, ha sido elaborada por historiadores de diversas índoles. Políticos o intelectuales de diferentes orígenes se han dedicado a escribir historias locales con diferentes propósitos, y generalmente esos autores son creadores de memorias más que de historia (2009, p. 168, énfasis en el original, traducción nuestra).

¿Qué significa que un trabajo sea considerado "más de memoria" que de "historia"? Una pregunta aparentemente sencilla que, sin embargo, suma un conjunto de tensiones, perspectivas y disputas que se despliegan en diferentes formas de apropiación y representación de la memoria y de la historia. Vamos por partes.

La salvedad de Circe Bittencourt señala un uso particular de la memoria en obras que abordan la enseñanza de la Historia. En cierta medida, configura una forma de entender y utilizar la memoria, ya sea como objeto o documento para la Historia. Sin embargo, ¿qué usos -y abusos- son esos?

En los trabajos de investigación histórica, no es raro encontrar determinadas formas de apropiación de la memoria como estrategia para legitimar una hipótesis previamente planteada por el investigador. Es decir, la memoria es usada para confirmar una versión o un análisis defendido por el investigador/profesor. En ese sentido, no es problematizada como fuente ni recibe la crítica necesaria para ser utilizada como objeto de estudio. En esa perspectiva, a menudo la memoria es utilizada como recurso o herramienta para confirmar una narrativa presentada y defendida por el intelectual.

La relación entre memoria e historia continúa despertando el interés de muchos otros investigadores, además de los brasileños. Acuña Rodríguez (2014) señaló que, si bien son construcciones diferentes, historia y memoria pueden entenderse como diferentes instrumentos mediante los cuales se construyen variadas formas de conocimiento sobre el pasado. Josefina Cuesta Bustillo (1998), al destacar esas diferencias, menciona que la historia es un conocimiento científico sobre el pasado producido por la ciencia, mientras la memoria es un recuerdo del pasado producido por personas y grupos. Esa interpretación se acerca a las reflexiones de Pierre Nora. A pesar de las grandes diferencias, es posible que la historia y la memoria mantengan relaciones y diálogos. En ese sentido, el historiador mexicano Enrique Florescano (2003) destaca que la memoria sirve como materia prima, principal elemento de la historia. La memoria se convierte en uno de los fundamentos que atribuyen una relación de confianza a la Historia, como sostienen Paul Ricœur (2007) y Roger Chartier (2009).

María Paula González y Joan Pagès (2014) muestran la diversidad de significados que se atribuyen al concepto de memoria en los espacios académicos. Además, los autores destacan las singularidades de sus significados y los desafíos de análisis cuando el concepto se moviliza en los espacios escolares, especialmente cuando se trata de contenidos recientes o temas "socialmente vivos". Al centrarse en las experiencias marcadas por la violencia política en el pasado reciente de Colombia, Eduardo Porras Mendoza (2014) amplía la reflexión y defiende la importancia del análisis histórico en tiempos marcados por la memoria, especialmente a partir de la llamada historia de la actualidad y de los estudios subordinados. Aún enfocada en el pasado reciente, Camila Perochena (2019) analiza la memoria oficial del pasado violento y traumático durante los gobiernos de Cristina Kirchner en Argentina (2007-2015) y Felipe Calderón en México (2006-2012). Para la autora, existe una tensión notoria en las experiencias analizadas entre el llamado deber de la memoria y el derecho al olvido.

La memoria se entiende, aquí, como un conjunto de representaciones en permanente reelaboración, construidas, individual y colectivamente, por diferentes materialidades sobre experiencias sociales, temporales y espaciales. Es una construcción sociocultural que compite como una fuerza que produce representaciones sociales de las experiencias humanas en el tiempo. Cabe mencionar que los significados atribuidos a la memoria son construcciones que sufren variaciones temporales y espaciales. También reciben diferentes concepciones según el lugar político y epistemológico del campo de la enunciación. Ciertamente, esos significados no gozan de consenso.

Considerando las conexiones existentes entre el objeto de estudio (las experiencias recordadas) y los relatos orales producidos para la investigación (o movilizados para la docencia), se puede afirmar que no existe una relación de sincronicidad entre esas dos dimensiones. Es decir, el relato oral de memoria no es una copia de la experiencia vivida por el testigo que concede una entrevista al profesor/investigador. Así, la memoria no puede ser operacionalizada como si pudiera ofrecer una representación fiel de los hechos recordados, y no es posible haber una exacta correspondencia entre el relato oral de la memoria y la experiencia recordada.

