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Devenir

versión impresa ISSN 2312-7562versión On-line ISSN 2616-4949

Devenir vol.9 no.18 Lima jun./dic. 2022  Epub 01-Nov-2022

http://dx.doi.org/doi.org/10.21754/devenir.v9i18.1339 

Artículos

Cine Túpac Amaru 2021: Emociones que sobreviven a la arquitectura(1)

Cine Túpac Amaru 2021: Emotions that outlive architecture

Gianmarco Silva Tezén21 
http://orcid.org/0000-0002-1103-3794

1. Universidad Nacional de Ingeniería (Perú, Lima) gsilvat@uni.pe

Resumen

En el contexto de la cuasiobsolescencia de los edificios-cine, se busca desenterrar los vínculos afectivos que el Cine Túpac Amaru produjo y, en ocasiones, mantiene hasta la actualidad. Se estudia su posible valía patrimonial asociándolo a su distrito, Comas (Lima, Perú), y a determinados sujetos patrimoniales.

Se estructura una investigación principalmente cualitativa en torno a las categorías de contexto, objeto, sujetos y valores patrimoniales, privilegiando de esta forma un análisis fenomenológico.

Finalmente, se concluye que el cine Túpac Amaru contribuyó a consolidar las dinámicas propias del “barrio” en relación con su distrito, y a gran parte de la zona norte de Lima. Sin embargo, de no reactivar sus dimensiones simbólicas y utilitarias, podría perderse un importante registro de la historia de los habitantes de Lima, y uno de los episodios más entrañables de la historia de los cines de barrio del siglo XX.

Palabras clave: Cine Túpac Amaru; patrimonio de Lima Norte; cines de barrio

Abstract

In the context of the near-obsolescence of cinema buildings, it seeks to unearth the affective ties that the Tupac Amaru Cinema produced and, on occasions, maintains to this day. Its possible patrimonial value is studied by associating it with its district, Comas (Lima, Peru), and with certain patrimonial subjects.

Mainly qualitative research is structured around the categories of context, object, subjects and heritage values, thus favoring a phenomenological analysis.

Finally, it is concluded that the Tupac Amaru cinema contributed to consolidate the dynamics of the "neighborhood" in relation to its district, and to a large part of the northern area of Lima. However, if its symbolic and utilitarian dimensions are not reactivated, an important record of the history of the inhabitants of Lima may be lost, and one of the most endearing episodes in the history of neighborhood cinemas of the s. XX.

Keywords: Tupac Amaru Cinema; heritage of North Lima; neighborhood cinemas

Introducción

La mirada patrimonial se posa escasamente en los distritos populares de Lima (como es el distrito de Comas desde 1961), sobre todo en relación con el patrimonio edificado del s. XX y los cines antiguos. La relativa juventud de estos lugares y su condición de periferia los posiciona por debajo del Centro Histórico de Lima en el interés académico. En ese sentido, este estudio contribuye a disminuir este vacío.

Para la revaloración del cine como tipo arquitectónico, el discurso histórico de Mejía es suficientemente claro y extenso. Su preservación es importante, pues son testimonio de una forma de ver cine y de hacer arquitectura; nos remiten a una época de la ciudad y son, además, un signo cultural (Mejía, 2018). Se plantea, entonces, una indagación patrimonial enfocada en la caracterización de los afectos y estimaciones que la población mantiene con un único cine, que pudiera ser un cine único.

La especial atención sobre el Cine Túpac Amaru surge precisamente por su condición de cine de la periferia de la ciudad. Este tipo de cine (cine de barrio), contribuyó a consolidar y descentralizar al cine como actividad gregaria conforme la ciudad se extendía debido a las migraciones desde el campo. Puesto que el distrito de Comas es producto de la ocupación “informal” de Lima, la relación con “su cine” podría ser muy particular y característica de su población (ver Figura 1).

Adaptado de Ilusiones a oscuras. Cines en Lima. Carpas, grandes salas y multicines 1987-2007 (p. 249), por V. Mejía, 2007.

Figura 1 Cine Túpac Amaru en su entorno urbano, 2007. Se señalan en color los vestigios de su forma y función original. 

Objetivos

Este estudio, en primer lugar, tiene por objetivo determinar qué valores patrimoniales son atribuidos al Cine Túpac Amaru y en qué grado; en segundo lugar, atender las cuestiones derivadas de la interrogante principal: ¿cuáles son las particularidades del objeto y el contexto patrimonial?, ¿cuáles son los sujetos patrimoniales asociados al Cine Túpac Amaru?, y ¿qué valores patrimoniales asociados al Cine Túpac Amaru predominan?

Metodología

Para la realización de los objetivos, se empleó un diseño transversal (no diacrónico). A partir de los objetivos secundarios, se propusieron las categorías de estudio: (1) objeto y contexto patrimoniales, (2) sujetos patrimoniales y (3) valores patrimoniales, que a su vez organizan la presentación de los resultados.

Se trata de un estudio que ve al patrimonio cultural como fenómeno, es decir, que requiere de la dialéctica sujeto-objeto para su manifestación, en concordancia con lo establecido por Cristina Nieto (2018) y José Hayakawa (2008): la condición de patrimonio cultural es una atribución colectiva, no una cualidad intrínseca del bien.

En ese sentido, se halló investigaciones similares que sirvieron de guía y sustento a este trabajo. Sin embargo, la recolección de información directa, realizada en la primera mitad del 2021, se basó, principalmente, en la observación, las entrevistas semiestructuradas y una encuesta virtual difundida en Facebook (entre mayo y junio de 2021).

Para la realización de las entrevistas, debido al contexto de pandemia, fue común utilizar las reuniones virtuales a través de Zoom (ver Figura 2). Como se muestra en la Tabla 1, las entrevistas se plantearon en tres grupos de actores: instituciones, académicos y sociedad civil. Al finalizar con las preguntas directas, los entrevistados completaron rúbricas de valoración elaboradas sobre la base de Angie Chang (2020) y Nieto (2018). Con este instrumento, se precisó en una escala numérica (del -2 al 2) su apreciación respecto de las subcategorías de valor propuestas por Nieto (Ver Tabla 2).

