Introducción
La conservación del patrimonio cultural en el Perú, y en específico de los monumentos o sitios arqueológicos prehispánicos, es una actividad que cuenta aproximadamente con más de 7 décadas. Inició en el Cusco en 1934, por auspicio gubernamental, cuando se llevaron a cabo las actividades de conservación por motivo del IV centenario de su fundación española, labor que estuvo a cargo del Comité Central Ejecutivo IV Centenario, el cual estuvo asesorado por Emilio Harth Terré, interviniéndose los monumentos de Sacsayhuamán, Machu Picchu, Ollantaytambo, Pikillaqta, Pisac, Templo Wiracocha, Raqchi y Vilcabamba (Valcárcel, 1934, p. 181); estas labores estuvieron dirigidos por Luis E. Valcárcel.
En Lima, en 1938, durante los meses de agosto a diciembre se llevaron a cabo las primeras intervenciones de sitios arqueológicos de Cajamarquilla y Pachacamac por Albert Giesecke. Sobre la conservación en Pachacamac, Gerbert Asencios (2020, 2019) realiza un detallado estudio, describiendo las acciones llevadas a cabo en el Templo del Sol, el Templo Pintado y el Acllawasi.
En cuanto a las acciones de conservación en Cajamarquilla, Alberto Bueno (1974-75) y Juan Domingo Mogrovejo (1999) afirman que la conservación se llevó a cabo por Albert Giesecke entre 1938 y 1939, lo cual es ratificado por Joaquín Narváez (2006), quien menciona que no hay informes publicados al respecto. Esta carencia de información evidencia como problemática un limitado conocimiento de las acciones realizadas, así como el nivel de intervención llevadas a cabo en el complejo arqueológico.
En ese sentido, con la finalidad de aclarar esta situación, se revisará la documentación inédita de archivos, informes de actividades, registro fotográfico y publicaciones, que acompañan el contexto y las acciones realizadas, analizando y comparando si el nivel de intervención realizada fue similar al de Pachacamac; es importante conocer el estado de conservación, agentes de deterioro y proceso patológicos de los sitios objeto de estudio.
Ubicación, antecedentes y características geográficas de Cajamarquilla
El Complejo de Cajamarquilla se ubica en el distrito de Lurigancho-Chosica, provincia y departamento de Lima, zona con intenso crecimiento urbano en los últimos años, que amenaza y afecta al sitio arqueológico (Ruiz, 2018). El complejo se extiende en lo que fueron los campos de cultivo de la antigua hacienda Nievería, en la margen derecha e inferior del valle del río Rímac; se asienta sobre la terraza aluvial de la quebrada de Jicamarca (Segura, 2001).
Fue declarado patrimonio cultural mediante Resolución Directoral Nacional 615/INC, siendo catalogado como un complejo arqueológico con una extensión de 138.5 hectáreas, integrado de grandes conjuntos arquitectónicos de adobe y tapial, con pirámides, recintos, plataformas y depósitos, con trama urbana ortogonal y con una temporalidad de ocupación desde el Intermedio Temprano (200-600 d. C.) al Intermedio Tardío (1200-1470 d. C.).
Álvaro Ruiz (2018) precisa que, actualmente, el complejo está rodeado por el “cinturón de asentamientos humanos” , los cuales limitan al noroeste con el AA. HH. Casa Huerta La Campiña y el AA. HH. Santa Cruz de Cajamarquilla; al norte, con el AA. HH. El Paraíso de Cajamarquilla; al noreste, con la Asociación de Vivienda El Ayllu; hacia el este, con propiedades de terceros; hacia el sureste con la Asociación de Vivienda Villa Leticia de Cajamarquilla; hacia el sur, con la quebrada de Huaycoloro; hacia el suroeste, con propiedad de terceros; y al oeste, con el AA. HH. Nievería (ver Figura 1). Alberga a una población aproximada de 25,000 habitantes procedentes del conflicto interno que vivió el país desde 1980 (Ruiz, 2018).
Internamente, de acuerdo con lo descrito por Alberto Bueno (1974-75), Cajamarquilla presenta los siguientes sectores: (1) el grupo con grandes pirámides altas o dominantes, conformado por cuatro grandes grupos arquitectónicos: grupo Villar Córdova al oeste, el grupo Sestieri al centro, el grupo Tello al noroeste, y el grupo Jorge C. Muelle hacia el este; (2) el grupo con una pequeña pirámide dominante como el grupo Kroeber y D’Harcourt, (3) el grupo sin pirámide en el que se encuentra el Laberinto, y (4) el área de servicios domésticos, con los cementerios Nievería y Cerro Norte, mausoleo, calles públicas y atalayas (ver Figuras 2 y 3).
