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Desde el Sur

versão impressa ISSN 2076-2674versão On-line ISSN 2415-0959

Desde el Sur vol.15 no.1 Lima ene./abr. 2023

http://dx.doi.org/10.21142/des-1501-2023-0011 

Artículos

María Colón de Marcos Yauri Montero: memoria, escritura y migrancia

Maria Colon of Marcos Yauri Montero: memory, writing and migration

Nécker Salazar Mejía1* 
http://orcid.org/0000-0003-0691-4359

Ynés Alcántara Silva2** 
http://orcid.org/0000-0002-7849-5731

* Universidad Nacional Federico Villarreal. Lima, Perú nsalazar@unfv.edu.pe.

** Grupo de Investigación Esandino, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú. ynes.alcantara2@unmsm.edu.pe.

RESUMEN

Marcos Yauri Montero (1930) es un escritor que pertenece a la narrativa andina peruana. Una de sus novelas es María Colón (1980), que trata acerca de la refundación del pueblo de Uco luego de un aluvión que causó su destrucción. El objetivo del artículo es analizar el estatuto de los principales personajes de la familia Colón, de acuerdo con los elementos que los definen en el curso de la novela. Para tal fin, se realiza una lectura crítica de la novela mediante la utilización de aportes referidos a la memoria, la letra y la migrancia. Así, María Colón busca recuperar la memoria de Uco y refunda el pueblo; Cayetano Colón escribe un manuscrito que narra la historia de Uco desde la visión de los vencidos; y Zeferino Colón y Manuel Colón experimentan diferentes grados de migrancia, que tienen finalmente como destino el regreso a la tierra natal. El trabajo concluye que la novela de Yauri Montero aborda líneas temáticas que son claves para comprender el contenido de la narrativa andina contemporánea.

Palabras clave: Memoria y literatura; escritura e historia; sujeto migrante; narrativa andina

ABSTRACT

Marcos Yauri Montero (1930) is a writer who belongs to the Peruvian Andean narrative. One of his novels is Maria Colon (1980), which deals with the refoundation of the Uco town after a flood that caused its destruction. The objective of this article is to analyze the status of the main characters of the Colon family according to the elements that define them in the course of the novel. For this purpose, a critical reading of the novel is carried out through the use of theoretical contributions related to memory, letter and migration. On the hand, Maria Colon seeks to recover the memory of Uco and refounds the town; in addition, Cayetano Colon writes a manuscript that narrates the history of Uco from the vision of the vanquished; finally, Zeferino Colon and Manuel Colon experience different degrees of migration that have, finally, the return to their homelands as their destination. The work concludes that Yauri Montero's novel addresses thematic lines that are key to understanding the content of contemporary Andean narrative.

Keywords: Memory and literature; writing and history; migrant subject; Andean narrative

Introducción

Marcos Yauri Montero es uno de los más destacados escritores de la literatura ancashina, conjuntamente con Carlos Eduardo Zavaleta y Óscar Colchado. Sus influencias se rastrean en las generaciones más recientes: "[l]as propuestas estéticas e ideológicas de estos autores se han convertido en paradigmas de la narrativa ancashina" (Terán, 2013, p. 18). La obra de Yauri Montero se ubica dentro de la narrativa andina, vertiente de la literatura peruana que se desarrolla después del neoindigenismo. De acuerdo con Escajadillo (1994), el indigenismo, que tiene como antecedente "el indianismo" en su dimensión romántica y modernista, sigue un proceso evolutivo: "el indigenismo ortodoxo", de sentido reivindicativo, y el "neoindigenismo", caracterizado por la influencia del realismo mágico, la presencia de elementos líricos, la ampliación del referente y el empleo de complejas técnicas literarias (pp. 33-34, 55-74). Para los críticos literarios, el concepto de neoindigenismo, tal como lo entendía Escajadillo, englobaba un corpus representativo, pero evidenciaba también límites considerando el curso evolutivo que empezó a experimentar la narrativa peruana en las dos últimas décadas del siglo pasado. En esta evolución, la representación de los procesos sociales, culturales y políticos que impactaron en la historia del Perú a partir de 1980 fue determinante.

Para Osorio (1995), la narrativa andina es "una expresión diferenciada de la narrativa neoindigenista, aunque continuación de ella" (p. 7). Inicianda en la década de 1980, la vertiente supone una continuidad del neoindigenismo, pero, a la vez, su superación. Al identificar varias formas y modalidades en la narrativa andina, Osorio precisa sus principales rasgos: el productor es "un intelectual, generalmente docente universitario proveniente de las clases altas o medias provincianas"; es un conocedor de "elementos culturales de raíz indígena" que se hallan "subordinados a elementos culturales occidentales, que establecen su predominancia"; además, la narrativa andina se distingue por "la expansión permanente del universo representado"; por último, dada su especial dinámica, "[e] ntre el mundo urbano y rural, las tensiones se afectan recíprocamente" (pp. 8-9). Entre sus representantes, figuran Yauri Montero, Edgardo Rivera Martínez, José Luis Ayala, Félix Huamán, Jorge Florez Aybar, Zein Zorrilla y Luis Nieto Degregori3.

En la novela María Colón (1980) de Yauri Montero (1930), se narra la refundación de Uco gracias a la acción de la protagonista María Colón, quien se plantea dicho propósito luego de la destrucción del pueblo causada por un aluvión. A través de recuerdos, imágenes, testimonios y diálogos, que, por momentos, se tornan difusos, la novela se focaliza en el impacto del cataclismo, la reconstrucción del pueblo y el regreso de los personajes a Uco. Basada en la utilización de técnicas literarias propias del boom latinoamericano, que complejizan la trama produciendo entrecruzamientos de tiempos y ampliación de los escenarios, la novela ocupa un lugar especial en la producción narrativa de Yauri Montero.

Mediante una lectura crítica de la novela, el presente artículo tiene como objetivo analizar la función de la memoria en la recuperación del pasado de Uco y explicar el rol de la escritura en la fijación de la historia del pueblo, así como el proceso de migrancia que experimentan los principales personajes. En ese sentido, nuestra hipótesis sostiene que la memoria, la escritura y la migrancia definen las acciones de los protagonistas y estructuran el contenido de María Colón. Desde esta perspectiva, en dicha novela, se problematizan varios temas que son claves para el estudio de la narrativa andina contemporánea y que se articulan con las tensiones y los procesos sociales y culturales desarrollados en las áreas rural y urbana en la segunda mitad del siglo XX.

Apoyándonos en estudios referidos a la memoria y a la función de la letra, así como en los aportes del pensamiento crítico latinoamericanista, se discute el papel de la memoria individual y colectiva en la configuración de los personajes de la novela, la función del discurso escrito en la elaboración de la historia local, el desplazamiento de los miembros de la familia Colón a partir de la noción de sujeto migrante, y las fracturas e implicancias identitarias que conlleva dicha condición en su proceso de alejamiento y retorno a su lugar de origen. Incidiendo en la representación de los procesos sociales y culturales causados por el conflicto entre la tradición y la modernidad en la sociedad andina, desde dicha mirada crítica, se explica la configuración y complejidad de los protagonistas de la novela María Colón, cuyo derrotero individual se halla estrechamente ligado a la historia de Uco.

María Colón: una representación de la sociedad ancashina

En la novela María Colón, se relata la refundación del pueblo de Uco, localizado en la sierra del departamento de Áncash, gracias a la acción de María Colón. Arrasado por un aluvión4, el recuerdo del pueblo desencadena un estado de soledad y tristeza en ella, pero, sobre todo, el recuerdo permanente de un tiempo que, a pesar de la desgracia, no está del todo perdido y que lleva a la protagonista a refundarlo. Impulsada por marcados sentimientos de nostalgia que la atan intensamente a Uco, María Colón inicia un proceso de memoria en busca de un pasado que merece ser recuperado. El origen del pueblo posee un sentido mítico por la aureola mágica que lo envuelve desde su creación, debido, en particular, a los elementos anunciatorios y predicciones que sitúan su historia en el marco de lo profético. Por medio de narraciones, canciones, testimonios, evocaciones y visiones, se proyecta en los personajes la memoria de Uco y se anuncian hechos de su historia, así como transformaciones que marcarán su futuro.