Desde ese ángulo de percepción, antes de establecer cualquier conexión entre el relato de la memoria oral y la experiencia recordada, es importante comprender que el entrevistado está construyendo una representación de sí mismo. Está pintando con palabras una imagen desde la que desea ser visto. Para esa clave de interpretación, es importante comprender el relato de memoria oral como un autorrelato, antes de que sea apropiado como un relato sobre el evento relatado. Antes de comprender lo que es relatado, es fundamental comprender cómo se narra la experiencia. Por ejemplo, un docente de educación básica, primaria o secundaria, al narrar sus vivencias en el aula (relato oral de la memoria), está ofreciendo, ante todo, una representación de su imagen como persona, actor social y profesional. Por lo tanto, sus relatos no pueden ser aprehendidos como las experiencias. En los relatos de memoria del empleado del Cine Marrocos, los recuerdos de los tiempos en que trabajaba en la taquilla del cine no son sus vivencias propiamente dichas.

Esas reflexiones pueden parecer muy obvias. Todavía encontramos en los trabajos académicos ciertas reflexiones en las que los relatos de la memoria se utilizan como sinónimo de las experiencias relatadas, como si fueran copias de los hechos vividos. Puntuar esas reflexiones no significa reducir la importancia de los relatos orales de memoria para el trabajo del docente/investigador, sino que implica pensarlos y aprehenderlos como construcciones humanas en el tiempo; como acciones políticas de hombres y mujeres que permanecen en el presente por medio de sus recuerdos, sus miradas y sus interpretaciones, y como mecanismo de lucha en la vida cotidiana. En consecuencia, amplían las lecturas del pasado forjadas en el presente. Como enfatizó Guimarães Neto:

los recuerdos no son meras muestras de memoria, pero una mirada a través del tiempo múltiple, una mirada que reconstruye, descifra, revela y permite el paso de un tiempo a otro y, sobre todo, trae la posibilidad de actualizar el pasado en el presente. Pero, sobre todo, revela la posibilidad de comprender el pasado también como ficción del presente, para usar la expresión de Michel de Certeau (2007, p. 46, destacado en original, traducción nuestra).

Los análisis del filósofo Paul Ricœur (2007) también pueden ayudarnos en ese campo de reflexión. Para él, la memoria es una reconstrucción permanente, y cuya elaboración siempre parte del presente. En otras palabras, la representación construida sobre las experiencias narradas resulta de las interpretaciones experimentadas por los sujetos narradores. Ello significa que el informe de memoria no tiene el pasado como punto de partida. El proceso de reconstrucción del recuerdo comienza desde el presente, en el momento de la construcción del informe de memoria oral. Aunque el relato se relacione con un evento cronológicamente lejano, es parte del presente y se proyecta en el pasado recordado, y será reconstruido y recordado a partir de las interpretaciones establecidas por las vivencias de los narradores. En otras palabras, la memoria es una (re) construcción producida a partir del presente, incluso antes de que sea una representación del pasado.

La memoria, como producto cultural, se constituye en la relación con el tiempo y, por lo tanto, es un lugar de "intersección temporal". Condensa un conjunto de experiencias vividas y, como tal, trae resonancias de un "pasado que no ha pasado" -o si lo deseamos- de un "pasado presente" que se representa y presenta en el momento de construcción del relato oral. Es difícil captar la memoria, ya que condensa múltiples temporalidades, múltiples significados y formas de presentación. Es un lugar de permanentes disputas. Disputas que constituyen herramientas políticas, ya que la memoria tiene el poder de "mostrar" o no ciertas representaciones del pasado, y hacerla presente puede significar la constitución de un campo de fuerza para los enfrentamientos políticos.

Aprehender la memoria como construcción cultural significa entender que se constituye como una lectura interpretativa de la experiencia presente de la época. Incluso, antes de constituirse como una representación del pasado, es una presentación del presente. Presentación que es inseparable de la forma con que hombres y mujeres se apropian de su tiempo y lo interpretan.