Respecto de los antecedentes como relatos, exploraciones, e investigaciones sobre Cajamarquilla, estos datan desde fines del siglo XVI, los cuales exponen interés por conocer, sobre todo con los numerosos estudios científicos iniciados por Uhle a fines del siglo XIX y continuado por diversos investigadores hasta el año 2021 (ver Tabla 1):
En cuanto a los aspectos geográficos, ambientales y geológicos, Cajamarquilla, por ubicarse a una altitud de 340 m. s. n. m. y a 24 km del litoral, cuenta con un clima árido, con deficiencia de humedad en todas las estaciones del año y templado, presentando un clima promedio de máximo de 19 °C en las partes altas de la zona sur y hasta los 31 °C en la zona norte y mínimo de 3 °C en las partes altas la zona sur y los 21 °C en la zona norte.
Asimismo, por asentarse en la terraza aluvial, presenta vientos de 4 km/h a 15 km/h con dirección variable de sureste a noroeste o suroeste a noreste (ver Figura 4).
Por otro lado, al encontrarse en la provincia de Lima presenta una humedad relativa promedio de 80 a 88 %, llegando a 100 % en distritos cercanos al mar, sobre todo en la estación de invierno, es decir, durante los meses de junio a setiembre.
Finalmente, Cajamarquilla por ubicarse en la costa peruana, se encuentra en lo que se conoce como el cinturón de fuego del Pacífico, área donde se manifiestan con mayor frecuencia los eventos sísmicos (terremotos y temblores), generados por la subducción de la placa de Nazca debajo de la placa sudamericana (Vela, 2009).
El contexto político y social de la intervención
Hablar de la intervención de Cajamarquilla realizada en 1938 requiere conocer el contexto. Además de ser una labor que se ejecutó en paralelo con la conservación de Pachacamac, estas acciones se llevaron a cabo durante el gobierno del general Óscar R. Benavides, quien asumió el poder tras el asesinato de Miguel Sánchez Cerro en 1933, siendo designado por la asamblea constitucional como mandatario hasta 1936 (Cotler, 1982); sin embargo, gobernó hasta 1939, debido a la crisis política y económica sumada a la protesta popular promovida por el APRA, a través nuevas insurrecciones (Asencios, 2020).
Ideológicamente, Benavides tuvo acercamiento a las políticas fascistas de Alemania, Italia y Japón. Como expresión de esta cercanía, su gobierno rompió relaciones con los republicanos españoles en 1936, hasta la contraofensiva de Francisco Franco en 1937, mientras en el Perú, grupos de la aristocracia limeña declaraban su apoyo político a Franco, efectuando colectas y donaciones destinadas a las Falanges de España (Asencios, 2020).
Asimismo, promueve un discurso nacionalista, asentado en la identidad política ya auspiciada por el gobierno desde 1930 . Según Emilio Candela (2013), este discurso se asentó en tres pilares: la identidad nacional de la clase obrera, la educación pública y la conexión del Perú mediante la construcción de carreteras. Esto conllevó implementar una política populista, aplicando acciones sociales en favor de las clases populares, sobre todo la clase obrera, con la construcción de viviendas de “barrios obreros” en La Victoria y El Rímac; la reestructuración del Ministerio de Educación y la creación del Ministerio de Salud, Trabajo y Previsión Social. Además, se realizaron obras de infraestructura como carreteras en la sierra sur, de agua y desagüe, pavimentación de calzadas, etc. A la par, se llevó a cabo medidas represivas y de persecución contra los partidos políticos o asociaciones contrarias y riesgosas para la estabilidad del país (Asencios, 2020).
Albert Giesecke y el VIII Conferencia Internacional Americana de 1938
Conocer las primeras labores de conservación llevadas en Lima es acercarnos al gestor de dicha actividad y el papel que Albert Giesecke habría cumplido (ver Figura 5). Su biografía es ampliamente tratada por Marcial Rubio Correa (2007); sin embargo, resaltaremos algunos aspectos importantes para entender su involucramiento con la arqueología, historia y gestión pública peruana. Giesecke nació en Pensilvania, Estados Unidos de Norteamérica, en 1883 y falleció en Lima en 1966. Desarrolló su vida académica en Pensilvania, donde estudió Economía y obtuvo el grado de doctor en Ciencias Políticas en la Universidad de Cornell. Llegó al Perú en 1909 y asumió diferentes cargos públicos: rector de la Universidad San Antonio Abad del Cusco, desde 1910 hasta 1923; directivo del Centro Geográfico del Cusco en 1912, autoridad edil en el Cusco en el 1913, y finalmente ocupó el cargo de director general de educación durante el segundo gobierno u “oncenio” de Augusto B. Leguía y formó parte de la comisión para la devolución de Tacna y Arica en 1929 (Rubio Correa 2007).
Su interés por la arqueología se manifestó desde su vida universitaria. Cuando fue rector de la universidad San Antonio Abad del Cusco, favoreció los estudios etnográficos y arqueológicos; apoyó a fundaciones de estudios arqueológicos y la obtención de colecciones patrimoniales como el de José Lucas Caparó Muñiz, Larco Herrera y Enrique Brüning (Rubio Correa, 2007).