Una línea temática de la novela narra el proceso de migración de sus principales personajes a Lima y a ciudades de Europa o de Norteamérica. La condición migrante desencadena honda nostalgia en los miembros de la familia Colón, quienes ansían volver a Uco. Un segundo aluvión que vuelve a arrasar al pueblo crea nuevamente el desconcierto entre los ucosinos; su reconstrucción introduce importantes cambios que se suman a los procesos sociales y culturales propios del periodo de la modernización desarrollado en el interior del Perú en la segunda mitad del siglo XX y que la literatura se encarga de recrear. El regreso de los personajes migrantes a Uco los situará ante esta nueva fisonomía que modifica radicalmente el recuerdo de los primeros años del otrora ambiente señorial. Al constituir un núcleo importante de la novela, los procesos migrantes son determinantes en la configuración de los protagonistas y en la definición de sus planes de retorno a la tierra natal.

Conformada por 15 capítulos en cuya organización se utilizan técnicas narrativas propias del boom latinoamericano, María Colón se desarrolla a través de continuas analepsis y prolepsis, que dinamizan y complejizan la temporalidad insertando las historias particulares en diferentes escenarios. Así, el origen de Uco, la historia de la familia Colón y la refundación del pueblo se sitúan en el espacio de la sierra ancashina; por otro lado, la historia de la familia formada por Manuel Colón y Hortensia se ambienta en el distrito limeño de Miraflores; mientras que la historia de Zeferino Colón transcurre en Europa. La novela alterna la voz del narrador omnisciente, el diálogo entre María Colón y Filomena, el monólogo de María Colón, el diálogo entre Manuel Colón y Hortensia, la narración referida al manuscrito del padre Cayetano Colón sobre la historia del pueblo y la narración del regreso de Zeferino Colón y de Manuel Colón a Uco.

La extensión narrativa hacia otros escenarios no solo amplía el espacio novelado, sino que informa, en particular, sobre la dinámica que caracteriza al ambiente citadino. La historia de María Colón se relaciona con la vida del pueblo de Uco y su refundación, mientras que la narración referida a los amores de Manuel Colón y Hortensia, que se inicia en Uco, se vincula principalmente con el espacio urbano, al igual que las historias de otros personajes -no desarrolladas completamente- que viajan al extranjero, en especial, a Norteamérica. El itinerario de Zeferino Colón a ciudades europeas traza un panorama de la cultura occidental. Atravesando diversos temas y tópicos de interés, que establecen relaciones de intertextualidad con la obra de Yauri Montero, la novela aborda, entre otros puntos, la recuperación de la memoria, la refundación del pueblo natal, la migración del campo a la ciudad, las tensiones entre la tradición y la modernidad, el proceso del desarraigo, el problema de la identidad de los personajes y el impacto que la cultura occidental produce en ellos.

Recepción crítica de María Colón

A pesar de que no son muchos los estudios críticos sobre María Colón, estos, sin embargo, abordan temas de mucho interés para su lectura y discusión. En su recepción crítica, la novela es considerada una obra representativa de la evolución de la narrativa andina; igualmente, se destaca el uso de técnicas modernas en su construcción. Por otro lado, la crítica sostiene que la estructura y el contenido de la novela de Yauri Montero guardan relación con obras de la narrativa peruana y latinoamericana contemporánea. Además, se ahonda en el significado de la trasformación que experimenta la sociedad andina y en el renacimiento del pueblo; finalmente, la crítica estudia la composición social, el sincretismo y el desarraigo, así como el papel de la memoria y su relación con la identidad de los protagonistas.

Desde la perspectiva de Escajadillo (1994), la narrativa de Yauri Montero se encuentra en el paso del indigenismo ortodoxo al neoindigenismo, y puede, inclusive, representar otro momento en el curso de la narrativa andina. Para Escajadillo, la novela María Colón es la más experimental del autor:

Los planos espaciales y temporales son múltiples y complejos, el monólogo interior, los "vasos comunicantes", la ambigüedad entre la realidad y la fantasía, entre la vigilia y el sueño, característicos de la "nueva novela" latinoamericana, son utilizados con pericia por Yauri Montero (1994, p. 133).

Al ubicar la novela en una etapa de madurez creativa de Yauri Montero, el crítico González Vigil (2008) establece una filiación entre el autor y José María Arguedas, Juan Rulfo y Gabriel García Márquez. A semejanza de Arguedas, el novelista plantea "la pugna entre la cultura andina, mítica, profunda y auténtica, y la civilización urbana, racionalista, externa e importada" (2008, p. 297). En otra línea, el diálogo con Rulfo se aprecia en la "mezcla entre la realidad y la ficción, el presente y el pasado, la percepción y el recuerdo, así como [en] el empleo de pequeños cuadros que yuxtapuestos o encadenados entretejen las grandes secuencias del relato" (2008, pp. 297-298). El vínculo con García Márquez se percibe en diferentes órdenes: "el linaje fundador de un pueblo, los personajes que desean historiar la vida del pueblo, el estigma de la soledad, etc." (2008, p. 298).

En la mirada crítica de Cornejo Polar (1981), la novela de Yauri Montero "asume como experiencia decisiva la cancelación del viejo orden andino y el surgimiento de nuevas e insospechadas realidades" (citado en Robles Torre, 2020, párr. 15). Este proceso de transformación de la sociedad andina se relata desde un "temple elegíaco", que es "propio de quien se despide para siempre de un mundo que jamás volverá a ser lo que fue"; en el fondo, hay una incertidumbre debido a "la inseguridad y el desconcierto que suscita la no siempre comprensible nueva realidad" (citado en Robles Torre, 2020, párr. 15). Cornejo Polar (1981) señala que el renacimiento del pueblo de Uco es un punto clave, ya que significa superar el dolor y la muerte para dar paso a la vida y la esperanza:

En María Colón, Yauri ejercita esta tarea humanizante: dotar de sentido a una historia y una naturaleza que convergieron mortalmente en un punto para retar al hombre a convertir la destrucción en germen de vida y el olvido en memoria que nunca acaba (citado en Robles Torre, 2020, párr. 15).

Trabajos recientes ofrecen nuevas aproximaciones críticas a la novela. Así, para López Maguiña (2021), María Colón desarrolla "motivos inaugurales en la narrativa andina" (p. 42). Su lectura se centra principalmente en el sincretismo de la sociedad representada, la condición mestiza de los pobladores, los conflictos que se presentan en Uco, la tradición y la modernidad como dimensiones en que se desenvuelve la vida del pueblo, la evocación de los personajes a raíz del cataclismo y su extravío en relación con su condición de desterrados. En el lente de López Maguiña, la sociedad representada "[f ]orma un conjunto jerárquico que se halla en crisis" (p. 44) y está constituida por una clase terrateniente y propietarios agrarios de origen diverso, ya sea hispano, criollo, mestizo o extranjero.

Terán (2021) analiza la función de la memoria en la constitución de la identidad de los personajes, para lo cual estudia la memoria autobiográfica representada por María Colón, la memoria colectiva a través del manuscrito del padre Cayetano y la memoria atada a la melancolía y como un posible puente de reconciliación en el caso de Manuel. Partiendo del ejercicio de la memoria de los miembros de la familia Colón, Terán aborda "una memoria herida por el trauma de la pérdida del hogar, las crisis identitarias derivadas de dicha pérdida y las imágenes acerca [de] lo andino construidas por el sector mestizo representado en la novela" (p. 59). Según Terán, "la relación con el espacio y su dimensión simbólica" (p. 63) es fundamental para comprender el proceso de arraigo y desarraigo de la familia Colón. En ese marco, al desaparecer Uco, el estado de orfandad de la protagonista la llevará a recuperar la memoria colectiva a partir de sus recuerdos personales. Luchando contra el olvido, el padre Cayetano elabora un discurso "de carácter escritural" que narra la historia de Uco en pugna con el discurso hegemónico. Por último, el personaje Manuel se encuentra ligado al recuerdo de un segundo Uco a través de un lazo afectivo, pero su evocación carece de una proyección colectiva debido a haber experimentado un mayor desarraigo.