Sabemos que todo relato de memoria tiene como objetivo visibilizar prácticas, acciones, deseos, sueños, proyectos y actitudes, silenciando otras experiencias. Eso implica considerar que entre lo dicho, hablado y relatado hay un universo entero en silencio. Cuando se relata una experiencia, el ángulo de percepción del narrador selecciona solo una dimensión fragmentada de la experiencia narrada. El foco de luz del relato de memoria oral ilumina solo lo que el sujeto narrador ha podido y elegido registrar y presentar en el momento de la entrevista. Es decir, el contenido del informe de memoria oral es solo un fragmento que el sujeto narrador eligió, seleccionó y quiso hacer visible, dentro de las condiciones de posibilidades existentes en el momento de la elaboración del relato.

El desafío radica en no apropiarse del relato de la memoria oral como si fuera la experiencia recordada, o como si pudiera ofrecer una representación de la totalidad del hecho narrado. También es necesario esforzarse por comprender las condiciones e intereses que movilizaron al sujeto narrador para arrojar el foco de luz sobre determinadas áreas, aspectos y dimensiones, y no sobre otras. Tampoco es menos desafiante comprender las condiciones de las posibilidades gerenciales de esas experiencias narradas. Cómo narran los sujetos y por qué narran de una manera determinada es tan importante como comprender lo que se narra. Eso implica tener en cuenta que, por cada acción narrada, una infinidad de prácticas se silencian, se ocultan o no se contemplan, y quedan fuera de las vivencias no iluminadas en ese momento del acto narrativo.

Cine Marrocos entre historias y memorias

El Cine Marrocos está ubicado en la avenida Antonio Maia, en el barrio de Velha Marabá, también llamado Marabá Pioneira. La figura 2 muestra la fachada principal de su entrada.

El Cine Marrocos aún no está formalmente reconocido como patrimonio cultural. En la actualidad pertenece a la administración municipal y puede entenderse como un espacio multicultural donde se imparten cursos socioeducativos, como danza, canto, teatro y guitarra. El Cine Marrocos también exhibe conferencias y festivales, como el Festival Internacional de Cine de la Frontera Amazónica (FIA Cinefront).

Nota. Colección del autor.

FIGURA 2 Cine Marrocos, Marabá (Pará, Brasil) 

En la parte superior del edificio existen dos placas resaltadas. Una con el nombre "Cine Marrocos" y otra en que está grabado "Cine Clube Hiran Bichara", con una foto en blanco y negro del primer propietario del edificio. Al adentrar el local, colgada en una de las paredes, encontramos una placa de metal en que constan el año de la inauguración, el nombre del responsable de la hazaña y el periodo en el que estuvo en actividad con la proyección de películas. En 2002, el edificio recibió mejoras en su infraestructura y, en abril de ese mismo año, se colocó la placa antes mencionada. Según la información allí recogida, Cine Marrocos se inauguró en 1953 y se encargó de la proyección de películas en la ciudad durante 33 años, es decir, hasta 1986.

Otra información registrada en la placa hace referencia a los fines a que se destinó el Cine Marrocos. El registro muestra que, entre 1953 y 1986, el Cine Marrocos "trajo educación y entretenimiento al pueblo de Marabá". A modo de lápida, se acuñó para reforzar y mostrar el objetivo principal a que se dirigía ese emprendimiento. En esa dimensión, el hecho de escribir sobre el metal y la exhibición en la pared también parece ser una forma de combatir el olvido. Ese registro puede sugerir que sus creadores querían asegurarse de que la acción corrosiva del tiempo no borrara de la memoria que Cine Marrocos fue un espacio importante que contribuyó a promover la educación y el entretenimiento de los ciudadanos de Marabá y la región.

El señor Hiran Bichara Gantus aparece como mentor y responsable de la construcción del Cine Marabá. Descendiente de padres libaneses, Gantus nació en Marabá el 5 de diciembre de 1928. A los 25 años, inauguró el primer cine en la ciudad. Se destacó como "pionero en el fomento de la cultura regional, cuando fundó Cine Marrocos y trajo el séptimo arte a Marabá, [y amplió] también la exposición cinematográfica a los municipios de Parauapebas, Conceição do Araguaia y Jacundá" (Zé Dudu, 2016)5.

Cine Marrocos fue, por lo tanto, un lugar de reconocimiento para su propietario, además de un espacio que le dio distinción y visibilidad. A partir del cine, Hiran Bichara se proyectó como hombre representativo y defensor de un determinado concepto de cultura. Su emprendimiento contribuía a la difusión del cine en esa región de Brasil. Cuando falleció, en septiembre de 2016, fue recordado y asociado a una figura importante en la región, especialmente por las obras realizadas.