Tomado de archivo personal y del archivo de Karin Pereyra.

Figura 2 Recolección de información mediante el desarrollo de entrevistas virtuales y la visita a las instalaciones del Cine Túpac Amaru. 

Tabla 1 Selección de actores y técnicas de investigación. 

Elaboración propia (2021) sobre la base de Mechato (2020, p. 13).

Tabla 2 Formulación de la rúbrica de valoración y ejemplo. 

Se utiliza la rúbrica completada por Ismael Romero como ejemplo. Elaboración propia (2021) sobre la base de Chang (2020, p.167) y Nieto (2018, p. 112).

Marco teórico

Patrimonio cultural

De acuerdo con Nieto (2018), el patrimonio cultural se compone, como indica su nombre, de una dimensión tangible y jurídica en relación con el bien heredado del pasado, y otra dimensión intangible en relación con el conjunto de emociones y significaciones -compartidas por una comunidad- asociadas a dicho bien. Es decir, el patrimonio en sí mismo no existe (Nieto, 2018), puesto que no es una cualidad intrínseca del objeto cultural. Se trata, más bien, de una invención respaldada en su dimensión intangible, en la serie de afectos y relaciones simbólicas que se proyectan entre los sujetos y el objeto o el conjunto de objetos. No es artefacto, sino artificio.

Valores patrimoniales

En el concepto de valor, se expresa la relatividad y la cualidad multiactoral del patrimonio (Hayakawa, 2008). Por ello, lo patrimonial implica conflicto social, tal como ocurre en el interior de cualquier núcleo familiar respecto de la herencia, con sus respectivas tensiones e interrelaciones” (Carrión, 2000, como se cita en Hayakawa, 2008). En consecuencia, la valoración patrimonial significa el proceso de selección, estimación y representación de un bien. Josep Ballart (s. f.) precisa esto del siguiente modo:

Ballart define el valor […] como […] aprecio hacia determinados objetos por el mérito que atesoran, por la utilidad que manifiestan, o por su aptitud para satisfacer necesidades o proporcionar bienestar [...] Se trata [...] de un concepto relativo sometido a los vaivenes de la percepción y del comportamiento humanos y, por lo tanto, dependiente de un marco de referencias intelectuales, históricas, culturales y psicológicas que varía con las personas y los grupos que atribuyen valor. (Hayakawa, 2012, p. 2, como se cita en Mechato, 2020, p. 14)

Marco histórico y contextual

Desarrollo del distrito de Comas

Entre los años veinte y cuarenta, el escaso desarrollo agroindustrial, aunado al entorno hostil (Sáez, 2015) del campo controlado por latifundistas, movilizó a los campesinos hacia Lima, quienes veían en la ciudad un “espacio de progreso” (Sáez, 2015, p. 101).

El distrito de Comas se originó en 1958, con la invasión organizada y masiva de las Pampas de Comas, una quebrada eriaza en la actual Lima Norte. Los pobladores (en su mayoría, los peones que cultivaban las tierras), agrupados bajo la asociación La Libertad-Pampas de Comas, iniciaron la ocupación (Sáez, 2015).

Para 1959, se formó la Comisión Pro Distrito y, en 1960, se acordó la creación del distrito de Comas, que hasta ese momento había formado parte de las haciendas de Carabayllo. “La Comisión, presidida por Abel Saldaña del Pino, redactó un proyecto de ley y elevó un memorial con la firma de unos diez mil pobladores, para respaldar su pedido ante el Poder Ejecutivo y el Parlamento Nacional” (Bautista, 2018, p. 95). Entonces, “la Ley N° 13757 de Distrialización de Comas” se promulgaría en el diario El Peruano, el 12 de diciembre de 1961, fecha considerada como el aniversario oficial del distrito (Salazar, 2003; como se cita en Bautista, 2018, p. 95).

En la década de los setenta, durante el gobierno militar, surgieron asociaciones provivienda y cooperativas como El Parral, la urbanización San Felipe o Los Viñedos. Asimismo, se construyó la avenida Túpac Amaru y se consiguió servicios de alumbrado, teléfono público y dotación de agua y desagüe (Bautista, 2018). Posteriormente, en la década de los ochenta, con el incremento de la crisis económica, surgieron las organizaciones de sobrevivencia (Vaso de Leche, comedores populares, clubes de madres) cuyas protagonistas son las mujeres pobres (Bautista, 2018). “En el Gobierno de Alan García se debilita la organización barrial porque los proyectos y la ejecución son realizados por las empresas” (MD-Comas, s. f.).

La actual avenida Túpac Amaru, inicialmente, fue llamada avenida Canta hasta el año 1969. Durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, esta se prolongó y adquirió su nombre actual, recobrando protagonismo y constituyéndose como eje articulador del distrito; grabándose, además, en el imaginario colectivo de los habitantes de Comas a través de las imágenes símbolo del gobierno reformista, en el busto de Túpac Amaru en el acceso por esta avenida al distrito, o en el trabajo realizado por el diseñador Jesús Ruíz Durand para la Reforma Agraria (Villamonte, 2005). Esta iconografía fue adoptada también por el Cine Túpac y -aunque esta se haya hecho estrictamente como estrategia publicitaria (J. Cáceres, comunicación personal, 27 de abril de 2021)- V. Mejía (comunicación personal, 13 de mayo de 2021) y S. Tácunan (comunicación personal, 6 de mayo de 2021) coinciden en que intensificó la relación antes descrita (ver Figuras 3 y 4).

Adaptado de El distrito de Comas en 1960 [fotografía], por Archivo histórico de El Comercio. Perú.com.

Figura 3 Pobladores de Comas en 1960. Se observa las costumbres traídas de la sierra peruana. 

Figura 4 Collage fotográfico del distrito de Comas. 

