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Desde el Sur

Print version ISSN 2076-2674On-line version ISSN 2415-0959

Desde el Sur vol.15 no.2 Lima Apr./June 2023  Epub Apr 25, 2023

http://dx.doi.org/10.21142/des-1502-2023-0018 

Tecnopolíticas contemporáneas

CryptoPunks, aceleracionismo, tecnociencia y el desborde del capital

CryptoPunks, accelerationism, technoscience and the overflow of capital

Juan Camilo Ortiz-González1* 
http://orcid.org/0000-0001-5324-9684

* Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. jortizgo@unal.edu.co.

RESUMEN

El presente trabajo es una investigación acerca de la agencia de lo no humano, en particular, la tecnología, a través del ejemplo de la comunidad de coleccionistas de criptoarte CryptoPunks. Esto se lleva a cabo mediante una revisión de literatura que versa la filosofía simondoniana de la técnica, la Teoría Actor-Red (TAR), la teoría de los ensamblajes de DeLanda y el aceleracionismo, los cuales convergen operativamente para brindar una visión relacional de aquello que los actantes pueden hacer dentro de un ensamblaje, y cómo las mutaciones culturales propiciadas por la tecnología son funcionales como vectores de aceleración para la creación de subjetividades contemporáneas, las cuales se ven impulsadas a desbordar el tecnocapital de forma inmanente. El estudio concluye con la dificultad y complejidad de localizar la agencia de la tecnología si no es tenida en cuenta la cultura cibernética y la esclavitud a la que son sometidas.

Palabras clave: Agencia; cultura cibernética; no humano; aceleracionismo; Teoría Actor-Red

ABSTRACT

This work is an investigation on the agency of non-human entities, in particular, of technology, through the case study of the community of collectors of CryptoPunks cryptoart. This undergoes a literature review on topics such as philosophy of technics by Simondon, Actor-Network Theory, assemblage theory by DeLanda, and accelerationism, which converge operationally in a relational view of what actants can do within an assemblage, and how cultural mutations enabled by technology are functional as vectors of acceleration for the creation of contemporary subjectivities, that are put forward to immanently overflow technocapital. The study concludes with the difficulty and complexity in localizing the agency of technology if cybernetic culture and the slavery it undergoes is not taken into account.

Keywords: Agency; cybernetic culture; non human; accelerationism; Actor-Network Theory

Introducción

Este artículo nace de un especial interés fruto de una investigación en curso acerca de las comunidades de criptoarte, con una en específico como caso de estudio, la de CryptoPunks2 (Ortiz-González, 2022). Para contextualizar, el primer aliento de la investigación se encuentra en revisión por pares; sin embargo, resumiré ese primer producto y cómo informa a las problemáticas que quiero esbozar en el presente trabajo. Las comunidades de criptoarte, como ensamblaje sociotécnico en el ciberespacio, son complejas de analizar. Por ello, la orientación de dicho trabajo se dio en las líneas de la hermenéutica sociológica y estableció dos momentos fundamentales en el despliegue de las tecnologías: el momento semántico (el discurso inscrito en la tecnología, su uso esperado y los valores que son codificados en él según sus creadores, lo cual corresponde a un programa de acción en términos de Bruno Latour [1992, p. 226]) y el momento pragmático (los usos llevados a cabo por quienes apropian la tecnología, o el antiprograma de Latour [1992, p. 247]). Este método fue propuesto por Johann Michel (2018) para acercarse a los sentidos mentados y actuados del funcionamiento social. De igual manera, se tomaron conceptos de la lectura en clave del análisis cultural hermenéutico de Jorge Enrique González, como Historicidad-Temporalidad, Eticidad, Esteticidad, etc. (González, 2016).

Teniendo en cuenta el estado parcial de la cuestión a 2021, el año en que fue centrado y desplegado el estudio, el conocimiento académico se había centrado en las formas en que un NFT (Non Fungible Token)3 adquiere valor (Chohan, 2021; Dowling, 2021), cómo se adecúa al presente marco legal de derechos de autor (Fisher, 2019), la innovación tecnológica y los cambios dentro del mundo del arte que presupone esta nueva forma transaccional del arte digital (Kugler, 2021), o presentar la historicidad que ha permitido la concretización de la tecnología detrás de los contratos inteligentes (smart contracts) ERC-721 para tokens no fungibles, principalmente en la cadena Ethereum (Whitaker, 2019). Sin embargo, hasta la fecha, poco había en las líneas de pensar la técnica dentro de una larga tradición, desde Heidegger o Simondon hasta los STS (Science & Technology Studies) contemporáneos.

Los resultados del estudio, a través de los datos acerca del número de usuarios, el volumen de dinero y el número de transacciones ocurridos dentro de la colección de NFT que es CryptoPunks, fue del orden de 47 780 usuarios4, USD 4300 millones en volumen de dinero en ventas y más de 128 000 transacciones durante 2021 (DappRadar, 2022), un año insólito para la colección. Asimismo, se realizó la visualización minuciosa de su comunidad en la plataforma Discord5, dentro de cuyo servidor existe un canal para la comunicación entre usuarios que certifiquen la propiedad de un CryptoPunk, los cuales estaban enfocados en cooperar entre ellos para maximizar sus inversiones en las obras de arte. De esta investigación empírica, además de hacer una lectura de los valores impresos por los creadores a la importancia del NFT (CryptoPunks la primera colección de NFT, lanzada en 2017), pude visualizar una desconexión completa entre el momento semántico, cuya eticidad se encontraba en las líneas del descentramiento o "democratización" del mercado de arte especulativo, la integración del artista en el mercado de segunda mano, la posibilidad de atribuir originalidad a un archivo digital fácilmente replicable como cualquier archivo digital. Y el momento pragmático, en donde los usuarios estaban interesados en las posibilidades de hacer rentable la compraventa de criptoarte a través de la especulación del valor de este, moviéndose en prácticas cercanas al "emprendedurismo de sí" que conceptualiza Antonio Negri en cara al capitalismo posindustrial. Asimismo, el uso dado por la comunidad a las obras de arte es el mismo que el mercado de valores ha dado a las acciones: comprar a la baja y vender al alza, así maximizando las ganancias de las inversiones en obras de criptoarte (Ortiz-González, 2022).