Cuando Albert Giesecke cumplía su labor como funcionario en la embajada de Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores Carlos Concha Cárdenas, su buen amigo, en junio de 1938 le comunicó la orden que le diera Benavides de preparar, para el mes de diciembre, una recepción de visitas de sitios arqueológicos, trabajo contemplado como parte de la VIII Conferencia Internacional Americana con sede en Lima (ver Figura 6); intención presidencial que radicó en la gran riqueza arqueológica existente en el Perú sin paralelos en Latinoamérica. Así, Carlos Concha le solicitó un proyecto con cronograma y presupuesto para ser aprobado por el presidente (Rubio Correa, 2007). Carlos Concha le manifestó, además, que el presidente prefería su participación y “[…] que a pesar de que en el Perú había excelentes arqueólogos, el gobierno necesitaba a Giesecke porque se trataba de que el trabajo se hiciera eficiente y rápidamente” (Rubio Correa, 2007, p.118).
Giesecke, luego de realizar una visita a los sitios arqueológicos, presentó un plan de trabajo con su respectivo presupuesto para la intervención de Pachacamac, Cajamarquilla y Chan Chan, proyecto que fue aprobado al día siguiente de su presentación (Rubio Correa, 2007, p. 117).
Con respecto de Chan Chan, se planteó inicialmente su intervención, pero esta no se realizó sino hasta 1966 por el Patronato de Arqueología de Trujillo, el cual estuvo dirigido por el arqueólogo Francisco Iriarte Brenner, quien investigó y conservó el Palacio Tschudi, la huaca Arcoíris y Esmeralda (Asencios, 2020).
Metodología de estudio
El archivo Giesecke sobre la conservación de Cajamarquilla
La revisión de los documentos que conforman el archivo Albert Giesecke , reportes periodísticos y registros fotográficos, describen no solo la intervención realizada en Cajamarquilla, sino también en Pachacamac (Asencios, 2020, 2019), labores que fueron ejecutadas en paralelo entre los meses de agosto y diciembre de 1938 (Rubio Correa, 2007). Este acervo documental brinda datos sobre la planificación, la metodología y los procedimientos técnicos ejecutados en la conservación de estos sitios arqueológicos.
Así, Albert Giesecke intervino Cajamarquilla y Pachacamac; en este último, la actividad de conservación estuvo centrada en el Templo del Sol, el Templo Pintado, el Acllawasi y la habilitación de un circuito de visitas (Asencios, 2018, 2019, 2020).
Sobre la intervención de Cajamarquilla, Giesecke (1938) expuso la realización de las siguientes actividades:
Trabajo en Cajamarquilla.
Si es el propósito dejar, expedita la obra de conservación preliminar que se contempla acá, habrá de preceder en forma análoga a lo que se hará en Pachacamac. Esta labor será mucho más reducida y mucho más fácil.
Así, en los documentos inéditos titulado “Memorando” y “Cajamarquilla” describen, resultado de una evaluación, la propuesta de intervención respecto al sitio:
MEMORANDO
(…) B. Cajamarquilla
1) Fijar una suma moderada para limpiar la arena y la tierra de algunos de los muros, en especial en los cuartos del “laberinto” y en uno que otro de los huecos grandes o graneros dentro de las casas.
2) Componer y mejorar el camino hacia Cajamarquilla que parte de la pista Lima - Chosica; quitar los rieles del puente o asegure que no estorben la circulación de los autos. Las mejoras al camino deben pasar por la Hacienda Nievería y llegar hasta el mismo sitio de Cajamarquilla. El gasto no será mucho. (Giesecke ca.1938 AG-D-195).
CAJAMARQUILLA
C.- Los gastos que se señalan a continuación no incluyen lo que se necesita para mejorar el camino de acceso a Cajamarquilla - desde la vía Lima - Chosica hasta Nievería, ni para mejorar un Kilómetro, mas ó menos, de camino dentro del perímetro de las ruinas de Cajamarquilla.
[...] Destacar un ingeniero de Servicio Técnico de Caminos y Puentes del Ministerio de Fomento para que se haga cargo, por cuenta de [Ministerio de] Fomento, de reparar y mejorar los caminos dentro del perímetro de las ruinas de Pachacamac y Cajamarquilla, y que mejore el camino de acceso a esta última ruina desde el camino Lima - Chosica a la altura del kilómetro 16. (Giesecke ca.1938 AG-D-195).
La intervención en los monumentos de Cajamarquilla y Pachacamac se complementó con la mejora de sus caminos de acceso y circuito interno, alrededor de 4 km en el primero y 2.5 km en el segundo; para lo cual se solicitó (Rubio Correa, 2007) apoyo al Ministerio de Fomento, recomendando evitar el uso del asfalto, debiendo ser reemplazado por el ripio, luego de un proceso de nivelación y empleo de petróleo o similares (Asencios, 2020), para ello elaboró estos documentos a Carlos Concha, informando:
Memorando al Dr. Concha
El ingeniero Gamarra, inspector de carreteras de Lima, me acompañó ayer a Cajamarquilla para estudiar la cuestión de mejorar y construir caminos de acceso y circunvalación en las ruinas, al Cajamarquilla. No encontró ningún problema difícil para este trabajo. Espera informar hoy al Ministro de Fomento, con sus recomendaciones sobre la mejora viales para Cajamarquilla y Pachacamac [...].
