Introducción
El cambio climático representa uno de los más urgentes problemas y más grandes desafíos para la vida a nivel planetario. O, si queremos verlo de otra manera, una de las más grandes mentiras de nuestra época. El grupo de Facebook "Watts Up With That?" (WUWT) ofrece un importante espacio virtual de encuentro y discusión para todas las personas que comparten la segunda idea, y que adoptan el escepticismo sobre el cambio climático como marca identitaria y goma social. Dentro del grupo los y las 3378 miembros (en el momento de redactar este texto) se dedican al intercambio y discusión de artículos, declaraciones, gráficos e imágenes relativas al cambio climático. La participación parece estar motivada por el deseo de desacreditar las declaraciones sobre el carácter excepcional y crítico del cambio climático, cuestionar las decisiones y acciones tomadas en nombre de esta crisis y, en muchos casos, burlarse de situaciones que parecen deslegitimar o revelar las contradicciones detrás de este tipo de acciones. Otro propósito importante es el de criticar la noción de consenso científico y poner en duda su importancia para determinar la verdad, que los y las miembros buscan revelar a través de su propia investigación o razonamiento lógico.
El escepticismo (o negacionismo)2 respecto al cambio climático -la idea de que este no existe realmente- es una postura difundida, y las redes sociales han constituido (y siguen haciéndolo) un espacio fundamental para su expresión, circulación y promoción. Esto se debe a su capacidad para la difusión masiva e instantánea de opiniones, y para facilitar el encuentro entre personas que comparten ideas, pero se encuentran geográficamente distantes. Debido a la actualidad y fuerte impacto discursivo y político de estos temas, se ha escrito mucho sobre el escepticismo y la negación del cambio climático; sin embargo, la mayoría de estudios revisados buscan entender los mecanismos que hacen que la gente adopte esta posición, tratan sobre sus afiliaciones políticas, o se centran en los peligros que derivan de este tipo de pensamiento. Hace falta un mejor entendimiento del componente socioafectivo de estos movimientos, así como de los imaginarios que comparten y reproducen. En términos generales, falta una atención a la dimensión cultural del negacionismo climático y su entrelazamiento con la recepción de discursos. Es precisamente esta que busco investigar a través de WUWT.
Mi trabajo se centrará en las dinámicas de la discusión en este grupo. Concretamente, son cuatro las dimensiones que considero importantes: los temas recurrentes de la discusión; la postura política de los y las participantes y la manera en que esta se entrelaza con sus afirmaciones; la manera que los y las miembros tienen de expresarse; las fuentes de donde los y las miembros obtienen su información, y el orden de legitimidad que estas sugieren. Abordaré estas dimensiones a través de una pregunta central: ¿qué tipo(s) de imaginario(s) comparten, circulan y difunden los y las miembros de WUWT sobre el ambiente y el cambio climático? Y de ahí, ¿cómo se conecta y refleja este imaginario en su manera de entender e imaginar la sociedad, la política, la construcción de conocimientos, y el futuro? Para llegar a contestar a estas preguntas, centraré mi observación en las maneras en que los y las miembros expresan y sustentan discursivamente estos imaginarios, y en las narrativas que proponen sobre el cambio climático.
Antes de pasar al apartado teórico, quiero señalar un par de limitaciones de mi investigación. En primer lugar, me he basado exclusivamente en el trabajo de observación de campo, sin entrevistar a ninguno de los y las miembros ni participar en sus discusiones. Esto se debió a que no recibí respuesta a mis intentos de comunicarme con ellos, pero sin duda me hizo imposible conocer o analizar sus experiencias, motivaciones o creencias personales. Por lo tanto, en este trabajo me he centrado en la descripción de las dinámicas del grupo, y en la inferencia de órdenes discursivos, sociales y morales, basándome en la observación de lo evidente. En segundo lugar, quiero destacar que todo lo comentado en estas páginas solo representa la punta del iceberg con respecto al negacionismo climático. Habría una abundancia de conceptos, ideas e interpretaciones provechosos para este estudio, que por motivos de tiempo y espacio no he podido incluir. Con estas dos puntualizaciones, comentar que no quiero trivializar un fenómeno tan complejo como este, y que mis interpretaciones aquí son propuestas iniciales, que tienen fundamento, pero también mucho más espacio de desarrollo.
Revisión de literatura
Para empezar, quiero resaltar la tendencia, en los estudios sobre la negación del cambio climático, a abordar este fenómeno desde la psicología, en un intento por explicarlo mediante mecanismos cerebrales universales como los sesgos cognitivos (véase, por ejemplo, DW Documental, 2022). En ese sentido, De Wit y Haines (2022) señalan la predominancia, en los estudios de comunicación del cambio climático, de un modelo para entender el escepticismo climático basado en la idea de un déficit cognitivo; es decir, se considera responsable una falta de entendimiento científico que se debe resolver mediante la educación. Siguiendo a Rudiak-Gould (2011), proponen, en cambio, un enfoque que se alimente de los estudios de la recepción de discursos para mejor entender la implicación de las audiencias con la noción de cambio climático que les llega desde las instituciones. Este enfoque permite reconocer que el conocimiento del clima y de sus cambios no deriva solamente de la experiencia directa, sino también de información de segunda mano que se recibe desde fuera, y que es interpretada de manera culturalmente, históricamente y geográficamente contextualizada; en definitiva, demuestra la "instabilidad fundamental del sentido científico"3 (De Wit y Haines, 2022, p. 3). Desde este punto de vista, lo que se necesita estudiar son las maneras de entender, traducir, comunicar, y representar el cambio climático, cómo estas son legitimadas, y las personas o instituciones que se sirven de ellas. En síntesis, el cambio climático "puede ser (y convertirse en) distintas cosas con múltiples valencias y funcionamientos a través de los contextos culturales" (p. 5).
Es justamente Rudiak-Gould uno de los principales autores que critican el uso de mecanismos psicológicos universales para explicar la negación del cambio climático, y se posiciona a favor de una mirada culturalmente específica, a partir del argumento de que es universal en las sociedades humanas reconocer la influencia que los seres humanos tienen sobre el clima (2013). La separación de lo ambiental y lo climático como categorías aisladas del resto de la vida humana derivaría entonces de mecanismos culturales peculiares, característicos de la cultura occidental, moderna y científica, y la respuesta a ello también debe basarse en la cultura y no en una imposición de la ciencia desde el poder. Los falsos juicios científicos son productos, concluye el autor, del conocimiento (cultural y moral) de las personas, no de su ignorancia.