María Colón y la memoria de Uco: origen, tragedia y refundación

El tema de la memoria es un eje que articula el contenido de la novela María Colón, al igual que la obra narrativa de Yauri Montero (Terán, 2021). González Calleja explica que la memoria "se define como una labora de reconstrucción enmarcada socialmente, que se apoya en el presente para recuperar el pasado" (2013, p. 53). Desde este punto de vista, a partir de los recuerdos de María Colón5, se busca recuperar la memoria de Uco, cuya fundación se remonta a un tiempo mítico y cuya historia es escrita por el padre Cayetano Colón, hermano de la protagonista. Haciendo referencia a un tiempo pasado que se evoca, reconstruye y se actualiza a través del recuerdo individual y colectivo, la memoria registra experiencias y acontecimientos traumáticos que marcaron tanto la vida de los personajes como la existencia de Uco. Así, obrando en oposición al olvido, la memoria colectiva se convierte en un dispositivo de resistencia que mantiene vivo el recuerdo y retrotrae los hechos del pasado para situarlos y procesarlos desde otra perspectiva. En este proceso de recuperación de la memoria, los miembros de la familia Colón están marcados por el recuerdo de la tierra: "Son personajes que viven para rememorar. Hacen memoria de la antigua ciudad y de los momentos traumáticos de la tragedia y de los inmediatamente previos. Gracias a esos recuerdos la ciudad renace" (López Maguiña, 2021, p. 48).

Basándose en el pensamiento filosófico de la tradición clásica y cristiana, Ricoeur (2004) elabora una explicación de la memoria de mucha utilidad conceptual. En la línea de Platón, precisa que, entre la memoria y la imaginación, se desarrolla "la representación presente de una cosa ausente" (p. 23); siguiendo el pensamiento de Aristóteles, añade que "la memoria es del pasado" (p. 23). De acuerdo con las ideas de San Agustín, Ricoeur explica que "el acto de la memoria" significa "luchar contra el olvido" (p. 50) y que "los vastos palacios de la memoria" son "el depósito" de los recuerdos que luego son evocados (p. 130); desde el punto de vista de la memoria, en el hombre, subyace una "mirada interior" (p. 129).

Estas ideas nos permiten comprender la añoranza de María Colón ante la desaparición de Uco, su búsqueda de un tiempo pretérito que no puede perderse, así como sus reflexiones transidas de intensidad sobre el impacto del cataclismo. A partir de la "memoria autobiográfica", María Colón inicia la recuperación de la memoria colectiva (Terán, 2021); en ese proyecto, se despliegan otros recuerdos que se suman a la evocación de la protagonista: las palabras de Filomena Huarak, Casiano Nieves, Jacinto Rosas y Walli Rashta, únicos sobrevivientes de la tragedia de Uco, insertan el relato testimonial en el discurso, de tal modo que, mediante el ejercicio de las memorias individuales, se va construyendo la memoria colectiva de Uco, lo que demuestra su naturaleza social, porque, como lo plantea Halbwachs (2004), los recuerdos de los miembros del grupo se van completando y definiendo al confrontarse y complementarse entre sí.

Hija de Raymundo Colón y casada con José Antonio Small, María Colón asume los valores de la cultura andina, se identifica con su arte y tradiciones, y se configura desde el recuerdo, que es un elemento articulador de la narración y que se reitera en la experiencia de los personajes a lo largo de la novela. La desaparición de Uco deja una profunda marca en María Colón produciendo un constante deseo de regresar a él para hacerlo renacer. Cobrando el mito fundacional un especial significado en su proyecto, la protagonista tiene asignada una historia particular asociada con el origen, la existencia y la refundación de Uco.

En el nacimiento de Uco, es importante el papel que desempeña la bisabuela de María Colón como su fundadora. A través de la explicación del significado de la flor del Guajanko, la protagonista evoca su intervención: "Se llamaba María Jiray y decían que fundó Uco" (1981, p. 42). Dicho origen se relaciona con el descubrimiento de un crucifijo llamado el Cristo de la Soledad:

Un día salió con sus hermanos a pasear. En la maleza encontraron un crucifijo. Cada uno quiso llevarse para su ayllu y comenzaron a discutir. El primero que termine un templo tendrá derecho a llevarse, dijo María Jiray. La solución era buena y todos aceptaron (1981, p. 42).

El templo fue levantado por María Jiray, por lo que ella es considerada la forjadora de Uco; sin embargo, Juan Huarín, uno de sus hermanos, no aceptando ser derrotado, lanzó una maldición: "¿No te has fijado bien? ¿No has oído lo que cuentan? Alguna vez los huaycos la sepultarán, los terremotos la remecerán..." (1981, p. 43). Al igual que otros hechos de la historia del pueblo precedidos por signos y señales, la maldición habría de cumplirse.

Implorando la unión entre los hermanos, María Jiray se quedó con el crucifijo. Con el fin de atraer a las gentes hacia el nuevo pueblo, ordenó vaciar vasijas con Guajanko para que los pobladores recién llegados echaran raíces en el lugar. Rodeada de presagios, la bisabuela pronostica que los que dejen Uco "en pueblos ajenos seguirán llorando soñando volver" (1981, p. 47) y, peor aún, que desaparecerá cuando se siembre "el odio, la ociosidad y el egoísmo". La fundadora advierte la importancia de la unidad de los pobladores, pues sin ella el pueblo dejaría de existir. Sospechando que, en algún momento, destruirían las macetas de Guajanko y que la maldad se apoderaría de los pobladores, María Jiray se lanzó a las profundidades del lago de Uco y desapareció.

Testigo de la destrucción de Uco debido a un aluvión que la llevó a una permanente soledad y tristeza, la bisnieta de María Jiray vive envuelta en sueños y recuerdos que le traen al presente imágenes de su desaparecido pueblo: "Si mis ojos parecen llorar, es porque recuerdo mucho a mi tierra" (1981, p. 93)6. Experimentando una confusión entre la realidad y el sueño, el trance personal de María Colón se diluye en impresiones y visiones borrosas. El deseo de recuperar el pasado de Uco genera en ella un desconcierto:

Pasaron los años y a María Colón se le confundieron los recuerdos con la realidad. Sus días eran tristes. Por eso prefería las noches, porque la hacían dormir. Sus sueños eran fantásticos y en ellos escuchaba una voz que decía: ¿Por qué me has olvidado, María Colón? Ella divisaba por todas partes, pero no veía nada ni a nadie. El lugar era y no era Uco. Dudaba. Creía y no creía estar allí (1981, p. 65).

Lo onírico, que domina el trance de María Colón, subyace en las reflexiones y los pensamientos de los personajes, atravesados de experiencias dramáticas, sufrimientos, circunstancias difíciles y desafíos. Dicha condición se describe a través de estados que ceden la objetividad a situaciones que confrontan el sueño con la vigilia; así, Zeferino Colón y el padre Cayetano nos refieren sus impresiones de los acontecimientos de Uco desde una mirada donde los hechos se mezclan con los sueños, y la frontera existente entre la realidad y la imaginación se diluye. Predominando imprecisiones en los hechos que narran, lo onírico actúa como una perspectiva desde la cual enuncian los personajes y permite conocer una voz interior que fragmenta su discurso.

María Colón inicia un proceso de memoria, que se fortalece en cada evocación de los protagonistas, y encarna una tenaz resistencia frente al olvido, que se afirma en el recuerdo personal y colectivo que busca recuperar y conservar los hechos del pasado. Dicha acción se explica porque "[t]odas las personas como las sociedades requieren, necesitan saber de dónde vienen, qué ha sido de su existencia"; ante tal exigencia, la memoria ayuda a "[n]o olvidar de dónde se viene y a dónde se va"; por ello, al olvidar "el pasado el único futuro que queda es el olvido, y el olvido es la única muerte que mata la verdad" (Mendoza García, 2005, p. 22).

