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Areté

versión impresa ISSN 1016-913X

arete v.23 n.2 Lima  2011

 

ARTÍCULOS

 

Resonancias platónicas en la serie de fragmentos 33-36 del Protréptico de Aristóteles

Platonic echoes in the 33-36 fragments of Aristotle’s Protrepticus

 

Claudia Seggiaro

Universidad de Buenos Aires

 


Resumen

El objetivo del presente trabajo será examinar la serie de fragmentos 33-36 del Protréptico a la luz de la posible influencia platónica. La tesis que intentaremos poner a prueba es que, pese a que la definición de ciencia como el conocimiento de las causas y la identificación de estas con los principios de lo real es una concepción esencial del platonismo, el hecho de que encontremos en el Protréptico la influencia de esta concepción no nos permite inferir que Aristóteles se esté refiriendo allí a las Ideas platónicas o a los números ideales defendidos por su maestro ya sea en su obra exotérica o en sus enseñanzas orales. Desde nuestra perspectiva, si bien pareciera ser indudable que, al momento de escribir el Protrético, Aristóteles se nutre de algunas de las principales tesis platónicas que condicionarán su propia manera de entender la realidad, también pareciera ser innegable que Aristóteles tiene una postura crítica respecto de algunas de las concepciones defendidas en el núcleo de la Academia.

Palabras clave: Protréptico, Aristóteles, Platón, teoría de las Ideas, principios.

 


Abstract

The aim of this paper is to examine the series of fragments 33-36 of the Protrepticus under the light of a possible Platonic influence. Our thesis is that, despite the fact that the definition of science as the knowledge of causes and the identification of these with the principles of reality is an essential conception of Platonism, the fact that we find in the Protrepticus the influence of this conception does not allow us to infer that Aristotle is referring there to the Platonic Ideas or to the ideal numbers defended by his teacher whether it be in his exoteric work or his oral teachings. From our perspective, even though it seems undeniable that, at the time when he wrote the Protrepticus, Aristotle nourished from some of the main Platonic theses, theses which will determine the way in which he understands reality, it is also undeniable that Aristotle held a critical stand in front of some of the conceptions defended in the nucleus of the Academy.

Key words: Protrepticus, Aristotle, Plato, Theory of Ideas, principles.

 


Algunos intérpretes, entre ellos Krämer1, Reale2 y Berti3derar que hay en los fragmentos conservados del Protrépticomente en la serie de fragmentos 33-364, alusiones a teorías de clara raigambre platónica. Por tal motivo, han utilizado esta serie de fragmentos como un testimonio para explicar dichas teorías o concepciones. En un artículo relativamente reciente5, Berti intenta demostrar que se puede rastrear una ética en las llamadas doctrinas no escritas de Platón. Desde la perspectiva de Berti, la serie de fragmentos 33 a 36 del Protréptico presenta el fundamento ontológico de esa ética6, razón por la cual no solo debe ser vista como un testimonio válido para la reconstrucción de las doctrinas no escritas, sino también para el estudio de la ética que se derivaría de dicha doctrina.

Ahora bien, partiendo de la base de que en los fragmentos conservados del Protréptico Aristóteles estaría presentando su propia concepción de la filosofía y teniendo en cuenta que en sus obras esotéricas rechaza algunas de las principales tesis platónicas, aceptar la tesis de Berti implica reconocer, implícitamente, una evolución en el pensamiento aristotélico. En este sentido, aunque la mayoría de los autores aceptan que existe tal evolución, el punto problemático radica en la naturaleza de esta evolución: ¿se trata de un pasaje de un platonismo a un aristotelismo?, ¿es una paulatina complejización de teorías netamente aristotélicas?, ¿consiste en una progresiva adaptación, revalorización y complejización de las teorías de su maestro? O ¿es más bien una síntesis de todas estas hipótesis? Estas interrogantes ponen en un primer plano la naturaleza de la relación entre el pensamiento platónico y el aristotélico. Por este motivo, pese a que en el presente trabajo no nos centraremos en el análisis de esta evolución, nuestro objetivo será examinar la serie de fragmentos 33-36 del Protréptico a la luz de la posible influencia platónica. La tesis que intentaremos poner a prueba es que, pese a que la definición de ciencia como el conocimiento de las causas y la identificación de estas con los principios de lo real es una concepción esencial del platonismo, el hecho de que encontremos en el Protréptico la influencia de esta concepción no nos permite inferir que Aristóteles se esté refiriendo allí a las Ideas platónicas7 o a los números ideales8 defendidos por su maestro, ya sea en su obra exotérica o en sus enseñanzas orales. Desde nuestra perspectiva, el carácter fragmentario de la obra y el estado en que los escasos fragmentos se han conservado no nos permiten afirmar que en ellos Aristóteles esté haciendo referencia a estas últimas concepciones centrales en el platonismo.

La lectura del Protréptico de Aristóteles nos pone frente a dos problemas. El primero y más evidente proviene del hecho de que se trata de una obra fragmentaria que nos ha llegado a través de fuentes indirectas. El segundo está vinculado con la datación de la obra. La mayoría de los intérpretes consideran que esta obra se habría escrito durante la permanencia de Aristóteles en la Academia, motivo por el cual tienden a leerla como una defensa de las principales tesis sostenidas por Platón. La serie de fragmentos 33-36 ha sido un importante testimonio para quienes han querido ver esta herencia platónica en el texto del Estagirita. En esta serie de fragmentos Aristóteles afirma: "Siempre es más cognoscible lo anterior que lo posterior y lo mejor por naturaleza que lo peor. Pues hay más ciencia de lo más definido y ordenado que de sus contrarios, y de las causas más que de sus efectos. Las cosas buenas son más definidas y ordenadas que las malas, igual que lo es más el hombre virtuoso que el deshonesto. Es necesario que haya entre unas y otras cosas la misma diferencia. Y lo anterior es causa en mayor medida que lo posterior, porque, si suprimimos aquello, se suprime lo que recibe su realidad de ello: la línea, si se suprimen los números; las superficies, si se suprimen las líneas; los volúmenes si se suprimen las superficies; y las llamadas sílabas si se suprimen las letras.

Es mucho más necesario que haya conocimiento de las causas y de los elementos que de las cosas posteriores a ellos, ya que estas no están entre los objetos supremos y de ellas no surgen los objetos primeros, sino que de estos y por medio de estos se originan y constituyen las demás cosas.

Si el fuego, el aire, el número o algunas otras realidades naturales son posible desconociendo aquellas"9.

Pese a que en el presente fragmento podemos ver prefiguradas muchas de las cuestiones que serán centrales en el pensamiento metafísico y epistemológico de Aristóteles, en vistas a la sistematización, reduciremos dichas cuestiones a las dos grandes tesis que han sido más debatidas:

  1. las cosas anteriores, esto es, las causas son más conocidas que las posteriores, o sea, los efectos.

  2. El bien es causa y medida de todas las cosas.

Teniendo presente el objetivo arriba señalado –rastrear la posible herencia platónica en el Protréptico– en el presente trabajo nos ocuparemos, básicamente, del análisis de estas dos tesis. En el primer apartado, nos centraremos en la identificación de las causas con las cosas anteriores y de estas últimas con los primeros principios. Con ello, intentaremos demostrar que, aunque estas identificaciones reflejan una fuerte herencia platónica, es también una concepción genuinamente aristotélica.