Por otro lado, Jasanoff (2010) destaca la coproducción social entre la investigación normativa y la creación de sentido situada de manera local, histórica y cultural. Argumenta que el cambio climático representa un fenómeno sumamente complejo de comprender e incluir en la vida social, porque provoca unas perturbaciones de escala en cuatro dimensiones fundamentales para las sociedades humanas (comunidad, política, espacio y tiempo); además, reivindica el rol central de las ciencias sociales en el estudio de estos asuntos, debido a su interés por la construcción social de sentido.
Hochsprung Miguel direcciona a su vez nuestra atención hacia la construcción social y cultural del conocimiento (2021; 2022): cuestionándose sobre la relevancia del concepto de posverdad, señala las dinámicas de negociación y poder implícitas en cualquier proceso de construcción de conocimiento, indicando que "toda forma de conocimiento necesita ser explicada desde los criterios de validez de los grupos sociales que las construyen" (Hochsprung Miguel, 2021, p. 56). Al considerar el negacionismo climático como dispositivo foucaultiano, evidencia su carácter multilineal, descentralizado y estratégico, y la importancia de estudiarlo como evento relacionado con determinados juegos de poder en un momento dado (2022). Pero si hablamos de la construcción del conocimiento, tenemos que recordar también la naturaleza construida de la ignorancia: esta no implica solamente una falta de conocimiento que hay que corregir, sino también procesos de selección y usos estratégicos conscientes (Proctor, 2008). Es importante, por lo tanto, preguntarnos por qué es lo que produce la ignorancia, y qué produce ella a su vez.
Finalmente, Lahsen (2013) pone en primer plano la importancia que hay que dar a la epistemología científica y la manera en que ha venido cambiando en el tiempo, así como a las percepciones individuales de estos cambios históricos, las cuales se dan de acuerdo con la política y las experiencias o hábitos personales. A través de su tipología de escépticos y escépticas del cambio climático, busca explicar el escepticismo teniendo en cuenta las considerables transformaciones que ha habido en el entendimiento de la ciencia y, por ende, en su rol en las vidas de las personas.
Siguiendo a estos autores y autoras, en mi investigación también pretendo ocuparme de las particularidades culturales por encima de aspectos psicológicos (supuestamente) universales para entender el negacionismo climático, evitando reducirlo a un mecanismo cognitivo defectuoso o un entendimiento imperfecto de la ciencia climática, sino tomándolo en serio como manera de conocer, negociar (en el sentido dado a esta palabra por Hall, 1980) y significar los cambios y discursos que vivimos y recibimos.
Otro concepto provechoso para mi investigación es el rechazo, tal y como lo tratan Sobo (2016) y McGranahan (2016). La primera autora conceptualiza el rechazo de la ciencia como una práctica social que, más que la desasociación de un estándar social, comporta la afiliación a determinados grupos que el individuo reputa como significativos o relevantes. El objetivo y el significado del rechazo serían así "prosociales" (p. 347), en tanto que este acto fortalece los vínculos entre quienes lo comparten, y permite encontrar y asociarse con "otros significativos" (p. 348) por fuera de las tendencias dominantes o las estructuras de conocimiento y poder oficiales. Por lo tanto, hay que priorizar y revelar los aspectos generativos del negacionismo de la ciencia "oficial". McGranahan (2016) también resalta la naturaleza social del rechazo y, citando a Graeber (2013), muestra cómo las culturas humanas se definen rechazando otras culturas. Tal y como Sobo, teoriza esta acción como generativa, social y afiliativa, como goma de relaciones sociales significativas. Finalmente, el rechazo puede ser visto también como una forma de agencia que, en tiempos agitados, privilegia la continuidad por encima de la ruptura radical (De Wit y Haines, 2022).
Esta inversión de la noción de rechazo, desde práctica antisocial a acto que genera socialidad, tiene mucha relevancia para el caso de WUWT al ser este un grupo que se define por resistir a una serie de evidencias científicas y empíricas. Este repudio toma valencias morales, y desde fuera se interpreta como un alejamiento irracional pero voluntario de la sociedad civil y razonable. Sin embargo, los autores y autoras mencionados arriba me permiten dar importancia a lo que estos escépticos y escépticas construyen a través de su rechazo, y no solo lo que abandonan4.
Pasando a considerar de manera más específica el rol de Internet y los medios sociales en el negacionismo climático, me sirvo de los trabajos de Bloomfield y Tillery (2018) y de Pearce et al. (2018), quienes investigan los impactos específicos que los nuevos medios tienen en este fenómeno social, y las implicaciones que conllevan para la lucha contra el cambio climático. En el primer estudio, partiendo del reconocimiento de Internet como un "campo de batalla público" en relación con el cambio climático (p. 24), se consideran las prácticas discursivas y la labor retórica de componentes peculiares de Facebook, además del rol que los medios por los que pasa la información tienen en la construcción de estos grupos y en la recepción de la información misma. Bloomfield y Tillery se enfocan de manera particular en WUWT, y muestran las técnicas y recursos particulares que han sido usados dentro de este grupo, y su impacto en la definición de la identidad grupal. Así, las autoras hablan del uso de prácticas digitales como los hipervínculos, y de técnicas retóricas como la ridiculización, como herramientas que amplifican el mensaje negacionista, definen la identidad escéptica y legitiman su existencia.
Pearce et al. (2018) evidencian la necesidad de un mayor número de investigaciones a pequeña escala que se centren en la particularidad y los detalles más que en el análisis masivo de datos, y resaltan la importancia de investigaciones sobre los imaginarios climáticos que circulan en estos medios (especialmente los alternativos al imaginario científico dominante), y sobre la manera en que "las plataformas de las redes sociales facilitan o impiden la construcción y emergencia de nuevas imaginaciones del cambio climático dentro y a través de comunidades locales diversas" (p. 16).