El olvido entra en colisión con la memoria de Uco, que pugna por superar su tragedia y hacer renacer la vida después del cataclismo, tal como lo expresan las palabras de María Colón: "El olvido es como la muerte, y yo no estoy muerta. Lo que tengo es tristeza. Sufro por algo muy querido que ya no existe" (1981, p. 29). El olvido significa el término de la existencia, así como la pérdida de todo lazo con la familia, el grupo social y de la propia identidad: "No quiero morir. Tampoco olvidar. Si olvido, me sentiría sin nada. Como si nunca hubiera tenido padres, hermanos, parientes, amigos. Como si jamás hubiera gozado de techo y de un pueblo que amé" (1981, p. 39). Basándonos en las ideas de Ricoeur (2004), podemos afirmar que María Colón asume el "deber de memoria", que "consiste esencialmente en deber de no olvidar", de modo que "una buena parte de su búsqueda del pasado se coloca bajo el signo de la tarea de no olvidar" (pp. 20-21).

Al observar objetos del arte tradicional de la tienda que abre en Paucas, afloran en la mente de María Colón imágenes de su taller en Uco que la trasladan al pasado:

María Colón caminó hasta la puerta y se dio vuelta. Miró los mostradores, los estantes. Los mates pintados; los cántaros y toritos. Las llicllas y polleras bordadas. Quedó satisfecha. Pensó en su taller de Uco, que daba a un patio con follajes y pájaros [...]. Su recuerdo recuperó un pedazo de su infancia (1981, p. 43).

Afirmándose su proyecto personal de refundar Uco, voces, sueños, presagios, signos proféticos y señales de anticipación la guían en ese derrotero. Ante el pedido de una voz que le dice: "En el fondo de un pantano estoy, María Colón", decide ir en busca de dicho lugar y cumplir su objetivo:

Buscaron el pantano. Lo desaguaron y se secó. Pudieron escarbar y fueron encontrando dos clavos grandes, el Sagrario y por último el Cristo crucificado. Allí construyeron el templo. De piedra y mármol, y lo llenaron de adornos indios y españoles, y también de santos mestizos. La gente acudió a bandadas y levantaron sus casas. Construyeron cuatro barrios. Belén, La Soledad, San Francisco, Huarupampa. En los patios, con piedrecitas blancas y negras bordaron venados, flores y guirnaldas. Cubrieron las calles con empedrados azules y las aceras con baldosas de granito blanco. En las avenidas y plazas plantaron fresnos y sauces (1981, p. 95).

El resurgimiento de Uco deja atrás el dolor y la tristeza, y despierta un nuevo espíritu entre los pobladores. En su reedificación, la ciudad mantiene su vínculo con la tradición anterior, pero, a la vez, incorpora elementos de la modernidad. Por otro lado, al desarrollarse una nueva dinámica social entre los sectores que conforman el pueblo, se acrecientan las rivalidades entre los ucosinos produciéndose conflictos debido a la opresión de las familias poderosas. Sin embargo, el proceso de transformación social y cultural que experimenta Uco y la caída de un segundo aluvión ya no serán conocidos por María Colón, debido a su extraña muerte, ya anciana, al lado de su esposo7.

Escritura e historia de Uco: función de la letra

En la disputa entre la memoria colectiva y el olvido social, el poder bajo la forma de grupo dominante determina "qué es lo que hay que olvidar y qué es lo que debe mantenerse en la memoria" (Mendoza García, 2005, p. 9). Mediante varios procedimientos, asentados en la legalidad y la institucionalidad, se consigue la imposición de una versión única del pasado, por lo que los hechos se conservan y se narran desde la perspectiva del poder hegemónico, que busca controlar la memoria. Dentro de ese marco, los procesos de escritura buscan historiar los acontecimientos con el fin de ordenarlos y fijarlos, pero, muchas veces, dicho propósito se realiza desde una determinada posición, que disiente de los hechos realmente ocurridos o en contradicción con los testimonios de las personas como testigos de los hechos. Frente a la imposición de una historia oficial, surgen versiones alternativas que pugnan por conservar los hechos que corren el peligro de ser ocultados por el poder; de este modo, se vehiculiza un discurso que cuestiona y descentra la verdad oficial (Torres, Cendales y Peresson, 1992).

En María Colón, se plantea la centralidad de la letra8 como soporte de la historia que se construye desde una voz no oficial. La letra sirve al objetivo programático del padre Cayetano Colón de ofrecer la historia de Uco como "memoria escrita" que transita "del testimonio al documento" (Terán, 2021). El manuscrito que el sacerdote redacta es clave para la comprensión de la historia de Uco; además de explicar el origen del pueblo, la capacidad de lucha y resistencia de los ucosinos y los hechos relacionados con el futuro de Uco, evidencia la función crítica del discurso escrito. Dado que la historia del pueblo está aún por construirse, surge el imperativo de escribirla para evitar que los hechos del pasado queden en el olvido, pues "lo que no se cuenta no existe", es decir, "[l]o que nunca ha sido el objeto de un relato, de una historia, no existe" (Perrot, 1999, citado en Mendoza García, 2005, p. 12). Sobre todo, el manuscrito busca dar a conocer la visión de los oprimidos y contraponerla a una posible historia construida desde el poder (Terán, 2021).

Antes de morir, y con el fin de reconstruir el pasado de Uco y de registrar en el papel los hechos desde su fundación, el padre Cayetano elabora el manuscrito valiéndose de sus recuerdos, de fuentes orales, de los relatos del entorno familiar y de aquello que los mayores contaban para no olvidar: "Fue entonces que empecé a recordar los cuentos de mi padre, y lo que a él le dijeron su padre y sus abuelos, y los que me contó el viejito Vidalito, en Yarush [...]. Él me contó lo que quiero reconstruir" (1981, p. 166). De este modo, en el relato del sacerdote, "narración y oralidad confluyen para reconstruir experiencias pasadas, y así reordenan el proceso social de una colectividad" (Mendoza García, 2004, p. 8). A ello se suma otro elemento importante: la visión del futuro de Uco que el sacerdote obtiene a través del sueño y de las impresiones que cree encontrar en la realidad9.

De manera sintética, el padre Cayetano hace un trazado de la historia de Uco: "He redactado el sojuzgamiento de Uco, la resistencia larga y heroica de los guerreros del pueblo, y cómo vinieron el caos, la destrucción y la muerte" (1981, p. 197). Como principales acontecimientos, el manuscrito nos refiere el origen mítico de Uco, la rivalidad entre los líderes locales, la resistencia del pueblo frente a la dominación incaica, ante la invasión española y chilena, y el segundo aluvión que azota a la sierra ancashina con su consiguiente transformación. La redacción del manuscrito, que se va realizando mediante fragmentos, cuadros y episodios, tiene como objetivo acusar al poder opresor de las viejas familias de Uco, pues "denunciaría las maldades de los fuertes" (1981, p. 134). Su versión de los hechos se asocia con una historia de justicia frente al abuso y la explotación.

Utilizando un lenguaje formulario y estructuras narrativas propias de los relatos fundacionales referidos a la aparición de pueblos y culturas del pasado, el padre Cayetano ubica el origen de Uco en un instante mítico:

En un principio fue Pinkosmarka...

En Piskomarka solo había animales, árboles y lluvias. La tierra era virgen y verde...

El Japallán Kamakoj se propuso poblarlo con seres superiores y creó al hombre, y los hijos de este fueron gigantes. Quiso que hicieran una ciudad; y así sucedió. La ciudad que construyeron fue grande y hermosa. Había edificios de tres y cuatro pisos. Tenía calles anchas, plazas y mercados... (1981, p. 161).

Reproduciendo tópicos de las narraciones míticas, el relato precisa que hubo actitudes de soberbia entre los primeros pobladores de Uco que derivaron en guerras. Conocidos motivos, como el orgullo insolente entre los hombres y el enfrentamiento que tienen como respuesta el castigo divino, conforman secuencias narrativas en la historia de Uco. El dios Japallán Kamakoj decidió exterminarlos, para lo cual envió a tres cóndores. Con episodios pertenecientes a un tiempo mítico en el mundo andino, similares a las narraciones bíblicas, el sacerdote nos relata que "[d]urante mil días llovió a torrentes"; como consecuencia de ello, Piskomarka se convirtió en "un océano lodoso y hediondo" (1981, p. 162). No obstante, el dios sintió pena y les dio a los pobladores una segunda oportunidad, para lo cual los tres cóndores se encargaron de trasladar a tres parejas de gentes de otras catástrofes a Piskomarka. De este modo, con la alegría de volver a estar juntos, con el nuevo renacer de las plantas y los árboles, resurgió la vida y el pueblo fue llamado Uco:

El Japallán Kamakpj se alegró sobremanera. Miró complacido a las parejas y les habló: Tendrán la tierra que quieran. Agua, árboles, animales y flores. Sus palabras se hicieron realidad. Brotaron manantiales y ríos... Quedaos aquí. Trabajad la tierra les dijo. Los hombres construyeron una ciudad. La llamaron Uco, porque el valle era muy profundo (1981, p. 165).

