INTRODUCCIÓN
El bienestar animal es el estado de completa salud física y mental de este, el cual debe de encontrarse en armonía con su entorno (Maldonado-Cabrera et al., 2022). De acuerdo con el concepto de Una Salud, supone cuidar de los animales domesticados por el hombre, ya que los lazos afectivos con animales son trascendentales en la evolución de la especie humana. Tener un animal de compañía es una responsabilidad a largo plazo. En la actualidad muchas de las mascotas forman parte del núcleo familiar (Gómez y Páramo, 2023; González-Moreno y Maldonado-Cornejo, 2024).
El perro doméstico (Canis lupus familiaris) es uno de los animales de compañía más preferido por el ser humano (Elgier et al., 2009), empleándolo como animal de trabajo, como guardián de la vivienda, como entretenimiento, como modelo de investigación, como guía para discapacitados, como manantial de afecto para los propietarios, y como objeto de culto, entre otros (Hsu y Serpell, 2000). Actualmente, se considera que la tenencia responsable del perro se da cuando el propietario se compromete a brindarle protección, alimento, albergue, salud y trato apropiado durante toda su vida, además de, prevenir mordeduras o transmisión de enfermedades infecciosas del can a la comunidad, a otros animales o al ambiente (Chavez et al., 2019). El número de perros domésticos alrededor del mundo se estimó en 300 millones en 1998; sin embargo, los conocimientos de los propietarios, que garanticen la calidad de vida de los perros, aún son insuficientes (Gómez y Páramo, 2023).
Para alcanzar el bienestar de los perros, debe de interactuar adecuadamente el componente animal (trastornos del comportamiento y necesidades básicas insatisfechas) y el componente humano (relación entre el perro y el hombre) (Castillo-Cuenca et al., 2012). En consecuencia, el objetivo del presente estudio fue estimar el nivel de bienestar animal de los perros domésticos de la ciudad de Andahuaylas y los factores asociados.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio fue transversal, observacional y analítico. Se desarrolló en Andahuaylas, ciudad capital de la provincia del mismo nombre, en la región Apurímac, Perú. La zona se encuentra a 2926 msnm y cuenta con una superficie de 363.8 km2, de clima templado, medianamente lluvioso y con amplitud térmica moderada, temperatura mínima de 6.3 °C y máxima de 20 °C (SENAMHI, 2020) y tiene una población de 42 268 habitantes (INEI, 2018).
Población y Tamaño de Muestra
La población en estudio estuvo conformada por 50 087 viviendas particulares de la zona urbana o periurbana de la ciudad de Andahuaylas (INEI, 2018), poseedoras de por lo menos un perro cachorro (≤3 meses), joven (4 a 7 meses), adulto (8 meses a 7 años) o senil (≥8 años) (categorías de edad adaptadas del estudio de Harvey [2021]).
El tamaño de muestra fue de 382 viviendas, estimado a través de un muestreo simple al azar. Sin embargo, se consiguió recolectar 400 muestras distribuidas equitativamente entre los tres distritos que componen la ciudad (Talavera, Andahuaylas y San Jerónimo), considerando solo las zonas comerciales. El tamaño de la muestra se estimó con la ayuda de la fórmula n = NZ2 PQ / E2 (N-1) + Z2 PQ, donde: N = cantidad de viviendas particulares en la provincia de Andahuaylas: 50 087; Z = nivel de confiabilidad (95%): 1.96; P = proporción de la población con la característica deseada: 0.5; Q = 1-P: 0.5; E = nivel de error en las mediciones (5%): 0.05; n = tamaño de la muestra: 382.
Técnicas de Investigación
Se utilizó una guía de observación basada en la metodología para estimar el bienestar animal en canes y gatos como principales animales de compañía, diseñada por Castillo-Cuenca et al. (2012). La guía estuvo compuesta de preguntas cerradas (sí/no y opción múltiple), en la que el bienestar animal se establece a partir de los componentes animal (trastornos del comportamiento y necesidades básicas del perro) y humano (relación humano-animal).
El bienestar animal se estimó del puntaje conseguido con la guía de observación. Se aplicó una encuesta, empleando como instrumento la guía de observación (cuestionario), la cual tuvo una duración de aproximadamente 15 minutos por vivienda. El personal del equipo de investigación estuvo debidamente identificado con una credencial emitida por la División de Salud Ecológica y Medio Ambiente de la Municipalidad Provincial de Andahuaylas para poder ingresar al domicilio de los encuestados y realizar la entrevista y observación de los perros.