De 1960 a 1970, Cine Marrocos fue el principal espacio de entretenimiento y diversión, además de local de trabajo y vigilancia por parte de los órganos represivos de la dictadura militar de Brasil. El señor Adão Ribeiro dos Reis (nacido en Marabá en 1945) ha trabajado en el Cine Marrocos durante 15 años. A los 72 años, relata algunos momentos que marcaron sus vivencias; para él, la dictadura militar fue un periodo en el que el país "tenía moral". Sobre sus recuerdos del periodo en que ha trabajado en Cine Marrocos, el señor Adão destacó: "Fue durante el periodo militar, usted sabe, el periodo en el que el país tenía un poco de moral, que fue durante la dictadura. Hoy estás viendo la bagacera allí [...] Buen tiempo que nunca vuelve. No hubo violencia" (Reis, 2017, s. p.).

No hay espacio -ni es el objetivo de ese artículo- para analizar la relación entre Cine Marrocos y la dictadura militar brasileña. Ello requiere otro artículo. Sin embargo, cabe destacar cómo Adão Ribeiro recuerda ese periodo. En sus memorias, ese fue un momento marcado por el mantenimiento de determinado orden y moraleja. A la vez, proyecta una comparación entre el momento en que vive (actual) y el momento de que habla. Conforme el señor Adão, en el presente de su tiempo, vivimos un momento "bagaceira"6. Es decir, un momento sin orden, sin moral, o al menos sin el orden y la moral que entiende como adecuados. Sus memorias construidas en 2017 parecen establecer una estrecha relación con algunos discursos que intentan recuperar una imagen positiva de la dictadura, como si esa hubiera sido una experiencia marcada por el establecimiento de un orden que garantizaba una determinada seguridad a los ciudadanos. La seguridad no solo relacionada con la violencia, sino también con la defensa de un conjunto de valores morales vistos como modelo a defender.

Sin embargo, en otro momento de la entrevista, paradójicamente Adão Ribeiro menciona las actividades de control que ejerce la policía sobre las películas proyectadas en Cine Marrocos. Cuando se le preguntó si trabajaba todos los días, respondió "no", que fue al Cine Marrocos a revisar las películas. Y agregó: "en ese momento había censura; ahora no. Ahora ves ahí. En ese momento estaba la policía federal que fue al cine a verlo. Cuando había una escena muy pesada, la sacamos" (Reis, 2017, s. p.).

Sus relatos de memoria apuntan a la existencia de una actividad laboral diaria dentro de Cine Marrocos, centrada en el análisis y la revisión de las películas. Al parecer, esa actividad se desarrolló como respuesta a las acciones de vigilancia impulsadas por los organismos de seguridad encargados de llevar a cabo la censura en espacios como el cine. Censura que, de diferentes maneras, se convirtió en política oficial de Estado en la experiencia de la época dictatorial en Brasil, como lo demuestra la bibliografía especializada. El Cine Marrocos, según los relatos de memoria del señor Adão, fue también espacio para las acciones de censura practicadas en la dictadura militar en Brasil. Conforme señaló, la Policía Federal trasladó a sus agentes para que inspeccionaran las películas que se proyectaban en el Cine Marrocos de Marabá. Como ya se ha mencionado, la memoria reconstruye, en el presente, las experiencias pasadas y las presenta de forma naturalizada. A partir de esa clave de interpretación, vemos cómo Adão Ribeiro reconstruye sus recuerdos cuando registra las actividades de la Policía. Para él, la restricción de la libertad -con la censura vivida en su entorno laboral- se convirtió en una actividad común, naturalizada y, quizás, incluso necesaria para evitar que se proyectaran películas consideradas inapropiadas.

Los fragmentos de memoria de Adão Ribeiro pueden servir como pistas para reflejar la complejidad que implica la memoria de trabajo en el campo de la Historia y la enseñanza de la Historia. En esa perspectiva, vale la pena señalar que el uso de la memoria impone desafíos, que apuntan a la necesidad de problematizarla como construcción histórica y destronarla de una lectura que, muchas veces, la aprehende como natural. Sin embargo, al parecer, no siempre esa problematización está presente o cobra la debida importancia.