Método
Empecé mi investigación buscando un grupo de escepticismo climático a analizar entre los disponibles en Facebook5; terminé por escoger el grupo WUWT por dos factores. En primer lugar, el número de miembros del grupo, bastante más alto que en otros, lo cual sugería no solo participación y variedad de temas posiblemente mayores, sino sobre todo mayores atracción e interés por los temas de este grupo y lo que representa, y por ende un nivel de legitimidad relativamente alto de este dentro de la comunidad escéptica. En segundo lugar, a través de mi investigación descubrí que este grupo nació como espacio de discusión para quienes leían el blog Watts Up With That, fundado a su vez por Anthony Watts. Varias fuentes (por ejemplo, Bloomfield y Tillery, 2018; Mann, 2012) muestran que Watts y su blog representan puntos de referencia importantes para la comunidad escéptica. Por este motivo, WUWT me pareció más representativo de la comunidad escéptica a gran escala, en comparación con otros grupos que tenían un alcance más reducido.
WUWT es un grupo privado, pero visible; es decir, cualquier persona puede encontrar el grupo a través de una búsqueda en Facebook. De todas maneras, tuve que pedir acceso para entrar en él, pero esto fue casi automático: no tuve que demostrar cumplir con ningún requisito o estar de acuerdo con determinadas ideas. Lo único que me pidieron fue aceptar las reglas del grupo, las cuales se pueden apreciar en la figura 1. Pocas horas después de haber enviado mi pedido de acceso, había sido aceptada. Cabe resaltar la inclusión de una pequeña encuesta de dos preguntas en la ventana donde se me pedía aceptar las reglas del grupo (figura 2). El acceso no dependía de las respuestas; sin embargo, la encuesta es sumamente interesante por lo reveladora que es desde un principio sobre el posicionamiento del grupo6.
Una vez entrada al grupo, decidí centrarme en las publicaciones y conversaciones en el mismo como eventos para mi investigación. Debido a la gran cantidad de material disponible para analizar, apliqué un proceso de selección para reducir la cantidad de eventos viables y simplificar el acceso a la información. En ese sentido, entre todas las publicaciones subidas en los meses en que llevé a cabo esta investigación (agosto-noviembre de 2022), seleccioné las que alcanzaban un número igual o mayor a 10 comentarios. La gran mayoría de publicaciones, si es que reciben alguno, no superan los dos o tres comentarios; así, aunque el número 10 fue una elección mía un tanto arbitraria, considero que este número se aleja lo suficiente de la norma como para indicar un particular interés de los y las miembros en ese tema. A través de esta primera selección, reduje a 33 el número de publicaciones a ser analizadas. Estas me sirvieron de base analítica para formar una idea de los temas que generan más interés e interacción por parte de los y las miembros del grupo, el perfil general de los publicadores y las publicadoras, y las fuentes que utilizan.
De ahí, decidí escoger una publicación específica para ahondar de manera más atenta en mi observación. Así, en la próxima sección comentaré las características de las 33 publicaciones, las cuales ilustran también las dinámicas de WUWT en un sentido general. Estas me servirán de fondo contextualizante para finalmente analizar la publicación más comentada de todas: esta ha recibido 65 comentarios y destaca claramente del resto7.
Nota ética
El hecho de que WUWT es un grupo privado complicó mi elección del grupo a investigar, debido a las implicaciones éticas que supone para la investigación. Sin embargo, la facilidad que tuve para acceder al grupo me indicó que, si bien existe el deseo de tener cierto control sobre quién puede entrar, esto no tiene el efecto de filtrar a personas que no coinciden con un perfil o estándar compartido por el grupo. De todas maneras, como investigadora tengo sin duda la responsabilidad de proteger las identidades de los usuarios y las usuarias, considerando la falta de autorización para compartirlas públicamente, la privacidad del grupo, y la conflictividad que existe en torno a los temas tratados. Por lo tanto, hablaré de los usuarios y las usuarias en términos generales, y si bien citaré algunos comentarios y publicaciones, no los asociaré a usuarios o usuarias específicos.
Sin embargo, es importante contextualizar las publicaciones y sus autores o autoras, por lo que tomaré este espacio para detallar algunas características particulares de los autores de las 33 publicaciones a analizar. Estas provienen de 19 publicadores, todos ellos hombres. La mayoría son originarios de Estados Unidos o Reino Unido, y algunos parecen vivir en Australia o Nueva Zelanda. Lo más llamativo que hay que resaltar respecto a estos usuarios es su posicionamiento político: entre los 19, he podido encontrar para 11 de ellos claras evidencias en sus perfiles personales de una orientación política moderadamente o fuertemente conservadora (en el caso de los estadounidenses, republicana). Solo uno es claramente democrático, y es el único miembro que he encontrado que demuestra creer que el cambio climático existe, y cuyas publicaciones tienen el propósito de hacer cambiar de opinión a los y las demás. No me parece que esto sea una coincidencia, y de hecho corresponde a las encuestas y los análisis que muestran que en Estados Unidos es más probable que los y las demócratas crean en el cambio climático antropogénico, y que vean su solución como una prioridad política, respecto a los republicanos y republicanas (Mildenberger et al., 2020; Schaeffer, 2022). En el grupo WUWT en general, la mayoría de los y las miembros también son hombres y, al ser un grupo anglófono y basado en un blog estadounidense, los más activos y visibles de ellos son mayoritariamente estadounidenses, con una participación consistente de los demás países anglófonos, en especial de Reino Unido. Debido a esta mayoría estadounidense, mis observaciones e interpretaciones también se centran en la realidad y la cultura de ese país.
Resultados
Los top 33
Lo positivo y lo negativo. Cabe señalar que mi propósito para este trabajo no es buscar o desmentir información científicamente incorrecta, ni tampoco tengo el conocimiento necesario para hacerlo. En vez de eso, para acercarme a los imaginarios de los usuarios y usuarias y sus narrativas, he tomado como punto de entrada los conflictos morales que se expresan en las publicaciones y los comentarios; es decir, ver qué se presenta como positivo o negativo dentro de este grupo, de un punto de vista moral y ético.
