SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue71¿Ansumo, huallaque o chungungo?, precisiones sobre los nombres comunes de la nutria marina en el Perú1Huamán Villavicencio, M. Á. (2021). Las palabras que debo decir. Ensayo sobre las imágenes de nuestra identidad nacional. Lima/Arequipa: Dedo Crítico/ Apóstrofe, 81 páginas. ISBN 978-612-47881-4-7. author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Boletín de la Academia Peruana de la Lengua

Print version ISSN 0567-6002On-line version ISSN 2708-2644

Bol. Acad. peru. leng.  no.71 Lima Jan./Jun. 2022  Epub June 23, 2022

http://dx.doi.org/10.46744/bapl.202201.016 

Notas

La importancia del estudio del humor verbal en lingüística

1Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México zarcounam@gmail.com

El humor ha tenido históricamente sistemas muy variados de expresión en diversas culturas, uno de ellos el lingüístico. Cuando la lengua, en tanto que sistema, es decir, en tanto que patrimonio intangible o inmaterial de los seres humanos a través del cual nos comunicamos y nos relacionamos con los demás, sirve de base para el humor, entonces hablamos propiamente sobre lo que los estudios contemporáneos han denominado humor verbal.

Si bien el humor verbal es susceptible de examinarse desde diversos enfoques, en tanto que producto y creación del ser humano, no cabe duda de que una de las áreas que mucho podría iluminar sobre su codificación y su naturaleza es la lingüística aplicada. Sobre la lingüística aplicada, señala Lacorte (2016):

Definida en principio como un campo de estudio autónomo que conecta el conocimiento sobre el lenguaje con la toma de decisiones prácticas en el mundo real (Simpson 2011), la lingüística aplicada constituye una disciplina bastante reciente en comparación con el estudio del lenguaje desde perspectivas filológicas o teóricas (véase p. ej., Munteanu 2013). (…) el mismo campo de la lingüística general ha concedido en los últimos años una mayor importancia al estudio de los hechos lingüísticos “reales”, en parte a causa de la propia evolución interna de la disciplina: “después de una fase de crecimiento hacia la abstracción y la conceptualización, viene la fase realista de atención a los fenómenos naturales” (Fernández Pérez 1999: 243). (p. 186)

Como se puede constatar, la pertinencia de estudiar el humor verbal a luz de la lingüística aplicada es una posibilidad que difícilmente puede ocultarse, dado que es la lengua en uso, en su multiangularidad, el corazón o el núcleo central de atención de esta disciplina y, sin duda, la materia prima de toda expresión verbal humorística. Sin embargo, a lo largo del tiempo, ha existido entre los lingüistas un desdén a priori sobre la importancia de su investigación. En conformidad con Possenti (2003), los principales detractores en lingüística consideraban el humor verbal como un asunto marginal, de poco prestigio y no digno de reflexión por no provenir de una tradición escrita o de la obra de autores de cierto renombre, sino, antes bien, de una manifestación de carácter popular y oral. De igual modo, asociaban el humor con temas «bajos» presuponiendo con ello que los seres humanos siempre tendemos a «lo alto» o a «lo elegante» (2003, p. 104). Al respecto, Llera (2004) se ha referido al prejuicio que tradicionalmente ha asolado al humor verbal y a quienes a él se han abocado como un tipo de maldición metonímica:

Si la tragedia del humorista es que no se le suele tomar nunca en serio, la del teórico del humor no le va a la zaga. La visión que se tiene de su trabajo está sujeta a una paradoja que a menudo corre el riesgo de convertirse en complejo. A la vez que el humorista “de oficio” le reprocha ser demasiado abstruso, el especialista en cuestiones del humorismo cobra fama entre sus colegas de ocuparse de naderías, difícilmente compatibles con un sueldo fijo o con una beca a cuenta de Estado. Es víctima de lo que me gusta llamar la maldición metonímica: el hecho de ocuparse de lo humorístico haría del crítico un ser también incongruente, con un discurso plagado de rupturas y ambigüedades. En suma, poco afín a la horma académica. (p. 528)

Esta serie de valoraciones peyorativas que injustificadamente han circundado el ámbito del humor verbal ha provocado, en efecto, estragos importantes en cuanto a su desarrollo dentro de la lingüística. La investigadora Belén Santana (2005), de la Universidad de Salamanca, ha señalado como una de las principales consecuencias el poco consenso terminológico (o «caos terminológico», como ella lo llama) que es posible advertir en los textos especializados en torno al humor verbal. De acuerdo con la estudiosa, una de las causas que explican el uso arbitrario de términos como humor, risa, comicidad, gracia y un largo etcétera se debe a que «la mayoría de las veces dicha investigación se llevó a cabo en la sombra o bien de forma paralela y son todavía muchas las ocasiones en que un investigador del humor se ve obligado a justificar doblemente la naturaleza de su trabajo» (p. 836).