La narración adquiere un sentido épico cuando se relata la llegada al pueblo de las huestes de Pachacútec y de Cápac Yupanqui, y, más adelante, cuando se produce la invasión de los españoles. Al llegar Cápac Yupanqui, los pobladores rechazan su presencia, por lo que "[e]l ejército invasor estaba herido en su orgullo"; el ejército del inca "no se había topado con un pueblo con agallas como el de Uco" (1981, p. 169). Luego de un segundo rechazo, Cápac Yupanqui fue en busca de un líder chanca llamado Anco Ayllo, quien encabezó el ejército inca; con el triunfo de los chancas a cuestas, el jefe de los ucosinos decidió parlamentar y acordar la paz debido a la bravura de los dos ejércitos. Gracias a ello, al pueblo ingresaron "maestros, artistas e ingenieros del Inca".

El relato del sacerdote añade otro hito en la historia local referido al arribo de Francisco Pizarro y sus soldados en agosto de 1533 procedentes de Cajamarca con el botín del rescate del Inca Atahualpa: los soldados "no solamente cargaban ese botín, sino también la riqueza que robó en los pueblos que atravesó" (1981, p. 197). La valentía de Uco se volvió a manifestar, pues "[e]l general Tito Atauchi, hermano de Atahualpa, ayudado por los ucosinos atacó a Francisco Pizarro en Tocto y lo derrotó" (1981, p. 197). Con el tiempo, los ucosinos siguieron levantándose en contra de los españoles, pero también sufrieron su violencia brutal.

La escritura de la historia de Uco se complementa con la información que obtiene el padre Cayetano a raíz de lo que observa en sus sueños y de su visión del futuro del pueblo. La tragedia se cierne nuevamente sobre Uco, ya que, en un sueño, el sacerdote se ve a sí mismo desolado debido a que el pueblo estaba dividido; además, en sus prédicas religiosas, les hacía saber a los ucosinos que nadie lo acompañaba en su lucha contra el poder. La visión del sacerdote predice lo que sucederá con Uco; en particular, anuncia los grandes cambios que se producirán a raíz del aluvión de 1970, que azotará a los pueblos de la sierra ancashina. Esta nueva fisonomía afectará la composición social, ya que surgirán nuevos ricos con propiedades en Lima y en el extranjero. Igualmente, la ciudad se verá impactada por la forma como se realizará su reconstrucción, pues aparecerán nuevas edificaciones que dejarán atrás las características de la otrora ciudad señorial.

En esa imagen del porvenir, se vislumbran también hechos que siguieron al aluvión, como la apropiación de los productos donados para los damnificados y la ayuda que nunca llegó a los pueblos afectados. En esa visión borrosa del futuro, el padre Cayetano anuncia la represión contra estudiantes y dirigentes; por ello, afirma: "Mi ciudad está destruida" (1981, p. 208); ante el vacío que se apodera de la ciudad, exclama: "Adiós, pueblo mío, contigo se queda mi corazón" (1981, p. 209). Sin embargo, los ucosinos tienen mucha valentía y dignidad. Así, en una de sus visiones, el sacerdote se ve arrastrado por dos caballos de conquistadores españoles que lo llevan atado con una soga, pero enfrentaba el suplicio con valentía; desde este punto de vista, si los ucosinos morían, no abandonaban la dignidad. En el manuscrito del padre Cayetano, las visiones cumplen una función decisiva en el conocimiento del futuro de Uco, por lo que el discurso historiográfico no está lejos de la "escritura del vidente"; de esta manera, en la exposición de los hechos, se articulan el mito, la historia y la profecía.

Desafortunadamente, el manuscrito de la historia de Uco desapareció durante la segunda catástrofe que azoló al pueblo; si se hubiese conservado, habría sido un texto revolucionario. No obstante, su contenido quedó en forma de cuentos populares sobre el pasado del pueblo; ese recuerdo sirvió para alimentar la historia oral acerca de Uco, la familia Colón y el cataclismo que volvió a castigarlo nuevamente. La versión del padre Cayetano pone énfasis en la resistencia de los ucosinos frente al poder y sitúa en primer plano su heroicidad, puesto que siempre supieron sobreponerse a la adversidad y a la opresión. De esta manera, aun cuando Uco enfrenta la destrucción y el dolor, y termina despoblado, la valentía de sus pobladores se mantiene en pie; las palabras de Claudio Colón al ver resurgir al pueblo después de la segunda catástrofe confirman ese espíritu: "Nosotros siempre hemos sabido levantarnos de entre las sombras" (1981, p. 247).

Condición migrante: retorno de los personajes a Uco

La condición migrante se articula con procesos de desplazamiento a diferentes escenarios, lo que determina sentimientos de nostalgia y el descentramiento del sujeto, así como diversas tensiones y contradicciones10. De acuerdo con Cornejo Polar, el sujeto migrante se caracteriza por su "naturaleza discontinua" (1995, p. 104), lo que subraya la diversidad de tiempos, espacios y valores que atraviesan su itinerario; su "locus enunciativo" se relaciona con el de "un sujeto disgregado, difuso y heterogéneo" (1995, p. 104); su recuerdo se articula a partir de una memoria que se recompone desde una fragmentación, ya que "está trozada en geografías, historias y experiencias diversas" (1995, pp. 104); su discurso "normalmente yuxtapone lenguas o sociolectos diversos" y logra la "reivindicación de la múltiple vigencia del aquí y el allá y del ahora y el ayer" (1995, pp. 105-106).

Desde el punto de vista de Cornejo Polar, en el sujeto migrante, el movimiento hacia otros espacios geográficos desencadena un sentimiento de nostalgia en el que se entrecruzan experiencias disímiles y estados de temporalidad:

migrar es algo así como nostalgiar desde un presente que es o debería ser pleno las muchas circunstancias y estancias que se dejaron allá y entonces, un allá y un entonces que de pronto se descubre que son el acá de la memoria insomne pero fragmentaria (1995, p. 103).

El conocido crítico precisa que "el discurso del migrante es radicalmente descentrado" (1996, p. 841), lo que es importante para entender su peculiar constitución, puesto que se construye desde varios espacios de tal modo "que el desplazamiento migratorio duplica (o más) el territorio del sujeto y le ofrece y lo condena a hablar desde más de un lugar" (1996, p. 841).

Situándonos en la perspectiva de Cornejo Polar, la novela de Yauri Montero problematiza la condición del sujeto migrante mediante el desplazamiento de los miembros de la familia Colón que, al instalarse en lugares alejados de Uco, evocan el pueblo, recuerdan permanentemente el pasado y experimentan las tensiones que produce el desarraigo, el cual, sin llegar a ser total, influye en sus subjetividades (López Maguiña, 2021)11. El regreso de los principales personajes a la tierra natal, después del proceso de migrancia, los enfrenta ante nuevos cambios que son introducidos por la modernización que experimenta Uco con el paso de los años.

Definida por el desplazamiento hacia otros espacios geográficos (Valle, 2021)12, la migrancia instala una especial dinámica que afecta la identidad y las subjetividades de los personajes. Se trata de una movilización e inserción en nuevos escenarios que produce una inflexión en sus experiencias de vida; en consecuencia, la migrancia interviene en la configuración de los personajes como forasteros, desterrados, viajeros, aventureros, etc., según las circunstancias que los envuelven o sus motivaciones.