Discusión

Para ello, y en aras de descentrar la hermenéutica sociológica como interpretación humana en el vacío, se delineó una ontología propuesta para la lectura del motivo de la investigación. Esta ontología corresponde a la sistematización de las teorías deleuzo-guattarianas esbozadas por Manuel DeLanda, en donde el aplanamiento ontológico es visible a través del uso del concepto de ensamblajes (agencements), los cuales se disponen como realidades por medio de relaciones de exterioridad (DeLanda, 2021), por lo cual el todo es más que la suma de sus partes.

Según DeLanda, tanto el concepto de ensamblaje como el de territorialidad y codicidad son fundamentales para la lectura ontológica de las concreciones de sociabilidad, en donde son tenidas en cuenta, tanto la interacción humano-no humano, como la existencia de "esencias" (llamadas axiomáticas a lo largo de la obra de Deleuze, por ejemplo en Derrames I (Deleuze, 2015)) que en la síntesis del ensamblaje son independientes del contenido mental subjetivo, como el Estado, el mercado de valores, las leyes, etc., en donde una vez se traza la historicidad en la síntesis del ensamblaje, puede ser removido el velo de "esencia" que le da la legitimidad de regular un ensamblaje (DeLanda, 2021, p. 12). Ahora bien, la (des)territorialización es el grado de distinción que tiene un ensamblaje con su afuera, la claridad de su límite; también siendo entendido el concepto como la homogeneidad que presenta un ensamblaje en su interior, la conformidad de aquellos que lo componen de tener complicidad con dicho ensamblaje (DeLanda, 2021, p. 22). La codicidad, por el otro lado, es la propiedad que tiene un ensamblaje de autoorganizarse en funciones delimitadas (podemos pensar en "la división social del trabajo"). Dicha capacidad de asignación de roles es fundamental para la organización. Un sistema burocrático es el mayor ejemplo de codificación, al igual que las proteínas creadas a partir de instrucciones genéticas específicas en el ADN, las cuales tienen funciones específicas a menos que haya una falla en el proceso o una mutación, la cual descodifica.

Para dicha ontología propuesta, que tiene en cuenta el traslape de multiplicidades de ensamblajes, en contraposición a la TAR (Teoría Actor-Red) que se ejecuta en cada caso específico y según las necesidades, tanto teóricas como narrativas, de cada caso en particular (Mol, 2010), De-Landa arriba a una noción de complejidad social adaptable con especial preocupación por los macro y microrreduccionismos que hacen peligrar cualquier teoría holística. De igual forma, los ensamblajes no requieren de lecturas funcionalistas, en las cuales la TAR queda atrapado a través de la enactuación (capacidad de un actante para actuar al tiempo que es llevado a la acción por otros actantes, en la medida en que su centralidad e importancia en una red se da a través de aquello que hace y hace a hacer, su función). Para DeLanda, los ensamblajes también son estudiados en la medida en que estén desterritorializados y descodificados. A lo que esto apunta, en contraposición al emblemático estudio de Pasteur por Latour, es al interés por concreciones de sociabilidad humana-no humana, que puedan no haberse dispuesto como "hegemónicas" o resistan el paso del tiempo a través del grado de codificación de sus actantes, el cual, en mayor medida, corresponde a una mayor duración de la red en el tiempo. Más adelante estudiaremos las críticas a esta visión de la TAR desde el punto de vista de Annemarie Mol y Susan Leigh Star, enfocándonos en los estudios sociales de la ciencia y la tecnología.

Seguidamente, se propone una teoría pertinente, la cual está en íntima relación, manifiesta por parte de los teóricos, entre el aceleracionismo y la cultura Crypto. "Acelerar el proceso", como es dispuesto en el Anti Edipo (Deleuze y Guattari, 1985), se trata de un creciente grado de desterritorialización, a una escala que plantee la imposibilidad para la reterritorialización por parte del tecnocapital. Para Mark Fisher, "el aceleracionismo sostiene que hay deseos y procesos que el capitalismo hace surgir y de los que se alimenta, pero que no puede contener; y es la aceleración de estos procesos lo que empuja el capitalismo más allá de sus límites" (Fisher, 2016, p. 159). Mientras tanto, para Land, la aceleración es la historicidad y el desenvolvimiento propio de la "estructura temporal de la acumulación de capital" (Land, 2021, p. 27), por lo tanto, el aceleracionismo es la explosión ciberpositiva6 mediante la cual se burla el "Sistema de Seguridad Humano" (Land, 2012; 2021), llevando la aceleración, el desenfreno, a sus últimas proporciones, que serían el desborde del capital en el sentido fisheriano, en respuesta a la teleoplexia landiana7. La conciliación de los diversos y heterogéneos planteamientos acerca del aceleracionismo, y la concepción de aceleración se encuentra en el Glosario de filosofía de la técnica:

el aceleracionismo reivindica la capacidad de estas fuerzas desatadas por el capital para desvanecer en el aire todo lo que parece sólido, que ya Karl Marx había enunciado tanto en su análisis de las tendencias estructurales del capitalismo como en su visión de un futuro en el que el desarrollo del saber científico y tecnológico convertirá a los obreros en órganos conscientes de las máquinas automáticas (Touza, 2022, p. 19).