(Giesecke, ca. 1938, AG-1812).
Memorando al Dr. Carlos Concha
Es realmente esencial que la Dirección de Obras Públicas reserve una suma [de dinero], y comience de inmediato, la mejora del camino que conduce a Cajamarquilla. Por el momento, sólo se necesitaría una pequeña suma para deshacerse de varias curvas malas, alcantarillas y depositar el polvo. Por ejemplo, una suma de diez mil soles, destinado al ingeniero [Jesús] Drinot, quien está a cargo del mantenimiento de las carreteras alrededor del distrito de Lima, haría maravillas en este camino a Cajamarquilla.
Te sorprenderá saber que hay bastantes personas que prefieren las ruinas de Cajamarquilla a las de Pachacamac.
(Giesecke, ca. 1938, AG-1812).
Memorandum relacionado con los caminos de acceso y circulación dentro de las ruinas históricas de Cajamarquilla y Pachacamac
El Director de vías de Comunicación tuvo la gentileza de indicar al Ingeniero Drinot que vea la cuestión de caminos de acceso a, y de circulación de, las ruinas de Cajamarquilla y Pachacamac. Parece que estas obras de construcción y de mejoramiento no se realizarán hasta octubre o noviembre; parece que es la intención solamente para hacer un arreglo provisional a fin de que dichos caminos esten bien para el mes de diciembre durante la visita oficial que se hará a ambas ruinas en aquel mes.
Conviene mas bien que esta obra de construir caminos en forma, para uso permanente, se haga ahora, iniciando el trabajo en el día, si fuese posible, ya que caminos excelentes permitirán el aumento notable de visitas de turistas a estos dos monumentos. Es una forma de propaganda a favor del Perú que dejará rendimiento indirecto en forma mucho mas halagüeño que casi cualquier otro camino que se construye en la actualidad.
Dentro de Pachacamac habrá necesidad de construir casi dos kilómetros de caminos; dentro de las ruinas de Cajamarquilla, también dos kilómetros El camino de acceso a Cajamarquilla, tiene varios kilómetros de largo a partir del k.16 en el camino Lima-Chosica.
(Giesecke, ca. 1938, AG-D-221).
La instalación de este camino de acceso también es mencionada en una entrevista ofrecida al diario La Prensa el 14 de setiembre de 1938, describiendo la dificultad de acceder a los monumentos:
[...] Nos cuenta el doctor Giesecke que se ha estudiado la mejor forma de que los viajeros puedan llegar hasta las mismas ruinas en carros automóviles. Hasta ahora esto era una empresa difícil por la calidad del terreno, todo cubierto de arena y cascajo, donde los autos no podían traficar. Actualmente se va abriendo algo así como una pista por donde los turistas puedan efectuar el viaje en las mejores condiciones, hasta llegar en sus carros a pie mismo del Templo del Sol y las otras ruinas de Pachacamac. De esta labor se ha encargado al ingeniero Gamarra, por cuenta del ministerio de Fomento, profesional que ha recorrido las inmediaciones de las ruinas buscando el mejor sitio para efectuar el trazo. El propósito del Gobierno es el de tener expedita esta labor adicional para fin de año, y ello habrá de cumplirse dada la actividad con que se procede.
El registro fotográfico de la conservación en Cajamarquilla contó con la participación de Abraham Guillén, quien registró el inicio, proceso y acabado de las intervenciones, información que fue remitida al Museo Nacional mediante álbumes (Asencios, 2020).
Cabe destacar que, durante la intervención de Cajamarquilla y Pachacamac, Albert Giesecke realizó coordinaciones con la Guardia Civil para que sean vigilados y evitar su afectación; esto es precisado en las siguientes comunicaciones:
[...] Una comunicación al Director - General de la Policía para que tenga una pareja de guardias en el sitio de las ruinas de Pachacamac, así como un numero de guardia en el sitio de las ruinas de Cajamarquilla, (por la Hacienda Nevería cerca de Santa Clara) a órdenes de la Comisión, que ha de reparar dichas ruinas y cuya labor se iniciará dentro de breves días. La pareja de guardias para Pachacamac podrá destacarse del Puesto de Lurín (Giesecke ca. 1938, AG-D-194).
Lima 14 de Setiembre de 1938
Señor Comandante del puesto de Guardia Civil Vitarte
De acuerdo con la orden de la Superioridad y en nuestra conversación de ahora semanas, le agradeceré porque se destaque un número de guardias permanente en las horas de trabajo que se están realizando en las ruinas de Cajamarquilla. Deben ir a partir de la fecha.
De Ud. Atentamente (Giesecke 1938a, AG-D-194).