Estimación del bienestar animal: componente animal
En la estimación del bienestar animal se valoró primeramente el componente animal, identificando los trastornos del comportamiento (cuantificación de la manifestación de comportamientos anormales o comportamientos estereotipados), con un puntaje máximo de 60 puntos, y cuatro necesidades básicas insatisfechas (10 puntos por cada una):
Estructura social interespecífica: medición de las necesidades sociales insatisfechas en un orden social interespecífico, considerando el vínculo con otros animales y calculando las manifestaciones de agresión o aproximación con otros animales,
Desarrollo: percepción de los factores que limitan al perro a desenvolver su conducta y desarrollo normal,
Aprendizaje: valoración de las necesidades de adiestramiento insatisfechas, identificando los impedimentos en el progreso del aprendizaje, advirtiendo el desarrollo en el adiestramiento, y
Necesidades fisiológicas específicas e individuales: evaluación de factores físicos que intervienen con el perro y lo limitan en la ejecución de los procesos fisiológicos (alimentación y estado de salud del perro).
El puntaje final debe fluctuar entre 1100, interpretándose cualitativamente en categorías nominales, tales como: Bajo (0-32 puntos); Medio (33-65 puntos) y Alto (66-100 puntos) (Castillo-Cuenca et al., 2012).
Estimación del componente humano: relación humano-animal
Corresponde a la relación existente entre el perro y el hombre y está compuesto de cinco atributos (20 puntos por atributo):
Selección del perro: percepción de las singularidades físicas y comportamentales del perro para su uso en la vivienda,
Socialización del perro: valoración del vínculo del perro con los instructores y otros individuos,
Adiestramiento: valoración de la conducta y progreso en el adiestramiento,
Cuidados básicos y convivencia adecuada: estimación de la salud del perro, sus peculiaridades físicas, ambientales y emocionales.
El puntaje final debe resultar entre 1-100, traduciéndose cualitativamente en categorías nominales, tales como: Bajo (0-32 puntos); Medio (33-65 puntos) y Alto (66-100 puntos) (Castillo-Cuenca et al., 2012).
Estimación del bienestar animal
El bienestar animal global se estimó sumando los puntajes del componente animal (trastorno del comportamiento y necesidades básicas del perro) y el componente humano (relación humano-animal), aplicando la fórmula: BA = CA + CH, donde BA = Bienestar animal, CA = Componente animal y CH = Componente humano. En consecuencia, el nivel de bienestar animal se expresa cualitativamente con tres categorías nominales: Bajo (0-67 puntos); Medio (68-135 puntos) y Alto (136-200 puntos).
Estimación del bienestar animal territorial
El nivel de bienestar animal en un territorio determinado se estima con la formula siguiente: EBAT = ΣBA/n, donde EBAT = Estimación del Bienestar Animal en cada territorio; ΣBA = Sumatoria del puntaje del bienestar animal correspondiente a cada sujeto, y, n = Cantidad de sujetos a quienes se les valoró el bienestar animal. Consecuentemente, la interpretación cualitativa en categorías nominales es: Bajo (0-32 puntos); Medio (3365 puntos) y Alto (66-100 puntos) (Castillo-Cuenca et al., 2012).
Procesamiento y Análisis de Datos
La información conseguida fue sistematizada. Los datos resultantes fueron analizados con el programa para análisis epidemiológico de datos Epidat 4.2, a través del estadístico Chi cuadrado, con intervalos de confianza al 95% y un valor de p<0.05 como nivel crítico de significancia.
RESULTADOS
Características de los perros
Se recabó información de 616 perros de 400 viviendas (Cuadro 1). La mayoría de los perros fue del tipo criollo (84.9%), seguida de perros raza Pequinés (6.3%), Pastor alemán (2.9%), Cocker Spaniel inglés (1.8%) y otras (Shih tzu, Labrador, Pitbull, Rottweiler, Schnauzer, Samoyedo, Beagle y Basset hound). Asimismo, 69.3% fueron machos y 30.7% hembras, en tanto que la mayoría fue adulta (73.7%).
Características de los propietarios de los perros
La mayoría de los propietarios tenían educación superior (41%), seguida de educación secundaria (35%). Además, 64.3% de los propietarios vivían en zona urbana y el 35.8% restante en zona periurbana. Por otro lado, 65% tenían 1 solo perro y 23.8% tenían 2 perros (Cuadro 2).