Desarrollo del cine en Lima

En Lima, por ser la capital, se dieron los primeros espacios para cine en el país. Estos fueron “lugares adaptados con mayor o menor pertinencia, pero siempre con numerosa concurrencia” (Mejía, 2018, p. 11). Posteriormente, serían los teatros los encargados de prestar sus instalaciones para el cine, dadas las similitudes de los espectáculos (teatro y cine). Aunque también, dadas sus diferencias, se empezaría luego a independizar el tipo arquitectónico, descartando el área de la tramoya, por ejemplo.

Consolidación del cine y diferenciación en la ciudad

Paralelamente a la consolidación de los edificios-cine, desde 1930, con la aparición del cine Metro, se inició su difusión por el territorio. Conforme la ciudad se extendía desde su centro, debido a las sucesivas migraciones del campo a Lima, los cines se organizaron en “cines de estreno” y “cine de barrio” (Mejía, 2007, p. 14), asociados tanto al proceso de distribución de filmes como a la expansión de la ciudad y la diversificación social de la misma (ver Figura 5).

Figura 5 Contextualización espacio-temporal del Cine Túpac Amaru (2021). Se muestran los hitos históricos que determinaron épocas de la historia del edificio-cine. 

Origen del Cine Túpac Amaru

En ese contexto, la zona norte de la ciudad se extendió conjuntamente con los cines de barrio. Luego del primer espacio recreativo en el distrito de Comas, la cantina denominada “La Canteña” (Tácunan, 2015, p. 38), surgieron cines como el cine Aladino, el cine Comas, entre otros (S. Tácunan, comunicación personal, 6 de mayo de 2021), como antecedentes más próximos. Tardíamente, en 1969, apareció el Cine Túpac Amaru, a pesar de que, en 1960, empezó de modo sutil la decadencia de los cines con la disminución de la asistencia a las distintas salas, los cierres de estas un día a la semana para reducir pérdidas económicas (Mejía, 2018), etc. (ver Figura 6)

Adaptado del Servicio Aerofotográfico Nacional (2021) y Google Earth (s. f.).

Figura 6 Evolución del contexto urbano del Cine Túpac Amaru en 1969. Se observa la densificación urbana, la desaparición de terreno agrícola, así como la enorme escala del Cine Túpac Amaru en contraste con las viviendas a su alrededor. 

Sin embargo, el Cine Túpac Amaru se constituyó como un cine de barrio, dada su ubicación en el distrito joven y popular de Comas, pero también como cine de estreno. Debido a su enorme capacidad de convocatoria y su ubicación estratégica, los filmes se habrían proyectado casi de manera simultánea con los grandes cines céntricos (Ugaz, 2021, comunicación personal).

El Cine Túpac Amaru sirvió como centro de reuniones vecinales en los inicios del distrito. De acuerdo con Tácunan (comunicación personal, 6 de mayo de 2021), sirvió de centro de reuniones para llevar a cabo el Gran Paro Nacional de 1977 (protesta en contra de las medidas reaccionarias del gobierno de Morales Bermúdez). Este hecho se conmemora con una estatua en medio de la avenida Túpac Amaru, muy cerca del cine del mismo nombre. Por otro lado, debido a su condición de cine-teatro, habría servido también como sala de conciertos para espectáculos de variados artistas nacionales e internacionales, según coinciden los entrevistados A. Diaz (comunicación personal, 15 de junio de 2021), G. Ugaz (comunicación personal, 23 de junio de 2021), y V. Vivanco (comunicación personal, 10 de mayo de 2021).

Decadencia y actualidad del Cine Túpac Amaru

Tuvo su apogeo en sus primeras décadas de vida. Posteriormente, a fines de la década de los ochenta, se uniría a la decadencia generalizada de los cines, agudizándose en los noventa con la incorporación de nuevos usos comerciales (ver Figura 7).

Tomado del archivo de Jesús Cáceres Flores.

Figura 7 Cine Túpac Amaru a mediados de los años ochenta. 

Eventualmente, la programación de la sala Norte incluyó películas para adultos, ciertos días a la semana y en determinado horario, con relativo éxito (S. Tácunan, comunicación personal, 6 de mayo de 2021). Asimismo, asumió usos diversos conforme declinó su función principal de cine. En 1998, la cadena de venta de electrodomésticos Elektra alquiló el área de platea de la sala Sur (1,000 m2, aproximadamente) (Mejía, 2007, p. 249).

En ese sentido, siguió el destino de muchos otros cines de centro y de barrio, tanto en la disminución de aforo y la adopción de nuevos usos. Mejía (2018) atribuye la disminución del público (como fenómeno global) sobre todo a la diversificación de los gustos y de las dinámicas de entretenimiento. En el contexto local, menciona que, en la década de los ochenta, la crisis económica, la hiperinflación que azotaría luego al país, así como las acciones terroristas y la consecuente inseguridad tanto de la inversión externa como de la ciudadanía en general, hicieron que la población refugiase su entretenimiento en la televisión y los sistemas de videorreproducción como el VHS o el Betamax, afectando directamente el negocio del cine, primero en los barrios y luego en el centro (Mejía, 2018, p. 18). Asimismo, iniciada la década del 2000, la aparición de grandes centros comerciales (como Mega Plaza, Plaza Vea, etc.) en la zona de Lima Norte, con multicines integrados a sus funciones, afianzaría el declive del Cine Túpac Amaru.

Presentación de resultados

Sobre el objeto patrimonial y su contexto actual

Debido a su tipo arquitectónico de cine, o de equipamiento comercial y cultural, sus luces tienden a ser bastante amplias, por lo cual su estructura se desarrolla con concreto armado (exhibiendo sus vigas en el voladizo hacia la calle), coronado por una cobertura a dos aguas sustentada por tijerales metálicos. Esencialmente, es un enorme prisma alargado que se enfrenta a la calle casi a plomo de vereda, imagen de una nueva escala en su momento, acorde con la amplia sección de la avenida Túpac Amaru.

Los recursos formales en su fachada son mínimos y se basan en su monumentalidad y la pregnancia (o reconocimiento sencillo) de la forma prismática. Se tiene un primer nivel que funciona a manera de basamento, sobre el cual prosigue una gran superficie de muro con poquísimas aberturas. Para su impacto visual, como edificio comercial, se valía de sus muros pintados o enchapados en el caso del primer nivel, haciendo destacar sobre todo el ícono de Túpac Amaru sobre la boletería.

