INTRODUCCIÓN
La ética profesional se define como el comportamiento ético guiado por los valores de autonomía, responsabilidad y competencia profesional 1. La profesión médica ha dejado de ser respetada porque el conocimiento médico y la tecnología, aunado al comportamiento no profesional de algunos han erosionado el respeto ganado por la medicina 2, al haber priorizado lo económico y el bienestar personal a lo social, contraviniendo estándares éticos del profesionalismo y tradición médica (3.
Por tanto, la ética en la profesión es imprescindible al darle la capacidad de identificar lo correcto de lo incorrecto, dilema que todo profesional afronta al tomar decisiones, aspirando a hacer lo adecuado en beneficio de sus pacientes. La ética es lo que le da sentido a la medicina para no hacer daño ni ser maleficente en el ejercicio profesional. Nunca priorizar el beneficio económico al bienestar del paciente por ser una persona con derecho y protección moral y legal, que obliga reconocerle autoridad moral para participar en las decisiones terapéuticas 4, evitando la "desprofesionalización" al perderse el compromiso con el bienestar y el interés del paciente, toda vez que el aprendizaje ético sólo será posible con el desarrollo de los valores institucionales, siendo insuficiente que las universidades introduzcan la ética en el currículo en un intento por humanizar la profesión médica 5.
El ser profesional de ciencias de la salud obliga a no brindar una medicina de vanguardia para una minoría privilegiada, como tampoco solo curar y no prevenir, sino, convertirse en un profesional con voluntad y coraje que cumple con los estándares éticos, convirtiéndose en protector de su autonomía y de sus valores morales y personales 6.
Estudios previos realizados para conocer la actitud hacia la ética profesional en estudiantes de postgrado muestran diferentes porcentajes de actitud positiva hacia la ética profesional, tanto en postgrado relacionado al área de la salud 7-10) como en otros campos profesionales 11,12.
La presente investigación tuvo como objetivo determinar la actitud hacia la ética profesional de estudiantes de postgrado de ciencias de la salud, con la finalidad de contribuir a la enseñanza ética y las decisiones frente a los conflictos éticos.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, transversal, de enfoque cuantitativo. La muestra fue por conveniencia, constituida por 260 estudiantes del postgrado (maestrías y doctorados) de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el año 2018. Se utilizó la Escala de Likert modificada sobre la ética profesional para 4 competencias: cognitivas y técnicas, sociales, éticas, y afectivo-emocionales, validada por Hirsch 13. Las 55 preguntas comprendieron 5 categorías de respuesta con valores 1 a 5. Para la calificación, se asignó un puntaje inverso. Se definió actitud negativa para los puntajes 1 ó 2; indiferentes para el puntaje 3 y positiva para los puntajes 4 ó 5. Se calcularon promedios para cada competencia, dimensión y constructo, así como para el total.
Se garantizó la confidencialidad de los datos y se solicitó el consentimiento informado a cada uno de los participantes.
RESULTADOS
De los 260 participantes del estudio, el grupo etario predominante fue 30 a 39 años. La actitud hacia la ética profesional fue positiva en el 81,5% e indiferente en el 18,5%. Dentro de las competencias de la ética profesional, el 88,8% tuvieron una actitud positiva hacia las competencias cognitivas y técnicas, en las dimensiones: conocimiento, formación, preparación y competencia profesional, alcanzando la máxima valoración el constructo "me produce satisfacción la adquisición de nuevos conocimientos profesionales" (Tabla 1).
El 69,2% de los participantes tuvieron una actitud positiva hacia las competencias sociales, alcanzando la máxima valoración la dimensión ser trabajador, en el constructo "trabajar con ahínco es parte de mi realización personal (Tabla 2).
En las competencias éticas, el 80% tuvieron una actitud positiva, alcanzando la máxima valoración la dimensión responsabilidad, en el constructo "guardar la confidencialidad es importante en el ejercicio profesional". La menor valoración estuvo en la dimensión actuar con la idea de prestar un mejor servicio a la sociedad, en el constructo "Lo que me interesa preferentemente es ganar dinero y prestigio" (Tabla 3).
El 87.7% tuvieron una actitud positiva hacia las competencias afectivo emocionales, alcanzando la máxima valoración las dimensiones identificarse con la profesión, en el constructo "Es un gran logro hacer profesionalmente lo que más me gusta" y en la capacidad emocional, para el constructo "Hacer lo correcto profesionalmente me permite estar en paz conmigo mismo".