Deconstruir la memoria: una tarea de la Historia y de la enseñanza de la Historia

Es necesario enfatizar que toda memoria se construye a partir de intereses diferentes y que no hay construcción desprovista de intencionalidades y disputas políticas. El profesor e historiador Durval Muniz de Albuquerque Júnior (2019) trae una importante reflexión sobre cómo el historiador debe lidiar con la memoria:

El historiador de hoy no se dedica a adorar las memorias. Sabe que debe tener una relación mediada por la problematización, el interrogatorio, el cuestionamiento. El historiador deshace los recuerdos y los rehace utilizando el aparato conceptual aprendido en su formación. Los recuerdos se hacen añicos para ser rehechos en el discurso del historiador (2019, p. 260, traducción nuestra).

No es raro encontrar obras que hacen uso de la memoria, especialmente de culturas históricamente reprimidas o silenciadas, como las de origen afrodescendiente, cuyos análisis son más elogiosos que problematizadores. Son usos que interpretan la memoria de forma esencializada.

Sin embargo, aprehender la memoria como expresión de una cultura entendida de manera esencial no contribuye al debate. Podemos establecer, por analogía, una aproximación con las reflexiones promovidas por Júnia Sales Pereira (2008) al analizar la relación entre la Ley n.º 10.639, del 9 de enero de 2003, y la enseñanza de la Historia. Para ella, no hay forma de suponer que hay una identidad esencializada, y tampoco podemos operar con una concepción que entienda la memoria como si en ella residiera la esencia identitaria de los pueblos representados. Como señala la investigadora, en diálogo con Kwame Anthony Appiah (teórico de la crítica de la apropiación social de la idea de raza), la esencialización de los conceptos de raza, cultura e identidad también es peligrosa o errónea, incluso cuando se moviliza en defensa de importantes luchas políticas7.

Esencializar la memoria en los usos que se le dan a la Historia y su enseñanza es negar su historicidad. Entenderla como si en ella residiera alguna esencia es disminuir su potencial como construcción histórica. La memoria es el resultado de un proceso de constitución histórica. Es producto de una compleja relación de poder que han garantizado las condiciones para su existencia. Su construcción resulta de disputas políticas entre hombres, mujeres, grupos e instituciones culturales. Entender la memoria como una construcción política es entenderla como un instrumento de interés a hombres y mujeres involucrados en la lucha por su construcción y mantenimiento. Por lo tanto, no puede verse como la esencia de una cultura en particular.

Despojar la memoria de las "ropas esencialistas" es entenderla como hija de su tiempo. Así entendida, constituye una especie de huella, de cómo hombres y mujeres se organizaron, lucharon y dejaron pistas en el tiempo sobre sus historias. Inferir la memoria desde esa perspectiva implica entenderla como registros temporales y, consecuentemente, comprender sus marcas de tiempo inscritas por las luchas en diferentes momentos. En el discurso en defensa de una memoria dada, se encuentran las huellas de las relaciones de poder, de las disputas políticas tejidas en cada momento. La memoria representa, por lo tanto, vestigios que atestiguan de manera fragmentaria las vivencias de diferentes grupos culturales. En el análisis, comprender y recuperar las disputas políticas que resultaron en la construcción procedimental de la memoria pueden permitir su comprensión como símbolo de lucha y objeto de intereses individuales y colectivos.

Bajo esa perspectiva, la memoria puede entenderse como forma de organización social en diferentes espacios. Tomando el Cine Marrocos como ejemplo, es posible entenderla como un vestigio de las acciones de determinados grupos políticos que se han organizado en cuanto a la definición y la construcción del espacio urbano. También puede constituirse como rasgos resultantes de las prácticas de ocupación y ordenamiento del espacio.

Asimismo, es importante entender a qué público iba dirigido ese proyecto arquitectónico, presentado por algunos relatos de la memoria como patrimonio cultural de la ciudad. ¿Quién ha tenido acceso a disfrutar de sus instalaciones? ¿A qué segmento social atendió la oferta de programación disponible en ese espacio? Entenderlo desde ese ángulo de percepción es asimilarlo como una construcción histórica. Si hoy el Cine Marrocos se encuentra en un estado de "casi" abandono, ello significa que los valores que se le atribuyen son diferentes, que los intereses políticos movilizados en las experiencias de tiempo apuntan a otros objetivos.