Blee y Creasap (2010) citan algunas investigaciones que muestran la afinidad entre grupos conservadores y el fundamentalismo religioso; como en nuestro caso, estas se pueden notar en el dualismo discursivo entre el bien y el mal, y el establecimiento de fronteras bien marcadas para separar los y las miembros del grupo o "creyentes" de los y las demás. Si bien no cuento con suficiente evidencia para determinar las posibles influencias religiosas en WUWT, las dos actitudes mencionadas están claramente presentes. Además, aprovecho la definición de conservadurismo de las mismas autoras para enmarcar la posición conservadora de este grupo en la medida que apoya, como veremos, un orden moral basado en el patriotismo y el capitalismo de libre empresa. Considerar estos aspectos ayuda a evidenciar el papel central de la moralidad en la construcción de la identidad del grupo y de su discurso compartido. Por lo tanto, en este trabajo me he propuesto analizar WUWT como grupo cuyas creencias y acciones son determinadas por un orden moral; es decir, como grupo "moralmente centrado" que debería ser analizado "en términos de creación de significado en lugar de recursos y organización" (Castro-Pérez, 2023, p. 470). Esto significa también considerar la influencia de aspectos no propiamente racionales en la construcción del discurso en WUWT, no obstante la autopresentación de sus miembros como personas dedicadas a una ciencia y una lógica empíricas y racionales.
Temas recurrentes. Al identificar los temas predominantes en nuestra muestra de publicaciones, tres destacan por la frecuencia en que son mencionados. En primer lugar, siete de las 33 publicaciones buscan exponer el verdadero costo de las energías renovables, tanto en términos económicos como sociales y ambientales. Se nota de especial manera la oposición a la energía eólica (y, en menor medida, solar) por encima de otros tipos de energía renovable. De ahí, dos temas tienen cinco publicaciones cada uno: las ineficiencias y defectos de los vehículos eléctricos, y la crítica hacia los "alarmistas climáticos", su exageración de la magnitud y los efectos del cambio climático, así como el fracaso de sus predicciones sobre lo que iba a pasar debido a él. Los demás temas tienen una o dos publicaciones cada uno; cabe destacar, por su relevancia en el discurso escéptico más amplio que se aprecia en WUWT, el uso de patrones climáticos del pasado para sostener la tesis de que los cambios climáticos que estamos viviendo no son nada nuevo, la estimación de la energía nuclear, y la crítica a las élites "verdes" (como, por ejemplo, el exvicepresidente de Estados Unidos y conocido ambientalista, Al Gore).
Uso de fuentes. Bloomfield y Tillery (2018) han mostrado cómo en WUWT las publicaciones tienden a consistir de hipervínculos que derivan y llevan a fuentes escépticas que se corroboran y citan entre ellas, formando una burbuja cerrada que devuelve siempre la misma información y genera un entorno de autolegitimación. Una de estas fuentes es el blog WUWT, para cuyos lectores y lectoras se creó el grupo en Facebook. Curiosamente, las publicaciones que derivan del blog suelen alcanzar muy pocos comentarios; por lo tanto, no figuran en la muestra de publicaciones que estamos viendo. Sin embargo, la mayoría de fuentes de estas últimas son periódicos y páginas web conservadoras (Fox News, Toronto Sun, Zero Hedge). Aun así, muchas publicaciones en WUWT derivan de fuentes consideradas progresistas y, por ende, cercanas a la causa ambientalista. Dentro de nuestras 33 publicaciones también encontramos algunas de ellas, como Yale Environment 360. Sin embargo, es importante hacer una distinción: casi siempre, las fuentes conservadoras se utilizan como sustento para las afirmaciones de los y las miembros, o para demostrar que el cambio climático es falso o exagerado; por otro lado, los y las miembros acompañan las fuentes progresistas o ambientalistas con textos que ponen en ridículo lo que se afirma en ellas.
Contra los vehículos eléctricos
Descripción. La publicación más comentada del periodo de tiempo en que desarrollé mi investigación consiste en la republicación de un tuit del 27 de septiembre de 2022, sin comentario alguno añadido. En este se lee:
Nadie se ha dado cuenta de que Toyota ha declarado ya múltiples veces que no ven los vehículos puramente eléctricos como un sustituto viable al motor de combustión interna en el actual nivel tecnológico. Esta es la fabricante de automóviles más respetada del mundo, y tienen razón
La publicación recibió 65 comentarios8 (además de 83 reacciones "Me gusta"), los cuales constituyeron una discusión intensa, pero breve: esta tuvo lugar entre el 7 y el 17 de octubre de 2022. Además, la discusión entera solo involucró a 13 personas: seis de ellas comentaron directamente la publicación, y las demás intervenciones fueron aportes a conversaciones que se generaron como respuesta a estos pocos comentarios originales. El primer comentario generó la mayor controversia: "El nivel tecnológico "actual" no es lo que será el real nivel tecnológico dentro de algunos años con autonomía de 600 millas y recarga en 5 minutos llegando al mercado en 2023. Miren los desarrollos de China". Con estas palabras, se dio inicio a una viva discusión sobre las posibilidades, alcances y méritos de la tecnología de los vehículos eléctricos (VE), entre escepticismo y fe respecto a sus potencialidades y promesas.
Los demás comentarios "originales" hablan sobre la tecnología de los VE; la reputación y los méritos de Toyota y, por otro lado, Tesla (quizá la productora más conocida y prestigiosa de VE); los cambios necesarios para que valga la pena comprar VE; el costo ambiental de los VE debido a los minerales necesarios para su construcción, así como los combustibles fósiles necesarios para su extracción9. Un usuario comentó a través de un meme que dice: "Autos Eléctricos: Una idea que no funciona para solucionar un problema que no existe".