En resumen, la actitud positiva hacia la ética profesional le correspondió mayoritariamente a los que integraban la competencia cognitivas y técnicas y la menor a los que integraban las competencias sociales. El 20% de los estudiantes tuvieron una actitud indiferente hacia las competencias éticas (Tabla 4).
Competencias | Actitud | Total | Número de ítems | Informantes | ||
---|---|---|---|---|---|---|
Totalmente negativo | Indiferente | Totalmente positivo | ||||
Total | 0 % | 18,5% | 81,50% | 100% | 55 | 260 |
I. Competencias cognitivas y técnicas | 0 % | 11,2% | 88,8% | 100% | 13 | 260 |
II. Competencias sociales | 0 % | 30,8% | 69,2% | 100% | 9 | 260 |
III. Competencias éticas | 0 % | 20 % | 80 % | 100% | 23 | 260 |
IV. Competencias afectivo - emocionales | 0 % | 12,3% | 87,7% | 100% | 10 | 260 |
Cada ítem tuvo un valor en un rango de 1 a 5. Totalmente negativo incluye a informantes que respondieron 1 u 2 en todas las preguntas; Totalmente positivo incluye a informantes que respondieron 4 o 5 en todas las preguntas; Indiferente comprende a los otros casos.
DISCUSIÓN
La investigación pretende aproximarse a la conducta ética y deliberación moral de los profesionales de la salud para realizar o no una actividad que se convierte en obligación de la experiencia ética, que implica la realización de valores 14. Que la mayoría tuviera una actitud positiva hacia las competencias cognitivas y técnicas, resultados concordantes con los obtenidos en otros estudios 7,8,9,12, indicarían que está relacionada con la responsabilidad de adquirir nuevos conocimientos para desarrollar sus actividades dentro de un marco de cientificidad, creatividad, actitud reflexiva, acorde a los avances de la ciencia y la tecnología, para construir permanentemente el saber desde principios éticos en búsqueda de la verdad 15. Toda vez que responde a la responsabilidad ética el prevenir la negligencia o delito, al brindar una atención de calidad basada en la evidencia científica, respetando los principios éticos y actuando en concordancia con su responsabilidad moral que obliga a no ser solo un buen profesional, sino un profesional bueno que rinde cuenta de sus actos a su consciencia 16.
Que la actitud positiva hacia la dimensión competencias sociales tuviera la más baja valoración, coincidente con los resultados obtenidos por otros autores 7,8,10,12, se correlacionaría con el trabajo en equipo, brindar atención integral y de calidad desde la interdisciplinariedad donde cada profesional, desarrolla actividades especializadas con ahínco a través de la interrelación y compañerismo que constituye parte de su realización personal. En este sentido, evidenciaría su compromiso con su responsabilidad legal al cumplir los códigos de ética para evitar ser negligente o cometer delito, al estar obligado a ser justo y no maleficente. Sin embargo, casi un tercio tuvo una actitud indiferente hacia las competencias sociales, que evidenciaría la irresponsabilidad legal, la crisis moral de la sociedad y la indiferencia hacia los principios éticos que la sociedad ha construido 14.
La gramática moral permitiría articular respuestas lentas evaluadas por el componente racional de las conductas morales, directas, y rápidas estimadas por su componente emocional, convirtiéndose en sustrato básico de lo moral, además, de ser predecibles y estructuradas en cualquier cultura, al margen de sus valores y creencias específicas 15, 17. Decidir sobre lo bueno y lo malo, percibido por los sentimientos y convertido en valores personales, "generaría respuestas homeostáticas entre lo eficiente e ineficiente", obligando a desarrollar normas convertidas en códigos o leyes para el adecuado ejercicio profesional. Es un hecho, que los circuitos relacionados con las emociones se activan en la toma de decisiones éticas 17.
Que las competencias éticas estuvieran en el tercer lugar en la valoración de la actitud positiva, como lo estuvieron en las investigaciones de Hirsch y Navia 7,8, y contrariamente a lo encontrado por Pérez-Castro y Páramo 10,11 en donde ocupaba el primer lugar, se sustentaría en la ética práctica que analiza "los hechos, posteriormente los valores que están soportados por esos hechos, y finalmente los deberes que se desprenden de la realización de los valores" que son cualidades y, si es intrínseco, vale por su naturaleza y por sí mismo, soportados en los hechos. En este sentido, los hechos, valores y deberes se construyen social e históricamente 15, 17.