Esto es importante en la medida en que Land describe en Colapso que la "desregulación y el Estado inician una carrera armamentística hacia el ciberespacio" (Land, 2012, p. 441, traducción propia). Por ello, la tecnología blockchain8 es la exacerbación de dinámicas ya inscritas en el capitalismo (libertades individuales, autonomía individual, desregulación, individualización, etc.). Sin embargo, quisiera hacer la exégesis, incluso reconociendo el presunto desacuerdo de la intención de Land, a extrapolar el Estado como los ensamblajes territorializados, más allá de la lectura del Estado-nación como único agenciamiento estatal (Google, Meta, Binance, etc.). De igual manera, es importante la revisión aceleracionista entre la tecnología y la desterritorialización, en la medida en que esta permite la formación de nuevas subjetividades (mayormente presente en Terranova, 2016, p. 104). El uso, el despliegue y la apropiación de nuevas tecnologías informan la sociabilidad, y permiten homogeneización o debilitamiento de las fronteras de un ensamblaje (desterritorialización), y esto es cierto para la lectura de subjetividades insospechadas, de no ser por la invención de la blockchain, desde el Whitepaper de Satoshi Nakamoto en 2008, pasando por su implementación en 2009 con bitcoin y la proliferación de nuevas cadenas de bloque (blockchain), horquillados en estas y la creación diaria de nuevas criptomonedas, o incluso el estallido del NFT en 2021.

Para establecer la centralidad del aceleracionismo como eje fundamental de la lectura de las subjetividades contemporáneas, nos vamos a enfocar en el interés por la inteligencia en los textos de Land y Reza Negarestani. Para Land, como establece en Inteligencia, filosofía, desintegración, esta presenta una estructura cibernética (Land, 2021, p. 85), en la medida en que funciona, tanto en ensamblajes orgánicos y no orgánicos, como el feedback, la retroalimentación que hace que un sistema se adecúe o adapte para producir extropía (antónimo de entropía9), para que dicho sistema pueda funcionar tendiendo al equilibrio y la mejora de rendimiento. Sin embargo, no se trata tan solo de una retroalimentación conservadora (negativa), la cual preserva, sino a una retroalimentación positiva que crea, en cuyo caso la inteligencia es una intensificación cibernética en la medida en que crea en la naturaleza, donde, según Land, nada está dado (Land, 2021, p. 86). Esto descentra la inteligencia como cualidad sustancial humana; para Land, "Los cerebros humanos son al pensamiento lo que las aldeas medievales fueron para la ingeniería: antesalas de la experimentación, lugares a futuro atiborrados y parroquiales" (Land, 2012, p. 293, traducción propia). Por otro lado, para Negarestani, la inteligencia está imbricada con el lenguaje como una realización por medio de la sociabilidad de agentes que se constituyen ontológicamente por el espacio semántico del lenguaje público, por lo cual la mente estructura el universo al que pertenece. Por medio de dicha sociabilidad, se configura un espacio normativo de agentes cognitivo-cognitivos (Negarestani, 2018, p. 1). En la razón enraizada en la construcción social, la evaluación comunitaria y la "manipulabilidad de las condiciones integradas en los modos de inferencia" (Negarestani, 2016, p. 251); asimismo, puede automatizarse (sin embargo, de forma distinta a como se ha pensado con las inteligencias artificiales simbólicas presentes), a través de la automatización de las prácticas discursivas como un "bucle retroalimentador entre decir y hacer" (Negarestani, 2016, p. 254), sin que ello conlleve a la repetición encaminada a la "optimización efectiva".

Ahora bien, la cadena de bloques, aunque algorítmica (monotónica para Negarestani), es un intento de automatización de la razón, o al menos de procesos lógicos complejos a través de las máquinas, cuya legitimidad está dada por la criptografía, y aunque con problemas teóricos, puede ser presupuesto como la autonomía funcional de la razón. En este sentido, y entendiendo la cadena de bloques como una inteligencia artificial débil (weak AI), funciona como un sistema cibernético (negativo en tanto replica sin cambio alguno, si es vista la tecnología en el vacío); sin embargo, si analizamos el sistema sociotécnico de la blockchain en su historicidad y en el grado de proliferación de implementaciones (Proof of Work vs. Proof of Stake), con las versiones que se actualizan cada cierto tiempo, los horquillados dentro de cadenas ya existentes (como Bitcoin y Bitcoin Cash), podemos pasar de una lectura del objeto técnico en su concretización objetiva a la lectura objetual (Simondon, 2017) dentro de la cultura, en su interacción con otros actantes en mecanismos de adaptación ciberpositiva.