Lo positivo. Si nos fijamos en el panorama moral que se desprende de las narraciones presentes en esta conversación, podemos notar como tanto lo "positivo" como lo "negativo" corresponden a los juicios morales que se expresan de manera más general en WUWT. Empecemos por lo que se narra como positivo. En primer lugar, aunque se discuta sobre los detalles y aplicaciones de la tecnología de los VE, el mérito de la tecnología como tal nunca se pone en duda. En las conversaciones que he leído en WUWT, el desarrollo tecnológico siempre se presenta como algo positivo, que representará un mejoramiento para la humanidad. Curiosamente, entonces, aunque los VE se presentan de manera negativa, varios comentaristas expresaron la esperanza de que se pueda desarrollar más ese tipo de tecnología hasta llegar a un punto en que sea realmente eficiente. Esto se relaciona a un difundido tecno-optimismo en el discurso sobre los temas ambientales: las preocupaciones de los y las ambientalistas acerca del uso de combustibles fósiles no tendrían sentido no solo porque estos últimos no contribuirían al (supuesto) cambio climático, sino también porque nuestra tecnología seguirá avanzando y convirtiendo en cada vez más eficiente y más seguro el uso de estos combustibles, y mejorando nuestra calidad de vida.
De la misma forma, la crítica hacia los VE no hace que se deje de admirar a Tesla y a su creador, Elon Musk; un comentarista llegó a definirlo su "héroe". Esta compañía y su dueño encajan con los ideales estadounidenses y conservadores de emprendimiento e innovación, y sobre todo de éxito personal a través del sacrificio personal, la laboriosidad y la perseverancia (la notoria figura del self-made man), ideales que en WUWT son impregnados de positividad. De hecho, Musk se cita con frecuencia en WUWT, y sus declaraciones se publican como fuentes legítimas de información sobre el clima. Además, los y las miembros estadounidenses resaltan el hecho de que Tesla haya sido votada como "el carro más americano de la industria entera", debido a que casi el 100 % de sus materiales derivarían de Estados Unidos. Se nota así una componente nacionalista y una narración positiva de "América"10.
Otro elemento que tiene menos visibilidad en la conversación que estamos observando, pero mucha importancia a nivel general en WUWT, es la energía nuclear, que se narra siempre de manera positiva. Según algunos y algunas, esta constituye el ejemplo perfecto de energía renovable, y si a los ambientalistas les importara de verdad el clima (y no estuvieran buscando simplemente dominar a la población), la aprobarían de inmediato. Además, con frecuencia la energía nuclear se acerca discursivamente a la fracturación hidráulica (fracking) y al carbón, ambos generalmente considerados fuentes de energía limpia.
Finalmente, se eleva moralmente a aquellas personas llamadas dentro del grupo "realistas climáticos" o "realistas pragmáticos" (y opuestas a las y los "alarmistas climáticos") ; estas serían personas que tienen la capacidad de ver la situación climática por lo que es realmente (es decir, una situación normal que no presupone ningún peligro), y que en nombre de la ciencia y la democracia se oponen al cambio del sistema productivo y económico que algunas personas piden debido a una falsa visión del clima. Pero existe también cierta sensación de deterioro y riesgo existencial para la racionalidad y la ciencia: en palabras de un usuario, "los realistas pragmáticos somos una parte decreciente de la población".
Lo negativo. Al analizar las conversaciones en WUWT, es generalmente más fácil notar lo que para sus miembros es negativo y moralmente incorrecto. Esto sale con más frecuencia bajo la forma de críticas y quejas, y se expresa así de manera más explícita. Desde luego, a partir de esta publicación, tenemos como primer elemento negativo a los VE. Estos se presentan como demasiado ineficientes y costosos como para justificar el interés que se genera en torno a ellos. Una fabricante de automóviles como Toyota se convierte en la voz de autoridad que ayuda a poner en claro las insuficiencias de los VE. Como hemos visto líneas arriba, los VE son uno de los temas que con más frecuencia se presentan de manera negativa. Paradójicamente, los VE son presentados también como potencialmente positivos, pero de manera contraria a la que podríamos esperarnos. Es el caso de un comentario que propone incrementar el uso de VE para demostrar que las energías renovables no pueden cubrir la demanda de electricidad necesaria para hacerlos funcionar, y obligar a los "fanáticos verdes" ("greenie zealots") a aceptar el carácter indispensable de los combustibles fósiles.
Una vez establecido el carácter decepcionante de los VE, las subvenciones gubernamentales permiten explicar el éxito financiero de estos vehículos. "Tesla probablemente lo hizo gracias a la ayuda del gobierno", dice un comentario; sin embargo, se le contesta que "este es un argumento frecuente en contra de Tesla", y que, aunque la compañía recibió dinero del Estado, lo devolvieron de manera muy rápida y con sus correspondientes intereses. Lo que nos interesa aquí no es si Tesla realmente necesitó ayudas públicas para producir y vender sus autos, sino el hecho de que aceptar esa ayuda pueda ser usada como instrumento para deslegitimar su éxito. Este rechazo a las subvenciones estatales se aprecia en varias otras publicaciones del grupo, y va de la mano con una visión negativa del rol de los gobiernos (por lo menos el estadounidense y los europeos), los cuales se critican por su supuesta injerencia excesiva en favor de políticas ecológicas, apoyados por los "lobbies verdes" ("green lobbies"). A la vez, los políticos y políticas y las élites culturales, rara vez nombrados o nombradas11, pero por lo general asociados y asociadas a la izquierda y lo progresista, son tachados y tachadas de "globalismo" y de utilizar la idea de cambio climático para alcanzar sus objetivos de control sobre la población. El recelo hacia la injerencia del gobierno articulado de tal manera, así como la idea de una clase de élite globalista12, desvelan una componente conspirativa en el discurso escéptico.
El otro grupo que apoya, en esta narrativa, el desarrollo de los VE está compuesto por personas que frecuentemente se nombran en WUWT como "fanáticos verdes" (greenie zealots), o también "fanáticos religiosos" del ambientalismo, asociando discursivamente este movimiento al extremismo, la fe ciega y la irracionalidad para deslegitimar sus afirmaciones científicas. Es igual de corriente el uso de la palabra "alarmistas" para referirse a las personas que creen y comunican sobre el cambio climático. De esta manera, la actitud ecologista también se recubre de negatividad, así como, obviamente, el "mito" de la crisis climática y el sistema de educación que lo perpetúa y "adoctrina" a los niños y niñas.