A) Componente animal
Trastornos del comportamiento de los perros
El 31.3% de los perros mostraron cierto tipo de agresión, 28.3% presentaron miedo y 21.4% mostraron ansiedad por separación (p<0.01; Cuadro 3). Asimismo, 52.3% presentó un solo trastorno de comportamiento, 14.1% dos o más trastornos y 33.6% no mostraron trastorno alguno, siendo los trastornos problemas de agresividad (32%), miedo (25.7%) y ansiedad (21%) (Cuadro 4).
Cuadro 3. Trastornos del comportamiento de perros de la ciudad de Andahuaylas, Perú (n=616 perros)

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Cuadro 4. Puntuación1 y frecuencia de trastornos de comportamiento2 de los perros de Andahuaylas, Perú

1 n=616; 2 n=409 perros
En el Cuadro 5 se puede observar que los trastornos de comportamiento de los perros domésticos estuvieron asociados a la edad, notándose que los perros de edad senil presentaron la mayor frecuencia de agresión (72.9%) y miedo (35.6%), en tanto que los jóvenes presentaron mayor frecuencia de ansiedad por separación (55.1%) (p<0.01). La raza y el sexo no evidenciaron asociación estadística significativa con los trastornos de comportamiento (p>0.05).
Cuadro 5. Trastornos de comportamiento de perros en Andahuaylas, Perú, según raza, sexo y edad

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Alimentación de los perros
El 88% de los perros tuvieron un estado nutricional adecuado, 9.6% fue alimentado apropiadamente, 58.8% fue alimentado con la frecuencia necesaria para su edad y 23.7% tuvo acceso al agua ad libitum (p>0.05; Cuadro 6). No se encontró asociación significativa entre la alimentación de los perros según raza, sexo o edad con el estado nutricional, consumo de alimento, frecuencia de alimentación y acceso al agua (p>0.05).
Salud de los perros
La mayoría de los perros no había tenido atención veterinaria (87.3%), ni vacunaciones o desparasitaciones (87.5%), ni presentó algún signo de enfermedad (95.1%), pero tuvo acceso al área de eliminación de excretas (56.2%) (p<0.01; Cuadro 7). Por otro lado, la salud los perros estuvo asociada a la raza (p<0.01; Cuadro 8), donde los perros Shar pei, Shih tzu, Pitbull, Bóxer, Samoyedo, Beagle y Basset Hound tuvieron 100% de atención veterinaria, vacunaciones y desparasitaciones, en contraposición con los criollos que solo 7.6% tuvo acceso a dichas atenciones. Asimismo, los perros Labrador y Shar pei presentaron las mayores frecuencias de algún signo de enfermedad (33.3 y 20%, respectivamente), en tanto que los perros que tuvieron mayor acceso al área de eliminación de excretas fueron los Pitbull y Schnauzer (100 y 75%, respectivamente). El sexo y la edad no estuvieron asociados a las variables de salud en estudio (p>0.05).
Necesidades insatisfechas de los perros
La mayoría de los perros presentó dos o más necesidades insatisfechas en cuanto a su desarrollo (87.5%), a su aprendizaje (68.7%) y a su fisiología específica e individual (89%). Sin embargo, en cuanto a su estructura social, la mayoría de los perros presentó solo una necesidad insatisfecha (68.3%) (p<0.01).
B) Componente Humano
Relación humano-animal
El Cuadro 9 muestra el precario vínculo humano-animal de los propietarios con sus perros, donde la mayoría de los propietarios no realizaron pautas de selección al momento de adquirir al perro (92.8%), no admitían que el perro se relacione con otros de su especie o personas ajenas a la familia (54.3%), no lo adiestraron con órdenes simples (71.3%), no realizaban los cuidados básicos que requiere el perro (72%), ni le ofrecían albergue propio perro (60.3%) (p<0.01).
Cuadro 9. Vínculo humano-animal de los propietarios con sus perros en Andahuaylas, Perú (n=400)

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No obstante, se observó asociación estadística significativa entre el vínculo humano-animal y la zona de residencia de los propietarios (Cuadro 10). Así, en la zona urbana se realizaron mayores pautas de selección para adquirir al perro (8.2%), permitieron que el perro se relacione con otros canes o personas (52.9%), adiestraron al perro con órdenes simples (31.9%) y brindaron cuidados básicos al perro (30%), mientras que en la zona periurbana los propietarios ofrecen a sus perros albergue propio afuera de su dormitorio y con libre acceso al sitio de expulsión de excretas (54.5%) (p<0.01). Por otro lado, el nivel educativo de los propietarios no mostró asociación significativa con el vínculo humano-animal (p>0.05).