Ante los limitados recursos logísticos de la Guardia Civil, Giesecke solicitó mayor apoyo al ministro Carlos Concha, a fin de lograr su propósito:
[…] Estimado Dr. Concha
El comandante de las fuerzas policiales estacionadas en Lurín, Sargento Delgado, bajo cuya jurisdicción se encuentra Pachacamac, me pidió el sábado por la tarde una fecha límite para ayudar a manejar su automóvil en sus visitas a las ruinas de Pachacamac. La carrera desde Lurín hasta el sitio de las ruinas es de aproximadamente seis minutos, y la policía generalmente hace uso de un camión u otro vehículo privado en sus viajes por la carretera. Le informé al Comandante que no apreciaba mi presupuesto para las ruinas de Pachacamac para ese tipo de actividad, y ante su insistencia le ofrecí llamar su atención.
La solicitud es similar a la realizada por el comandante del puesto en Vitarte, bajo cuya jurisdicción se encuentra el sitio de las ruinas al Cajamarquilla.
Me parece que este asunto no entra dentro del alcance de mis atribuciones, pero deseo hacer un registro de su solicitud.
Sinceramente tuyo, (Giesecke, 1938, AG1812).+
Estas intervenciones realizadas por Giesecke fueron criticadas por Julio C. Tello, quien en una entrevista al diario La Prensa del 13 de setiembre de 1938, manifestó:
[…] es indispensable no dejar a los peones que hoy trabajan en Pachacamac, sin una inmediata dirección técnica. Esta debe ser activa, directa; debe estar equipada con los elementos indispensables que aseguren una adecuada observación, fundamentada en un incesante planteamiento y solución de problemas. Solo asi se puede asegurar el valor del registro de todo el proceso de excavación, el cual constituye la única garantía para una acertada conservación, restauración e interpretación de los monumentos.
Estas labores de intervención en los monumentos contaron con un plan de difusión de resultados. Albert Giesecke propuso a Carlos Concha difundir de forma precisa los avances y resultados del trabajo, que inició discretamente, en periódicos de la época , como se describe el siguiente documento:
[…] Estimado Dr. Concha
He preparado para usted un informe preliminar que cubre tres semanas de excavaciones en Pachacamac y Cajamarquilla. Creo que el informe debe enviarse lo más rápido posible a cada periódico y copias dadas a dos agencias de periódicos, para que se haga pública la información correcta y exacta. Si desea realizar algún cambio en el texto, puede hacerlo, pero creo que vale la pena presentar los hechos tal como están incorporados en este informe. Traté de mantener lo que estábamos haciendo en silencio. (Giesecke, 1938, Carta del 12 de Setiembre al Carlos Concha AG1812)
La importancia de estudiar el material obtenido en las excavaciones de Cajamarquilla y Pachacamac, y que fueron enviados al Museo Nacional, fue vital para Giesecke, quien recomendó la publicación de resultados en la Revista del Museo Nacional, acompañados de imágenes que grafiquen su actuación, información que fue distribuida a las delegaciones participantes del evento internacional de 1938 (Asencios, 2020).
Información de la intervención de Cajamarquilla
Concluida la conservación de Cajamarquilla, Albert Giesecke reportó sus actividades a Carlos Concha; informando lo siguiente:
Señor Ministro:
Tengo el honor de informarle que he terminado virtualmente la labor de limpieza y conservación de las ruinas de Pachacamac y Cajamarquilla que Ud. se sirvió encomendarme en el mes de agosto de este año. He dejado en ambas ruinas un núcleo pequeño de operarios a fin de que terminen algunos detalles que les he señalado.
En mis informes a Ud. del 10 de setiembre y del 8 de octubre, he presentado someramente datos de las obras que se han realizado en Pachacamac y Cajamarquilla, así como los problemas que el gobierno deberá afrontar si la labor de limpieza y conservación de las dos citadas ruinas se hace de manera permanente. Precisa que el Museo Nacional de Arqueología siga con esta labor permanente y paciente. (Rubio Correa, 2007, p. 120).
[…]Trabajo en Cajamarquilla
f) En mi informe del 10 de setiembre señalé las obras de limpieza y conservación que yo había iniciado. Todas ellas se han terminado. Son:
1. Los tres cuartos con huecos y la limpieza de una parte de la huaca que colinda con estos cuartos de huecos. Se puso un camino provisional para auto hacia el mismo sitio
2. Los cuartos del “Laberinto”, llamado así, que forman un conjunto interesante.
3. Terminación de la limpieza de la calle de tres metros de ancho y 117 metros de largo, que estuvo llena de mucha tierra y adobones caídos de los muros. Se han reparado los muros en parte.
4. Limpieza de la plaza grande al extremo del pueblo y al pie de una huaca. Se ha reparado parte de los muros que circundan esta plaza.