Finalmente, es interesante notar el rol que ocupa China en la narrativa. Según un usuario, muchas y muchos "realistas climáticos" norteamericanos tienen una dura e injustificada "actitud anti-VE", mientras que entender su tecnología permite ver lo bueno que pueden ofrecer estos vehículos. El verdadero peligro de esa actitud, sin embargo, no sería para él que se deje de producir o vender VE, sino que Estados Unidos está dejando que China lo supere tecnológicamente. Y existe también el peligro de que Tesla deje de ser el "carro más americano" si China decide invertir más en esa tecnología. China se convierte así en un adversario peligroso, y el mismo hecho de que pueda tener ciertas tecnologías más avanzadas en comparación con Estados Unidos constituye una amenaza. Esto está en línea con encuestas que muestran que para la mayoría de estadounidenses es sumamente importante que su país mantenga una posición de liderazgo científico en el mundo (Kennedy et al., 2022b). Se revela entonces un sentimiento nacionalista también en el campo de la ciencia y el clima, otro elemento más que nos ayuda a considerar cómo el discurso escéptico se entrecruza con identidades políticas conservadoras.
Discusión
Antes de empezar a discutir los resultados de mi investigación y presentar mis interpretaciones, quiero resaltar una vez más que he basado mi trabajo en la observación y no en la interacción con los y las miembros de WUWT; por lo tanto, en esta sección no tengo la intención de explicar la manera en que ellos y ellas experimentan el cambio climático o cómo se sienten con respecto a ello, sino tomar sus discursos como punto de partida para reflexionar sobre algunas características que puedan complejizar nuestra manera de pensar en el negacionismo climático y sus consecuencias. Dicho esto, los resultados de la observación de las discusiones en el grupo WUWT muestran que sus miembros participan de un escepticismo multifacético, que no afirma solo que el cambio climático no existe, sino que corresponde a las distintas dimensiones que Vulpe (2020) encontró en su análisis discursivo del escepticismo climático. Es decir: repertorios temporales13, científicos14 y de control15. Estos tienen el efecto general de quebrar la confianza en la ciencia y los expertos y expertas científicos, haciendo que pasen por corruptos y corruptas, incapaces o alarmistas, y que la incertidumbre implícita en todo proceso científico (y de particular modo en la ciencia climática) se interprete como evidencia de una falta de información o conocimiento (Vulpe, 2020).
Esta autora muestra además como los discursos en internet son muy efectivos en diseminar el conocimiento y las ideas, no solo por la rapidez con que circulan, sino también por el lenguaje accesible que los caracteriza (sobre todo en comparación con el discurso científico). Esto permite una horizontalización de la participación (J. Postill, comunicación personal, 28 de septiembre de 2022) en un contexto que por naturaleza tiene una fuerte componente moral. Se puede interpretar entonces la actividad de publicación y discusión de los y las miembros de WUWT como un rechazo colectivo y deliberado de un determinado tipo de cultura, y a la vez creativo (Graeber, 2013), que permite la construcción de una identidad antiwoke o antiecologista. Este rechazo va direccionado sobre todo hacia los expertos y expertas científicos y políticos, algo acorde con los estudios que muestran que se está generando una creciente desconfianza en los expertos y expertas, sobre todo en Estados Unidos y en asociación con una postura política conservadora (Kennedy et al., 2022a; Lucas et al., 2015). En definitiva, se forma una identidad de grupo a través del rechazo, de acuerdo con lo propuesto por Sobo (2016) y McGranahan (2016), y de la ignorancia selectiva y estratégica de determinadas construcciones de conocimiento (Proctor, 2008).
Observando el grupo se puede notar cómo se habla de temas que también son importantes para personas y grupos ambientalistas, pero interpretando su significado e implicaciones de manera opuesta a ellos, y hasta usándolos para atacar o deslegitimarlos. Considero que estas interpretaciones se pueden remontar a una lectura dominante de la crisis climática: que los gobiernos y las élites izquierdistas están impulsando una narrativa y engañando al público para implementar políticas ecologistas y fomentar una transición energética que supuestamente beneficiaría a las élites mundiales. Los escépticos y escépticas sostienen que el hecho de que los gobiernos no están haciendo nada para resolver la supuesta crisis demuestra que esta no existe16, una idea que apoya la noción de que a los y las "verdes" no les importa realmente el medio ambiente, sino que son élites que odian a las personas "normales" y descuidan su bienestar para implantar y beneficiarse de un nuevo orden mundial basado en un modelo de Estado regulador en expansión (véase, por ejemplo, Peterson, 2022 17).
Según otro punto de vista, que personalmente comparto, el hecho de que no se esté haciendo nada por el clima no tiene ningún tipo de relación causal con la existencia de la crisis; más bien, demuestra la falta de voluntad política para solucionar un problema que, en su actual forma, beneficia políticamente y económicamente a quienes tienen el poder. En otras palabras, la falta de acción demuestra la persistencia de un sistema capitalista y colonialista, de explotación de recursos naturales y personas para acumular riqueza a costa de cualquier ecosistema o equilibrio climático. Creo que considerar esta discrepancia de opiniones confirma el hecho de que las interpretaciones de la crisis climática se nutren de experiencias, principios y creencias preexistentes y que, por cuanto los y las miembros de WUWT declaren su compromiso científico y empírico, su escepticismo tampoco se basa fundamentalmente en un mejor uso de la ciencia, sino que está íntimamente relacionado con una red de consideraciones y valores éticos y políticos. Se revela, en última instancia, la centralidad de los conflictos morales en la estructuración de las posturas sobre el cambio climático, y en su investigación. A la vez, el que el mantenimiento del sistema capitalista-colonialista no figure en las consideraciones de los y las miembros de WUWT abre las puertas a reflexionar sobre lo que considero ser la cuestión central del fenómeno del escepticismo climático en el marco de mi investigación, que podemos abordar a través de una pregunta.