En el segundo apartado, analizaremos la segunda de estas tesis, esto es, la definición del bien como medida de todas las cosas. Mediante este análisis intentaremos examinar qué concepción de bien sostiene Aristóteles en el fragmento 33 y si dicha concepción representa una ruptura o una continuidad con la concepción defendida en el resto del corpus.

Lo anterior es más cognoscible que lo posterior

La concepción de ciencia es una de los puntos clave de la serie de fragmentos 33-36 del Protréptico. Sobre la base de lo allí argumentado, se puede realizar un esbozo de la concepción epistemológica que el filósofo habría sostenido al momento de escribir su obra.

Uno de los pocos trabajos que focaliza su atención en este tema y que sigue siendo relevante en la actualidad es el artículo de Strycker, "On the first section of fr. 5 A of the Protrepticus"10. La hipótesis de este autor es que la concepción de causa, explicación y ciencia que subyace en el fragmento 5 del Protréptico tiene una fuerte herencia platónica. Con el fin de demostrar esta hipótesis, Strycker realiza un análisis comparativo entre este fragmento y algunos pasajes destacados de los diálogos de Platón, entre los que podemos mencionar Fedón 99a4-7, República 475e6-479e9, 508e1–509b10 y Político 287b6-d3.

Según Strycker, la prioridad ontológica y epistemológica de lo anterior respecto de lo posterior constituye un reflejo de la teoría platónica de la inteligibilidad y causalidad de las Ideas en relación con las cosas sensibles, expuesta con toda claridad hacia el final del libro VI de República, esto es, en la analogía de la línea dividida. Desde la perspectiva de este autor, tanto para Platón como para Aristóteles, la prioridad epistemológica de los primeros principios se infiere de su prioridad ontológica, ya que los objetos de conocimiento no solo reciben de ellos su inteligibilidad sino también su ser y realidad. Según Strycker, en Platón esta teoría se expresaría por medio de dos fórmulas diferentes, aunque no equivalentes bajo la lógica aristotélica. Dichas fórmulas son: a) "lo mejor es más conocido" y b) "lo más conocido es lo mejor".

Sin embargo, además de poder trazar un correlato entre la obra platónica y los fragmentos del Protréptico, como lo hace Strycker, el análisis de dichos fragmentos nos permite también encontrar cierta continuidad entre las tesis allí defendidas y las presentadas en el resto del corpus. Así, por ejemplo, en Metafísica V, 11, 1019a1-4, al dar los diferentes significados de anterior y posterior, Aristóteles argumenta: "algunas cosas se dicen que son anteriores y 403 posteriores en este sentido, y otras que lo son según la naturaleza y la entidad: anterior, en este sentido, es todo cuanto puede existir independientemente de lo demás, mientras que estas no pueden existir sin aquel"11.

Desde la perspectiva de Berti, la definición dada por Aristóteles en el pasaje arriba citado y en los fragmentos del Protréptico presupone la identificación entre lo anterior y los primeros principios ya que estos últimos se caracterizan por ser lo primero a partir de lo cual una cosa se genera o es conocida. Por este motivo, Berti argumenta que "estamos en condiciones de concluir no solo que ‘anterior’ puede ser reemplazado por ‘principio’, sino también por ‘causa’"12.

En esta misma línea argumentativa, en Metafísica, más específicamente en I, 2, 982b9, Aristóteles afirma que la sabiduría "ha de estudiar los primeros principios y causas". La importancia de este pasaje es doble. En primer lugar, se trata de un pasaje en el cual Aristóteles expone la misma tesis que la propuesta en la serie de fragmentos 33-36. En segundo lugar, corresponde a un libro que habría sido escrito en el mismo período que el Protréptico, esto es, en el mismo estadio del desarrollo del pensamiento aristotélico. La lectura de este pasaje, a la luz de la serie de fragmentos 33-36, nos permite concluir que por medio de sophía Aristóteles no se está refiriendo a la filosofía en general, sino a una determinada forma de saber, o sea a "cierta filosofía", aquella que es definida como la ciencia de las causas primeras, cuyo iniciador fue Tales de Mileto13. Por tal motivo, las palabras de Aristóteles nos inducen a pensar, que, como dice Berti14, si bien a través de los adjetivos "anterior" y "mejor", Aristóteles se está refiriendo a las causas de las cosas, dichas causas no son las cuatro causas aristotélicas, sino los primeros principios.

En el fragmento 82, al dar su definición de mâllon, Aristóteles realiza una equiparación entre este término y "lo anterior" que podría permitirnos ampliar nuestra interpretación de los pasajes hasta aquí citados: "pues no solo decimos ‘más’ según el exceso respecto a cosas que poseen una misma definición sino también atendiendo a la anterioridad o posterioridad: por ejemplo, decimos que la salud es ‘más’ bien que las cosas saludables y aquello que en su propia naturaleza es deseable por sí mismo lo es también ‘más’ que aquello que lo produce. En realidad, respecto de la definición, vemos que, no por predicarse de ambas cosas, se aplica el bien en el mismo sentido a las cosas útiles y a la virtud".

Según Aristóteles, mâllon tiene dos acepciones posibles. Bajo la primera acepción mâllon expresa una relación entre cosas. Si bien en este caso no se explaya en su explicación ni da ejemplos de su definición, el hecho de que bajo tal acepción el "más" o el "menos" estén referidos a dos cosas que comparten una misma definición, nos permite inferir que está aludiendo a los grados de adecuación de cada una de estas cosas al referente en cuestión. Tomando prestado el ejemplo de Aristóteles, podemos decir que dos personas pueden ser igualmente saludables, pero, dada la definición de salud, una de ellas puede serlo en mayor medida que la otra. Leído de este modo, bajo esta acepción, mâllon expresa una relación entre dos cosas que, pese a tener las mismas cualidades, se diferencian en la intensidad en la cual las poseen.

Bajo la segunda acepción, Aristóteles identifica mâllon con lo anterior en contraposición con lo posterior. Sin embargo, ni bien comienza a desarrollar su explicación, bifurca esta acepción en dos nuevas definiciones. Bajo la primera definición, en consonancia con lo inmediatamente anunciado, mantiene la equiparación entre mâllon y lo que es anterior. Para Aristóteles, en tanto la salud es la causa de que alguien esté saludable, ella es anterior y, por lo tanto, mâllon. La razón de esto radica en que, si la propiedad "estar sano" no existiese, tampoco podrían existir personas de las cuales se pudiera predicar el adjetivo "saludable".

Según Megino15, aquí Aristóteles estaría definiendo mâllon según el enunciado y, por lo tanto, estaría presuponiendo la definición de anterior y posterior realizada en Metafísica V, 11, 1018b30-3516. Allí Aristóteles al definir estos dos últimos términos, dice: "En relación con el enunciado, lo universal es anterior, en relación con la sensación es lo individual. Y en relación con el enunciado el accidente es anterior al todo, por ejemplo culto es anterior al hombre culto".

Al relacionar el fragmento 82 con el pasaje citado de Metafísica, Megino17 interpreta que por "mâllon" Aristóteles presupone la relación existente en el plano lingüístico entre el individuo y sus accidentes. Desde la perspectiva de este autor, si bien para Aristóteles las cualidades no pueden existir en forma independiente de las cosas, esto es, no pueden tener una existencia separada18, para que la predicación sea posible, es necesario presuponer la noción de los términos involucrados. Bajo esta interpretación, no podríamos decir la frase "el hombre es culto" o "el hombre es sano" si no diéramos por sentado los términos unidos por el verbo copulativo ser, es decir, los términos hombre, culto y sano, respectivamente. Independientemente de que los términos involucrados tengan un correlato real, o que las cualidades mencionadas no puedan existir si no inhieren en alguna sustancia, es evidente que, en tanto parte del enunciado, son el presupuesto básico para que este pueda ser formulado.

Antes de la aparición del trabajo de Megino, este fragmento ya había sido objeto de controversia. Así, por ejemplo, Düring19, al realizar su comentario del Protréptico, trasciende el plano meramente proposicional y relaciona este fragmento con la definición de "anterior" y "posterior" dada en Metafísica V, 11,1019a1-4. Desde su perspectiva, Aristóteles se está refiriendo a la noción académica de prioridad natural, katà phýsin o kat’ ousían. Para Düring, "el objetivo de Aristóteles al introducir este argumento en B 82 es claro: es parte de una serie de argumentos cuya conclusión es que tò theôrein tò málista tṔn ontṔn gnṓrimon es idéntica con "la vida perfecta" (B 86)20. Al vincular lo mejor con el acto de conocer (tò theoreîn) y esto último con la vida perfecta, Düring relaciona indirectamente lo mejor con el conocimiento de los primeros principios y, por lo tanto, con las causas de lo real. No obstante, realiza una lectura que podríamos llamar netamente aristotélica del fragmento.

En esta línea interpretativa, Strycker21 sostiene que en el fragmento 82, al definir mâllon como lo anterior, Aristóteles se refiere a lo anterior y posterior según la naturaleza y la sustancia. Para este autor, siguiendo la distinción usada por Platón, Aristóteles define lo anterior como aquello que puede existir independientemente de la existencia de otras cosas, mientras que estas últimas no pueden existir sin ello22. Para apoyar su tesis, Strycker trae a colación algunos pasajes de los diálogos platónicos, entre ellos Fedón. En este último diálogo, en 97d1-4, Platón afirma: "Según este razonamiento, ninguna otra cosa le conviene a una persona examinar respecto de aquello, ninguna respecto de las demás cosas, sino qué es lo mejor y lo óptimo. Y forzoso es que este mismo conozca también lo peor. Pues el saber acerca de lo uno y lo otro es lo mismo"23.

En este pasaje, tal como pudimos verlo en los fragmentos 33 y 48 del Protréptico, Platón equipara las causas de lo real con lo mejor y más perfecto. Del análisis de este pasaje se desprende que para Platón lo anterior y mejor es causa en un doble sentido: ontológico y gnoseológico. No solo es el fundamento de por qué las cosas nacen, perecen y son lo que son, sino que constituye el principio que explica y, por lo tanto, permite conocer la estructura de lo real. Dicho en los términos de Vlastos24, para Platón, al dar la definición de algo, se está dando su esencia. Ahora bien, definir implica dar las causas formales del objeto definido, por ende, al realizar esta operación, no solo se está dando la definición lógica, sino también una explicación metafísica de ese algo.

Del análisis conjunto del pasaje del Fedón y de los fragmentos del Protréptico pareciera desprenderse que tanto para Platón como para Aristóteles una verdadera explicación de la realidad se debe dar a través de lo mejor y más perfecto, esto es, a través de sus verdaderas causas25. Ahora bien, dichas causas son los principios últimos de las cosas, por lo tanto, dicha explicación debe ser identificada también con la búsqueda de estos principios. Según Platón, las explicaciones mecanicistas que han propuesto sus predecesores al explicar lo real no dan cuenta de la distinción entre "lo que es realmente causa y aquello sin lo cual jamás la causa podría ser causa"26. Esto es, desconocen la diferencia entre los principios de algo y las condiciones que lo posibilitan y, por ende, entre causas y causas auxiliares o de segundo orden27.

Desde esta perspectiva, la noción de anterioridad presente en los fragmentos citados del Protréptico (los fragmentos 33 y 82) presupone la misma relación causal que la postulada por Platón entre las Ideas y sus efectos. Dicha relación "es descrita en los diálogos platónicos precisamente como aquella entre lo anterior y posterior. Las cosas particulares tienen su realidad y determinación a través de la presencia de las Ideas, mientras que las Ideas son completamente independientes de sus participantes"28.

Esta relación causal entre los principios y las cosas está prefigurada con cierta claridad en los fragmentos 4829 y 8630 del Protréptico. En estos fragmentos, Aristóteles hace uso de las expresiones horáseis noetṔn, tà próta o tò málista tn óntōn gnrimon. A través de estas expresiones, el Estagirita pareciera estar aludiendo a las entidades divinas o a los principios supremos31. En consecuencia, mediante su mención, Aristóteles se estaría refiriendo a los principios explicativos de lo real, cuyo conocimiento, al ser la captación de lo que verdaderamente es, constituye la aprehensión de las causas de lo real.

Ahora bien, en el fragmento 48, además de sostener que los principios son anteriores a las cosas respecto de las cuales son causas, Aristóteles agrega un rasgo más: los principios constituyen la esencia de las cosas, lo que estas son en sí mismas; por lo tanto, al estudiarlos, el filósofo conoce lo que es en sí y no meras imitaciones, tal como sucede con el resto de las artes.

Sin embargo, esta descripción constituye el punto álgido del discurso aristotélico y, por este motivo, es el objeto de debate entre los estudiosos, principalmente entre aquellos que discuten la posible presencia de la teoría platónica de las Ideas en el pensamiento aristotélico. En este sentido, es clásica la postura de Jaeger, para quien en el fragmento 48 "las primeras cosas no pueden aludir al universal abstracto en el sentido posterior aristotélico, porque lo universal abstracto no se pone en contraste con imitaciones (mimémata) de ninguna especie. Imitaciones es de nuevo un término específicamente platónico, que no puede usarse con sentido independiente de la doctrina de que las Formas son arquetipos"32.

Ahora bien, pese a la identificación de las causas con los principios de lo real y a la concepción epistemológica que se deriva de la definición de la ciencia como el conocimiento de dichos principios, ¿qué elementos tenemos para determinar la naturaleza de estos principios? ¿De dónde se desprende la interpretación de algunos autores que creen ver en la serie de fragmentos 33-36 la teoría de las Ideas o las doctrinas no escritas de Platón?

Según Berti33, la relación establecida en el fragmento 33 entre la primera oración, en donde Aristóteles identifica lo anterior y mejor con las causas, y la segunda oración, en donde alude a la noción de bien, es un indicio de que en esta serie de fragmentos Aristóteles estaría presentando una doctrina platónica. Para Berti, la razón de esto es que Aristóteles hace coincidir el valor moral con lo primero ontológicamente, poniendo al bien como el principio de todas las cosas. A partir de esto, infiere que Aristóteles estaría aludiendo a las doctrinas no escritas supuestamente trasmitidas por Platón en sus enseñanzas orales.

Como apoyo de esta tesis, Berti cita los ejemplos dados por Aristóteles en los fragmentos 33 y 36. Desde la perspectiva de Berti34, a través de los ejemplos propuestos en estos fragmentos, Aristóteles no solo presupone principios de la misma índole que los formulados por los filósofos presocráticos cuyos ejemplos más notorios son el aire, el fuego, etc., sino también los principios sostenidos por Platón en sus enseñanzas o doctrinas no escritas, esto es, la teoría de lo uno y la díada indefinida35.

Sin embargo, la lectura de los fragmentos 33-36 del Protréptico nos suscita la siguiente pregunta: los ejemplos dados por Aristóteles y que Berti interpreta como una alusión a la teoría no escrita de Platón ¿no pueden aludir a otras posturas filosóficas? ¿Qué indicios podemos tener de que Aristóteles se esté refiriendo a una determinada concepción filosófica más que a otra? En esta serie de fragmentos Aristóteles pareciera estar mencionando diferentes principios que utilizaron sus predecesores para explicar lo real. No obstante, parece apresurado inferir cuáles son las posturas filosóficas realmente aludidas. Pues, independientemente de cuáles sean estas concepciones, mediante ellas, Aristóteles pareciera querer apuntar a una sola cosa. Todas ellas postulan determinados elementos o principios que son constitutivos de lo real, en un doble sentido: ontológico y epistemológico. Ya sea que consideremos las diferentes concepciones de los presocráticos (la postulación del agua o el fuego como elementos que generan las restantes cosas) o la teoría platónica (las Ideas o las Ideas números), todas ellas tienen un punto en común: no se puede entender la realidad que nos rodea sin comprender sus principios constitutivos, esto es, sus causas y, por lo tanto, solo puede haber ciencia si existe tal clase de conocimiento. En definitiva, a través de la enumeración de estas concepciones filosóficas, Aristóteles pareciera estar ejemplificando su propia postura filosófica según la cual lo anterior por naturaleza es más cognoscible que lo posterior. Este modus operandi no es privativo del Protréptico. En Metafísica V, 7, 1018b36-1019a136, al definir la anterioridad y posterioridad en función de la propiedad, Aristóteles da ejemplos muy parecidos a los mencionados en los fragmentos 33 y 36. Según Zanatta37, al hacer la enumeración de los ejemplos, lo que Aristóteles quiere explicar es que la línea es anterior a la superficie porque esta se genera del movimiento de la línea y es delimitada por la línea. Esto es, la superficie presupone la línea sin la cual no podría ser concebida. En este pasaje, al igual que en el Protréptico, los ejemplos mencionados no parecieran ser la ejemplificación de determinadas concepciones, sino una ilustración que permite esclarecer lo que venía argumentando. Para ello, Aristóteles pareciera estar valiéndose de ejemplos que, de un modo u otro, eran familiares para sus destinatarios y, por lo tanto, funcionales para su propia teoría.

Creemos que el análisis realizado hasta aquí nos permite inferir que lo que Aristóteles pareciera estar presuponiendo en los fragmentos estudiados del Protréptico es la distinción entre lo más cognoscible y claro por naturaleza (los principios o condición de inteligibilidad de las cosas) y lo más cognoscible y claro para nosotros (aquello que se obtiene a partir de la experiencia). Según Zucca38, un elemento esencial en la teoría aristotélica del conocimiento es el hecho de que sea un proceso que se mueve de aquello que es primero para nosotros a aquello que es "primero por sí" o "por naturaleza" o en sentido absoluto. La serie de fragmentos 75 a 77 del Protréptico puede ser vista como un ejemplo de esta concepción epistemológica. En esta serie de fragmentos, Aristóteles realiza una revalorización de las sensaciones como una fuente de conocimiento (fragmentos 75 y 76). Paralelamente, define la sabiduría como el conocimiento más deseable, ya que tiene más autoridad sobre la verdad (fragmento 77). Desde la perspectiva aristotélica, si bien el conocimiento a través de las sensaciones constituye una primera aproximación a lo real, para tener un verdadero conocimiento se debe trascender este primer estadio para alcanzar los primeros principios39.

Esta distinción epistemológica presupone una concepción jerárquica de la realidad, que constituyó uno de los aportes más significativos de Platón a la metafísica aristotélica40. Leído de este modo, podemos decir que "Aristóteles formuló una escala jerárquica bien precisa en la cual los grados inferiores dependen de los superiores (y no viceversa) y todo depende de la sustancia primera"41. Según Reale, existe entre estos planos una relación de dependencia unilateral y no biunívoca, "el plano inferior no puede ser (ni es pensado) sin el plano superior, pero el plano superior puede ser (y es pensado) sin aquello inferior"42.

Ahora bien, que podamos rastrear en los fragmentos del Protréptico esta influencia platónica no nos habilita a decir que la serie de fragmentos 33-36 presuponga la teoría de las Ideas, ya sea como esta habría sido formulada en los diálogos platónicos o como Platón las hubiera trasmitido en sus enseñanzas orales. En este sentido, podemos decir que si bien la presencia de cierto bagaje platónico en los fragmentos es indudable, dicha presencia no se puede limitar a un período en la evolución del pensamiento aristotélico, sino que representa una herencia que se mantendrá a lo largo de todo su desarrollo filosófico.

Concepción del bien en el Protréptico de Aristóteles

El segundo punto problemático en la serie de fragmentos 33-36 es la noción de bien. La aparente equiparación que Aristóteles estaría haciendo entre las causas y las cosas buenas ha generado la sospecha de algunos estudiosos que han creído ver en este texto la postulación de un principio análogo o identificable con la Idea del Bien platónica.

Quienes han sostenido esta línea interpretativa han apoyado su lectura en el fragmento 243 del Político44, razón por la cual, pese a que el objetivo del presente trabajo no es realizar un análisis de esta última obra, debemos hacer una referencia al fragmento que alude al tema en cuestión. No obstante, debemos aclarar que a través de esta referencia, no pretendemos hacer un examen exhaustivo o novedoso de dicho fragmento, sino ver cómo este fragmento ha sido retomado por algunos autores y en qué medida su uso es legítimo para apoyar sus respectivas lecturas de la obra aristotélica.

El Político es una obra fragmentaria del llamado período de juventud que habría sido contemporánea al Protréptico y habría tenido una estrecha afinidad con la obra homónima escrita por Platón. Uno de los fragmentos clave de esta obra es el fragmento 2. En él, Aristóteles afirma: "El bien es medida exactísima de todas las cosas"45.

La mayor dificultad que tenemos al leer este fragmento es qué debe entenderse por bien: ¿se trata de un principio objetivo? o ¿se trata de lo establecido socialmente y culturalmente como bueno?

Apoyándose en este fragmento, Jaeger46 sostiene que para Aristóteles, al igual que para Platón, el Bien es el más elevado y universal de los criterios de medida, o sea la pura unidad que proporciona al mundo de las Ideas su límite y simetría. Según Jaeger, dicho fragmento es una prueba de que Aristóteles se habría adherido a la teoría de las Ideas, más precisamente a aquel estadio correspondiente a la concepción de la doctrina de las Ideas-números. De la lectura adoptada por Jaeger47 se desprende que, al igual que en el Protréptico, en este fragmento Aristóteles habría defendido una concepción rigurosa de la ética basada en la Idea platónica del Bien. Por este motivo, dicha concepción habría diferido radicalmente respecto de su concepción posterior, aquella que encontramos en la Ética Nicomáquea, en la cual las acciones humanas no se fundan en normas universales o absolutas48.

No obstante, Reale va más allá que Jaeger, ya que sostiene que el fragmento 2 del Político, al igual que la serie de fragmentos 33-36, puede considerarse como un testimonio de las doctrinas no escritas de Platón. Para Reale, tal como aparece insinuado en el fragmento 33 del Protréptico49, el valor de las cosas deriva del orden. Es la capacidad de producir la unidad en la multiplicad y, por lo tanto, el orden, lo que permite al político gobernar de forma correcta y justa la ciudad50. Desde la perspectiva de Reale, para Platón, lo uno es la medida exactísima y la "base del iceberg del discurso de la justa medida"51. Valiéndose de la obra aristotélica como testimonios52, Reale identifica lo Uno con la Idea del Bien y hace de esta última noción un principio ontológico y gnoseológico, esto es, la causa de la existencia de las cosas y el principio de su inteligibilidad53.

En las antípodas de esta interpretación, se ubica el trabajo de Stark54. Para este autor, el fragmento 2 del Político puede ser leído de modo completamente diferente a como lo ha hecho Jaeger. Desde su perspectiva, la función del bien es ser criterio para todas las cosas. En un diálogo político, tal definición solo puede significar la identificación de la política con la ética. Ahora bien, esto no implica que haya en el fragmento una referencia a la teoría platónica de las Ideas o de las Ideas-números, sino al fin supremo de la acción moral.

Podemos ver que la lectura del fragmento 2 del Político a la luz de los fragmentos del Protréptico ha generado dos líneas interpretativas: una, según la cual habría habido en el pensamiento aristotélico un período platónico y otra, según la cual Aristóteles se habría distanciado de las principales tesis platónicas desde los inicios de sus especulaciones filosóficas.

Dado el carácter fragmentario de los textos, es difícil decir cuál de estas dos líneas interpretativas es la más acertada. No obstante, hay algunos indicios que nos permiten hacer algunas conjeturas al respecto.

Como punto de partida podemos decir que, aunque es verdad que carecemos del contexto en el cual estaba inserta la serie de fragmentos 33-36 del Protréptico, pareciera que en dicha serie Aristóteles está presentando una concepción de su autoría. Partiendo de esta premisa, si consideramos que al referirse al Bien, Aristóteles está aludiendo a la concepción platónica del Bien, tendríamos que concluir que en algún momento de su desarrollo filosófico Aristóteles se adhirió a dicha concepción, tesis que, además de ser sumamente problemática, ha sido y sigue siendo controvertida. En este sentido la datación de la obra, aunque también teñida de preconceptos, puede darnos un indicio.

Según Düring55, el Protréptico puede ser datado con posterioridad a obras tales como Analíticos, Sobre la Filosofía, Sobre el Bien, y en el mismo período que los libros I y II de Física, Sobre las Ideas y Ética Eudemia. En lo que a la obra de Platón se refiere, el Protréptico habría sido redactado con posterioridad al Sofista y al Político y en el mismo período en el que fueron escritos Filebo, Leyes y Carta VII.

En la misma línea, al proponer su propia datación de las obras perdidas de Aristóteles, Vallejo Campos56 señala que el Protréptico debió de haber sido redactado en el mismo período que Sobre el Bien. Según Vallejo Campos, al redactar el Protréptico, Aristóteles presupone las concepciones defendidas en esa obra. Paralelamente, argumenta que Sobre el Bien debió de estar inscrito dentro del debate generado en torno al Filebo y al Timeo de Platón. Si se aceptaran estas dos premisas, debiéramos inferir que, para este autor, a través de la mediación de Sobre el Bien, en el Protréptico, Aristóteles tendría como una especie de telón de fondo estos dos diálogos platónicos: Filebo y Timeo. Y, aun cuando no se puede afirmar esto categóricamente en relación con el Timeo, la fuerte presencia de phrónesis en el Filebo y la defensa en el Protréptico de esta facultad como el modo de vida superior son un indicio aceptable sobre las supuestas vinculaciones existentes entre ambas obras.

Vallejo Campos ubica también la redacción de Sobre el Bien en un período próximo a Sobre las Ideas, texto en el cual Aristóteles desarticula los argumentos que los platónicos esgrimían para defender la teoría de las Ideas. Si aceptamos esta datación, podemos hacer una transposición análoga a la efectuada más arriba57 y sospechar que, muy a pesar de lo que Vallejo Campos afirma58, en el Protréptico Aristóteles no habría defendido la teoría de las Ideas.

El hecho de que el Protréptico sea una obra redactada en un período cercano al primer libro de Metafísica es también un dato importante. Decimos que es un dato importante por dos motivos fundamentales. El primero es que, al igual que el Protréptico, es un texto utilizado como testimonio de las doctrinas no escritas59. El segundo de estos motivos es que en este texto Aristóteles da cuenta de la identificación entre lo Uno y el Bien y, a través de esto, entre el Bien y la causa o principio de lo real60. Ahora bien, en este texto Aristóteles adjudica esta identificación a los platónicos, pero no parece que se estuviese presentando a sí mismo como un seguidor de la concepción que está en la base de dicha identificación y, por lo tanto, no pareciera poder afirmarse que él mismo haya apoyado tal identificación.

Un texto esclarecedor al respecto es Ética Eudemia. La datación de esta obra es en sí misma problemática. Sin embargo, es importante recalcar que autores como Jaeger61 y Düring62, esto es, autores que tienen interpretaciones opuestas acerca de la evolución del pensamiento del Estagirita, suelen datarla en un período temprano, esto es, en un período próximo al Protréptico. Lo relevante en relación con nuestro tema es que en Ética Eudemia, Aristóteles realiza una referencia explícita a la idea platónica del Bien. Allí, el Estagirita afirma: "En primer lugar, afirmar la existencia de una Idea, no solamente del Bien, sino también de cualquier otra cosa, es hablar de manera abstracta y vacía (esta materia ha sido examinada de muchas maneras, tanto en los tratados exotéricos como en las discusiones filosóficas); en segundo lugar, aun concediendo que existan Ideas y, en particular, la Idea del Bien, quizás esta no tenga utilidad en la vida buena y en las acciones"63.

Si partimos del hecho de que en el Protréptico Aristóteles está presentando su propia concepción del bien y, paralelamente, sostenemos que en la Ética Eudemia, que es presumiblemente del mismo período que el Protréptico, explicita su crítica a la Idea platónica del Bien, entonces debemos concluir que en el Protréptico al hablar del bien no puede estar haciendo referencia a esta concepción. Como consecuencia, tampoco podemos afirmar que en este fragmento Aristóteles esté haciendo referencia a las doctrinas no escritas de Platón, cimentadas en dicha concepción del Bien.

Ahora bien, sobre la base de lo dicho más arriba, cabría preguntarse qué relación existe entre la noción de causa y la de Bien en el fragmento 33 del Protréptico y qué concepción del bien se halla prefigurada en este texto.

En la Ética Nicomáquea, III, 4, 1113a20-25, Aristóteles afirma: "¿debemos, entonces, decir que el objeto de la voluntad es el bien, tomado de un modo absoluto y de acuerdo con la verdad, mientras para cada persona es lo que le parece como tal? Así para el hombre de bien, el objeto de la voluntad es el verdadero bien; para el malo, cualquier cosa"64.

En este pasaje, Aristóteles contrapone el bien aparente y el bien absoluto. Pese a esto, no podríamos decir que el bien absoluto sea un principio trascendente, al modo de la Idea platónica de Bien que es criticada claramente en el texto65. Para el Estagirita, debe haber algo que sea querido por sí mismo y ese algo será un bien en sentido propio66. Por este motivo, concluye que el bien es el fin de la acción, y, en este sentido, su causa67.

Desde nuestra perspectiva, una noción clave para entender esta relación entre causas y bienes tanto en el fragmento 33 del Protréptico como en el pasaje citado de la Ética es la noción de érgon68. Para Aristóteles, la realización del érgon reside en la plenificación de la forma. Como señala Destrée, "el érgon no es sino otro nombre para designar la esencia o, más exactamente, el érgon del hombre es lo que permite a la ousía revelarse tal como ella es, siendo la enérgeia el nombre de la forma o de la esencia actualizada"69. En el caso del hombre su función más propia es el ejercicio de su facultad más elevada (fragmento 17 y 24), esto es, el ejercicio del noûs, por lo tanto, su bien, aquello que completa su esencia, será también el ejercicio de esta actividad. Ahora bien, dicha actividad se identifica con el conocimiento o la intuición de los primeros principios (fragmentos 35, 65) y ese conocimiento, con la indagación filosófica. Aunque esta indagación carece de una utilidad inmediata, en tanto resulta del ejercicio de la facultad más elevada del hombre, ella representa su verdadero bien y, por ende, su fin.

En Metafísica I, 2, 982b1-5, Aristóteles profundizará esta idea diciendo que "la ciencia dominante y superior a la subordinada es la que conoce en virtud de qué fin ha de hacerse cada cosa, pero para cada individuo este fin es el bien y, en general, el objeto del proceso natural"70. En este mismo pasaje, unas líneas más abajo, el estagirita enfatiza esta idea al decir que "las consideraciones que anteceden muestran que el nombre buscado recae sobre la misma ciencia, la cual ha de escrutar los primeros principios y las causas, pues el bien, es decir, el fin, es una de las causas"71.

Tanto el análisis de los fragmentos del Protréptico como el de los pasajes de Metafísica nos permiten ver que Aristóteles tiende a vincular un tipo de conocimiento o ciencia con lo bueno en sentido propio (Protréptico) o lisa y llanamente con el bien (Metafísica) y a esto último con el fin natural o causa final. Esta triple identificación presente en Metafísica y en el Protréptico en un contexto muy similar (la defensa de la filosofía como un conocimiento de los primeros principios cuyo valor reside en sí mismo) nos hace pensar que en ambos textos Aristóteles basa su concepción del bien en la concepción teleológica de la naturaleza, en general, y de la naturaleza humana, en particular.

En este contexto, la identificación entre la causa y el bien cobra un sentido diferente, sentido que no necesariamente implica identificar la causa con la idea platónica del Bien o con lo Uno de las doctrinas no escritas.

En el fragmento 42 del Protréptico, Aristóteles dice: "Pretender que toda ciencia produzca algo distinto [respecto de ella misma] y que sea útil es propio de alguien que desconoce absolutamente en qué medida se separan desde su origen las cosas buenas y las cosas necesarias. Pues se diferencian en grado sumo. En efecto, las cosas que deseamos para la realización de otras y sin las cuales es imposible vivir son necesarias y causas concomitantes, mientras que las que son deseadas por ellas mismas y no resulta de ellas otra cosa son buenas, pues no es deseable por esto ni por otra cosa y no prosigue al infinito, sino que la serie se detiene en alguna parte. Es, por tanto, totalmente ridículo buscar de cada cosa una utilidad más allá de la cosa misma y [preguntar] qué provecho tiene para nosotros y qué utilidad tiene, pues como, verdaderamente, dijimos, el que [habla] de tal modo no parece conocer lo bello y lo bueno, ni distinguir la causa de la causa concomitante".

Lo relevante de este fragmento es la identificación entre la noción de causa y la de bien. La lectura atenta de este fragmento nos permite decir que, mientras que, por un lado, Aristóteles establece la relación entre lo útil, lo necesario y la concausa, por el otro, identifica las cosas buenas con los fines y las causas. A través de esta identificación, Aristóteles traza una clara distinción entre fines y medios, por una parte, y entre bienes y útiles, por otra. Desde la perspectiva aristotélica, lo bueno en sentido propio es aquello que constituye el fin último de la acción y, por lo tanto, su causa final72.

Las cosas útiles, entre las cuales Aristóteles incluye los llamados bienes materiales, serán medios o, en todo caso, instrumentos para el logro de este fin, pero su adquisición nunca será una meta en sí misma.

El objetivo de Aristóteles al trazar estas distinciones no parece ser otro que el de demostrar que, pese a no tener ninguna utilidad inmediata, el hombre debe abocarse al conocimiento de los principios que rigen lo real, pues solo por medio de este conocimiento logrará plenificar su naturaleza y, por ende, alcanzará la verdadera felicidad. Ahora bien, según Aristóteles, para alcanzar dicho conocimiento el hombre debe ejercitarse en la phrónesis (fragmento 35) y, por este motivo, debe filosofar73.

A la luz de esta interpretación de los fragmentos, creemos que es lícito sostener que, si para Aristóteles el bien se equipara con lo mejor, lo anterior y más perfecto, esto es, con la causa, no es porque sea el principio ontológico y gnoseológico de lo real, al modo en como lo es la Idea platónica del Bien. Desde la perspectiva aristotélica, no pareciera haber un Bien o principio absoluto de todo lo real sino que cada cosa tiene su propio bien por cuya realización dicha cosa se completa. En este sentido y solo en este sentido, el bien pareciera ser anterior y más causa que su opuesto74.

Ahora bien, de aceptarse el análisis que hemos realizado hasta aquí, podemos decir que, aunque hay una innegable influencia platónica en la serie 33-36 del Protréptico, no por ello podemos afirmar que esta serie de fragmentos pueda ser leída como una exposición de doctrinas platónicas o como un testimonio a favor de la existencia de las llamadas doctrinas no escritas. El hecho de que en esta serie de fragmentos Aristóteles asocie las causas con las cosas buenas no necesariamente implica que Aristóteles esté suponiendo la Idea platónica del Bien y un tipo de relación causal entre esta y la realidad. Si bien el carácter fragmentario del texto no nos permite hacer interpretaciones categóricas de la obra, la lectura de los fragmentos a la luz del resto del corpus, más aun, de aquellas obras que los intérpretes suelen datar en el mismo período, pareciera descartar esta lectura más que confirmarla.

 


1 Cf. Krämer, H., Platone e i fundamenti della metafisica, Milano: Vita e Pensiero, 1982, p. 26.

2 Cf. Aristóteles, Metafisica, introducción, traducción y comentario de G. Reale, Nápoles: Loffredo, 1968, p. 251.

3 Cf. Aristóteles, Protreptico, introducción, traducción y comentario de E. Berti, Milán: UTET Università, 2008, p 80.

4 Para las citas y numeración de los fragmentos del Protréptico seguiremos la edición de Düring, I., Aristotle’s Protrepticus. An Attempt at Reconstruction, Gotemburgo: Almqvist & Wiksell, 1961.

5 Cf. Berti, E., "C’è un’ etica nelle ‘dotrine non scritte’ di Platone", en: M. Migliori y L. Napolitano Valditara (eds.), Plato Ethicus, la filosofía è vita, Brescia: Morcelliana, 2008, p.36.

6 Cf. ibid., p. 40.

7 Cf. Jaeger, W., Aristóteles. Bases para la historia de su desarrollo, traducción de J. Gaos, México D.F.: FCE, 1993, pp. 114-115.

8 Cf. Berti, E., "C’è un’ etica nelle ‘dotrine non scritte’ di Platone", p. 80.

10 Cf. Strycker, E., "On the First Section of Fragment 5 of the Protrepticus", en: Düring, I. y G.E.L. Owen (eds.), Aristotle and Plato in the Mid-Fourth Century, Studia Graeca et Latina Gothoburgensia II, Gotemburgo: Almqvist & Wiksell, 1960, pp. 76-104.

12 Cf. Berti, E., Aristotele: dalla dialettica alla filosofia prima, Milán: Bompiani, 2004, p. 666.

13 Cf. Berti, E., Struttura e significato della Metafisica di Aristotele, Roma: Edusc, 2008, p. 40. Según Berti, con Tales se ha producido la distinción entre teología y filosofía. Desde la perspectiva de Berti, Tales no solo ha indicado una causa primera, un principio, el agua; sino que además ha dado una fundamentación de su elección, por este motivo, se puede decir que Tales da una explicación en lugar de limitarse a hacer una afirmación.

14 Cf. ibid., pp. 38-40.

15 Cf. Aristóteles, Protréptico, introducción, traducción y notas de C. Megino Rodríguez, Madrid: Abada, 2006, p. 156.

16 Según Vallejo Campos, para Aristóteles mâllon "es una palabra que encubre dos sentidos del término. Cuando sirve para comparar dos predicados unívocos, establece una graduación de intensidad y podría traducirse simplemente como ‘más’. Pero hay veces en las que los predicados no son unívocos, porque se aplican en sentidos distintos… En este segundo caso, distingue un sentido primario y un sentido secundario según la relación de anterioridad y posterioridad en que se hallan, que determina igualmente la dependencia de uno respecto al otro" (Aristóteles, Fragmentos, introducción, traducción y notas de A. Vallejo Campos, Madrid: Gredos, 2005, p. 188).

17 Cf. Aristóteles, Protréptico, introducción, traducción y notas de C. Megino Rodríguez, p. 156.

18 En Metafísica VII, 1, 1028a22-28 afirma: "Es que ninguna de estas cosas es [existente] por sí ni es capaz de existir separada de la entidad, sino que con razón, y en todo caso, entre las cosas que son se contará el que pasea, el que está sentado y el que sana. Estas determinaciones parecen cosas que son, más bien, porque tienen un sujeto determinado (o sea la entidad individual), el cual se patentiza en la forma de expresión; en efecto, si prescindimos de él, no es posible hablar de ‘lo bueno’ y de ‘lo que es sentado’".

19 Cf. Düring, I., Aristotle’s Protrepticus. An Attempt at Reconstruction, p. 247.

20 Cf. ibid.

21 La interpretación de Strycker es retomada por Bertrand Dumoulin así como por Álvaro Vallejo Campos (cf. Dumoulin, B., Recherches sur le premier Aristote, París: Vrin, 1981, p. 157; Aristóteles, Fragmentos, introducción, traducción y notas de A. Vallejo Campos sobre la edición de W.D. Ross, p. 189).

22 Cf. Strycker, E., o.c., p. 89. Según Berti, el fragmento 14 (de la edición de Ross) es una clave para entender la identificación entre lo anterior y las primeras causas y a estas últimas con el objeto de la filosofía. Sobre la base de que tanto el libro II de Metafísica como el Protréptico corresponden al mismo período del desarrollo del pensamiento aristotélico, Berti comenta que "la relación entre anterior y posterior es precisamente aquella que existe entre la causa y el efecto; en consecuencia, el caso considerado aquí [el fragmento 82 del Protréptico] es precisamente aquel que es expuesto en Metaph. A 1. Eso no es todo, en el mismo fragmento 14 del Protréptico, aquella ley es aplicada precisamente al caso de la verdad y del ser" (Berti, E., "La fonction de Metaphysica Alpha Elatton dans la philosophie d’ Aristote", en: Nuovi studi aristotelici, Brescia: Morcelliana, 2005, p. 226).

24 Cf. Vlastos, G., "Forms and Causes in the Phaedo", en: Smith, N.D. (ed.), Plato, Critical Assessments, Nueva York: Routledge, 1998, pp. 22-23.

25 Cf. Menón 97e5-98a4; Metafísica I, 982a29-982b2.

27 Conrado Eggers Lan relaciona esta distinción entre causa primera y causa auxiliar o segunda con la diferenciación realizada en el Timeo 46d entre causa y concausa. Según Eggers, si bien en esta última obra la noción de causa varía en forma radical, el sentido de esta distinción permanece inalterable (cf. Platón, Timeo, introducción, traducción y notas de C. Eggers Lan, Buenos Aires: Colihue, 1995, p. 181). En el fragmento 43 del Protréptico y en Metafísica V, 5, 1015a20, traza Aristóteles la distinción entre causas y  concausas.

28 Strycker, E., o.c., p. 89. Berti sostiene que la clave para comprender las tesis defendidas en el primer capítulo del segundo libro de Metafísica pueden encontrase en el fragmento 5 (de la edición de Ross y 33-36 en la de Düring) del Protréptico. En este trabajo, Berti argumenta que la tesis según la cual las causas son más cognoscibles que los efectos permite entender la descripción de las causas propuesta en Metafísica. En este texto, especialmente en Metafísica II, 993a9-11, Aristóteles describe las causas como aquello que, en virtud de su luminosidad, esclarece el resto de las cosas. Para Berti "la metáfora de la luz se revela particularmente apropiada para explicar la relación entre las causas y las otras cosas: no es por azar, en efecto, que Platón la ha empleado en República donde el bien ha sido comparado con el sol precisamente en tanto causa de la cognoscibilidad de las otras ideas y que ella ha sido empleada por los comentadores neoplatónicos, probablemente por imitación de Metafísica Alpha Elatton" ("La fonction de Metaphysica Alpha Elatton dans la philosophie d’ Aristote", p. 219).

29 "Pero aquel que no ha practicado la filosofía y no ha conocido la verdad no es capaz de hacer esto y de alcanzar los instrumentos y razonamientos más exactos de las primeras cosas, sino de las segundas y terceras y aun de estas últimas sabe poco y obtiene razonamientos a partir de la experiencia. Pues solo al filósofo le corresponde la imitación de lo más exacto, ya que es espectador de lo que es en sí mismo y no de imitaciones"

30 "Si para todo ser viviente vivir es lo mismo que ser, está claro que el sabio lo es en mayor grado y más propiamente que todos los seres vivientes, y [lo es] más que en ningún tiempo cuando ejercita y alcanza a contemplar el más cognoscible de los seres"

31 En Sobre la Filosofía 8c, Aristóteles afirma: "se llama sabiduría como si fuera una cierta claridad; pues las entidades divinas son claras y manifiestas en grado máximo y esta ciencia trata, efectivamente, de entidades divinas" (cf. Aristóteles, Fragmentos, pp. 277278).

32 Jaeger, W., o.c., p. 111.

33 Cf. Berti, E., "La fonction de Metaphysica Alpha Elatton dans la philosophie d’ Aristote", p. 80.

34 Cf. ibid., p. 81. Esta misma línea interpretativa ya habría sido formulada por Jaeger (o.c., pp. 114-115), quien no solo presupone que en la serie de fragmentos 33-36 (fragmento 52 en la edición citada por Jaeger, esto es, en la edición de Rose, V., Aristotelis qui ferebantur Librorum Fragmenta, Leipzig: Teubner, 1886) Aristóteles estaría aludiendo a la teoría platónica de las Ideas, sino que él mismo habría sido un defensor de esta teoría.

