INTRODUCCIÓN
El puercoespín Coendou rufescens es una especie de roedor sudamericano, distribuido en la región Andina de Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador (Narváez-Romero et al., 2018). Las especies del género Coendou son herbívoros, arborícolas y con comportamiento de locomoción trepador (Candela et al., 2017). Morfológicamente, se caracterizan por su tamaño pequeño (320-515 mm largo total), con cola prensil menor al 40% del largo total del cuerpo y un cráneo no inflado en la región frontal (Alberico et al., 1999; Voss, 2015). Su cuerpo es densamente espinoso. La base de las espinas de color amarillo o anaranjado, la región ventral, mentón y la garganta presentan un color marrón pálido, la región del dorso es de marrón negruzco a casi negro, en tanto que la cola y patas pueden presentar una coloración negra a gris oscura y con o sin manchas en la frente (Tirira, 2007).
El puercoespín, a pesar de ser una especie de hábitos arborícolas, puede desplazarse con facilidad en el suelo (Ramírez-Chaves et al., 2020), por lo que no es ajena a la problemática del atropellamiento. Las carreteras tienen un impacto negativo en la conservación de la fauna silvestre, debido a que afecta las rutas naturales de movimiento de los mamíferos terrestres, genera degradación y aislamiento de los ecosistemas, permiten la colonización de especies invasoras y directamente aumenta el índice de mortalidad por colisiones vehiculares (Gallego-Rodríguez et al., 2019; Payán et al., 2013). En el Valle de Aburrá, C. rufescens registra una frecuencia del 5.7% de atropellamiento (Delgado-V, 2014), siendo esta zona uno de los ecosistemas más biodiversos de la región. Sin embargo, la transformación de áreas rurales y el incremento en el tránsito vehicular, la convierten en sitios con altos índices de atropellamiento de fauna silvestre (Delgado-V, 2007, 2014; Bedoya-V et al., 2018).
Los especímenes que pueden ser recuperados después de la colisión con vehículos han llegado a convertirse en una fuente importante de información biológica en diferentes grupos de fauna. La información derivada de especímenes atropellados proporciona datos sobre la distribución y conservación de las especies afectadas, además de documentar aspectos de su biología poco conocidos, incluyendo su anatomía (Lozada-Gallegos et al., 2020; dos Santos et al., 2021). El estudio post mortem de especímenes facilita la obtención de imágenes de referencia, como por ejemplo radiografías, como apoyo para identificar aspectos no perceptibles durante la necropsia, complementando el estudio forense (Massad et al., 2016; Arguedas et al., 2019; Gallego-Rodríguez et al., 2019). Adicionalmente, se facilita la recolección de otros tejidos o materiales, como contenido estomacal, heces, raspados intestinales, que se convierten en una fuente primaria de información sobre la circulación de agentes patógenos en las poblaciones naturales, siendo altamente relevante en el contexto de la salud pública (Richini-Pereira et al., 2010).
REPORTE DEL CASO
Procedencia del Espécimen
El individuo estudiado fue identificado como Coendou rufescens, principalmente por sus características morfológicas externas, proporción cuerpo-cola y por los registros de distribución de la especie para la localidad en la que fue encontrado. El espécimen correspondía a un macho aparentemente adulto, que fue reportado como atropellado en la Vía El Escobero del municipio de Envigado (Antioquia, Colombia) por una entidad ambiental de dicho municipio. El espécimen fue recolectado y congelado para la necropsia en la unidad Forense de la Corporación Universitaria Remington. La Corporación cuenta con el aval para la recolección de especímenes de fauna silvestre con fines de investigación científica no comercial, avalado por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) en la Resolución 00652 de 13 de abril de 2020.