Entender el Cine Marrocos desde esa perspectiva permite ampliar las posibilidades de usarlo como fuente para la investigación y enseñanza de la Historia, y, por lo tanto, no significa que ahí resida la esencia de una cultura, actualmente devaluada y amenazada. Significa que esa construcción representó y representa intereses políticos y sociales y, como tal, ha sufrido cambios de significados a lo largo del tiempo. Así, es fundamental entender que, en el discurso que busca reconocer y legitimar el Cine Marrocos como lugar de sociabilidad en la ciudad, residen los intereses individuales y colectivos de los actores involucrados. En consecuencia, esos actores interpretan que la lucha en defensa de las representaciones ofrecidas por el cine puede implicar cambios en las relaciones de poder en que están inmersos y, por extensión, puede alterar la posición ocupada en las relaciones sociales.

Por lo tanto, no debemos entender el Cine Marrocos como una representación idílica, exótica e idealizada de la cultura de esa región de Brasil. Desnaturalizar o despojar de la memoria las "prendas esencialistas" que intentan taparla es entenderla como una construcción humana en el tiempo. Desde ese ángulo de interpretación, el Cine Marrocos apropiado en las prácticas de la enseñanza de la Historia puede señalar marcas de organizaciones individuales y colectivas de hombres y mujeres que representan diferentes segmentos sociales. También indica las actividades culturales y comerciales desarrolladas en cuanto a la programación ofrecida, las películas proyectadas y el público al que llegan. En otras palabras, el Cine Marrocos también constituye un espacio para las prácticas de socialización de parte de la sociedad en Marabá.

Aprehender el Cine Marrocos como construcción histórica significa entenderlo, también, como un lugar que goza de una fuerza política que interfiere en la organización del espacio público no solo durante las actividades que allí se desarrollan. La organización y el mantenimiento de ese espacio interviene en las relaciones sociales, políticas y culturales de la ciudad y de la región. Moviliza a las autoridades locales para gestionar el capital humano y financiero, y garantizar las condiciones de funcionamiento de ese establecimiento. Moviliza una fuerza personal y profesional diversa y calificada y, por lo tanto, interfiere en la construcción de las relaciones laborales allí desarrolladas. El Cine Marrocos estuvo presente en el día a día de parte de la población por medio de la programación que se ofrecía y consumía. En consecuencia, mantuvo una estrecha relación con las diferentes formas de vivir y aprender el tiempo.

Las discusiones desarrolladas durante la asignatura "Práctica Curricular Continua III - Enseñanza de la Historia: Patrimonio Material e Inmaterial" orientaron otro tema importante para el debate: la construcción de lugares de memoria. Esas reflexiones estuvieron impulsadas, sobre todo, por las flexiones planteadas por el historiador francés Pierre Nora (1993) en su texto "Entre la memoria y la historia: la problemática de los lugares", inicialmente publicado en los años 1980 en Francia. Para Nora, la segunda mitad del siglo XX fue testigo de un proceso de consolidación de los lugares donde la memoria cristaliza y se refugia. Para él, se trata de un

momento de articulación donde la conciencia de ruptura con el pasado se confunde con el sentimiento de un recuerdo roto, pero donde la ruptura aún despierta suficiente memoria para plantear el problema de su encarnación. El sentimiento de continuidad se vuelve residual a los lugares (1993, p. 7, traducción nuestra).

En esa perspectiva, los lazos de pertenencia entre las generaciones presentes y sus vivencias pasadas se rompieron y, por lo tanto, su existencia quedó comprometida y condicionada a los lugares productores de memoria. El tiempo se ha dividido porque las relaciones que conectaban (y conectan) el momento presente y la experiencia pasada se deshilacharon. Así, los lugares productores de memoria se convierten en el único guardián que puede garantizar la pervivencia de los registros, relatos y vestigios de la propia historia de las más diversas comunidades. En ese sentido, Nora es enfático al afirmar que "hay lugares de memoria porque ya no hay medios de memoria" (1993, p. 7).

Es necesario, por lo tanto, reflejar sobre qué consisten esos lugares de memoria, cómo se insertan en las relaciones cotidianas de cada momento y, principalmente, qué fuerzas se activan y cómo representan experiencias pasadas. A pesar de la distancia temporal y espacial que separa el texto del historiador francés y las investigaciones realizadas a esa reflexión, en términos analíticos es posible establecer una relación de aproximación.