35 Cf. Aristóteles, Metafísica I, 6.

37 Cf. Aristóteles, Metafisica, introducción, traducción y comentario de M. Zanatta, Milán: BUR, 2009, p. 891.

38 Cf. Zucca, D., Essere, linguaggio, discorso. Aristotele filosofo dell’ ordinario, Milán: Mimesis Edizioni, 2006, p. 277.

39 Cf. fragmento 91; Metafísica II, 1010b30-35. En Física I, 1, 184a17-20 y Metafísica V, 4, 1013a1-3, VII, 3, 1029b3-13, al diferenciar lo que es más cognoscible y claro para nosotros, esto es, lo que se conoce a través de los sentidos y lo que es más cognoscible por naturaleza, es decir, lo más cognoscible en sentido absoluto, Aristóteles pareciera estar haciendo una distinción similar.

40 Cf. Aristóteles, Metafisica, introducción, traducción y comentario de G. Reale, p. 247.

41 Ibid., p. 242.

42 Ibid.

43 En este caso y para esta obra en particular, seguimos la enumeración de la edición de Ross, W.D., Aristotelis Fragmenta Selecta, Oxford: Clarendon Press, 1955.

44 Según Berti, que Aristóteles escribió una obra compuesta de dos libros intitulada Político está atestiguado principalmente por los catálogos de la obra del Estagirita, aunque también habría sido mencionada por Cicerón quien, refiriéndose a ella, "afirma que Aristóteles enseñó qualem in republica principem ese conveniret". Los estudiosos, dentro de los cuales se encuentra el propio Berti, consideran que habría sido redactada en forma de diálogo y su protagonista principal habría sido el propio Aristóteles. El fragmento 2 habría sido una de las pocas citas literales rica en contenido doctrinal que se conservan (cf. Berti, E., La filosofía del "primo" Aristotele, Milán: Vita e Pensiero, 1997, p. 381).

46 Cf. Jaeger, W., o.c., pp. 106ss.

47 Cf. ibid., p. 106.

48 Cf. Ética Nicomáquea, II, 1, 1103a15-25.

49 En el fragmento 33 Aristóteles afirma textualmente que: "las cosas buenas son más definidas y ordenadas que las malas, igual que lo es más el hombre virtuoso que el deshonesto". Para Berti en este pasaje estamos frente a la identificación de las cosas buenas (las virtudes) con lo ordenado y determinado y de las cosas malas (los vicios) con lo indeterminado y desordenado, por ende, presumiblemente, con el exceso y el defecto. Según Berti, tales identificaciones presupondrían las doctrinas no escritas de Platón (cf. La filosofía del "primo" Aristotele, p. 41).

50 Cf. Aristóteles, Metafisica, introducción, traducción y comentario de G. Reale, p. 416.

51 Ibid., p. 415.

52 Nos referimos al fragmento 2 del Político, a la serie 33-36 del Protréptico fragmentos 33-36 y al primer libro de la Metafísica.

53 Cf. ibid., p. 336ss. Para fundamentar su postura Reale se basa en República VI 507a7509c2.

54 El trabajo de Stark es citado por Berti en: La filosofía del "primo" Aristotele, p. 382.

55 Cf. Düring, I., Aristóteles. Exposición e interpretación de su pensamiento, traducción de Bernabé Navarro, México D.F.: UNAM, 1990, pp. 90-94.

56 Cf. Aristóteles, Fragmentos, introducción, traducción y notas de A. Vallejo Campos, pp. 368-369.

57 Si el Protréptico presupone Sobre el Bien, ya que es cronológicamente anterior, y esta última obra, a su vez, es contemporánea de Sobre las ideas, el Protréptico también tiene que presuponer la crítica realizada en este último escrito a la teoría platónica de las Ideas.

58 Según Vallejo Campos "hoy día son una minoría los autores que aceptarían la posibilidad de que Aristóteles haya defendido alguna vez la teoría platónica de las formas, aunque, a nuestro juicio, no es una hipótesis que pueda descartarse totalmente… En realidad, poseemos escasos elementos de juicio que permitan establecer una conclusión segura, pues, aunque pudiéramos afirmar que estamos ante expresiones del propio Aristóteles… [los fragmentos] son susceptibles de dos o tres interpretaciones ‘incompatibles e igualmente plausibles’" (ibid., p. 14).

59 Cf. Metafísica, I, 6-7; 9.

60 Cf. ibid., I, 6, 988a14-15.

61 Cf. Jaeger, W., o.c., pp. 294-295.

62 Cf. Düring, I., Aristóteles. Exposición e interpretación de su pensamiento, pp. 90-94.

63 Aristóteles, Ética eudemia, 1217b20-25.

65 En la Gran Ética I, 1, 1183a7-8, Aristóteles afirma: "es evidente que, cuando se habla del sumo bien, ‘sumo’ se debe entender en el sentido de ‘sumo para nosotros’".

66 En Metafísica II, 2, 994b13-15: "quienes introducen el infinito no advierten que de este modo eliminan la naturaleza del bien. En efecto, nadie intentará llevar a cabo una acción sin la intención de alcanzar un límite".

67 Cf. Ética Nicomáquea, I, 7,1097a6.

68 Pierre Destrée subraya que en griego clásico érgon quiere decir "actividad" o "acto" u obra (como producto del acto). Según este autor, es sobre la base de este significado que Aristóteles forja su concepto de enérgeia (cf. "Comment démontrer le propre de l’ homme. Pour un lecture dialectique de EN, I, 6", en: Aubry, G. (ed.), L’ excellence de la vie. Sur l’ Étique à Nicomaque et l’ Étique à Eudème d’ Aristote, París: Vrin, 2002, pp. 39-61).

69 Ibid., p. 56.

71 Cf. Metafísica I, 1, 982b7-10.

72 En Física, II, 3, 23-25, Aristóteles afirma "otras cosas son causas, en cambio, como el fin, es decir, el bien de lo demás, ya que aquello en vista de lo cual algo se hace es lo mejor y quiere ser el fin de las demás cosas. Téngase presente, sin embargo, que [en este caso] no hay ninguna diferencia en decir bien en sí o bien aparente". Lo primero que podemos advertir en este pasaje es la estrecha relación trazada por Aristóteles entre los términos "causas", "fin" y "bien". Estos tres términos están reunidos bajo el mismo calificativo: "lo mejor". En tanto el fin de una cosa es aquello por lo cual esta existe, es también su causa, por este motivo, es respecto de esa cosa lo mejor. Ahora bien, en tanto es lo mejor, es un bien o, a la luz de lo que venimos viendo en el presente trabajo, el verdadero bien para la cosa en cuestión. Siguiendo a Marcelo Boeri podemos decir que la "finalidad es, entonces, el bien al cual aspiran las cosas porque aquello para lo cual algo se hace es lo mejor" (Aristóteles, Física I-II, introducción, traducción y notas de M. Boeri, Buenos Aires: Biblos, 1993, p. 184). En la Ética Nicómaquea, (I, 7, 1097a18-24) Aristóteles afirma: "¿Cuál es el bien de cada una? ¿No es aquello a causa de lo cual se hacen las demás cosas?… Pues, es con vista al fin que todos hacen las demás cosas. De suerte que, si hay algún fin de todos los actos, éste será el bien realizable, y si hay varios, serán éstos"

73 Cf. Protréptico, fragmento 5.

74 Cf. Metafísica, I, 2, 982b9-10.