Evaluación Radiográfica
Se hizo un estudio radiográfico con un equipo Diagnostic X-Ray Unit modelo VET RAY 4 O (USA) y un digitalizador de imagen Digital Flat Panel Detector (iRay Tecnhnology) modelo Venu 1417v-PSI. Se posicionó al espécimen para la toma del aspecto lateral derecho (Lder) para la evaluación del esqueleto axial. Además, se tomaron vistas dorsoventral y ventrodorsal (DV y VD). Al igual que en la investigación de Zapata et al. (2021). La calibración del equipo y el cálculo de kilovoltaje y miliamperaje se basaron en la regla de Santes, la cual dicta que el valor resultante de la medición de la estructura a radiografiar (en centímetros), es multiplicada por dos (2) y se le suman 30, 40 o 50 como constantes para abdomen, hueso y tórax, respectivamente (Regla resultante: Kv = cm x 2 + (30), en el caso del abdomen).
Se observaron múltiples fracturas en el cráneo, lo que hizo irreconocible las piezas que lo componían. Solo se pudo diferenciar la parte rostral del maxilar que posee la dentadura superior con evidente fractura del hueso incisivo. Las mandíbulas unidas por la sínfisis se observaron fuera de posición con fractura transversal en incisura mandibular y aparente pérdida de cóndilos; lo que sugiere ser la bulla timpánica se pudo diferenciar en la radiografía lateral (Figura 1A). Es evidente el desprendimiento de la cabeza de la región cervical, observando la vértebra C1 fuera de su contacto condilar occipital, y fracturada.
En la Figura 1B se observó un evidente mal posicionamiento de la escápula izquierda, la cual se encuentra desplazada cranealmente a la región cervical, sugiriendo desgarro y desprendimiento completo de la sinsarcosis natural de este punto. También se observó fractura clavicular del mismo miembro. Se aprecian al menos tres fracturas evidentes en la escápula izquierda en la porción media dorsal. También se observó una fractura longitudinal en el cuerpo vertebral de C7. Se hallan múltiples fracturas costales bilaterales principalmente en la parrilla costal derecha, casi en la totalidad de esta última (Figura 1C). No se evidenció la silueta cardiaca, y la silueta traqueal torácica y cervical pueden apreciarse parcialmente. Adicionalmente, se observó atelectasia pulmonar con mayor acento en hemitórax derecho, y enfisema subcutáneo inguinal izquierdo y patrón gaseoso difuso en parche dentro del abdomen, asociado a descomposición cadavérica o neumoperitoneo postraumático. El estudio permitió identificar fractura acetabular izquierda en el hueso coxal (Figura 1D).
Evaluación Anatomopatológica
El individuo medía 53 cm de largo, desde la cabeza hasta el final de la cola. Se encontraron múltiples lesiones que involucran el sistema tegumentario, músculo esquelético y sistema nervioso (Figura 2A). Se identificó politraumatismo en la cabeza y cuello, con pérdida de la parte superior del cráneo (a partir de la maxila), lo que no permitió la evaluación de las vías aéreas superiores, ojos, anexos oculares y el encéfalo. Se observaron múltiples fracturas mandibulares, con el desprendimiento de múltiples piezas dentarias (Figura 3). Adicionalmente, se evidenciaron múltiples perforaciones en el cuello y en la zona perianal, permitiendo una comunicación con la cavidad pélvica.
En el proceso de necropsia se realizó un corte primario por la línea media desde el ano hasta el cuello. Se ingresó a la cavidad abdominal y torácica. Para esta última se realizó un corte en forma de escudo en la parrilla costal y se incidió ligeramente el cuello hasta ubicar la tráquea y el esófago. Gran parte de la cavidad oral estaba ausente, incluyendo el seccionamiento de la lengua, pérdida de múltiples piezas dentarias (se encontraron cuatro piezas libres) (Figura 3A y 3B) y varias perforaciones en el esófago. En el estómago se observó escaso alimento digerido y los intestinos presentaban contenido en proceso de putrefacción.
En la inspección del sistema cardiovascular se observó hemorragia severa en la cavidad torácica, con presencia de escasos coágulos formados post mortem. Se evidenció la ruptura del corazón a nivel de ambos atrios (Figura 4). Los pulmones presentaban coloración rojiza oscura difusa.
Otros sistemas que presentaron cambios que no se relacionaron con la causa de muerte incluyó al sistema urinario, que presentó la relación corticomedular conservada de ambos riñones; sin embargo, el riñón derecho mostró una coloración ligeramente parda de la corteza. En el lumen de la vejiga se evidenciaron dos estructuras irregulares, de coloración parda, ambas de aproximadamente 0.5 x 0.3 cm, compatibles con urolitos. El bazo estaba ligeramente pálido.
DISCUSIÓN
Los accidentes vehiculares con fauna silvestre son eventos comunes y representan uno de los principales factores de mortalidad de mamíferos terrestres (Barthelmess y Brooks, 2010). La mayor parte de los reportes enfocan esta problemática desde el ámbito epidemiológico, determinando la proporción de especies afectadas, y son muy pocos los que analizan los casos individuales, como el análisis post mortem (Arguedas et al., 2019; Gallego-Rodríguez et al., 2019). Este es el primer reporte en Colombia que desarrolla el caso de un puercoespín (Coendou rufescens) desde una evaluación post mortem y radiográfica.
El espécimen sufrió lesiones principalmente en el tren anterior, afectando el cráneo, tórax y extremidades anteriores. De forma similar, Arguedas et al. (2019), al evaluar las lesiones en 10 osos hormigueros atropellados (Tamandua mexicana), indicaron 61% de lesiones en el tren anterior. Hallazgos similares fueron encontrados por Gallego-Rodríguez et al. (2019) en una zarigüeya común (Didelphis marsupialis). Sin embargo, en estudios donde se incluyen otras especies de mamíferos, especialmente zorros rojos (Vulpes vulpes), Garcês et al. (2021) encontraron que la mayor frecuencia de lesiones era en el abdomen y zona pélvica. También se reporta que especies de talla mediana (110 kg) tienen mayor probabilidad a ser atropelladas (Barthelmess y Brooks, 2010).
Entre las lesiones de mayor importancia que se evidenciaron en el puercoespín, fue el estallido cardíaco, generado a nivel del ventrículo derecho y de los atrios (Figura 3).
El estallido cardíaco se clasifica dentro de las heridas cardíacas como cerrada o no penetrante, y se presenta principalmente en accidentes de tránsito, caídas y aplastamiento (Alvarado et al., 2014). Según la clasificación en cardiología humana de la Asociación Americana de Cirugía y Trauma (Alvarado et al., 2014; Hanschen et al., 2015), la lesión presentada en el puercoespín se podría clasificar como grado V, siendo el máximo grado el VI.
El reconocimiento de la anatomía del cráneo y del encéfalo es fundamental para emitir juicio forense frente a un caso de traumatismo craneoencefálico, así como los patrones de lesión generado por trauma (Dempsey y Blau, 2020). El mecanismo del trauma que concuerda con los hallazgos radiológicos y patológicos sugieren compresión contundente en el cráneo (Sulaiman et al., 2014; Ressel et al., 2016; Sabes et al., 2016). Si bien un aplastamiento del cráneo puede ser la causa de muerte de un animal, el estallido cardiaco también. Sin embargo, es común que los animales atropellados se vean sometidos a diferentes tipos de fuerzas que ocasionan daños igualmente diversos en sus órganos, lo que dificulta, en ocasiones, establecer la manera de muerte (Intarapanich et al., 2016).
CONCLUSIÓN
La evaluación post mortem en animales atropellados es un procedimiento que permite identificar el mecanismo patológico de la causa de muerte, más allá de lo evidenciado a simple vista en el cadáver.
El análisis radiográfico es una ayuda paraclínica de gran utilidad en los animales fallecidos por politraumatismo, permitiendo complementar la información recolectada en la necropsia.