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 issue69Relación lengua-palabra-vida1Lovón, M. (2020). Las palabras compuestas en el aimara. Lima: Academia Peruana de la Lengua, 396 páginas. ISBN 978-612-4159-69-5. author indexsubject indexarticles search
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Boletín de la Academia Peruana de la Lengua

Print version ISSN 0567-6002On-line version ISSN 2708-2644

Bol. Acad. peru. leng.  no.69 Lima Jan./Jun 2021

http://dx.doi.org/10.46744/bapl.202101.015 

Notas

Carlos Germán Belli y los dos paraísos

1Academia Peruana de la Lengua, Lima, Perú marcomartos9@hotmail.com

Hace algún tiempo, celebrando el libro de Carlos Germán Belli Los dioses domésticos y otras páginas de 2012, enhebramos la suposición de que el poeta, como su amigo Eugenio Montejo, había atravesado un siglo, el XX, a salvo de las ideologías y las banderías que suelen dividir a veces de manera artificial a los seres humanos. Siguiendo con esa reflexión, compartiendo ese punto de vista, volvemos a evocar a Montejo, para ofrecer luego otras reflexiones que nos sitúen a Belli en el actual momento de la vida de los seres humanos. Montejo escribió:

Adiós al siglo XX a Alvaro Mutis Cruzo la calle Marx, la calle Freud; ando por una orilla de este siglo, despacio, insomne, caviloso, espía ad honorem de algún reino gótico, recogiendo vocales caídas, pequeños guijarros tatuados de rumor infinito. La línea de Mondrian frente a mis ojos va cortando la noche en sombras rectas ahora que ya no cabe más soledad en las paredes de vidrio. Cruzo la calle Mao, la calle Stalin; miro el instante donde muere un milenio y otro despunta su terrestre dominio. Mi siglo vertical y lleno de teorías... Mi siglo con sus guerras, sus posguerras y su tambor de Hitler allá lejos, entre sangre y abismo. Prosigo entre las piedras de los viejos suburbios por un trago, por un poco de jazz, contemplando los dioses que duermen disueltos en el serrín de los bares, mientras descifro su nombre al paso y sigo mi camino.

Las ideologías que prevalecieron en el siglo XX y que actuaron en el tabladillo político de todo el orbe fueron políticas; quienes las enarbolaban creían que eran una especie de pócima mágica que podía garantizar el avance de la humanidad, como pensaron los positivistas de finales del siglo XIX. Nada de eso ha sucedido, hemos asistido al ocaso de las ideologías teleológicas, todas con un componente occidental muy marcado, como el marxismo y, en el campo opuesto, el fascismo. Lo que señala Montejo es el valor del individuo que no se siente ligado a ninguna ideología. Sin embargo, asistimos, de un modo acelerado en el siglo XXI a la reaparición de las ideologías fundamentalistas, con el añadido perverso de los ingredientes religiosos extremistas que van sembrando el odio y la discordia entre los seres humanos. Terroristas bien organizados en cualquier parte del mundo aparecen sembrando la muerte, ya no entre los políticos adversarios o los antagonistas ideológicos, sino en el seno de los ciudadanos que circulan pacíficamente en las metrópolis o en los pequeños poblados. El lugar elegido puede ser París, una de las ciudades más hermosas del mundo, o una urbe de dimensiones pequeñas como Orlando, en los Estados Unidos. En verdad no existen dioses malos ni dioses buenos, todo Dios es terrible y verdadero. Si un hombre sueña con un ser divino, existe y se apodera de sus pensamientos. Y si alguien mata en nombre de Dios, la deidad imaginada es inocente, pero como vive en la mente del que empuña el arma, también ella se entristece y el horror no desaparece ni con la muerte del asesino. La tierra está llena de iluminados que se creyeron emisarios de lo divino y soñaron a otros dioses fieros.

En este mundo hostil que cada día entrega su garra, Carlos Germán Belli, persiste en lo que sabe y en lo que mejor ha hecho a lo largo de toda su vida: escribir poesía, afirmando los valores en los que cree hondamente, de manera natural, que son aquellos que le nacen en las entrañas, sobre todo el amor por el prójimo, cuya mejor expresión está en el mundo familiar y amical, que tiene una mirada de profundo afecto por la vida transcurrida, en sus detalles más nimios, que se proyecta a todo lo que le concierne al ser humano y en ese sentido es independiente en su quehacer de toda ideología que no deja de ser una anteojera para ver la realidad. El título elegido para su último volumen que ha editado en Granada Inmaculada Lergo, Entre cielo y suelo (2016), no deja de ser irónico, pues puede equipararse a lo alto y lo bajo, o lo deseado frente al valle de lágrimas. Pero no es así, Carlos Germán Belli halla en verdad dos paraísos, en la vida plena con sus grandes dolores y sus satisfacciones, y en el soñar en el paraíso que, por ese mero pensarlo, produce en quien lo cree, complacencia. El poeta ha alcanzado a lo largo de todas estas décadas una serenidad de la que no gozaba durante su agitada juventud, cuando formaba parte de la troupe o cenáculo de estirpe surrealista junto con Rodolfo Milla, Abelardo Oquendo, Luis Alberto Ratto. Y esa serenidad tiene también, justo es decirlo, un componente religioso, una especie de regreso a las fuentes espirituales de la infancia y primera juventud. En el aspecto formal, en esta ocasión, Belli no recurre a todas sus formas preferidas antaño, como la sextina o la villanela, o el verso libre en el que se ha mostrado siempre muy diestro; elige, sin titubear, otra forma clásica de origen italiano, la silva, ‘selva’, composición que alterna los versos endecasílabos con los versos heptasílabos y que goza de gran aceptación en la tradición de la lengua castellana, como puede advertirse y disfrutarse en este poema que se titula «A la memoria de David Sobrevilla», aunque hay que decir que Belli, en el poema que leeremos, en una ocasión escribe un verso que rompe con la regla clásica.