Encontramos relatos de memoria que intentan establecer un vínculo entre el pasado narrado en torno al Cine Marrocos y el presente vivido. Son recuerdos que presentan un pasado con cierta nostalgia, como si ese estuviera amenazado por las vivencias del presente. Tales recuerdos presentan una especie de pesar por el poco cuidado y reconocimiento que ese espacio ha recibido de la administración pública. Por otro lado, también está claro que esos recuerdos se relacionan con el pasado y representan sus experiencias, como una época marcada por las relaciones de sociabilidad impulsadas por el Cine Marrocos. Son recuerdos que representan una época de nostalgia y que hasta cierto punto pretenden mantener un vínculo entre el pasado y el presente. Quieren representar el Cine Marrocos como un lugar donde se encuentran los vestigios de un pasado que parecen amenazados en el presente. Por lo tanto, se atribuye a ese lugar la función de mantener vivas las vivencias del pasado en el tiempo presente, que dan al Cine Marrocos el epíteto de lugar de la memoria.

En ese movimiento, la memoria se aprehende como si fuera historia, como si fuera el acontecimiento propiamente dicho. Al menos esa es una de las representaciones que propone. De tal forma, no es posible establecer asociación alguna entre la memoria y la Historia producida en el espacio académico o escolar que. Eses conceptos, conforme nos advierte Pierre Nora (1993), en nada se parecen. En sus palabras:

Lejos de ser sinónimos, nos damos cuenta de que en todo se oponen. La memoria es vida, llevada siempre por grupos vivos [...] La historia es la reconstrucción siempre problemática e incompleta de lo que ya no existe. La memoria es un fenómeno omnipresente, un vínculo vivo en el presente eterno; historia, una representación del pasado (1993, p. 9, traducción nuestra).

En esa perspectiva, el trabajo producido por la Historia y la enseñanza de la Historia (como actividad intelectual) constituye una operación crítica que, haciendo uso de la memoria (como fuente u objeto), pretende destruir la representación armónica y cristalizada ofrecida por la memoria. Parafraseando al historiador Pierre Nora, la historia debe desconfiar siempre de la memoria para destruirla. Es decir, la historia tiene la obligación de destronar a la memoria como lugar de representación fiel o copia de lo sucedido. Sin embargo, surgen preguntas: ¿qué historia se registrará? ¿Qué recuerdos surgirán? ¿Quién recordará? Un problema-tema que desafía las relaciones de poder en nuestra experiencia del tiempo presente y nos impulsa a repensar nuestras preguntas y reflexiones, nuestros discursos y escritos. Son tensiones que provocan crear, legitimar y consolidar determinadas memorias (sobre todo cuando entendemos que nuestros registros y reflexiones emanados del lugar de la ciencia y de la enseñanza pueden competir como fuerza en las relaciones de poder) mientras contribuyen a silenciar otros recuerdos, otras historias. Esta reflexión es importante para desnaturalizar el discurso que defiende la creación y el mantenimiento de la memoria, justificando que, a partir de ella, se podría asegurar una representación legítima y completa de la historia previamente silenciada. De la misma manera, debemos dudar de la narrativa que instituye la memoria como un medio seguro para establecer y garantizar una relación de continuidad entre experiencias temporales. Así, la memoria sería una construcción confiable para mantener los vínculos necesarios entre el pasado y el presente.

Consideraciones finales

Memoria. Historia. Enseñanza de la Historia. Esas palabras conceptuales denotan y demandan diversas disputas políticas, y, además, expresan formas de entender el presente. Sugieren formas de luchar contra diferentes grupos para hacer frente al poder corrosivo del tiempo. Crear, instituir y legitimar una determinada memoria puede significar la prolongación, en el tiempo, de registros indicativos de parte de la historia y fragmentos de memorias de las experiencias humanas.

Es importante destacar que deconstruir el discurso que aprehende la memoria como representación esencialista de la cultura no significa negar su importancia. Significa comprender que la memoria es una construcción de hombres y mujeres, es decir, una invención humana. Así, comprender las formas de invención de la memoria puede significar la creación de formas de incrementar su reconocimiento y su importancia como registro y rastro de las vivencias de hombres y mujeres. De esa forma, concordamos con Nora cuando afirma que la historia tiene la misión de destruir la memoria. Deconstruye la pretensión de ser visto como la experiencia misma.