¿Por qué tantos y tantas miembros de WUWT hablan tan bien de Elon Musk, un hombre que llegó a la fama y el éxito gracias a sus vehículos eléctricos, hasta llamarlo su héroe, si los vehículos eléctricos representan una de las cosas más criticadas dentro de su grupo? Me parece que la respuesta depende de que Musk es un perfecto ejemplo del tipo de persona que respalda el sistema de poder extractivo-capitalista. Si bien sus vehículos son eléctricos, Tesla sigue siendo una compañía dedicada a la acumulación de capital, que utiliza todas las herramientas del libre mercado y el marketing para desarrollarse. Musk es la persona más rica del mundo, y se dedica a hazañas extravagantes como enviar uno de sus carros al espacio exterior, u operaciones al límite de lo democrático como concentrar el control de todo Twitter en sus manos. Seguramente no usa su poder, posición y dinero para criticar o transformar el sistema político, social y económico en que vivimos, alcanzar una plena justicia, seguridad e igualdad para todos y todas, o detener las crisis ambientales y climática. Musk no representa en lo más mínimo una amenaza al actual sistema de poder, y más bien aprovecha del aura ecológica de sus productos para incrementar su reputación y poder, mientras que en una escala más amplia mantiene el statu quo.
Hamilton (2022) argumenta de manera muy clara que las fuentes y los sistemas de distribución de energía están y siempre han estado conectados con el ejercicio del poder, e instrumentales para los sistemas de control y opresión política. Sobre todo, están íntimamente relacionados con el poder político colonial. Por este motivo, una transición energética de verdad no significa simplemente producir energía renovable, sino actuar un cambio radical del sistema de poder, que garantice la plena democracia en términos tanto políticos como de acceso a los recursos vitales. En este sentido, propongo que el escepticismo o negacionismo climático no representan una forma de ignorancia que corregir o simple obstinación (como a menudo se caracterizan desde fuera), ni una forma de resistencia contra el poder globalista e izquierdista corrupto (como se califican desde adentro), sino más bien una forma de defender activamente (aunque, quizá, no deliberadamente) el statu quo. Fundamentalmente, oponerse a las energías renovables no significa considerar que los combustibles fósiles nos sirvan mejor, sino oponerse a la deconstrucción de un sistema del cual uno o una se beneficia. No es un caso, por otra parte, que el escepticismo climático sea más común entre hombres blancos conservadores, en los centros hegemónicos del sistema político mundial (Ballew et al., 2018; Levy y Spicer, 2013). Por esto alguien como Musk puede llegar a ser considerado un héroe: porque encarna justamente el modelo de éxito al que se aspira en el actual sistema de poder.
Uno de los fundamentos de este sistema es el mito del progreso, y de la libertad entendida como ausencia de límites: según Van Aken (2020), las nuevas inquietudes en la sociedad están conectadas a la idea de un sujeto que alcanza la plena libertad a través de la tecnología que los combustibles fósiles permiten desarrollar18. La ausencia de límites supone la posibilidad de un progreso infinito, otra noción que mantiene en pie el actual statu quo. En WUWT, varios miembros opinan que el progreso tecnológico nos permitirá resolver, por ejemplo, los eventuales problemas de escasez de combustibles fósiles o de contaminación atmosférica: por lo tanto, defienden una narrativa de una trayectoria moral de la sociedad ascendente, en palabras de Rudiak-Gould (2012), típica del legado de la Ilustración. Este autor muestra cómo los problemas ambientales suponen una narrativa de decadencia de un estado ideal; en consecuencia, las personas que creen en la trayectoria del progreso serán propensas a negar el cambio climático19.
Finalmente, siguiendo a Lahsen (2013), es fundamental considerar hasta qué punto los y las miembros de WUWT cuestionan las jerarquías epistemológicas existentes. Los escépticos y escépticas de WUWT tienen un discurso de rechazo a la ciencia oficial que parece posicionarlos como punto de resistencia en contra de un sistema cada vez más corrupto o inadecuado, algo que es característico de las derechas, las cuales desplazan cada vez más el imaginario de la izquierda como lugar de cuestiona-miento del sistema (Stefanoni, 2021). Sin embargo, como hemos visto, las afirmaciones y argumentos en WUWT se basan en la misma ciencia occidental, positivista y empírica cuyas declaraciones rechazan. Es cierto que la selección de información, sesgos cognitivos y falacias en sus discursos constituyen una forma de pensamiento pseudocientífico (o extracientífico) errado (García-Belaunde Velarde y Gayozzo, 2023), pero la intención de los y las miembros de WUWT sigue siendo aplicar correctamente el método científico al clima mundial, y su percepción es que lo logran hacer. Queda evidente, entonces, que no se cuestiona de ninguna manera el sistema de conocimiento mismo, sino la manera en que este es aplicado y utilizado. Más que nada, se trata de una hostilidad hacia expertos y expertas e instituciones. También en este sentido, entonces, se da fundamentalmente un apoyo al sistema vigente.
Todo esto no significa que los escépticos y escépticas climáticos busquen defender el actual sistema, o incluso que tengan necesariamente intenciones políticas cuando expresan su escepticismo. También entra en juego el tema de la confianza implícita en los sistemas y tecnologías que permiten nuestra vida cotidiana: como muestran Lucas et al. (2015), esta es fundamental a fin de tener el sentido de seguridad necesario para vivir en el día a día. Aceptar el cambio climático significa romper totalmente con la confianza que tenemos en el sistema que nos permite vivir de la forma en que lo hacemos, sobre todo al ser este un sistema que permite un sentido de seguridad existencial, que nos da la impresión de que podemos adaptarnos ante cualquier circunstancia gracias a nuestra capacidad tecnológica. El cambio climático supone la demolición completa de nuestros imaginarios y narrativas de progreso, y la pérdida de esa sensación de seguridad que permite afrontar la vida con serenidad; en otras palabras, perjudica nuestra capacidad de confiar en lo cotidiano, y puede ocurrir que prefiramos rechazar aquellas experiencias que nos requieren cuestionar las bases mismas de nuestras vidas, y que crean disonancia e inseguridad.
Con mayor razón, el escepticismo o negacionismo climático constituyen entonces una goma social que permite vincularse con personas que comparten una misma visión del mundo, en un periodo caracterizado por la incertidumbre y la desestabilización. La experiencia del cambio climático y la devastación ambiental puede ser sumamente dolorosa; como muestra Van Aken (2020), se trata de la muerte de la naturaleza, no solo en términos literales o materiales, sino también en el sentido de que deja de existir la noción de separación entre humanos y algo unitario que se puede llamar "naturaleza", sobre la cual se basa la cultura occidental, así como la fe en el dominio del ser humano sobre lo natural. Es algo fuera del alcance de nuestra comprensión y capacidad emocional, no solo por la magnitud del problema20, sino también porque nos hacen falta espacios y mecanismos colectivos de creación de sentido sobre lo que está pasando21.