5. Se ha hecho un caminito a pie para subir hasta la parte alta de la huaca que existe sobre la mano izquierda entrando por auto a las ruinas de Cajamarquilla-
g) Gracias a las eficaces gestiones se pudo conseguir una suma de dinero para que el Ministerio de Fomento mejorara el camino de cinco kilómetros de extensión que mide entre la pista Lima-Chosica y a la hacienda Nievería. Se ha mejorado en algo también el camino de circunvalación por las mismas ruinas de Cajamarquilla. Conviene siempre que el Gobierno complete las obras de mejoramiento de estos caminos con una capa de asfalto a fin de que se evite asfixiarse con el polvo que siempre ha de existir de esta ruta, sobre todo durante los meses (enero a abril) de máximum tránsito de visitantes que querrán conocer Cajamarquilla. (Rubio Correa, 2007: 124-125)
A nivel de hallazgos en Cajamarquilla, Giesecke, reportó: “[…] varias momias, sus cráneos, agujas para tejer, retazos de cerámica corriente” (Rubio Correa, 2007, p. 124); asimismo, resume a Carlos Concha la repercusión en el evento internacional: “Los trabajos fueron conocidos a tiempo y la visita de los dos monumentos arqueológicos [Pachacamac y Cajamarquilla] fue uno de los eventos destacados de la parte cultural de la reunión panamericana” (Rubio Correa, 2007, p. 119).
De los trabajos de conservación en Pachacamac
Sobre su intervención de Pachacamac en el valle de Lurín, Asencios (2020, 2019, 2018), detalla las labores realizadas, en el Templo del Sol, Templo Pintado y Acllawasi, la cuales se concretaron en labores de limpieza, conservación, restauración hipotética del “Adoratorio” en el Templo del Sol, entre otros (ver Tabla 2), Figura 7. Estas actividades expresaron la aplicación de los principios propuestos en la Carta de Atenas, evidenciando un acercamiento y cumplimiento de la norma, acciones que fueron ejecutadas sobre la base de consultas de especialistas en arqueología y conservación, quienes, desde su experiencia empírica, emitieron sus recomendaciones técnicas para su ejecución (Asencios, 2020).
Fotografías del Archivo Luis E. Valcárcel (2006) - Pachacamac (PCH-018).jpg. Texto: “Pirámide escalonada y templo del Sol Vista parcial de la pirámide; al fondo, Templo del Sol reconstruido”.
Este accionar estuvo acompañado de un marco normativo relacionado con la protección, resguardo o conservación del patrimonio arqueológico que, desde 1822 a 1938, fue el resultado de los contextos y discursos de los gobiernos de turno, derivados de coyunturas políticas y sociales de la época, evidenciando una actuación gubernamental sin planificación programática, no sujeta a recomendaciones internacionales vigentes en conservación (Asencios, 2020). A ello se sumó la discusión ideológica del indigenismo, que influenció el discurso nacionalista peruano, promoviendo el mayor número de normas que luego fueron usados como instrumento de propaganda política del gobierno de turno (Asencios, 2020) (ver Figura 8).
Identificación de lesiones en Cajamarquilla según el registro fotográfico
Para la identificación de las lesiones de tipo físicas, mecánicas y químicas se empleó la norma italiana UNI-11182, registrando gráficamente las lesiones en las fotografías del archivo Luis E. Valcárcel, que corresponden a muros de El Laberinto. Este registro expone los agentes de deterioro ambiental, climático y geológico que dieron origen a las lesiones identificadas. Así se evidenció: erosión de estructuras, colonizaciones biológicas, faltantes y grietas (ver Figura 9 y Tabla 3).
Análisis y discusión de la intervención en Cajamarquilla
La intervención de Cajamarquilla, así como sucedió en Pachacamac, describe el escenario a nivel político, técnico-metodológico y de gestión, acompañado con la acción institucional y con un marco normativo vinculado al patrimonio arqueológico.
En el aspecto político
La conservación de Cajamarquilla y Pachacamac se realizó durante el gobierno del general Óscar R. Benavides, un gobierno con tintes fascistas, populista y represivo. La realización del evento de la VIII Conferencia Internacional Americana, cuyos participantes visitarían estos monumentos, motivó su intervención.
Este interés se confirma al quedar expuesto en la entrevista al diario La Prensa, donde Giesecke manifestó:
Los trabajos de excavación que practico […] no los hago como particular ni llevado solo de mis inclinaciones arqueológicas, sino por encargo especial del Gobierno quien ha esbozado un interesante plan para restaurar los principales monumentos arqueológicos que existen en el territorio peruano, y dentro de que van a cooperar los investigadores más conocidos en el país, como los doctores Tello y Valcárcel. Por ahora esta labor se ha limitado a las ruinas de Pachacamac y Cajamarquilla por ser las más próximas a Lima y construir los principales centros arqueológicos en el departamento. (Giesecke, 1938b, 14 de setiembre, p. 3)
En el aspecto técnico-metodológico
La información revisada expone datos sobre la conservación en Cajamarquilla, cuyas actividades se centraron en la realización de labores de limpieza y reparación de muros del sector El Laberinto, además de la adecuación del circuito de visitas y la mejora de acceso de la carretera Lima-Chosica hacia el sitio arqueológico.