¿Por qué retomar el estudio? Para ampliarlo, y en mayor medida para continuar el vector de revisión hacia el saber sociológico. Para eso, el método predominante en el presente texto será el de revisión de literatura dentro del aceleracionismo, la Teoría Actor-Red (en sus distintas reformulaciones), sus antecedentes teóricos y la filosofía simondoniana de la técnica. Existe una problemática dentro de la lectura hermenéutica de discursos y usos, podría leerse por cientificistas, tecnófilos o sociólogos, como una degradación de los sentidos mentados de la acción, en las líneas de: La tecnología es buena y la sociedad la corrompe, idea harto generalizada dentro de los estudios y posicionamientos más positivistas. Einstein no sabía el potencial destructor de su fórmula, fue una degradación social de la ciencia en servicio de los intereses militares y el establecimiento de la hegemonía geopolítica global. Sin embargo, esto responde a la falsa dicotomía entre cultura y técnica descrita por Gilbert Simondon en El modo de existencia de los objetos técnicos y en secciones de la compilación Sobre la técnica. Una consecuencia de esto es clara y ampliamente consensuada dentro de las ciencias humanas y sociales, el constructivismo. La tecnociencia no puede aparecer neutral y pura debido a que es creada y recreada por humanos, por lo cual está imbricada en procesos de interés (económico, político, social, racial, etc.). Esta corriente es ampliamente vista en la sociología del conocimiento científico y en autores como Bloor o Collins y Yearley. El mismo Simondon, en las primeras líneas de El modo de existencia de los objetos técnicos, presenta a la máquina como contenedora de cultura en su interior, que se presenta a la cultura como irreconocible, materializada.

La segunda consecuencia, que no es ni tan clara ni tan aceptada dentro de la amplia gama de ciencias humanas y sociales, es la de la simetría generalizada. La idea de simetría, desplegada por el Programa fuerte de la sociología del conocimiento científico, corresponde a la necesidad de las mismas causas para explicar tanto los descubrimientos como los errores en ciencia. En la historia de la ciencia, el relato de los errores está lleno de intereses, mentiras, "intervenciones humanas". En los aciertos, por el contrario, el científico accede sin mediaciones al funcionamiento de la realidad, fuera de intervenciones humanas o sociales (Bloor, 1991). La simetría generalizada, en palabras de Collins y Yearley, es el aplanamiento ontológico que despliega la TAR (Latour, Callon, Law, etc.) a lo largo de sus investigaciones, en donde el "universo social" es homogéneo e isotrópico, pues los actantes pueden ser humanos o no-humanos, sin que ello presuponga la centralidad en una red (Collins y Yearley, 1992). Esta concepción ontológica, mezclada con el edificio teórico de Gilbert Simondon, amplía la ontología de Manuel DeLanda y derriba los conceptos de estructura y agencia, los más problemáticos en la lectura del trabajo que este inspira.

Para Simondon, los objetos fanerotécnicos se distinguen de los objetos criptotécnicos en la medida en que los fanerotécnicos se encuentran con el rechazo de la cultura, son vistos como la herramienta, y su única función es instrumental, por lo cual se ven permeados por el "instinto xenofobico" (Simondon, 2008) o el ostracismo de la cultura a ellos. Por otra parte, los objetos criptotécnicos se ven incrustados en la cultura como parte fundamental de esta, no solo vistos como herramientas sino como partes sustanciales del mundo común (Simondon, 2017, pp. 45-48). Esto es manifiesto en el concepto de "cosmotécnicas", elaborado por Yuk Hui como el diálogo entre cosmovisiones y técnicas, los cuales se influencian mutuamente, tanto en el pensamiento como en la practicidad. Por lo tanto, la Modernidad consiste en el proceso de sincronización de la técnica, que dirige la historia hacia el establecimiento de una cultura monotecnológica (lo que suele entenderse como globalización, y para los ingenieros, como estandarización de procesos). De allí que el vector de aceleración sea una explosión de cosmotécnicas, la tecnodiversidad (Hui, 2020), lo que corresponde a la concretización de diversas culturas, no solo a problemas que se automaticen a través de la máquina, sino también como relación con el entorno técnico y natural desde otros lugares, más allá de la razón instrumental o el emplazamiento (gestell) heideggeriano).

Por otro lado, en la terminología de la TAR, la concretización de objetos criptotécnicos (como el automóvil) se da de la suma de distintos objetos fanerotécnicos (radiador, motor, diferencial, batería). Esta concreción, que bajo un caparazón fanerotécnico se inscribe en la cultura como un actante, es la de la "caja negra". Ahora bien, en la medida en que las cajas negras son presupuestas como pertenecientes a la cultura, las ciencias humanas y sociales decimonónicas se han puesto del lado del ostracismo del objeto fanerotécnico, que, sin embargo, es usado dentro de los criptotécnicos, por lo que hay una repulsión a darle un estatuto ontológico funcional y práctico a las máquinas dentro de las relaciones de sociabilidad.

Pero entonces, ¿tienen agencia las máquinas? La agencia como posibilidad de acción individual o colectiva, al menos dentro de la sociología, es sumamente problemática, ya que es leída como acción voluntarista. En la historia altamente conocida de los luditas en la Revolución Industrial, estos atacaban a las máquinas, aquellas "responsables" de quitarles el trabajo, de hacerlo en menor tiempo, más barato, etc. Esto es tanto un síntoma de ostracismo al objeto técnico, así como la responsabilidad de las máquinas de desplegarse como actantes dentro de un sistema tecnosocial.

Si tenemos en cuenta, tanto la relación de exterioridad abordada por DeLanda en los ensamblajes, como el modelo de haecceidad descrito por Simondon, podemos ver que la inteligencia descrita por Land y la agencia no son cualidades sustanciales de los actantes, por las cuales en su interacción se despliega parte de dicha sustancia (como diría la Ontología Orientada a los Objetos), sino que son conceptos (tanto inteligencia como agencia) que suceden en las inmediaciones de los actantes, son relacionales más que sustanciales, no son propiedad de los actantes. Estas interacciones entre ensamblajes sociotécnicos son aquellos que permiten el despliegue de la tecnología como cibernética. Si pensamos la agencia, como la tradición sociológica ortodoxa lo ha hecho, es una cualidad sustancial que se ve reprimida por su antinomia: la estructura. De allí, la tradición ha arrastrado principios liberales de libertades individuales, pensando dicha individuación ya sea como sujeto o como grupo limitado o "comunidad imaginada" (Bauman, 2002, p. 52): sujeto contra leyes divinas, sujeto contra estado, minoría contra dominación, Estado tercermundista contra el Imperio (en el sentido de Hardt y Negri, 2005).