En este contexto, no es difícil imaginar el motivo por el que el examen sistemático del humor en lingüística cuente con menos de cincuenta años de producción científica asidua, no obstante que, tal como lo apunta Attardo (1994), haya sido Platón, desde hace siglos, el primer teórico del humor en la antigüedad con su obra el Filebo (p. 18). En el campo de los estudios lingüísticos, fue Víctor Raskin quien marcó el punto de partida de la investigación del humor verbal, la cual ha pervivido hasta nuestros días. Con su libro, Semantic Mechanims of humor, publicado en 1985, resaltó la viabilidad de estudiar el humor desde una óptica lingüística. Desde su perspectiva, el análisis semántico profundo es el núcleo del enfoque del humor. Propone, entonces, la aplicación de la lingüística moderna al estudio del humor y una teoría semántica formal del humor verbal. El propósito de teoría consiste en formular las condiciones necesarias y suficientes, en términos puramente semánticos, para que un texto sea divertido. En otras palabras, si el análisis formal semántico de un texto produce un cierto conjunto de propiedades semánticas que el texto posee, en consecuencia, el texto se reconoce como un chiste. Como cualquier teoría lingüística moderna, esta teoría semántica del humor intenta coincidir con una habilidad intuitiva natural que tiene el hablante nativo, en este caso particular, la habilidad de percibir un texto como divertido, i. e., de distinguir un chiste de un no-chiste (p. 13).

La incursión de Raskin en el análisis del humor dio lugar a lo que actualmente se denomina la teoría del guion semántico, que toma como referencia probablemente el género humorístico más estudiado en este campo: el chiste, por medio de la atención exclusiva al mundo del significado a través de la semántica. Para este autor (1985), una teoría lingüística del humor solo podía explicar los fenómenos enteramente lingüísticos, por lo cual se descartaba toda producción humorística que no estuviera constituida únicamente por materia léxica (pp. 45-46). Aunque esta teoría permite estudiar textos extensos con más de un chiste, la mayor parte del libro se enfoca en los textos breves conformados por un solo chiste. Algunos de los ejemplos que incluye Raskin son

  • - Why is a looking-glass like a philosopher? Because it reflects1 [¿Por qué un espejo se parece a un filósofo? Porque reflexiona].

  • - I married her because we have so many faults in common [Me casé con ella porque tenemos muchos defectos en común].

  • - What has four legs and flies? A dead horse [¿Qué tiene cuatro patas y moscas? Un caballo muerto]. (1985, pp. 248-249)

Si bien la obra de Raskin abrió el camino para poner en escena el humor como un objeto factible de investigación, muy pronto se develaron las flaquezas epistemológicas de este acercamiento.2 Fue justamente Attardo (2017) quien se encargó de resaltar dichas carencias, entre otros, destacando la imposibilidad de estudiar el humor verbal (una producción lingüística dada en contexto) atendiendo solamente un nivel semántico. Gracias a ello, tanto Raskin como Attardo fundaron, a inicios de la década de los 90, la que se ha considerado como el parteaguas en los estudios del humor: la teoría general del humor verbal. Con esta teoría, no solo se analizó el humor en diversos niveles lingüísticos (morfología, sintaxis, fonología, etc.), sino que también se consideraron aspectos pragmáticos, textuales e incluso cognitivos3que antes simplemente no formaban parte del estudio lingüístico. Al mismo tiempo, se tomaron en cuenta ya no únicamente producciones verbales (chistes), sino una amplia gama de expresiones verbales y no verbales que abarcaban desde tiras cómicas, novelas gráficas, acertijos, etc. (Granato, 2018, p. 99) y que, desde luego, daban cuenta de la diversidad de rostros y formatos que puede adoptar el humor verbal.4