Las labores no fueron muy complejas, por los datos del acervo documental, el registro de lesiones sobre las fotos aun existentes y la entrevista al diario La Prensa, donde se expuso el nivel de complejidad de las intervenciones y las actividades que demandaron su intervención, dejando en claro futuras intervenciones con actividades de excavación por especialistas:
[…] No se trata, agrega, de restaurar ni reconstruir las ruinas de Pachacamac o Cajamarquilla, tarea que queda reservada profesionales más especializados y competentes que yo, sino de arreglar una y otra ruina, limpiándolas, diremos descombros que dificultan su percepción objetiva de parte de los viajeros y facilitar el acceso a ellas. Como la obra que me ha encomendado el Ministerio es una contribución al renombre artístico y arqueológico del Perú he prestado mi concurso personal entusiasta y abnegado
[…] por lo demás, tales labores no son muy complicadas ni difíciles, pues están reducidas a remover cuidadosamente las toneladas de tierra y polvo que cubre todavía las ruinas, y a reparar estas sin afectar en lo menos su vieja estructura. Propiamente hablando, no se hace excavaciones. Este es trabajo que habrá que realizar sin duda en el futuro, pero por ahora no se practica. No se cuenta con el factor tiempo y yo no podría tampoco emprenderlo, pues tomaría años, y mis servicios los ofrezco en forma absolutamente desinteresada. (Giesecke, 1938b, 14 de setiembre, p. 3)
En el aspecto de gestión
Algo que destacar de la revisión de documentos son las diversas coordinaciones realizadas por Giesecke con instituciones públicas, como el Ministerio de Fomento para la habilitación de accesos; con la Guardia Civil, para vigilancia y evitar afectaciones de los sitios intervenidos. Se sumaron a esta actividad el Museo de Arqueología, el Patronato Nacional de Arqueología, que aprobó y supervisó dichas actividades.
[…] Poco después el ministro solicitó y obtuvo por medio del Ministerio de Educación que el Patronato Nacional de Arqueología delegara en el Ministerio de cargo la tarea de limpiar esas mismas ruinas y las de Cajamarquilla, en el Valle de Rímac, cosa que he venido haciendo bajo la supervisión del Director del Museo de Arqueología de Lima.
Antes de iniciar las labores sometí el plan de ellas a la Dirección del Museo, la que lo aprobó ampliamente. (Giesecke, 1938b, 14 de setiembre, p. 3)
Por otro lado, para el caso de las coordinaciones en Pachacamac, aparte de las coordinaciones expuestas, se realizaron consultas a especialistas en conservación para intervenir los murales policromos del Templo Pintado (Asencios, 2019, 2020). Por todo lo expuesto, se observa una activa participación interinstitucional, pública y privada para el mejor desarrollo de las actividades en Cajamarquilla como en Pachacamac.
Análisis de aspectos comparativos de Cajamarquilla con Pachacamac. Discusión
Para una adecuada discusión sobre la intervención de Cajamarquilla y Pachacamac, es pertinente dimensionar el estado de conservación, lesiones presentadas, materiales y técnicas constructivas, agentes de deterioro, sectores y actividades restaurativas (ver Tablas 2 y 4).
El tipo de material empleado para su construcción en los sectores intervenidos en Cajamarquilla y Pachacamac son la tierra y piedra, manifestado en el primero la técnica constructiva de tapial o “adobón”, mientras que en el segundo el adobe y la mampostería en piedra.
A nivel de procesos patológicos y lesiones de los monumentos intervenidos, estos sitios se encontraban sometidos a similares factores de deterioros: sísmicos, viento, clima y humedad. Sin embargo, en Pachacamac, a diferencia de Cajamarquilla, su deterioro se incrementó debido a su ubicación costera, aproximadamente a 1 km de la línea de playa, donde a la fuerza del viento se suma la brisa marina, convirtiéndolo en un agente movilizador de sales higroscópicas, como sulfatos, cloruros y nitritos contenidos en el aerosol marino y agua de mar, siendo depositados en la arquitectura de adobe y piedra, generando lesiones de tipo químico.
Por otro lado, en los sectores intervenidos en Cajamarquilla y Pachacamac, ambos con amplia ocupación temporal, así como antecedentes a través de documentos históricos, crónicas, exploraciones, en Pachacamac se cuenta con los estudios científicos de Max Uhle a fines del siglo XIX, antecedente que determinó la intervención de mayores sectores y que conllevó la participación de especialista en conservación (ver Tabla 5), mientras que en Cajamarquilla se escogió El Laberinto, debido al mínimo grado de deterioro e integridad con respecto a otros sectores y la sencillez que implicaba su conservación.
Finalmente, en cuanto a la metodología y técnicas aplicadas para la conservación de los sitios comparados, se infiere que en los monumentos de Pachacamac, con respecto a Cajamarquilla, se realizaron más actividades conservativas relacionadas con acciones de limpieza, desmontaje, conservación, integración de materiales, conservación de pinturas murales y adecuación de visitas; en tanto que en Cajamarquilla, se realizaron labores de limpieza, reparación de muros y la adecuación de un circuito interno de visitas (ver Tabla 6).
Nota: L: Limpieza, D: Desmontaje, C: Consolidación, IM: Integración de Materiales, RM: Reparación de Muros, ACV: Adecuación de Circuito de visitas.