El gran meollo es descrito en Olvidar a Foucault como:

Es sorprendente la coincidencia entre esta nueva versión del poder [refiriéndose al edificio aporético foucaultiano] y la nueva versión del deseo propuesta por Deleuze y Lyotard: ya no más la carencia o la prohibición, sino el dispositivo, la diseminación positiva de flujos o de intensidades. Esta coincidencia no es accidental: es simplemente que en Foucault el poder sustituye al deseo (Baudrillard, 1994, p. 21).

Allí recoge tanto el Anti Edipo, con su descubrimiento esquizoanalítico, como la economía libidinal de Lyotard, ambos ejercicios de dislocación de las lecturas presentes en su época Freud y Marx. El Anti Edipo lo expresa como la "producción como proceso desborda todas las categorías ideales y forma un ciclo que remite al deseo en tanto que principio inmanente" (Deleuze y Guattari, 1985, p. 14). De la misma forma, se entiende el proceso de producción como la dominación de una clase sobre su reverso, el lugar común de interpretación de Marx vía la labor pedagógica de Kojève sobre la dialéctica del amo y el esclavo en Francia. Este descentramiento del discurso de la Modernidad (racionalidad, subjetivación, dominación) hacia el deseo es supremamente importante. Hay un escrito oscuro dentro del CCRU llamado White Magic, escrito por un presunto portador hipesticional de nombre Mark de'Rozario:

Profecía autocumplida [más adelante referida como hipestición tanto al estudio de estas como a su referencia]. Tanto Baudrillard como Burroughs reconocen que el cibercapital ha ascendido (upgraded) el control social desde la robozombificación taylorista hacia yonquivampirización liberal automonitoreadora, capturando, formateando e incluyendo el deseo en bucles programables más allá de su representación. Míralo tú mismo. Te atascas en surcos, hábito, formas (traducción propia de de'Rozario, 2001).

Ahora bien, ¿por qué es importante el deseo dentro del cibercapital para hablar de agencia? Precisamente en el interés de despojar de sustancia a la agencia, la cual es vista como la acción puramente racional y voluntarista, que no nos permite incluir a los no humanos dentro de ensamblajes de sociabilidad, es un término relacional que se encuentra en las inmediaciones de deseo, posibilidad, convenciones, tecnologías (entendidas como "innovaciones" y también como dispositivos estatales, de género, discursivos, de deseo, etc.). Habermas es quizás el sociólogo más empeñado por "re-encauzar la modernidad", al no ver más allá de Weber en cuanto a los sentidos u orientaciones de la acción como aquellos que son pretendidos y no-pretendidos. Es decir, las acciones humanas tienen finalidades, pero conllevan efectos no pretendidos, una vez más la acción voluntarista. Esto es problemático porque reduce la acción, el momento pragmático, a un evento programático según el cual se esperan efectos, que pueden salir de formas inesperadas sea a través de la falta de cálculo o de la contingencia. Esto no es operativo en la medida en que no es relacional, no sucede en la haecceidad sino en las partes del ensamblaje, las cuales disputan sus acciones en maneras aisladas y, por lo tanto, funcionan en un espacio de poder. Tener en cuenta el deseo, el inconsciente y la tecnología (una vez más pensada en sentido amplio, ya veremos por qué) es fundamental para concebir qué puede hacer un actante dentro de un ensamblaje según el grado de codificación y territorialización que este tiene. La enactuación, para la TAR, es el concepto relacional por el cual un actante puede ser traído al acto por la red o movilizar otros agentes dentro de la red para la acción, lo que se encuentra dentro del pensamiento funcionalista; incluso en Las reglas del método sociológico de Durkheim, en tanto este aclara cómo una persona podría hablar una lengua desconocida en Francia sin que sea castigado, simplemente no se comunicará con sus compatriotas. La enactuación, entonces, es el término funcional por el cual algo actúa y es llevado a actuar, de manera bidireccional, por lo tanto, en relación con su entorno, que es constituido por lo que Latour llama "idiosincrasias" (Latour, 2005) u ontologías, las cuales, siendo múltiples, contradictorias (traslapadas o en controversia) son aquellas "esencias" anteriormente nombradas en DeLanda, que llevan el enactuar de virtualidad a realidad. Estas se mueven entre la "cultura", en la forma en que es abordada por Simondon.