Cuadro 10. Vínculo humano-animal del propietario con sus perros, según nivel educativo y zona de residencia en Andahuaylas, Perú

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Estimación del bienestar animal
La Figura 1 muestra que la mayoría de los perros de, acuerdo a los componentes animal (CA) y humano (CH) (57.3 y 56.0%, respectivamente), tuvieron un nivel de bienestar bajo. En consecuencia, el bienestar animal (CA+CH) de la mayoría de los perros fue de nivel medio (52.9%). De igual manera, el bienestar animal territorial (BAT) de los perros de la zona urbana y periurbana de la ciudad de Andahuaylas también fue de nivel medio.
DISCUSIÓN
Características de los perros
El estudio evidenció que la mayoría de los perros de la ciudad de Abancay fueron del grupo racial criollo, machos y adultos, al igual que otros reportes realizados en la región (Valderrama y Serrano, 2020; Retamozo-Hurtado y Valderrama-Pomé, 2022), así como en algunas zonas de Colombia (Florez y Solano, 2019), Brasil (Baquero et al., 2018), Guatemala (Alvarado-Pérez, 2017) y Chile (Morales et al., 2019; Chavez et al., 2019).
Los perros criollos o mestizos se presentan en mayor proporción debido a que, en la población, se viene acrecentando el interés por la adopción de mascotas mestizas (Florez y Solano, 2019). Por otro lado, el adquirir un perro de raza pura suele generar gastos económicos elevados (Harada et al., 2019) que las familias no estarían dispuestas a asumir, considerando que, el nivel de pobreza del distrito de Andahuaylas es de 25.9% (INEI, 2018). La predilección de tener perros machos en vez de hembras se debería a la creencia que los machos son mejores guardianes (Retamozo-Hurtado y Valderrama-Pomé, 2022), además de las molestias generadas por los ciclos estrales de las hembras y sus gestaciones inesperadas, así como, la consiguiente asistencia a los cachorros (Pino-Rodríguez et al., 2017; Valderrama y Serrano, 2020).
En cuanto a la edad, los perros adultos (8 meses a 7 años) se presentaron con mayor frecuencia debido al papel de guardián que los propietarios suelen destinarles (Gutiérrez et al., 2007). Así mismo, al estar con una edad de plenitud reproductiva, la Municipalidad de Andahuaylas debería de emprender programas de control de natalidad para evitar que la población canina se incremente considerablemente en los próximos años (Pino-Rodríguez et al., 2017; Harada et al., 2019).
Características de los propietarios de los perros
La mayoría de los propietarios tenían un solo perro, al igual que reportes previos efectuados en Perú, tales como en Abancay (Valderrama y Serrano, 2020), Ayacucho (Cuzcano et al., 2018), Callao (Rendón et al., 2018; Harada et al., 2019) y Lima (Esparza et al., 2020,), así como en Cuba (Pino-Rodríguez et al., 2017) y Chile (Morales et al., 2009). La tenencia mayoritaria de un solo perro en la vivienda es importante, debido a que, cuanto más perros haya en el domicilio, se incrementa la probabilidad de contraer enfermedades zoonóticas (Harada et al., 2019; Esparza et al., 2020).
La mayoría de los propietarios tenían estudios superiores, a diferencia de otro reporte realizado en un asentamiento humano limeño, donde la mayoría de los propietarios tuvieron secundaria completa (Esparza et al., 2020). Esto se debería a que Andahuaylas es la segunda ciudad de mayor importancia en la región Apurímac y cuenta con una universidad nacional.
A) Componente animal
Trastornos del comportamiento
Los perros mostraron agresión (31.3%), miedo (28.3%) y ansiedad por separación (21.4%), en proporciones considerables. Sin embargo, un estudio realizado en Lima reportó 27.2% de comportamiento agresivo y solo 10% de perros con ansiedad (Sal y Rosas et al., 2010), en tanto que un estudio en Bogotá, Colombia, reportó que 80% de perros mostraron agresividad y miedo (Calle, 2015). La agresividad es un ingrediente propio de la conducta social del perro y comprende una gran diversidad de comportamientos, desde actitudes corpóreas y gestos faciales tenues, hasta agresiones peligrosas (Sal y Rosas et al., 2010), por lo que la agresión canina constituye un sustancial problema de salud pública, además de ser un motivo habitual de abandono o de eutanasia (Calle, 2015; Damián, 2021). Igualmente, la agresividad se genera por la tenencia irresponsable de los propietarios (Obispo y Valderrama, 2023).
Las manifestaciones de miedo en los perros corresponden a un comportamiento normal, ya que alertan y fortalecen los sentidos para una situación de evasión, no obstante, algunos canes dan muestras exageradas de temor (jadear, vocalizar, etc.), inclusive intentando escapar frenéticamente, con la probabilidad de producirse lesiones y ocasionar destrozos en la vivienda (Calle, 2015). El miedo es el reflejo de una deficiente socialización de los canes por parte de los propietarios o de experiencias traumáticas sufridas por los perros (Sal y Rosas et al., 2010).
La ansiedad por separación se define como la aprehensión por el alejamiento de personas significativas de un entorno familiar. Estaría vinculada con el miedo, porque ante la ausencia del propietario son comunes la vocalización, la destrucción y el ensuciar la vivienda (Appleby y Pluijmakers, 2003).
Los perros seniles presentaron mayor frecuencia de agresión y miedo, posiblemente debido a que han pasado más tiempo en las calles y su nivel de bienestar suele ser medio bajo (Salonen et al., 2023), podrían ser nuevos en la calle o habrían experimentado experiencias negativas con humanos (Chavez et al., 2019). Por otro lado, los perros jóvenes presentaron mayor frecuencia de ansiedad por separación debido al hiper apego (Appleby y Pluijmakers, 2003).
El sexo y la raza no estuvieron asociados con los trastornos de comportamiento; no obstante, los perros criollos suelen ser criados sin confinamiento, manteniendo mayor contacto social con otros perros y con individuos extraños. Por lo que, los trastornos de comportamiento estarían supeditados a factores tales como las condiciones de la tenencia, socialización y estado de salud del perro (Obispo y Valderrama, 2023).
Alimentación
La mayoría de los perros tuvo un estado nutricional adecuado (88%) y fue alimentado con la frecuencia necesaria para su edad (58.8%). Al estado nutricional adecuado se le denomina también como bienestar físico, donde se valora la nutrición y la condición sanitaria, acatando así dos de las cinco libertades (González-Moreno y Maldonado-Cornejo, 2024). La dieta debe de ser completa, balanceada, digestiva, agradable, suficiente y segura (PAOT, 2022). Existen muchos factores relacionados con la alimentación, tales como la periodicidad, tiempo, ubicación y técnica de alimentación, además de factores ambientales como el sitio y la calidad del entorno del perro (WSAVA, 2023).
La alimentación inadecuada se debe a que, a pesar de existir alimento concentrado comercial para perro, adaptado a sus necesidades específicas, muchos propietarios suelen creer que es más barato alimentar al can con comida a casera (Matute et al., 2003), especialmente si el perro es mestizo/criollo. Por otro lado, considerando que 63.3-81.0% de los perros de ciudades adyacentes a Andahuaylas deambulan libremente por las calles (Valderrama y Serrano, 2020; Retamozo-Hurtado y Valderrama-Pomé, 2022), logran cubrir sus necesidades alimenticias (Chavez et al., 2019).
Salud
La mayoría de los perros no tuvo atención veterinaria (87.3%), ni vacunaciones o desparasitaciones (87.5%), sin embargo, solo el 4.9% mostró algún signo de enfermedad. La insuficiente atención veterinaria mostrada en este estudio difiere significativamente de lo reportado en la ciudad vecina de Abancay (Valderrama y Serrano, 2020) y de otras ciudades de Colombia, donde la mayoría de los perros cuenta con atención veterinaria anualmente (Gómez, 2012), lo que evidencia el descuido sanitario de estas mascotas y el riesgo latente para la salud pública por la manifestación potencial de infecciones zoonóticas. Por otro lado, la vacunación (con excepción de la rabia) y desparasitación de perros en Perú no están legisladas, por lo tanto, en vez de ser realizadas por un médico veterinario colegiado y habilitado para ejercer la profesión, suelen ser perpetradas por cualquier individuo sin los conocimientos y criterios científicos requeridos (Rubio et al., 2018); concomitantemente, la venta de vacunas y fármacos antiparasitarios suele ser realizada sin receta del médico veterinario (Muñoz-Caro et al., 2023).
La mayoría de los perros del estudio tuvo acceso al área de eliminación de excretas (56.2%); sin embargo, son numerosos los motivos por los que un can podría miccionar y defecar en las habitaciones de la vivienda, tales como adiestramiento insuficiente, micción por excitación y micro micción por sumisión en perros jóvenes, mientras que en adultos suele ser por marcación territorial y ansiedad por separación (ANACP, 2009).
La salud de los perros estuvo asociada a la raza debido a que, los perros de raza pura son más vulnerables y, por lo tanto, requieren de mayor cuidado e inversión económica (Ballén-Molina et al., 2021), mientras que, el criollo es genéticamente más rustico debido a su vigor hibrido y a la menor probabilidad de enfermar (Donner et al., 2019).
B) Componente Humano
Relación humano-animal
La relación humano-animal fue precaria debido a que la mayoría de los propietarios no realizaron pautas de selección en la adquisición del perro (92.8%), no admitían que se relacione con otros canes o personas foráneas a la familia (54.3%), no le adiestraron con ordenes simples (71.3%), no le dieron los cuidados básicos requeridos (72%), ni le ofrecieron albergue propio con libre acceso al sitio de expulsión de excretas (60.3%). Las pautas de selección al momento de adquirir un perro podrían comprometer su bienestar, ya que, los potenciales propietarios suelen no ser conscientes del tiempo, energía y compromiso económico que implica adquirir un can.
Si no se socializa adecuadamente a las mascotas desde cachorros, tendrán un mayor riesgo de tener comportamientos problemáticos durante la edad adulta, tales como agresión y miedo (McEvoy et al., 2022). Las prácticas de socialización deben de facilitar diversos tipos de experiencias con personas y objetos que el perro encontrará eventualmente a lo largo de su vida; de esta manera, adoptará comportamientos sociales positivos con los humanos (Howell et al., 2015).
El vínculo humano-animal implica una relación interactiva, donde surgen varios factores relacionados con los paseos diarios, adiestramiento, sociabilización, etc. (Calle, 2015; González-Moreno y Maldonado-Cornejo, 2024). Los factores humanos, tales como la personalidad y las actitudes, repercuten en la relación exitosa humano-perro; pero, si las actitudes son negativas, el apego es inseguro y la comprensión del comportamiento del perro es mala, entonces se podría alterar esta relación (Payne et al., 2015).
En el presente estudio se encontró una asociación entre el vínculo humano-animal y la zona de residencia de los propietarios, tal es así que, a diferencia de la zona periurbana, en la zona urbana realizaron mayores pautas de selección para adquirir al perro (8.2%), permitían que el perro se relacione con otros canes o personas (52.9%), adiestraron al perro con órdenes simples (31.9%) y brindaban cuidados básicos al perro (30%). Este resultado es concordante con lo reportado por Moreno (2017), quien indica que los propietarios de zonas rurales no asumen una actitud intensa hacia el can, ni cubren sus necesidades emocionales. Además, en las periferias de las ciudades circulan pocas personas, lo que genera que los perros que viven allí sean menos sociables (Obispo y Valderrama, 2023). Sin embargo, en la zona periurbana hubo una mayor proporción de propietarios que ofrecían albergue propio a sus perros, con libre acceso al sitio de expulsión de excretas (54.5%), probablemente debido a que cuentan con mayor espacio y porque permiten que sus perros deambulen libremente por la vía pública.
Determinación del nivel de bienestar animal
El bienestar animal (CA+CH) de la mayoría de los perros, al igual que su bienestar animal territorial (BAT) fue de nivel medio, tanto en la zona urbana como en la periurbana. Sin embargo, otros estudios reportaron niveles superiores de bienestar animal, como los realizados en Cuba y México, (Castillo-Cuenca et al., 2012; Maldonado-Cabrera et al., 2022), Ecuador (González-Moreno y Maldonado-Cornejo, 2024) y Chile (Chavez et al., 2019).
La educación de los propietarios es importante para mejorar el bienestar de sus perros. De esta manera, se podrá mejorar no solo el conocimiento y la comprensión de las personas, sino también sus valores, actitudes y creencias y, en última instancia, sus prácticas y comportamientos de tenencia de los canes (Philpotts et al., 2019).
CONCLUSIONES
Los trastornos de comportamiento identificados en los perros de Andahuaylas estuvieron asociados con la edad.
La salud los perros estuvo asociada con su raza.
Existió asociación entre el vínculo humano-animal y la zona de residencia de los propietarios.
El bienestar animal y bienestar animal territorial de la mayoría de los perros fue de nivel medio.