En el recorrido de la novela, se desarrollan migrancias a nivel local o en el ámbito regional, o hacia grandes urbes como Lima o ciudades de Europa o Estados Unidos. La propia historia de Uco está estrechamente ligada a la llegada de mineros europeos, quienes vinieron y se quedaron a vivir en él, y cuyos descendientes heredaron sus rasgos físicos y el color de su piel. La migrancia interna localizada en el ámbito regional, es decir, en el propio espacio geográfico de Áncash, se desarrolla a través de la llegada de pobladores procedentes de diferentes caseríos o pueblos del Callejón de Huaylas a Uco o a lugares cercanos. Este fenómeno se enmarca dentro del proceso regular de la sociedad andina, ya que es el más común que experimenta el comunero o el hombre del ande en su proceso de desplazamiento hacia otros escenarios.

La novela se focaliza en el fenómeno de la migrancia al pueblo de Paucas, a la ciudad de Lima y a ciudades de Europa, debido a varios factores que convergen en diferentes momentos de la historia de Uco y del destino particular de los protagonistas. Así, el cataclismo que acaba con el pueblo produce la migrancia de los sobrevivientes a Paucas, desde donde se realiza la evocación del destruido Uco. A pesar de ser un pueblo rival, hacia Paucas se trasladan María Colón, Filomena Huarak, Casiano Nieves, Jacinto Rosas y Walli Rashta, únicos sobrevivientes del aluvión. Por otro lado, la ambición de las familias poderosas por las tierras de los ucosinos desencadena situaciones de odio y enfrentamiento, lo que determina un desplazamiento forzado, ya que los personajes se ven obligados a dejar la tierra natal, como ocurre con Alejandro, quien se traslada a Huari, San Marcos, Chavín y Huaraz.

Además de la migrancia que se produce en el contexto local y regional, la ciudad de Lima se convierte en un punto de destino; este hecho se explica por la búsqueda de nuevos derroteros y expectativas como proyecto personal de los protagonistas. La migrancia a Lima de Manuel Colón, hijo de Claudio Colón y nieto de un miembro de la familia Colón del mismo nombre, ejemplifica dicha búsqueda de mejores opciones debido a los problemas derivados de las nuevas condiciones sociales y económicas que se apoderan de la sierra ancashina. Docente de profesión y esposo de Hortensia, perteneciente a una familia dedicada a la explotación minera y a la comercialización de la sal, principalmente, Claudio Colón se traslada a Lima y se instala en el distrito de Miraflores. Compartiendo con su esposa la afición por el cine, el descendiente de la familia Colón, testigo del aluvión que asoló a los pueblos del Callejón de Huaylas, deja la casa paterna en Yurak Yaku e inicia una nueva etapa de su vida en el ámbito citadino, que no estará exenta de las contradicciones causadas por el alejamiento de su lugar de origen. Distante de su terruño, el recuerdo del pueblo y el contraste entre Uco y Miraflores, es decir, la oposición entre el campo y la ciudad, impulsarán su regreso a la sierra ancashina.

En la narración de la migrancia de Manuel Colón, se expone la experiencia del migrante que se desplaza a la urbe localizada lejos de la provincia, así como se incide en el recuerdo que causa Uco en quienes lo abandonan y en los cambios que se introducen en el pueblo en un nuevo periodo de su historia. El regreso de Manuel Colón a Uco se produce cuando se halla en un proceso de resurgimiento y de modernización que lo transforma radicalmente. A través de él, arribamos al presente de un nuevo Uco, que deja de ser tradicional, ocho años después del cataclismo que asoló al Callejón de Huaylas y que destruyó la ciudad de Huaraz (en alusión al terremoto de 1970).

En el ámbito citadino, el matrimonio amplía su circuito de relaciones e ingresa a ser parte del entorno de las familias acomodadas. Así, sus hijos estudian en colegios emblemáticos del conocido distrito limeño, donde reciben una educación de calidad. Con su actividad comercial, salas de cines, grandes edificios, etc., Miraflores es un referente de la dinámica de la modernidad y de los cambios producidos en el espacio urbano en el siglo XX. A partir de esta referencia al ambiente miraflorino, se proyecta un estilo de vida propio de la burguesía limeña, que distingue a los linajes de rancia alcurnia. Ligado a este núcleo citadino, la novela menciona -aunque sin desarrollarse completamente- la experiencia personal, amorosa y familiar de otros personajes que se encuentran en diferentes ciudades de Estados Unidos, cuyas historias amplían el referente novelado a escenarios asociados con el mundo moderno.

Siguiendo a Cornejo Polar (1995), "nostalgiar" inserta la subjetividad en el discurso del sujeto migrante, actúa en su presente y orienta su acción en proyectos venideros. Manuel Colón evoca reflexiones de su madre que encierran una filosofía de vida que explica el sentido del recuerdo en la conservación de la identidad: "la vida es un río [...] Hay cosas que debes guardar [...] pero no guardes penas, guarda nostalgias: te recordarán de dónde vienes y te servirán de apoyo" (1981, p. 246). La vida familiar de Manuel Colón en la ciudad está marcada por el recuerdo de la tierra que ha dejado atrás, cuya imagen se contrapone al escenario urbano: "Estamos frente a una casa desconocida. En una ciudad que no es la nuestra", "Yo me muero por Uco", "A Lima no aprenderé a quererla" (1981, pp. 158-159)13. Para el protagonista, volver a la tierra es también una experiencia diferente, ya que encuentra un pueblo que se reconstruye luego de otro cataclismo; sus construcciones, debido al diseño y nuevos materiales, dibujan el actual Uco camino a convertirse en otro en contraste con el Uco del pasado: "Esa era la tierra que amaba. Aquella la ciudad que quería. Como también otra la ciudad que le perteneció" (1981, p. 219).

En la experiencia de Manuel Colón, los estados del migrante confrontan sentimientos encontrados de mucha intensidad: "Recordar es una forma de vivir. No aquí, sino allá. El "Hoy" se confunde con "Ayer"" (1981, p. 90). Tensionándose las temporalidades y los espacios, el regreso de Manuel Colón ahonda en la contraposición entre el allá-ayer / entonces y el acá-hoy / presente (Cornejo Polar, 1995), como dimensiones de su migrancia, que se resuelve a favor de la afirmación de su pertenencia a su lugar de origen. El anclaje del protagonista en un pasado, tradición e historia que va desapareciendo con los nuevos tiempos tiene implicancias en la constitución identitaria: "¿Dónde estoy? ¿qué soy?" (1981, p. 237). Manuel Colón se aferra al pueblo, a pesar de las profundas modificaciones que alteran su fisonomía y de ser advertido en Lima de que no hallaría lo que dejó al partir; por ello, afirma su vínculo vital con su tierra: "no es el Uco de antes, pero es Uco" (1981, p. 237). Casi al finalizar la novela, en sus palabras, se pone de manifiesto la cancelación de un periodo en la historia local: "los malos tiempos han pasado, y ha llegado la hora en que los capulíes de Uco nuevamente tenían que florecer..." (1981, p. 248). De este modo, se proyecta en perspectiva el curso que sigue la sociedad ancashina de cara a los nuevos tiempos que impactan sobre un periodo de su historia que se va quedando en el pasado.

En un orden diferente, actúa el desplazamiento de Zeferino Colón, otro miembro de la familia Colón, quien viaja a Trujillo, llega al Callao y conoce Lima, luego de lo cual inicia un recorrido que lo lleva a países de Europa, donde permanece durante varios años, antes de regresar, finalmente, a Uco. En su caso concreto, la aventura y el viaje al extranjero, cuyo fin es poder vivir nuevas experiencias, revelan un proceso de búsqueda personal que sigue un itinerario marcado por el "triunfo" del migrante que se halla muy lejos de la tierra natal. Su errancia por ciudades europeas lo posiciona como un migrante que alcanza el éxito, inclusive consigue el reconocimiento de las autoridades gubernamentales de una prestigiosa ciudad llamada Ciudad Azul, símbolo de los grandes centros culturales y académicos de Europa.