Actualmente, lo que fue el Cine Túpac Amaru es ocupado, en el primer nivel, por tiendas de electrodomésticos, cerámicos, etc. De su antigua función de cine, se mantiene la sala Norte como un auditorio para 400 personas. El resto de la estructura está destinada para depósitos, además de un espacio deportivo de gras sintético en el último nivel. En general, el edificio se encuentra subutilizado y fragmentado por nuevos usos incrustados que han trastocado su estructura y forma originales, incrementando el caos que ya se percibe en su fachada y en su entorno inmediato (ver Figura 8).

Figura 8 Isometría explotada de la forma original del Cine Túpac Amaru. 

Actualmente, el desarrollo urbano de Lima Norte y de esta zona de Comas, así como la ubicación especialmente conectada con el resto de la ciudad, ha vuelto esta zona tan bulliciosa como comercial. En el lugar, se escucha los gritos de vendedores informales, de los cobradores del transporte público, los sonidos de las bocinas y los motores de los vehículos. Existe un alto nivel de contaminación sonora y contaminación visual, pues los comercios, en su mayoría, se hallan en espacios de viviendas adaptados y se valen de la cartelería a escala vehicular para atraer posibles consumidores.

El intenso tráfico rodado por la avenida Túpac Amaru complica la relación física y visual con el edificio, pues dificulta la comunicación entre una acera y otra. Asimismo, las personas que se aproximan al lugar pueden dividirse en tres grupos: las personas que abordarán un bus, o descendieron de él, las personas que laboran en las inmediaciones o en el propio local del cine y las personas que se acercan a comprar a esta zona comercial.

La actividad ambulatoria se concentra en el extremo sur del cine, donde actualmente funciona una pollería, luego de la cual sigue una hilera de tiendas donde no existe mayor relación entre los espacios propiedad del Sr. Cáceres (dueño actual del Cine Túpac Amaru) y los peatones. Se observa, además, que la actividad posterior a las 13:00 es mínima y va decayendo hasta las 16:00 o 17:00 hasta dejar el lugar solitario y, por lo mismo, peligroso (ver Figura 9).

Figura 9 Estado de conservación del Cine Túpac Amaru y de la relación con su entorno urbano en el 2021 (18 de mayo de 2021). 

Sobre los sujetos patrimoniales

Actores institucionales

Este grupo está constituido por personas mayores de 60 años, a excepción de Patricia Ciriani (ver Tabla 3). Se ha recurrido a ellos en su calidad de representantes de sus instituciones: Luis Flores es arquitecto miembro de la Comisión Técnica Calificadora Municipal del Colegio de Arquitectos del Perú-Regional Lima, Patricia Ciriani es coordinadora del Comité Nacional del Patrimonio del siglo XX del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por sus siglas en inglés), y Arturo Díaz es Promotor de Educación en la Subgerencia de Educación, Cultura, Juventud y Deportes de la Municipalidad de Comas. Este último cuenta con una relación “afectiva” (A. Díaz, comunicación personal, 15 de junio de 2021), puesto que ha crecido en el distrito de Comas. Luis Flores, por su parte, tiene una relación emocional con Lima Norte, puesto que creció en el distrito de San Martín de Porres. Por otro lado, Patricia Ciriani muestra nula relación emotiva con el objeto y, desde su perspectiva de la teoría y la crítica de arte, desprecia el aspecto del Cine Túpac. Sin embargo, estima que este sí sería generador de comunidad y símbolo para muchos habitantes del distrito o de Lima Norte (P. Ciriani, comunicación personal, 10 de junio de 2021).

Tabla 3 Percepciones de las instituciones sobre el valor patrimonial del Cine Túpac Amaru. 

Elaboración propia (2021).

Comunidad académica

La comunidad académica se constituye por profesionales cuya edad varía entre 40 y 50 años (ver Tabla 4). Se cuenta con la participación del arquitecto Víctor Mejía, principal autor en relación con los edificios-cine de Lima, aunque con una mínima relación con la zona norte de la ciudad. Asimismo, participa el antropólogo Ismael Romero, quien trabajó como subgerente en la Municipalidad de Comas, en relación con la gestión cultural y la gestión del patrimonio. También ha brindado aportes el historiador Santiago Tácunan, quien tiene múltiples trabajos sobre Lima Norte. Estos dos últimos cuentan, además de su perspectiva profesional, con una aproximación vivencial a lo que fue el Cine Túpac Amaru.

Tabla 4 Percepciones de los especialistas sobre el valor patrimonial del Cine Túpac Amaru. 

Elaboración propia (2021).

Sociedad civil

En su mayoría, este grupo se conforma de personas mayores de 50 años, a excepción de Karla Flores de 26 años (ver Tabla 5). Todos vivieron en su juventud en el distrito de Comas y actualmente residen en él.

R. B., vecina de 70 años, se mostró menos involucrada e interesada en el Cine Túpac Amaru, pese a haber trabajado en su boletería en décadas pasadas. En su imaginario, el cine ya no representa nada para ella y cuando trabajó ahí, según comenta, solo lo consideró un trabajo. Por otro lado, Guillermo Ugaz coincide en que ahora no siente nada hacia el cine, aunque demuestra mucha emoción al comentar las dinámicas que implicaban los edificios-cine de su juventud, describiéndose, además, como “cinemero”. En cambio, Baldo Vivanco asocia al cine con “tiempos bellos”. Jesús Cáceres, aunque orgulloso de su herencia, se mostró escéptico con la idea de convertir al cine en patrimonio cultural, por su asociación con la intangibilidad. Por otro lado, Karla Flores asocia ideas de criminalidad al cine o a su entorno, sin embargo, esto no impide que lo reconozca como valioso.

Tabla 5 Percepciones de la sociedad civil sobre el valor patrimonial del Cine Túpac Amaru. 

Elaboración propia (2021).