A partir de la teoría general del humor verbal, se empezó a escudriñar el fenómeno humorístico en su amplitud, como una manifestación lingüística compleja que implica el uso de la lengua en entornos comunicativos y culturales específicos, mediados por la cognición humana, la lengua y el discurso. Ello, de algún modo, representa la superación del hermetismo tradicional en el que se encontraba inmersa la lingüística. Todavía a finales del siglo pasado, estudiosos como Halliday (2003) señalaban la actitud de los lingüistas de especializarse, al margen de las aportaciones y los hallazgos de las demás disciplinas que, a diferencia de ellos, sí manifestaron un interés hacia el lenguaje dados los vínculos advertidos con sus respectivos campos de estudio. Halliday destaca que en el extranjero, y en algunos sectores, se tenía la sensación de que los lingüistas se encontraban en la lista de especies en peligro de extinción. El razonamiento se basaba en la comparación de que, cuando ocurrían los cambios climáticos, los que estaban más expuestos a la extinción eran aquellos que habían llegado a ser tan especializados como para vivir de un solo tipo de árbol. Así, estar altamente especializado constituía una clase de defensa, un modo de proteger la propia identidad. Constantemente se había recordado cómo muchos otros se alimentaban del lenguaje: filósofos, psicólogos, retóricos, patólogos del habla, expertos en comunicaciones y medios, y muchos más. Sin embargo, los aspectos significativos del lenguaje que ninguno de estos grupos tomaba en cuenta eran aprovechados por los lingüistas como una forma de retirarse y consolidar un terreno que estaba fuera del alcance de los demás. Ello explicaba aseveraciones tales como que los lingüistas se preocupaban solo por formas invariantes, de que ignoraban los aspectos cognitivos del lenguaje o bien de que consideraban que la retórica no se reconocía como parte integrante de la lingüística (p. 74).5

En el panorama actual, dadas las necesidades inmediatas a las que la vida moderna somete al hombre, la tendencia en diversas disciplinas ha sido optar por una colaboración interdisciplinaria; una perspectiva que poco a poco ha ido permeando en la lingüística y, en particular, en los llamados estudios humorísticos en los que se observa una proliferación de las investigaciones en la lingüística aplicada. Así, en lugar de establecer fronteras, muros que imposibiliten el ingreso de diversos enfoques y formas de trabajo, se ha preferido abrir un diálogo que facilite reconocer fortalezas y, sobre todo, debilidades. Con ese espíritu, se han consolidado, como referentes en el extranjero, asociaciones interdisciplinarias como la International Society of Humour Studies (ISHS), organismo fundado en 1989; la International Society for Luso-Hispanic Humor Studies (ISL/HH); sin dejar de mencionar, por supuesto, la importante labor que ha ejercido GRIALE (Grupo de investigación sobre ironía y humor verbal en español), el cual, a partir de un trabajo constante en libros, congresos, cursos, etc. se ha ocupado del estudio de temas actuales en el humor, tales como 1) el humor, el género y la identidad; 2) los elementos lingüísticos del humor; 3) el humor y la adquisición; 4) el humor y los géneros textuales; 5) el humor y las inferencias pragmáticas; 6) el humor y la enseñanza de las lenguas; 7) el humor y la ironía; 8) el humor y los discursos digitales, y 9) el humor y la traducción.6

Así pues, tal como se ha hecho manifiesto, el análisis de la lengua permite la aproximación a dominios muy amplios que atañen tanto a la composición interna de un idioma como también al uso que de él hacen los hablantes en contextos y en marcos socioculturales muy variados, es decir, la relación entre la lengua, el hombre y su medio. En el caso del humor verbal, poco aportaría en este momento realizar evaluaciones lingüísticas en términos de lo bueno o de lo malo, de lo correcto o de lo incorrecto, de lo fino o de lo vulgar, ya que «en la gramática no existen ni buenas ni malas estructuras, ni mejores ni peores construcciones, todas están presentes por algo, todas son necesarias y todas operan a la perfección en tanto que los hablantes logran comunicarse exitosamente con ellas, y la prueba de ese éxito comunicativo es que el oyente-interlocutor responde y reacciona de manera adecuada a lo que quiere o solicita el hablante» (Company, 2017, pp. 41-42). Lo anterior cobra especial relevancia, más aún, si pensamos que el humor verbal, tal como puntualiza Possenti (2003), lleva a la lengua a sus límites (p. 104), es decir, explota y explora sus muchas posibilidades creativas y enunciativas.

Hoy, con miras al cada vez más inminente medio siglo, se abre una excelente oportunidad para ocuparnos de un fenómeno universal como lo es el humor, compartido ecuménicamente en diversas sociedades, pero al mismo tiempo con un carácter increíblemente variable y heterogéneo en diversos niveles (edad, sexo, género, registro...) y, como es natural, en diferentes lenguas. Las posibilidades humorísticas son muchas y en ellas la lengua constituye el soporte que les da cuerpo y voz, sea en el discurso escrito, sea en el discurso oral, y ahora también en el digital y multimodal. Estudiando el humor, con una mirada amplia y abierta, será posible no solamente conocer la viveza de una lengua o de una variante en particular, sino también la cultura y la dinámica social que se soporta en cada una de las producciones a las que el humor da vida. No hay que olvidar que, como anota Jáuregui (2008): «el humor se presenta como la última barrera de una cultura: si entiendes sus chistes es que ya has llegado al corazón del sistema de símbolos y pensamiento de una sociedad y ya nada es desconocido» (p. 47). El humor es parte de la cultura de cualquier comunidad, así como lo es la lengua que usamos y vitalizamos cotidianamente todos los seres humanos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aliaga, L. Ma. (2018). Estudio lingüístico de los indicadores del humor. El caso de la comedia de situación. Normas, 8(1), 129-150. https://doi.org/10.7203/Normas.v8i1.13430 [ Links ]