Cabe precisar que si bien hubo un registro fotográfico de por lo menos 300 imágenes (Rubio Correa, 2007, p. 125), en la actualidad se encuentra reducido: Cajamarquilla con alrededor de 15 tomas y Pachacamac con 93, procedentes del archivo Luis E. Valcárcel. Aunque no registra todo el proceso, este limitante es subsanable al contar con publicaciones, entrevistas descripciones del archivo Giesecke, que posibilitan reconstruir con cierto grado de certeza las acciones de conservación ejecutadas en Cajamarquilla como en Pachacamac (ver Figuras 10 y 11).
Finalmente, es oportuno comparar si en Cajamarquilla, como sucedió en Pachacamac, Asencios (2020) infirió un acercamiento y aplicación de los principios rectores de la Carta de Atenas vigente desde 1931. En ese sentido, es preciso realizar, sobre la base de la información expuesta en los párrafos precedentes, la aplicación de los siguientes principios normativos:
- Principio 1: Abandono de las restituciones integrales. De acuerdo con la información revisada, se desprende que en Cajamarquilla solo se realizaron labores de limpieza y reparación de muros, limpieza de vegetación ubicada en las cabeceras de los muros.
- Principio 2: Elaboración de un marco normativo y empoderamiento de la autoridad pública para la protección y conservación del patrimonio cultural. Giesecke elaboró una serie de borradores de decreto ley para establecer una actuación a largo plazo de los monumentos de Cajamarquilla y Pachacamac, proyectos normativos que no fueron aprobados (Asencios, 2020) .
- Principio 3: Empleo de anastilosis y diferenciación de la intervención y tomar medidas preventivas ante la imposibilidad de ejecutarlas. En las fotos revisadas, así como en la información de las labores ejecutadas y su naturaleza, no se visualiza la aplicación de dicho principio.
- Principio 4: Empleo de materiales y técnicas modernas. Para el caso de Cajamarquilla, la reparación de muros no demandó su uso, caso contrario a lo ocurrido en Pachacamac, donde se emplearon las resinas sintéticas para la conservación de murales en el Templo Pintado (Asencios, 2019).
- Principio 5: Contar con un registro detallado de la intervención; antes, durante y después. Esta actividad se describe en los informes y documentos de archivo Giesecke, pues contó con la participación de Abraham Guillén y acompañó con un reporte de labores dirigido a Carlos Concha.
- Principio 6: Participación interdisciplinaria y publicación de los resultados del mismo. Estas actividades conservativas contaron con la participación de distintas instituciones públicas como el Ministerio de Fomento, la Guardia Civil, el Patronato Nacional de Arqueología, el Museo de Arqueología, al cual se solicitó, para el caso de Pachacamac, recomendaciones técnicas para la conservación de pinturas murales, como ha sido descrito líneas arriba (Asencios, 2019, 2020). Asimismo, se propuso material de difusión durante el desarrollo del evento internacional. Lamentablemente estos no prosiguieron.
Por todo lo descrito, la intervención en Cajamarquilla no demandó una compleja actividad de conservación, a diferencia de Pachacamac, que sí demandó mayores actividades de intervención, requiriendo de actividades diversas y especializadas. Asimismo, se escogió el sector de El Laberinto debido a su estado de conservación, la simplicidad de actividades y el tiempo de ejecución que permita llegar a tiempo y habilitado para los visitantes de la VIII Conferencia Internacional Americana.
Conclusiones finales
Como conclusiones se señala lo siguiente:
• Los documentos pertenecientes al archivo Giesecke brindan información sobre la primera intervención en el Complejo Arqueológico de Cajamarquilla y en general de los monumentos arqueológicos en el Perú, destacando, además, el papel fundamental realizado por Albert Giesecke desde el punto de vista político, metodológico-técnico y de gestión.
• La conservación de Cajamarquilla y Pachacamac surgió como parte de la política del gobierno peruano, motivado por la realización de un evento internacional, involucrando la participación de instituciones públicas, así como de especialistas para el adecuado desarrollo de las acciones conservativas de los sitios arqueológicos.
• Cajamarquilla, a diferencia de Pachacamac, fue menos afectado por los agentes de deterioro; en este último, se sumó la brisa y aerosoles marinos, cuya alta carga de salinidad aceleró el proceso de deterioro de las estructuras de piedra y tierra.
• En Cajamarquilla, se realizaron labores de limpieza, reparación de muros y adecuación de un circuito interno de visitas, mientras que en Pachacamac, además, se sumaron las labores de restauración, conservación de pinturas murales con empleo de resinas sintéticas.
• Futuros estudios sobre las intervenciones y conservaciones de sitios arqueológicos en el siglo XX permitirán profundizar el proceso histórico y el desarrollo teórico y metodológico restaurativo en el Perú.
Agradecimientos
Agradezco a la arquitecta Silvia Quinto y el arqueólogo Álvaro Ruiz, amigos y colegas preocupados por la valoración y gestión del patrimonio cultural, cuya revisión y aportes permitieron la mejora del presente artículo; igualmente a Fernando Brugüe Valcárcel por las fotos del Archivo Valcárcel, quien gentilmente permitió su incorporación en este documento. A ellos, mi reconocimiento.