Sin embargo, la TAR no sucede sin problemas, los cuales necesitan de la interacción directa con el aceleracionismo. Esto sucede en la medida en que la TAR es el estudio de los vencedores. En el reconocidísimo estudio de Latour acerca de Pasteur, el interés versa en qué ha hecho falta, como cadena de delegaciones en el trabajo prometeico de establecer el paradigma microbiano, enactuando la red. Sin embargo, las críticas de Susan Leigh Star son del grado de búsqueda, no de la centralidad de una red, sino de la marginalidad que deja por fuera una axiomática de verdad que permite que una red perdure en el tiempo. Para ello, habla de tecnología y subjetividad, primeramente en la observación de un proceso sumamente estandarizado como lo es McDonald's, donde se da cuenta de que su pedido toma más tiempo debido a su petición de no añadir cebollas a su hamburguesa, pues desarrolló una alergia a esta en su adultez. Debido a esta alergia, se ve en la constante tarea de revisar su comida siempre que come fuera para evitar su reacción adversa. El proceso sociotécnico que es la cadena de trabajo que requiere una hamburguesa de McDonald's se ve entorpecida por una petición que no está incluida dentro de la tecnología de la línea de producción. Luego en el texto recoge la experiencia de Jan, une exestudiante suya, quien no puede catalogar dentro de alguna etiqueta del binarismo de género10 y refería a su modo de existencia como una "zona de alta tensión", debido a que aquellos que interactuaban con elle no sabían de qué forma enactuar, qué estatuto ontológico darle en el binarismo de género. Posteriormente Jan comenta a Star como la seguridad social solía pedir performar como una mujer estereotípica antes de poder acceder a una cirugía (reasignación de sexo) pagada por esta (Star, 1990). Hay un grado de conformidad a seguir dentro de las ontologías que discurren en un ensamblaje sociotécnico, ya que este se encuentra codificado por, digamos, la tecnología del género. Esta zona de alta tensión es, para Star, el punto cero del poder, entendiendo el poder como otra "esencia" que funciona en el ensamblaje independientemente de los contenidos mentales subjetivos; hay que marcarse dentro de lo que Howard Becker llama una "convención"11 (citado en Star, 1990, p. 41). Si el trabajo de la TAR es describir cómo una verdad emerge, es encantada y permanece en el tiempo, la crítica de Star aparece como un intento por describir una ecología mayor, más allá del funcionalismo, de pertenencia a distintos ensamblajes, de dividir al individuo. A Jan como estudiante, como ser sexuado, como performante de un género, etc., en donde convergen convenciones, las cuales discurren en ensamblajes sociotécnicos.

La lectura de la TAR por Star nos brinda una convergencia inmensa del lado del aceleracionismo, en la medida en que los vectores de aceleración, desterritorializados y desterritorializantes pertenecen al estudio de la marginalidad, porque no son centrales en una comunidad de práctica, una institución altamente codificada o una personalidad central como la de Pasteur. El estudio de tecnocapital de la mano de la desescencialización de la agencia y el entendimiento de los ensamblajes sociotécnicos como posibilitadores de formación de subjetividades es de suma necesidad para las ciencias sociales, en aras de adecuar mejor sus métodos a estudios empíricos que nos iluminen acerca de la complejidad social. Nelly Oudshoorn es otro caso de especial interés. En su estudio acerca de los marcapasos, rastrea las formas en que los modos de existencia, tanto de sus portadores como de sus allegadas(os), son modificados por la tecnología (Oudshoorn, 2018), además de las interesantísimas discusiones del lado del transhumanismo.

Ahora bien, ¿esto qué tiene que ver con CryptoPunks? La blockchain es una tecnología, que si bien intentaba crear nuevas formas de sociabilidad con sistemas bursátiles, telemáticos, y más recientemente artísticos (lo que fue descrito como momento semántico), también fue recapturado por vectores reterritorializantes, los cuales, como agentes teleopléxicos, enactuaron la tecnología (blockchain y smart contracts) para funcionar como la individualización del mercado bursátil, la especulación y el emprendedurismo de sí (Negri, 2020). Compañías como Binance o Crypto. com han hecho de la posibilidad tecnológica de aceleración, otra forma de capturar los deseos de convertirse en millonario con un clic, otra forma de apuesta.

Conclusión

Los ensamblajes sociotécnicos integran una ecología de conceptos relacionales para su entendimiento. En el caso de la comunidad de coleccionistas de CryptoPunks, tenemos un programa de acción en los discursos que se han llevado a cabo por los criptoartistas, las compañías como LarvaLabs (2022) que se interesan por la descentralización y la democratización del mercado del arte, la inclusión de los artistas en el mercado de la reventa y las posibilidades que existen en incrustar otras cosas más allá de tokens fungibles (critpomonedas), con la legitimidad y seguridad que brinda la criptografía, y por otro lado el antiprograma de acción, o la apropiación de dicha tecnología por parte de sus consumidores, los cuales requieren modelos empresariales de sí, en busca de una alta especulación para maximizar sus inversiones, donde el "activo digital" o bien informacional (BI) (Zukerfeld, 2020) es un medio por el cual, a través de la escasez de dichos activos, se potencia la valoración por parte de otros consumidores, un movimiento teleopléxico.

Por ende, la tecnología detrás se piensa en la disputa entre dos momentos, la utopía y la heterotopía, pero se queda en la mitad como herramienta o artificio, neutral, sin agencia, pervertido. A través de la conjunción de la técnica y la cultura llevada a cabo por Gilbert Simondon, podemos ver cómo el trabajo al que está destinado un objeto técnico se ve virtualizado cuando se encuentra alienado. Esta alienación se manifiesta si los momentos de la producción y el consumo distan más de sí. En la tecnología de guerra, tanto ingenieros como compradores pertenecen a instituciones contiguas, sino a la misma, donde el objeto técnico no debe esperar a un comprador en un mercado abierto, lo que imposibilita que lleve a cabo lo que debe hacer, como es el caso de los cientos de gadgets que son desechados por no tener un "público objetivo"; el trabajo que deben desplegar se virtualiza, así como se virtualiza el trabajo abstracto de todo un ensamblaje sociotécnico que permitió la concretización de dicho objeto técnico virtualizado.