Las normas y leyes generadas por respuestas emocionales básicas y por el binomio bueno-malo han posibilitado la convivencia grupal, al establecer normas de conducta. Estas respuestas morales son producidas por la activación de áreas corticales profundas del lóbulo temporal, especialmente de la amígdala y la ínsula 17.
Valorar es un acto individual y colectivo que se construye históricamente; que "el dinero es paradigma de valores instrumentales... que el significado de la vida solo se adquiere por valores intrínsecos, que muchas veces son desplazados por los valores instrumentales... siendo la función de la ética educar en la gestión razonable o prudente de la vida" 18.
Los entrevistados fueron conscientes de la importancia de la confidencialidad, de cumplir compromisos, asumir las consecuencias de los errores, respetar las opiniones de los pacientes al ser hechos que generan valores y deberes que tienen que cumplir, por ser principio ético que los obliga. Sin embargo, a más de los dos tercios le interesaba ganar dinero y prestigio como correlato de la deshumanización de la medicina que "ha erosionado la posición históricamente respetada de la medicina" y al hecho de conciliar el currículo explícito y el oculto los habría llevado a "desarrollar una profesionalidad no reflexiva" 2,3, como consecuencia de considerar a la medicina bien económico y enfocarse en la tecnología y acto médico y no en la persona 19.
El funcionamiento moral respondería a "un sistema de módulos paralelos... que elaboran la información de modo competitivo, dan respuestas priorizadas y jerárquicas, condicionadas al estímulo y a la experiencia previa" que pueden ser utilitaristas o morales, influenciadas por la cultura existente (15, 20). En este sentido, más de los cuatro quintos de los entrevistados manifestaron que hacer lo que les gusta es el mayor logro profesional, hacer lo correcto le permite estar tranquilo con su conciencia moral que se daría cuenta de lo que es bueno y lo que es malo y gracias a la empatía, sentir "estados funcionales neuronales de los semejantes" 20,4, lo que explicaría la valoración baja al hecho de tener aspiraciones, pero no una ambición desmedida.
La competencia afectivo emocional ocupó el segundo lugar de valoración positiva, como lo estuvo en otros estudios 7-10, alcanzando la máxima valoración hacia las dimensiones identificarse con la profesión, en el constructo "es un gran logro hacer profesionalmente lo que más me gusta" y en la capacidad emocional, para el constructo "hacer lo correcto profesionalmente me permite estar en paz conmigo mismo".
Finalmente, uno de cada cinco tuvo una actitud indiferente hacia las competencias éticas, superando a lo encontrado por Hirsch 7. Obliga a las universidades asumir que la ética profesional debería ser pilar fundamental de su accionar en el ámbito universitario, al hacerse imperativo que las decisiones y el comportamiento se sustenten en la moral que es universal y en la ética que rigen la conducta encaminada al bien común y sus valores 15,20, toda vez que lo técnicamente bien realizado, no siempre es éticamente bueno 14.
Todo profesional necesita tener competencia profesional, técnica y ética para que todo acto, decisión o comportamiento sean guiadas por valores en bien de la sociedad 5, dado que la no solución de los conflictos éticos condiciona deterioro de la calidad de atención, al no ser consciente de su responsabilidad ética y jurídica 14. Toda decisión tiene que ser responsable y moral, tomada libremente en su condición de ser, un ser moral que tiene que rendir cuenta de sus actos ante sí y la sociedad, dado que sus decisiones se convierten en la razón moral de su conciencia, más ante la crisis moral existente es indispensable que las universidades incorporen la ética como eje transversal en el currículo como respuesta a la demanda de la sociedad para que formen profesionales con valores éticos 6,14.
La muestra no probabilística y las respuestas subjetivas fueron las limitaciones del presente estudio, lo que plantea valorar las actitudes, interpretando decisiones tomadas ante situaciones hipotéticas planteadas.
En conclusión, en la muestra estudiada, la actitud hacia la ética profesional fue positiva en el 81,5% e indiferente en el 18,5%.