Sujetos patrimoniales en Facebook

Participaron 42 personas en la investigación por medio de Facebook, distribuidas en el grupo “Antiguos Cines de Lima”, “El Distrito de Comas y Su Historia” y otros grupos relativos al distrito de Comas y a los habitantes de distritos vecinos como Independencia o Carabayllo (ver Figura 10).

La mayoría cuenta con estudios de nivel superior (69.04 %). Sus edades se distribuyen con relativa equidad entre los grupos menores de 25 años, mayores de 25 años hasta 45 años, y de 46 años a 65 años de edad. Asimismo, la mayoría de los encuestados residen en Comas, seguidos por aquellos que viven fuera de Lima Norte y, al final, los que viven en Lima Norte, fuera de Comas.

Adaptado sobre la base de una fotografía propia e imágenes de Google.

Figura 10 Portada del cuestionario difundido en Facebook. Como se muestra en la captura de la derecha, se contó con el apoyo del grupo Antiguo Cines de Lima. 

Sobre la valoración patrimonial

Valor de forma según los entrevistados

Los miembros de la comunidad académica, conjuntamente con la sociedad civil, otorgaron una estimación alta al valor de forma. Las instituciones, en cambio, no reconocieron este valor. Salvo Luis Flores, puesto que, según él, el volumen del edificio sería medio físico para evocar los recuerdos y afectos de determinada generación.

Dentro de los factores que propician estimación al valor de forma del Cine Túpac Amaru se hallan su gran tamaño y aforo, su espacialidad interior, su volumen, la iconografía de Túpac Amaru II, etc. Se menciona, también, que la forma del edificio es lo que actualmente da cuenta de lo que fue, y que “mantiene su estética de cine” (G. Ugaz, comunicación personal, 23 de junio de 2021). Inclusive, la sociedad civil tiende a identificarlo como la principal diferencia con las salas múltiples actuales, ya sea por sus enormes dimensiones y capacidad o por la especificidad del tipo arquitectónico de “cine”. En palabras de Karla Flores: “A pesar de que le cambien algunas cosas, le pongan mayólicas, […] traten de cerrar las puertas antiguas […] igual se siente que es el cine, porque todo ha sido pensado para que sea cine” (Flores, comunicación personal, 26 de abril de 2021).

Asimismo, se identificaron contraposiciones en torno al valor de forma del Cine Túpac Amaru. La reacción ante la fotografía del cine en los ochenta (Ver Figura 7) fue diversa, dependiendo de su aproximación al objeto: los vecinos de Comas que lo visitaron en su adolescencia lo describieron como “imponente”. Los sujetos que solo lo vieron desde fuera durante su tránsito por la ciudad señalan su “gigantismo”. Aquellas personas cuya aproximación no es vivencial no advierten la valía formal del cine. En ese sentido, las instituciones otorgan calificación baja al subvalor técnico-artístico, mientras que los demás sujetos patrimoniales lo consideran alto.

Un hallazgo importante es la relevancia que se le atribuye a los subvalores de novedad y de originalidad. Todos los entrevistados destacaron el valor de novedad, incluso aquellos que tienen una apreciación negativa de su aspecto o forma. Le sigue en recurrencia el valor de originalidad.

Valor de uso según los entrevistados

El valor de uso del Cine Túpac Amaru, en general, obtuvo una calificación media en los tres grupos de actores. Esto lo posiciona como el valor más cuestionado del Cine Túpac.

Sin embargo, el estudio ha determinado que, pese a las consideraciones, por lo general, negativas, se destaca sobre todo el subvalor educativo. Con mucho más énfasis, la comunidad académica otorgó una calificación muy alta a este subvalor; mientras que las instituciones le otorgaron una calificación alta. Asimismo, de modo general, los académicos afirman que el fomento de la identidad distrital a partir del cine es alto y destacan, además, el subvalor de investigación. El subvalor de investigación es altamente estimado por las instituciones, pues el Cine Túpac significaría un símbolo de determinada época (L. Flores, comunicación personal, 1 de julio de 2021).

Asimismo, dentro de los principales factores de estimación de su valor de uso, se encuentra que el cine aún sirve a la comunidad, aunque con usos distintos que el original. Se menciona también que sirve de hito referencial, pues su paradero se mantiene y se reconoce aún por el nombre del cine. Al conservar, además, su sala Norte preserva cierto potencial gregario, aunque poco divulgado. De igual manera, el espacio deportivo con el que cuenta tiene también este potencial, aunque en una medida mucho más reducida que la que alguna vez tuvo.

El valor de uso pasado es muchas veces elogiado. Se considera incluso como distintivo importante entre el Cine Túpac (y los cines de sala única) y los multicines actuales. Sin embargo, su cualidad histórica lo remite hacia el valor simbólico. Por otro lado, en el valor de uso actual del Cine Túpac se hallan las mayores consideraciones negativas. Algunos como I. Romero (comunicación personal, 28 de abril de 2021) establecen en este el factor determinante para la decadencia de los cines, puesto que, al fin y al cabo, se trata de una relación comercial. Para Romero, el Cine Túpac fue únicamente un medio para acceder a un servicio y, por tanto, se trata de un elemento sustituible cuando aparece otro medio mejor o técnicamente más equipado. Por ello, propone convertir al Cine Túpac Amaru en un espacio de producción cinematográfica, y así fortalecer su valor de uso y renovar su valor simbólico, que en la actualidad tiende a disminuir.

Las instituciones mencionan que un uso exclusivamente comercial va en detrimento de su identificación del objeto como patrimonio (L. Flores, comunicación personal, 1 de julio de 2021). Asimismo, los cambios que ha sufrido su uso menguan la capacidad gregaria del cine (B. Vivanco, comunicación personal, 10 de mayo de 2021). En ese sentido, la estructura o la forma del Cine Túpac se convierte en mero contenedor, al perder la función de cine se convierte en un “hangar” más (P. Ciriani, comunicación personal, 10 de junio de 2021).