Zeferino Colón es el migrante que transita del espacio rural a la urbe capitalina y, de allí, a las grandes ciudades de la vida moderna. Su proceso de errancia culmina con su regreso a Uco14. Su recorrido denota la heterogeneidad del sujeto migrante, al transitar de una cultura oral a la apropiación de códigos y tecnologías de la ciudad moderna, a través de la práctica de la escritura y la literatura. Su capacidad creativa se plasma mediante la producción de textos de diferentes formatos discursivos de su autoría o que reelaboran la literatura de referentes occidentales; de esta manera, obtiene importantes premios alcanzando fama, dinero y prestigio. Su estatuto de migrante adquiere una singular complejización al lograr el reconocimiento del espacio letrado y el ingreso al circuito cultural metropolitano, a tal punto que en él se observa la "gesta" del migrante andino en el territorio de la urbe extranjera.

Como sucede con los otros miembros de la familia Colón, la identidad de Zeferino Colón, si bien experimenta contradicciones y fluctuaciones por el impacto de las reacomodaciones en escenarios distintos, no se resquebraja totalmente, ya que conserva un lazo vital y emocional con el pueblo de Uco. Marcas de ello son el sentimiento de nostalgia, el deseo de volver y la continua referencia a un vacío en su ser. La reflexión de su discurso lo demuestra: "ni la fama, ni la riqueza me hacían feliz", "empecé a recordar", "me acordé de mi infancia", "pensé volver", "[s]oñaba mi antigua casa con mi padre y mi madre" (1981, pp. 98-99). La crítica a la modernidad se integra a este sentido reflexivo, pues para Zeferino Colón los avances y adelantos tecnológicos tienen un impacto negativo: "las ciudades perderán la pátina de humanidad que aún les quedan" (1981, p. 198). El llamado de volver a la tierra natal se mantiene constante en su derrotero; así, en el momento en que recibía una distinción por su creación literaria, "en ese instante el recuerdo de Uco se le hizo muy intenso" (1981, p. 199).

Debido a su condición de migrante, Zeferino Colón se siente un hombre ajeno fuera de su terruño, pues, pese a la celebridad que ha conseguido mediante la creación literaria, le urge regresar a su tierra natal. Entiende muy bien que "[u]n hombre que ha perdido la memoria ha perdido su identidad" (Kohut, 2009, p. 27). Después de su prolongada errancia, donde ha sido testigo del desarrollo de las grandes urbes, de los artefactos citadinos y de la dinámica de sus circuitos culturales, Zeferino Colón experimenta la necesidad de volver a Uco. El regreso representa una afirmación identitaria, pues, fuera de la comunidad local, su vida, en el fondo, carece de sentido; además, Uco es el lugar que define su ser: "La tierra natal no es solo donde se nace, sino también la tierra que se sueña" (1981, p. 103). Su retorno, ya de avanzada edad, trae consigo cambios en el espacio urbano de Uco; llamado por el narrador "viejo", "aventurero", "viajero" y "peregrino", el personaje orienta a los ucosinos sobre las adecuadas características, forma y diseño con que se deben construir las edificaciones de Uco. En el regreso de Zeferino Colón, se pone de relieve el vínculo existente entre el hombre del ande y su lugar de origen, así como las tensiones propias del migrante cuyo desarraigo no llega a ser absoluto y que no anulan su identidad.

El propósito de volver a Uco es un punto en común en el proyecto de María Colón, Manuel Colón y Zeferino Colón: "Al perder el territorio propio, no hay para ellos sitio de reemplazo. Un espacio con el que se identifiquen de la misma manera" (López Maguiña, 2021, p. 51). Ello, sin embargo, confronta diferentes posibilidades y realidades, pues se trata de una experiencia personal que adopta distintos contornos. Los tres personajes sienten nostalgia por el terruño y ansían regresar a él. Así, María Colón busca refundar Uco luego de una primera desaparición y logra hacerlo renacer. Manuel Colón también vuelve al pueblo, aunque ya no es aquel que había dejado al partir luego de producido un segundo aluvión, debido a que Uco ha cambiado por completo e ingresado en un proceso de modernización15. Zeferino Colón extraña al pueblo mientras se halla en ciudades europeas y, cuando regresa a Uco, lo encuentra en un estado de precariedad, pero dicha situación no afecta sus grandes deseos de reconectarse con su terruño.

En tal sentido, la experiencia de los personajes representa diversos grados de alejamiento y de migrancia. El desarraigo que caracteriza al sujeto migrante lo lleva a errar por nuevos escenarios; sin embargo, el lazo que lo une a la tierra es muy intenso y determina un sentimiento de nostalgia que, cada vez, se hace mayor. Ello explica la necesidad que sienten los personajes de María Colón de recuperar el pasado y de volver a Uco, lo que actúa de manera decisiva en el destino último del viaje del migrante; de esta manera, el vínculo con el lugar de origen no se pierde y determina el retorno a la semilla. Aun cuando el distanciamiento que experimentan los personajes instituye un proceso de desarraigo, este no es total, ya que la nostalgia se convierte en una fuerza que impulsa el regreso a la tierra de Uco.

Conclusión

La novela María Colón de Yauri Montero se articula a través del derrotero de los miembros de la familia Colón en un trazado que sigue diferentes escenarios y tiempos, que denotan su complejidad narrativa. Sepultado por un aluvión, el pueblo de Uco renace gracias a la acción de María Colón, pero vuelve a desaparecer debido a un segundo cataclismo. Al reconstruirse nuevamente Uco, su fisonomía cambia radicalmente introduciéndose transformaciones producto de los procesos de modernización que viven los pueblos del interior del Perú. A pesar del desarraigo que obliga a los protagonistas a trasladarse a otros espacios geográficos, el regreso a la tierra es un deseo constante que, no obstante, confronta el impacto del presente con un tiempo pasado que empieza a perderse. En la novela, la memoria, la escritura y la migrancia se articulan en torno a Uco y determinan la configuración de los principales personajes.

El constante recuerdo y pena de María Colón la lleva a la recuperación de la memoria de Uco y a su refundación en un proceso de búsqueda y de afirmación de sus valores y tradiciones. La letra como soporte de la historia del pueblo adquiere especial valor a través del manuscrito que redacta el padre Cayetano Colón, que narra los hechos desde la visión de los vencidos; a ello se suma su borrosa visión del futuro de Uco. En el proceso de su constitución, la migrancia que experimentan los personajes pone en tensión su condición identitaria y el sentido de su desplazamiento, lo que impulsa el regreso a Uco como proyecto final. De esta manera, María Colón, al poner en discusión y problematizar temas y tópicos asociados con la función de la memoria, el sentido de la escritura y la condición del sujeto migrante, es una novela clave de la narrativa andina contemporánea que permite comprender los procesos de trasformación social y cultural derivados del conflicto entre tradición y modernidad que experimenta la sociedad ancashina.

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Fuente de financiamiento: Autofinanciado.

Citar como: Salazar Mejía, N. y Alcántara Silva, Y. (2023). María Colón de Marcos Yauri Montero: memoria, escritura y migrancia. Desde el Sur, 15(1), e0011.

1Investigador Renacyt de la Universidad Federico Villareal (UNFV) y doctor en Literatura Peruana y Latinoamericana. Es editor del libro Churata desde el sur y miembro adherente del Grupo de Investigación Esandino de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Se desempeña como docente de la Facultad de Humanidades y la Escuela Universitaria de Posgrado de la Universidad Nacional Federico Villarreal, y de la Unidad de Posgrado de la Facultad de Letras de la UNMSM.

2Es magíster en Lenguaje y Literatura por la UNMSM y sigue estudios de doctorado. Investiga sobre la música andina en la obra de José María Arguedas. Es miembro adherente del Grupo de Investigación Esandino de la Facultad de Letras de la UNMSM. Trabaja como docente en la Universidad Norbert Wiener, la Universidad Peruana Cayetano Heredia y en la Educación Básica Regular.

3 Terán (2013) añade otros elementos asociados con la narrativa andina: la representación de "procesos sociales" (migración, modernización y violencia política), la utilización de "la expresión indígena" y de los procedimientos "de la novela urbana de vanguardia", así como el abordaje de "la dicotomía tradición-modernidad" (p. 21).

