Estimado editor,
Los Cuidados Paliativos (CP) tienen como finalidad mejorar la calidad de vida y aliviar el sufrimiento de los pacientes con padecimientos graves e incurables. Con el envejecimiento de la población y la mayor prevalencia de las enfermedades crónicas, el número de personas con necesidad de estos cuidados se ha incrementado. Los CP tienen carácter multidimensional e interdisciplinario, se pueden brindar en diferentes niveles de atención y están a cargo tanto de médicos generales como especialistas. Se requiere por lo tanto de una adecuada formación en esta disciplina durante el pregrado de la carrera de medicina, que permita el desarrollo de las competencias necesarias para su aplicación en la práctica médica. trechamente entrelazados con las áreas afectadas.
La implementación de la enseñanza de los CP representa un desafío. A nivel mundial, los programas de enseñanza han tenido hasta ahora un contenido variable, generalmente constituido por cursos electivos y temas distribuidos a lo largo de la malla curricular1. La definición de qué competencias en CP deberían desarrollarse en el pregrado es objeto de debate. En los Estados Unidos, se realizó en el 2012 una encuesta nacional de expertos con el objetivo de establecer las competencias básicas en CP para estudiantes de medicina y médicos residentes. Se identificaron siete competencias básicas para los estudiantes de medicina, dentro de ellas destacaron las habilidades de comunicación, el manejo del dolor y otros síntomas, así como los cuidados al final de la vida2. Para el logro de estas competencias se han venido empleando hasta el momento diferentes estrategias educativas como: conferencias, seminarios taller, sesiones de aprendizaje basado en problemas, simulación de roles, discusión de casos y visitas guiadas a unidades especializadas1.
Algunos autores han evaluado los beneficios de la enseñanza de los CP en el pregrado de medicina. En una revisión sistemática de 19 estudios, se evidenció que la inclusión de los CP en el currículo del pregrado mejoró significativamente los conocimientos de los estudiantes sobre el tema, independientemente del método de enseñanza empleado3. Sin embargo, no se conoce con precisión el impacto que pudiera tener dicha enseñanza en la práctica médica. En otra revisión sistemática de 30 estudios publicados entre el 2013 al 2015, la mayoría de ellos de carácter cualitativo, se encontraron evidencias indirectas que asociaron la enseñanza de los CP con el logro de estándares de calidad en la práctica clínica4.
En el Perú, a nivel del pregrado no existen cursos específicos de CP y la enseñanza se brinda mediante algunos conceptos distribuidos en varias asignaturas y rotaciones clínicas. Esto se ha traducido en una escasa preparación sobre CP en los estudiantes de medicina, especialmente en tópicos relacionados al control de síntomas, aspectos bioéticos y habilidades de comunicación con el paciente y su familia. En un estudio realizado en estudiantes de medicina de los dos últimos años de una universidad privada, el nivel de conocimientos sobre CP predominante fue “intermedio-bajo”, sin embargo, más de la mitad de los estudiantes encuestados consideró la inclusión de la enseñanza de los CP en el pregrado como “muy necesaria” o “necesaria”5.
Por otro lado, en el año 2018 entró en vigencia en nuestro país la Ley N°30846, que crea el Plan Nacional de Cuidados Paliativos para Enfermedades Oncológicas y No Oncológicas, el cual incluye entre sus objetivos el fortalecimiento de la capacitación y disponibilidad de recursos humanos para la implementación de la atención en CP a nivel nacional. Para ello, promueve la incorporación de cursos de CP en los programas universitarios de las profesiones de la salud, tanto en pre como en postgrado, así como la creación de la especialidad y subespecialidad en CP, de acuerdo a los perfiles de formación académica por competencias del Sistema Universitario Nacional6.
Aunque no se conoce con precisión el impacto que pudiera tener la enseñanza de los CP en la práctica médica, en un país en transición epidemiológica como el nuestro, los planes curriculares del pregrado en medicina deberían considerar también su enseñanza. Organizaciones internacionales han propuesto desarrollar la educación de pregrado en medicina paliativa como una herramienta para mejorar la calidad de atención de los pacientes y sus familias. Según esto, el debate sobre qué competencias desarrollar, así como las estrategias para su enseñanza y evaluación, también debería ser considerado en la agenda de nuestras autoridades universitarias.