Hoy como ayer tu oceánico seso que abarca cada rama del saber, iluminando tu completa vida, la del terrenal y la del más allá, como un solo haz de luz el paso abriéndose en las densas tinieblas de la noche, y exactamente así la sapiencia más honda de Adán y Eva fue para ti no más un abecé, en virtud de tus mientes, oro en la misma cuna acumulado. En fin ahora sí confieso toda mi admiración que por David profeso, similarmente con muchos otros, y por añadidura cada cual sumido en un gran personal asombro, porque no somos parecidos a él, quien a diestra y siniestra no para de ilustrarse por doquiera por dentro y fuera cuánto concentrado hasta ser una cumbre, sin nunca querer coronar tal hecho. Por siempre seguiremos visitando juntos las cien mil muestras de pintura, Y en torno al arte dialogando a fondo, que desde luego no interrumpiremos nuestra charla en ningún momento hoy, uniendo el acá con el más allá en este exacto punto nacido de tu hondísimo fervor por formas y colores congujados, y tú ejemplarmente contemplando lo antiguo y lo moderno.

Un amigo, definido popularmente, es un pariente que uno escoge y le prodiga el afecto que uno tiene por sus propios hermanos. David Sobrevilla Alcázar, uno de los intelectuales más destacados del Perú contemporáneo, nació en Huánuco en 1938 y murió en Lima en 2014. Profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad de Lima, destacó por su rigurosa formación filosófica, adquirida en nuestro país y culminada en Alemania. Bajo el influjo de Francisco Miró Quesada Cantuarias y de Augusto Salazar Bondy, dedicó sus reflexiones tanto a la tradición occidental, Kant o Heidegger, como a los valores de nuestra propia vida cultural, César Vallejo o José Carlos Mariátegui. El ejemplar poema de Carlos Germán Belli expresa el asombro del lírida ante la profundidad y variedad de conocimientos del filósofo, pero al mismo tiempo señala un ángulo no muy conocido de la actividad de Sobrevilla, su penetración en el mundo de las artes visuales. Efectivamente, tal como lo dice Carlos Germán Belli, Sobrevilla fue un observador activo del mundo de la pintura y escultura en nuestro país, y era habitual encontrarlo en las inauguraciones de las exposiciones, muchas veces acompañado de quien le cantaría, después de haber pasado el umbral de la muerte. El poema de Belli es valioso también porque une el acá con el más allá. Las satisfacciones en esta vida, parece decirnos, se prolongan en la vida eterna. Y es por eso que hablamos en el título de esta exposición de dos paraísos.

En diversas ocasiones, a lo largo de su carrera literaria, Carlos Germán Belli ha expresado su íntimo entusiasmo por el entorno familiar, por la familia extensiva, como se dice en antropología. En esta ocasión, queremos destacar un poema singular que se llama «El diccionario paterno».

He aquí en toda su exacta magnitud, como en el remotísimo pasado, el sumo diccionario castellano, y por añadidura de mi padre, que para mí fue siempre más que un libro, piedra angular de la terrenal vida, hasta determinando un gran sino entre el cielo y suelo acá, de la cuna a la tumba día a día, que primero comienza desentrañando las cien mil palabras y ávido después ante la hoja en blanco. Por delante están los cultísimos chics, que es el buen sonar de una y otra lengua, joyas verbales cuyo esplendor luce afuera eternamente iluminando el hablar y el escribir de Eva y Adán, que en príncipes se tornan por tal hecho, y casi acto seguido aquel paterno libro es el custodio de todas las palabras castellanas, para que la luz vean en armonía con el cuerpo y el alma de cada cual (que es su divino ser). Y consecuentemente, en fin, ahora deduzco que este nuestro diccionario es un objeto trascendental y único, porque asumí por él y para siempre el entrañable quehacer poético, que es como un acto corporal y anímico, inclusive automático, en virtud del copioso libro amado, entre cuyas dos tapas me estimulo a revelar fielmente desde las sombras hasta los albores de este mi interior reino por entero.

Este poema es magnífico por la perfección formal, habitual en Belli, y por la hondura del pensamiento y del sentimiento. Suma la admiración natural por el padre, con la imagen del padre como portador de un diccionario, que condensa en sus numerosas palabras el espíritu de la lengua y que estimula la vocación misma de incipiente escritor. Sin duda alguna, Carlos Germán Belli, es un escritor magnífico de la lengua castellana, y lo que se diga en favor de él será siempre de estricta justicia.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Germán Belli, C. (2016). Entre el cielo y el suelo. Entorno gráfico de Atarfe. [ Links ]

Recibido: 01 de Diciembre de 2020; Aprobado: 27 de Febrero de 2021

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