4La sierra de Áncash, caracterizada por sus impresionantes nevados, bellas lagunas ubicadas en sus alturas y pueblos y valles de extraordinario encanto, experimentó graves cataclismos que marcaron la memoria de sus habitantes como ningún otro pueblo del Perú. El aluvión que arrasó con el pueblo de Uco es un fenómeno que tiene como referente los aluviones producidos en Huaraz (1941), Chavín (1945), Ranrahirca (1962) y Yungay (1970). Yauri Montero aborda el renacimiento de los pueblos ancashinos que sufrieron el impacto del sismo y aluvión de 1970 en el ensayo "Áncash o la biografía de la inmortalidad. Nuevo planteamiento de sus problemas culturales" (1972), incluido en Áncash en el tapiz: imágenes de su historia y cultura (2014).

5La perspectiva del nombre adquiere un especial significado respecto de la misión y la acción de los personajes. María Colón, Elba Perú, Resurrección, etc., connotan significados que pueden alcanzar, inclusive, una dimensión alegórica. En el nombre María Colón, convergen una referencia a la misión mariana, a la que se suma la alusión a la acción fundacional en relación con el apellido. El segundo nombre de Elba, mujer a quien amaba Zeferino Colón, es Perú, nombre dado por su progenitor debido a relatos deslumbrantes que, a su vez, los escuchó de su padre cuando regresó del país; dicho nombre tiene un especial valor en el plano simbólico al pedirle Elba a Zeferino Colón hacer realidad su regreso al Perú. Resurrección es un nombre con claras resonancias cristianas referidas a un renacer que, en el curso de la novela, busca conservar la vida proyectando la continuidad de la familia Colón en Uco.

6Además de María Colón, otros personajes de la novela desarrollan un discurso reflexivo sobre el recuerdo; así, en el diálogo que sostienen Alejandro y Zeferino post mortem, se sostiene que el recuerdo le da sentido a la existencia humana, pues "tan pronto nos ponemos a recordar volvemos a ser lo que fuimos" (1981, p. 190).

7Como sucede con varios episodios asociados con el destino de los personajes de Uco, la muerte de María Colón está envuelta en lo profético, ya que le anuncia a su esposo: "El día que les nazca nuestro primer nieto o nieta me diré que ya no es necesario que sigamos viviendo" (1981, p. 147).

8En la novela, la letra se halla estrechamente ligada a la historia, la literatura y la prensa escrita, que adquieren diferentes manifestaciones y se articulan con la praxis de varios personajes. Además de Cayetano Colón, Manolo Reina también escribe libros sobre Uco; Teodoro Viñas y Zeferino Colón cultivan la creación; la circulación de periódicos y la existencia de bibliotecas evidencian un entorno dedicado a la lectura y a la escritura. En especial, la urbe europea, que acoge a Zeferino Colón, representa las prácticas discursivas de la ciudad letrada.

9En No preguntes quién ha muerto (1999), Yauri Montero también problematiza la función de la escritura y su relación con la memoria y la historia. El capitán Delaveaux y el teniente De la Roix expresan su interés por escribir memorias. Con la idea de que "quiero despejar dudas, subsanar olvidos", De la Roix indaga sobre la naturaleza de la memoria como género textual: "En lo mejor de mi escritura, me preocupa si lo que estoy tratando de registrar fue realmente así, o estoy escribiendo sobre lo que creo que fue todo o lo que pudo haber sido" (p. 166). Dicho personaje explica el mecanismo con que funciona la memoria como forma discursiva que es aplicable, igualmente, a su dinámica como recuerdo colectivo: "La memoria [...] tiene el poder de registrar los acontecimientos de nuestra vida. Pero usa sus propias reglas. Acentúa las cosas que a uno le gustan y construye otros hechos con los datos que recoge. En una palabra, inventa otra realidad. Una realidad mucho más fuerte e intensa" (pp. 166-167). Al diferenciarla de la historia, Delaveaux añade que, si bien esta se basa en hechos reales, pues "es una narración, construida con los datos verdaderos, que no se pierden ni se ensombrecen", también reconoce que "[l]a historia es una novela con lagunas" (p. 167).

10El corpus de la narrativa peruana cuyo referente es la migración está conformado por Los mitimaes de Mario Florián, El retoño de Julián Huanay, Lima, hora cero de Enrique Congrains, El zorro de arriba y el zorro de debajo de José María Arguedas, Sarita Colonia viene volando Eduardo González Viaña y Crónica de músicos y diablos de Gregorio Martínez, entre otros textos. Con diferentes grados de representación de los procesos migrantes, dicho corpus se centra en el desplazamiento a nivel regional o a la ciudad de Lima, la inserción y la experiencia del migrante en la capital, su relación conflictiva con la ciudad, las confrontaciones entre su cultura y los valores predominantes en el espacio urbano, problemas de hibridación, etc.

11 López Maguiña (2021) explica que, dado que los personajes experimentan un descentra-miento o deslocalización, el extravío los sitúa en un destino marcado por el desarraigo. Esta particularidad los pone en la condición del desterrado, es decir, "del que ha sido expulsado del terruño, o del que se ha visto forzado a abandonarlo" (p. 52); esto último denota que el vínculo que los une al terruño se ha perdido; no obstante, los personajes tampoco logran instalarse plenamente en otro lugar.

12 Valle Araujo (2021) plantea una propuesta clasificatoria del sujeto migrante considerando la noción de "wakcha héroe o migrante" y el "destino migratorio". Según el "destino final del desplazamiento", se desarrollan una migración interna, que reviste varias formas: el wakcha migrante de las ciudades costeras, el wakcha migrante de los llanos amazónicos, el wakcha migrante a las capitales regionales y el wakcha migrante del retorno al terruño; y una migración externa, que agrupa las siguientes modalidades: el wakcha migrante de países hispanoparlantes, el wakcha migrante de países no hispanoparlantes y el wakcha migrante del retorno.

13La condición migrante y sus implicancias identitarias generan distintas percepciones en los personajes. Existen puntos de vista contrapuestos sobre lo que significa estar lejos del lugar de origen según el destino en el que se encuentran los protagonistas; así, los miembros de las familias miraflorinas que viajan al extranjero, a Estados Unidos, por ejemplo, no encuentran razones para extrañar la ciudad de Lima; ello no sucede con los migrantes que se encuentran en Lima, ya que, por el contrario, extrañan su tierra natal: "Los que somos de tierra adentro tenemos mucho que extrañar" (1981, p. 118). De este modo, las actitudes sobre la condición identitaria difieren significativamente y dependen mucho del grado de conciencia que tienen los personajes sobre los procesos de arraigo o desarraigo.

14Apelando a la figura de Ulises, Yauri Montero reflexiona sobre el sentido que la búsqueda y el regreso tienen para el hombre: "Somos peregrinos en la tierra. Todos tenemos dentro un Ulises y todos de algún modo somos Ulises. ¿Pero, por qué digo esto?, porque uno siempre se está buscando: por ejemplo, cuando uno evoca su niñez o su juventud y quisiera volver a esos tiempos, está siendo de alguna forma un Ulises" (citado en Mautino, 2012, p. 77). Estas ideas nos permiten entender el proceso de desplazamiento y de retorno de los personajes de María Colón.

15La novela refiere hechos ocurridos durante la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez, quienes gobernaron entre 1968 y 1980. Entre los principales hechos, además del aluvión de Yungay debido a un sismo devastador, se mencionan la ayuda que nunca llegó a los pueblos afectados por el sismo, la lucha de los pobladores de Áncash por obtener su universidad, el toque de queda, el silencio de la prensa peruana (debido a la censura impuesta por la dictadura), la crisis social, el alza de los precios, los despidos de los trabajadores, etc. El narrador cuestiona el supuesto discurso revolucionario de los militares que, lejos de responder a los intereses del pueblo, condujeron a la nación peruana a una crisis social y económica antes del retorno de la democracia en 1980.

Recibido: 24 de Julio de 2022; Aprobado: 12 de Octubre de 2022

Contribución de autoría:

Nécker Salazar Mejía se encargó de la lectura crítica de la novela, de realizar su análisis de acuerdo con la hipótesis y los objetivos del trabajo, y de revisar el estilo. Ynés Alcántara Silva se encargó de reseñar los antecedentes del trabajo, de incluir las nociones teóricas utilizadas en el análisis de la novela y de revisar las referencias.

Potenciales conflictos de interés:

Ninguno.

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