Por lo tanto, es necesario desnaturalizar el discurso que cristaliza y esencializa la memoria y demostrar que esa es una construcción humana, resultante de posibles luchas e intereses en las relaciones de poder tejidas a lo largo del tiempo. Así que es necesario "destruir" la memoria para aprehenderla y resignificarla como construcción humana. La memoria es una invención humana. Entenderla como rastros, huellas y evidencias implica aprehenderla como fragmentos parciales, documento-monumento en la concepción defendida por Jacques Le Goff (1996). Desde esa dimensión, destaca el profesor e historiador Durval Muniz de Albuquerque Júnior:

la historia hoy tiene la misión de hacer defectos en la memoria, de hacer errar la memoria, ya que la Historia tiene una relación diferencial y conflictiva con relación a la memoria, en particular aquellos recuerdos que se oficializan, monumentalizan, cristalizan, motivos de celebraciones y efemérides (2019, p. 260, traducción nuestra).

Bajo esa perspectiva, no le corresponde al maestro/historiador venerar o "deificar" la memoria. No se trata de "santificar" o "demonizar" la memoria. Sus actividades necesitan deshacer los sentidos cristalizados de los recuerdos para que puedan ser reconstruidos en las narrativas del maestro en el aula o en la escritura del historiador. Así como el historiador en su actividad de escritura, el maestro, en el ejercicio de la enseñanza, no debe alegrarse de la belleza de la memoria. Ese profesional siente placer cuando la memoria empapada por los sentidos cristalizados y esencializados se enferman y entran en crisis para que, posteriormente, se creen otros sentidos y significados.

Agradecimiento

Agradezco a los miembros del grupo de investigación iTemnpo por las críticas y sugerencias realizadas durante la lectura y discusión del texto en nuestros encuentros.

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Fuente de financiamiento: Autofinanciado.

Citar como: Cavalcanti, E. (2023). Historia, memoria y enseñanza de la Historia: entre usos y abusos. Desde el Sur, 15(1), e0009.

1Doctor en Historia y profesor titular de la UFPA. Autor de varios artículos publicados en revistas académicas en diversos países. Coordinador del grupo de investigación iTemnpo y uno de los miembros del Comité Coordinador de la Red Panamazónica para la Formación y Enseñanza de la Historia (REPAMFEH).

2Asignatura obligatoria del curso de Historia y ofrecida por mí en 2017, en la cual los estudiantes tienen el desafío de analizar ciertos significados atribuidos a la memoria y al patrimonio para analizar los límites y las posibilidades de cómo estas cuestiones pueden ser usadas y apropiadas en la enseñanza de la Historia. Como resultado de las experiencias vividas en la disciplina, uno de los equipos de estudiantes realizó una investigación sobre el Cine Marrocos Marabá. El equipo estuvo compuesto por las alumnas Amanda Jacqueline Vieira dos Santos, Juliana Alves de Souza, Nayanna Samylle Silva Sousa y Nilqueverson Silva Lima. Aquí me gustaría felicitarlas por la investigación y agradecerles la disponibilidad de parte del material para las reflexiones de este artículo.

3Entre 2018 y 2019 coordiné el proyecto Historia Oral y Narrativas Amazónicas (vinculado al Programa de Posgrado y al grupo de investigación iTemnpo), donde realizamos una serie de 40 entrevistas a varias personas sobre los cinco temas que formaban parte del proyecto.

4El municipio de Marabá fue palco de violentos conflictos durante la dictadura militar en Brasil (1964-1983), principalmente por medio de disputas armadas, conocidas como "Guerrilha do Araguaia". Sobre ese conflicto ver: Mechi (2015), Cavalcanti (2019) y Peixoto (2011).

5También según esta noticia del portal Zé Dudu, Hiran Bichara jugó asimismo un papel importante en el campo de la política, ya que fue elegido para cuatro mandatos de concejal.

6Expresión popular que significa desorganización y desorden.

7Hay una gran cantidad de trabajos publicados sobre las cuestiones de afrodescendencia (o afrobrasileña) y su relación con la educación en Brasil. Para ampliar las reflexiones sobre este tema, véase: Munanga (2012), Pereira y Roza (2011) y Oliva (2011).

Recibido: 31 de Mayo de 2022; Aprobado: 07 de Noviembre de 2022

Contribución de autoría:

Erinaldo Cavalcanti fue el único autor.

Potenciales conflictos de interés:

Ninguno.

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