Valor de símbolo según los entrevistados

Las instituciones colocan al valor de símbolo del Cine Túpac Amaru con una calificación alta, sobre el valor de uso y el valor de forma. Ciriani (comunicación personal, 10 de junio de 2021) afirma categóricamente que su valor como símbolo de la comunidad, o su cualidad de irradiar “memoria” a la zona, es lo único de lo cual asirse para considerarlo patrimonio cultural. A. Díaz afirma que el Cine Túpac es un símbolo, un ícono de Comas que representa a sus habitantes y a la historia del distrito (comunicación personal, 15 de junio de 2021). La mirada más crítica se halla en Luis Flores (comunicación personal, 1 de julio de 2021), quien refiere que el cine “debiera ser un símbolo”, pero que esta cualidad ha ido perdiéndose conforme se suceden las generaciones.

Del mismo modo, la comunidad académica argumenta que es complicada la transmisión de afectos y la renovación de vínculos emocionales, debido a las transformaciones en su uso (I. Romero, comunicación personal, 28 de abril de 2021). Mejía duda de un valor simbólico presente y habla, más bien, de un potencial valor simbólico, en la medida que se difunda su historia y que sus valores de forma y de uso se potencien en favor de este propósito (comunicación personal, 13 de mayo de 2021). Destacan, sobre todo, los subvalores histórico y asociativo, por remitir a una época cuando el cine se disfrutaba de un modo distinto, así como por sus asociaciones con el gobierno militar de Velasco Alvarado.

La sociedad civil, por su parte, otorga una calificación alta al valor simbólico del Cine Túpac, y tiene en general una apreciación positiva acerca de este (ver Figura 11).

Figura 11 Gráficos radiales de la jerarquía de valores patrimoniales que estiman los tres grupos de sujetos. Se obtuvieron al trasladar las calificaciones vertidas en las rúbricas de valoración patrimonial. Los círculos señalan los aspectos con mayores coincidencias. 

Valoración patrimonial en Facebook

El estudio ha obtenido cierta respuesta de población joven menor de 40 años. La encuesta virtual da cuenta de que solo el reducido 11.9 % de 42 encuestados considera que el valor de forma es el más relevante. Por tanto, para esta pequeña muestra de usuarios de Facebook, es posible afirmar que el Cine Túpac Amaru tiene un bajo valor de forma. En un lugar intermedio se ubica el valor de uso, mientras que el valor simbólico destaca con un 61.9 % que lo considera con mayor importancia que el resto en la actualidad del cine. Los comentarios vertidos en las publicaciones de la Tabla 6 dan cuenta de sus usos alternos a los de cine, como sala de conciertos, auditorio para espectáculos especiales, etc., y de la multiplicidad de anécdotas y afectos que esto comporta (ver Figura 12 y Tabla 6).

Figura 12 Resultados de la encuesta virtual. 

Tabla 6 Análisis de comentarios en publicaciones de Facebook relativas al Cine Túpac Amaru. 

Elaboración propia (2021).

Discusión

Sobre el objeto patrimonial y su contexto

El enorme tamaño del Cine Túpac en relación con otros cines lo posiciona de manera especial. Además, el hecho de ser el primer cine con más de una sala (o uno de los primeros) lo posiciona como hito histórico importante en un contexto general de los edificios-cine de Lima. Constituye una variante del cine de sala única anterior a las variaciones propias de la crisis del tipo arquitectónico (adopción de otros usos, fraccionamiento de salas, etc.). La existencia de más de una sala contribuyó a diversificar su público en cantidad, edad, horario de asistencia, etc. Del mismo modo, su condición intermedia entre cine de estreno y cine de barrio, propiciada por su estratégica ubicación, lo convirtió en el cine de Lima Norte, y lo instauró como un símbolo de esta zona de la ciudad.

Los escasos recursos arquitectónicos de su volumen hicieron muy sencillo perturbar su imagen por medio de grandes carteles. Esta deficiencia de la forma del edificio se compensaría con la potencia comunicacional del símbolo de Túpac Amaru. El edificio en sí mismo se ha vuelto un gran contenedor, contenedor de usos diversos, de grandes espacios, así como de sentimientos, etc., aunque como tal no es capaz de expresarse, es de difícil lectura o interpretación y no puede trascender por sí mismo las brechas generacionales para su estimación.

Los múltiples cambios en sus usos hacia un carácter estrictamente comercial se explican en que, al fin y al cabo, pese a todas las asociaciones simbólicas y culturales que pueda atribuírsele, se trata de la propiedad de un negociante. En ese sentido, se adaptarán en la medida que le proporcione dinero y en la medida que tengan consonancia económica con su contexto. Asimismo, estos cambios fueron producto de la decadencia generalizada de los edificios-cine cuando fueron sustituidos por otras alternativas para acceder a películas y el afianzamiento de los actuales multicines.

Su condición barrial, de cine de un distrito popular y, en general, de escasos recursos económicos, estableció precios relativamente bajos para acceder a sus salas. Puede decirse, también, que esto incrementó su crisis cuando la asistencia a las salas de cine descendió. Sin embargo, es curioso que el cine para adultos no haya proseguido como mecanismo de supervivencia, a diferencia de otros cines; probablemente se deba a su ubicación en una avenida metropolitana principal, característica que lo distingue de muchos otros cines de barrio.

La gran afluencia que tuvo, que provocó la apertura de más de una sala, se explica porque fue una obra que inauguró la prolongación de la avenida Canta y su renombramiento como avenida Túpac Amaru, eje comercial importantísimo para el desarrollo de Lima Norte, a partir del cual su escala patrimonial pudo extenderse mucho más que otros cines. La adopción del símbolo de Túpac Amaru, aunque se haya hecho con intenciones publicitarias o como estrategia comercial, inevitablemente lo asocia a la justicia social que propugnaba el gobierno militar de Velasco, a la que muchos elementos dispersos en Comas hacen alusión (Ver Figura 3). Asimismo, el hecho de haber generado una nueva centralidad de cultura en un distrito tan lejano y distinto del centro de la ciudad, con problemas de urbanización y deficiencias iniciales de servicios básicos, es una justicia involuntaria.

Sobre los sujetos patrimoniales

Los sujetos patrimoniales alrededor del Cine Túpac Amaru lo valoran tanto más a partir de su formación profesional cuanto menos emotiva es su relación con este; es decir, si no frecuentaron sus salas ni residieron en el distrito de Comas, su apreciación es mucho más técnica. A partir de esta cotidianidad con el objeto y el lugar, se puede explicar algunas posturas: el rechazo de la sociedad civil por las apreciaciones negativas del valor formal del edificio se explicaría en su estrecho vínculo sentimental y emocional. Por contraposición, por ejemplo, se entiende el “objetivo" desprecio de Ciriani por la “arquitectura” del Cine Túpac Amaru.

Sobre la valoración patrimonial

La cualidad social, gregaria o de convocatoria cuasirreligiosa que se asocia al edificio-cine y del cual se desprende su posible valor patrimonial, explica el desarrollo de imaginarios a su alrededor, siempre que mantenga su función de cine. El objeto por sí mismo no alberga tal condición, y es visto, más bien, como pieza museística que rememora estas cualidades, que evoca los días en que el Cine Túpac era, para muchos, como el templo que inevitablemente se debía visitar. Siendo incapaz el Cine Túpac, en sus condiciones actuales, de activar los imaginarios ligados a la amistad, al amor, a la juventud (en nuevos receptores); la percepción de riesgo y criminalidad que, en alguna medida, siempre tuvo ha crecido desmesuradamente.

A consolidarlo como símbolo, contribuía el visionado de una película en el interior de una de sus salas, pues esto suponía no solamente un momento determinado para ver la pieza cinematográfica, sino también el registro social de una época. Y, antes de la proliferación de medios para acceder a una película, implicaba también un lugar específico: el cine de barrio en este caso, y por extensión el propio barrio. Es decir, la función de cine establecía un espacio-tiempo definido. Esta condición grabó determinada película o grupo de películas, el Cine Túpac Amaru y el distrito de Comas de manera indisoluble en el imaginario de los espectadores. Su condición híbrida de cine de barrio y de estreno habría potenciado mucho más la relación descrita antes. Esto explicaría la negación del valor de símbolo por parte de R. B., antigua trabajadora del cine. Puesto que su labor se restringía a la boletería, tenía escasa relación con la función de cine y, por tanto, no fue partícipe de la vinculación “espectador-película-cine-distrito”. Muy probablemente, otra sería su postura si hubiese trabajado como proyeccionista, por ejemplo.

Actualmente, el uso estrictamente comercial que se le da al cine sirve a grupos reducidos. Una misma persona no lo visita periódicamente, como sí sucedía cuando funcionaba plenamente como cine. Sus usos actuales se ven opacados por la cotidianidad, mientras que como cine tenía la característica de presentar algo nuevo cada vez. Esta negación de su historia por parte su utilización actual, además de su aspecto, complicaría instaurarlo como nexo comunicativo entre las generaciones que lo produjeron o utilizaron y los actuales receptores.

Las distintas posturas de los miembros de la sociedad civil estudiadas a través de Facebook y los vecinos entrevistados se justifican también en su grado de cotidianidad en relación con el objeto patrimonial. Los primeros, en su mayoría, residen fuera de Lima Norte, por lo cual sus únicos elementos de conexión con el Cine Túpac son sus recuerdos, de ahí su estimación alta al valor de símbolo del edificio.

Por otro lado, aquellos que en su andar conviven cotidianamente con el cine en la actualidad tienen muy presente su estructura y, aunque esta no sea vistosa o notoria, es un elemento físico, algo asible, que permite perdurar y prolongar sus recuerdos. Por ello, destacan el valor formal del edificio. Asimismo, esta cotidianidad y convivencia con un cine ya sustituido por cines de sala múltiple muy próximos (Cineplanet y Cine Star) niega un poco la idea de que su importancia permanece. Por tanto, su estimación acerca del valor de símbolo es baja, pues sería un símbolo para ciertas personas, pero sustituible debido a la modernización.

Este cine representa muchísimo, sobre todo para las dos primeras generaciones que ocuparon Comas, quizá muchísimo más para la segunda, cuya relación coincidió aproximadamente con su adolescencia y juventud, con su despertar sexual en torno a la sala norte, o al desarrollo de sus propios intereses en relación con las películas en general. La simultaneidad entre esta etapa de su vida, la etapa de consolidación del distrito de Comas y el apogeo del cine en representación de esto, generaría un vínculo sentimental e histórico fortísimo.

En suma, el valor de uso pasado (o el valor simbólico) del Cine Túpac es lo más destacado. Su valor histórico, además, excede a los sujetos individuales y se convierte en atribución colectiva, puesto que es un edificio testimonio de un lugar y tiempo determinados, lo cual lo convierte indiscutiblemente en arquitectura, aunque no haya habido intervención de un arquitecto en su concepción. Estas relaciones se observan en la fuerte ligazón nombre-función-edificio, pues la palabra “cine” trascendió al edificio y es parte inseparable del nombre que tuvo. Por ello, las personas con mayores aproximaciones sentimentales hacia este no se vieron extrañadas al nombrar al edificio como Cine Túpac Amaru, pese a que ya no funciona como tal.

Conclusiones y reflexiones finales

Finalmente, y en respuesta a los objetivos, es posible afirmar que los sujetos patrimoniales en conjunto destacan al subvalor de novedad (en cuanto a la forma del Cine Túpac Amaru), el subvalor histórico (en cuanto a su cualidad simbólica) y el subvalor educativo (en cuanto a las potencialidades de su uso). Por su parte, los sujetos patrimoniales, en Facebook, destacan fuertemente el grupo de valores simbólicos sobre los otros dos.

Se puede asegurar que el Cine Túpac Amaru fue novedoso en el momento de su concepción, debido a la consonancia con la idiosincrasia barrial, gremial y comunitaria de los primeros habitantes del distrito de Comas. Asimismo, su forma, aunque modesta, albergó a uno de los cines más grandes del país, uno de los primeros con doble sala (en su auge como cine). Asimismo, se consolidó como un cine híbrido de estreno y de barrio. Esto, entre otros factores, generó que quienes lo visitaron guardaran fuertes vínculos afectivos que muchas veces mantienen hasta la actualidad, pese a su decadencia. Indiscutiblemente, se puede afirmar que el Cine Túpac Amaru rememora formas de vida pasadas, una forma única de ver cine, y no solo como cine antiguo (distinto de los multicines), sino por particularidades propias como la simultaneidad de funciones en sus dos salas. Desde la sala norte, a veces empleada para cine adulto, se propagaba los peculiares ruidos (según comentan los vecinos) hacia la sala sur. Anécdotas personales y particulares como esta también incrementan su valor, puesto que movilizan las emociones de un grupo enorme de personas. También, se afirma como edificio con altas potencialidades educativas, capaz de difundir conocimiento histórico y cultural acerca del distrito y de Lima Norte, en general, por todo lo mencionado.

Por lo expuesto, el Cine Túpac Amaru es un símbolo para determinadas generaciones, y con enormes potencialidades para generar comunidad y promover vínculos sociales a partir de su puesta en valor. Por ello, se considera que un tratamiento adecuado, o una concepción pertinente, del Cine Túpac Amaru es el de un patrimonio dinámico, un recurso que debe renovarse, no en el sentido de cambiarse por otro, sino de reanimar su utilidad y afianzar sus potencialidades en hechos. Entonces, el Cine Túpac Amaru es un objeto patrimonial valioso, pero con escasa difusión de su valía. Es patrimonio de un grupo de sujetos determinados y de una época determinada del desarrollo de la zona norte de Lima, y del distrito de Comas en específico. Sin embargo, si no se se realizan acciones para prevenir y remediar el deterioro de su forma, la atomización de su uso y la desaparición de sus cualidades gregarias, se perderá este importante testimonio.

Además, los valores que se pueden atribuir a un objeto no tienen significado por sí mismos o, en todo caso, no se manifiestan en toda su magnitud sin otro. Es decir, existe una correlación o interdependencia entre los distintos valores patrimoniales que explicaría determinada manera de valorarlo. En este caso, en particular, la deficiencia en el valor de uso impacta fuerte y negativamente en los valores formales y simbólicos, en tanto reducen la transmisibilidad de la importancia del cine a generaciones más actuales.

Planteamientos como el de Ismael Romero, de reinstaurarlo como símbolo mediante su uso como centro de creación artística, son valiosos y su difusión extendería la influencia del Cine Túpac Amaru a las autoridades o instituciones administrativas que, en la actualidad, no lo consideran un espacio aprovechable para fomentar comunidad o civismo. En tanto el Cine Túpac Amaru no reactive las cualidades gregarias que alguna vez tuvo su uso, será muy complicado transmitir su significado histórico y reinstaurarlo como símbolo para nuevas generaciones. Por tanto, a partir de la interrelación de actores y la interdependencia de valores patrimoniales, es necesario plantear estrategias de reactivación. Se cree pertinente la asociación de su condición de patrimonio informal con la “patrimonialización” formal, uniendo el reconocimiento de la sociedad con la acción de las autoridades.

Asimismo, si bien la encuesta virtual da cuenta de que la percepción acerca de la escala patrimonial del Cine Túpac Amaru abarca parcialmente Lima Norte, puesto que no se ha difundido su importancia y su estado actual la niega; una estimación cuantitativa al respecto serviría para afirmarlo con certeza dentro de un mapa afectivo de la ciudad de Lima. De este modo, es posible precisar los alcances presentados en esta investigación y dar mayores nociones para su correcta gestión.

De manera general, si ya no existen edificios-cine como tales, es propicio preservar aquellos que sí lo fueron. En consecuencia, es necesaria la divulgación académica al respecto, sobre todo en contextos pocos estudiados o alejados de la grandilocuencia, las “periferias”.

Puesto que los estudios patrimoniales en el contexto peruano están débilmente estudiados fuera del Centro Histórico de Lima, es posible que documentos de alta trascendencia histórica y de valor afectivo no posean la notoriedad y difusión adecuada para su conservación. En ese marco, investigaciones como esta rompen el estricto sentido de centralismo y de patrimonialización únicamente formal de edificios antiguos. Asimismo, pone de manifiesto que un edificio en el que no ha intervenido un arquitecto profesional no está exento de valor. Por el contrario, el caso del Cine Túpac Amaru demuestra que el valor de la arquitectura no se halla necesariamente en juicios estéticos de determinada élite o gremio profesional, sino en sus implicancias sociales e históricas fuertemente ligadas a su contexto particular. Es razonable, entonces, solicitar con ímpetu el desentierro de historias y la vitalización de los afectos olvidados de Lima, del Perú y de toda parte del mundo donde se prejuzgue algo como poco importante.

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1. Se redactó este artículo durante la pandemia del COVID-19 sobre la base del proyecto de tesis de bachillerato desarrollado en los ciclos 2020-II y 2021-I en el curso de Taller de Investigación en Historia, bajo la tutela del Dr. José Hayakawa. A su vez, este se basó principalmente en dos publicaciones: La apropiación social como elemento preventivo en la salvaguarda de los bienes culturales de Cristina Nieto (2018), e Ilusiones a oscuras: carpas, grandes cines y multicines, 1897-2007 de Víctor Mejía (2007). Las posiciones vertidas en el artículo son personales y no implica posiciones similares de la facultad o universidad de procedencia.

2. Es egresado de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería (Lima, Perú). Representó a la FAUA-UNI en el concurso internacional RIBA Medalla Presidente 2021, categoría disertación, con la investigación El Cine Túpac Amaru 2021: emociones que sobreviven a la arquitectura. Es autor de “Soterrados” (colección de breves cuentos), “Paloma Roja” (poemario) y “La cueva y la palabra” (miscelánea de textos breves). Actualmente, conforma HSR arquitectos, agrupación estudiantil cuyo interés principal es la proyección de vivienda e implementos que contribuyan a la mejora del habitar.

Recibido: 28 de Agosto de 2021; Aprobado: 21 de Abril de 2022

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