Esta discusión nos permite reconocer el escepticismo o negacionismo climático según la doble calificación propuesta por Hochsprung Miguel (2022): por un lado, como acción política estratégica, y, por el otro, como cosmovisión de aquellas personas que comparten una realidad distinta a las que defienden causas ambientales. Podemos entonces entender las múltiples dimensiones del negacionismo, y reconocer la manera en que está influenciado y satisface necesidades, creencias y características humanas del todo comprensibles. El problema reside en quiénes se benefician de este negacionismo. En este caso, ni siquiera son los escépticos y escépticas de WUWT, quienes en su mayoría son personas "normales" y se verán afectados y afectadas por las consecuencias del sistema de poder, al igual que los y las demás. Los grandes beneficiarios del negacionismo climático son las industrias de combustibles fósiles, las grandes multinacionales, las industrias financieras, y todas esas instituciones y personas cuyo único objetivo es acumular capital a expensas de la vida en el planeta. Son las y los superricos y privilegiados quienes tienen los recursos como para mitigar los efectos del cambio climático en sus propias vidas, y que en muchos casos por su edad no tendrán que lidiar con las consecuencias en los años y décadas futuras. En otras palabras, el negacionismo climático continúa dando poder a los y las que ya lo tienen, y quitándolo mientras tanto a las y los menos privilegiados.
En última instancia, se puede decir, citando otra vez a Van Aken (2020), que el escepticismo climático se debe a un fracaso de la imaginación. Como ocurre con el libre mercado en el neoliberalismo, un futuro sin combustibles fósiles y la explotación masiva de recursos naturales no solo no es visto como deseable, sino que tampoco parece posible. El negacionismo sería entonces un "cortocircuito del imaginario de la economía del carbono" (p. 95) y un "repliegue defensivo" (p. 98) que se actúa, distanciándose de la realidad, al verse enfrentados y enfrentadas por un futuro impensable. Podemos entonces concluir, respondiendo a nuestra pregunta de investigación, y definiendo el imaginario que circula en las redes sociales a través de WUWT: considero que podemos aplicar a este caso dos de los imaginarios climáticos22 descritos por Levy y Spicer (2013).
En primer lugar, el "imaginario combustibles fósiles para siempre" (fossil fuels forever imaginary), según el cual el medio ambiente es resistente, y no es necesario cambiar el sistema productivo y económico porque este no puede afectarlo negativamente. Los autores argumentan que este es el imaginario más común en el caso del negacionismo climático, y que está resurgiendo gracias a su alineación con los valores conservadores y la desconfianza hacia las élites, en ello también existiría la idea de que el cambio climático es un engaño para justificar la expansión de un Estado regulador. En segundo lugar, podemos aplicar el "imaginario mercadotécnico" (techno-market imaginary), dentro del cual el medioambiente de cierta manera se reconoce como vulnerable, pero se considera que la situación climática se puede resolver sin demasiados problemas a través de incentivos económicos e innovaciones tecnológicas. Pero la característica fundamental de este imaginario es que "no exige cambios importantes en el estilo de vida y promete conciliar las tensiones entre las preocupaciones climáticas y el funcionamiento del sistema económico" (Levy y Spicer, 2013, p. 665). En síntesis, se crea y difunde un imaginario basado en la idea de una trayectoria moral de progreso y en la separación del ser humano de la naturaleza, un imaginario que defiende el sistema de poder vigente y obstaculiza los intentos de actuar o incluso imaginar alternativas, gracias a la negación desde el principio de que exista un problema.
Conclusión
Entender el negacionismo climático en sus dimensiones culturales no significa justificarlo o apoyarlo, ni legitimar la noción de que la ciencia climática es falsa. Personalmente, creo en el cambio climático y la importancia de detenerlo. Pero tampoco se puede rechazar automáticamente o, peor, ignorar el escepticismo y sus defensores y defensoras, en el nombre de una supuesta superioridad intelectual (lo cual significaría reproducir del lado opuesto la misma exclusión actuada desde el negacionismo). Tanto por respeto a estas personas, como para mejor direccionar la labor de solución de la crisis ambiental, se vuelve necesario el esfuerzo por comprender las construcciones de significado y los imaginarios de los y las negacionistas: fortalecer la comunicación y educación científica nunca funcionará si las audiencias rechazan la legitimidad de ese conocimiento o de las personas e instituciones que lo producen y divulgan. Solo tomando en serio a grupos como WUWT y sus miembros -quienes representan poderosos actores y actoras sociales en el contexto de la respuesta al cambio climático- podemos esperar encontrar la manera de dirigir eficazmente nuestras energías hacia la solución de la crisis ambiental.
Para terminar, me permito una reflexión personal. Aunque creo firmemente en el cambio climático antropogénico y me preocupo por sus efectos, a lo largo de mi investigación sentí una atracción creciente hacia los argumentos de WUWT, que se volvían cada vez más seductores: simplemente, quería creer que lo que decían era verdad. Puede ser mucho más fácil buscar y aceptar explicaciones alternativas a las que nos brinda la ciencia climática, en vez de enfrentarse cotidianamente a la realidad de una catástrofe planetaria; como he mencionado anteriormente, el negacionismo también es un mecanismo de defensa personal. Más allá de mi experiencia, hemos visto que existen puntos de contacto entre las personas escépticas y las que creen en el cambio climático: intereses similares (aunque por motivos distintos) en temas como los VE, y una adhesión a las mismas jerarquías epistemológicas que legitiman el conocimiento científico; además, hemos notado la centralidad de los conflictos morales en formar las opiniones de ambas partes. Estas afinidades vuelven todavía más necesario y urgente construir aquellas bases de entendimiento mutuo que nos permitan crear una colectividad que vuelva posible buscar y aceptar soluciones a las crisis ambientales y climática. Mi experiencia y los resultados de la investigación demuestran que existen puntos en común entre quienes creen en el cambio climático y quienes no, y que, por lo tanto, es posible desarrollar la comunicación y la colaboración, en vez de estancarse en un rechazo recíproco que impide cualquier tipo de avance.