La esclavitud del objeto técnico industrial no nos permite ver claramente su agencia, si lo interpretamos como término sustancial, en contraposición al término relacional al que hemos arribado. La agencia no es claramente visible en los objetos técnicos en la medida en que son esclavizados para uso, sin el cual se ven virtualizados. De la misma manera en que un esclavo es virtualizado cuando su amo no lo necesita para desempeñar algún trabajo, es degradado a estatus ontológico de objeto.

El comprador, por su poder de elección o de rechazo, posee el poder despótico de dar vida o muerte a la traducción materializada de un conjunto de gestos humanos del mismo modo que el pueblo dominador podía acordar o negar la vida al gladiador vencido en las arenas con un gesto del pulgar hacia arriba o hacia abajo. Como todo objeto debe pasar por el mercado, se ejerce un cierto efecto de halo de un tipo de objetos al otro, y de esta manera, finalmente, es todo el trabajo lo que se encuentra virtualizado (Simondon, 2017, p. 63).

Teniendo en cuenta a Simondon, quien ve en los objetos técnicos más allá de sus usos instrumentales, el objeto mismo está sujeto a verse llevado a actuar, por parte de otro actante con mayor "poder"; sin embargo, la cibernética postula la visión de la máquina misma en su forma de enactuar el mundo, teniendo en cuenta la jerarquía predominante que tiene el usuario:

Esta regulación de una máquina de acuerdo [con] su funcionamiento real y no respecto a lo que se espera de ella se llama retroalimentación y presupone la existencia de sentidos que actúan mediante miembros motrices y que funcionan como elementos que registran una actividad (Wiener, 1988).

Es entonces, a través de la retroalimentación (feedback) como el objeto técnico es enactuado, dependiendo del grado de complejidad en que sus elementos registran una actividad, y en esencia es lo que representa la blockchain y en general las tecnologías de par a par (peer to peer o P2P) para Land: "P2P captura la agencia como un nodo y simultáneamente la identidad como una dirección conectiva, la eliminación de una vigilancia concentrada -o trascendente-, soberanía de la red y la tecnificación de las relaciones económico-políticas" (Land, 2018, § 2.04). El problema para Land radica en la sofisticación de ciertos objetos técnicos, como la blockchain, los cuales se regulan ciberpositivamente, crean a través de bucles de retroalimentación que registran; la maravilla se encuentra en la obsolescencia que tienen las instituciones, ensamblajes territorializados y codificados, en esta nueva invención en red. La multiplicidad es alcanzada cuando las fuerzas policivas se vuelven anacrónicas en la cadena de bloques, son en sí mismas su propia entropía, su regulación ciberpositiva. Y es en el fondo el propósito del aceleracionismo para Fisher, desbordar el tecnocapital de manera inmanente, dentro de los deseos que hace surgir pero no puede captar, sino hasta el momento de reterritorialización; es entonces un juego de gato y ratón en donde el Estado y la desregulación entran en guerra. La desregulación propone la virtualidad de múltiples e infinitas subjetividades positivas, que intentan ser captadas desde el punto cero del poder (Star, 1990), el cual se presenta, para Land y el CCRU (Unidad de Estudios de Cultura Cibernética, por sus siglas en inglés), como Sistema de Seguridad Humano, el cual no permite llegar al afuera12. Es el agente reterritorializante más grande dentro de la cultura cibernética, el cual reterritorializa a través de bucles de retroalimentación que permiten localizar la entropía que postulan los vectores de aceleración.

Además, la blockchain como objeto técnico postula una apertura hacia el operario, el cual puede hacer escrutinio tanto del proceso como de sus criterios, funcionamientos y creación. En la medida en que la gran mayoría de las blockchain son de código abierto, constituyen un objeto neotécnico (Simondon, 2017, p. 63), pues puede ser actualizado, retroalimentado para conseguir mantener su estabilidad. Las potencialidades de la tecnología son enormes, ya han hecho mella en las subjetividades contemporáneas; hay que reencauzar estas mutaciones subjetivas hacia desbordamientos del tecnocapital, sea a través de la tecnología usada en empresas o arte (por medio de contratos inteligentes), monedas o la Web 3.0.

Entonces, la sensibilidad para rastrear ensamblajes va de la mano con la individuación simondoniana, en la medida en que nos permite ir y venir en un movimiento transductivo, las formas de interacción entre humanos y no humanos (tanto subjetiva como colectivamente) que se presentan en cada escala (Simondon, 2015), jerarquizando dichas relaciones en cuestiones de las "esencias" descritas por DeLanda13. Arribamos, entonces, a una nueva forma de agencia, como la capacidad de enactuación que tienen los actantes de un ensamblaje, teniendo en cuenta la tecnicidad como eje fundamental de la cultura cibernética, y por lo tanto de las formas de subjetividad presentes en ella. Esto presenta otra sensibilidad, hacia los vectores de aceleración que son despedidos fruto de las rampantes mutaciones en los relacionamientos y la tecnología.

Podemos pensar en un cambio de carácter generacional en el trabajo de Franco Berardi, cuyo descubrimiento de la generación posalfabética es central para entender las formas de entendimiento, conducta, racionalidad, trabajo y comunicación, las cuales están activamente influenciadas por la tecnología, por un lado en la forma en que la tasa de transferencia de información en la infosfera avasalla completamente el ritmo de evolución biológico de nuestros aparatos receptores de información o "psicosfera" (Berardi, 2007), y además, la imposibilidad de comunicación debido a una mutación "antropológica" en las maneras en que nos relacionamos afectivamente debido a las nuevas tecnologías (Berardi, 2017). Puede verse en otros intentos por entender las brechas generacionales a través de la comunicación, en donde la forma cada vez más acelerada de comunicación tiene efectos en el aprendizaje (Martín-Barbero, 2003), en la educación (Narodowski, 2011) o en la atención (Corea, 2010).