Attardo, S. (1994). Linguistic Theories of Humor. Mouton De Gruyter. [ Links ]

Attardo, S. (Ed.). (2017). The Routledge Handbook of Language and Humor. Routledge. [ Links ]

Attardo, S. (2020). The Linguistics of Humor: an Introduction. Oxford University Press. [ Links ]

Company, C. (2017). Los opuestos se tocan: indiferencias y afectos sintácticos en la historia del español. El Colegio Nacional. [ Links ]

Granato, L. (2018). El humor en la conversación coloquial. Cuadernos de la ALFAL, 10(2), 95-114. https://www.mundoalfal.org/sites/default/files/revista/10_2_cuaderno_008.pdfLinks ]

Halliday, M. (2003). On language and Linguistics. Continuum. [ Links ]

Jáuregui, E. (2008). Universalidad y variabilidad cultural de la risa y el humor. Revista de Antropología Iberoamericana, 3(1), 46-63. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62330104 Links ]

Lacorte, M. (2016). Lingüística Aplicada. En J. Gutiérrez-Rexach (Ed.), Enciclopedia de Lingüística Hispánica. Routledge. [ Links ]

Llera, J. (2004). La investigación en torno al humor verbal. Revista de Literatura, 66(132), 527-535. https://doi.org/10.3989/revliteratura.2004.v66.i132.132 [ Links ]

López, Á. (2008). Consideraciones sobre el humor verbal. Boletín de Filología, 43(1), 241-253. https://boletinfilologia.uchile.cl/index.php/ BDF/article/view/18052Links ]

Possenti, S. (2003). Limites do humor. Língua e Literatura: Limites e Fronteiras, (26), 103-110. https://periodicos.ufsm.br/letras/ issue/view/647Links ]

Raskin, V. (1985). Semantic Mechanisms of Humor. D. Reidel Publishing Company. [ Links ]

Rivalora, J. (1991). Signos y significados. Ensayos de semántica lingüística. https://bit.ly/3naNbnULinks ]

Ruiz, L. (2010). Para una aproximación neogriceana a la ironía y al humor en español. Revista Española de Lingüística, 40(2), 95-124. http://revista.sel.edu.es/index.php/revista/article/view/87Links ]

Santana, B. (2005). La traducción no es cosa de risa: un nuevo estado de la cuestión. En L. Romana García (Ed.), Actas del II Congreso Internacional de la Asociación Ibérica de Estudios de Traducción e Interpretación (pp. 834-851). Asociación Ibérica de Estudios de Traducción e Interpretación. [ Links ]

Torres, M. Á. (1997). Teorías lingüísticas del humor verbal. Pragmalingüística, (5-6), 435-448. https://revistas.uca.es/index.php/pragma/ article/view/532Links ]

Yus, F. (2016). Humour and Relevance. John Benjamins Publishing Company. [ Links ]

1Reflect en inglés puede significar ‘reflejar’ o ‘reflexionar’.

2 The Routledge Handbook of Language and Humor (2017) es uno de los libros donde el propio Raskin y autores como Salvattore Atardo destacan el carácter limitado de la teoría, dedicada a un tipo particular de producciones humorísticas (los chistes) con base en un solo nivel de análisis de la lengua (la semántica) sin establecer diferencia entre el humor verbal y el humor referencial, como sí lo hizo tiempo después la teoría general del humor verbal, incluso a la luz de una óptica interdisciplinaria y no solo lingüística.

3Desde la teoría general del humor verbal, el estudio de inferencias, esto es, la interpretación de lo dicho y lo implicado, ha sido uno de los motivos de análisis fundamentales de diversas perspectivas cognitivas, una de ellas la teoría de la relevancia, la cual tiene como principal representante a Francisco Yus, en obras como Humour and Relevance (2016).

4Para un acercamiento panorámico sobre la investigación en torno al humor, consulte a Rivalora (1991), Torres (1997), Attardo (2020) y López (2008).

5El texto «The Context of linguistics» se incluye como uno de los capítulos del volumen On language and Linguistics (2003), pero originalmente fue publicado como parte del Report of the Twenty-fifth Annual Round Table Meeting on Linguistics and Language Study, editado por Francis P. Dinneen (1975)

6Para ahondar en las líneas de trabajo de este grupo, revise la siguiente liga: https://griale.dfelg.ua.es/, así como los trabajos de Ruiz (2010) y Aliaga (2018).

Recibido: 19 de Agosto de 2021; Aprobado: 11 de Febrero de 2022

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons