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Anales de la Facultad de Medicina
versión impresa ISSN 1025-5583
An. Fac. med. v.66 n.1 Lima ene./mar. 2005
Ética, atención de salud y tecnología
Para Sabater, la ética es el arte de vivir mejor; pero, para ello, dos condiciones son necesarias, la libertad y la responsabilidad.
Se es responsable cuando se es capaz de responder por lo que se hace; vale decir, capaces de explicar la razón de nuestros actos. Libertad significa tener derecho a elegir entre diversas opciones que la vida o nuestra sociedad nos ofrece, pero, al mismo tiempo, aceptar que otros también tienen los mismos derechos y que sus elecciones y las nuestras pueden cruzarse y generar conflictos.
El médico, como profesional de salud, por el adiestramiento recibido y la facultad que la ley le otorga, dispone de los conocimientos y habilidades necesarios para usarlos en bien del paciente que le toca servir. Como profesional liberal, además, tiene la libertad de elegir para aquél, la mejor opción terapéutica y ofrecerle el mayor bienestar y calidad de atención; y de ser aceptado, asumir la responsabilidad de explicar el por qué de sus intervenciones asumiendo los riesgos y consecuencias.
El paciente, por su lado, premunido también de libertad y responsabilidad, podrá ejercer con autonomía, al interior del acto médico, sus propias elecciones.
En tal transacción de mutuas libertades y responsabilidades ha de generarse la fe en el médico, aquel sentimiento tan elusivo a la explicación como cierto en su presencia, que facilita el influjo terapéutico galénico y moviliza los más recónditos sistemas de defensa biológica alimentados por la esperanza. Y en la compleja trama que conjuga estas variables en el marco de la relación médico paciente, reposa el centro de gravedad de todo acto médico en cuanto a sus bondades diagnósticas y terapéuticas.
En tal visión, la medicina fue siempre ciencia y arte. Hoy, esta perspectiva se encuentra empalidecida por el impacto que en la relación citada ejerce la creciente tecnología, que no sólo la deforma y disminuye sino que amenaza con extinguirla.
Se entiende así, por qué en todos los países del mundo los gobiernos están preocupados por el alto costo y la creciente deshumanización de la atención de salud, pues la tecnología crea en el hospital un ambiente tecnificado, no humano que obliga al profesional de salud a crear nuevos repertorios de conductas automatizadas ante el paciente y a confiar más en la máquina que en sus competencias diagnósticas y terapéuticas clínicas.
Frente a este panorama, debemos saludar con beneplácito la publicación de artículos de reflexión ética, como el que aparece en el presente volumen: La ética y la técnica contemporánea: implicaciones en el Área de la Salud, de Santos y Lorenzini, que, apuntando con seriedad y destreza al análisis crítico del problema citado, intenta rescatar la verdadera naturaleza y dignidad humanas en la atención en salud.
Dr. Alberto Perales Cabrera
Instituto de Ética en Salud, Facultad de Medicina
Universidad Nacional Mayor de San Marcos