Estimado señor editor:
Hemos leído con gran interés el artículo “Esquema de ayuno intermitente y reducción de medidas antropométricas, perfil lipídico, presión arterial y riesgo cardiovascular” publicado por el Dr Javier Wong-Gonzáles et al1, en el número 1, volumen 22 de su revista; donde el propósito de la investigación se centra en la valoración de la eficacia del ayuno intermitente como estrategia para la modificación de parámetros antropométricos y variables de riesgo cardiovascular; quisiéramos aportar la importancia de definir los momentos del día en los que se enmarcan los periodos de ingesta y abstinencia de alimentos durante el ayuno intermitente, puesto que los efectos metabólicos inducidos son altamente dependientes de las fluctuaciones circadianas2.
El ayuno intermitente es un enfoque dietético que implementa periodos de restricción de energía, que abarcan desde las 12 horas hasta días de forma regular3. De los diferentes tipos de metodologías para conducir el ayuno intermitente, la alimentación restringida en el tiempo es la que más popularidad ha ganado en los últimos años, la cual consiste en limitar la ventana de alimentación diaria4. Esta característica hace que la estrategia sea altamente dependiente de los ciclos circadianos y su impacto sobre el metabolismo energético y de nutrientes. En favor de este argumento se encuentran tanto estudios en animales que han demostrado que la ingesta de alimentos sirve como un regulador de relojes periféricos como los del hígado, cerebro, tejido adiposo y músculo2, como aquellos realizados en humanos que evidencian que las disrupciones circadianas por el trabajo por turnos y el patrón de alimentación nocturno sistémico, generan alteraciones metabólicas4,5.
Un esquema de ayuno intermitente 16/8 como el diseñado en la investigación podría tener notables diferencias en los resultados tanto antropométricos (peso, IMC, perímetro de cintura) como metabólicos dependiendo del horario en el cual se inicia el ayuno. Por ejemplo, el consumo de la cena en horarios de las 10 PM ha demostrado que produce una respuesta post prandial con mayor glucosa plasmática, retraso en el pico de triglicéridos y menor oxidación de ácidos grasos de la dieta y AGL, comparado con patrones de cena más tempranos6. Así mismo, en pacientes con uno o más factores de riesgo cardiovascular se ha encontrado que los patrones sistémicos de alimentación nocturna y la sobre alimentación nocturna se asocia con daños vasculares subclínicos5. Por el contrario, limitar la ingesta a las horas de la mañana ha demostrado generar una mejor respuesta de la sensibilidad a la insulina, función beta pancreática, presión arterial, inflamación y estrés oxidativo4.
Por otro lado, el no haber contado con un grupo de comparación que estuviera sometido a restricción calórica diaria, limita la interpretación de los resultados que resultaron favorables. En sustento de lo anterior, un reciente meta análisis publicado en el que se comparó los efectos a corto (< 3meses), mediano (entre 3 a 12 meses) y largo plazo (> 12 meses) del ayuno intermitente con la restricción calórica diaria, encontró que no existen diferencias respecto al IMC, perímetro de cintura, ni presión arterial ente ambos enfoques dietéticos, a mediano plazo. Así mismo aunque la pérdida de peso fue mayor para el ayuno intermitente comparado con la restricción calórica, esta no llegó a ser clínicamente significativa7. Considerando que según lo reportado por el estudio publicado en la presente revista, el 62.5% de los voluntarios se encontraron en un régimen hipocalórico mientras realizaban el esquema de ayuno intermitente1, se dificulta el análisis del impacto de la alimentación restringida en el tiempo y la del efecto hipocalórico.
Con todo lo expuesto, esta carta pretende incentivar el desarrollo de investigaciones tomando en consideración los puntos anteriormente descritos, en donde el desarrollo de protocolos de ayuno intermitente contemple que los horarios del día en los cuales se circunscribe la ingesta impactan de forma directa sobre los ritmos circadianos, con la consecuente modificación del estado metabólico y control del peso corporal. Así mismo, la utilidad de incluir grupos de control en estudios sobre la alimentación restringida en el tiempo permitirá dilucidar los efectos independientes que cada uno de estos enfoques dietéticos generan.