Ampliamente hemos escuchado la imposibilidad de nuestras(os) antepasados inmediatos batallar en muchos ámbitos, ante lo cual se ha popularizado el término peyorativo boomer. El edadismo se presenta en tanto somos impuntuales, depresivos, desmemoriados, incapaces de mantener la atención, de mantener nuestros trabajos. Está presente en el aire la conciencia de las mutaciones posibilitadas por la aceleración y la tecnología, y consiste en un gran insumo político para empujar el tecnocapital más allá de sus límites. Los vectores de aceleración, tanto utópicos como heterotópicos, son de estudio fundamental, aún más en la intersección entre subjetividad y política. En el aceleracionismo, el xenofeminismo es un exponente. Hester, por ejemplo, entiende el género como una tecnología de trabajo, pues es soportada por dispositivos técnicos dentro de la cultura patriarcal (Hester, 2022). Al igual que los enormes aportes que ha tenido la teoría cyborg de Donna Haraway, para los estudios sociales de la ciencia y la tecnología en sus entramados con la subjetividad y las tecnologías que se imprimen en los cuerpos.

Aún no hemos visto nada.

Agradecimientos

A Laura, mi kibernetes.

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Fuente de financiamiento: Autofinanciado.

Citar como: Ortiz-González, J. C. (2023). CryptoPunks, aceleracionismo, tecnociencia y el desborde del capital. Desde el Sur, 15(2), e0018.

1Sociólogo la Universidad Nacional de Colombia. Tiene estudios de Arquitectura en la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá, pero desertó para embarcarse en una carrera en la que encontró intereses como la sociología de la técnica y el enfoque inhumanista. Además de su formación académica, se desempeña como músico.

2CryptoPunks es una colección de arte digital que consiste en 10 000 personajes únicos generados aleatoriamente mediante ordenador, los cuales poseen características que se repiten en mayor o menor medida entre los personajes. Este es un indicador de su rareza y, por lo tanto, de su precio. Esta colección se aloja en la cadena de bloques de Ethereum.

3Un Non Fungible Token expresa un contrato que está embebido en una cadena de bloques criptográfica (en el caso de CryptoPunks, la de Ethereum) que refiere a una mercancía, casi siempre a un activo digital. Imágenes, videos, animaciones, etc., esto permite que se pueda establecer la trazabilidad de un archivo digital original, el cual en teoría puede ser replicado infinitamente.

4Los usuarios son contados por billetera de criptomonedas única, pues la blockchain de Ethereum funciona de forma anónima.

5Red social destinada a la interacción por vía de chat, voz y video, y permite incluir bots (pequeños programas que desarrollan tareas básicas como poner música, moderar).

6Las retroalimentaciones positivas y negativas (incluidas en sus variantes con prefijos ciber, que se refieren a la retroalimentación de sistemas) son, en el primer caso, movimientos del sistema cibernético para mantener el orden (homeostasis), y en el segundo caso son los movimientos que generan cambio. Si pensamos en el horno eléctrico como sistema cibernético, el circuito es conectado y desconectado en función de mantener el calor que fue dispuesto a mantener, por lo cual los cambios mantienen el horno a una temperatura media de los grados introducidos mediante el usuario. La ciberpositiva correspondería a, por ejemplo, una revolución, en donde la energía es acumulada y liberada en vías a un cambio dentro del sistema, para que este pueda mantenerse en funcionamiento. De no ser por la Revolución francesa, Francia sería una idea del pasado.

7La teleoplexia es el fenómeno en el cual el capital lo ha absorbido todo, incluso el futuro, en donde los vectores de escape se encuentran ya territorializados incluso antes de ser gestados (Land, 2021).

8Esta investigación utiliza el término Blockchain, en mayúscula. para referirse a la tecnología; y en minúscula, para sus usos concretos.

9La entropía, en el campo de la física de la mecánica probabilística, es un concepto elucidado por Boltzmann, en donde un sistema térmico cerrado produce caos de forma exponencial hasta que la energía es distribuida a lo largo de dicho sistema. Esto introduce la idea de la muerte térmica del universo, en donde el calor va a ser distribuido homogéneamente por todo el espacio exterior, imposibilitando diferencias tan enormes como el calor del núcleo de una estrella y el vacío cósmico.

10Debemos tener en cuenta que este relato, sin saber cuándo sucedió, sucedió en la academia anglosajona y fue relatado en 1990.

11Para más claridad acerca de este término y sus usos originales, recomiendo remitirse a Los mundos del arte. Sociología del trabajo artístico (2008) de Howard S. Becker, Buenos Aires, Prometeo Libros.

12Para ampliar en el "afuera" y los intentos de trascender al tecnocapital es interesante el trabajo de la xenofeminista Amy Ireland (2022). Filosofía-ficción. Inteligencia Artificial, tecnología oculta y el fin de la humanidad, Barcelona, Holobionte Ediciones.

13Para Baudrillard, por ejemplo, el poder es el mayor simulacro. No existe, pero afecta su entorno y lo hace independientemente de la creencia en él.

Recibido: 30 de Diciembre de 2022; Aprobado: 24 de Marzo de 2023

Contribución de autoría:

Juan Camilo Ortiz-González fue el único autor.

Potenciales conflictos de interés:

Ninguno.

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